Versión estenográfica de la Conferencia magistral, Acceso a la justicia de las mujeres en política, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencias contra la Mujeres

Escrito por: INE
Tema: Discursos

Directora del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social A.C., Karla Michel Salas Ramírez: Muchísimas gracias. 

Muy buenos días a todas y a todos. 

Por supuesto quiero agradecer la invitación a la Unidad de Género del Instituto Nacional Electoral, a la Arquitecta Flor Dessiré, gracias por estar atenta invitación. 

Por supuesto también agradecer la presencia de las consejeras Carla, Norma, Claudia, un saludo a la Presidenta y, por supuesto, también la presencia de los consejeros Arturo y Jorge. 

Saludo también a todas las compañeras aliadas que están en este espacio. 

Y bueno, justamente a mí me han pedido que acorde la violencia en contra de las mujeres en el ámbito de lo político. 

Y, por supuesto, que como es parte de mi costumbre a partir de lo que han expuesto las consejeras y por supuesto los consejeros, hay ciertas reflexiones que me parece que son necesarias que podamos realizar en este espacio, por supuesto más allá de la presentación que traigo, si es importante como cada 25, pero particularmente en una  fecha como hoy, el 25 de noviembre, nos lleva a reflexionar qué es lo que hemos hecho como Estado, como Estado mexicano para la erradicación de la violencia en contra de las mujeres. 

Hemos escuchado con mucha atención las cifras que nos han dado las consejeras y que, por supuesto, nos muestran una realidad terrible, no solamente en el mundo, sino particularmente en este país. 

Ahí se retomaba la cifra de 10, la última es 11 mujeres y niñas asesinadas todos los días en este país, en su gran mayoría por el hecho de ser mujeres. 

Una cifra que evidentemente no tiene comparación en cuanto a los asesinatos de hombres, hay quienes podían decir: “a los hombres los matan más! Y es cierto, cuando comparamos las cifras en términos digamos brutos, pues sí, efectivamente, hay muchos más hombres asesinados, no solamente en México, sino en el mundo.

Sin embargo, una de las características principales es cómo y en qué contextos se asesina a las mujeres y quiénes asesinan a las mujeres y por supuesto que ahí vamos encontrando diferencias, no solamente en cuanto a las edades, sino a las características precisamente de esos crímenes que se cometen en contra de las mujeres.

Uno de los estudios que justamente coordina la Organización de las Naciones Unidas, a través de su agencia ONU-Mujeres, en su momento con el Instituto Nacional de las Mujeres, hoy Secretaría de las Mujeres y también con una comisión especial de la Cámara de Diputados, daba cuenta justamente de cómo una de las características principales de cómo las mujeres son asesinadas, es básicamente la extrema crueldad.

Una de cada cinco mujeres, literalmente es asesinada a manos de su agresor. Se utilizan métodos que evidencian la saña y, por supuesto, esta violencia, no es solamente privarlas de la vida, sino el método utilizado.

En comparación, por ejemplo, con los asesinatos de hombres, donde vamos a observar un número importante del uso de armas de fuego y también, insisto, una de las características principales es quién comete estos crímenes, tanto en los asesinatos de mujeres como en los asesinatos de hombres, son los propios hombres quienes están privando de la vida.

Por eso, resulta ser muy importante algo que mencionaba el Consejero Arturo, cómo la necesidad de trabajar con los hombres para cambiar justamente esta ides del uso y el abuso del poder, de cambiar justamente desde la cultura.

Sin embargo, debo de decir que necesitamos reflexionar justamente esos mecanismos que hemos utilizado, hablamos por ejemplo de cursos de nuevas masculinidades, hemos fortalecido sin duda, la legislación, nosotras podemos voltear cómo en los últimos 20 años hemos avanzado de manera muy importante en incrementar el catálogo de delitos, por ejemplo; en incrementar el número de años por la comisión de un delito relacionado con violencia contra las mujeres, hemos por ejemplo, generado mecanismos, prácticamente todas las instituciones del gobierno tienen una unidad de género y además tienen una unidad específicamente para la atención de casos de acoso y hostigamiento sexual principalmente.

Hemos avanzando con campañas de concientización a nivel nacional. 

Sin embargo, bueno, no voy a dejar de mencionar, por ejemplo, la reciente reforma constitucional que fue aprobada ya, que fue publicada hace unos días, donde se reconoce el derecho a una vida libre de violencias de todas las personas, pero esta obligación reforzada que se tiene por parte del Estado, particularmente en los casos de mujeres, niñas, niños, adolescentes, y cómo se garantiza también en nuestra Constitución, la igualdad sustantiva como un derecho de las mujeres. 

Sin embargo, debo de decir, no es suficiente.

México es parte de un instrumento interamericano muy importante que es la Convención Interamericana para Prevención, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres de 1994. Un instrumento que, sin duda, es un hito, justamente, en este reconocimiento de la violencia en contra de las mujeres y el papel que tiene el Estado frente a la violencia en contra de las mujeres. 

Sin embargo, cuando México adopta este instrumento incurre, al igual que otros países, en varios errores, por así llamarlo. 

Primero, reduce la violencia en contra de las mujeres a un solo ámbito, al ámbito de lo familiar y evidentemente eso implica, necesariamente, que los agresores también son reducidos, no se identifican, a pesar de que la Convención Belém do Pará reconoce, justamente, otros ámbitos en los que ocurre la violencia en contra de las mujeres y, por supuesto, también identifica quiénes pueden ser los agresores, cuando México hace justamente este proceso de armonización a nivel interno, lo reduce a la violencia familiar y, evidentemente también, a la violencia de pareja. 

Incluso debo de decir que otro de los graves problemas que hay justamente en este proceso de armonización, es una invisibilización absoluta del sujeto a proteger, porque justamente, en la definición de violencia familiar es como si todas las personas dentro de ese núcleo familiar, sufrieran violencia en la misma proporción y tuviesen las mismas consecuencias, sin considerar las características y las situaciones y condiciones de desigualdad estructural que sufren las mujeres. 

Y esto, por supuesto que ha sido un dato importante. 

