VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA CONFERENCIA MAGISTRAL “VIOLENCIA DIGITAL Y MEDIÁTICA”, DICTADA POR OLIMPIA CORAL MELO CRUZ, EN EL MARCO DEL EVENTO CONMEMORATIVO DEL DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES, REALIZADA EN EL AUDITORIO DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL
Presentadora: Y para continuar, damos nuevamente la palabra a la Consejera Norma Irene De la Cruz Magaña.
Consejera Electoral del INE, Norma Irene De la Cruz Magaña: Muchas gracias.
Bueno, antes de empezar esta conferencia, a mí me gustaría compartir un poco de la experiencia y el trabajo de Olimpia que está el día de hoy.
Y bueno, primero, es más, uno, es un gusto que estemos aquí, y además la oportunidad de escuchar, ¿sí se escucha?, perdón, perdón.
Entonces, sí me gustaría comentarles, primero, reiterar nuestro saludo a las consejeras compañeras, sin ustedes en los estados no funciona. Tenemos que trabajar en conjunto.
Y bueno, primero, me gustaría reconocer y también tenemos aquí a Olimpia, que una de sus principales metas, que ha sido no solo conquistar espacios para que las niñas y las mujeres estén seguras en Internet.
Olimpia es una mujer poblana, mexicana y huauchinanguense, que desde hace casi una década ha iniciado una lucha para prevenir, erradicar y castigar la violencia digital contra niñas y mujeres.
Es conferencista nacional e internacional y ha recorrido diversos países para hacer consciencia sobre espacios digitales libres de violencia.
En el 2019 fue reconocida como la mujer del año por El Heraldo de México, ha sido nombrada como una de las personas más influyentes del mundo por la Revista Time, y es la única persona mexicana que se incluyó en el 2021.
Es parte de las 500 personas más influyentes de América Latina y forma parte de las 30 líderes de México desde 2020.
En México también ha hecho también… su trayectoria en la creación de iniciativas legislativas en torno al espacio digital. También es asesora legislativa y creadora de la primera propuesta en México y en América Latina, ésa sí fue de México para el mundo, sobre esta iniciativa sobre violencia digital, una iniciativa que fue impulsada desde la resiliencia y el trabajo territorial, y un proyecto legislativo que ahora ya todos conocemos como la Ley Olimpia.
La Ley Olimpia ha sido reconocida tanto por la ONU y otras organizaciones, como un hito para los países, no solo latinoamericanos, también se ha presentado esta iniciativa en Argentina, Honduras, Ecuador y hasta en Los Ángeles, algo están entendiendo por allá.
La lucha por la Ley Olimpia ha sido retomada como ejemplo en materia de formación cívica y ha sido también referencia en libros de texto para la secundaria y nivel medio superior.
Y, bueno, eso es solo para darnos un poco de la idea de dónde viene Olimpia y por qué es tan relevante que en un día como hoy, en esta conmemoración, esté con nosotros compartiéndonos la Ley Olimpia.
Adelante, Olimpia, por favor.
Olimpia Coral Melo Cruz: Bueno, pues buenas tardes a todas las personas que se encuentran aquí.
Estoy muy contenta de estar por tercera vez en el INE, por segunda vez dando una charla en materia de violencia digital y por segunda vez manifestándome en el Instituto Electoral Nacional de nuestro país.
La primera vez que estuve en este auditorio fue hace casi una década que manifesté en esa tribuna una serie de condiciones que nos parecían importantes declarar, definir y que con base a ellos, chiquillos, estábamos pequeños varios compañeros y yo en un concurso de debate, se cambiaron las reglas, entonces, me parece importante volverlo a traer a colación porque en ese momento que no iban a hablar y que ahora después de muchos años podamos tener de manera autónoma, libre e independiente, un micrófono para poder hablar, pues me parece fundamental.
La lucha sirve y la lucha sirve de mucho.
Además, aprovecho para poder platicar un poco de dos reglitas de esta charla que quisiera pedirles amablemente a todas y todos ustedes.
La primera es que no me crean absolutamente nada, nada.
Cuestionen todo, contrasten los datos, no intento yo imponer a una manera de pensar en ustedes, yo solamente voy a hablar de lo que a mí me hubiese gustado que me hablaran cuando yo iba en la universidad, que a mí me hubiera gustado que me platicaran hace muchos años, lo que a mí me hubiese gustado, que autoridades de todos los niveles del país me hubiesen podido explicar también, y hubiesen tenido la conciencia de entender en las relaciones en que vivimos los hombres y las mujeres en esta violencia digital, ¿no?
Y la otra es que no intento imponer ninguna ideología en ustedes, yo sé que hay muchas estigmatizaciones, muchas maneras de ver la violencia, de repente tal vez digan “oye, es que por qué el INE invitó a esa féminazi, a dar esta conferencia”, y a veces lo digo de una manera con burla porque de verdad hay muchas veces que no se entiende que esa manera peyorativa y despectiva de llamar a las mujeres que luchan no abona en nada a la libertad, que sí somos, o a veces, de los que muchos manitas pintadas de naranja, muchos listones naranjas, muchos listones morados, pero que no somos capaces de abrir las puertas de las instituciones para que las mujeres del territorio, las mujeres de la lucha también podamos hablar.
Entonces, no me crean nada y cuestionen todo, y no intento poner una ideología, solo quisiera que juntas y juntos, si al final de esta charla tenemos otra forma de pensar o nos llama la atención la forma de hacer conciencia, bueno, pues entonces estaríamos ganando todas y todos.
Y además, espero que no sea esta la última vez que pueda venir a un INE, que no sea ni yo ni ninguna persona mexicana la última vez que tengamos que ver nuestro Instituto Nacional Electoral existiendo, la lucha fue muchísima de la que se hizo, y me parece importante y fundamental cuestionar todo, reformar todo, cambiar todo, generar perspectivas, eliminar los prejuicios, audicionar todas las nuevas voces que se tengan que dar, pero no desaparecer las instituciones que le han costado a las y los mexicanos.
Esa es mi postura personal.
Y nadie me pagó por un comercial ¿eh?, aclaro.
Y también creo que hay muchos aciertos.
Ayer se cumplieron tres años de la alerta de género en la Ciudad de México, y hace tres años ni siquiera le decíamos violencia digital, se llamaba “porno venganza” o con el argot social de un anglicismo estadounidense le llamamos “revenge porn” o “porno venganza”, y eso fue lo primero que cambiamos, el lenguaje de llamar a esta violencia.
¿Por qué porno?, en un país donde el 60 por ciento de la producción de pornografía infantil del mundo se hace en México, eso significa que si ahorita alguien está consumiendo, según el Consejo Ciudadano de Seguridad, la fuente, que si alguien ahorita está consumiendo a un niño o a una niña a través del espacio digital, es un niño o una niña mexicana en el mundo, más del 60 por ciento.
Llamarle porno a esta violencia sin entender la estructura de raíz, de la cosificación y la hipersexualización de los cuerpos, principalmente de las mujeres y de las niñas, pues es erróneo, ¿venganza de qué? De confiar, de amar, de elegir tu sexualidad libremente, de no tener educación digital.
He estado en muchos foros, y sobre todo en foros mexicanos, y en algunos de Latinoamérica, cuando dice: de qué vamos a hablar Olimpia?, les digo: voy a hablar de sexo, voy a hablar de violencia digital, voy a hablar de hipersexualición.
Y me han pedido favores que de verdad que me gusta contarlos porque hay veces que es completamente inimaginable que siga pasando.
“Oye, Olimpia, ¿te podemos pedir un favorcito?” yo: “sí, díganme, qué favorcito”, “es que hay cosas que a veces a las personas no les gusta que nombremos” y yo dije: “¿cómo qué cosas?”, me dice: “no sé, cosas como pene, vagina, clítoris”.
¿Saben qué es el clítoris? ¿ por cierto? Alivio, no es algo nuevo, hasta hace 25 años hay estudios reales, visibles, académicos, sobre nuestro clítoris de las mujeres, hablando desde una perspectiva sexo biológica y no de género.
El clítoris es el único órgano sexual humano dedicad único y exclusivamente al placer, lo tenemos las mujeres, eso significa que no necesitamos ser penetradas en esta condición falo centrista, machista, hegemónica, para sentir placer, solo necesitamos dos cosas y quien entendió, entendió, para poder tener placer.
Y estas cosas no se nos habla a las mujeres.
Hablar de autonomía, hablar de autonomía en este lugar es tan importante, empezando desde la raíz, porque las instituciones son patriarcales, todas, sin exclusión de nada ni ésta, todas, han tenido una estructuración piramidal patriarcal, en donde las principales tomas de decisiones se han hecho desde la masculinidad.
Nos llamaba mucho la atención que vimos hace menos de dos años, un foro de lactancia materna en donde eran puros hombres dando explicaciones de los cuerpos de las mujeres, pero es que eso no es tampoco nuevo, tenemos dos trompas que les llamamos coloquialmente las trompas de Falopio, porque el doctor Falopio las describió, claro, en una condición completamente de ventaja, de ciencia. No es menester que una mujer como Sor Juana Inés de la Cruz tuvo que hacerse del clero para entonces tener acceso a la educación y a los libros, porque no teníamos derecho las mujeres y esto rompe un tabú que me parece muy importante decir “es que queremos igualdad”.
No, no, no, la igualdad, ¿Cuál igualdad?
Haciendo una parafraseo de Silvia Federici, ¿igualdad con quién?, igualdad con un hombre que hace rato veníamos en este camino y veía yo comiendo en la calle abajo del puente y que una señora le grita “quítate marihuano, drogadicto”, por cierto, yo estoy a favor también de la despenalización de la marihuana, la legalización de la marihuana y todas esas cosas, eh.
Y entonces, “quítate marihuano” con esta manera despectiva, no, es que no es un loco, no es un marihuano, igualdad con quién queremos, ¿con un hombre que no tuvo acceso a la salud mental?, ¿con un hombre en el cual ha tenido las desventajas y las condiciones de despreciarlo socialmente por falta de educación y por falta de salud?, ¿igualdad con quién?, ¿con un hombre de la sierra norte de Puebla que tiene que caminar 10 kilómetros de un río a su casa para tener una cubeta de agua?, ¿igualdad con quién?, ¿con los hombres que en este país y en esta América Latina, según los datos importantísimos que me parecen gigantes para traer a colación, que son los hombres que más se suicidan a diferencia de las mujeres.
La pregunta es: ¿por qué?
Por la falta de teorización sobre los sentimientos de los hombres para la salud mental. Ese niño que dices “no llores, no seas niña”, porque sentir es algo solamente de las niñas y no de los niños, los hombres no sienten “hunga hunga, tanga manga, no sentir, no hacer”, y ese niño va a ser el niño que le pegue a la mesa, va a ser el adulto que le pegue a la pared por la no exploración de sus sentimientos, el hombre que maltrate a un animal o que mate a una mujer.
