Para este año, la campaña global se enfoca en poner fin a la violencia digital contra las mujeres y niñas.
El 25 de noviembre no es una fecha simbólica más: es un llamado urgente para combatir una de las violencias más extendidas en el mundo: la violencia de género. ONU Mujeres señala que una de cada tres mujeres enfrenta algún tipo de violencia a lo largo de su vida, y esto nos recuerda que ningún Estado puede proclamarse democrático mientras permita que las mujeres vivan con temor a ser violentadas.
Desde 1991, activistas feministas a nivel mundial, a propósito de la inauguración del Instituto para el Liderazgo Global de las Mujeres, impulsaron los 16 días de activismo contra la Violencia de Género con el fin de impulsar una estrategia global que exija la prevención y eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas.
Esta campaña va del 25 de noviembre al 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, articulando así la exigencia de erradicar la violencia con la defensa plena de los derechos fundamentales; y a la par que transcurren los 16 días de activismo, se desarrolla la campaña “ÚNETE” que promueve acciones para prevenir y erradicar distintos tipos de violencia y establece como meta que para el año 2030 se erradique toda violencia contra las mujeres. Así, para este año, la campaña global se enfoca en poner fin a la violencia digital contra las mujeres y niñas.
En una realidad como la que vivimos, una campaña de esta naturaleza nos recuerda que lo digital es una extensión de la realidad, y que la violencia digital no se queda en lo virtual, sino que traspasa la pantalla y afecta directamente nuestra salud mental, emocional y, en muchas ocasiones, nuestra seguridad.
En el ámbito electoral, por ejemplo, desde 2020 y hasta noviembre de este año, en el INE hemos recibido 634 quejas por Violencia Política Contra las Mujeres en Razón de Género, de las cuales, 241 (38%) son por ataques en redes sociales o medios digitales. Esto evidencia cómo la violencia digital continúa siendo una barrera real para la participación política de las mujeres, intentando acallar nuestras voces y limitar nuestra incidencia en la vida pública, tal y como históricamente ha ocurrido.
Este 25 de noviembre, al igual que todos los días, las autoridades de todos los ámbitos tenemos la obligación de trabajar para que la violencia digital sea identificada, señalada y combatida sin titubeos. Desde nuestras propias pantallas, ese espacio donde hoy se libra una parte decisiva de la vida pública, debemos rechazar y denunciar cualquier forma de agresión, porque nuestro silencio facilita el trabajo del agresor. Frenar este tipo de violencia en contra de las mujeres es una tarea colectiva que empieza por nosotras y nosotros mismos.
Nombrarla, visibilizarla y enfrentarla no es una opción; es una responsabilidad democrática impostergable para garantizar que ninguna mujer vuelva a ser silenciada en el entorno digital.
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