Y traigo a referencia, justamente, la Convención Belém do Pará, porque años después, en el año 2009, la Corte Interamericana de Derechos Humanos emite una sentencia muy importante, la primera a nivel interamericano, donde se juzga a un estado, precisamente, por no prevenir, por no atender y por no erradicar la violencia contra las mujeres, lo hace a través de un caso muy conocido internacionalmente, que es el caso conocido como “Campo Algodonero contra el Estado mexicano”. Esa fue la primera sentencia donde la Corte Interamericana aporta varios elementos. 

El primero genera una serie de estándares en materia de cuáles son las obligaciones que tienen los Estados, particularmente el Estado mexicano para prevenir la violencia en contra de las mujeres, pero también a partir de esta sentencia se generan una serie de estándares muy importantes justamente para que se atienda, para que se generen los mecanismos. 

Y algo que debo de resaltar, señala justamente la obligación que tienen las autoridades de todos los niveles de gobierno y, por supuesto, de todo el Estado mexicano de incorporar la perspectiva de género. 

¿Por qué traigo a colación esta sentencia? Porque justamente en ese proceso donde el Estado mexicano fue llevado a juicio, fue sentado en el banquillo de los acusados, por así decirlo, justamente el Estado mexicano argumentaba varias de las acciones que en esta reunión se han mencionado: políticas públicas, mecanismos, de hecho decían “la Convención Belém do Pará ha guiado nuestro camino” y aún y con toda, porque además para ese momento el Estado mexicano ya contaba con una Ley General de Acceso de las Mujeres a Una Vida Libre de Violencia, ya teníamos la Ley de Igualdad entre Mujeres y Hombres, una Ley Contra la Discriminación, presupuestos etiquetados desde la perspectiva de género, es decir, teníamos una serie de mecanismos que por supuesto habían iniciado pocos años antes, pero se tenían. 

Y, sin embargo, en esa sentencia la Corte Interamericana determinó que el Estado mexicano era responsable por violación al artículo 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

¿Qué quiere decir esto? Que el Estado no había adecuado su legislación interna de acuerdo a los estándares internacionales, a pesar de esos mecanismos. 

Si ustedes revisan; digamos ahí de pronto dicen “un día voy a investigar”, estos documentos son públicos, pueden acceder directamente en la página de la Corte Interamericana y pueden observar el expediente donde se da cuenta de los kilos y kilos de documentos que el Estado mexicano envió a la Corte Interamericana para sustentar su defensa, para señalar que no había violado la Convención Belém do Pará, para señalar los innumerables cursos en materia de derechos humanos, de masculinidades que se habían brindado hasta ese momento. 

Y, sin embargo, insisto, la Corte Interamericana determinó que justamente el Estado mexicano era responsable, por supuesto por violar, por vulnerar el derecho a la vida, la integridad de las victimas pero en términos de política pública, en términos de legislación el Estado mexicano también era responsable, porque la Corte Interamericana le hizo una pregunta muy puntual al Estado mexicano: ustedes dicen que la Convención Belém do Pará es su guía, ustedes dicen que tienen leyes, políticas públicas, etcétera. 

¿Puede el Estado mexicano demostrar que estas políticas públicas, que estas normas tienen su efecto útil, es decir, sirven para lo cual fueron creadas? Y evidentemente el Estado mexicano no pudo demostrarlo. 

En aquel momento las cifras que incluso recoge el propio Tribunal Internacional, era que aproximadamente eran seis mujeres asesinadas, seis mujeres y niñas asesinadas todos los días, estoy hablando del año 2009, han pasado poco más de 15 años de aquella sentencia y hoy la cifra que damos es de 11 mujeres y niñas asesinadas.

Si un día también hiciéramos la cuenta de lo que le ha costado al Estado mexicano y me refiero cuando les digo hacemos la cuenta, me refiero a cantidades económicas, si hacemos la cuenta de lo que le ha costado al Estado mexicano la violencia en contra de las mujeres, no en cuanto a proyecciones, no, o sea en cuanto a lo que ha destinado a capacitación, talleres de nuevas masculinidades, talleres en derechos humanos, diplomados, procesos de formación a servidoras y servidores públicos, creación de instituciones y mecanismos, la cifra no sería menor, estamos hablando de miles de millones de pesos. 

Y entonces la pregunta es, por qué si en los, por supuesto de Belém do Pará, a campo algodonero tenemos un primer parámetro de acciones que desarrollamos del Estado mexicano y digo desarrollamos porque tambe he sido parte de ese proceso, he participado activamente desde la sociedad civil en la elaboración de esas políticas públicas, muchas de nosotras hemos coincidido justamente en la redacción tal cual hemos arrastrado el lápiz para la redacción de esas leyes, que son parte de nuestro marco jurídico que tanto nos enorgullece, sin embargo, ya en 2009 se daba cuenta que no era suficiente, que no tenía su efecto útil.

Hoy 15 años después no hemos logrado reducir la violencia, no hemos logrado frenarla, retomo las palabras de la Consejera Carla Humphrey: La violencia ha crecido exponencialmente.

En la medida que estamos avanzando, hoy podemos hablar de las presidentas, porque no solamente tenemos una Presidenta como titular del Ejecutivo Federal, tenemos presidentas en organismos muy importantes autónomos, mujeres claramente lidereando la vida política de este país. Sin embargo, recupero estas palabras nuevamente: La violencia continúa creciendo exponencialmente.

Y entonces la pregunta que nos tenemos que hacer, ¿por qué? O sea, ¿qué es lo que estamos haciendo mal? porque lo estamos haciendo mal, porque si estas fórmulas que hemos estado repitiendo en los últimos años no han logrado reducir y puede haber muchas discusiones sobre las cifras que tenemos ocultas, que no todas las víctimas denuncian, pero tenemos ciertos datos que pueden ser absolutamente objetivos, o sea, cuando hablamos de los asesinatos de mujeres pues nada, más bien, se ocultan bajo otro tipo de muertes violentas.