Y en estas condiciones, igualdad, no hombre, nosotras no queremos esa igualdad, nosotras queremos la muerte de un sistema patriarcal que nos afecta a todos y a todas, sí, pero que se ensaña contra las mujeres y contra las niñas.
No existen condiciones, no existe un piso parejo para ejercer nuestros derechos a la igualdad.
La primera mujer en titularse en derecho fue Matilde Montoya, y le costó cuánto, ¿por qué? Porque había una cláusula en la universidad que decía que solo podían titularse los alumnos en “o” en “hombre”, por eso es tan importante mencionarnos, por eso es tan importante decirlo, hasta que se le solicita a petición al Presidente Porfirio Díaz que le dé ya la lucha de Matilde, y entonces le dan el título y la sociedad qué dijimos en ese monumento mexicana, fue un indulto del presidente de la república, por eso es que se le dio el título a Matilde Montoya, eliminando completamente toda la serie de condiciones que tienen que vivir las mujeres.
¿Por qué quise empezar con esta situación y hablar de esto? Porque necesariamente para entender la violencia digital, para entender la extensión de la violencia mediática, tenemos que entender la violencia sistémica que vivimos en los espacios comunes, tangibles, aparentemente visibles y existentes, pero que no necesariamente son los únicos espacios que se tienen para la investigación y para nuestra supervivencia.
Hoy en día, después del COVID-19, después de esta lamentable pandemia, todas y todos tenemos una conciencia más clara de lo que significa la hiperconectividad, tuvo que pasar una pandemia de COVID-19 para que a todos nos quedara claro un hashtag que veníamos nosotras hablando desde hace muchos años más, que era “lo virtual es real, existe, daña”.
La primera vez que a un legislador le platicaba yo sobre la oportunidad de legislar en materia de delitos sexuales a través de los medios digitales, me decía que no iba a legislar, con esta palabra y perdón que lo diga, “a favor de la putería de las mujeres”.
El segundo legislador al que yo le contaba, tocando puertas, me decía “que vas a acercárseles virtuales o qué”.
A raíz de la pandemia del COVID-19, a todos y a todas nos quedó mucho más clara esta extensión de nuestras vidas.
Y entonces, a raíz de eso, no, sí es cierto, era necesaria la Ley Olimpia, era necesaria la legislación, es necesario hablar de los espacios digitales como una extensión de la vida, pero también creo hoy en día que tampoco hay que romantizar ni la Ley Olimpia ni ninguna condición punitiva, porque me parece importante señalar que la interpretación, el derecho positivo, pues, también patriarcal, y las condiciones en cómo ejercemos nuestro acceso a la justicia en este país y en una tendencia en América Latina, no es justa y es desde otras perspectivas, y cuando hablo de entender los problemas de raíz, me refiero justamente a estas perspectivas, del por qué y del cómo, y por qué estamos viviendo esta condición.
Yo no solo soy esa mujer que salió en Time en el año pasado y que me nombró la revista Time como la única mexicana, no soy solamente todo lo que de repente dice ese currículum, que agradezco muchísimo la oportunidad.
Yo soy Olimpia Coral Melo Cruz, soy hija de Josefina, soy nieta de Teresa, soy bisnieta de Olimpia, soy tataranieta de Leonila, soy tátara tataranieta de Pánfila, soy hermana de Abigaíl, soy mexicana, soy huauchinanguense, y soy sobreviviente, además, de violencia sexual en línea.
Por qué quise empezar haciendo justamente en este día en particular honor también a mis ancestras, a mi matrilinaje? ¿Por qué queremos en un marco del 25 de noviembre hablar de las violencias en contra las mujeres, las lejanas, las que están allá, sin entender las propias historias de nuestras vidas, las historias de las mujeres de nuestras casas.
El árbol genealógico siempre empieza por el papá, por el abuelo, por el paters, por el hombre, por el familiars, y no empieza directamente a visibilizar las propias historias de nuestras abuelas, una abuela que nos enorgullece, que tuvo 16 hijos. Pero preguntémosle con cuántos de sus hijos tuvo placer real cuando tuvo relaciones sexuales; cuántos fueron deseados; en qué condiciones paupérrimas, precarias vivieron también esas mujeres; o en qué condiciones esas mismas mujeres tuvieron que vivir la vida que vivieron.
Y en esta tesitura, a mí me gusta mucho platicar, justamente, de estas desigualdades y de éstas, de cómo nuestro cuerpo ha sido producto de conquista, porque cuando me refiero a las trompas de Falopio, “pues es que yo tuve acceso a la educación, yo tuve acceso a la ciencia, yo tuve acceso a poder estudiar antes que las mujeres, entonces vi un cuerpo de una mujer y le puse las trompas de Falopio. Yo las descubrí”.
Así como nos dijeron hace más de 500 años que descubrieron la Nueva España, pues ahí estábamos, nunca dejamos de existir, teníamos una propia autonomía, una manera, una forma de hacer política nosotros mismos como mexicanos, solo que había un poder mucho más grande y con mucho más privilegio que llegó directamente a nuestro país a decir que ahora teníamos que ser producto de conquista.
Y eso no es nuevo. Si habláramos, por ejemplo, de qué tan dolorosa es la ginecología, sí, la ciencia que ayuda a la salud de las mujeres.
Un estudio de cáncer de mama es doloroso, un estudio cervicouterino de cáncer es doloroso; cada vez que vamos cualquiera las que estamos aquí a hacernos algún estudio es doloroso, ¿nos hemos preguntado por qué?
La respuesta tal vez se encuentre en que la historia de la ginecología se funda, justo, por Marion Sims que es un doctor que secuestró, tuvo en su posesión a cuatro mujeres afrodescendientes, esclavas por supuesto en ese momento, y las torturó durante más de cinco años; las abrió, las laceró, las penetró con todos los objetos posibles para descubrir lo que hoy conocemos como la ginecología desde una perspectiva de los hombres en el cuerpo de las mujeres, y sin anestesia porque, en su creencia, decía que no sentían dolor las mujeres negras.
Misma ciencia que llevó a Inglaterra años después, pero ahora sí con anestesia para las mujeres blancas.
Y si nos pusiéramos a preguntarnos, a cuestionarnos cada una de las cosas que la ciencia, que las instituciones, que la historia, que la educación ha borrado de las mujeres, tal vez haríamos más conciencia cada vez que leemos un libro de texto, y nos dicen, por ejemplo, de Doroteo Arango y de todo lo que hizo, y todo lo que se le aplaude, y todas las estatuas que hay sin nombrar que era violador de niñas y un pedófilo.
Y “ah, Olimpia, pero ¿por qué estás sacando a colación cosas del pasado?”, porque están recientes, son presentes, y lo digo con mucho respeto, porque yo creo, por supuesto, en todas las instituciones y en todas las conexiones de la política y en todas las formas de hacer política aunque nos hayan quedado muy mal a las mujeres, y aunque hay una deuda grande con las mujeres.
Pero me parece importante porque, justo, es tan vigente porque hoy tenemos hoy, justamente, tenemos a cuántos funcionarios servidores públicos, a cuántos presidentes, diputados, senadores, y me atrevo a decir, perdón pero si ya saben cómo soy para qué me invitan, consejeros, tan en la igualdad y con sus moñitos naranjas, pero son machistas, son acosadores, han hecho chistes misóginos de las mujeres en los pasillos o son violadores, o desgraciadamente lo somos y no nos damos cuenta porque tampoco creo que nacimos así, no nacemos machistas, nos hacemos machistas, no nacemos violadores, nos hacemos violadores, no nacemos misóginas, nos hicimos, nos enseñaron a ser así desde una construcción de una cultura completamente patriarcal.
Y cuando decimos: es que oye, es que, no se trata de violencia contra mujeres y contra hombres, se trata de humanismo. En ese momento yo pongo mis ojos de huevo.
Es que no se trata de feminismo ni de machismo, se trata de igualismo, también pongo mis ojos de huevo.
Y yo también era de esas personas que creía eso, vaya, vivimos una condición en la que no todos y no todas podemos tener acceso a la educación ni acceso además, a profesores y profesoras que hayan tenido una educación no tradicional o no convencional.
Pocas veces se habla de esta perspectiva de las mujeres, más allá de las acompañantes, las Adelitas, la esposa, la buena, la Eva, la de a lado, sino como protagonistas de nuestras propias historias.
Y entonces, cuando me interesa antes de hablar de la violencia digital, del tipo de penal de la Ley Olimpia, se fija justamente en entender cosas tan cotidianas, tan pero tan cotidianas, ¿no?
Me gustaría que me ayudarán, no sé si me van a dar un… para cambiarle a la presentación, otra por favor, otra por favor, otra, otra. Ahí, otra, otra.
Y vamos a empezar, por ejemplo, el deporte, empecemos con datos del deporte.
En 1902, el 9 de octubre fue el nacimiento del futbol, bueno, más bien, uno de los primeros encuentros de futbol que se da en México, la primer competencia nacional reconocida en México.
En 1921 se hicieron los primeros equipos de futbol en México y hasta 1969 la FIFA reconoció la rama femenil, o sea que tuvieron que pasar 67 años para que las mujeres pudiéramos tener oficialmente un reconocimiento en el futbol y hasta 2007 se creó la primer liga femenil.
Sin embargo, y ahí está igualdad, ya pueden caminar, ya pueden jugar, ya pueden estar, ya puede ir al mundial, ya pueden hacer todo, estamos en igualdad y no sé por qué luchan las mujeres, por qué tantos 25 de noviembres, por qué se nos obliga, no, ya tienen igualdad.
¿Hay igualdad real en este dato?, primero, hay una desproporción de tiempo, de espacio, política, y después hay otra desproporción, se ganan aproximadamente, la industria futbolística genera más de 500 millones de dólares cada año, un 49 por ciento de las jugadores de futbol, sin embargo, profesional, reciben un sueldo, solamente, o sea, ni siquiera vamos a hablar de que todas lo reciben, solo un 49 por ciento recibe un sueldo y un 87 por ciento de ellas va a terminar su carrera futbolística a los 25 años.
No frieguen, Memo Ochoa tiene 40 años y no tengo nada contra Memo Ochoa, fue el héroe del país antier o ante antier, no sé.
Pero se dan cuenta que si nos pusiéramos a meditar, existe el patriarcado, existen las condiciones, claro, es que ya están, yo no sé por qué tanto luchan.
Vámonos con otra, cambiamos por favor, vámonos a hablar.
Vamos a hablar del mercado y de la publicidad, casi siempre es en hipersexualización e incluso para cualquier apertura de cualquier negocio, de cualquier iniciativa, siempre tiene que haber mujeres hipersexualizadas.
“Olimpia, pero también hay hombres”. Pero por supuesto, y eso también no está chido no está bien, no es correcto, es hipersexualización, pero veamos las condiciones en la hipersexualización y cómo son las condiciones diferenciadas.
