Versión estenográfica de la presentación editorial Conferencias Magistrales: Impacto de la corrupción en la democracia. FIL Guadalajara 2025

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Audio de la presentación editorial Conferencias Magistrales: Impacto de la corrupción en la democracia.

Consejera del INE, Carla Astrid Humphrey Jordan: … Necesitamos ciudadanos, atrás de estos hechos para también denunciarlos y acompañar a que no haya este tipo de corrupción.

Me voy a permitir presentar, en primer lugar, a nuestra autora, su nombre, Delia Ferreira Rubio, quien es Doctora en Derecho, grado otorgado por la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, hizo estudios de grado en la Universidad Nacional Autónoma de Córdoba donde se graduó como abogada.

Es integrante individual de Transparency International Berlín y miembro titular de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional.

Se desempeña como consultora en temas institucionales y anticorrupción, colaborando con diversos organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales.

Integró el Board of Transparency Internacional y Presidenta del Poder Ciudadano, fue asesora del Senado y la Cámara de Diputados de la Nación, así como Auditora General de la Nación en Argentina.

Es autora de varios libros y numerosas publicaciones sobre financiamiento de la política, sistemas electorales, cultura democrática e instituciones políticas, sistemas de gobierno, gobierno por decreto, ética pública, ética parlamentaria, entre otros.

Antes de comenzar la mesa y cederle el uso de la voz a nuestra autora, me voy a permitir explicar la dinámica de la mesa.

Comenzará la autora, tendrá 15 minutos para ofrecernos los aspectos centrales de la obra que hoy estamos presentando en el sello editorial del Instituto Nacional Electoral y después la y el comentarista también harán uso de la voz.

En primer término, la Consejera Dania Ravel, a quien saludamos desde aquí y, en segundo lugar, al Licenciado De la Paz, que ya nos acompaña aquí presencialmente.

Así que, sin más, le damos la voz a nuestra autora Delia Ferreira.

Adelante, por favor.

Autora, Delia Ferreira Rubio: Con ustedes, aunque sea en forma virtual, para comentar la publicación número 56 de las Conferencias Magistrales del INE, que refleja mi participación en el año 2024 en una de las sesiones del INE, para tratar un tema de la máxima importancia en la agenda pública internacional.

Ustedes estarán acostumbrados a ver anualmente en febrero la publicación del Índice de Percepción de Corrupción, de Transparencia Internacional.

Ese índice nos muestra cómo es percibido el sector público de los países y la verdad es que Latinoamérica, que en esta última edición tiene un promedio de 42 puntos sobre los 100 posibles, muestra la necesidad de abordar el tema de la corrupción, porque ese tema está íntimamente vinculado con la calidad de nuestras democracias.

Se está hablando mucho de la resiliencia de la democracia, de la regresión de la democracia en el mundo en general y en nuestra región, y uno de los factores que afecta la calidad de las democracias es precisamente la corrupción.

La corrupción puede darse en cualquier país del mundo, de hecho, hay corrupción en muchísimos países, aun en las democracias más sólidas enfrentan el problema.

La diferencia entre unos y otros es la reacción frente a la corrupción, la reacción institucional, el hecho de que haya tribunales independientes, de que no haya impunidad en los casos de corrupción y la reacción social también.

La tolerancia a la corrupción es uno de los peores problemas que enfrentamos cuando queremos luchar contra la corrupción y hay que tener en cuenta también que los países habitualmente percibidos como menos afectados por la corrupción, Europa, por ejemplo, Estados Unidos o Canadá, no están exentos de tener una participación en el panorama global de la corrupción, ¿por qué? Porque el dinero que se pierde en corrupción en países como Argentina, Bolivia, Venezuela, los países africanos, ese dinero termina en la City de Londres, o la industria del lujo en París, o la industria del Real Estate en Estados Unidos, últimamente en Canadá.

Ese dinero robado en función de la corrupción busca lugares más seguros, lugares donde rige el Estado de Derecho, donde los mecanismos de protección de la propiedad privada funcionan, donde hay seguridad jurídica. Eso hace que la corrupción sea realmente un problema global, un problema global que se ha sofisticado cada vez más y que encuentra nuevos actores.

Los capitales corrosivos, el crimen organizado participando en la corrupción, van poniendo nuevas demandas y nuevos desafíos para quienes luchamos contra la corrupción.

Y uno podría tener, y decía la presentadora, uno puede tener distintos conceptos de democracia, aún en los conceptos más estrechos, más limitados, como el pensar que la democracia es solo una forma de elegir a las autoridades que van a gobernar, aún en ese concepto estrechísimo de la democracia, la corrupción asemeja.