Pero podemos decir en los casos de violencia sexual, etcétera, pero no está funcionando lo que estamos realizando, entonces tenemos que tener un ojo crítico precisamente respecto de estas medidas, sino probablemente podamos seguir conmemorando el día 25, no solamente el 25 de noviembre, sino cada 25 nos podemos seguir vistiendo de naranja, podríamos seguir haciendo eventos públicos en esas fechas en todas las instituciones, pero las mujeres seguimos sufriendo violencias.

Hace muchos años y ahora sí recuperando la presentación y quería iniciar justo con esta reflexión a partir, también en reacción de lo que han manifestado las consejeras y los consejeros.

Hace muchos años estaba en un evento, estoy hablando del 2010, es decir, ya han transcurrido bastantes añitos, más de los que me gustaría reconocer. Y estábamos en un evento varias compañeras activistas y de organizaciones feministas, reunidas en San Salvador, con la entonces relatora de Naciones Unidas sobre la Violencia contra las Mujeres, sus causas y sus consecuencias, la señora Rashida Manjoo, una sudafricana. 

En ese momento nos reuníamos porque justamente, lo que se quería era identificar estas nuevas expresiones de la violencia en contra de las mujeres, o sea, tenemos como parámetro, por supuesto, la Convención Belém do Pará, pero ciertamente estamos hablando del 2010, había otras violencias que se estaban presentando y que no estaban reconocidas. 

Recordemos lo que les decía hace un momento, la forma en cómo se había abordado la violencia históricamente en México y en muy buena parte de América Latina, reducía la violencia en el ámbito de la familia, invisibilizando los otros espacios.

Entonces, ahí en ese momento, una de las violencias que identificábamos, por supuesto, eran los feminicidios, en aquel momento no estaban reconocidos en ninguna legislación. 

Bueno, al finalizar esta reunión se hizo una conferencia de prensa y en aquella conferencia de prensa, pues un periodista ahí muy insistente, alzaba la mano y quería como preguntarle a la relatora, ¿no?, porque pues ella daba cuenta de todo lo que habíamos estado discutiendo en aquella semana y el periodista insistentemente alzaba su mano y el compañero, la compañera feminista, que además estaba moderando, le dice: “a ver, un momento, espere, espere su turno, van a preguntar el resto de compañeras”.

Pero el periodista terco, entonces, bueno, ya la compañera le dice: “bueno, bueno, a ver, ya, ¿qué quiere preguntar?, o sea, eso que usted está con tanta insistencia y quiere saber, ¿qué quiere?”.

Y entonces, como buen hombre le dice: “bueno, relatora, todo lo que ha dicho está muy interesante, pero en realidad lo que queremos saber -ya saben, la voz autorizada y que habla por todas las personas- lo que queremos saber aquí todas las personas, todos los que estamos aquí, es ¿por qué los hombres matan a las mujeres?, ¿por qué los hombres violentan a las mujeres?”.

Y entonces, la relatora, claro, todas en ese momento preparamos pluma y papel porque dijimos, vamos a recibir la conferencia magistral de la relatora. 

Y la relatora que había estado medio enferma del estómago por haberse comido unas popusas, dice, toma un traguito de suero y responde en dos palabras. La relatora nos responde: “porque pueden”.

Y claro, si reflexionamos por un momento, con esas dos palabras dan tanto contenido del por qué la violencia en contra de las mujeres no solamente no se reduce, no se frena, sino se incrementa.

Y debo de decir que a partir del año, después de haber escuchado esa respuesta, por supuesto que en mi cabeza también ha retomado, pues necesariamente nos surge otra pregunta, que evidentemente no se puede responder con dos palabras. Y la siguiente pregunta sería: ¿y por qué pueden?

Y claro, cuando empezamos a respondernos “¿y por qué pueden?”, claro que la respuesta va a ser mucho más compleja. 

Y justo pensando “¿y por qué pueden los hombres violentar a las mujeres, particularmente cuando hablamos en el contexto de lo político?”, primero día yo, primero porque históricamente el ámbito de lo público nos ha sido negado a las mujeres, se nos ha considerado que como seres sensibles regulados por la naturaleza, pues nuestro espacio es el ámbito de lo privado. 

Cuando las mujeres incursionamos en la vida pública y, particularmente, en la vida política, es una forma de negar eso que no es natural propiamente para nosotras. 

Que a pesar de que avancemos tanto en términos de igualdad, términos de volteemos el espacio que estamos ocupando ahora, tenemos paridad en todo, tenemos congresos con la mitad de las mujeres; sin embargo, la existencia de la violencia ese es el mejor recordatorio de que no nos consideran iguales, ese es el mejor recordatorio de que ese espacio no nos pertenece, el que hayamos llegado y hayamos ocupado el espacio público no nos ha sido sencillo, yo diría literalmente nos hemos abierto paso a codazos. 

Cuando nos preguntamos ¿y por qué pueden los hombres violentar a las mujeres en el espacio público? Pues porque todavía estamos en construcción de un marco jurídico adecuado, precisamente para prevenir, atender y sancionar la violencia política por razones de género. 

El marco jurídico también que tenemos y que es obligatorio para las autoridades, paradójicamente, y dijo paradójicamente porque las autoridades como principio básico en la administración pública es que las autoridades deben de hacer lo que estrictamente la ley les marca que tiene que hacer, es decir, si no cumplo con ese marco jurídico en materia de derechos humanos de las mujeres, básicamente estoy incumpliendo para lo cual estoy recibiendo un salario. 

Entonces, tenemos un marco deficiente y aquí quiero traer justamente otra reflexión que decía la Consejera Carla Humphrey sobre el principio de presunción de inocencia y este avance que simbólicamente es importante con la 3 de 3, pero que es engañosa porque efectivamente el exigir que se acredite una sentencia firme para que se pueda establecer que este candidato no se puede registrar, es absurdo ya lo decía ella, en un país donde la impunidad es la regla. 

Y engañosamente, y lo digo engañosamente porque se han envuelto en esta bandera de la presunción de inocencia ´para decir que no se le puede vulnerar los derechos a esta persona, a este agresor, pero no es la discusión sobre el principio de presunción de inocencia, lo que yo sostengo es que lo que está en juego es un principio que es el principio de integridad en las instituciones, que justamente es un requisito necesario para que podamos acceder a la justicia. 

