Con la reforma electoral de 1989-1990 nació el otrora Instituto Federal Electoral (INE) y entre sus múltiples atribuciones fue la instancia responsable de conformar un padrón electoral, insumo básico con el que se integró el primer listado nominal de personas electoras y, con ello, la edificación de una credencial para votar cuya primera prueba de fuego fue la elección federal de 1991.
Desde entonces la credencial para votar, con sus múltiples medidas de seguridad, ha sido un elemento de confianza para que la ciudadanía pueda ejercer su derecho al voto. Incluso, a pesar de que la credencial para votar fue concebida solo como el instrumento de identificación para votar hoy está plenamente acreditada y su uso es comparado, sin serlo, como una cédula de identidad nacional.
La credencial ha sido utilizada en elecciones federales, locales y ejercicios de participación ciudadana.
Con la reforma constitucional en materia política y electoral de 2014, el Instituto Nacional Electoral (INE) asumió múltiples atribuciones adicionales a las del otrora IFE, una de ellas fue la de emitir la credencial para votar desde el extranjero.
Así, y a lo largo de estos años, el IFE como ahora el INE basados en tecnología avanzada, han incorporado de manera progresiva diversas características de seguridad con la finalidad de evitar la falsificación de este importante documento.
Bajo este contexto, el INE da un nuevo paso en la consolidación de nuestra democracia, toda vez que, en ejercicio de sus atribuciones constitucionales y legales aprobó, el pasado 7 de agosto en el Consejo General, su máximo órgano de dirección, la actualización el modelo de la “Credencial para Votar en territorio nacional” y la Credencial para Votar desde el Extranjero”, en la que se incorporaron mecanismos tecnológicos de vanguardia y elementos de seguridad que tienen la finalidad de fortalecer la confianza de la ciudadanía y, con ello, el óptimo desarrollo de los procesos electorales que se desarrollan a lo largo y ancho del país, y para que las y los mexicanos residentes en el extranjero puedan ejercer plenamente su voto.
Esta decisión tomada por el INE no es menor; la credencial para votar es el símbolo tangible del derecho político-electoral más fundamental: el derecho al sufragio; es también una herramienta de inclusión, de identidad y confianza.
Hoy nuestra credencial para votar es un referente internacional, y el modelo aprobado por el INE contiene múltiples innovaciones tecnológicas de última generación tales como códigos QR de servicios y de alta densidad para un acceso rápido y seguro, permitiendo verificar la autenticidad de la credencial para votar; incluirá una fotografía digital visible al reverso, en lugar de la fotografía que era impresa con tinta ultravioleta, entre otras medidas de seguridad.
La credencial para votar seguirá conservando elementos como el estado, municipio, localidad, sección, año de registro, año de emisión, así como la vigencia. También, conservará la zona de lectura mecánica, la huella digital, la firma de la ciudadana o ciudadano, así como el elemento táctil.
El Acuerdo aprobado por el INE determina que la producción del nuevo modelo de credencial para votar comenzará durante el primer semestre de 2026 para que su uso sea a partir de la elección de 2027 en la que, en la elección federal se renovará la Cámara de Diputadas y Diputados; a nivel local habrá elecciones en 17 entidades federativas para la elección de titular del Poder Ejecutivo local, en 30 estados se renovarán los congresos locales y en otros tantos se renovarán las autoridades de los ayuntamientos y de las alcaldías para el caso de la Ciudad de México.
La credencial para votar seguirá siendo el documento más confiable y accesible para ejercer el derecho al voto y hasta ahora, para acreditar la identidad de la ciudadanía ante múltiples ámbitos. Con esta decisión, el INE ratifica su vocación democrática y su compromiso con la innovación y responsabilidad de garantizar procesos electorales auténticos, seguros y libres.
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