Cuando hay corrupción, esas elecciones no son realmente libres, transparentes, confiables. Esas elecciones dejan de ser un mecanismo de participación auténtico, donde si hay financiamiento ilegal, ese financiamiento altera el resultado de las elecciones, donde si las autoridades electorales no son independientes del poder político de turno o de los competidores de turno, deja de ejercer la función imparcial que se necesita.

Así que, aún en una definición muy estrecha de democracia como mecanismo electoral, la corrupción afecta a esa democracia ampliamente.

Ahora, si nosotros tomamos definiciones más amplias de la democracia, como la que propone IDEA Internacional, por ejemplo, que incluye un gobierno representativo, que incluye el respeto a los derechos y libertades fundamentales, que incluye un gobierno que está controlado, que es transparente, que rinde cuentas, que incluye una administración pública imparcial y la vigencia del Estado de Derecho, que incluye la participación de la ciudadanía.

Si nosotros tomamos ese concepto amplio de democracia, cada uno de esos aspectos otra vez resulta afectado en la necesidad de un gobierno representativo.

¿Los gobernantes cuando media la corrupción nos representan a los ciudadanos, representan los intereses de los ciudadanos o representan otros intereses propios vinculados a su clientela política, vinculados a aquellos que han financiado su campaña?

La representación esencial en las democracias modernas se ve afectada por la corrupción, se ve impactada por la corrupción.

Los derechos fundamentales, tomemos uno, la igualdad de los ciudadanos, el hecho de que las democracias sean inclusivas y no discriminatorias, obviamente se ve afectado.

Si para poder garantizar la vigencia de nuestros derechos debemos pagar coimas o sobornos o debemos participar de redes de clientelismo, obviamente no todos somos iguales, no todos tenemos derecho al acceso a los mismos servicios, no todos somos tratados de la misma manera por el Estado.

Eso significa que esa democracia es una democracia deficiente, es una democracia no plena, ni qué decir cuando se trata de la necesidad de que el poder rinda cuentas, de que el poder esté controlado, de que el poder se ejerza transparentemente. La corrupción opaca completamente todos estos requisitos.

Lo mismo la orientación hacia el bien común, hacia el bienestar general. Muchas veces vemos a nuestros gobiernos en virtud de la corrupción orientados a satisfacer derechos, intereses, privilegios de algunos sectores frente a otros o a devolver a través de medidas de política pública los favores recibidos como financiamiento de la campaña durante el proceso electoral.

Esas decisiones así tomadas afectan el bienestar general y afectan el bien público, que es la última finalidad de la democracia, el bien común; y lo mismo pasa obviamente con las elecciones.

No hay ningún aspecto de la democracia, tomada la definición de democracia que ustedes quieran, que no resulta afectada por la corrupción.

Y eso se refleja, por ejemplo, en los índices de calidad de la democracia, donde, por ejemplo, de acuerdo al índice de The Economist, al último, solo dos países de nuestra región son democracias plenas, esos dos países son Uruguay y Costa Rica.

Todos los demás estamos en las categorías de democracias defectuosas, sistemas híbridos o sistemas totalmente autoritarios.

También se refleja en los índices de calidad del Estado de Derecho. Todos estos índices que ustedes podrían revisar correlacionan perfectamente, cuando hay corrupción en un país, esa corrupción afecta la calidad de la democracia.

Y así está marcado, por ejemplo, en los estudios que buscan determinar cuáles son las peores amenazas para las democracias latinoamericanas y ahí la corrupción figura entre los primeros lugares. Eso determina que hay que enfrentar la corrupción seriamente.

Y esto se correlaciona, obviamente, con la creciente insatisfacción con la democracia, el creciente deterioro en el apoyo a la democracia, que por ejemplo, muestra el Latinobarómetro un año tras otro.

Todos estos factores que hacen a cómo las democracias realmente funcionan en la práctica, en nuestra región y en muchas otras regiones del mundo tienen que ver con la corrupción, tienen que ver con una red que representa el ciclo real de la corrupción y esa red que es además un acrónimo significa robar, esconder y disfrutar del producto de la corrupción.

Ese es el circuito de la corrupción y a más corrupción, peor democracia, y a peor democracia, mayor corrupción hasta derivar en lo que se conoce como la captura del Estado, como la destrucción de los mecanismos más elementales de la democracia, por eso la necesidad de trabajar en la protección de la democracia y la eliminación de la corrupción.

Y yo utilizo siempre una fórmula para mostrar cuáles son los cuatro elementos centrales en los que hay que trabajar para vencer la corrupción.

Es lo que yo llamo la fórmula de las cuatro “I”, necesitamos más información, más integridad, menos impunidad y menos indiferencia. Más información para que la ciudadanía tenga acceso a la información, pueda participar activamente en la democracia, pueda controlar al poder y por eso todos los ataques contra las leyes y los mecanismos de acceso a la información son una señal de alerta de un deterioro creciente de la democracia. Eso pasa en muchos países de la región.