Este criterio justamente lo desarrolla la Corte Interamericana de Derechos Humanos en una sentencia reciente, que es la sentencia del caso Digna Ochoa. En este caso es sobre el asesinato de una defensora y cuyo caso en el derecho interno pasó por suicidio por más de 20 años, finalmente llega ante este Tribunal Interamericano, se condena al estado mexicano, precisamente por una deficiente investigación y la corte tiene la oportunidad justamente de hacer un desarrollo muy importante en materia de, no la característica que tienen que cumplir las funcionarias y los funcionarios públicos para actuar desde la perspectiva de género, eso ya lo había hecho en la sentencia campo algodonero.

En esta sentencia, en la de Digna Ochoa, la corte se aboca a la característica o cuales son las características que tiene que tener las instituciones precisamente para garantizar el acceso a la justicia desde la perspectiva de género. 

No podemos en un país donde son principios constitucionales el derecho a una vida libre de violencia y la igualdad, o sea, que esté integrada una institución, una persona cuya integridad, cuya actuación está poniendo en duda la integridad de las instituciones, porque la ciudadanía acude a las instituciones, no a esas servidoras o esos servidores públicos.

Entonces, creo que justamente no tenemos que desviar la discusión al principio de presunción de inocencia, que por supuesto ese es un principio en cualquier estado democrático de derecho, que tendrá que hacerse valer en un proceso de cualquier índole, administrativo, penal siempre.

Lo otro tiene que ver con la integridad de las instituciones, así como nosotras decimos: Cómo podemos permitir que un juez, y lo digo porque mi experiencia sobre todo es en materia penal, un juez que ocurre mucho en este país, un juez señalado de violencia sexual que está decidiendo en casos de violencia sexual, evidentemente su objetividad está absolutamente puesta en duda y no puede estar resolviendo, así lo mismo con otras personas que aspiran a esos cargos públicos.

Porque existe un pacto federal, porque en este país tenemos un marco constitucional en materia de derechos humanos y no puede haber un servidor público, una servidora pública que actúe precisamente en contra de esos principios, de ese marco constitucional.

Otro elemento que justamente considero que propicia o que permite justamente esta violencia en contra de las mujeres en este contexto político, es que no hemos adecuado el modelo de atención, precisamente para atender a las víctimas de esta violencia acorde a sus características y complejidades.

Y aquí traigo nuevamente a colación que mucho de lo que hemos construido en materia de atención a víctimas y esto repercute enormemente cuando hablamos del proceso y cómo acreditamos la violencia y ahora me explico por qué.

El modelo que hemos desarrollado durante prácticamente más de 30 años, es justamente a partir de la violencia en contra de las mujeres en el ámbito de la familia.

Mucho de lo que se ha discutido en términos probatorios, por ejemplo, en procesos administrativos o penales, es que es acreditar, para acreditar la violencia hay que presentar un dictamen psicológico, donde se establezca el daño o la afectación, y eso tiene repercusiones muy, no necesariamente las mejores, primero porque los dictámenes psicológicos están pensados para otro contexto, no tienen pertinencia cultural la mayoría. 

Y de pronto, cuando una mujer que además con capacidad de agencia, está siendo víctima de violencia que puede ser, por ejemplo, de violencia sexual o está siendo difamada públicamente, pues una de las preguntas es: ¿cuál es tu afectación?

Probablemente ni siquiera esté afectada en términos de lo que ese modelo psicológico plantea, lo que está es enojada y entonces, claro, si ella expresa en ese tipo de dictaminaciones, que no se siente afectada, sino lo que tiene es un profundo enojo y coraje, es altamente probable que ese dictamen psicológico salga sin afectación. 

Y entonces, al momento de salid sin afectación, luego entonces no hay violencia, o sea, es que eso no tiene coherencia. 

Y es precisamente, porque los modelos que hemos desarrollado son a partir de la violencia en el ámbito de la familia, donde tiene características específicas que por supuesto, eventualmente o con algunas se pueden compartir con la violencia que sufren las mujeres en el ámbito de lo político, pero no necesariamente.

Entonces, necesitamos, requerimos desarrollar modelos de atención y de acompañamiento distintos, considerando: uno, que las mujeres que estamos acompañando, y me refiero a las mujeres que son víctimas de violencia política, no necesariamente se van a asumir como víctimas; desde mujeres que tienen una gran capacidad de agencia, que son… porque además, lo que implica en un país profundamente machista, el reconocer o identificarnos como víctimas. 

Entonces, bueno, tenemos que trabajar con estas rutas distintas de acompañamiento, bajo principios muy particulares y, evidentemente, buscar otros mecanismos en términos de prueba y donde el daño no se mida a partir de una afectación psicológica porque además, pues muchas de ustedes son defensoras de los derechos humanos, saben lo que implica, por ejemplo, el denunciar amenazas y que te sometan a dictámenes psicológicos donde una de las preguntas es relaciones sexuales, vida íntima, o sea, es no solamente incómodo, sino la preocupación es qué tanto esa información que tú estás dando la puede tener el agresor o esa información que eventualmente puede afectar tu integridad. Y ese, pues por supuesto es uno de los temores. 

Y un cuarto aspecto que quiero mencionar, y quiero decir la verdad es que cuando lo leí por primera vez me pareció muy extraño, pero la verdad es que lo retomo de un libro que me gusta mucho, es un libro desde hace muchísimos años, ya tiene décadas, una jurista que admiro mucho, latinoamericana, Alda Facio, ella se ha encargado desde hace muchos años, yo creo que parte de su carrera ha sido hacer una pedagogía del derecho y además de recaracterizando por supuesto los derechos humanos. 

Alda coordinó un libro que me gusta mucho y que recomiendo ampliamente, que es sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos, dice, o sea, son anotaciones y además es una forma de explicar la Declaración a través de cuentos, de ensayos, es un libro maravilloso. 

Y justamente cuando se detienen justamente para analizar lo que se hace, lo que hace al artículo 21 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, específicamente cuando hablamos de los derechos políticos, hacen una reflexión muy interesante sobre el entrenamiento que requerimos las mujeres en la toma de decisiones políticas. 

