Los resultados de la jornada electoral del pasado 4 de junio arrojaron datos relevantes respecto de la implementación de figuras de innovación electoral que nos obligan a realizar un balance rumbo a 2024.
Para ello, es necesario que el INE ponga en marcha una serie de medidas tendentes a mejorar procesos que desde la innovación electoral se pusieron en marcha en 2023, uno de ellos, fue la urna electrónica (UE).
Para las elecciones locales de este año sólo se usaron UE en el Estado de México porque en Coahuila, al realizar un proceso de verificación se detectó un error que no garantizaba la integridad del voto.
Así, a pesar de que se analizó la posibilidad de realizar ajustes de configuración, por lo acotado de los tiempos y para privilegiar la certeza en los resultados, se tomó la determinación de que las UE no serían empleadas en ese estado.
Sin embargo, en el Estado de México sí se utilizaron UE, aunque distintas a las que se hubieran usado en Coahuila.
Esta experiencia evidenció que es una modalidad de votación en la que hay varias áreas de oportunidad que debemos atender antes de que sean implementadas de manera universal. Es importante señalar que los incidentes presentados en ningún momento tuvieron repercusiones trascendentales, pero resulta indispensable continuar mejorando la integridad de esta modalidad electrónica de votación.
Al tratarse de una innovación tecnológica que tiene el potencial de agilizar el proceso de votación y el cómputo de votos, debemos atender las fallas técnicas que se presentaron en esta ocasión, y solventar contingencias como pueden ser los cortes de energía; el hecho de que algunas pantallas se pasmaron; o que en algunos casos se dejaron de leer las tarjetas. No obstante, gracias a los planes de contingencia y prevención diseñados por el INE, fue posible solucionar en todos los casos los inconvenientes técnicos presentados.
Resulta crucial que las autoridades electorales dediquemos tiempo y recursos suficientes para prevenir y corregir errores que pueden generar desconfianza en su uso.
Cada elección del ámbito local brinda oportunidades valiosas para probar y perfeccionar los procesos electorales, identificar fortalezas y áreas de mejora. Esto permite aprender de los aciertos y desafíos, adaptar las mejores prácticas y generar una base sólida de conocimiento y experiencia en aras de la construcción de confianza ciudadana.
La constante construcción de integridad electoral rumbo a 2024 es fundamental para mantener la confianza en nuestra democracia y garantizar que la ciudadanía pueda ejercer su derecho al voto de manera libre y equitativa.
Por ello, para las autoridades electorales es habitual después de cada proceso electoral evaluar todos los procesos implementados, eso nos ha permitido corregirlos y mejorarlos en beneficio de la ciudadanía.
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