La necesidad de más integridad no sólo en el sector público sino también en el sector privado, a través de leyes de ética pública, a través de la aplicación efectiva de esas leyes, del control de las declaraciones juradas, los conflictos de interés, la puerta giratoria, los regalos, la regulación del lobby.

Además de eso necesitamos terminar con la impunidad. Si lo que rige en las sociedades es la cultura de las no consecuencias, no pasa nada cuando hay casos de corrupción, ese es un incentivo fenomenal para los corruptos que nos circundan, que saben que pueden seguir haciendo sus tropelías e incurriendo en delitos contra la administración pública, contra los bienes del Estado, contra los derechos de los ciudadanos, porque nadie les va a exigir cuentas, no van a tener consecuencias.

Hay que terminar con la impunidad, para eso hay que mejorar las leyes procesales, hay que garantizar la protección de los testigos de corrupción y de los arrepentidos, de quienes son los whistleblowers famosos, y todo eso supone un esfuerzo para implementar las normas, las leyes en materia de prevención de corrupción son necesarias, pero no suficientes, hay que transformarlas en la práctica diaria.

Y finalmente hace falta también menos indiferencia por parte de la ciudadanía, cuando la ciudadanía tolera la corrupción, cuando la ciudadanía se mueve con el eslogan de “roban, pero hacen”, y entonces lo sigo votando, o “roban, pero derraman” y entonces me da lo mismo, ese es otro incentivo para los corruptos.

Por lo tanto, hay que trabajar en educación, en concientización, en generar una cultura cívica de reconstrucción de los valores básicos que hacen a la vida democrática.

Yo lo dejaría aquí para los comentaristas y eventuales preguntas y los invito a leer el ejemplar número 56 de la colección Conferencias Magistrales.

Muchas gracias.

Consejera del INE, Carla Astrid Humphrey Jordan: Muchas gracias, Doctora Ferreira, por la presentación de esta obra que forma parte de las Conferencias Magistrales que organiza el Instituto Nacional Electoral.

Muchas cosas obviamente relevantes y para los países muy importantes. Platicaba ahorita con el Contralor lo que decía la Doctora: “roba, pero poquito, no roba tanto, no importa dónde va ese recurso porque está trabajando o porque derrama esto que se roba a otras personas”.

Y la verdad es que parte importantísima es justamente, sí, hay un corrupto o una persona corrupta, pero también hay quien corrompe a esa persona corrupta y, por tanto, hay que trabajar en los dos temas.

Me parece muy importante la red, nadie se nos va a quedar aquí, robar, esconder y disfrutar y las cuatro “I” que propone la propia autora, más información, mayor integridad, menos impunidad y menor indiferencia.

Porque claro que nos tiene que importar, claro que nos afecta como país, afecta a la democracia, afecta a nuestras instituciones, todas y todos tenemos que combatir.

Volví a mencionar en la primera parte que cada uno de nuestros comentaristas contará con siete minutos y que al final tendremos una ronda aquí también de diez minutos, por si quieren hacer algún comentario a nuestra autora o también a la y el comentarista.

Comenzaré ahora por presentar a la Consejera Dania Ravel, a mi colega, quien es Licenciada en Derecho por la Universidad de La Salle, Maestra en Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, en coordinación con la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Cuenta con varios diplomados en Derecho Preventivo, Juicios Orales, Transparencia y Acceso a la Información.

Antes de su nombramiento como consejera electoral ahora del Instituto Nacional Electoral, también formó parte o fue Consejera del Instituto Electoral de la Ciudad de México.

Asimismo, se ha desempeñado como asesora de mando superior en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, titular del área consultiva en la Dirección Jurídica del ISSSTE.

Fue asesora en el otrora Instituto Federal Electoral, donde además fue Secretaria Técnica de la Comisión de Quejas y Denuncias. Fue asesora del Instituto de Transparencia de la Ciudad de México, que aquí nos acompaña un comisionado, además.

Su experiencia internacional incluye participación como observadora electoral en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, como especialista en género en la misión de observación electoral de Paraguay 2015 y también ha intervenido en encuentros internacionales de alto nivel sobre participación política de las mujeres y violencia política en razón de género, convocados por ONU-MUJERES, IFES y el Observatorio Nacional de la Participación Política de las Mujeres.

También quiero dar la bienvenida al doctor Santiago Nieto, titular del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.

Adelante, Consejera Ravel.

Consejera del INE, Dania Paola Ravel Cuevas: Gracias.

En esta presentación, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, uno de los espacios más importantes para el diálogo público, académico y ciudadano.

