Versión estenográfica de la presentación editorial Temas selectos Izquierda no es igual a Woke. FIL Guadalajara 2025

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Audio de la presentación editorial Temas selectos Izquierda no es igual a Woke

Presentadora: Muy buenas tardes a todas y a todos. Sean cordialmente bienvenidas y bienvenidos a esta Presentación Editorial de la Obra Temas Selectos Izquierda no es Igual a Woke de la autora Doctora Susan Neiman.

Hoy nos convoca a un ejercicio de reflexión profundo en torno a una obra que analiza, cuestiona y propone miradas contemporáneas sobre los debates culturales y políticos del presente. Una publicación que invita a entender fenómenos recientes de una perspectiva crítica y académica.

Antes de iniciar mencionaremos a quienes nos acompañan esta tarde. Quien presentará la obra, Maestro Jorge Egren Moreno, Encargado de Despacho de la Dirección Ejecutiva del Servicio Profesional Electoral Nacional.

Quienes comentarán la obra: Doctor Uuc-kib Espadas Ancona, Consejero Electoral del INE.

Licenciada Clara Beatriz Jiménez González, Consejera Presidenta del Organismo Público Local de Aguascalientes.

Maestro Luis Eduardo Gutiérrez Ruiz, Presidente de RENACEDI.

Y para moderar esta mesa, Maestro Isaac David Ramírez Bernal, Encargado de Despacho de la Unidad Técnica de Fiscalización, a quien cedemos el uso de la voz.

Fuerte el aplauso.

Encargado de despacho de la Unidad Técnica de Fiscalización, Isaac David Ramírez Bernal: Muchas gracias, muy buenas tardes.

Hoy nos congrega una de las más recientes incorporaciones al Catálogo de Publicaciones del Instituto Nacional Electoral. Una obra digna de revisión, digna de tener en cuenta, pues aborda un tema fundamental de nuestros días.

La explosión de esto que se ha dado en llamar movimientos Woke exige hacer una revisión crítica de las premisas con las que actúa, de los propósitos que le animan y de los alcances de su acción. Y la Doctora Susan Neiman, autora de esta obra “Izquierda no es Woke” ofrece una interesante discusión respecto de la vinculación o no de lo que se ha dado en llamar movimientos Woke con la izquierda, como la hemos conocido por lo menos desde el siglo XIX.

Decía John Maynard Keynes, el economista tal vez más importante del siglo XX, el empresario más pragmático no se ha dado cuenta del prisionero de un economista muerto. A su vez, Lenin dijo alguna vez que la ideología se convierte en una fuerza material cuando prende en las masas.

Lo que reúne estos dos pensadores es que, en efecto, la ideología es mucho más que un mero discurso vacío; la ideología es capaz de permear a segmentos sociales en los que adquiere permanencia y es capaz de orientar su acción social.

Por eso, esta tarde discutiremos un tema que no es simple especulación filosófica, sino política viva, esta tarde conversaremos sobre ideología.

Al efecto y lamentando mucho la imposibilidad de la autora de acudir con nosotros por compromisos contraídos con anterioridad, contamos con la presencia del Maestro Jorge Egren Moreno Troncoso, Encargado de Despacho de la Dirección Ejecutiva del Servicio Profesional Electoral Nacional.

Él es Maestro en Derecho Constitucional por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales del Ministerio de la Presidencia de España y además es Licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Centro de Investigación y Docencia Económicas.

Cursó el diplomado en Derecho Electoral en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, así como los Programas de Argumentación Jurídica en la Universidad Iberoamericana y de Planeación Estratégica en el ITAM.

Es Especialista en Comunicación Política y Campañas Electorales por la Universidad Complutense de Madrid.

Como miembro del Servicio Profesional Electoral Nacional, se desempeñó como Director de Administración de Tiempos del Estado de Radio y Televisión del INE.

Cuenta con 19 años de experiencia en instituciones electorales.

A nivel federal, inició su trayectoria profesional en área de formación de la Dirección Ejecutiva del Servicio Profesional Electoral y se ha desempeñado como asesor y coordinador de asesores del Consejo General tanto en el IFE como en el INE. En estos cargos, formó parte del grupo responsable de elaborar la propuesta de redacción de las reformas al Estatuto del Servicio Profesional Electoral y del personal de la rama administrativa aprobadas en 2009 y 2016.

Fungió además como Secretario Técnico de las Comisiones del Servicio Profesional Electoral, de Prerrogativas y Partidos Políticos y de Organización Electoral.

Participa como articulista en el periódico de circulación nacional, El Universal, y colabora en diversas revistas especializadas (inaudible)electoral.

Es coautor, además, de diversos documentos de investigación sobre desempeño y transparencia en el Poder Legislativo.

Para hacernos la presentación de la propuesta analítica de Susan Neiman, tiene la palabra el Maestro Jorge Egren Moreno.

Encargado de Despacho de la Dirección Ejecutiva del Servicio Profesional Electoral del INE, Jorge Egren Moreno Troncoso: Muy buenas tardes a todas y a todos los que nos acompañan el día de hoy.

Primero, agradezco la invitación a participar en esta mesa y celebro la oportunidad de compartirla con colegas y con autoridades cuyo trabajo respeto profundamente. Es un gusto también estar aquí en la FIL de Guadalajara, pues es un espacio que nos permite año con año hacer esta invitación, hacer una pausa, retomar la lectura y tomar distancia de esta inmediatez en la que vivimos.

Me corresponde presentar el libro “La izquierda no es Woke” de Susan Neiman, autora, cuya obra desde hace décadas ha buscado mostrar que la filosofía es una herramienta práctica para comprender el mundo y orientar la acción colectiva.

Para iniciar su presentación quisiera enmarcar brevemente la idea general de la obra, la cual parte de la siguiente premisa.

El pensamiento denominado Woke, tal como se practica en ciertos espacios, tanto académicos como culturales, no representa per se la tradición histórica de la izquierda ilustrada.

La autora sintetiza esta atención, esta afirmación, señalando que lo Woke entra en conflicto con tres pilares de la filosofía de la izquierda: el universalismo, la distinción entre justicia y poder y la confianza en el progreso. Neiman sostiene que el distanciamiento no es menor, pues afecta la manera en que pensamos lo común, la justicia y la posibilidad misma del cambio social.

Por ello dedica cada capítulo de su obra a examinar con detalle estos tres pilares con el fin de precisar dónde se producen esas diferencias y qué implicaciones tienen en la vida pública.