Y hacen una, y por supuesto que cuando lo leí me pareció muy raro el término, pero me hace sentido cuando hacen esa explicación. Y básicamente lo que hacen es un análisis histórico de cómo las mujeres logramos acceder a los derechos políticos, con todas sus implicaciones, no solamente votar, ser votadas, participar sin discriminación alguna en las elecciones, en las decisiones del Estado, etcétera. 

No voy a detenerme en eso y ni tampoco voy a recuperar fechas, porque eso ustedes ya lo saben perfectamente. 

Pero entonces lo que ellas dicen justamente en este análisis es que una de las graves consecuencias que tiene el hecho de este reconocimiento tardío que tenemos las mujeres del ejercicio de nuestros derechos políticos en la toma, es justamente que esta postergación ha tenido como consecuencia que todavía sean muy pocas las mujeres que quieran acceder a la vida política. 

Esa es una consecuencia directa justamente de prácticamente haber ingresado a la vida política apenas hace muy pocos años y a mí me hizo mucho sentido, por supuesto que tiene razón y entonces ellas decían: lo que necesitamos es justamente este entrenamiento político para que las mujeres quieran participar en el acceso a toma de decisiones, en los espacios de poder. 

Y claro, eso tiene muchas implicaciones, nosotros siempre, yo soy parte de una asociación de abogados, así en masculino porque yo siempre digo, es una organización hija de su época de los noventas, es la Asociación Nacional de Abogados Democráticos, todavía seguimos luchando para que nos reconozcan a las abogadas, que además hemos sido muchas. 

Y, bueno, una frase que tiene justamente es, los derechos se defienden ejerciéndolos, si no conocemos nuestros derechos, evidentemente no podemos ejercerlos. 

Por eso es tan importante este entrenamiento que requerimos las mujeres no solamente para participar en la vida política, sino en la toma de decisiones, las mujeres tenemos que saber que este espacio, que el espacio de lo público también nos pertenece. 

Esas son básicamente algunas de las reflexiones que ustedes podrán compartir o no, quizá las podamos seguir analizando, seguramente son más, pero son algunas que me parece nos pueden dar este panorama general del por qué los hombres siguen pudiendo violentar a las mujeres en el espacio político a pesar de estos avances tan importantes. 

Y hay que decir justamente que estos obstáculos históricos que tenemos para el acceso pleno al derecho a una vida libre de violencia son en el espacio político, pues es la discriminación y por supuesto la violencia, porque nos niega la posibilidad de construir un paradigma social fundamentado en igualdad, en derechos humanos y en una ciudadanía plena de las mujeres, estos obstáculos, por supuesto que están perpetuados por la impunidad. 

Y aquí quiero aclarar, en general me parece que la justicia electoral puede ser mucho más efectiva en términos de cómo se activan esos mecanismos, de cómo las mujeres podemos acceder a medidas de protección, no es la misma impunidad de la que estamos hablando por ejemplo en materia penal, que si se convierte en un largo y tortuoso camino. 

Sin embargo, cuando hablamos de impunidad, no solamente nos referimos a este acceso formal, sino al mensaje que manda justamente el hecho de que existan todavía agresores que son sancionados una, dos, tres, 10 veces, que siguen incumpliendo decisiones del Tribunal y que siguen en esos espacios o agresores que sin mayor problema pueden volverse a presentar a otra candidatura, y claro, el mensaje que se manda a las víctimas, a quienes han sufrido violencia es de una absoluta desprotección.

Y, por supuesto, también el mensaje que se da es que no estamos hablando de un agresor común y corriente, o sea, que por supuesto resulta terrible, sino que ese agresor está tomando decisiones, está lidereando el rumbo de un país o es parte de las decisiones de ese país.

Entonces, es fundamental, eso es también parte de la impunidad y eso es, por supuesto, algo que tenemos que combatir y que tenemos que erradicar.

Y tengo ya muy poquito tiempo y no me va a dar tiempo de analizar varios aspectos que me parecen fundamentales, solo voy a mencionarlos en general para no ser una abusona del tiempo.

Solamente voy a mencionar que es muy importante caracterizar la violencia política por razones de género y a qué voy a retomar lo que he mencionado desde el inicio.

Tenemos que dejar de pensar en términos de la violencia en el ámbito familiar, pienso por ejemplo en este Violentómetro, que por supuesto, se buscó hacer un ejercicio muy similar como ocurre, por ejemplo, en el Violentómetro que secó el Instituto Politécnico Nacional, que es muy interesante para identificar digamos la gradualidad de la violencia.

Y este ejercicio me parece muy importante, pero no necesariamente se da con esta gradualidad, porque la violencia política por razones de género tiene particularidades: Primero, tenemos que reconocer que es mucho grave, seria, intensa y frecuente de lo que sabemos. Justamente hay un montón de mitos alrededor del por qué ocurre esa violencia.

Lo segundo es que muchas mujeres no viven estas formas de violencia de manera consciente, insisto, las características que tienen las mujeres en el ámbito de lo político, que están sufriendo violencia no necesariamente se van a reconocer como víctimas y también reconocer que hemos normalizado muchos comportamientos o muchas conductas.

Al final, la violencia política por razones de género mantiene un sistema de desigualdad e implica una gama variadísima de actos, que es importante ir documentando e ir identificando y los daños pensarlos más allá dela afectación psicológica que puede tener la víctima en lo individual, porque una de las graves afectación que tiene la violencia política por razones de género es el mensaje que nos manda al resto de las mujeres que buscamos o que pensamos, eventualmente, en incursionar en la vida política del país, la impunidad y esa violencia que se comete en contra de una, en realidad está teniendo una afectación en contra de muchas mujeres.

Y cuando digo a las mujeres como colectivo. Y eso, por supuesto que tenemos que utilizar otros mecanismos para acreditar esas afectaciones. 