Saludo a la Doctora Delia Ferreiro Rubio, autora de la obra que presentamos, al Licenciado Víctor de la Paz Adame y por supuesto a mi colega la Consejera Carla Humphrey, quien está moderando este espacio.

El libro que presentamos ofrece una lectura lúcida sobre la manera en que la corrupción erosiona las democracias desde sus cimientos.

Y digo erosiona, porque lo que aquí se expone no es un fenómeno abrupto ni ruidoso, es un desgaste progresivo, silencioso, casi imperceptible al inicio, pero devastador en su acumulación.

Al leer esta obra, lo primero que me llamó la atención es la claridad con la que muestra algo que solemos intuir, pero que pocas veces explica tan directamente. La corrupción no empieza ni termina en un acto concreto, es un clima, una cultura, una manera de relacionarse con el poder y de entender sus límites. Y cuando este clima permea, transforma la vida institucional y con ella la vida de las personas.

Lo interesante es que el libro no se queda en denunciar que ese clima existe, nos muestra cómo se forma, cómo se sostiene y, sobre todo, cómo nos afecta incluso cuando creemos estar lejos de su epicentro.

Uno de los datos que más me golpearon fue que, en contextos donde la corrupción se normaliza, las familias más pobres pueden gastar hasta el 13 por ciento de su ingreso en sobornos para acceder a servicios básicos, mientras las más ricas destinan menos del tres por ciento.

No es una simple cifra, es una expresión de desigualdad estructural.

Señala que, aún antes de hablar de políticas públicas, muchas personas ya están pagando un peaje para ejercer derechos básicos. Y ese peaje no es económico, es democrático.

Ese pago marca una diferencia profunda entre quienes pueden navegar el sistema y quienes se ven obligados a negociarlo.

Cuando la ciudadanía siente que debe negociar lo que le corresponde, la relación con el Estado se fractura y cuando esa relación se fractura, no sólo se pierde la confianza, ¿sí? No es económico, es democrático. Ese pago marca una diferencia profunda entre quienes pueden navegar el sistema y quienes se ven obligados a negociarlo.

(Falla de Transmisión)

Muchas gracias.

Esa fractura se vuelve evidente cuando observamos el panorama global. Dos tercios de los países están por debajo de los 50 puntos en el índice de percepción de la corrupción.

Y la importancia de este dato radica en que no nos habla de casos aislados, sino de tendencias estructurales.

(Falla de Transmisión)

Consejera del INE, Carla Astrid Humphrey Jordan: Consejera, no te estamos escuchando. ¿Nos permites tantito?

Si nos permites, vamos con el Licenciado De la Paz y después retomamos contigo tu comentario. Gracias.

Adelante, Licenciado.

Voy a leer la síntesis del Licenciado Víctor De la Paz Adame. Es Maestro en Derecho con especialidad en materia electoral por la Universidad Autónoma de Guerrero, institución en la que también ha obtenido el grado de Licenciado en Derecho.

Cuenta con especialidad en justicia electoral por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con estudios como técnico profesional en informática, administración en el CETIS 134.

Ha desempeñado funciones relevantes en instituciones electorales locales, entre ellas como capacitador, investigador y secretario técnico de la Quinta Ponencia del Tribunal Electoral del estado de Guerrero, así como Coordinador de Programación y Presupuestación del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Guerrero.

Su formación complementaria incluye estudios en partidos por instituciones de prestigio nacional, entre ellos el Diplomado en Evaluación de Políticas y Programas Públicos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, así como diplomados y cursos sobre corrupción, metodología del marco lógico, matriz de indicadores para resultados de evaluación del desempeño impartidos por la Universidad Nacional Autónoma de México, el Colegio de México y también la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

En el ámbito académico, he sido docente de la Universidad Autónoma de Guerrero, del Colegio Simón Bolívar y la Universidad del Pacífico A.C.

Le quiero dar el uso de la voz. Gracias por acompañarnos.

Titular del OIC del OPL de Guerrero, Víctor de la Paz Adame: Muchas gracias, Consejera Carla.

Y primero que nada agradecer al Consejo General del INE, a la Presidenta, a la Secretaría por todas las atenciones y expresar el gran honor que es para mí estar aquí.

Venimos desde lo local, para nosotros nos sentimos importantes, resaltados, que nos tomen en consideración. Nos sentimos parte también del Sistema Nacional Anticorrupción.

Bueno, yo en este momento represento una entidad de control interno, no es un área sustantiva en lo electoral, pero de manera objetiva venimos a colaborar con todo esto que menciona la Doctora Ferreira en su texto, en este documento que hoy se presenta.

En ánimo de no ser reiterativo, yo quisiera expresar algunos comentarios y experiencias personales a partir de una identificación que logré del documento, en el entendido de esta relación que hay entre corrupción y democracia.

