A tres meses de concluir 9 años como consejero del INE, Ciro Murayama Rendón admitió haber recibido presiones, aunque dijo: «yo actué con autonomía, no me alineé a los intereses del PRI, hoy no me alineo a los intereses de Morena», afirmó.
Entrevistado por El Economista, el consejero electoral indicó que los momentos más difíciles de su gestión fueron en 2014, cuando las protestas por la reforma educativa y el caso Ayotzinapa estuvieron a punto de suspender elecciones en algunos estados; en 2018 cuando el PRI presionó a consejeros para que resolvieran el asunto del fideicomiso para la reconstrucción creado por Morena; y en 2022 con la reforma electoral que intenta desconfigurar al INE y afectar la democracia.
Ciro Murayama se dijo satisfecho de haber contribuido en 9 años a que México exista una real fiscalización de las campañas y partidos; instalación de casillas; un diseño de federalismo concurrente; institutos electorales locales que operan designados por el INE; credencialización de mexicanos en el extranjero, y que durante ese tiempo no se haya dejado de hacer una sola elección, a pesar de sucesos violentos y de la pandemia de Covid-19. Sin embargo, el consejero asegura que no son logros propios, sino del INE.
El consejero Murayama adquirió ese cargo en 2014, tras la reforma electoral de ese año que desapareció el IFE y creó el INE. En abril concluirá su encargo, por lo que asegura que ya pidió a la UNAM su incorporación como profesor de tiempo completo en la Facultad de Economía.
¿Cuáles fueron los momentos más difíciles que vivió?
La verdad que es no hubo un solo año tranquilo, nunca fue un paseo por el campo; por ejemplo, la primera elección federal que nos tocó hacer, fue en un contexto de una altísima protesta social por la reforma educativa y por lo que había pasado con los muchachos de Ayotzinapa, incluso hubo llamados a boicotear elecciones. Nuestra estructura tuvo muchos problemas para operar, era perseguido, agredido, se quemaron nuestros módulos, se vandalizó, se agredió a la gente.
Y luego siempre hemos tenido distintos momentos difíciles, me acuerdo que había una enorme incomodidad del PRI posicionándonos para que justo unos días antes de la elección (presidencial) del 2018 resolviéramos el tema del fideicomiso del Morena. Yo creo que para ver si eso dañaba a López Obrador. A mí me tocaba presidir la Comisión de Fiscalización y decidí no contaminar la elección explotando el caso los días antes de la votación. Apenas pasó la elección pusimos una sanción. Sí existió el fideicomiso, entró dinero de origen desconocido, que se estaba repartiendo entre militantes de Morena y que era un financiamiento paralelo y que no había sido reportado a la autoridad y por lo mismo todo financiamiento opaco es un financiamiento ilegal. De ahí se enojó mucho el presidente electo (Andrés Manuel López Obrador) y luego se revocó la sanción (en el tribunal electoral).
Y yo creo que el momento más difícil, no sólo para mí, para la institución, es el intento de desaparecer al INE y vulnerar su estructura. Esta amenaza de despedir a ocho de cada 10 trabajadores, de acabar con los equipos de campo que hacen posible cada uno de los 300 distritos, es el peor momento de la historia del INE y el de mayor preocupación que estamos viviendo ahora. Va más allá de lo personal, porque al final yo acabo (mi gestión) y me voy a la universidad. El problema es que, para mí, el INE más allá de que haya sido mi lugar de trabajo, es la causa de la democracia, y lo que está en riesgo en México ahora mismo es la posibilidad de tener elecciones limpias y libres.
¿Cómo está ahora la democracia mexicana?
En 200 años de vida como nación independiente, en poco más de dos décadas, hemos logrado tener renovación del poder plenamente democrática.
Pero lamentablemente no podemos decir que la democracia es una conquista de una vez y para siempre. Hemos visto cómo se eclipsan, cómo se derrumban las democracias (…) Y en México estamos viviendo el momento de mayor riesgo democrático en muchas décadas por una operación desde el poder. Es decir, las democracias están enfrentando, ya no golpes de Estado externos, sino que ahora tenemos a distintos actores políticos que llegan al poder por la vía democrática y una vez en el poder destruyen la democracia, es el caso de Turquía, fueron las pretensiones de Bolsonaro en Brasil, de Trump en Estados Unidos. En México, una reforma electoral que dinamita la posibilidad de tener elecciones limpias y organizadas por una institución autónoma.
¿Cuáles son los retos para los nuevos consejeros?
La designación va a ser muy importante por el momento tan difícil que estamos viviendo. Como nunca se necesita gente con una sólida trayectoria de independencia, de acreditado mérito profesional y personal; que no sean correa de transmisión de ningún partido y menos aún del gobierno. Los mejores consejeros han sido aquellos que al acabar su gestión se retiran a la vida académica, y entienden que ser árbitro no es un trampolín para ser político.
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