Y bueno, es importante también identificar y ése es uno también de los grandes esfuerzos que tendremos que hacer, cuáles son estas manifestaciones de la violencia, no solamente por los particulares, por los líderes religiosos, los líderes políticos, identificar los obstáculos que justamente en las comunidades se están enfrentando las mujeres, más allá de los obstáculos estructurales y, por supuesto, y que me parece que es fundamental y con esto voy a cerrar es, justamente, identificar cómo las nuevas tecnologías están siendo una herramienta para, precisamente, para ejercer la violencia en contra de las mujeres.

Y eso es necesariamente, cómo la inteligencia artificial también está siendo una herramienta para generar o, digo, animadversión a las mujeres y eso, pues también forma parte de unas expresiones de la violencia política por razones de género. 

Y bueno, muchísimas gracias. 

Espero que justamente podamos seguir reflexionando, hay muchas cosas que evidentemente quedan en el PowerPoint, diría en el tintero, pero más bien en el PowerPoint y que justamente creo que esta jornada nos puede permitir identificar, diríamos, las áreas de oportunidad que tenemos, precisamente para erradicar la violencia en contra de las mujeres, particularmente ésta que ocurre en el ámbito de lo político. 

Muchas gracias.

Presentadora: Muchas gracias, Karla Micheel Salas Ramírez. 

A continuación, damos la palabra a la consejera Claudia Zavala Pérez. 

Consejera del INE, Beatriz Claudia Zavala PérezMuchas gracias, Julieta. 

Pues muchas gracias, Karla. Nos pones temas que nos hacen mucho sentido, al menos en lo persona, pero yo veía a las mujeres que están aquí, que se encargan de los temas y es necesario que entremos en un diálogo desde sus experiencias para que Karla nos pueda compartir, fíjense esto importantísimo, la presunción de inocencia. 

Yo lo había visto desde un enfoque distinto, cómo pedimos y hacemos prevalecer un principio cuando hay una nula actuación de las autoridades en denuncias y se quedaron ahí en cajones o se quedaron archivados o lo que sea, y hacemos prevalecer ese principio, pero ya tenemos el precedente. 

Habrá que ver la integridad institucional y cada quien, aquí están consejeras de diversos institutos; bueno, cada quien tomar nota de qué nos corresponde hacer como institución para atender este problema. 

¿Quién dice yo? Karla fue muy provocadora en muchas cosas desde sus experiencias y de verdad aprovechemos que está aquí y aprovechemos que estamos aquí. 

Adelante, Mónica, por favor. 

Intervención: Ay, muchísimas gracias, Consejera Zavala, muchas gracias a Flor Dessiré por la invitación y a la expositora, que sí me dejó pensando en varias cosas. 

Voy a ir un poco por esto, hace poco México Evalúa presentó un estudio sobre la violencia en México, que vale la pena revisarlo, y entonces uno de los datos que a mí me pareció muy aterrador es que de cada 100 homicidios el Estado resuelve tres y de cada 100 feminicidios el Estado resuelve 11, entonces yo me quedé pensando mucho cómo se da esta diferencia y está dinámica y yo que vengo de organización de la sociedad civil creo que son los modelos de acompañamiento o este acuerpamiento que son las organizaciones que ponen estos temas o que piden el acceso efectivo a la justicia. 

Entonces yo creo que aquí, y como lo expuso la expositora, sí tenemos que mejorar los modelos de atención. Nosotros que estamos en territorio, pues nos damos cuenta cómo esta violencia, sobre todo en este último proceso electoral fue mucho más violenta, exponencial y lo que decía Karla, que me parece importante, yo que he trabajado mucho en fortalecer la participación política de las mujeres, ya muchas de ellas te dicen “el terror de la paridad”, porque no es lo mismo que te vayas a un congreso federal o a un congreso local, que estén haciendo paridad en los municipios, en los ayuntamientos, en las comisarías, etcétera.

Ahí la violencia ha sido impresionante y yo creo que ya se ha rebasado mucho en eso. 

Entonces, en ese sentido, este modelo de atención si tiene que voltear hacia lo local, hacia lo comunitario, a mí me dio mucho gusto que la nueva Secretaria de la Mujer, Citlali habló sobre eso, porque también voltear a ver lo local, lo estatal, lo municipal y lo comunitario, que es donde ahí vemos grabes temas de violencia-.

Y bueno, en este sentido, sí también as rutas de atención; yo me acuerdo que hace poco, hace unos cinco o seis años en un evento como este, que vino Line Bareiro a dar una conferencia magistral, ella decía: “las organizaciones que trabajan participación política de las mujeres, tiene también que acuerparse con las organizaciones que trabajan violencia contra las mujeres”, aunque estamos de acuerdo que no es el mismo tipo de violencia y que sí tiene particularidades porque cuando tienes que sacar a una candidata, a veces tienes que sacar a ella, a los hijos, a la mamá; a mí me tocó en este proceso que tuve, tienes que sacar a todo y tienes que hacer toda una estrategia en donde también las defensoras de los derechos estamos muy vulneradas, porque tú no sabes quién está amenazándolas.

Entonces, en ese sentido, sí como que voltear hacia lo que pasa en lo comunitario, en lo local y fortalecer estos modelos, estas rutas de atención y de evacuación para salvaguardar la vida de las mujeres. 

Y hay otro tema que a mí me, creo que también hay que trabajar en cómo se registran las violencias, o sea, cómo, porque por ejemplo lo que pasa también es que las mujeres no saben a dónde acudir, a lo mejor una regidora que está en la montaña alta de Guerrero o en Hidalgo, no tiene muy claro cuáles son como los procesos. 

Entonces, en este sentido creo que sí, porque ellas van al OPLE creen que el OPLE le va a resolver todo cuando realmente no es así a veces necesitan medidas más sofisticadas. 

Entonces, yo no sé, porque no sé si hay algún informe o algo sobre cómo fue en el último proceso electoral, porque hay algo que también hay que tener en cuenta, la violencia es dinámica y se va sofisticando cada sexenio, cada trienio.

Entonces, yo creo que aquí y en cuanto a las instituciones es ver cómo se registran estos casos de violencia, no es fácil registrarlos y creo que ahí me queda un poco esa duda.

