Directora Ejecutiva de Capacitación Electoral y Educación Cívica del INE, María Elena Cornejo Esparza: Muy buenas tardes a todas y a todos.
A nombre del Instituto Nacional Electoral les damos la más cordial bienvenida a la Presentación Editorial “Violencia digital y mediática”, de la autora Olimpia Coral Melo Cruz, que la tenemos aquí con nosotros y nos da mucho gusto y nos sentimos muy honradas.
Saludo también a las personas que nos ven a través de las redes sociales o de cualquier otra plataforma mediática.
Como ustedes saben, el INE tiene, además de organizar las elecciones, porque siempre pensamos que el INE solamente organiza las elecciones; organiza más que elecciones y entregar la credencial para votar con fotografía; tiene una gran responsabilidad para difundir temas relacionados con promover la cultura política democrática, y para ello cuenta con un sello editorial.
Ya se dieron cuenta, si pasaron y vieron el stand, tenemos un amplio sello editorial que se produce durante; tenemos un calendario y un programa para cada año y tenemos siete colecciones, y entre esas siete colecciones están dirigidas a diferentes públicos.
Entre los públicos hay para el público en general, hay para la niñez y juventudes, están dirigidos también a personas especializadas en el tema de la cultura política democrática, pero también tenemos uno denominado Conferencias Magistrales, y en el tema de Conferencias Magistrales contamos con la participación de Olimpia en su momento y después esta conferencia se traduce en un texto, en una obra, que es la obra que vamos a presentar el día de hoy.
Yo les comentaré que esta presentación está destinada en 15 minutos primero para la autora que nos presente su obra, la estructura, cómo nació, que nos explique el contenido de la obra y posteriormente le pediré a la comentarista que ahorita les presentaré, que ella comente la obra de la autora.
¿Quiénes nos están acompañando el día de hoy? Como ya lo comenté, la autora Olimpia Coral Melo y nuestra Consejera Electoral del INE, la Consejera Claudia Zavala, quien es una gran impulsora del sello editorial y de la cultura política en el Instituto Nacional Electoral.
No voy a seguir el guion, primero presentaré tanto a la autora, como a la comentarista para que una vez que concluya… ¿a ti no te presento? Bueno, presentaré a la autora, la consejera dice que todo mundo la conoce, entonces, presentaré a la autora y después le cederé el uso de la voz porque es más importante escucharla a ella, que escucharme a mí, sin duda no me vienen a escuchar a mí, vienen a escuchar a la autora.
¿Quién es Olimpia Coral Melo? Ella es activista de tiempo completo y fundadora del Frente Nacional de Sororidad que lucha por la eliminación de la violencia de género en las nuevas generaciones y en contra de las nuevas tecnologías que se violentan de manera digital.
Creo la primera reforma en México para tipificar y reconocer la violencia digital, conocida como Ley Olimpia, seguramente han escuchado hablar de la Ley Olimpia.
Es también creadora del primer violentómetro virtual, herramienta que ha sido base para prevenir la violencia digital.
Ella es fundadora de defensorasdigitales.org, herramienta digital para orientar y brindar apoyo a mujeres y niñas ante el ciberacoso y la difusión no consentida de imágenes sexuales.
Forma parte de las 500 personas más influyentes de América Latina y de las 30 lideresas de México desde 2020. Algunos de los reconocimientos que ha recibido son: Mujer del Año, otorgado por el Heraldo de México y lo voy a decir en español y el Premio Día del Emprendimiento de la Mujer que recibió en 2017.
La Revista Time la nombró una de las personas más influyentes del mundo, bienvenida Olimpia, nuevamente al INE, pero también a esta FIL. Muchas gracias y después comentará la Consejera Zavala, que ella integra el Consejo General del Instituto Nacional Electoral, y como ya lo pidió, no haré una descripción más amplia de su trayectoria. Muchas gracias.
Te cedo el uso de la voz Olimpia, tienes el tiempo, los 15 minutos y lo que me ahorré de presentar a la Consejera Zavala.
Autora, Olimpia Coral Melo Cruz: No, hombre, gracias, qué generosas.
Muchas gracias a todas y a todos quienes están aquí, la verdad es que cambiamos de sede porque hubo un relajo en el Aeropuerto de la Ciudad de México y entonces todo es culpa del aeropuerto, okey. Pero muchas gracias por estar aquí.
Gracias a quienes vienen voluntariamente a fuerza, gracias a quienes vienen voluntariamente de verdad, gracias a todos y a todas.
Y bueno, yo quiero platicar un poquito de lo que significa la violencia digital y cómo esta violencia digital desgraciadamente ha permeado en los espacios comunes, en los espacios tangibles, y yo primero antes de todo, quisiera iniciar con un ejercicio para ver qué tanto sabemos de nuestra ciberseguridad en este momento y qué tanto estamos en relación con nuestra vida tecnológica.
Así que vamos a hacer un hack rapidísimo, vamos a hacer un TikTok todas y todos, vamos a hacer un hack para ver qué tanto sabemos de nuestra vida digital y qué tanto hemos analizado y experimentado esta vida.
Yo les voy a pedir que levanten sus 10 deditos así, todas y todos, sus 10 deditos, y que yo les voy diciendo “baja un dedo sí”, y ustedes van bajando un dedo, ¿sale?
Bajen un dedo si saben qué tipo de sistema operativo tiene su teléfono celular.
Bajen un dedo si tienen código de inicio de sesión para todas sus redes sociodigitales.
Bajen un dedo si tienen códigos de inicio de sesión para todos sus dispositivos inteligentes y tecnológicos.
Bajen un dedo si ustedes tienen un correo público, un correo privado y un correo íntimo para toda su vida digital.
Bajen un dedo si ustedes han analizado o se han buscado su nombre o su vida digital, su personalidad digital dentro de cualquier servidor, su nombre, ¿se han buscado?
Baja un dedo si sabes cómo des indexar documentos o contenidos, ¿saben cómo borrar contenidos de Internet?, ¿saben cómo borrarlo?
Baja un dedo si tienes tú un protocolo en caso de que se te pierda tu teléfono celular.
¿Sabes cómo?, ¿sabías que puedes tú reportarlo a Locatel y que automáticamente se borra toda la información de ese teléfono?
Baja un dedo si tú haz hecho tu testamento digital. Si mañana te mueres, ¿quién se va a quedar con tus imágenes?, ¿quién se va a quedar con tus datos?, ¿Quién se va a quedar con la vida digital que hoy es pública y que es de tu dominio, con quién se va a quedar?
Baja un dedo si sabes dónde se almacenan y guardan las fotografías y los metadatos que tiene tu cámara de tu teléfono celular.
Y por último, baja un dedo si tú, además de todo esto, has analizado, has visto, has buscado cómo es que se genera tu huella digital.
Listo. Si bajaste tus 10 deditos la calificación en ciberseguridad en este momento es 10; si bajaste cero dedos tu calificación en ciberseguridad es cero. En ese promedio, la mano que tengan levantada es su calificación en ciberseguridad en este momento.
Cuando bajar todos es 10 y cuando no bajar ninguno es cero. De eso estamos hablando, de la violencia digital.
Y ahora quisiera yo que levantara la mano quién puede ser víctima de violencia digital. Todos y todas, ¿no?