En primer lugar, la autora vuelve sobre una idea que recuerda y que definió históricamente a la izquierda, el universalismo. Estar a la izquierda significa ampliar el círculo de solidaridad, así abarcar a personas con las que no se comparte ni nación, ni biografía, ni tribu, pero sí las convicciones en general.

En este sentido, el gesto de abstracción que pensamos como parte de esta humanidad en común es para Neiman el corazón de la tradición de la izquierda. Lo más interesante es que Neiman no define un universalismo que borre las diferencias, por el contrario, las plantea haciendo una analogía con el cuerpo humano. Ella describe que lo que hace diversa y rica a la gente puede parecer como la carne, la carne que nos hace distintos, pero hay un ánimo universalista que no puede negar esta pluralidad y que está debajo de esa carne que son los huesos, es decir, las experiencias compartidas, las aspiraciones comunes.

Frente a esto, la autora cuestiona la idea que considera central del tribalismo respecto de qué lugar de la víctima se convierte en casi fuente automática de la autoridad moral. Una de esas frases más claras del capítulo afirma que preferiría volver a un modelo en el que las reivindicaciones de la autoridad se centren en lo que hemos hecho en el mundo y no en lo que el mundo nos ha hecho a nosotros.

El riesgo advierte, la autora, que es que la competencia por el victimismo termine sustituyendo a la discusión sobre virtudes, responsabilidades y proyectos.

Su argumento se centra en que la lógica basada en la oposición entre los míos y los otros termina siendo la misma independientemente del origen; desde esta perspectiva la izquierda se aleja de su vocación universalista cuando adopta un marco que define la política en término de identidades enfrentadas, incluso cuando esa defensa se formula en nombre de causas legítimas.

Ahora bien, desde un espacio dedicado a la organización de la vida democrática, esta discusión tiene implicaciones evidentes. Debate reciente sobre la representación, sobre las acciones afirmativas y el reconocimiento de los grupos históricamente discriminados se da precisamente entre la atención entre el universalismo y las diferencias.

El libro de Neiman no ofrece respuestas cerradas para contextos como el latinoamericano, pero sí formula una pregunta que me parece útil traer a esta mesa, que es, ¿cómo defender derechos universales y al mismo tiempo instituciones que respondan a injusticias concretas sin quedarnos atrapados en una lógica de grupos enfrentados?

En un segundo eje, Neiman examina la relación entre justicia y poder, un punto donde a su juicio el pensamiento Woke introduce una confusión importante, para explicarlo recurre a Trasímaco, esa voz de decepcionismo en la República, de Platón, como un atajo conceptual para ejemplificar aquellas voces que afirman que la justicia no es un ideal, sino el nombre de cada grupo les pone a sus propios intereses.

Neiman reconoce que hay razones para esta cautela, pues la historia ofrece ejemplos abundantes de guerras, segregaciones y desigualdades que se justifican en valores universales. Sin embargo, advierte que cuando la crítica se radicaliza y se asume de tal forma, la moral encubre relaciones de poder.

En este punto es donde, según la autora, ciertos discursos woke reducen las disputas éticas a dinámicas entre opresores y oprimidos, cancelando la posibilidad de distinguir pretensiones legítimas e intereses corrompidos.

El tercer pilar que Neiman recupera es la confianza en el progreso.

La autora define que ser de izquierda implica creer que las personas pueden organizarse para lograr mejores reales en las condiciones de vida propias y ajenas. Si esa posibilidad se abandona, la política se reduce a administrar conflictos, derrotas o denunciar injusticias, pero ya no transformarlas.

El libro sostiene que en esa idea hay una tensión completa del pensamiento woke, pues si cada avance se interpreta exclusivamente como otra estrategia del poder, la conclusión práctica es paralizante y lo único que queda es desenmascarar y no construir.

Frente a ello, la autora insiste en que la historia ofrece ejemplos de progreso parciales pero innegables, en este sentido defiende que no se trata de negar los retrocesos ni las deudas pendientes, sino de evitar una mirada que declare irrelevantes las luchas que hicieron posibles esos cambios.

Bajo esta lógica, Neiman distingue entre el optimismo y la esperanza.

El optimismo promete que todo saldrá bien, la esperanza, en cambio, es la decisión de seguir actuando aun sabiendo que el retroceso también es posible. De acuerdo con Neiman, una izquierda que renuncia al progreso pierde el lenguaje para hablar de justicia.

Tras nuestra realidad, si nada mejora, ¿por qué defender instituciones democráticas? ¿Por qué pelear contra reformas regresivas o por acciones afirmativas mejor diseñadas?

Después de este recorrido, el último capítulo plantea la pregunta de ¿qué significa hoy estar a la izquierda? Para la autora la respuesta descansa en cuatro compromisos, tres ya los conocemos, la idea de que existen aspiraciones humanas comunes que nos obligan a pensar más allá de la tribu, la convicción de que la justicia y el poder no son lo mismo, incluso, cuando la historia nos hace desconfiar y la certeza práctica de que el mundo puede mejorar mediante la acción colectiva, el cuarto compromiso aparece ya al final de la obra y resalta la importancia de dudar incluso de nuestras propias intuiciones, especialmente cuando queremos estar del lado correcto.

Neiman distingue aquí a la izquierda de otras tradiciones, frente a las visiones que limitan a la democracia o a la electoral, la izquierda se define por afirmar necesidades básicas, estas necesidades básicas de vivienda, de salud, de derechos humanos, que no son ayudas adicionales sino derechos humanos, cuando esos derechos erosionan dice, surge una rabia que no proviene sólo de la desigualdad sino del sentimiento de que las cosas podrían ser distintas y sin embargo no cambian.

Ahora bien, reconociendo la fuerza de su argumento, es importante enfatizar que la izquierda como cualquier tradición política amplia reúne miradas diversas, sus principios compartidos sin perder un horizonte común y esa pluralidad lejos de ser un obstáculo es parte de su historia y uno de los recursos más valiosos.

El libro cierra advirtiendo sobre un contexto de pro fascismos crecientes y frente a este escenario propone una idea que vale la pena recuperar, la necesidad de colaborar entre quienes comparten compromisos democráticos mínimos, más allá de etiquetas rígidas, no para borrar esas diferencias que siempre existen sino para que esas diferencias no nos hagan perder de vistas mayores amenazas, quizá por eso la pregunta que deja abierta y con la que quiero cerrar esta intervención no es solo ¿qué es la izquierda? Sino una más práctica, ¿cómo pueden sostenerse hoy sus principios sin dejar de lado que existen cada vez más nuevas y distintas maneras legítimas de instrumentarlos?