Una vez en una escuela, que a veces no me gusta decir en dónde ni cómo, pero bueno, en Durango una vez fuimos a dar una charla, entonces yo di un ejemplo de que la desigualdad entre hombres y mujeres, o como la vivimos, es completamente estructural y que no se mide igual, ¿A las mujeres y a los hombres nos puede pasar violencia? Sí, pero no la vivimos igual, y lo dije incluso en la Cámara de Diputados hace un año.
En la calle de la derecha va un hombre, en la calle de la izquierda va una mujer, en ambas calles te asaltan, en ambas calles te quitan tu cartera, en ambas calles hay probabilidades de vivir la inseguridad que vivimos latente todas y todos. ¿A ambos nos puede pasar? Sí, claro, solo que en la calle donde va la mujer también te meten un dedo a la vulva, te violan. Es muy diferente.
Cuando yo les pregunto a ustedes, caballeros, qué condiciones de desigualdad han vivido, seguramente son muchas, no significa que no exista la violencia en contra de los hombres, incluso si nos vemos las índices de delincuencia, los índices de inseguridad, incluso los índices de violación a hombres, son por otros hombres.
“Ay, Olimpia, he tenido problemas con los hombres”, me han dicho de muchas cosas, me han dicho una de ellas “es que no tengo papá”, o, “que me caí de chiquita y mi papá me tiró y que por eso odio a los hombres”, “que he tenido mal sexo con todos mis ex”, “que soy lesbiana”, como si eso fuera algo malo, etcétera, etcétera.
Así todo el tiempo han hecho un chorro de especulaciones sobre mi discurso, cómo, obviamente desde una perspectiva completamente machista, el “por qué lo digo así”, no, yo ya expliqué, yo no y nadie, nadie desconoce que los hombres y las mujeres podamos ser víctimas de violencia, pero entendámoslo desde esta condición de desigualdad, desde esta condición real de posturas, de no es lo mismo habitar el mundo siendo hombre, y habitar el mundo siendo mujer. No se mide igual.
Ese caballero, un día hice esta pequeña encuesta, que me gustaría hacer con ustedes y quienes estén en casa pues también la pueden contestar.
Si salimos ahorita a cualquier calle, salimos de la universidad, hay una calle, y entones en medio de la calle en esa acera hay un grupo de hombres, ya sea Dolce Gabbana, así súper bien, “guau”, pongan las etiquetas que quieran, súper bien arregladitos, oliendo rico, etcétera, o mis cuates de Tepito, no importa, los que sean están en esa calle, y nosotras vamos, cualquiera de nosotros vamos caminando por esa calle, ¿qué hacemos? Preferimos decirle, “oigan, con permiso”, “disculpen, voy a pasar”, o preferimos no decir nada y rodearlos.
Levanten la mano quién prefiere bajarse de la banqueta, compañeras, y rodearlos.
Caballeros, el 90 por ciento, a ojo de buen cubero que yo tengo acá, a ojo de buena cubera que yo tengo acá”, prefiere rodearlos.
“Ay, pero a mí no, yo nunca les digo”, de manera directa o indirecta también ejercemos esas violencias. No me digas que nunca has cosificado a una mujer. La pregunta es, por qué preferimos rodearlos.
Las compañeras, grítenme, por qué, por qué.
Por miedo, acoso, vamos a ponerle adjetivos calificativos vulgares, “porque nos ven las nalgas”, “porque nos van a ver las bubis”, “porque nos van a cosificar”, porque vamos a ser presas de la hipersexualización solo por pasar en medio de ustedes.
Y no irrumpamos completamente esa tradición de, es que macho se escribe con “m” de mamá, ¿quiénes son las que educan? Son las mamás, ellas son las que educaron a ese niño, ¿y la paternidad ausente?, no nos hicimos al hijo metiéndonos un dedo a la nariz, ¿y la paternidad ausente?, ¿por qué se ha quedado como la educación de una mamá, de una mujer, las condiciones de hogar, las condiciones de servicio, de servidumbre, de educación, de maternar?
Bueno, he escuchado “mi esposo no es nada machista, le baja al baño, por ejemplo, hasta recoge sus calcetines y los pone en su lugar, no es bien bueno, me ayuda”, ¿te ayuda?, oye, si tuviéramos que hacer una decisión, ¿quién vive en esa casa? Viven ambos, ¿quiénes tienen responsabilidades sobre la condición de esa casa? Ambos, a lo mejor llegaron a un acuerdo, yo voy a aportar esto y tú el otro, pero en la condición de la educación de las y las infancias, me parece importante traer a colación eso porque como ese de argot social, sobre todo mexicano, la tiene, pero, ¿quién enseña? La mamá.
Yo quisiera preguntar si fue de una mujer la primera vez que vieron ustedes una revista porno, ¿fue una mujer la primera que les puso una imagen de una mujer hípersexualizada para que la consumieran o nos masturbáramos con esa foto?, ¿quién fue el que les dijo “mírale las nalgas a la chava que va pasando, mírale las pompis”, fue otro hombre, un tío, un primo, un compadre, un amigo, un algo, o lo vimos solos, a creación de otro hombre, de una hipersexualización de otro hombre.
Y también en estas tesituras, una vez que estaba platicando con esto me dice un amigo, dice: “oye, es que también nosotros tenemos códigos”, le digo: “códigos como qué”, porque yo le platicaba que las mujeres pues pocas veces, incluso somos autónomas en conocer nuestros propios cuerpos, nuestra primer tecnología es nuestro cuerpo y quiénes realmente nos conocemos, empecemos con nuestros órganos, con nuestros genitales, ¿realmente conocemos nuestra vulva, hemos agarrado un espejo alguna de nosotras, hemos abierto las piernas y nos conocemos, nos vemos?
Cuando yo le dije eso a mi abuelita me dijo: “ay, no, cómo crees, eso no”. La pregunta es: “¿por qué no?”.
Un país con un alto índice de pedofilia, alto índice de abuso sexual infantil, de acoso, de violencia contra las mujeres y no siquiera somos capaces de hablar de educación sexual integral desde la autonomía y el reconocimiento de nuestros cuerpos o decirle “pene” al pene, y “vagina” a la vagina, “vulva” a la vulva, ¿no?
Y entonces, cuando yo le platicaba eso, me decía: “no, es que también nosotros tenemos cosas”, y yo dije: “ah, sí, ¿cosas como qué?”, dice: “por ejemplo, cuando voy al baño”, me dijo un caballero, eso no significa que sea una regla generalizada, okey, ya ustedes me dirán, que cuando van al baño, ¿no?, y si ven que hay otro ahí y está haciendo pipí, que está más grande su pene del otro que del tuyo, pues te aguantas y no haces pipí.
Y yo dije: “qué estupidez”, dice: “sí”, dice: “porque sí nos vemos, sí nos volteamos a ver, cuando hacemos pipí, de verdad, sí nos vemos”. Y no nos sintamos, qué horror, por qué me trajeron a esta conferencia, qué incómodo.
No nos sintamos incómodos, eso es falocentrismo, no es culpa tampoco de la mayoría de los hombres, o sea, es una condición estructural de un sistema que nos ha dicho que el valor de las mujeres tiene que ver con su condición de servidumbre, de poner su cuerpo al servicio del sistema y del hombre desde el poderío de su falo, de su faters, de su falocentrismo.
Que no nos extrañe que por eso en este país se suicidan más los hombres, por una condición de nula educación, de nula situación de salud mental, de haberle dicho a ese niño, ese niño también fue víctima de abuso sexual infantil cuando se le dijo “vente, vamos a un lugar a donde hay prostitutas”, mujeres ya expuestas, mujeres ya incluso cosificadas, ¿no?, como la única oferta que pone el mercado para la ganancia de las mujeres, desgraciadamente.
Y en eso, ese niño llegó y fue el niño que le dijeron “hazte hombre porque tu valor, tu posesión, tu poder viene desde esta condición de tu falo”, y vas de un niño que crezca, por supuesto, por muchos problemas de salud, como de erección, o muchos problemas en su salud sexual que no se van a hablar, y cuando no se habla, no significa que no “yo también lo vivo, yo también fui víctima”.
Eso no se desconoce, la pregunta es que, la respuesta es que la raíz de esas violencias, desgraciadamente, si nos ponemos analizarlas, son patriarcales. Y lo que queremos que se joda completamente es ese sistema patriarcal.
Prendamos la televisión, se nos venden productos de belleza, ¿dirigidos a quién? A ustedes y a nosotras se nos arruga, estoy hablando de la piel de la cara, del cuerpo, vaya.
Y solamente a nosotras nos venden las cremas para las arrugas, para ser bellas, bonitas, perfectas, ¿perfectas para quién?, ¿y en consecuencia de qué?
La única vez que he visto un comercial en donde sale un hombre haciendo tareas del hogar es el Maestro Limpio y eso porque “con Maestro Limpio te salva, porque acuérdate que es el héroe de esta película, papá”.
Y entonces sale el señor dándonos la oportunidad, no haciéndole el quehacer, no haciendo ese trabajo.
Y así nos podríamos ir con cada rubro, cambiamos, con cada rubro y cada rubro encontrándole, por cada rubro cambiando y cambiando.
Vámonos con los cómics, vamos a hablar de Batman y vamos a hablar de la Mujer Maravilla. Quitémosle la ropa a la Mujer Maravilla y póngansela a Batman, en esa condición de hipersexualización de su cuerpo, con un corset, póngale las botas, las zapatillas, el cabellatzo, el cuerpazo, el pelatzo, y aprieten a Batman igual. Si a él lo viéramos ridículo con esa ropa, ¿por qué a la Mujer Maravilla no?
“Es que ya pueden jugar, cambiando un poquito la tesitura, ya pueden jugar futbol americano las mujeres, ya pueden jugar voleibol, ya tienen igualdad”, sí ¿pero en qué condiciones estamos jugando futbol americano hipersexualizadas?, porque como es uno de los deportes de Estados Unidos que más ha dejado economía, vamos, démosle a las mujeres la oportunidad de jugar futbol pero vamos a recordarles lo único que son, son eso, son un cuerpo para la hipersexualización.
¿Cuántas de nosotras, mujeres?, “oye, y las que solitas quieren”, bueno ¿es que cómo no vamos a crecer con una condición de no estar conformes con nuestros cuerpos o de aspirar al ideal de estereotipo de belleza de las mujeres?, si desde que somos chiquitas, ¿cuántas de nosotras nos acordamos que fuimos a una vulcanizadora o a cambiar la llanta con nuestro papá, con nuestra mamá, y vimos un calendario de una mujer semidesnuda en ese lugar?
Y no por ser la vulcanizadora, se me ocurrió ahorita, en cualquier otro lugar vimos a una mujer desde pequeñas súper hipersexualizada, y entendimos que eso es ser mujer, tener las bubis así, las piernas así, las nalgas así, todo así ¿para el servicio de quién?, ¿para el gusto de quién?