Y algo que me da un gran gusto es que aquí en el Violentómetro, bueno, en este Poli, habla sobre los tipos de violencia. Yo desde hace mucho tiempo con otras organizaciones insistíamos que cuando no solamente no se les daba los recursos a las mujeres candidatas, sino cuando el 3 por ciento dedicado para el fortalecimiento del liderazgo político de las mujeres, se utilizaba para otras cosas.

Entonces, ahí trabajamos ad honorem, miles de organizaciones con académicas, con legisladoras haciendo el reglamento y todo, y todavía vemos que los partidos siguen violentando todo el tiempo, siguen violentando estos temas, en lo federal se cuidan un poquito más, pero en lo local los partidos chiquitos tiene que ser para eso, tiene que ser para que las mujeres sepan si están sufriendo, qué es la violencia política, cómo las afecta y creo que algo que dijo Karla, me parece muy importante, cómo merma también la representación, las mujeres como sujetos de representación política.

Entonces, esos son como mis estos y muchísimas gracias por la invitación.

Consejera del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Muchas gracias, Mónica.

Dos participaciones más, por allá al fondo. Está bien, tres.

Vamos, los que levantaron la mano, empezamos con el primero que vi, adelante por favor.

Intervención: Muchas gracias.

Agradezco mucho la invitación a las consejeras y a los consejeros de volverse acercar a la academia y a la sociedad civil, precisamente para hablar de este tema y para que entre todas y todos coadyuvemos a la erradicación, me parece que esta declaración que hicieron hoy de refrendar este compromiso, tiene todo el sentido del mundo, desde el punto de vista de la eficacia para erradicar la violencia.

Y me gustaría hacer tres reflexiones, reaccionando a la ponencia de Karla. 

Primero, felicidades porque es la primera vez que escucho una ponencia que se va a las causas de las definiciones conceptuales y cómo estamos entendiendo la violencia política. 

Felicidades porque, efectivamente, esto es lo que hay que hacer para entender y simplificar el concepto. 

Y las reflexiones serían que, efectivamente, coincido con la ponente, en que una de las graves problemáticas de la impunidad es la carga de la prueba que se coloca sobre las mujeres, precisamente, para probar violencia política.

En este sentido, la complejidad de la legislación y del propio concepto hace que los márgenes de subjetividad que aplican las instituciones para hacer la interpretación y para reconocer propiamente la violencia política, sean todavía importantes, por lo cual es necesario trabajar en el procedimiento especial sancionador y en la aplicación propiamente del reconocimiento de la violencia política. 

La segunda reflexión sería sobre el subregistro de la violencia política y aquí coincido con lo que señala Mónica Zárate, hay una inmensa cantidad de situaciones, de casos, de incidentes que están vinculados a la violencia política en razón de género, pero que no son calificados dentro del contexto electoral, sino que son calificados como delitos del fuero común y, por lo tanto, hay un subregistro tremendo que no estamos visibilizando y que está propiciando este ambiente de impunidad. 

En este sentido, entonces, me parece que uno de los trabajos que tiene que hacer tanto la autoridad electoral como las fiscalías especializadas es, precisamente, la evaluación de contexto en el momento de la calificación de los delitos para que la violencia política pueda ser reconocida dentro de lo que se dice es un ámbito electoral o el ejercicio de derechos político-electorales. 

Y la tercer reflexión, en reacción a la ponencia es, el sensible incremento de la violencia digital. Efectivamente, es preocupante este incremento, tiene varias explicaciones, pero me parece que también tiene necesidad de interpretarse desde lo multifactorial. 

Lo primero que diría es, la masividad del contenido que se está produciendo en el contexto político-electoral está rebasando la capacidad de las instituciones electorales, de monitorearlo. 

Y en este sentido, este contenido tiene agresiones que no nada más son directo, sino que se convierten en agresiones de naturaleza simbólica. 

Por lo tanto, no tenemos hoy la herramienta correcta para valorar las agresiones simbólicas que tienen que ver más con la imagen y con lo que transmiten en términos de símbolos que con la agresión directa en contra de las víctimas. Y en este sentido se genera ahí un espacio de subjetividad y de impunidad. 

Adicionalmente a esto, estas agresiones que no son directas, sino que son indirectas, efectivamente, y coincido con Karla, no están teniendo sanciones que sean verdaderamente inhibitorias de este tipo de expresiones. 

Y esto propicia que más actores políticos estén reiterando estas discriminaciones, estas agresiones simbólicas y estén masificándolas y amplificándolas en los medios de comunicación. 

Me parece que el siguiente paso para atender la violencia política en razón de género es hacer una observación mucho más cercana en redes sociales y en este tipo de espacios digitales, que están llevando a amplificar la violencia política y a generar esta cultura de violencia en contra de las mujeres. 

Muchas gracias. 

Consejera del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Gracias, doctor Renato. 

Por acá, ¿quién levantó la mano? 

Adelante, por favor. 

Titular de la Defensoría Pública del Instituto Electoral de Chihuahua, Perla Lyzette Bueno Torres: Hola, buenas tardes a todas, a todos y a todes. 

Primeramente un gusto conocerte, Karla. No sabía que habías sido la representante legal del caso “Campo Algodonero”. 

Yo soy Perla Bueno, soy la titular de la Defensoría Pública del Instituto Electoral de Chihuahua, entonces caso “Algodonero”, para todo el país y para todas las mujeres, creo, ha sido emblemático, pero más para las personas y para las mujeres que vivimos en Chihuahua. 

Muchas felicidades. 

Bueno, yo voy a retomar algo que dijiste en la conferencia acerca de la integridad que tienen que tener las instituciones. 

Y justamente hablando de esa integridad de las y los funcionarios públicos es que los institutos estatales, así como el propio INE, pues debe de estar como muy atento y tomar también en cuenta el actuar de los mismos, para poder decir entonces que estamos ante esta integridad institucional que tanto necesitamos. 

Muchas veces nos fijamos en la trayectoria profesional de una persona que puede ser elegible; sin embargo, la historia personal como el hecho de que alguna persona pueda encubrir un delito o que pueda proteger o esconder a un abusador sexual, pues también es violencia, de hecho desde ahí se genera la violencia. 