Muchísimas gracias.

Encargado de despacho de la Unidad Técnica de Fiscalización, Isaac David Ramírez Bernal: Muchas gracias.

Sin duda, como hemos apreciado, los planteamientos de Neiman son sumamente provocadores dicho en el sentido más clásico del término; es decir, nos invitan a pensar y nos invitan a recrear una historia de una izquierda que es exuberante en cuanto a sus expresiones concretas, la izquierda nació en el debate, creció en el debate y ha dejado de debatir, lo que quizá explique sus dificultades en las últimas décadas.

Para comentar esta obra, contamos con la presencia del Doctor Uuc-kib Espadas Ancona, Consejero Electoral del INE, él es Doctor en Comunicación por la Universidad de Sevilla, Maestro en Ciencias Sociales, Licenciado en Historia, en Antropología Social y en Educación Media. Es profesor investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia desde 1992; actualmente con licencia por encontrarse ocupando el cargo de consejero electoral.

Su interés por los asuntos electorales se expresó en distintas responsabilidades en su larga carrera partidista.

En 1989, a los 17 años me parece, se afilió al Partido Comunista Mexicano, cuyo proceso de transformación lo llevó a participar en la fundación del Partido Socialista Unificado de México en 1981 y, posteriormente, en la formación del Partido Mexicano Socialista en 1987.

Para 1989 se integró al Partido de la Revolución Democrática, en el que militó hasta 2007.

Desde 1979 ha colaborado como articulista de la revista Peninsular y Novedades de Yucatán, entre otros medios, y como comentarista en Telesur, Grupo Rabsa, CIPSE y el Instituto Mexicano de la Radio.

Entre 2000 y 2003 se desempeñó como diputado en la LVIII Legislatura de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. En esa calidad logró el establecimiento de un solo rango jurídico para las lenguas de los pueblos originarios de México y el español, el de lenguas nacionales.

El Consejero Espadas, actualmente preside la Comisión de Capacitación Electoral y Educación Cívica y el Comité Editorial del INE.

Queda con ustedes el Doctor Uuc-kib Espadas Ancona.

Consejero del INE, Uuc-kib Espadas AnconaBuenas tardes.

Bien, primeramente, quisiera yo agradecerles su presencia acá en este, nuestro stand, en donde repetidamente hacemos presentación de textos de distintos niveles.

Es hoy un texto indiscutiblemente de una gran fuerza intelectual que toca un asunto de debate crítico en estos momentos del país y ciertamente del mundo. El texto de Neiman es un argumento intelectual poderoso y demoledor contra el Wokismo.

No hay en ese sentido ni tibieza ni timidez en la autora; la autora se propone demostrar que el Wokismo fundamentalmente es una negación de las concepciones básicas de la izquierda que ella sintetiza, como ya Egren nos ha relatado, básicamente en tres ejes.

El universalismo contra el trivialismo, la justicia contra el poder, esto involucra la razón contra la irracionalidad y el progreso contra la ruina para terminar en una definición de lo que es la izquierda.

Quisiera yo empezar señalando algunos matices de este debate para nuestro país. En otros países, en los Estados Unidos, en España, en Argentina, en Francia, en otros países, la izquierda partidista ha asumido de algunos años para acá el discurso Woke como parte de su propio programa. Esto para la autora es un problema central, es una mujer judía nativa de los Estados Unidos, socialista, que encuentra en esto un severo problema.

Esta narración es interesante empezando por problemas editoriales, su primer editorial no quiso publicar el texto porque Woke se usa, más allá de su origen en donde los Woke reivindicaban el término, en el debate contemporáneo se usa como una descalificación de la derecha hacia sus adversarios partidistas de la izquierda.

Esto es muy claro en el caso del Partido Demócrata en los Estados Unidos, del Partido Comunista en Francia o de ciertas expresiones del peronismo, el peronismo no es una cosa homogénea en Argentina.

En el caso mexicano sin embargo no es así, el partido de izquierda que siguió este proceso de evolución de la izquierda socialista hacia el Wokismo era el PRD y el PRD ha perdido su registro de hace un año para acá y la actual izquierda, dentro de la coalición gobernante, no tiene en el discurso Woke una parte central de su propuesta pública.

Esto me parece que marca ya una diferencia importante que desde luego no descalifica la obra intelectual de la autora pero que hay que tener en cuenta a la hora de esta lectura que entre paréntesis me parece extraordinariamente recomendable.

Esto marca algunas características del Wokismo en México, en primera instancia quienes reivindican las posturas que podemos identificar como Woke no se identifican en general, desde luego esto es variado, pero digamos las principales personas que reivindican estas posiciones en el mundo electoral porque además hace cinco años y medio que no tengo vida sino INE y entonces no sé muy bien lo que pasa fuera del mundo electoral pero ciertamente no son personas que se identifiquen como de izquierda.

Esto puede tener que ver con muchos factores, algunos de ellos factores directamente de clases. No se puede haber estudiado, no diré los nombres en las escuelas, pero no se puede haber estudiado desde niñito en escuelas de élite hasta el término del posgrado y decir que uno es de izquierda.

Hay un poco, una contradicción, aunque hay casos, pero además eso de ser de izquierda puede hacer que lo confundan a uno con un comunista, con un sindicalista o con esas cosas muy feas que las personas que vivimos en Polanco, yo no, no nos gusta que nos digan. Entonces, digamos que acá todavía no tenemos esta identificación entre lo Woke y la militancia partidista de izquierda. Incluso el término progresista rara vez es reivindicado por el Wokismo mexicano por razones semejantes porque el progresismo en México se vinculó históricamente primero al liberalismo y luego a la izquierda socialista. Entonces, pues sigue estando muy feo que uno, que los papás cuidaron de no andarse mezclando con nacos en la escuela, pues ya en la madurez lo anden confundiendo a uno con cualquier mancha marchante sindical que el 1º de mayo sin haberse bañado, fue a pedir mejores salarios.

Entonces aquí en México el contenido elitista del Wokismo es, no digo ontológicamente, pero sin duda sociológicamente muy distinguible del Wokismo en otros países.

No puedo evitar poner algunas expresiones de este Wokismo en el mundo electoral, porque si bien no es una corriente de pensamiento extendida, a ver, chequemos cosas como el así llamado lenguaje incluyente, que se impone como obligación cuando llega uno a ciertos cargos, por ejemplo, pero que afuera, seamos francos, en la vida cotidiana, fuera de algunos militantes y militantas muy radicales, en la vida cotidiana el lenguaje incluyente no se usa, por eso, cada algunos meses cambia.