Porque si yo les preguntara imaginémonos a una mujer sexy, ¿qué es lo primero que se nos viene a la mente?, ¿se nos viene realmente una mujer sexy de manera a nuestros prejuicios internos, o es de manera autónoma?
Y en este sentido, cuando yo hablo de esta condición, a mí me gustaría pues preguntarles, justamente, el prejuicio y de la revictimización.
Porque cuando hablamos de la revictimización para todo, no es el mismo camino que ha vivido una consejera del INE, a un consejero del INE. No son las mismas condiciones de violencia que ha vivido una alumna de la FES Acatlán, a un alumno de la FES Acatlán.
Cuando nos levantamos en las mañanas y nos vamos a vestir, a cuántas de nosotras se nos ha dicho “no te pongas esa ropa, no camines así, cierra las piernas, no te rías así porque así se ríen las mujeres vulgares, ríete así (risa), nombre, siéntate así, cuando te levantes con las piernas cerradas”.
A cuántos de ustedes, caballeros, les han dicho “levántate bien, cierra las piernas, pórtate bien, no andes con ese pantalón Joaquín que se te ven tus testículos muy pegados y luego por eso te andan acosando”, “ay, no, el Consejero Presidente vino con un pantalón muy pegado, luego le anda organizando ahí sus machas en contra de la violencia contra los hombres acosados, pero él no se da a respetar”.
Acuérdense que las mujeres somos sexuales por naturaleza y si ustedes caballeros no se dan a respetar, luego ahí andan organizando sus marchas de hombres violentados, pero pues ustedes provocan sus propias violencias.
Verdad que si lo digo así, se escucha un discurso completamente violento, doloroso.
Cambiemos a los protagonistas de la violencia, ¿saben por qué sí lo escuchamos doloroso cuando es hombre? Porque lo que nos duele, desde una inconsciencia patriarcal es el hombre y no la postura de nosotras las mujeres.
Y en este sentido, cuando yo pongo esta imagen, ¿no?, que para aparentemente es chistosa, a cuántas de nosotras, a cuántos de ustedes nos llama la atención si cambiáramos los papeles, es que claro, es una obviedad, a nuestros senos, hombres y mujeres, nos puede salir en algún momento por nuestras glándulas mamarias, cáncer de mama, sí, ambos, hombres y mujeres podemos lactar de un cierto momento, sí, claro, la condición de una mujer es diferente, pero cómo es hipersexualizada el seno de la mujer.
¿Por qué hay esa hipersexualización?, ¿a razón de qué?, ¿a servicio de quién?
Porque sí nos enoja que hoy en día, hoy mis compañeras que luchan, que saldrán a las calles y algunas que decidieron quitarse las playeras y andar en bubis diciendo “este país es feminicida”, “esta persona me violó” o que tiene, usan su cuerpo como un lienzo de protesta, ¿sí?, y cuando salen a las calles lo primero que hacen los medios de comunicación es grabarles y enfocarles sus pechos, su hipersexualización.
“Es que no quieren que vayan hombres, los hombres, nosotros nos queremos sumar a la causa, nos queremos sumar a la lucha, queremos estar ahí, ¿por qué no nos dejan?”; es que, no es una condición de protagonismo, no necesitas un espacio en nuestra lucha para luchar con nosotras, no necesitas que te vean, ya te vimos, ya siéntese, ya los vimos, ustedes fueron los primeros en estudiar, los primeros en hablar, los primeros en votar y ser votados, los primeros en tomar decisiones desde un constructo de vida política de un mundo inspirado y arraigado en un sistema patriarcal.
El hecho de que haya un lugar solo de mujeres no es una condición de desigualdad, es una condición de justicia. El hecho de que existan hombres que sí quieran, un hombre que no se siente aludido con esto no es un hombre que ha pedido un espacio en el público, un espacio para hablar, “véanme, aquí estoy”, ¿no?
No es un hombre que va a entender, precisamente, que ha habido condiciones, en el caso de hombres y mujeres, de ventajas que algunas teóricas han llamado privilegios.
Y en este sentido, me parece importante entender también lo que la teoría con Marcela Lagarde nos dice a las mujeres, habemos mujeres privilegiadas, para Marcela Lagarde no, ninguna mujer que viva en este mundo, en esta realidad de una condición de desigualdad y de opresión patriarcal, tiene privilegios, tenemos ventajas de unas para otras, pero no privilegios en este sistema patriarcal.
Y en este sentido, cuando hablamos de eso, decía: “oye, a mí no, yo siempre que pongo en medio de los hombres yo me siendo muy a gusto, me siento muy feliz, yo nunca he tenido, he sido víctima de acoso”; pues no, Presidenta, pues bájese de su Dolce & Gabbana y váyase al metro de la Ciudad de México, siéntese por favor, vaya caminando a su lugar de trabajo, tenga que cambiarse los tacones y ponerse flats para intercambiarse a los lugares a donde vamos, para que seamos víctimas, o sea, en esta condición que el privilegio no nos nuble la empatía, y en la condición de las mujeres que las ventajas entre unas y otras no nos nuble la empatía con la mayoría de las mujeres que sí se está viviendo.
Y bueno qué pasaría si viviéramos en un mundo donde sean los hombres quienes llevan de llamar la atención, y yo les recomiendo hoy, en este marco de este 25 de noviembre que, a pesar de todo el análisis, de todas las cifras, de todas las cosas que van a haber y que vamos a estudiar, se sentaran una sola hora en Netflix hoy, y que vieran esa película, “Yo no soy un hombre fácil”, y que esa película la vean con una perspectiva de teoría feminista, de teoría de género, para entender que si el mundo fuera al revés, que si el mundo pasara al revés, tal vez lo viéramos ya de manera injusta, crearíamos más conciencia, no solo en el marco de este día, sino en el marco de todos los días en los que todavía estamos vivas las mujeres, pensando una realidad que mañana asesinarán en este país a las próximas 12 mujeres y que no son cifras, tienen nombre, son hijas, son madres, son hermanas, tal vez seamos por desgracia algunas de las que estamos aquí; no vivimos las mismas condiciones de realidad.
¿Qué tiene que ver todo esto con la violencia digital? ¿Por qué tenemos que hablar de esto cuando hablamos de la violencia digital? bueno señoras y señores, porque lo mismo que pasa en los espacios off line, se traspasa a los espacios on line.
Y bien, yo quisiera hacer un test rápidamente, cuántas de estas cosas, no, ese es el marco jurídico del que vamos a platicar, lo que estamos platicando a la largo de esta conferencia y cuando se habla de violencia y de violencia en contra de las mujeres por supuesto, son marcos jurídicos que me parecen importantes echarles una checadita siempre.
Y bueno, ¿qué es la violencia digital? La violencia digital son aquellos actos agravados y perpetuados a través de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación que dañan al menos cuatro cosas, es, la reducción de ese concepto, la privacidad, la seguridad, la intimidad y la vida digna de las personas que habitamos esos espacios digitales.
¡o sea que la culpa es de las plataformas, hay que satanizar internet, no hay que tener acceso?…no, no, no, son algoritmos, son condiciones, que hemos vivido en ese espacio ahora no tangible que es digital y en donde la violencia ya normalizada en los espacios intangibles se ha traspasado a los espacios digitales, en las mismas circunstancias de desigualdad, y en las mismas circunstancias de interacción, solo que con otro medio comisivo, el espacio digital, medio de comisión y de ejercimiento de esa violencia, el espacio digital y por desgracia el 80 por ciento de los datos de esas víctimas somos mujeres, 9 de cada 10 mujeres que hemos experimentado algún tipo de ciberacoso, lo hemos experimentado desde los 12 años según MOCIBA como fuente del INEGI.
Y en ese sentido, la violencia digital se puede manifestar de diferentes maneras señoras y señores, puede ser una violencia que daña tu privacidad, ejemplo, intervención de mis comunicaciones, además es un delito de materia federal, ¿si intervienen mis comunicaciones es violencia digital? Sí, alguien está revisando mis chats, mis computadoras, ¿es violencia digital? Sí, en la modalidad de violación a mí privacidad.
Alguien subió mis datos personales en Internet, alguien subió mi acta de nacimiento, mi identificación oficial, lo que se le conoce como doxing, ¿no?, de subir o de hacer públicos datos personales o documentos personales sin consentimiento, ¿eso es violencia? Sí. ¿Puede ser considerado un delito? Sí también, en una materia de tu personalidad, de tu persona ciudadana, y que hay instituciones incluso que lo protegen, como el Instituto Federal de Protección de Datos Personales y Acceso a la Información Pública.
“Oye, pero si alguien viola mi cuerpo en Internet, ¿es violencia?” Hace dos años a nivel federal no lo era, hasta hace cuatro años lo empezó a ser en nuestro país.
“O sea que, si yo quiero identificar la violencia digital, ¿es un todo, son muchas violencias?” Sí.
“La violencia que se ejerce para candidatas en los espacios digitales, ¿es violencia digital?” Sí, es violencia política digital.
Pero, ¿cuándo hablamos y de qué hablamos cuando hablamos de la Ley Olimpia? Hablamos de una condición de reglamentaciones y cambios legislativos que, por un lado, reconocieron a la violencia digital dentro del articulado 20 de la Ley de Acceso, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, para ahora reconocer también la violencia digital, la violencia física, la violencia psicológica, la violencia económica, la violencia política, y ahora también la digital, lo que dio apertura a que en las campañas, las condiciones, las acciones, ahora también sean por obligatoriedad hablar de la violencia digital con un nombre, y lo que no se nombra no existe.
Pero también es un cambio al Código Penal Federal para entender la violación a tu intimidad sexual.
O sea, que si yo tengo sexo consensuado, ¿qué tengo? Sexo. Y si alguien tiene conmigo sexo sin mi consentimiento, ¿cómo se llama el delito? Lo mismo pero ahora en Internet, sexo consensuado, y ahorita vamos a hablar de consentimiento, es sexting.
Sexting es el intercambio de contenido erótico sexual con consentimiento, es tener sexo on line, no es un delito, es sexo on line, está bien, está mal, se enoja papá Diosito, nos van a salir pelos en las manos, eso es aparte, ¿sale?, eso es aparte, pero es sexting, sexting, ¿sale?, sexo.
¿Cuándo pasa a ser un delito? Cuando hay la violación de tu sexualidad en el espacio digital, y eso se llama el delito de violación a tu intimidad sexual, y se castiga, al menos en promedio en este país con todas las medidas, en nueve años de cárcel; y hay una multa, al menos local, hasta de, que varían entre los 24 mil y los 34 mil pesos según el valor de la UMA, a quien difunda, comparta, distribuya, almacene fotografías, videos, audios, de contenido sexual o erótico real, simulado o alterado, de una persona sin su consentimiento. O sea, es violación virtual.
