Nuestro actual sistema electoral y nuestro sistema de partidos y nuestro sistema de elecciones no podría explicarse sin la existencia del Partido de la Revolución Democrática y de la unión de las izquierdas mexicanas en torno de un objetivo político común, que fue la lucha institucionalizada y pacífica, por el acceso al poder y la representación política de las y los mexicanos, con base a su ideología, ideales y a un proyecto de nación.
La historia de este Instituto es más que conocida y hoy debe de ser reconocida como un parteaguas que surgió en 1988 a través del Frente Democrático Nacional, que se unió a diversos partidos políticos para postular una misma candidatura a la Presidencia de la República, que demostró la fragilidad del marco normativo electoral de la época y la inviabilidad de elecciones organizadas por el gobierno federal.
Con su fundación el 5 de mayo de 1989, esta organización política contribuye a la autonomía e independencia estatal para organizar elecciones y, en tan solo ocho años ganó una contienda electoral de alto simbolismo y significado político, pues a través del voto de la ciudadanía accede al ejercicio del poder político del entonces Distrito Federal.
La primera vez, la Capital de la República Mexicana, donde por primera vez sus habitantes pudieron elegir a sus gobiernos y estos, desde 1997 conservó hasta el 2018.
A nivel federal, este mismo año, 1997, el PRD se convirtió en la segunda fuerza política del Congreso de la Unión.
Durante estos 35 años gobernaron otras ochos entidades federativas: Zacatecas, Tlaxcala, Baja California Sur, Michoacán, Guerrero, Chiapas, Tabasco y Morelos.
Asimismo, también mediante coaliciones electorales triunfaron para gobernar Oaxaca Puebla y Sinaloa.
Sus litigios estratégicos en estos 35 años derivaron de la creación de la causa abstracta de la nulidad de elección, y lo que originó la causa de nulidad de elección por violación a principios constitucionales.
Se regularon causales para la apertura total de paquetes electorales para regular la neutralidad de los servidores públicos en los procesos electorales, superación del secreto bancario fiduciario y fiscal. Gratuidad de los tiempos de radio y televisión, la creación de sus litigios estratégicos en estos 35 años derivaron de la creación de la causa abstracta de la nulidad de elección, y lo que originó la causa de nulidad de elección por violación a principios constitucionales.
Se regularon causales para la apertura total de paquetes electorales para regular la neutralidad de los servidores públicos en los procesos electorales, superación del secreto bancario fiduciario y fiscal. Gratuidad de los tiempos de radio y televisión, la creación de un Procedimiento Especial Sancionador y, últimamente, causales constitucionales para anular una elección.
Su propia denominación simbolizaba los fines de su existencia. Una revolución generalmente se asocia con el uso de la fuerza, pero cuando lo secunda el vocablo democracia, queda claro que su pretensión era generar cambios revolucionarios por vías institucionales y, en este caso, con pactos políticos que derivaron en tres reformas constitucionales-electorales en 1996, 2007 y 2014.
Su slogan también fue puesto en práctica, ya que México necesitaba un sistema de democracia y que fuera en el beneficio de la patria. Y así que en democracia ya “patria para todos” queda resonando.
Y cierro mi intervención reconociendo, agradeciendo y aplaudiendo a todas y todos sus simpatizantes, militantes, dirigentes y candidaturas que en 35 años se identificaron con ese proyecto político, con los ideales de la izquierda que contribuyeron al pluralismo político, la alternancia y el equilibrio en el ejercicio del poder público en los tres niveles de gobierno: federal, estatal y municipal; así como en los poderes Ejecutivos, Legislativo y Federal, y de las 32 entidades federativas de nuestra República.
Muchas gracias por si son su contribución para México y para nuestra democracia.
Es cuanto, Presidenta.
Gracias.
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