Por lo tanto, en este sentido, si todas las personas podemos ser víctimas de violencia digital, yo quiero explicar, entonces, que es verdad cuando me dicen: “Olimpia, ¿es que es verdad que le pasa esta violencia a hombres y mujeres?”, eso es verdad.
¿Es que hombres y mujeres podemos vivir la violencia, tanto sexual, psicológica, mediática y hoy digital? Eso también es verdad.
Lo que no es verdad es que nos impacta de la misma forma a mujeres y a hombres.
Lo que no es verdad es que la hipersexualización de los cuerpos de las mujeres en proporción a la hipersexualización de los cuerpos de los hombres no tienen el mismo impacto social y para muestra vamos a poner varios botones.
El primer botón es que la gran mayoría de nosotras las mujeres aprendimos, nos programaron, tenemos un algoritmo de programación cerebral, social, que nos ha hecho normalizar ver nuestros cuerpos desnudos como objetos sexuales y no como sujetas de derechos.
Fíjense, todas caminamos, desde pequeñitas, en un centro comercial, en una plaza pública, en la plaza de revistas de la plaza pública de nuestros pueblos, donde vendían revistas y periódicos. Todas, desde niñitas, normalizamos ver a mujeres semidesnudas en revistas de caballeros, a las que le llaman “de caballeros”; revistas que además pornifican nuestros cuerpos, todas desde pequeñitas lo vimos y lo vimos normal.
Cuántos, si es verdad que esto le pasa a hombres y a mujeres en las mismas proporciones y que no debería haber lucha para la eliminación de la violencia hacia las mujeres, yo quisiera que analicemos y que cuestionemos, caballeros, cuántos de ustedes iban de la mano con sus papás a la tienda de revistas y vieron revistas de hombres semidesnudos, calendarios de hombres semidesnudos, fotografías de hombres semidesnudos, que consumieran las mujeres además, y que fuera normal que las mujeres consumamos sus cuerpos como si fueran objetos sexuales y no sujetas de derechos.
Vámonos con la vida de abrir un centro comercial. ¿qué es lo primero que hay cuando se inaugura una tienda? Hombres semidesnudos repartiendo volantes, ¿qué es a la mitad de los round cuando hay un embate de box? Mujeres semidesnudas.
La pregunta que yo me hago es, ¿por qué no son hombres semidesnudos? Y la pregunta que me han hecho es: “no, pues que haya igualdad, también que se desnuden los hombres y que anden ellos”. No, es que no se trata de eso porque tiene el mismo sentido de raíz, la misma estructura y entonces sería de igualdad.
Y diría una de mis autoras favoritas, Silvia Federici: “es que nosotras no queremos igualdad, ¿igualdad con quién? Con el hombre que tiene que caminar altas jornadas de trabajo para recoger agua en las sierras más pobres de nuestros estados. ¿Igualdad con quién? Con el hombre que tiene diferentes condiciones de salud mental, por ejemplo, sabían que son más los hombres quienes se suicidan en América Latina que las mujeres. ¿Igualdad con quién? Con el hombre que vemos pidiendo limosna en los semáforos de cada cruce de calle que tiene otra vez problemas de drogadicción, problemas de salud mental, al que llamamos drogadicto, mariguano, etcétera”.
No es que nosotras y parafraseando de Silvia Federici, nosotras no queremos igualdad, ¿igualdad con quién? Con esos hombres que ya viven en condiciones de desproporción y desigualdad, discriminación y problemas.
No, nosotras queremos la muerte de un sistema patriarcal que afecta a hombre y a mujeres, sí, pero que se jode, se ensaña contra las mujeres y contra las niñas, que se ensaña contra las niñas y las mujeres.
Y para esto podemos tener varios ejemplos, para estos ejemplos es que hoy en día, por ejemplo, la gran mayoría de los que venimos a esta Feria Internacional del Libro; mujeres para venir a la Feria Internacional del Libro, ¿qué me voy a poner? Estos zapatos, esta blusa, no, pero es que esta blusa se me ve escotada y después me van a andar diciendo “ay, Licenciada o consejera, se vino usted muy escotadita” o cuando nos dicen, cuando no nos pintamos, cuando no nos maquillamos “te viniste desarreglada, no te arreglaste” como si estuviéramos descompuestas.
O desgraciadamente cuántas de ustedes, cuántas de nosotras hemos escuchado el dicho famoso: “los hombres llegan hasta donde la mujer quiere”, cuántas de nosotras nos dijeron: “¿A dónde vas”, “voy a la Feria Internacional del Libro”, “regrésate inmediatamente para acá de vestir, mira cómo vas toda escotada, mira cómo vas toda pegada”?
Si es que existen las mismas proporciones, yo quisiera preguntar, por qué ninguno de los hombres que están aquí sentados alguna vez les dijeron? ¿A dónde vas con esa camisa abierta hasta acá de Julión Álvarez? que nos ves que por eso los acosan, que no ves que por eso los violan y luego andas organizando marchas con tus amigos para que no los acosen, pero mira cómo te vistes Roberto, pero mira cómo te vistes Joaquín, porque la gran mayoría de las que estamos aquí sí lo hemos vivido así.
La gran mayoría de las que estamos aquí sí lo hemos vivido así, la gran mayoría de las que estamos aquí además nos responsabilizaron por la violencia que vivimos, por cómo te vestías, por cómo quedaste en la fiesta, por cómo caminaste, por cómo te reíste o peor aún, por cómo mandaste fotografías íntimas o por cómo existes como mujer.
Y es que este análisis nos tiene que llevar entonces la extensión de la vida virtual, hoy esa situación es que normalizamos en los espacios digitales, se traspasan, hoy que lo normalizamos en los espacios físicos, se traspasan a los espacios digitales y esa, entonces, condición de hipersensualización de los cuerpos que ya normalizamos en los espacios off line, se traspasan a los espacios on lince.
Es por esta razón que causa muchísimo más efecto negativo y muchísima más burla y muchísimas más condiciones sistemáticas de violencia cuando difunden una fotografía sexual de una mujer a cuando difunden una fotografía sexual de un hombre, no significa por ejemplo, que la Ley Olimpia no les beneficia a ustedes como hombres, no significa que ustedes no puedan denunciar por acoso, no significa que se desconozca que exista la violencia.
Significa que desgraciadamente en la extensión de nuestras vidas hemos otra vez normalizado que los cuerpos de las mujeres son objetos sexuales y no como tal, sujetas de derechos y todavía aún, todos los derechos que hoy tenemos las mujeres, hemos tenido que conquistarlos para llegar a ser, hemos tenido que luchar para llegar a ser, se hizo la Revolución y a pesar de que nosotras luchamos en la Revolución, no quedaron plasmadas nuestras prácticas políticas dentro de la Revolución, tanto que nosotras empezamos a votar hace apenas 60 y tantos años, 67, 69, que me corrijan, cuando ustedes como hombres desde la creación de nuestras constituciones, ya podíamos votar, tanto que nosotras tuvimos que luchar para el derecho al divorcio, tanto que tuvimos que luchar simplemente para que hubiera un principio de igualdad en las constituciones, para que los hombres y mujeres seamos iguales por naturaleza constitucional, tuvimos que luchar esas que llamaron locas, feminazis, en su momento, tuvieron que luchar.