“Olimpia, pero antes en mis tiempos tener sexo era “vis a vis”, era de penetrarte, era tocarte”. En esos tiempos, hoy en día puedes vivir tu sexualidad en los espacios digitales.
La pregunta es, ¿la vivimos sin violencia?, ¿aprendimos a tener sexo de manera autónoma, libre de la cultura porno? Lo vamos a platicar en un ratito.
Y también, bueno, también, obviamente, hay otras iniciativas de mucho más compañeras que han reconocido algunas otras formas de violencia, la anterior era el “violentómetro virtual” que ustedes pueden descargar de manera gratuita en nuestra página del Frente Nacional para la Sororidad y también hay muchos otros estudios que consideran otras formas de violencia contra las mujeres con las tecnologías de la información y la comunicación.
¿Cuál es la diferencia entre la violencia digital y la violencia mediática, el medio comisivo de ejerción de la violencia, de ejercimiento de la violencia.
En el caso de la violencia digital, tiene que ver con los dígitos, tiene que ver con los espacios digitales, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación como medio comisivo, que en el espacio de la mediática tiene que ver con el medio de comunicación, con el medio de ejercimiento de esa violencia a través de ese medio, tiene mucho que ver, están muy alineadas, muy parecidas, son medios conocidos diferentes pero que sí hay una gran condición de diferencia.
Y bueno, esta violencia existe y daña.
Y yo quiero que entendamos con este cuadrito, es muy fácil, la producción de contenidos íntimos, cuando es con consentimiento es sexting y no es un delito, ¿sale? Aunque me parece muy importante traer a colación la reflexión sobre el sexting que más adelante yo quisiera que ahí nos detuviéramos, pero hay que cuestionarlo, sí, no hay sexting según la red patriarcal, yo misma lo digo, pero no es un delito, pasa a ser delito cuando eso se difunde sin consentimiento.
Pero si hay producción ya sin consentimiento, ejemplo, cámaras escondidas en baños públicos, celulares por debajo de la falda, cámaras en probadores, en vestidores, ahí ya hay producción no consentida, no hubo sexting, o sea, no todas las víctimas de violencia sexual en internet hicimos sexting, simplemente somos víctimas por una condición de hipersexualización de nuestros cuerpos arraigado y perpetuado en los espacios digitales, es más, éste delito ya tuvo que haberse hecho desde hace muchos años.
No sé si ustedes recuerdan, o al menos alguien les platicó, pero yo cuando estaba chiquilla en los años 90, me acuerdo mucho que primas, tíos o mí mismo papá decía: “hay no, no vayan a los moteles porque ahí te graban, cuídate en los moteles”, desde ahí ya había violación a la intimidad sexual, por qué diablos era permitido el ejercimiento de una tecnología para grabar a una persona y luego difundirla, y por qué además era completamente avalado socialmente y con el desprestigio a la víctima, desde ahí ya tuvo que haberse hecho pero no se hacía, sino que hasta hace apenas dos años en este país tenemos considerado este delito.
Y en este sentido, lo que les platicaba hace ratito, no es porno ni es venganza, es violencia digital, existe daño, y por desgracia, la condición que segrega a una sobreviviente de esta violencia, no solo se queda en el espacio digital, trasgrede muchos espacios, cuando es una violencia un acoso callejero, por ejemplo, que no es menor, y ninguna violencia está en competencia, desgraciadamente todas son una afectación grande, pero cuando hay un espacio, un acoso callejero que se queda en la posible víctima, en el posible agresor y en la condición territorial de la calle.
Pero cuando es digital, no se queda ahí, cuando es digital, además hay una coparticipación de violencia comunitaria que le dan like, quien comparte, quien difunde, quien agrede, los compartimos todas y todos, esa responsabilidad que, además, se perpetúa y se agrava a través de los medios comisivos de esa violencia que, por desgracia, además son empresas privadas: Facebook, Twitter, Instagram, la web, los espacios y servidores de Internet que por cierto, ¿no?, la primer mujer que descubrió un algoritmo fue Ada Lovelace, fue la primer mujer en descubrir una fracción aritmética, algebraica que nos sirviera para descubrir lo que hoy tenemos como algoritmo digital, pero es Jeff Bezos, es el dueño de Amazon, es el dueño de Twitter, es el dueño de Facebook, de Meta, quienes se enriquecen con el descubrimiento de una mujer, sin que la historia de las nuevas tecnologías de la información generen justicia para los también descubrimientos científicos que hemos hecho las mujeres, eso sin mencionar, por ejemplo, a Flora Tristán y a Marx, eso ahí se los dejo de tarea.
Pero bueno, cambiamos por favor.
¿Qué es el sexting entonces?, y esta es una de mis partes que yo quisiera poner, que hacer mucho énfasis, platicárselos a todas y a todos ustedes, y también a la gente que nos sigue a través de las redes sociales.
A raíz de la aprobación de la Ley Olimpia, ha habido una serie de información confusa, vamos a llamarla así, confusa y esa serie de información confusa ha traído también la dirección del debate público a pensar que ya hay Ley Olimpia, ya estamos seguras y seguros en Internet, “vamos, empodérate, ya hay Ley Olimpia, vamos, haz sexting, ya hay Ley Olimpia, ya te protege, ya estás segura”.
Y yo soy, obviamente, Olimpia, la de la Ley Olimpia y voy a explicar mis reflexiones al respecto.
¿Qué es el sexting? El sexting es un acrónimo entre sex, sexo; y texting, texteo. Es un intercambio de contenido erótico o sexual a través del sexteo, del texteo, de las nuevas tecnologías, ¿o sea, que intercambiar un pack consensuado es sexting? Sí.
Si yo quiero mandar una foto, hay una nuda, ¿es sexting? Sí, ¿pasa a ser violencia cuando no hay consentimiento? Sí, pero yo quisiera, eso es en lo teórico jurídico.
Pero yo quisiera que fuéramos a analizarlo este concepto desde una condición real del consentimiento.
Realmente las mujeres ejercemos nuestra vida sexual con un consentimiento libre, autónomo, independiente; ustedes caballeros ejercen o ejercieron sus relaciones sexuales con un consentimiento libre, autónomo, independiente de la cultura porno, de la cultura porno.
Porque hagan de cuenta que el sexting ¿no?, es como rasurarse las piernas, sí, así, hay un estereotipo de belleza que nos dice que nos dice que las mujeres, para ser bellas, bonitas, atractivas al gusto de los hombres, por supuesto, tenemos que no tener bellos en las piernas.
La pregunta es, yo sé que es too much information, pero la pregunta es: en la pandemia del COVID-19 nos rasuramos diario, todas las que estamos aquí, cuando estuvimos encerradas casi tres meses en nuestras casas, agarrábamos el rastrillo y diario nos mutilábamos nuestro cuerpo quitándonos nuestros bellos, o sea, diario nos quitamos los pelos diario, así diario, aunque no saliéramos a la calle, aunque nadie nos viera, o sea, realmente, o sea, yo sé que no hablamos de los pelos de las mujeres “ay, guácala, tienen pelos, tú también carnal, tú también tienes pelos”.
Entonces, o sea, todos y todas tenemos pelos “ay, qué vulgar no vuelvan a invitar a esta mujer al INE”, todas y todos, estoy haciendo burla porque siempre hay comentarios así, entonces, me gusta, no de aquí, no, digo, pero siempre hay comentarios.
Bueno, este tema, ¿no?, cuando estuvimos en la pandemia del COVID-19, comúnmente pues no nos rasurábamos, ¿no?, ¿por qué? Porque realmente, si lo viéramos de manera autónoma, con un libre pensamiento de nosotras, priorizando nosotras nuestra comodidad.
A nosotras nos gustan los pelos, o sea, estamos a gusto con nuestros pelos, la pregunta es ¿por qué nos rasuramos?, ¿por qué nos los quitamos de esta manera?, salvo, obviamente, cuando se meten en el calzón.
Pero realmente todo el día, todo el día realmente… entonces nos rasuramos porque queremos. Si en la pandemia del COVID-19, mientras estábamos encerradas no lo hicimos, la respuesta es no.
Entonces, no nos rasuramos porque queremos, nos rasuramos porque hay un consentimiento manipulado para que cuando salgamos a la calle tengamos una aprobación social de un cuerpo femenino, que está cumpliendo las reglas de ser mujer, unas reglas que, además, son pedófilas.
¿Quiénes son las únicas personas que tienen las vulvas cerraditas y sin vellos, las únicas personas que no se le ven los vellos? Las niñas, los niños.
O sea, que si a ti te gusta un cuerpo sin vellos, hay una tendencia pedófila en tus gustos, que tal vez no nos habíamos dado cuenta, que tal vez no sabíamos que era así, pero es que así nos la han enseñado, nadie se lo había cuestionado, nadie nos había hablado desde una condición teórica de entender por qué son esa hegemonía de estructuras, de estereotipos de belleza, sobre todo arraigados contra las mujeres.
Que no nos extrañe, entonces, la tendencia pedófila de las cifras de este país; que no nos extrañe, entonces, la tendencia a la cultura porno, una cultura porno que además hipersexualiza, una cultura porno que pone, justamente, prendamos cualquier página porno que nosotras llamamos mercados de explotación sexual en línea porque el 90 por ciento de esos vídeos, esas fotografías son de personas que no dieron su consentimiento.
Incluso la Iglesia Católica ¿cuál fue la única posición sexual aprobada por la Iglesia Católica? La del misionero, la mujer abajo y el hombre arriba, ¿para qué? Para que no tocara nuestra pelvis, la pelvis, nuestro clítoris, no tuviéramos un orgasmo, porque hay que recordarnos que solo somos fábricas de bebés.
Es por eso la importancia de que cuando hablamos de la despenalización del aborto no solamente tiene que ver con una creencia, no solamente tiene, ahí están las creencias, ahí está el doctor Sims que por su creencia torturó a cuatro mujeres negras para descubrir la ginecología.
Hoy en este país, basado en creencias, hay mujeres en la cárcel por el simplemente hecho de no querer ser mamás, o estamos pensando, incluso de utilizar los cuerpos de las mujeres para que sean productoras de bebés, porque nuestros cuerpos tienen un precio, y necesitan, en esta cultura además muy capitalista y completamente injusta, otra vez, enraizarse contra las mujeres y contra las niñas.
No es novedad que la mata y la quema de brujas fue, justamente, el origen del sistema capitalista, o sea, mataban a cuatro mujeres en esos momentos: las que no tenían familia, las que no tenían hijos, que alguien… no le pertenecían a nadie, le pertenecían a ellas mismas, y por lo tanto, le podían quitar su parcela. Y entonces, tenían ellas un terreno el cual se lo adjudicaba el gobierno.
Y la quinta es que, obviamente, la cuarta era es que algunas de ellas las llamaron brujas porque descubrieron que con la manzanilla se nos bajaba la inflamación del estómago, y por eso eran brujas, “quémenlas por brujas”.