Yo los pude ver como una relación de valor y antivalor, en tanto que la democracia, en términos generales, es el gobierno del pueblo para beneficio del pueblo.

La corrupción es una distorsión de esta idea para beneficio personal, es decir, hay una relación egoísta, individual a una relación en la búsqueda de un bien colectivo.

A partir de esto, yo creo que lo fundamental del planteamiento en la parte final, la Maestra Delia señala que esto es la formación familiar, la formación educativa, porque es ahí donde se adquieren los principios y valores para la actuación, porque el dilema ético de democracia y corrupción creo que es diario y es cotidiano, es decir, no se presenta eventualmente.

En cada decisión podemos definir si estamos de un lado o de otro. Y es esta construcción la que genera esta percepción.

También es impactante el indicador que nos presenta, el indicador sobre la percepción de la corrupción, porque nos da una fotografía de cómo vivimos en Latinoamérica, en México y con muy bajos índices de percepción, de capacidad del estado para dar solución a los conflictos, es decir, con alto índice de corrupción.

Entonces, de entrada, pues a veces tratamos de hacerlo un ladito, como que no pasa nada, pero si hacemos eso no podemos hacer conciencia de que estamos en un punto en el cual tenemos que salir inmediatamente. Necesitamos sentir esa urgencia para poder tomar medidas.

Y estas medidas son individuales, como lo plantea la Doctora.

Es decir, en el momento en el que tomamos decisiones cotidianas sobre el ejercicio de recursos, pero también en el que desempeñamos nuestra función de manera diaria.

Nuestra experiencia como Contralor, particularmente la mía, porque también la comparto con mis compañeras y compañeros eventualmente, pues viene a romper una especie de cultura donde el poder se ejerce de manera muy vertical, la autoridad.

Es de inicio, de repente complicado insertarse en un proceso administrativo de toma de decisiones para hacer prevenciones. Es decir, esto no se debe de hacer de alguna manera, se debe cubrir alguna cuestión legal, hay cuestiones que a veces desde lo político también se toman y nosotros estamos constantemente advirtiendo. No interferimos en la toma de decisiones, pero sí procuramos advertir, prevenir, en su caso, cuando advertimos que la decisión se tomó y causa algún daño, pues el sistema normativo nos faculta para proceder legalmente.

Pero lo que voy es a (Falla de Transmisión) ir a presentarse con este tipo de funciones, insertarse en el proceso administrativo con este tipo de funciones preventivas, porque de repente se entiende como una función interventora y lo que procuramos mucho en el ámbito electoral es separar esta idea de la autonomía, de la función respecto de lo que es la observancia de la ley.

Entonces, en nuestra experiencia, una cultura de ética pública, pues acepta el control interno, porque además es el diseño constitucional. O sea, ya estamos dispuestos desde el 134 y las leyes generales del Sistema Nacional Anticorrupción, la Ley Nacional del Sistema General de Fiscalización y otra serie de normas, la de Responsabilidad Administrativas, que nos van dando una serie de atribuciones para ir y previniendo de esta manera.

En materia electoral lo que hacemos es tratar de no tocar la función electoral. Y así mismo las autoridades y los tribunales lo han venido resolviendo, pero bueno, procuramos ir afinando precisamente esta función para que podamos insertarnos como se debe, digamos desde el aspecto adjetivo.

Entonces, a mí me parece fundamental esto, la fortaleza que señala la autora, creo que se logra a través de un ejercicio de construcción diario.

Ojalá todos pudiéramos adoptar este ejercicio, hacía las preguntas hace rato, que podamos definir cotidianamente si realmente nuestros representantes populares nos representan, si nos sentimos en una relación de igualdad frente al poder.

Esas son preguntas detonantes, que si las respondemos diariamente podemos dar esta percepción sobre el Índice de Corrupción, de manera personal, porque así creo que se debe resolver.

Creo que cada uno de nosotros debe ir midiendo y tomando decisiones en consecuencia cuando ejercemos nuestros derechos políticos.

Sería prácticamente mi comentario, Maestra, desde nuestra experiencia, cómo se vive este fenómeno y cómo tratamos de contribuir a la función electoral también.

Muchas gracias.

Consejera del INE, Carla Astrid Humphrey Jordan: Muchas gracias, Maestro De la Paz.

Muy importante la labor que hacen y que tienen que acompañar las labores que hacemos, sí, en materia electoral, pero siempre tenemos que tener a un Órgano Interno de Control que nos esté guiando respecto al gasto, previniendo, viendo cualquier cosa que pudiera no estar funcionando también.