Fíjense, sabían que una de las anécdotas que se cuentan del por qué se inicia el 10 de Mayo, fue justamente porque las mujeres en el sur de nuestro país se empezaron a levantar por el derecho al voto, por el derecho al sufragio, y entonces el gobierno en ese entonces dijo: No, no, hay que recordarles a las mujeres para qué son, si desde pequeñas les enseñamos a amamantar, a criar, a servir, a ser dadoras, hay que recordarles a las mujeres ellas, por el útero que poseen, solo funcionan económicamente, políticamente, socialmente, como dadoras de vida”.
Y entonces, si nosotras analizamos el día de las madres, más allá de la romantización que se da, es que las mujeres están levantando en los ures globales por el derecho al sufragio, no, no, hagamos el día de las madres para recordarles a las mujeres de qué sirven y de qué valen.
Y entonces, todas dijimos: “sí es cierto, es verdad”, tanto que la gran mayoría de todas nosotras, hoy todavía en esas condiciones de normalización, no distinguimos a veces, que somos sujetas de derechos en el sentido estricto de que era aspirada a casarse, a tener hijos, como una máxima exponente de nuestra realización como mujeres.
No significa que todas pensemos así, significa que todavía existe una latente, tanto que hay matrimonios infantiles en las sierras de nuestros países, tanto que todavía las mujeres se les corta, se les rebana, se les mutila el clítoris para que solo sean fábricas de bebés y no sientan placer cuando el único órgano sexual dedicado al placer, está en nuestros cuerpos, lo tenemos las mujeres, etcétera, etcétera, etcétera.
¿Qué tiene que ver esto con la violencia digital? Todo, porque entonces, cuando una exposición o sobreexposición de nuestros cuerpos se hace dentro de los espacios digitales sin nuestro consentimiento, vaya, cuando existe la violación a la intimidad sexual de las personas, causa muchísimo más impacto y muchísimo más efecto en el cuerpo de las mujeres con un doble sentido de moralidad.
Porque sí te dicen: “tápate, cierra las piernas, no enseñes, no estés provocando, no digas, no hables, no te rías así”, pero cuando pagan por sexo, cuando van a lugares donde existen mujeres en condiciones de prostitución, o cuando pornifican nuestros cuerpos, ahí sí no hay problema que enseñes, que hagas, que digas.
Entonces, esta doble moralidad genera que además, con la máxima viralidad que es el segundo efecto de la violencia digital, cause muchísimo más estragos en la vida de las mujeres y en la vida de las niñas.
La violencia digital no es solo la sexual, la violencia digital son aquellos actos agravados y perpetuados, en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación que dañan la privacidad, que dañan la intimidad, que dañan la seguridad, que dañan los derechos humanos de las personas que habitamos Internet y evitamos otros espacios digitales y que, además, esta violencia o una de las violencias que más permea es la violación a la intimidad sexual o la violencia sexual digital.
Antes de la Ley Olimpia, cuando hablábamos de violencias digitales en nuestro país, hablábamos de todo lo relacionado con la cuestión económica, financiera, bancaria; robo de tarjetahabientes, fraudes interbancarios, robo de identidad, y que a la raíz de la Ley Olimpia empezamos a hablar de los derechos humanos que tenemos las personas en los espacios digitales.
Pero una crítica también importante es la conceptualización de la violencia digital. Nosotras hicimos el concepto de violencia digital, reconocido por la ONU como un hito para América Latina, este mismo concepto hoy lo estamos defendiendo de organismos internacionales, por ejemplo, como la OEA, que le quiere llamar a la violencia digital, violencia facilitada por las tecnologías.
Decirle que la violencia está facilitada por las tecnologías sería eliminar la responsabilidad de los grandes imperios tecnológicos que sí son dueños de nuestros datos, que sí son dueños de nuestra información, que sí tienen una responsabilidad.
Decir que se facilita significaría que el medio comisivo digital, o sea, Facebook, Twitter, Instagram y los espacios digitales solo son un medio donde se traspasa la violencia y que los responsables de la violencia solo son los usuarios y las usuarias de internet, cuando no es así.
Sí existe un algoritmo patriarcal que tiene sesgos, que aunque ahorita para todo mundo ha de haber sido una idea loca que nosotras estemos defendiendo el hecho de que existe un algoritmo patriarcal, este algoritmo tiene tantos, tantos sesgos que, por ejemplo, solo el tres por ciento de las mujeres estamos haciendo conferencias relacionadas con la inteligencia artificial.
A pesar de que fue una mujer, Ada Lovelace, quien hizo la primer regla, la primer cuestión algebraica para hoy tener un algoritmo informático, fue Ada Lovelace, son cuatro señoritingos que tiene el control completo de nuestros datos de información, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, Elon Musk, etcétera, etcétera, etcétera. Sin contar que además de esto existe un colonialismo digital.
¿Se habían dado cuenta que para nombrar la violencia digital o para conceptualizar los fenómenos digitales, todo está lleno de anglicismos?
¿Cómo no queremos que haya brecha digital si todo está lleno de anglicismos? Ejemplo, para llamarle al abuso sexual infantil digital le llamamos grooming; para llamarle a la difusión de documentos sin autorización le llamamos docsing; para llamarle o intentaron llamarle a la violación a tu intimidad sexual revenge porn o porno-venganza.
Nosotras nos opusimos rotundamente, dijimos: “No, no es porno y ni es venganza, ¿cuál porno? El porno que no es placer, porque no es placer el porno, no estamos en contra del placer, del sexo, estamos en contra del porno que hipersexualizado nuestros cuerpos, que impurificó nuestros cuerpos, que nos enseña a tener sexo por medio de una cultura de violación, de dominación, “ella goza cuando la empino, cuando la agacho, cuando le llamo puta, cuando le jalo los pelos, cuando la domino” y él goza además cuando va a consumir mujeres en condiciones de explotación.
Por eso es que no es porno, ¿cuál porno? El porno que nos enseñó a tener relaciones sexuales por medio de la violación, por medio de la violencia y la dominación ¿dónde está el placer? Ni es venganza porque entonces sería otra vez recurrir a que son las mujeres las que hicieron algo para que se vengaran de ellas, ¿qué hicimos? Confiar, amar, vivir nuestra sexualidad.
La gran mayoría de las que estamos y los que estamos aquí, tal vez no escuchamos hablar del sexting en nuestros tiempos y en la manera en que vivimos, sin embargo, estamos bien relacionadas con esa cultura porno, tanto que ahorita que, y le estaba platicando a la consejera, le dije: “consejera, los que están aquí me deja hacerles un ejercicio”, me dijo: “si”. Así que ahorita los hombres que están de chaleco del INE van a pasar a revisar sus teléfonos celulares a ver cuántos tiene fotografías desnudad de mujeres que no conocen.
Adelante, compañeros, por favor, saquen sus teléfonos celulares a ver cuántos tiene fotografías sexuales de mujeres que no conocen.
¡Ah, verdad! Seguramente no todos, pero es algo relacionado con nuestra cultura, cultura machista, la gran mayoría tenemos visibilizado o normalizado el que en el grupo de la carnita azada, en el grupo del futbol, en el grupo del trabajo nos intercambias fotografías sexuales de mujeres que no conocemos, que mientras tú estás de este lado viendo esa fotografía, masturbándote, erotizándote, viéndote, burlándote con algún otro cuate, del otro lado de la pantalla puede estar una mujer como Julissa Jaqueline, suicidándote al mismo tiempo que tú te estás masturbando.