Y así es como en una lápida pública las quemaron, y entonces, el capital, el sistema originario de riqueza se fundó, justamente, en la expropiación de los mismos terrenos y de las mismas posesiones que tenían esas mujeres que ya nadie reclamaba y que estaban quemadas y no fueron poquitas, fueron muchísimas, hoy esa inquisición, no con las mismas circunstancias pero sí desde una misma línea patriarcal de centrificación por supuesto de la orientación de la violencia y de la culpabilidad y re victimización se encuentra la nueva hoguera en Facebook, en Twitter, en Instagram, en las redes socio digital, la nueva inquisición está ahí y todas y todos somos inquisidores con una like, con un compartir, con un me encanta, con un me gusta o con un comentario o con un “ah me lo pasaron y no hago nada”.
Y en este sentido, cuando hablo de la pedagogía, de la violación y de la cultura porno, a mí me importa mucho dejar esto en claro porque, cómo aprendimos a tener sexualidad, nuestra primera relación sexual, la primerita, la primerita, fue con educación sexual, sin tabú, sin estigmatización, con placer, nos gustó, lo disfrutamos, todas y todos, realmente lo vimos, lo disfrutamos.
Un amigo que tenía mucho más privilegio de una educación privada me dijo un día, “ ay no yo sí, yo tenía hasta un club de infantes con mis primos, vivíamos en lomas por supuesto, y tenía un club donde mi mamá y mi papá me llevaban a un club de educación sexual, y yo sé qué onda con mi pene desde que tengo 5 años, 6 años” y yo pues que chido, ahí está otra una vez una condición otra vez de que el acceso a la educación tiene que ver con un privilegio, incluso la nueva colonización hoy es digital también hay una nueva condición de colonización digital y del acceso a la seguridad digital se le da a quien más paga por ella.
Por eso me parece importante hacer esas reflexiones porque además de todo, en todas las gamas importantísimas de expresiones digitales, las nuevas novedades digitales, los descubrimientos digitales; sabían ustedes que el daño es tres veces mayor lo que utilizamos de recursos naturales al crecimiento de la tecnología, entonces la pregunta es, realmente estamos beneficiándonos con estas nuevas tecnologías que existen, normalmente necesitamos esa aspiradora robot que aspira nuestra casa, que se lleva cuántos y cuántos materiales, y cuántos y cuántos terrenos por supuesto de otros países en funciones paupérrimas que ya no existen, que ya no van a volver a existir, incluso simplemente como cacao de Hershey´s no sé qué alguien sea pariente de Hershey´s pero, hay una condiciones gigante de no volver a plantarlo, el consumismo que hacemos y también se va la tecnología.
Realmente necesitamos ese lavador de trastes tecnológico que le pones play y se lo quitas, porque no pensar qué pudiéramos hacer con tecnología, con las nuevas profesiones, con los nuevos alumnos, con los nuevos abogados, con los nuevos egresados, una condición de utilizar la tecnología para beneficiar e incluso hacer carreteras donde no tengan que atravesarse los animales y no asesinarlos de esa manera.
Por qué, porque a raíz de la explotación de los recursos naturales y de la ganancia tecnológica, estamos pensando en el futuro de manera individual, no estamos pensando en el futuro de manera colectiva, por eso la gran mayoría de las y los jóvenes que hoy existimos tenemos muchos sueños y muchas cosas y mucho “ay sí qué padre somos jóvenes, somos el futuro” pero estamos pensando de manera individual, porque el sistema nos hace pensar de manera individual, lo que vas a tener, lo que vas a poseer, lo que vas a ganar, lo que vas a hacer cuando tú seas.
No nos dicen que en 10 años el Océano Ártico ya no va a existir, no nos dicen que desgraciadamente ya está viniéndose para acá el tema del agua, “ay, Olimpia, qué idealista”, pues ojalá así fuéramos, pensáramos en nuestro futuro, no de manera individual, sino de manera colectiva, no se trata de si allá, si acá, que esto, va a tener, desgraciadamente otra vez, van a volver a tener una mejor calidad de vida las personas en mejores condiciones y no la gran mayoría de las personas que hemos vivido o que estamos viviendo paupérrimas.
Este comercial lo hago justamente, porque me parece importante dar el dato que por desgracia 9 de cada 10 víctimas que nos han llamado para pedir apoyo, para la violencia sexual que han vivido, ¿saben cuál es la primer cosa que nos preguntan?, “¿dónde denuncio?, ¿dónde denuncio?”.
Para la gran mayoría de abogados y de abogadas, les es claro que denuncias en un ministerio público, pero quienes no somos abogados, quienes no tenemos educación jurídica primaria, no sabemos dónde denunciar, “ay, qué tontería”, ¿sí saben que esa es la primera inhibición del acceso a la justicia de las mujeres, al menos en la tendencia en este país?, no saber ni dónde poner sus denuncias, porque nos vemos bien padres todos el 25 de noviembre, pero, “clases de zumba para combatir la violencia”.
No, o sea, no es que esté en contra del zumba, me encanta el zumba, o sea, no lo quiten, está bien, pero por qué no pensar que las políticas públicas de prevención y de erradicación de la violencia contra las mujeres tiene nada que ver con herramientas de empoderamiento reales y no dan empoderamiento, “yo, colonialista te doy a que te otorgo, te doy permiso de jugar futbol”; no, es una condición autónoma que en la toma de decisiones está en las mujeres, que en las políticas de la toma de decisiones nos encontremos nosotras, no solamente como un derecho otorgado, sino como un derecho realmente sustantivo, autónomo, libre, independiente, y eso también es el sexting señoras y señores.
Regresando a la rasurada de piernas, entonces, ¿por qué digo que el sexting es como rasurarse las piernas? Porque realmente hemos hecho sexting de manera autónoma, libre e independiente.
Si rasurarse las piernas hoy vimos que tal vez, cuando las vemos bonitas sin bello, realmente las vemos bonitas sin bello porque son bonitas son bello o quién nos enseñó que una pierna sin bello es bella y por qué lo aprendimos así, que no sea y que no se nos olvide que por eso muchas de nosotras no estamos conformes con nuestros cuerpos, porque se nos enseñó a ser de tal manera para nuestra misma y nuestra propia aprobación personal y por ende colectiva, colectiva patriarcal y machista.
Y en ese sentido, cuando digo el sexting, me refiero justamente a que si el sexting es el intercambio de contenido erótico sexual, consensuado, realmente tenemos consentimiento libre, autónomo, independiente para ejercer nuestra sexualidad online.
Vamos a presentar un informe de violencia digital en la UNAM el 5 de diciembre, ese informe nos arrojó datos muy valiosos, de ese informe el 80 por ciento de dos mil mujeres que tenemos registradas, ¿no?, en este informe que vamos a dar a conocer, nos dieron a conocer que la primera vez que intercambiaron contenidos eróticos no fue a petición de ellas, sino de sus parejas, en una relación heteronormada, en una relación hombre y mujer, fue el hombre quien le pidió hacer sexting, fue el hombre quien le pidió “mándame un pack”, “mándame una nude”.
Entonces, nos lleva a la reflexión, si realmente fue iniciativa nuestra, ¿nos da placer a nosotras eso?, cuando tuvimos nuestra primer relación sexual pusimos reglas “me gusta que me beses aquí, no me gusta que me beses acá, me gusta aquí no acá” , no, aprendimos a ser dadoras de nuestras relaciones sexuales con base a la cultura porno que nos dice “tú abajo y yo arriba”, “tú sufres para que te guste”, así debe de ser.
Incluso, ustedes se han sentido caballeros, seguros, bien con esa forma de sexualizar, de intercambiar, de tener su placer, ¿realmente eso nos da placer?
Audre Lorde que es una de mis teóricas favoritas, lesbiana, afrodescendiente, habla de la erótica, alejado de lo erótico, eso no significa que yo sea “ay, este discurso es sumamente conservador y se parece igual a cuando dicen: ay, no cuídate, date a respetar, no lo hagas”; no, no, no, cruz, cruz, que se vaya el diablo y que venga Jesús.
No traje nada, bueno, sí algo blanco y azul, pero nada que ver, nada que ver, nada que ver, no, no, no, que las diosas me libren.
No me refiero a esa condición de opresión, porque del lado de los anti derechos, del lado de la manera conservadora de ver esto, “sí, yo estoy de acuerdo con Olimpia, claro, no hay sexting sino una red patriarcal, cuídense, dense a respetar, sí, no, no lo hagan”.
No, del lado de mi postura que además está inspirada, ¿no?, y me hago muy responsable de lo que digo, justamente en la teoría feminista tiene que ver con la raíz de nuestra autonomía, con la raíz del consentimiento, realmente estamos ejerciendo nuestra vida sexual, ahora online, con un consentimiento libre, autónomo, independiente, incluso para erotizarnos.
A ver, cundo hacemos nudes, ¿no?, las mujeres, cuidamos que se vaya la ropa sucia, acomodamos todo, que no sea cochino, ponemos la pose, ahí estamos, para que nos regresen un cheto.
De verdad, porque ni siquiera procuramos esa manera de erotizar, “pues ya una foto”.
¿Se dan cuenta que hasta en esa erotización hay desigualdad?
¿Y a qué me refiero con este chiste?, que nadie se sienta ofendido, yo no quiero y no está en negociación, pero no quiero que piensen “Olimpia fue al INE y les dijo: uh, pack para todos, libérense”, no; Olimpia fue al INE y dijo: “ay, no lo hagan, dense a respetar”, no.
No son por las mismas circunstancias, no es la misma raíz de reflexión, la mía es a manera de Audre Lorde, de que si hacemos cosas con placer o para complacer, si realmente vivimos nuestra materia y nuestra vida, nuestro poder desde la erótica que en la cultura porno se llama lo erótico y que tiene que ver, justamente, con una relación de sexo placer, beneficiando al falo, beneficiando al placer del hombre y no necesariamente al de las mujeres y pensando que la única forma de tener placer es con ese sexo de la cultura porno.
Audre Lorde habla de un poder femenino, de un femenino de nuestra erótica, de un poder de incluso comer te da placer a veces, incluso hablar te da placer. A mí me aplace hablar, el trabajar te da placer, el llegar y hacerte esto, vestirte así, te da placer, tal vez te da realmente placer y si ese placer, esa erótica está alejado de la cultura porno.
“Olimpia, ¿y qué me dices de las niñas que solitas se mandan las fotos y suben ellas?, ¿qué?, es su cuerpo y hacen lo que quieren”; por un lado, sí.
Déjenme ser sincera con ustedes, hace algunos años cuando iniciamos esta lucha, yo decía la siguiente frase: “el sexting es un derecho sexual”, porque así lo entendimos, cómo no lo vamos a entender así si una de las primeras condiciones de revictimización y de violencia, fue habernos dicho que nuestro cuerpo le pertenece al sistema digital y que éramos violadas con cada like, con cada compartir.
