VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO SISTEMAS ELECTORALES Y PARTIDOS POLÍTICOS, DE DIETER NOHLEN Y JOSÉ REYNOSO NÚÑEZ, EN EL MARCO DE LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE GUADALAJARA 2022
Muchas gracias, Paola, gracias por tu generosa presentación.
Y quiero comenzar agradeciendo a los organizadores de esta presentación, por supuesto a los autores, y a la Feria del Libro que me permite, no solamente hacer algunas breves, brevísimas reflexiones sobre esta obra fundamental para comprender el funcionamiento de dos de las instituciones fundamentales de todo sistema democrático: los partidos políticos y los sistemas electorales.
Sino, además, compartir este espacio con dos de mis maestros, de mis amigos, mis admirados mentores en todos los sentidos, no solamente en lo académico, que son Dieter y Diego, muchas gracias.
En segundo lugar, por permitirme compartir este espacio con dos colegas compañeros, que desde la dimensión conceptual, pero también desde la trinchera práctica como autoridades electorales han contribuido, no solamente al fortalecimiento de esa obra colectiva que es la democracia, sino también a su defensa, que también es una función colectiva.
A Paula y a Pepe, por supuesto, coautor del libro, muchas gracias.
Y, también por compartir con María, que es la responsable editorial de uno de los sellos editoriales que se han convertido en un punto de referencia en el análisis y difusión de las reflexiones sobre la democracia, sobre el derecho y sobre la vida pública en los países de habla hispana, la Editorial Tirant Lo Blanch.
Elecciones y partidos son en conjunto con la participación ciudadana y la libertad de expresión bien vistos, los cuatro pilares sobre los que descansa el edificio democrático y de cuya vitalidad depende la salud de las democracias.
En buena medida, el corazón de estos cuatro pilares se sintetiza en el fenómeno de la representación política. Y cuando se habla de representación política en una democracia representativa, como son todas las democracias modernas, debemos tomar en cuenta la premisa teórica que la define; es decir, que se trata de un sistema de representación democrática o de representatividad democrática en un doble sentido, la representación política cuando es democrática requiere de dos dimensiones, primero porque supone una ciudadanía dotada de derechos políticos, que elige y transfiere en consecuencia, la capacidad de tomar las decisiones colectivas a sus representantes para que éstos decidan en nombre y cuenta del cuerpo político.
Pero en segundo lugar, también, y a veces se olvida, tal como nos lo ha enseñado con claridad Norberto Bobbio, para que sea realmente democrática, la representación tiene, además esta, que reflejar –lo más fielmente posible- a la diversidad ideológica o, si se quiere, a las diversas posturas políticas de una sociedad, al pluralismo político, o al menos, a las posturas más relevantes.
La precisión no es menor y las eventuales consecuencias de su desconocimiento son catastróficas.
Por ello importa tanto comprender el funcionamiento y las consecuencias de los sistemas electorales, porque estos integran el conjunto de reglas y procedimientos que transforman los sufragios en cargos de representación; es decir, definen la forma en que se traducen los votos en curules, y al hacerlo, definen en gran parte el carácter democrático, o no, de un sistema representativo.
Es por ello que el texto que hoy presentamos, Sistemas Electorales y Partidos Políticos, de Dieter Nohlen y José Reynoso, es tan importante; porque nos ofrece un panorama analítico y empírico completo como pocos para comprender el funcionamiento de los sistemas electorales y su relación con los partidos políticos, ejes torales de la democracia representativa, gozne o puente entre el cuerpo político y la representación política.
Los sistemas electorales han adquirido en los últimos 30 años una diversidad y complejidad mayúscula. La multiplicidad de maneras en que una comunidad política “traduce votos en curules” es amplia y diversa como lo es el desarrollo político de cada sociedad.
La trascendencia de esta obra reside en el hecho de que, luego de 17 años de su edición previa, en 2004, y contando ya con tres ediciones desde la primera que la antecedieron, esta cuarta edición es producto de la necesidad de contar con un análisis completo y riguroso que sirva de hoja de ruta para recorrer con mejores herramientas de análisis el complejo mapa de los sistemas electorales, los sistemas de partido, y su interrelación actual.
Con las actualizaciones y ampliaciones realizadas por los autores para esta cuarta edición, la obra de Nohlen, a la que ahora se suman las aportaciones de José Reynoso, es más que un libro sobre mecanismos electorales y sistemas de partidos. Se trata, y hay que decirlo también, de un auténtico proyecto intelectual de largo aliento fincado en el trabajo de investigación que el profesor Nohlen ha realizado a lo largo de más de cinco décadas.