Cuando yo llegué al INE el lenguaje incluyente era decir las y los, lo cual hacía que los discursos fueran muy barrocos y a veces generaran contrasentidos, por ejemplo cuando se dice: “todas y todos juntas y juntos”, pues vamos a ir juntos o vamos a ir en dos regimientos, a mí que me cuenten, porque si decimos eso: “todas y todos juntos y juntas”, pues a quien estamos refiriéndonos es al viejo filósofo José Francisco Hernández Chico Che, Hernández Mandujano, cuando cantaba: “los nenes con los nenes, las nenas con las nenas”.

Y esos son problemas que en castellano el lenguaje inclusivo tiene y, por cierto, de esto habla Neiman, el lenguaje inclusivo es diferente en alemán que en inglés y lleva formas contradictorias en las dos lenguas, porque la forma de asimilar los sustantivos es diferente dadas sus raíces.

Por cierto, el turco es una lengua totalmente igualitaria, no distingue género y ya se me dirá si esto significa que las mujeres en Turquía tengan mayores derechos que las mujeres en México, bajo la ficción de que la lengua crea la realidad.

Pero bueno, en nuestro país, en el mundo electoral, vuelvo al punto de partida, tenemos expresiones muy duras de este Wokismo, por ejemplo, de este Wokismo que intencionalmente renuncia a cualquier identificación con contradicciones de clase.

Por eso cuando se pretendió y el INE así lo aprobó, que los partidos cuando en sus cuotas pudieran incluir personas vulneradas por su condición socioeconómica, esto recibió primero un rechazo muy fuerte dentro del INE, fuerte pero minoritario, pero luego fue retomado por el Tribunal Electoral, que dijo que no podía haber una cuota de pobres porque la condición de pobre no es una condición identitaria, es decir, la lectura que el Tribunal hace del artículo 2 de la Constitución, perdón, Primero, no es que se prohíba la discriminación por cualquier cosa; no, no, no, la discriminación que se vale es la que se produce por discriminación de ciertas identidades.

Si tú eres pobre, pues Dios así lo quiso y ya resígnate, no vengas a buscar nada aquí al Tribunal porque tu condición de pobreza no es una condición identitaria, cosa que entre otros datos nos da el que los Magistrados nunca leyeron Oscar Lewis y la cultura de la pobreza, lo cual es bastante malo, pero hombre, de por si no leen.

Sí, yo lo dije, Magistrados.

Pero bien, ¿cómo evoluciona esto en las decisiones de las autoridades electorales? Pongo dos ejemplos, primero, se han seleccionado, de todas las posibles condiciones de discriminación que la Constitución recoge y proscribe, la autoridad electoral ha seleccionado cinco y solamente cinco, es decir, es muy feo ser discriminado, hay que rescatar a los discriminados, pero solo rescataremos a cinco categorías premium de los discriminados, los demás, pues ni modo, hay que se arreglen con su discriminación.

Y entonces se establecen cuotas que, en su culmen, dice el Tribunal, los representados no tienen derecho a saber quién lo representa a través de esas cuotas, no lo digo así, por supuesto, porque para el Tribunal las cuotas no tienen nada que ver con la discriminación de grupos vulnerados, las cuotas tienen que ver con resarcir en individuos en lo particular condiciones de discriminación independientemente de que una diputación o una senaduría sean cargos representativos. Y entonces el Tribunal decide, en última instancia, que sean electos por cuota, esa es información que debe ser información reservada, es decir, si yo soy gay y se establece una cuota LGBT en la Cámara de Diputados, que de acuerdo con ellos son los que me representan a mí, yo no tengo derecho a saber quiénes me representan. Afortunadamente esta decisión absurda fue revocada, bueno, no revocada porque técnicamente no se puede, pero modulada por el Instituto Nacional de Acceso a la Información, que dijo no, esa información tiene que ser accesible para los representados, algo que por sentido común debía ser así.

Y eso tiene que ver con otro factor, del cual también nos habla Neiman en el debate entre el tribalismo y el universalismo, y es que de acuerdo con estas concepciones, lo que identifica a una persona son identidades únicas y en consecuencia, aquí ya paso al Tribunal, eso es lo que define la representación; es decir, de acuerdo con esta lógica Woke, a una persona, digamos una persona con discapacidad, a la que le falta una pierna, no lo van a representar las personas que él votó para que lo representaran, no, a una persona con discapacidad la representan ontológicamente, inmanentemente otras personas con discapacidad, es decir, si esta persona le falta la pierna, a él no lo representan las personas de un partido, digamos de izquierda, por el que votó, sino que lo representa una persona ciega que resultó electa por un partido de la derecha. Ese es el nivel de autoritarismo, pero esta es la implicación de renunciar al universalismo, es decir, como no todos somos iguales y la pretensión de que somos iguales es una simulación, a usted lo representan las personas que se parecen a usted, no de acuerdo con sus criterios, de acuerdo con los criterios de la autoridad electoral.

Bien, este es un ejemplo, es decir, el Wokismo judicial llega al grado de decir: “el representado no tiene derecho a saber quién es su representante”.

Pongo otro ejemplo, el fraude paritario, en este asunto de la paridad, la autoridad electoral ha establecido un largo conjunto de medidas para que mujeres y hombres en cumplimiento del mandato constitucional sean votados en igualdad de condiciones, listas plurinominales alternas, si este año un partido postula a un hombre al frente de la lista, dentro de tres tiene que postular a una mujer, en fin, pero resulta que ni así la gente vota correctamente y entonces en tres ocasiones, del 21 para acá ha resultado que esa gente que no entiende eligen 251 diputados y 249 diputadas, ¿qué tiene que hacer el buen juez? Corregir, si la gente se equivoca al votar, toca a los protectores de los derechos, como antes tocaba a los protectores de la revolución, corregir lo que se votó.

Por lo menos los que decían que protegían a la revolución, tenían el pudor de esconderse para rellenar actas, falsificar y que ganara quien debía ganar, ahora no, ahora directamente el INE está obligado a bajar electos y hacer diputadas o senadoras a personas no electas, si la gente no vota de acuerdo con los criterios del Tribunal, es decir, el derecho tribal y se interpreta ser mujer como pertenecer a una tribu, lo cual me parece muy ofensivo, sobre todo porque, ni modo, mi referencia para estas cosas es mi madre, una liberal nacida en 1930 que dio estas luchas desde el socialismo y muchas otras, entonces resulta que si las mujeres no votan adecuadamente, hay un grupo de cinco personas que corregirá o de 11, si se queda en el INE, que corregirá sus errores al votar, esto es, el derecho de la tribu está por encima del derecho a las elecciones libres.