Entonces desde el actuar del funcionariado público es que también debemos de estar muy pendientes y debemos de fijarnos quiénes integran nuestras instituciones. 

Yo celebro el compromiso que tiene el Instituto Nacional Electoral y de las consejerías que lo integran, en contra de la violencia, no solo política en razón de género que es lo que pudiéramos decir que en materia electoral es lo que les toca, sino todo tipo de violencia en contra de las mujeres. 

Gracias.

Consejera del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Muchas gracias, Perla.

De este lado, me dices tu nombre. 

Intervención: Claudia Molina. 

Consejera del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Gracias, Claudia. 

Adelante. 

Intervención: Bueno, nada más era puntualizar la falta de gravedad que se le ha dado a los violentadores políticos, que tiene un poder no solo en cuestión de su género, sino en el acceso al poder que van a llegar a tener o que van a, al momento de relegirse van a seguir teniendo. 

Y el otro es, a las sentencias que se han emitido, que ha sido en días, que para mí ha sido una ridiculez en las sentencias que se emitan días cuando lo único que estamos haciendo es revictimizando a las mujeres que se atreven a denunciar y exponerlas más, porque 90 días para un violentador cuando estuvo ejerciendo poder durante un año, donde estuvo ejerciendo violencia. 

Entonces, creo que falta esa parte de la gravedad que tiene un violentador político.

Nada más, gracias. 

Consejera del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Gracias, Claudia. 

Vamos a cerrar ahorita, te dejo una intervención breve para que cierre ya Karla, porque, discúlpenos empezamos 15 minutos tarde, pero para no retrasar todo lo demás. 

Adelante.

Intervención: Muchas gracias.

Soy Argelia López de Chihuahua, complementando lo que decía mi compañera, también se me hace muy importante que en la sentencia no siempre se garantiza la reparación integral del daño y eso es sumamente importante para el verdadero acceso a la justicia de las mujeres. 

Creo que se va a abordar con posterioridad, pero se me hizo bien importante también porque el tema de las acciones impacta negativamente en esta reparación integral que es una obligación del estado, no es una concesión para las mujeres víctimas, es una obligación que tiene el Estado. 

Gracias. 

Consejera del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Muchas gracias. 

Ahora sí, Karla, por favor, para que nos hagas favor de cerrar. 

Directora del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social A.C., Karla Micheel Salas Ramírez: Sí, muchísimas gracias. 

Aprecio mucho los comentarios que realizaron.

A mí me gustaría nada más igual cerrar algunas ideas a parte también  de lo que ustedes han comentado y retomando o recuperado justamente lo que establece esta otra sentencia que es la del caso Digna Ochoa, que evidentemente con sus proporciones pero que justamente nos permite retomar esos criterios, como ocurrió con la sentencia de Campo Algodonero donde lo que nos enfocábamos era a las características que tenían que tener las servidoras públicas, los servidores públicos que estaban atendiendo los casos de violencia contra las mujeres que estaban en la investigación, ciertamente en el caso de Digna Ochoa a lo que nos enfocamos justamente era la característica que tenían que tener las instituciones.

Y en ese sentido, lo que la Corte desarrolla, evidentemente refiriéndose particularmente a las instituciones encargadas en materia de justicia, pero que no solamente estos principios considero se tendrían que aplicar, dice la Corte: Las instituciones deben de ajustarse a ciertas normas internacionales, competencia, eficiencia, independencia, imparcialidad, integridad y credibilidad.

Si nosotras hacemos un análisis justamente de estos principios que tienen que tener las instituciones, podríamos afirmar que ningún agresor puede ser parte de las mismas, porque está dañando la credibilidad, la imparcialidad y la integridad de esa institución.

Por eso insisto, la discusión no es por el principio de presunción de inocencia, sino es justamente en aras de las instituciones que tienen que estar pensadas en claves de derechos.

Y ahí justamente lo que comentan, cómo tenemos que frente a los retos que tenemos para la documentación, para los procesos en materia de violencia política por razones de género, me parece que hay áreas de oportunidad y si bien yo he insistido mucho en mi presentación que no tenemos que hacer una copia y pega de los modelos de atención y que hemos utilizado en materia de investigación para la violencia en el ámbito familiar, hay ciertas cosas que sí podemos retomar y que podemos ir adecuando.

La verdad es que cuando ustedes narran los obstáculos a los cuales se enfrentan las víctimas, ya hay un camino que hemos recorrido quienes hemos acompañado a víctimas de diferentes formas de violencia durante todos estos años.

Sabemos la importancia de tener una línea única, de tener una abogada que represente sus intereses, es tan importante esto que mencionaban, de contar con una defensoría, porque no solo se trata de brindar la información sobre el proceso, sino que sepan esas mujeres que no se les van a dejar solas, que las van a acompañar y donde busquemos algo que ha colocado la compañera en su intervención al final, la importancia de buscar una reparación integral de los daños.

Y aquí quiero ser muy puntual, no me refiero cuando hablo de la reparación integral únicamente o al tema de la sanción, pueden ser 90, pueden 12, no importa, la verdad es que si algo tenemos experiencia es que de pronto incrementar las penas tampoco resulta ser tan útil.

Sin embargo, en lo que sí tenemos que tener en cuenta es justamente en las garantías de no repetición, éstas resultan ser fundamentales por algo que también mencionaban las compañeras, las características de los agresores, son agresores que van a estar en el espacio político, en el espacio de lo público, que finalmente se convierten en una voz autorizada, que está legitimando la violencia y eso es algo que, evidentemente, tenemos que cambiar si lo que queremos es frenar y erradicar la violencia en contra de las mujeres. 

Pues muchísimas gracias. 

(Aplausos)

Consejera del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Bueno, muchas gracias. 

Cerramos esta mesa, me dice la Arquitecta Flor que si podemos pasar a la fotografía, mientras se acomodan aquí para nuestra siguiente mesa, aprovechamos el tiempo para la fotografía y regresamos para que no nos siga consumiendo más el tiempo. 

Gracias. 

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