Mientras tú estás de este lado de la pantalla burlándote de esa persona que a lo mejor te mandó tu cuate en el grupo y que no la conocer, esa mujer ya podría estar muerta o podría estar viviendo los estragos de una violencia sexual digital que existe.
Ser víctima de violencia digital es como si te violaran sin penetrarte, no necesitan tocar tu cuerpo para violarlo cada vez que difunden, comparten distribuyen esas imágenes y lo peor de todo es que te hacen sentir a ti culpable y lo peor de todo es que no solo te viola el origen, la primera persona que lo difunde, te violan todos cuando le dan like, te violan todos cuando le dan compartir, te violan todos cuando lo difunden, cuando masifican la violación sexual que vives.
Y no por ser virtual significa que no sea real, existe, daña.
89.9 por ciento de las víctimas de violencia sexual digital somos mujeres y ojo, 69.3 por ciento somos mujeres universitarias y las mujeres donde más nos ataca esta violencia es de 18 a 30 años.
Yo les digo esto, porque yo fui sobreviviente a ese tipo de violencia, de mí hace años difundieron un video sexual sin mi consentimiento, el cual desgraciadamente también la industria porno me llamó “Gordibuena de Huachinango, Puebla”, del lugar de donde yo soy originaria, diario recibía más de 40 solicitudes de amistad, principalmente de hombres pidiéndome bajar o no subir ese video; diario es levantarte con la zozobra, con el miedo, con la vergüenza.
Yo no hubiese querido tener esta cara que ustedes ven de Olimpia, yo pensé que un cirujano plástico que me quitara esta cara para poder presentarme en la escuela sin que la gente dijera: Mira, ahí va la puta del video sexual. Mira, ahí va la que se dejó grabar.
Porque cuando a mí me pasó y buscabas violencia digital ni existía nada ni estaba tipificado, tanto que yo fui a poner una denuncia a un Ministerio Público y lo primero que me dijo el Ministerio Público fue: ¿Y a ver el video? ¿Te violó? ¿Estabas borracha? ¿Estabas alcohólica? ¿Cuántos años tienes? Le dije: No, ya soy mayor de edad. Si fueras menor de edad el delito sería pornografía, pero como eres mayor de edad, para qué te dejas grabar.
Mira, y me levanta un librito, la Constitución Política de México, y me levanta otro, el Código Penal de mi estado Puebla, los hojea y me dice: Eso en este país no es un delito, eso en este país no es violencia, dime dónde dice que lo virtual es real, lo virtual no es real niña, vete a tu casa que te eduquen bien, porque para qué te dejas grabar.
Éramos dos personas quienes salíamos en ese video sexual, mi expareja y yo, un hombre y una mujer, pero solo a mí me señalaron, solo a mí me criticaron, solo a mí me sobajaron, me humillaron y me hicieron responsable de lo que estaba yo pasando, a él nada.
Paso el tiempo y para terminar y finalizar esto, el día en el que más sentía yo más vergüenza, fue porque además esta violencia siempre te va a decir, la violencia sexual digital, y lo van a ver en tú escuela y lo van a ver en la calle y lo va a ver tu familia y lo van a ver en el trabajo. El mayor rezago era la familia, un domingo familiar, cuando estábamos a punto de ver una película todos en casa, con palomitas y todo, yo estaba llorando deprimida porque evidentemente yo ya vivía con los estragos de esta violencia, avergonzada, con miedo, yo quería suicidarme, yo intenté tres veces en mi vida hacerlo, mi mamá, entra mi hermano por la puerta y avienta el teléfono celular y le dice a mi mamá: Ahí está ese video que dicen que hay de mi hermana, sí existe, es real y me lo acaban de mandar por WhatsApp”.
Mi mamá se abalanza al teléfono y dice: “¿cuál video?”; le dije: “no mamita, por favor, no lo veas”; me dice: “no, a ver, ¿cuál video?”; y le digo: “no mami, por favor, no lo veas”.
Como buena mamá, me gana ese teléfono celular y le pone play a ese video de un minuto con 30 segundos y lo empieza a ver.
Que lo haya visto el pueblo entero me daba exactamente lo mismo, que lo hayan visto en el trabajo, en la escuela, qué más daba, pero que lo vea tu mamá delante de ti, fue lo peor que a mí me hubiera pasado.
Yo le di la vuelta a la cama de mi mamá, me hinqué en su rodilla derecha y le dije: “mamita, por favor, perdóname, perdónenme todos, sí es cierto que soy yo la culpable. Soy yo la del video sexual, soy la puta, la mala, la zorra, la que se dejó grabar. Discúlpame, mami, yo no quería que esto pasara, yo me quiero morir, ayúdame a tener un cirujano plástico que me quitara esta cara de Olimpia para poder salir a la calle, ayúdame a irme del país, ayúdame a matarme, yo no quiero vivir”.
Mi mami, con la preparatoria trunca, mi mami obligada a parir a los 16 años porque mientras se siga penalizando el aborto en cualquier espacio, siguen siendo mujeres obligadas a parir.
Mi mami, en una condición paupérrima, en un matrilinaje de mucha desigualdad, ¿qué querían que me dijera?, yo pensé que me iba a golpear, yo creí que me iba a correr de la casa, yo pensé que iba a llamar culpable como todos y mi mami, a pesar de sus desigualdades, lo que hizo fue acariciarme el cabello, llorando ella, llorando yo, me dijo: “hija, yo solo quiero que me digas una cosa, ¿tú querías que este video lo vieran todos y lo vieran todas?”; yo con los ojos con lágrimas avergonzada, me voltee a verla a los ojos y le dije: “no mamita, claro que no”; “dime la verdad, Olimpia, ¿tú querías que este video lo vieran todos en la calle, que todos se burlaran de ti, que todos vieran tu cuerpo desnudo como lo están viendo?”; yo voltee a verla, le dije: “mami, te juro que no”.
Y entonces, me agarró del piso, me puso delante de mi familia de pie y entonces les dijo: “entonces, no es su culpa”, “qué vergüenza hija me daría ver de ti robando, diría: qué horror, mi hija es una ladrona y hay un video”, “qué vergüenza me daría que existiera un video de ti cometiendo un acto de corrupción, diría: qué horror, mi hija es una corrupta”; me dijo: “hija, ¿a cuántos políticos corruptos hay en este país con todo y videos, y ahí andan campantes en la calle sin que nadie les diga nada”; me dijo: “qué vergüenza me daría que te gustaran los toros, los gallos, la violencia a los animales, que tuvieras un perrito en la azotea, diría: qué horror, mi hija es una agresora, no tiene sentimientos”; pero me dijo: “pero un video de ti, mi amor, teniendo sexo, eso a mí no me da vergüenza”.
Y entonces, me dijo una frase que voy a repetir con todas sus palabras, que me ayudó a entenderlo todo, me dijo: “hija mía, tú no hiciste nada malo, tú no hiciste nada que otras personas no hagan, mi amor, todas y todos cogemos”, y empieza a señalar a mi familia, “tu hermana coge, tu papá coge, tu prima coge, el policía que te juzgó, coge, todos los que andan hablando de ti, cogen mi amor, y con toda mi vergüenza te lo digo, hasta yo cojo, la diferencia es que a ti te ven coger y eso no te hace una delincuente ni te hace una mala persona. Hija, lucha porque tienes derecho a la intimidad”.