Otro asunto que nos menciona Neiman y que me parece que de verdad debe de ser ilustrativo, es preguntarse por qué las grandes empresas y las grandes empresas transnacionales que jamás se han caracterizado por un espíritu justiciero, ni de igualdad, ni nada, de repente se vuelvan caja de resonancia de ideas Woke.

Y ella dice, no hay mucho misterio, veamos lo que ellos mismos dicen.

Y cito un informe, en la industria cinematográfica donde dice: “bueno, es que, si incluimos más negros”, ojo, negro no es una mala palabra, en inglés, black lives matter, black hace referencia al color, igual que en castellano se hace referencia al color, no tiene nada que ver con la palabra “ene” que es una grosería en inglés, pero negro en México siempre ha sido una palabra de uso coloquial. Muchísimas personas se auto identifican como El Negro Fulanes y no pasaba nada. Ahora, las élites que se van a estudiar a los Estados Unidos y regresan con estas ideas pretenden que la palabra negro como referencia étnica es ofensiva.

Vamos, a mí me hubiera gustado que discutieran con el doctor Aguirre Beltrán, mulato, que sus últimos años de vida los dedicó expresamente a concluir sus estudios sobre la negritud, porque dedicado a la administración cultural no había tenido tiempo de hacerlo y cerca de los 90 se lo plantea como su gran urgencia académica. Quiero hablar de los míos, quiero terminar mis estudios de la negritud. Bien, pero entonces, vuelvo al punto.

Me desvío mucho, el ambiente sonoro no ayuda a concentrarse.

Se entrega un informe donde dice: “bueno, es que, si metemos más negros en las películas, la proyección de incremento de ganancias será de, no recuerdo la cifra, 11 mil millones de dólares anuales más”. Esto no lo cita Neiman, pero cuando fui a ver Barbie, porque había que ir a ver Barbie, hizo mucho ruido la película, hombre, si hubiera pasado sin pena ni gloria, no se me hubiera ocurrido a mí irme al cine, meterme al cine, a darle dos horas y media de mi vida a esa película.

Entonces, resulta que ahora Barbie, el gran estereotipo occidental de mujer bella, que, por supuesto es rubia, ahora resulta que es una reivindicación feminista, como también las mises que se declaran feministas.

Bueno, esto para mi vieja izquierda es el mundo patas arriba, las mujeres de mi generación y mayores de izquierda eran severísimamente críticas, no digamos de Barbie, de los concursos de belleza, les parecían unas exhibiciones absolutamente machistas, lo del patriarcal no se usaba todavía y se distanciaban de ello profundamente. Bueno, ahora resulta que no.

La otra vez también vi en alguna, en la portada de una revista, a una, no sé, modelo que decía que desnudarse la empoderaba, o sea, cuando en nuestra juventud comprábamos clandestinamente la revista Elle, parándonos de puntitas para que nos las vendieran a los 17 porque no teníamos 18, resulta que estábamos colaborando con el empoderamiento de las mujeres y nosotros simplemente pensábamos que éramos unos pornógrafos.

Pues no, resulta que no, que esas eran mujeres empoderadas y en la medida que nosotros participábamos de ese mercado, contribuíamos a su empoderamiento. Pero bueno, el punto sustancial que me parece a mí que hay que recuperar de este texto, es un texto relativamente fácil de leer, aunque si se quiere una comprensión completa requiere recurrir a muchas fuentes adicionales, en fin, puede ser una gran fuente de estudio, además.

Pero la parte que me parece sustancial de lo que Neiman nos dice es: “estudiado en sus raíces filosóficas, en sus pretensiones básicas, en la estructuración intelectual que plantea de la sociedad, el Wokismo se identifica transparentemente con ideas de la derecha. No se puede progresar cualquier intento de progreso, que no es otra cosa que la sofisticación de la explotación o de la dominación más que la explotación, no hablo en términos económicos, esto lo refiere directamente a Foucault como una de las cabezas intelectuales, junto con Carl Schmitt, personaje filósofo afiliado al nazismo que nunca renegó de su filiación nazi y eso es estructuralmente, sustancialmente un elemento de la derecha.

La idea de que no puede haber justicia, que todo intento de justicia no es otra cosa que la intención de dominación de una facción de una tribu, esto también es una parte sustancial de la derecha.

A los pobres los quiere así Dios, los homosexuales son degenerados, eso dice la derecha.

La posición de la realidad inmutable no es consistente con los planteamientos históricos de la izquierda, por cierto, Neiman reivindica una izquierda que no es la izquierda comunista ni la izquierda marxista, ella reivindica una izquierda democrática.

Este elemento me parece crucial, si nosotros nos vamos no nada más al fondo, sino que ese fondo filosófico de la derecha de la que nace el Wokismo y vemos sus expresiones concretas en la vida social y, en mi caso, en la vida electoral, vamos a darnos cuenta de que es así.

Cuando se toma la decisión de que la representatividad es ajena a la voluntad de quien se hace representar, cuando se llega a la concepción de que las elecciones libres son una forma de opresión, estamos alineándonos clara y directamente dentro de una derecha que por definición se opone a las categorías fundamentales de universalismo, justicia y progreso que, de acuerdo con Neiman y creo que tiene razón, caracterizan fundamentalmente a la izquierda.

Muchas gracias.

Encargado de despacho de la Unidad Técnica de Fiscalización, Isaac David Ramírez Bernal: Muchas gracias, Consejero Espadas.

El camino del infierno está poblado de buenas intenciones y, ciertamente, muchos de los planteamientos Woke han nacido con la mejor intención.

Finalmente, al desentrañar, cuáles son sus alcances de orientación vis-a-vis esta izquierda, ciertamente no revolucionaria, ciertamente no marxista, una izquierda democrática muy de matriz gringa, el pensamiento Woke se revela como parte de una traición enteramente distinta a la de la izquierda, al menos en el escenario norteamericano.

Toca ahora el turno a la Licenciada Clara Beatriz Jiménez González, Consejera Presidenta del Instituto Electoral de Aguascalientes.