Esta edición tiene, además, la virtud de ampliar su atención a toda la región de América Latina, con lo que ahora contamos con análisis de casos de los 18 países que integran la compleja y diversa realidad latinoamericana, con énfasis particular en las reformas que han modificado el panorama institucional electoral en estos países en los últimos 15 años.
Una de las virtudes del vasto análisis que hacen Nohlen y Reynoso es que anclan su indagación sobre los sistemas electorales y de partido en casos específicos de países, permitiendo así una auténtica dirección de derecho o de política comparada.
Destaca, sobre todo, que vinculan su análisis a los contextos históricos y de desarrollo sociopolítico de los diversos casos que estudian, lo que el profesor Nohlen ha llamado el análisis “histórico-empírico” y que sustenta, justamente, su célebre idea de que el contexto hace la diferencia.
En este sentido, se podría afirmar que no existen, como tales, “tipos ideales” –a la Weber– de sistemas electorales o de partido, sino condiciones sociales y políticas que ayudan a explicar y comprender la existencia de mecanismos particulares de intermediación y a los partidos, y de traducción de sufragios e formas de representación a partir de sistemas electorales particulares.
En otras palabras y, aunque pueda parecer una obviedad, pero no siempre lo obvio es evidente y en los tiempos que hoy corren de oscurantismo esto incluso de superchería, esto hasta tiende a desconocerse, los sistemas electorales y de partido, son contingentes a las circunstancias particulares y a la historia de las sociedades políticas donde surgen.
Es decir, si bien las instituciones políticas y electorales establecen incentivos y restricciones al comportamiento de los actores políticos en el presente y sus resultados se proyectan hacia el futuro, sólo se pueden entender plenamente si se analiza su bagaje histórico, las causas que le dieron origen y, en muchos casos, el sentido y razón de ser de los mismos.
La significación histórica de los sistemas electorales, y en general de la institucionalidad democrática, es fundamental porque nos ayuda a comprender por qué una norma es como es, o por qué una decisión debe seguir siendo, debe seguir un proceso particular hasta su materialización en prácticas y procedimientos.
Una regla puede gustar o no, y sin duda se pueden reformar las normas de las instituciones, pero es obligado comprender primero sus antecedentes, su historia, las causas que en su momento las explicaron, para luego impulsar los cambios que se juzguen necesarios. Está muy bien, por ejemplo, reducir el financiamiento de los partidos políticos en México que han alcanzado unos niveles tal vez hasta contraproducentes respecto y con incentivos perversos respecto de su propósito original, pero si se analiza la reducción así, sin más, desde una perspectiva numérica, corremos el riego de minar la lógica que históricamente estuvo detrás de esta apuesta, es decir construir condiciones de equidad que son las que hoy nos permiten que nuestro sistema electoral pueda considerarse democrático.
De otra manera, corremos el grave riesgo de ingresar en el mundo de la recurrencia perenne, del eterno retorno sin sentido de errores y desvaríos que se creían superados, por eso a la democracia hay que cuidarla, porque regresiones antidemocráticas las hay, las ha habido y pueden seguir existiendo. Un peligro, por cierto, agudizado en tiempos, como los que vivimos hoy, de desinformación, falsedades, tergiversaciones, de mentira como nunca antes y de mentira proveniente desde el poder, con intencionalidades políticas y manipulación para la activación social.
Por todo ello, por todo ello, Sistemas electorales y partidos políticos es una obra esencial en un momento singular. Tiempos en que la democracia constitucional, en México y en el mundo, transita por circunstancias particularmente vulnerables, en sus bases de legitimidad como mecanismo de ordenamiento de las decisiones colectivas para la renovación de los poderes públicos, y en que los partidos políticos y otras instituciones esenciales para el funcionamiento democrático y para la recreación de la representación política en clave democrática, como son los parlamentos, se ubican en el sótano de la confianza ciudadana.
En estos tiempos, la hoja de ruta conceptual que nos ofrecen Nohlen y Reynoso es fundamental.
Por ello, invito a todas y todos a hacer de esta obra una de lectura y consulta obligada, para las y los interesados en el funcionamiento de la democracia en México y en todo el mundo.
Y, como auguro, como decía en su intervención el profesor Nohlen, que muy pronto esta cuarta edición también se agote, porque se supondrá que hay más gente que tienen conocimiento y acceso a una serie de reflexiones que nos van a permitir que lo que no se nos agote sea nuestra democracia.
Muchas gracias.
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