La verdad es que siempre son aliados y tendrían que funcionar así, siendo aliados y podernos dar luces en determinados temas con cosas tan grandes y tan rápidas que suceden en el mundo electoral, que tenemos que de repente hacer licitaciones, compras, etcétera, en muy poco tiempo y que tenemos que cumplir todo lo que señala la ley, porque las autoridades electorales son y somos una caja de resonancia y una caja transparente para que las y los ciudadanos puedan ver cómo se utilizan sus recursos.

Gracias.

Ahora damos paso al comentario de la Consejera Ravel.

Consejera, no puede haber interacción aquí, así que te vamos a dejar a ti todo el uso del micrófono, porque si no, no sale bien el audio, así que adelante, Consejera Ravel.

Consejera del INE, Dania Paola Ravel Cuevas: Espero que ahora sí me escuchen y que pueda terminar la intervención que comencé hace un rato.

Bueno, comentaba yo que la fractura se vuelve evidente cuando observamos el panorama global.

Dos tercios de los países están por debajo de los 50 puntos en el Índice de Percepción de la Corrupción. La importancia de este dato radica en que no nos habla de casos aislados, sino de tendencias estructurales.

Nuevamente, esto no es un dato aislado, es un contexto. Si la mayoría de las naciones enfrenta dificultades graves para controlar la corrupción, la pregunta ya no es por qué pasa, sino qué efecto acumulado tiene sobre la confianza pública, la igualdad, la representación y la capacidad institucional de responder.

En otras palabras, no basta con ver la corrupción como un problema nacional, es un fenómeno que moldea la manera en que la ciudadanía se relaciona con la democracia a escala global.

Y aquí es donde el libro hace una lectura particularmente útil, muestra que la corrupción, más que un fenómeno jurídico o administrativo es un fenómeno que ordena quién accede a qué, bajo qué condiciones y con qué consecuencias.

Cuando la corrupción se instala, la ciudadanía deja de percibir a las instituciones como garantes, las comienza a ver como obstáculos, como entornos impredecibles, donde la discrecionalidad pesa más que las reglas.

La percepción de arbitrariedad, esa sensación de que todo depende del humor o del interés de alguna persona, es quizá una de las señales más claras de que la corrupción ya dejó de ser un acto y se convirtió en un sistema.

Esa percepción ciudadana tiene consecuencias profundas. El Latinobarómetro, citado en la obra, revela que un porcentaje creciente de personas en América Latina considera que da lo mismo en una democracia que en un régimen autoritario.

Ese desencanto no surge porque la ciudadanía haya dejado de valorar la libertad o los derechos, surge porque muchos sienten que las instituciones debilitadas por la corrupción y la ineficiencia, ya no están cumpliendo el papel que deberían.

Y cuando la democracia no cumple, cuando el Estado no responde, cuando las instituciones no garantizan, la ciudadanía deja de ver la diferencia entre una forma de gobierno y otra. Esa situación de ineficiencia es especialmente peligrosa porque genera una normalización del deterioro.

Cuando la gente deja de sorprenderse por un soborno, por una fila que avanza sólo para quien paga, por un trámite que depende de una llamada o de un contacto, comienza a aceptar la corrupción como si fuese parte inevitable de la vida pública.

Y una vez que esa normalización se asienta, no sólo se erosiona la confianza, se erosionan las expectativas. La ciudadanía deja de exigir porque deja de creer que exigir sirve para algo. Y cuando la ciudadanía deja de exigir, las instituciones dejan de mejorar.

Y aquí quiero enlazar el eje más importante de mi intervención porque es una reflexión que me acompaña desde hace años en mi función pública y que cada vez la pienso más. La corrupción no siempre se manifiesta en actos deliberadamente ilícitos.

Muchas veces se opera de una forma más silenciosa, menos evidente, pero igual de destructiva, a través de la incompetencia. Y lo más complejo de la incompetencia es que muchas veces se disfraza de buena intención, de lealtad o de confianza personal. Pero por más nobles que parezcan sus motivaciones, sus efectos son profundamente corrosivos.

Cuando un sistema permite o incluye una iniciativa, nombramientos bancados en entidades políticas, afinidades personales o intereses particulares, está sembrando las condiciones para que la corrupción prospere. Colocar a una persona sin preparación técnica en un cargo estratégico no es un error administrativo, es una decisión que vulnera a la institución y por tanto vulnera a la ciudadanía.

Y aceptar un puesto para el que no se tiene la preparación debida tampoco es una falta menor, es aprovecharse de su lugar como un servicio de interés público.

En ambos casos, el daño se multiplica, se afecta al desempeño, se compromete a la integridad y se abre un espacio para que la corrupción, la más evidente, encuentre un terreno fértil.