Esa señora fue la primer persona en mi mundo que a mí me dijo que yo no tenía la culpa y es que creerle a las víctimas es el primer acto de justicia que podemos tener. Esa persona me enseñó, no fácil, no rápido, a que yo tenía que luchar.
Conocí más casos de mujeres que al igual que yo habían sido víctimas de esta violencia, pero que a diferencia de mí no tenían una familia que las apoyara. Y es que cuando cuento esta historia, llevo más de una década contando esta historia y cuando una se vuelve activista de su propia historia ve esas caras, tienes que contar y tienes que hablar de sexo, tienes que hablar de cosas, tienes que hablar de tu propia intimidad, exponiéndote que a lo mejor alguien por acá diga: “No manches, qué horror con la violencia digital”, alguien acá diga: “No, qué horror”, pero alguien por allá o por acá diga “A ver, wey, busca el video”.
Porque tenemos a veces la mente tan pequeña que en lugar de hacernos responsables y en lugar de visibilizar que una a veces tiene que revictimizarse a sí misma, tomar un micrófono y anunciarlo con tantos altavoces, exponiéndote a la burla, exponiéndote a los ojos de morbo, exponiéndote una y otra y otra y otra vez a todas esas burlas, de los que seguramente son los reyes del pack de nuestros salones de clases; las burlas de los que seguramente son los que guardan fotografías sexuales de mujeres que no conocen; el señalamiento de los que seguramente no saben, que no les enseñaron a ser machistas, se hicieron machistas; que no les enseñaron, que no es cierto que nacieron agresores, nos hicimos agresores, y hay una oportunidad para cambiarlo.
Hoy, después de esta historia, yo me di cuenta y pregunté por qué diablos en este país eso no es delito, por qué diablos en este país eso no es una violencia, y empecé a estudiar, me dediqué los meses de encierro entero a hacer hoy la primera reforma legislativa en América Latina, aprobada hoy en Panamá, en Argentina, en México y esperamos próximamente en Honduras, en Guatemala y en Colombia, para reconocer la violencia digital, para que todos ustedes que están aquí si vivieran violencia digital puedan asistir a un centro de justicia y nadie les diga que esa violencia no existe por ser virtual, para que cualquiera de los que están y las que están aquí si viven violencia sexual digital puedan denunciar a esa persona y esa persona pueda estar consignada hasta con 12 años de cárcel.
Hoy, gracias a la Ley Olimpia el 4 de diciembre, el próximo miércoles 4 de diciembre, podemos tener la primera sentencia en el mundo del uso de inteligencia artificial de una persona, Diego “N”, de 23 años, que tomó las fotografías de redes sociales de sus compañeras del Instituto Politécnico Nacional, las desnudó, las alteró con inteligencia artificial y después se presume que hasta las comercializaba dentro de la escuela.
Las ocho alumnas del Politécnico Nacional, valientes, lo denunciaron por la Ley Olimpia y como la Ley Olimpia reconoce a quien difunda o produzca fotografías, videos o imágenes de contenido real o alterado de una persona sin su consentimiento podría pasar hasta 12 años de cárcel; bueno, Diego “N” lleva más de un año viviendo su proceso detenido en la cárcel y está a punto el próximo miércoles, esperemos que el Juez Francisco Franco Silva le dé una sentencia condenatoria ejemplar.
Les pido que nos ayuden, los que no puedan estar físicamente en el reclusorio oriente, suban un tweet, búsquenme en redes sociales, búsquenme en internet por favor bajen la publicación y ayuden a exigirle al juez que se ponga de lado de las víctimas y no de los agresores, que se corone como el primer juez en el mundo que da una sentencia con inteligencia artificial para alterar imágenes sexuales y que no vuelva a repetirse la historia.
Hoy esas compañeras están a punto de darle una justicia.
Yo no tuve justicia por parte del estado, yo no pude denunciar a mi agresor cuando difundieron mis fotografías, mi video, porque cuando a mí me pasó esto no era violencia.
Hoy mi única justicia es tener este micrófono, hoy mi única justicia es poder tener un texto en el cual mi nombre se revindique, ya no como la del video sexual, hoy la única justicia que tuve me la dio el movimiento feminista de este país, hoy la justicia me la dio mi mamá, me la di yo al luchar y me la dan las mujeres que acompañan y los hombres que acompañan esta causa.
Hoy después de años a pesar de tener un algoritmo con desigualdad y una vida virtual completamente violenta en la que yo vivo y que tengo que caminar todos los días por la calle que fui violada, que es Facebook, Twitter, Instagram, TikTok, hoy después de muchísimos años de lucha la única justicia que yo tengo es que cuando buscas mi nombre en internet, cuando buscas mi huella digital y le das enter, yo ya no soy esa Olimpia Coral Melo Cruz la puta, la mala, la del video sexual; hoy soy Olimpia la de la Ley Olimpia y esa es la única forma en la que yo he podido tener esta justicia.
Muchas gracias.
Directora Ejecutiva de Capacitación Electoral y Educación Cívica del INE, María Elena Cornejo Esparza: Muchas gracias, Olimpia.
Escuchamos ahora los comentarios de la Consejera Zavala.
Adelante, consejera.
Consejera del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Gracias.
Bienvenida, Olimpia.
Muchas gracias por estar en el INE otra vez, esta casa de todas y todos nosotros las y los ciudadanos.
Gracias por tu viaje, por las prisas, pero se aferró a estar presencia, porque le dimos la alternativa virtual y dijo: “no, yo quiero llegar”. Muchas gracias, porque sé lo que significa ese esfuerzo.
Y gracias a ustedes por estar aquí, a quienes nos siguen también por las redes sociales.
Pero a mí me empezó a llamar la atención ver a tantas y a tantos jóvenes y yo dije: Ándale, sí quieren estar aquí y porque es el tema de hoy, porque justamente creo que lo que hoy nos enseña Olimpia es esa toda esa parte que tuvo que reestructurar para que ninguna de ustedes, ninguno de ustedes pueda y esté sin armas para las violencias que todos los días vivimos y nosotras también, las grandecitas, porque las violencias nos atraviesan a todas.
Claro, las juventudes tienen una forma de comunicación virtual y se traslada y tan se traslada, que hay muchas mujeres que han muerto, que hay muchas mujeres y hombres, algunos hombres también, que frente a estas violencias no resisten y claudican en sus vidas.
¿Pero qué puedo comentar yo? Miren, Olimpia nos dio toda una epistemología de género femenina, de toda la teoría de género concentradísima, pero que es lo que hoy tenemos y reconocemos en nuestra estructura patriarcal.
Y después nos dio toda una experiencia de cómo llegó a construir un modelo legal con las resistencias, aquí van a ver las resistencias, porque no fue fácil, no le abrieron las puertas los diputados ni las diputadas, no le abrieron nadie, pero yo lo único que voy a resaltar, porque quiero que ustedes también dialoguen con ella, ella está aquí para ustedes, no como para que oigan mi voz.
Pero quiero resaltar esto, fue un gran logro, un gran logro en la conquista de nuestros derechos, todavía tenemos una estructura que nos está matando y que todas y todos los tenemos que asumir y lo tenemos que remediar.
Hoy hay un instrumento, pero siguen los mismos ministerios públicos, o sea, ya tenemos un instrumento, pero todavía tenemos la estructura social que aún con ese instrumento nos van a querer culpar, nos van a querer responsabilizar.