Perdón, no es muy Woke pero me resulta repugnante hablar de OPL, Instituto Electoral de Aguascalientes, como lo define la Constitución del estado.

Licenciada en Derecho por la Universidad de Estudios Avanzados, Campus Aguascalientes, titulada en el año 2013 con mención honorífica.

Durante 21 años ocupó diversos cargos en el Instituto Estatal Electoral al formar parte del Servicio Profesional Electoral Nacional, tales como Coordinadora de Prerrogativas y Partidos Políticos, Encargada de la Coordinación de la Secretaría Ejecutiva, Jefa del Departamento de Prerrogativas a los Partidos Políticos y asociaciones, asistente de la Secretaría Técnica del Consejo General, asistente de la Presidencia del Consejo General y auxiliar de la Secretaría Técnica del Consejo General. Desde 2022 se desempeña como Consejera Presidenta del Instituto Estatal Electoral de Aguascalientes.

Por favor, queremos escuchar sus impresiones sobre el libro, estimada Presidenta del Instituto Estatal Electoral de Aguascalientes.

Consejera Presidenta del OPL de Aguascalientes, Clara Beatriz Jiménez González: Muchas gracias.

Antes de empezar, permítanme agradecer al Instituto Nacional Electoral la oportunidad de venir a comentar sobre esta magnífica obra y estar aquí compartiendo este espacio con mentes tan brillantes como el Doctor Uuc-kib Espadas, el Licenciado, el Maestro Luis Eduardo Gutiérrez, el Maestro Egren Moreno y el Maestro Isaac David Ramírez.

Hoy tengo el gusto de hablarles sobre este libro. Ya fue anunciado, preparé algunas notas tratando de hacerle justicia con una presentación sencilla, pero sin llegar a verlo simplista.

Hay libros que incomodan, otros que provocan y algunos pocos que nos obligan a pensar con una lucidez que hacía falta desde hace tiempo. Izquierda no es Woke pertenece a esta última categoría.

Para empezar, debo decir que este libro, para quienes tienen familiaridad con temas filosóficos, les llevará a recordar a muchos filósofos, pero especialmente de la ilustración y de otras corrientes. Para quienes no, pues les antojará y nos antojará acercarnos a estos, a investigar y descubrir más acerca de ello.

Este libro es una invitación a reflexionar sobre los valores fundamentales de la izquierda. Y como según la autora, estos se han visto confundidos o incluso desplazados por el movimiento Woke. Susan Neiman, de hecho, menciona que tiene una preocupación porque sus amigos de izquierda están pensando en salirse de la izquierda por esta, digamos, la confusión que hay y desacuerdo que hay con este movimiento o este pensamiento Woke.

Es una obra que abre ventanas, no trincheras, y que busca rescatar la tradición universalista, como ya se ha comentado, que alguna vez constituyó el corazón moral de la izquierda, pero que hoy, según advierte la autora, se ha visto erosionada por una deriva identitaria que la aleja de sus propios fundamentos. La obra funciona como un espejo crítico, invitando al progresismo a preguntarse si los principios que hoy reivindica realmente sirven a los fines históricos que le dieron sentido.

El debate que propone el libro trasciende de manera de mera disputa cultural, elevándose a una cuestión de eficacia política y supervivencia democrática.

Esta obra plantea una tesis contundente y elegantemente argumentada. Lo que hoy se agrupa bajo el paraguas del movimiento Woke no es una evolución natural de la izquierda, sino una colonización ideológica, por parte de filosofías que históricamente han sido más afines a la derecha, como ya nos lo comentaba el Doctor Espadas, la autora describe esta situación no sólo como un error político, sino como un acto de traición a los cimientos filosóficos que dieron origen a los movimientos por la justicia social.

¿Qué significa Woke? Si bien Susan Neiman no da una definición precisa de lo que es Woke, pero nos va dando a lo largo del texto algunos rasgos, algunas pistas de lo que para ella es este movimiento.

La palabra Woke originalmente hacía referencia a estar consciente de las injusticias sociales, especialmente el racismo, en estos últimos años el término se usa para referirse a personas que defienden causas sociales y luchan contra las discriminaciones; sin embargo, Neiman señala que en muchos casos este movimiento ha adoptado posturas que según ella se alejan de los principios históricos de la izquierda.

La izquierda histórica buscaba cambiar sistemas, clases, estructuras de poder, al considerarlos maleables por la acción humana. La deriva identitaria, en cambio, fija la diferencia en atributos inmutables como la raza, el género; lo que paradójicamente resuena con el determinismo biológico o cultural, un pensamiento históricamente asociado a las élites y a la derecha reaccionaria.

Entre los puntos centrales de este libro, les mencionaría yo la diferencia entre la izquierda tradicional y el movimiento Woke; aquí Neiman argumenta que la izquierda siempre ha luchado por la justicia social, la igualdad y la solidaridad, como ya se ha comentado.

El Woke, en cambio, pone énfasis en las identidades y a veces en el resentimiento, lo que puede fragmentar a la sociedad en grupos enfrentados.

El universalismo versus el particularismo, para Neiman, la izquierda debería defender valores universales, es decir, los derechos y la justicia para todas las personas, no sólo para ciertos grupos. El Woke tiende a enfocarse en experiencias individuales o de grupos en específico.

La autora traza pues una línea divisoria crucial entre dos mundos. En un lado se encuentra la izquierda histórica definida por su fe inquebrantable en el universalismo y la solidaridad incondicional; esto significaba comprometerse con el sufrimiento ajeno por la simple razón de que ese otro también es humano, sin importar si pertenecía o no al círculo inmediato.

Era mirar más allá de la propia comunidad, raza o país y sentir una solidaridad incondicional por causas obreras en el extranjero o por luchadores anticoloniales en continentes lejanos.

Lo que unía a esta izquierda no era la sangre o la cultura, sino la convicción de que más allá de las diferencias de tiempo y espacio, los seres humanos están conectados de múltiples formas.

El universalismo no exige la uniformidad cultural, sino un deber ético compartido basado en la dignidad humana, en contraste, sitúa el tribalismo identitario contemporáneo.

La autora critica duramente esta postura por reducir la inmensa complejidad humana a un puñado de categorías básicas, como ya se ha dicho, principalmente raza y género y operar bajo una lógica de confrontación.

Este enfoque tribalista sostiene el libro, establece que la diferencia fundamental es entre nuestro tipo y el de todos los demás, ofreciendo un vínculo más fácil e inmediato basado en códigos que no hay que descifrar, ni bromas que necesitan explicación, porque, con los nuestros nos entendemos perfectamente.