La obra describe con ejemplos y datos cómo la corrupción se fortalece donde hay captura institucional, clientelismo, opacidad, falta de controles, ausencia de ética pública y debilidad en los sistemas de integridad. Todos esos elementos, si lo pensamos bien, tienen un punto en común (inaudible) la incompetencia no sólo es posible, sino funcional.

Una institución poblada de perfiles sin preparación, sin independencia y sin criterios técnicos se convierte en un terreno fértil para la discrecionalidad y la arbitrariedad. En esos entornos, la corrupción no necesita forzar puertas, las encuentra abiertas.

La incompetencia se convierte entonces en un facilitador, en un lubricante que permite que los engranajes de la corrupción giren sin fricción. Por eso, para mí, la incompetencia es una forma de corrupción, porque afecta el uso de los recursos públicos, sí, pero también porque distorsiona la toma de decisiones, ralentiza procesos, genera errores (Falla de Transmisión) debilita la rendición de cuentas y, sobre todo, rompe un principio básico.

El Estado debe ser capaz.

Y cuando el Estado pierde capacidad, pierde legitimidad; y cuando pierde legitimidad, pierde también la fuerza necesaria para resistir los embates de la corrupción explícita.

Esto nos lleva a un punto que atraviesa el libro y que considero indispensable retomar, la espiral entre corrupción y deterioro democrático. No es una relación lineal, no es causa y efecto, es una dinámica que se retroalimenta.

La corrupción devasta la confianza, la desconfianza debilita las instituciones, las instituciones débiles facilitan la corrupción y todo esto junto alimenta el desencanto democrático.

Una vez que la espiral comienza, detenerla requiere más que voluntad, requiere capacidad, integridad y consistencia, requiere sobre todo que quienes ocupamos espacios públicos tengamos claridad sobre el impacto de nuestras decisiones cotidianas.

Por eso es tan relevante la fórmula de las cuatro “I” mencionada por la Consejera Humphrey: más información, más integridad, menos impunidad y menos indiferencia.

Pero la importante de esta propuesta no es la enumeración, sino la lectura integral que requiere.

Más información implica transparencia, sí, pero también implica comunicar con claridad y honestidad.

Más integridad requiere mecanismos de selección y evolución donde el mérito importe de verdad.

Menos impunidad exige sistemas de justicia capaces y autónomos.

Menos indiferencia significa fortalecer la cultura democrática desde la escuela, la familia y los espacios públicos.

Laura nos recuerda que la corrupción no se combate únicamente con sanciones, se combate con instituciones profesionales, con funcionariado competente, con ciudadanía informada y con una cultura colectiva que rechace normalizar lo inaceptable.

Y ahí es donde personalmente veo la importancia de conectar lo que leemos con lo que vivimos, porque ningún país está exento, ni las instituciones más fuertes, ni los sistemas electorales más probados, ni los gobiernos más estables pueden lograr efectos corrosivos de la incompetencia y la corrupción cuando éstas comienzan a filtrarse en los espacios cotidianos de decisión.

El libro nos invita a tomar conciencia de algo fundamental: el futuro democrático no se juega solo en las elecciones, sino en la manera en que cada institución responde día a día el mandato de legalidad, eficacia y claridad que la ciudadanía espera.

Y para cumplir ese mandato se necesita integridad, pero también profesionalismo, ética, pero también competente, responsabilidad, pero también capacidad de reconocer los límites personales y los límites institucionales.

Termino con esta idea. La corrupción puede vaciar la democracia, la incompetencia puede vaciar al Estado, pero la integridad, la verdadera integridad, tiene capacidad de reconstruir ambas.

Muchas gracias.

Consejera del INE, Carla Astrid Humphrey Jordan: Muchas gracias, Consejera Ravel.

Sin duda, muy valiosas las aportaciones que hace en torno a esta Conferencia Magistral que recorre este libro 56 sobre el impacto de la corrupción en la democracia.

Tenemos unos minutos y podemos abrir el micrófono a quien desee participar.

No sé si hay alguna pregunta, duda que tengan que quieran compartir con el comentarista, la Consejera Ravel y, por supuesto, la Doctora Ferreira, que también nos está escuchando.

Anímense, no nos van a tener siempre. ¿Pregunta? ¿No?

Bueno, entonces si les parece bien, Maestro De la Paz, Consejera Ravel, le solicitaría a la Doctora Ferreira que nos hiciera un comentario final sobre esta obra, esta Conferencia Magistral que ahora estamos presentando ya como este libro, este cuadernillo 56 del Instituto Nacional Electoral.

Adelante, Doctora.

Autora, Delia Ferreira Rubio: A Víctor como a Dania porque realmente han captado la esencia de lo que trata esta pequeña contribución.