Y yo nada más resalto aquí, porque con esto quiero cerrar mi intervención para que ustedes intervengan: La importancia de su mamá, de la actitud que tuvo su mamá y eso nos llega a nosotros, porque somos tan dobles morales que en otros momentos nosotros mismos recriminamos las situaciones, ¿no?, no nos importa porque queremos quedar bien con esa sociedad que está matando a las mujeres.
Entonces, sin ese apoyo, Olimpia no estaría con nosotros, sin esa confianza de “yo te creo y tú no hiciste nada mal, y tú no eres culpable”; y eso, las mamás, qué bueno que estamos aquí muchas mujeres, debemos de tenerlo bien claro, porque yo cuando escuché por primera vez a Olimpia, cuando ahora repasé el texto, me puse en el espejo y dije: “he actuado mal de frente”, yo tengo dos hijas, jóvenes como ustedes y hay que reestructurarnos nosotras, también para caminar en eso, porque, ¿qué creen? Que somos parte de lo mismo, somos violentadas, ultrajadas.
Nosotros vivimos muchas cosas en lo físico, yo decía: “uy, todas las reglas, yo me quedé en cuatro y eso que soy una persona que usa redes públicas y estoy en lo público”, ¿no?
Imagínense, no tenemos el cuidado.
Entonces, hay que llevarnos de tarea: una, nunca, nunca juzgar a nadie; dos, creerle a las víctimas, nadie mentimos cuando somos violentadas como personas, como mujeres más; y, saber que no tenemos una estructura social fácil, que seguimos teniendo a personas, aun cuando hayan alcanzado una ley, seguimos teniendo personas que nos revictimizan, que no nos creen y que generan un ambiente más adverso para las víctimas, pero que entre todas nosotras, entre todos nosotros, yo sí creo que ustedes nos están marcando una pauta diferente. Una pauta diferente de comunicarse, de cómo actuar, pero también debemos tener esos cuidados y tenemos que aprender a transformar nuestra sociedad.
Me da mucho gusto que estén aquí tantas juventudes. Y yo les dejo el micrófono, de verdad, aprovechemos ahora, porque Olimpia es una mujer muy formada, lamentablemente a partir de la experiencia tuvo que aprender muchas cosas, pero que nos puede compartir más.
¿Quién quiere platicar con ella? Les pasamos el micrófono.
Si me ayudan, compañeros, por favor, compañeras.
Por acá.
Pregunta: Gracias. Hola, buenas tardes.
Primero, es qué gusto que nos puedas acompañar. Yo soy Licenciada en Políticas Públicas de la Universidad de Guadalajara, recién egresada de ahí, y tengo tres preguntas.
Bueno, cuando hablamos de violencia, de cualquier tipo de violencia, de las miles que nos atraviesan el cuerpo, el alma y la mente, sabemos que primero se tienen que nombrar, porque no existen en los códigos penales, porque no están en la Constitución. Después de que se nombra se legisla, ¿sí?, luego se ejecuta, pero hay un mundo de diferencia entre lo que está en nuestras leyes y el cómo desde los ministerios públicos, desde las distintas instancias, a veces hasta tristemente en los centros de justicia para mujeres y demás es lo que sucede, ¿no?
Sé que puede ser complejo, pero ¿cuál sería el primer paso que tendrían que dar las instituciones que procuran y que ejercen la justicia para que entonces las mujeres se sientan muchísimo más seguras para poder denunciar?
Hace poco tuve que ir a un MP a poner una denuncia, no me quedaron ganas de volver nunca jamás y llevo casi un mes ahí. O sea, ni siquiera lo han turnado a un Juez.
Entonces, ¿por dónde se puede empezar?, sí para que las instituciones lo ejerzan, pero para que también nosotras los conozcamos. Porque a mí me queda claro que el movimiento feminista lo que trata es que todas las mujeres sean conscientes de sus derechos, de lo que son como personas y de lo que valen, pero sé que faltan como muchas cosas, pero cuál pudiera ser ese primer paso.
La segunda es en el tema de violencia digital y ya como está en la ley, ¿la violencia digital tiene alguna fecha de prescripción?, que según yo así se llama, porque tengo entendido que para algunos delitos, como la violación y demás sí prescriben, ¿no, en el tema de los delitos.
Y la tercera, cómo se sale de esta idea que te ponen de ser víctima o de esta criminalización tan grande que puede llegar a ver cuándo alguna sufre algún tipo de violencia? Porque es complejo, cuál fue la primera cosa, me queda claro que la conversación con tu mamá que me imagino que ha de haber sido lo más poderoso que en ese momento pudiste tener, pero ¿qué más se necesita para salir de ese espacio de víctima y tratar de convertirlo en algo positivo para que a ninguna otra le vuelva a pasar?
Gracias.
Autora, Olimpia Coral Melo Cruz: Voy a contestar.
¿Cómo dijiste que te llamas?
Pregunta: Susy.
Autora, Olimpia Coral Melo Cruz: Susy, de atrás para adelante.
La última, yo creo que la respuesta de la última pregunta, para salir de ser víctima se necesita digna rabia y no es un panfleto, digna rabia como una práctica política, digna rabia como práctica política.
Cuando entiendes que no eres culpable, cuando entiendes en el caso de la violencia sexual digital que tu cuerpo desnudo no es un crimen, cuando empiezas a analizar la vida en los textos jurídicos, ejemplo, los códigos penales en sus apartados de violencia sexual.
Código penal, delitos sexuales, acoso, violación, hostigamiento, delito contra la intimidad sexual hoy en día que lo castiga la Ley Olimpia.
En ninguno de esos catálogos dice: “no es acoso si la victima va vestida con falda”, “no es violación si la víctima se queda hasta la última copa de la coche alcoholizada y completamente borracha”, “no es violación a la intimidad sexual si la víctima fue la que le mandó la foto al novio”.
No dice nada de eso, dice tajantemente: “violación, acoso, a quien ultraje, a quien toque, a quien viole, a quien difunda, a quien produzca”, pero cómo socialmente otros delitos no los revictimizamos como revictimizamos los delitos sexuales y más cuando son mujeres.
Robo, te roban, nadie dice: “pues es que para qué tienes coche, por eso te robaron”, te asaltan: “pues es que para qué sales a la calle si ya sabes que vivimos en una América Latina desigualdad e injusta, también tú tienes la culpa para qué saliste a la calle”. Nadie.
Pero cuando es sexual y son mujeres, siempre nos revictimizan, siempre nos culpan y siempre minimizan la afectación y, ojo, nos hacen responsables de esa violencia.
Y ahí vuelvo al dicho común, es que los hombres llegan hasta donde la mujer quiere. Fíjense qué dicho tan machista, tan normalizado y tan común, o sea que nosotras somos responsables.
Si cambiáramos a los protagonistas de ese dicho y algún día llegaras, tuvieras tú que salir de la escuela y que tuvieras que tapar las pompis o que te tuvieras que tapar los testículos, porque en la esquina de la escuela hay mujeres viéndote los testículos, pues sí mi hijo, pero es que las mujeres llegan hasta donde el hombre quiere, date a respetar, cierra las piernas.
Cuando una entiende que vivimos en una visión del mundo que a pesar de que somos la media del mundo y somos todavía más de la media del mundo, y cuando entiendes y te empiezas a cuestionar como si te pusieras un estilo de gafas violeta y te empiezas a cuestionar la visión del mundo que nos dieron, desde los libros, desde los autores, desde los textos, investiguen, pónganle, frase que dijeron los principales autores que nos enseñan en las universidades, Hegel, Marx, Artur Schopenhauer, todos, investíguenlos todos.