Victimismo y responsabilidad es otro de los temas que trata de que, igual que ya sean aquí mencionado, el libro critica el enfoque Woke que pone a las personas en el papel de víctimas en lugar de promover la agencia y el poder de transformar la realidad. Una de las ideas más potentes es la crítica a la política del victimismo.

Aquí se reconoce la existencia de injusticias y traumas ciertamente, pero explora la peligrosa transformación de la condición de víctima en un recurso de legitimación política y en un nuevo estatus social que la autora llama “las olimpiadas del victimismo”. Al convertir el sufrimiento en un certificado automático de autoridad moral se establece un ciclo que determina que termina paralizando la acción. El enfoque se desvía de la solución del problema hacia la validación del estatus de agravio.

La autora aboga con firmeza por centrar la autoridad en lo que has hecho en el mundo y no en lo que el mundo te ha hecho a ti, impidiendo que la política quede estancada en el pasado mientras los problemas del presente, como la desigualdad económica o el cambio climático se agravan y la urgencia por la justicia distributiva se diluye en la justicia retributiva.

El libro menciona también este tema de la importancia del pensamiento crítico. Neiman nos invita no solo a aceptar las ideas solo porque están de moda o porque son políticamente correctas, sino a analizarlas y debatirlas.

Es una invitación a reconstruir una política de izquierda basada en principios irrenunciables como la dignidad, la equidad, la razón, la justicia y la libertad. La autora argumenta que el abandono de estos principios universales por la fragmentación identitaria tiene consecuencias directas en la eficacia política. Al fragmentar las demandas se hace imposible una formación de coaliciones lo suficientemente amplias para conseguir reformas sociales, reales y necesarias como la reducción de la desigualdad económica.

El tribalismo en este sentido resulta ser una herramienta útil para el estatus quo al mantener a los potenciales oponentes divididos en disputas internas, lo que se traduce en un fracaso de la izquierda a la hora de gobernar y de generar cambios sistémicos. El tribalismo ya sea de izquierda o de derecha erosiona la democracia al destruir la base común necesaria para el debate y la coexistencia cívica. El resultado es un mundo político donde la diferencia se convierte en una barrera infranqueable, no en un punto de partida para el diálogo.

Por ello, el libro más allá de las…, el libro aboga tácitamente por un frente común, uniendo fuerzas más allá de las diferencias superficiales para combatir la amenaza del proto fascismo y el autoritarismo.

No es un libro que busque agradar, en definitiva, es un libro que por el contrario busca despertar. Izquierda no es Woke, en nuestros tiempos es relevante porque abre un debate necesario dentro de los movimientos progresistas.

Neiman no rechaza la lucha contra las injusticias, pero nos alerta sobre los riesgos de perder de vista los valores universales que han dado fuerza a la izquierda a lo largo de la historia. Nos invita a reconstruir una izquierda basada en la razón, el debate y la búsqueda de justicia para todas y todos.

Vivimos en un tiempo saturado de identidades fragmentadas, discursos cerrados y tribus digitales donde cada quien habla sólo para los suyos.

La obra actúa como un desafío intelectual fundamental, nos recuerda que la democracia, la justicia social y la igualdad no pueden construirse desde pequeñas parcelas enfrentadas, sino desde un “nosotros”, que sea lo suficientemente grande como para incluir y trabajar junto a quienes no se parecen a nosotros. Sólo volviendo a la idea de un destino humano compartido, anclado en principios racionales de justicia, podrá el progresismo recuperar su potencia histórica y su capacidad de movilización.

Este libro importa porque nos devuelve la pregunta más antigua, más difícil y más urgente de todas, ¿Cómo vivimos como iguales cuando somos tan distintos?

Mi recomendación final para todas y todos sería que lean, lean Izquierda no es Woke, ya sea que estemos de acuerdo o no estemos de acuerdo con sus planteamientos, ya que es un texto que nos va a ayudar, nos ayuda a pensar, a cuestionar y a dialogar sobre el futuro de la izquierda y de la sociedad en general.

Muchas gracias.

Encargado de despacho de la Unidad Técnica de Fiscalización, Isaac David Ramírez Bernal: Muchas gracias, Licenciada Jiménez.

En efecto, la victimización puede generar sentimientos, pero no genera futuros; nada más peligroso que el dolor, ya sea sufrido o simbólicamente asumido, como una guía para actuar en sociedad, puesto que terminamos en un tribalismo que no permite que democracias como la que aspiramos sean un escenario en donde dialogue lo diverso y encuentre la razón universal de todos ellos, es decir, la democracia entendida como la unidad de la diversidad bajo una misma idea de convivencia.

Toca ahora el turno al Maestro Luis Eduardo Gutiérrez Ruiz, quien es Presidente de la Red Nacional de Consejerías Electorales por una Democracia Incluyente.

Es Licenciado en Derecho y Maestro en Administración Pública por la Universidad Autónoma de Chihuahua, así como Maestro en Ciencia Política por la Escuela Judicial Electoral.

Cuenta con una especialidad en Justicia Constitucional y una más en Interpretación y Tutela de los Derechos Fundamentales, ambas por la Universidad de Castilla la Mancha en España, así como un diplomado internacional en Derecho Electoral por la Universidad de La Coruña, España.

Cuenta con más de 20 cursos de formación en materia político electoral y ha participado como ponente en foros nacionales e internacionales relacionados con esta materia.

En el ámbito profesional ha colaborado con el Tribunal Estatal Electoral de Chihuahua como Secretario Auxiliar y Secretario de Estudio y Cuenta, en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación como Secretario de Estudio y Cuenta y en el Instituto Estatal Electoral de Chihuahua como asesor jurídico, titular de la Dirección Jurídica y desde 2021 como consejero electoral estatal.

En octubre de 2025, apenas hace un par de meses, fue electo Presidente de la Red Nacional de Consejerías Electorales por una Democracia Incluyente, mejor conocido en el medio como RENACEDI.

Adelante, Licenciado.

Presidente de RENACEDI, Luis Eduardo Gutiérrez Ruiz: Muchas gracias, Maestro. Muy buenas tardes.

Seré breve para poder dar espacio a la siguiente mesa, pero no quiero dejar pasar la oportunidad de agradecer el espacio del Instituto Nacional Electoral y la posibilidad de sentarnos aquí a debatir con grandes pensadores sobre esta obra que yo iniciaría definiendo como necesario. Creo que esta obra viene a marcar una diferenciación importante para el debate público en la política que se está viviendo actualmente en todo el mundo.