Este discurso abonaba mucho a entender que no éramos culpables, que el sexting es nuestro derecho sexual y ultimadamente de qué tengo que pedir perdón, de amar, de confiar, de vivir mi sexualidad libremente, de hacer sexting.
Por qué tuve que vivir esa condición de represión social, política, económica a través de la digitalidad al intercambiar ese video sexual.
Y entendiéndolo desde ahí, dices, sí tiene todo el sentido, pero con teoría feminista se entiende diferente, porque con teoría feminista cuando yo hablo y digo “El sexting es un derecho sexual”, me olvido que si ese sexting no está basado y arraigado en un terreno en donde hay cultura porno, en donde es más fácil que en esos mercados de explotación sexual o en cualquier sistema operativo digital, es más fácil que bajen ahorita un tendedero de denuncia que hicimos todas y todos por la violencia que se ejerce, no sé, en el INE de las mujeres, que a que bajen un mercado de explotación sexual en donde intercambian packs, de políticas, de mujeres en los partidos políticos.
Es mucho más fácil, ¿por qué? porque el algoritmo es patriarcal y porque la condición en cómo vivimos nuestra sexualidad ha sido patriarcal.
¿Nos enseñaron a tener sexo alejado de la cultura porno?, no, es lo único que conocemos ¿, es la única forma de erótico que conocemos y no la erótica.
En este sentido, cuando decimos que el feminismo tiene que ver también con una postura de entender de raíz, yo lo entendí desde el amor y entender que efectivamente yo me rehúso a tener un discurso proxeneta, siendo sobreviviente de violencia sexual digital.
Y ahora creo que es nuestro cuerpo y hacemos lo que queramos, sí, pero deseo que nuestras decisiones de autonomía sean basadas en nuestras autonomías reales que están en construcción, que estamos descubriendo que estamos construyendo y no en las de las culturas porno que benefician principalmente a los hombres.
Y que incluso para ustedes, caballeros, que construyamos una nueva forma de autonomía, de vivir, nuestro cuerpo, nuestra libertad, nuestra masculinidad, porque no nacimos machismos, nos hicimos machistas, no nacimos violadores, nos hicimos violadores.
Y en este sentido, lo único que quiero culminar con el tema del consentimiento es decirles que me hago muy responsable de lo que digo, pero yo no me atrevería a hacer este discurso proxeneta y decirle “vamos niñas, ya hay Ley Olimpia, hay sexting seguro, vamos, empodérense, es su cuerpo y hacen lo que quieren”, porque me escuchas niñas y adolescentes, ojala me escucharan puras adultas, ojala tuviéramos terrenos e igualdad, ojala tuviéramos terrenos sin cosificación y sin hipersexualización.
Y que no se extrañe que hoy en mercado, una de las producciones de violencia mediática que está haciendo a través de todos los medios de comunicación, es insertarnos en la cabeza la idea, que lo único y para la único que sirven para nuestros cuerpos de las mujeres, es para el servicio.
Ejemplo, hoy las mujeres no pagan, cover gratis, porque el producto somos nosotras de ese bar, de ese antro. ¡Vamos!, empodérense, hagan Only Fans, porque el producto somos nosotras.
Y eso no significa que tengamos que señalar a las mujeres que hacen Only Fans, no significa que ellas sean productora de su propia violencia, oigan, perdón, pero yo estudié también en escuela pública y me daban 500 pesos a la semana para vivir, de esos 500 quítenle 200 de mi camión, me sobraban 300; quítenle 150 de los camiones locales, me quedaban 150; me comía por supuesto una torta de tamal y un atole en todo el día, que me quitaba otros 150; y los otros 50 para lo que me alcanzara.
Si alguien llegara y me dijera “oye, mándame una foto de tus pies, mándame una foto de tus bubis, haz OnlyFans y vas a ganar como tal personaje 24 mil pesos a la semana”, díganme si no estaría atentada a hacerlo, pero por supuesto que sí.
Entonces, esta condición de mercado nos está poniendo como única oferta, otra vez, que las mujeres somos productos para el sistema porno y para el sistema patriarcal. Y la única forma que tenemos de oferta para obtener ganancia es la propia explotación de nuestros cuerpos. ¡Qué injusto!
¿Por qué no nos dicen que podemos ser consejeras, presidentas consejeras?, por qué no existe una condición grande para que sean las mujeres las que no tengamos que recurrir a que el mercado nos diga, “la única oferta que tengo para ti, mira, vas a ganar más”, pero ésa es tu oferta.
Yo estimo que si en cinco o 10 años no tomamos estas posturas en los debates públicos, en la hiperconectividad, la única oferta que nos van a dejar a las mujeres para nuestras ganancias y salir de la pobreza, va a ser la explotación de nuestros cuerpos.
Y me parece importantísimo que lo sigamos reflexionando, que no me crean nada, y que jamás señalen a una mujer, “es que entonces por qué se prostituye”, ve las carencias que existen, y además sin contar que algunas otras mujeres u otras personas pues también han prevalecido, también es su placer, digo está bien, pero hay que examinar el caso de raíz sin olvidarnos de las condiciones de ventajas y de privilegios que esta cultura porno ha dejado.
En conclusión, señoras y señores, no hay sexting inseguro en una red patriarcal, no existe, es mentira, yo no puedo decirles que lo hay, pero aspiremos a que lo haya, aspiremos a vivir nuestra erótica, aspiremos a dominar las tecnologías, aspiremos a crear incluso las tecnologías y a crear un entorno en donde podamos ejercer nuestros derechos sexuales de manera libre, autónoma, independiente, también en Internet.
¿Por qué les cuento todo esto?, ¿por qué quise hacer todo esto o decir todo esto?
Porque para mí es importante el hablar de esto, porque hoy las políticas están basadas justamente en la abstinencia, y tampoco se trata “no lo hagas”, “cuídate”, “pórtate bien”, no, la abstinencia no es educación sexual.
Yo por eso les digo ahora a los chavillos, a las chavitas, piénsalo 44 mil 959 veces, pero que sea bajo algo que a ti te dé placer. Pones, ¿o me da placer o es para complacer? Ay no, es para mí placer, si es por mi placer, va.
Y si es así, tengamos mecanismos de ciberseguridad, ¿no?, condiciones de hiperconectividad seguras, tal vez no Facebook, tal vez no Twitter, tal vez Weeker, Confident, Telegram; generar cambios de contraseña regular; tener un acceso a nuestra vida pública de manera íntima, privada y pública, me parece bien importante que tengamos la condición de separar nuestras vidas digitales en lo íntimo, lo privado y lo público.
Lo íntimo, ¿qué es íntimo para mi espacio digital? Tenemos tres correos, por ejemplo, uno íntimo, uno privado y un público, ¿los tenemos? Si es así, qué chido; quienes no, incentivemos a que eso pase.
¿Tenemos redes sociales íntimas, privadas y públicas?, ¿Tenemos una vida digital íntima, privada y pública con base a estos derechos de principio propersona? Esa sería una tarea importantísima.
Y señalar y generar, en letras gigantes, que la culpa jamás va a ser de una persona que difundió su pack e hizo sexting, jamás va a ser de una persona que difundió su pack, que hizo sexting; jamás va a ser de una mujer que haga OnlyFans. Es una condición de un sistema que nos ha dejado la estigmatización de nuestros cuerpos y la condición de revictimización sobre los mismos.
Pero a manera preventiva, me parece importante hablarle a las infancias, a las niñas, sobre todo a los adolescentes, que sí se empoderen, y a las mujeres también, pero que no creamos en estos falsos discursos de empoderamiento, basados en la cultura porno que nos engaña y nos vuelve a limitar a hacer cosas sexuales.
Y bueno, ¿por qué quise hablar de todo eso y por qué lo hago con tanta pasión?, y otra vez, nuevamente, agradezco al INE, y dejo claro que “es que Olimpia, tú, es que tú seguramente, Olimpia, es de MORENA, seguramente Olimpia es del PAN, seguramente Olimpia es de MC, seguramente Olimpia es del PRI, seguramente Olimpia es del PT, seguramente Olimpia es del PRD, o seguramente”.
Siempre hay seguramente.
“O fue al INE porque es panista”, no, dios me libre; “o fue al INE porque…”, no, no, no.
O sea, yo no estoy en contra de alguien en particular, para mí estoy en contra de todos, o sea, para mí todos son estructuras patriarcales que le deben mucho a las mujeres, pero eso no significa que también haya mujeres importantísimas que han hecho cosas geniales, y que la participación de las mujeres en las instituciones es fundamental. Y que muchas mujeres de muchos partidos políticos apoyaron para que, justamente, hoy tengamos esta reforma en nuestros códigos, en nuestras leyes.
Y que aunque espero que en la próxima renovación de estos institutos se generen las aperturas a los diálogos y a los debates, y a las dirigencias de las mujeres, por supuesto, y por sobre muchas cosas, que veo muchas, muchas, muchas consejeras, yo solo quise hablar de lo que a mí me hubiese gustado con todas sus palabras y sus letras que me hablaran hace algunos años.
Yo soy Olimpia Coral Melo Cruz, y para las redes socio digitales hace algunos años yo era un hashtag, que se llamaba #OlimpiaLaGordibuenaDeHuauchinango.
Yo también hice sexting con un novio, y yo tampoco sabía que se llamaba sexting, no lo sabía, no tenía la menor idea.
Él y yo teníamos una relación hace algunos años, en la cual pues como todas las relaciones en este país, basadas en el amor romántico aprendimos a amar las niñas, las adolescentes en los cuentos de hadas, aspirar el amor como el triunfo de nuestra vida de dolor, casarnos y ser felices; aprendimos a amar con la Rosa de Guadalupe, la novelas de Televisa, la “maldita lisiada”, o sea.
Yo también era de las mujeres que iba con otra mujer, y si tenía mi novio otra novia, yo decía “¡pero por qué, por qué andas con ella!, ¿qué no ves que tiene novio?, tú, tal por cual, maldita, qué no ves que soy yo”.
Y entonces yo vivía una sociedad del pueblo que te decían “tú eres la iglesia; las demás, las capillitas. Acuérdate, tú eres la iglesia, por amor se aguanta todo, la mujer aguanta todo por amor”.
Y ésa es la vida a la que se nos condiciona para vivir nuestras relaciones sexoafectivas; no es por algo que cuando van los policías a sacar a las mujeres de las casas en donde han sido violentadas después de que denuncian, terminan perdonando a sus parejas “ah, ya no la voy a volver a ayudar, la ayudé y la terminó perdonando”.
Pues lo traemos adentro de nuestra psique, no es fácil, no es que quieran ser parte de su violencia, es que ni siquiera se dan cuenta. Cuando sean unas mujeres en el pueblo divorciadas, van a tener una doble condición de estigmatización: las solteronas, las solas, y además las mujeres no tenemos todavía derecho a nuestra propia parcela, nuestros propios terrenos.