En el tema de la idoneidad no podría coincidir más con lo que decía recién Dania, en el sentido de que la idoneidad es uno de los deberes que sigan expresamente las leyes.

En mi país la idoneidad es condición para el ejercicio de la función pública, es a nivel constitucional. En otros países no es específico, pero ese es el deber central.

Como decía Dania, es imposible que se considere ético que una persona que no está preparada o no está dispuesta para ejercer como se debe la función pública, acepte el nombramiento. Esa es la primera violación de la ética pública.

Y otra cosa muy importante que tiene que ver con esa cuarta de la no indiferencia o menor indiferencia, tiene que ver con la normalización y el carácter sistemático que asume la corrupción en algunos países, cuando se transforma en la forma normal de conducirse, en algo que está dado como si fuera la ley, como si fuera la costumbre.

Y cuando terminamos aceptando eso, el espiral se hace cada vez más complicado. Así que muchísimas gracias por ese enfoque de la cultura que tiene que sostener la lucha contra la corrupción.

En cuanto a Víctor, realmente los dilemas éticos son dilemas de todos los días. Cada funcionario público se enfrenta con esos dilemas en su función, en este caso el control, la necesidad de estos mecanismos preventivos, cuya función no es obstaculizar el ejercicio de la función pública, sino garantizar que se ejerza de acuerdo a los parámetros legales y éticos necesarios.

Y ese dilema también lo enfrentamos los ciudadanos.

Cuando algunos aceptamos que la forma normal de conducirnos es buscar el atajo, buscar el amiguismo, buscar el clientelismo como forma de operar o buscar en las elecciones la compra de votos o este tipo de actitudes que están permeando la vida diaria de los ciudadanos y que, sin duda, la calidad de nuestros derechos, nuestras libertades y nuestro futuro también.

Así como creo que fue Dania que decía, cómo la pobreza es uno de los factores que hace más dura la corrupción, porque precisamente se produce una desigualdad y algunos pueden operar en el sistema y otros no están en condiciones de operar con el sistema, lo mismo pasa con la juventud, lo mismo pasa con el acceso a la salud o a la educación.

Todos los ciudadanos somos las víctimas de la corrupción, por eso es que todos tenemos que trabajar. Y aunque parezca algo muy difícil de hacer, si se logra consolidar una cultura de integridad, una cultura donde el deber ser guíe nuestras acciones y no buscar el atajo y la forma más fácil de eludir nuestros deberes.

Cuando logramos consolidar esa cultura de integridad, tenemos más chances no de eliminar totalmente la corrupción, sino de prevenir las alertas cuando se empiezan a producir estos mecanismos de erosión que después terminan en la captura del Estado por parte de mafias o las propias autoridades en regímenes autoritarios. Eso es lo que tenemos que tratar de evitar.

Así que me parece que ahí tenemos todos algo que hacer y les agradezco otra vez al INE y a la Feria por la invitación y a los dos comentaristas por una lectura tan atenta.

Consejera del INE, Carla Astrid Humphrey Jordan: Doctora Ferreira, agradecemos mucho, por supuesto, la presentación de la obra, los comentarios y, por supuesto, el eje central de esta obra.

La corrupción no solamente desvía recursos, sino limita derechos, profundiza desigualdades, debilita la confianza ciudadana en la democracia, pero también en las instituciones.

Y me parece que el cierre es justamente que la defensa de la democracia también es de instituciones sólidas, pero también de ciudadanas y ciudadanos que no pasen por desapercibidos, que sean tolerantes ante la democracia, sino que juntas y juntos construyamos esta cultura de la integridad, que las instituciones sirvan para lo que deben servir, tengan funcionarias y funcionarios capacitados para las funciones que tienen que hacer y que contemos con órganos también de vigilancia que tracen estas líneas, revisen, por supuesto, y acompañen las labores del uso de recursos públicos, también recursos materiales, humanos, etcétera, pero siempre en el entendido que lo que se desvía por la democracia es lo que las instituciones deben hacer y que lacera profundamente y más aún aquellos en situación de pobreza.

Les agradezco a nombre del Instituto Nacional Electoral por habernos acompañado aquí presencialmente, pero también en las redes del Instituto Nacional Electoral.

Le agradezco, Maestro De la Paz, y por supuesto a la Doctora Delia Ferreira, a mi colega la Consejera Dania Ravel. Muchas gracias por sus comentarios y por acompañarnos en esta presentación.

Gracias a todas y a todos.

Presentadora: A nombre del Instituto Nacional Electoral, a todas y a todos, gracias por acompañarnos en este espacio que invita a la reflexión profunda sobre cómo la integridad pública y el combate a la corrupción son pilares indispensables para fortalecer nuestra democracia.

Antes de despedirnos, les recordamos que en este stand encontrarán un código QR.

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