Todos, e incluso investiguen la etimología de mujer y la etimología de hombre, los significados, se van a dar cuenta cómo desde el significado del que nos pusieron de lo que somos las mujeres, siempre se ha puesto como el sexo débil o el sexo que no tiene una visión propia del mundo, de la existencia.
Cuando nos hacemos responsables de eso como mujeres, cuando nos hacemos responsables de esa realidad, te entra la digna rabia, te entra de verdad y te pones a decir: No, ya no más. Cuando tu cambias tu mundo, cambias el de todas y aparece además que es solo una frase, cuando tú te salvas nos salvas a todas, pero es que sí es verdad.
Cuando una se salva nos salvamos todas, cuando es la primera mamá de la generación que no quiere seguir con la misma rutina que tuvo la abuela, la bisabuela, la tatarabuela, salvas a toda una generación de mujeres.
Cuando es la primera compañera en el colegio que se pone a denunciar al maestro acosador, salva a toda una generación de mujeres.
Cuando es la primera mamá que le cree a sus hijas, salva a toda una generación de mujeres. Cuando también es el primero, porque ya basta de solo sentarse y decir: Vengo a que me expliquen las feministas. Vengo a que me digan: Carnal, únete con tus amigos, organiza charlas, háblense entre ustedes, comuníquense, el problema de salud mental de los hombres es porque no se hablan, no se dicen, y cómo la política de mujeres ha sido tan minimizada.
La política de mujeres es tan minimizada, porque si ahorita en lugar de hombres y mujeres o si estuviéramos puras mujeres digan: ¿Qué están haciendo ahí con la Consejera? quién sabe, son unas locas, con una feminazi que vino a presentar un libro y quien sabe qué están diciendo, puras cosas tontas de mujeres.
¿Saben de dónde viene la historia política y social de llamarle chisme a la política de mujeres? De los lavaderos comunitarios, cuando las mujeres no podíamos salir en otros tiempos más allá de ir acompañadas con el hombre, con el esposo, con el familiar, y teníamos que ir acompañadas.
Todavía te dicen, fíjense, no es de antes eh, no es del Siglo XVIII, XIX, “¿a dónde vas consejera?”, “Voy con Olimpia y voy con Lorena”, “¿y van solas?”, “no, voy con Olimpia y voy con Lorena”, “no, van solas, llévate a tu hermanito para que no vayas sola”, aunque el hermanito mida 60 centímetros.
Todavía nos siguen preguntando si vamos solas.
Todo esto, toda esta historia del pasado tiene consecuencias en el presente y las mujeres que salían, cuando salían solas entre ellas mismas, salían a lavar la ropa a los lavaderos comunitarios y obviamente platicaban entre ellas, ¿qué platicaban? Cosas de su matrimonio, cosas de su vida y la gente entonces dijo: “chismosas lavanderas”, las lavanderas chismosas.
Entonces, la digna rabia, la construcción del cuestionamiento de una visión de nuestro, hace que te empieces a preguntar en qué papel están las mujeres, te da, de verdad, te da rabia decir: “qué horror, cómo es que nos pusieron ese papel” y comienzas a quitarte el cascarón, tal vez nunca dejes de ser víctima en un sistema patriarcal, pero comienza a quitarte el cascarón y comienzas a preguntarte el por qué tienes que luchar para salvarte y por qué es tan importante salvarte.
En el segundo cuestionamiento de ¿qué hacemos?, ¿cómo lo visibilizamos?, la respuesta hacia una y hacia las instituciones es la no revictimización.
Sé que suena algo muy fácil de decir, que no revictimicen, pero es algo estructural, la no revictimización que tiene que ver, incluso, con lo que acabo de platicar.
Cuando a nuestros entes de procuración y administración de justicia, se les empiece a dar no solamente teoría para la perspectiva de género, sino teoría para la no revictimización y nos comencemos a ver como seres humanos y comencemos a hablar desde las construcciones de cómo emiten sentencias, de cómo se ponen de lado de las víctimas, cuando comencemos las mujeres a tener también consciencia sobre nuestra existencia adentro de esos espacios, tal vez podríamos cambiar un poco las estructuras, eso en el ámbito meramente estructural, político.
Pero en el ámbito estructural académico, debería de haber educación sexual y educación jurídica desde los primeros troncos comunes. Nos dicen: “denuncia”; levanten la mano quién sabe una diferencia entre una denuncia y una demanda; te dicen: “vamos, asiste, 01 800 MUJER”. ¿Sabes cuál es el proceso jurídico?
Es que la educación jurídica debe ser parte del tronco común, debe ser parte de nuestra estructura académica, aun sin ser abogadas, aun sin ser abogados, el tema de derecho debería de ser, es una pugna que nosotras traemos, debería de ser parte de la construcción teórica, educativa que tenemos todas las personas en una América Latina en donde existen altos índices de violencia, en una América Latina en donde hay 12 feminicidios al día, en un mundo donde cada segundo acosan a una mujer, deberían decirnos “Denuncien”, sí, pero cómo.
¿Sabemos dónde están los entes?, ¿sabemos cuál es el proceso, dónde denuncias, dónde están los ministerios públicos, cuáles son las secretarías, cuáles son las leyes que te protegen, o sea, reales?
Y la segunda es la educación digital, más allá, ojo, del software y del hardware. Porque hoy la educación tecnológica que nos enseñaron a todos y a todas es el software y el hardware, no. O sea, ustedes son más hackers que el maestro de tecnología, de verdad.
Deben enseñarnos educación digital, deberíamos estar dominando el código, deberíamos estar cuestionando la hechura, deberíamos estar haciendo nosotras los algoritmos; deberíamos de romper la brecha digital no solamente en el entorno de dominar una tecnología, sino de hacerla, de crearla, de cuestionarla.
Si a las niñas desde chiquitas no nos hubiesen enseñado a las prácticas de servir, a las prácticas de las Ciencias Sociales y nos hubiesen llevado mejor a las prácticas de las Ciencias Exactas, del dinero, de la economía, del financiamiento, yo les aseguro que hoy una práctica que sostiene el sistema económico es que es la explotación de los cuerpos de las mujeres.
¿Y a qué me refiero, chicas y chicos? Exactamente, en una pugna importante que nosotras tenemos en Defensoras Digitales, que es sobre la explotación sexual digital.
Hoy la explotación sexual digital la tenemos hasta en nuestro vocabulario. Todas alguna vez hemos dicho “Ay, consejera, pues ya mejor me voy a abrir mi Only Fans, es que gano más en el Only Fans”.
Es una pugna completa económica de una trampa patriarcal, que además utiliza nuestros discursos de empoderamiento de las mujeres para decir: “Vamos, empodérate, tu cuerpo, tu decisión y además ya hay Ley Olimpia, ya podrías denunciar”.
Yo creo que si en cinco años no cuestionamos estas estructuras de dominación económica desde la raíz, en cinco años la única oferta que nos van a dejar a las mujeres, a la comunidad LGBTTTIQ+, a las disidencias y a los que mal llamamos grupos vulnerables para nuestra autonomía económica, para nuestra dependencia financiera, va a ser la explotación en nuestros cuerpos.