Yo personalmente coincido con muchos de los principios que postula la ideología Woke, pero también no coincido con otros tantos. Entonces, creo que ese es un primer punto que tenemos que comentar respecto a la obra, no hay una definición concreta de lo que es la ideología Woke. Entonces, de ahí creo que tenemos que partir para el análisis apropiado de esta diferenciación que hace la filósofa Neiman.

Pero creo que es una obra necesaria porque justo como ella lo señala, esta imposibilidad que existe en muchos lugares y para la gran mayoría de las personas respecto a la posibilidad de diferenciar ideología Woke e ideología de izquierda, le ha permitido a las candidaturas de derecha extrema, a los partidos políticos de derecha extrema, la polarización que lleva a la ciudadanía a pensar que tiene que elegir entre apoyar las infancias trans o la ideología de extrema derecha, sea cual fuere la política pública o la propuesta que se esté planteando.

Entonces, este falso dilema ha robustecido en muchos aspectos la posibilidad de candidaturas de extrema derecha para ganar espacios de poder en todo el planeta y esto me parece bastante grave, porque de entrada el hecho de que podamos hablar de principios ideológicos de izquierda no necesariamente significa que comulguemos con todos los principios de la ideología Woke y falsamente se está planteando así el debate público.

Entonces, para contrarrestar ese riesgo que estamos viviendo y que está de hecho incrementando, pues me parece pertinente la diferenciación que se hace en esta obra.

Me parece también muy relevante la reivindicación que hace sobre el pensamiento occidental y sobre la ilustración. A ver, no todo lo que se originó en la ilustración y este pensamiento, que además ella señala bien que no es necesariamente euro centrista, pero aún este pensamiento euro centrista en muchos de sus aspectos es válido y ha sido útil para el progreso de la humanidad, para el progreso del reconocimiento de derechos humanos.

Entonces, no podemos tomar el debate desde una perspectiva dicotómica. No todo es necesariamente blanco, no todo es necesariamente negro. Hay muchos matices internos y creo que la posibilidad que tengamos de identificarlo nos va a permitir tener mucha más claridad mental respecto a cuáles son las posiciones, los posicionamientos ideológicos de las candidaturas y de los partidos políticos en el planeta actualmente.

Un punto que me parece muy relevante, que ya se ha dicho aquí, es esta perspectiva universalista frente al tribalismo que nos propone la autora para abordar los problemas de la desigualdad en el mundo.

Ciertamente comparto esta visión, sin embargo, me parece que se queda un poco corta para ofrecer soluciones mucho más concretas.

Nos habla de la necesidad del universalismo, pero no nos dice tampoco cómo, a través del universalismo, sin irnos al tribalismo y a esta división que genera el tribalismo, cómo podemos combatir estas desigualdades.

No nos habla de las barreras estructurales que han existido desde siempre y que a pesar de que se tenga una visión con toda la buena voluntad universalista, pues no han permitido acabar con las desigualdades que enfrentamos.

De hecho, me parece que quizá ella hace un planteamiento que, desde su posición como filósofa académica, una mujer brillante, le permite identificar esta discriminación que vivimos en muchos aspectos e incluso quizá le permitirá plantear soluciones que no lo hace la obra, pero seguramente los podrá identificar.

Pero que no necesariamente todas las personas tienen esta claridad mental, esta empatía para identificar la acción que debemos tomar en conjunto, no necesariamente la tienen todas las personas que gobiernan el país, ni en este planeta.

Entonces tenemos que, creo que, también ser conscientes de esa situación para que, sí, desde una visión universalista podamos buscar mejoras para todas las personas, pero con propuestas reales que combatan la discriminación sistémica en la que vivimos.

Para terminar, me gusta mucho la redefinición que hace el izquierdismo.

Yo también me considero una persona de izquierda, sí creo que muchos de los valores de la ideología Woke, pensando en la ideología Woke como una ideología radical, están también insertos en la izquierda.

Todo el tema, y así lo señala también Neiman, todo el tema de igualdad, de combatir discriminación, de la progresión de la justicia social, es sin duda fundamental, en mi opinión, para la posibilidad que tengamos como especie para avanzar, para transitar hacia mejores escenarios de calidad de vida y esto lo plasma muy bien la autora en el texto.

Y, finalmente, también me parece muy relevante el llamado que hace, más que concentrarnos en las diferenciaciones, en las distinciones que podamos tener respecto a principios ideológicos, debemos concentrarnos en nuestros puntos de común acuerdo.

Personas Woke, personas de izquierda e incluso personas conservadoras, debemos ser conscientes de la necesidad que existe de sentar y trabajar en conjunto con el propósito de evitar que la ideología radical de derecha se siga fortaleciendo en la toma de decisiones públicas de nuestro planeta.

Muchas gracias.

Encargado de despacho de la Unidad Técnica de Fiscalización, Isaac David Ramírez Bernal: Muchas gracias, Maestro Gutiérrez.

Bueno, como ven, el tema convoca a reflexiones profundas y a entender que no todo lo que reluce es oro, particularmente en los temas ideológicos y que posturas aparentemente inocuas pueden traer consecuencias significativas.

Lo señalaba el Consejero Uuc-kib Espadas, la forma como se han desarrollado iniciativas nobles como era las acciones afirmativas han devenido en una fuerte presión y contradicción con todo lo que es un sistema representativo y lo que esto significa para la convivencia de lo diverso, hasta qué punto todo este tipo de avances de apariencia progresista empiezan a erosionar los basamentos de la democracia y con independencia de la postura ideológica y política que cada quien asuma, tenemos la obligación intelectual de analizar y desentrañar lo que significan todos estos movimientos y mirarlos en función de lo que es la construcción o fortalecimiento de nuestro sistema democrático.

El deber de pensar es connatural al ser humano y desde la ilustración creo que estaremos de acuerdo, entendimos que no hay cosas naturales en materia social, que todo es un constructo que tenemos que ir creando y recreando a cada paso del camino.

Me encantaría ofrecerles la palabra, pero ya estamos colgados de tiempo, yo preferí dejar a nuestros comentaristas sin restricciones, pues estaban aportándonos mucho a este debate que no hace más que empezar, así que muchas gracias por su presencia. Buenas tardes.

Presentadora: Muchísimas gracias.

En este momento les vamos a solicitar la fotografía oficial a las personas que integran la mesa, así que les pedimos por favor ponerse de pie para hacer una fotografía oficial.

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