Porque además es latente, todo lo que nos rodea viene en el significado otra vez de autoexplotarnos y este discurso no va hacia ti que tienes Only Fans o tú que tienes Only Fans, tú culpable porque tienes Only Fans.
No, no va para allá, no es un cuestionamiento moral, bajo el usuario o la usuaria de Only Fans, es un cuestionamiento económico, es un cuestionamiento financiero, el dueño de Only Fans ganó 83 mil millones de dólares el año pasado con la inversión cero, porque la inversión fue el consentimiento de las niñas, la inversión fue el consentimiento de las mujeres.
Ellas quieren y todavía se empoderan, se dan cuenta que hoy la práctica pornográfica de la industria porno que no es sexo nos enseñó además a validar nuestro cuerpo por medio de esa hipersexualización, ¿por qué creen que en las mañanas no nos sentimos suficientes? Soy demasiado gorda, soy demasiado flaca, soy demasiado alta, soy demasiado güera, soy demasiado morena.
Porque además nos medimos bajo un esquema de estereotipo hegemónico de belleza europeo, eurocentrista, no nuestro y todavía y no obstante hay concursos de belleza a ver quién es la más guapa, ¿guapa para quién?, ¿bonita para quién?
Y, no obstante, como no las propias mujeres vamos a querer sacarnos nuestro TikTok, cómo non nosotras vamos a querer ser aplaudidas, avaladas, con una práctica como Only Fans, si todo lo que el sistema económico está pendientes es justamente de esas construcciones de nuestro cuerpo.
Cuando yo estaba chiquita, me acuerdo de que fue a cambiar la llanta a la vulcanizadora con mi papá y vi a dos mujeres en un nicho, del lado derecho estaba la Virgen de Guadalupe, la que cierra las piernas, la que se porta bien, la que obedece la marido, la que no habla, la inmaculada, la virgen; y del lado izquierdo estaba una mujer de la revista H.
Yo como niña aprendí que eso es ser mujer, como no vamos a querer la validación de nuestros cuerpos por medio de la hipersexualización, si las primeras imágenes de las mujeres que vimos no fueron de la primera Presidenta de México, no fueron de la primera Senadora, de la primera Consejera; fueron de mujeres hipersexualizadas.
Entonces, en este sentido, es muy importante que exista educación digital más allá del software y del hardware, sino de la educación digital para construir el código, para reprogramar nuestro algoritmo, para cuestionar de raíz.
Claro que somos radicales, porque lo que queremos es cambiar de raíz el sistema, no queremos otra vez la repetición de las opresiones entre hombres y mujeres, pero queremos que haya una visión del mundo desde la existencia por primera vez, de este lado también de las mujeres.
Y si nos queda un pedacito de corazón y si nos queda un pedacito de nuestra vida, también por los animales, deberíamos de empezar ya a generar muchísima más conciencia por ellas.
Y la última, en cuestiones meramente técnicas-jurídicas, creo que debería de haber como lo que hay en la Ciudad de México, una Agencia Especializada en Delitos Contra las Intimidad Sexual, en delitos digitales, más allá de las policías cibernéticas, de manera técnica, que la única que existe la tenemos en Ciudad de México, es la única en América Latina, y que además hoy apenas hace tres años se le nombra a esta violencia, violencia digital.
Fuimos el primer franco de lucha que le puso un delito, estamos aprendiendo todavía a cómo se lleva a cabo el proceso, se está aprendiendo todavía en cómo se lleva la investigación.
Y la última, cuestionar al imperio digital, cuestionémoslo, 60 por ciento de las denuncias por violación a la intimidad sexual o Ley Olimpia que no han tenido una vinculación a proceso, es por la falta de pruebas, pruebas que son necesarias directamente a las que hay que solicitar al protagonista digital, a Facebook, a Twitter, a Instagram, que a pesar de que tienen hoy un recorrido que al menos ahí la llevan, por ejemplo, para bajar contenidos, tenemos la herramienta de stop M CII, por parte de meta o por parte de Google ya se pueden bajar contenidos, pero es que ni siquiera deberían de dejarse subir los contenidos no autorizados, son medidas paliativas.
Yo creo que la persona que tiene el mayor pad del mundo se llama Mark Zuckerberg, porque hay que enviarle tus fotos a Meta, para que les ponga un código Jas, para que las bajen y nadie más las vuelva a subir. Entonces, es volver a revictimizarte una y otra vez, en lugar de cuestionar el algoritmo con el que se programa, en lugar de cuestionar el por qué se deja subir esos contenidos.
La lucha por la Ley Olimpia no solo es una lucha jurídica, la lucha de la Ley Olimpia es una lucha política, nosotras aspiramos a que un día nos levantemos en las mañanas y digamos: Por Ley Olimpia, Google no permite que existan más mercados de explotación sexual o le mal llamamos páginas porno. Nosotras soñamos con que un día nos levantemos y digan: Consejera, se acuerda que antes íbamos a la Feria Internacional del Libro y teníamos que estar luchando para que la gente viera que lo virtual es real. Se acuerdan cuando tenían que ser las mujeres las que se iban de sus escuelas, de sus casas, de sus universidades, porque eran ellas las culpadas. Se acuerdan cuando no creíamos que esta violencia era real, y que nos volteáramos, pasos después digamos: Sí, niño, pero eso ya no existe, eso ya es muy vintage, eso ya quedó en el pasado.
De eso se trata esta lucha, de aspirar, muchos le llaman utópicamente, crean esas utopías, agárrense una causa, la que quieran, búsquense a su feminista de confianza, búsquense a su amiga de confianza, ámense y ármense, y jodan mucho y caigan gordas, y jodan mucho y caigan gordos.
Seguramente te van a decir: “ay, eres afeminado porque estas de lado de la lucha de las mujeres”, “sí”, “ay, y es que por qué estás”, sí, porque la masculinidad tóxica eso es lo que hace.
Busquen otras nuevas formas de habitar su masculinidad, busquemos y que quitemos ese caparazón de construcción patriarcal que nos hicieron sentir nuestros cuerpos, y hagamos un intento por pensar en un mundo diferente.
Defendamos lo que se ha construido, defendamos a las mujeres que han construido también instituciones y lugares, y textos, y defendamos la memoria histórica como mexicanas, como latinas, como de Abi Ayala, como Patas Rajadas y como de nuestros pueblos, que hay mucho por descolonizar todavía.
Consejera del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Muchas gracias.
Pues un fuerte aplauso, miren, el tiempo se nos agotó.
Yo nada más les digo, todo es tan real, todo traspasa a lo real y en la política, las mujeres políticas también están ahí.
Entonces, hay que trabajar mucho.
Olimpia, si quieren la obra, va a estar acá a lado, firmándoles, si quieren también estar de este lado, la obra de las entregamos aquí en el INE y un fuerte aplauso para Olimpia nuevamente.
Directora Ejecutiva de Capacitación Electoral y Educación Cívica del INE, María Elena Cornejo Esparza: Muchísimas gracias, Olimpia, por habernos acompañado y darnos esta importante conferencia.
Muchas gracias, consejera, por comentar.
Muchas gracias a todas y todos ustedes.
Como ya lo comentó la consejera, la obra es gratuita, se las proporcionamos aquí mismo, si quieren que sea firmada, de aquí de mi lado derecho estará firmando.
Muchas gracias, que tengan una excelente tarde, a quienes nos ven a través de las redes sociales, les agradecemos que nos hayan acompañado.
Hasta luego.
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