Somos las esposas de las hijas, de siempre es el terreno compartido, en caso, bueno todavía hay una dote, para intercambiar mujeres en los pueblos originarios, todavía hay dote, todavía hay concursos de belleza a ver quién es la más guapa, la más bonita, ¿para quién? Todavía hay XV años para sacar a las mujeres a la sociedad, para que la escojan todavía vivimos eso, no está pasado, existe, hoy en día y todo tiene que ver, es una obviedad que no nos damos cuenta en muchas ocasiones de esa violencia y no es que nosotras seamos cómplices, es que ni siquiera sabemos que la estamos viviendo en muchas ocasiones, lo tenemos tan arraigado, y yo era de esas mujeres también.
Y además, una vez, ese novio, entre tantas vejaciones y condiciones de violencia del noviazgo, ese novio un día me pidió hacer un video sexual juntos, sí, dijo vamos a grabarnos, yo en mi cabeza dije “tal vez esto es lo que las otras no le dan” analizando mi propia historia fue cuando dije, claro, yo no lo hice porque yo quería, yo lo hice porque él quería, yo sentía que eso le daba placer y que iba a recuperar mi noviazgo, no significa que todas las mujeres que hacemos sexting lo hagamos por eso, pero, yo misma, lo digo, que puedo hablar ciertamente desde mi propia historia.
Y entonces, que cuando él me propone hacer este video sexual, el video sexual digamos se grabó así, él lo grabó, esto es un teléfono celular, lo grabo de modo a que solamente yo me veía, él nunca se vio, o sea él lo grabó de esta manera, se vio mi cara, mi cuerpo, mis ojos, mi piel, todo de mí.
Ese video se hizo público por supuesto sin mi consentimiento, primero se subió a un mercado de explotación sexual que se llama “rólalas huauchinango” que las personas conocían como un grupo de cuates donde se mandan packs y que nosotras renombramos como mercados de explotación sexual.
A mí me gustaba montar a caballo, yo era escaramuza, me gustaba montar a caballo y tenía una foto de mí vestida de Adelita, con mi sombrero, mi vestido, mi yegua, estaba yo encima de ese caballo, alguien tomó esa fotografía, la subió a un mercado de explotación sexual en línea que se llamaba “rólalas huauchinango” con la siguiente frase, “Alguien quiere ver cómo monta de verdad, a los 500 likes subimos su video”.
Claro que no se juntaron 500 likes, se juntaron más de 2 mil likes en menos de una hora, conocí amigas y desconocí amigas, conocí amigos y desconocí amigos, conocí familia y desconocí familia, decenas y decenas de personas poniendo ahí dejando clara sus posturas en contra de mí, para qué se grabó, para qué lo hizo, para qué se deja grabar, tonta, ingenua, todas las groserías que se imaginan y todas las condiciones de opresión por medio de un mensaje que pude haber leído.
Diario recibía más de 40 solicitudes de amistad, principalmente de hombres pidiendo bajar o subir ese video, uno de ellos además de ofrecerme dinero y esas cosas o de pedirme dinero me dijo que tuviera sexo con un perro, y claro que yo no lo hice, pero imagínense la desesperación y al grado a donde llegaban, yo lo único que decidí es encerrarme en mi casa durante muchos meses, me da mucho vergüenza todo lo que ustedes están viendo con sus ojos en este momento.
Me daba vergüenza mi piel, mi cara, mis ojos, mi nombre Olimpia, muchísima, porque cada vez que lo buscabas en internet aparecía #OlimpiaLaGordibuenaDe Huauchinango, #VideoSexual. Viví hace muchos años de mi vida, todo el tiempo, yo no era más que un video sexual que todas y que todos podían tener con un clic y con estirar su teléfono celular.
Algún día, vi mensajes en las calles que decían: “¡Vamos, denuncia! Ante la violencia no estás sola” vi a todo el municipio de mi localidad vestido de naranja y vi a todos los funcionarios públicos, con sus manitas pintadas en un mural, todos contra la violencia, todos. Y dije, me van a ayudar, voy.
Y entonces fui con las pocas nociones de derecho, que sí, yo sí tenía, yo sí contaba con ellas a un Ministerio Público, y entonces, chiquilla, ingenua, llego al Ministerio Público y digo, es que quiero denunciar.
Y entonces me dice el Ministerio Público en turno, lo primero que me dijo fue lo siguiente, fue: “Y, a ver el video, digo, como prueba de delito, enséñame el vídeo”, yo entonces pensando que era una prueba, pues claro, saqué mi teléfono, se lo doy el señor le llama a todas las personas del Ministerio Público, a los escribientes, a los secretarios, a los policías ministeriales en ese momento y le ponen play a ese video de un minuto con treinta segundos, delante de mí y lo empiezan a ver.
Ya había visto que sentía que lo vieran en todos lados, incluso, por eso recordé mucho la primera vez que estuve en este lugar y en este auditorio, porque yo entraba a los concursos de debate para huir de esa realidad, yo entraba a esos concursos que organizaba justamente el INE para no estar allá en Huauchinango y poder salir de pueblo, porque además siempre te ganaba y entonces iba yo a representar a Puebla.
Y por eso es que a mí me servía mucho salir y hacer, pues no me conocían en otros lugares, hasta que en esos mismos concursos también se difundió mi video, entonces decidí ya no salir a nada de mi casa, ni hacer nada con mi vida ya solo decidí y desee morirme e intenté suicidarme tres veces en mi vida.
Yo ya había visto cómo lo veían todos y todas en la calle, lo habían visto en la escuela, entonces me salí de la escuela, lo habían visto en la calle, deje la calle, lo habían visto en el trabajo, dejé el trabajo y también lo habían visto las autoridades.
Para que me dijeran “y te violó “, le dije, no. “Y abusó de ti sexualmente, no sé, estabas borracha, alcohólica, drogada”, le dije, no, no para nada. Me dijo, “estabas inconsciente”, le dije no. Entonces me responde el licenciado en ese momento, “ah, entonces lo hiciste porque tú quisiste”, le dije sí, pero yo no quería que lo difundieran. Me dijo “Mmm, no, ¿cuántos años tienes, mija?” le dije, no pues es que ya soy mayor de edad. Me dijo, “si fueras menor de edad, el delito sería pornografía infantil, pero mientas seas mayor de edad, mira”.
Se levanta en ese momento el Código de Defensa Social del estado de Puebla, hoy Código Penal y me dice, “en ese librito, eso no es un delito; cuando a mí me digan que aquí hay un delito yo te puedo hacer caso, y este otro” me levanta una Constitución Política de los Estados Unidos Mexicano y me dice, “tampoco es violencia, ni si quiera tiene nombre lo que a ti te pasó, yo ya no puedo hacer nada por ti, vete a tu casa, que te eduquen bien”.
Después de eso, fue loa última vez que yo intenté suicidarme, porque las autoridades a quien pensabas que podía encontrar un poco de justicia, también te revictimizaron y también te culparon y todavía peor.
Por eso siempre digo que es importante que aunque no sepas nada de digitalidad, y aunque sea más importante el poder, los partidos, la hegemonía, lo que tenemos, nuestras propias agendad, siempre se debate desde el odio, desde el poder machista y patriarcal piramidal y no desde la condición de la otredad, de ponerte en el lado de la otra persona y entender que a lo mejor seas ignorante en la digitalidad, pero si ese, por eso siempre yo les he dicho: “qué te pasó, no te preocupes, no tengas miedo, yo me voy a tu casa contigo caminando para que nadie te esté molestando y le hablamos a los policías y golpeamos a quien te diga algo”, ese día yo no hubiese salido queriéndome aventar de un puente de un lugar que se llama la subestación en Huauchinango, Puebla.
Con un simple gesto de “no es tu culpa, no estás sola”, a veces ni siquiera necesitamos que sean peritos, teóricos, maestros en violencia contra las mujeres, los mejores abogados, los mejores consejeros del INE, los mejores arquitectos, con que sean seres humanos basta, con eso basta.
Y entonces, claro que ese día me encerré en mi casa.
Y faltaba una institución, la más importante de enterarse, mi familia.
Un domingo familiar, cuando estábamos a punto de ver una película todos y todas, llegó mi hermanito de 14 años con el teléfono en la mano, lo avienta en la cama y le dice a mi mamá y a toda mi familia presente: “ahí está –con perdón de la palabra- ahí está ese pinche video que dicen que hay de mi hermana, sí existe, es real y me lo acaban de mandar por WhatsApp”. Y entonces mi mamá se abalanza al teléfono, yo me abalanzo también y le dije “no mami, por favor no lo veas”, empezamos a forcejear el teléfono y yo 2no mamá, por favor, no”, como buena mamá me gana ese teléfono celular y le pone play a ese video de un minuto con 30 segundos, y lo empieza a ver.
Yo no sé si mi mami veía realmente el video o no, yo solo recuerdo que estaba en la cámara del teléfono y ella sus lágrimas se iban a la pantalla, yo lo que hice fue darle la vuelta a la cama, me senté así en su rodilla, puse mi mano en el teléfono y le dije “a mí, ya no lo veas, sí soy yo, sí soy la mala, sí soy la puta que me dicen, sí soy la que se dejó grabar, sí soy todo eso que dicen, sí soy, soy Olimpia, la gordibuena de Huauchinango -le dije a mi mamá- y me quiero morir, deseo mañana amanecer muerta, mami, por favor, ayúdame a matarme, ayúdame a irme del país”.
Mis papas tampoco tenían recursos para mandarme a otro país, y aun así, cuando es digital esa violencia te sigue a cualquier parte del mundo.
La violencia sexual, digital es como si tuvieras un tipo de cáncer, que a lo mejor vas y te extirpan el tumor cuando tienes las posibilidades, como quitan los contenidos digitales con la desindexación, o el mal llamado derecho de olvido, pero siempre tienes miedo a que esa célula cancerígena regrese a tu cuerpo, como tienes miedo a que esos videos salgan.
Cada vez que se aprueba una Ley Olimpia en los estados, etiquetaban a los diputados con mi video sexual para que no me hicieran caso y vieran la clase de persona que yo era.
Cada vez que publico o hago o digo algo, siempre están recordando o diciendo lo que yo significo para el mundo, que es un objeto sexual para los espacios digitalizados.
Por eso, para mí una de las cosas importantes es hablarles a las empresas digitales que tienen una consecuencia grande en esta violencia.
Mi mami con la preparatoria trunca, una mujer de 17 años obligada a parirme, “Olimpia, pero entonces tú estás a favor del aborto y entonces no quisieras que tu mamá te tuviera, imagínate si no te hubiese tenido, ahorita no fueras Olimpia la de la Ley Olimpia”.
Yo hubiese querido y deseado que mi mamá me tuviera con su consentimiento, que hubiese terminado su preparatoria, que hubiera sido feliz, que hubiese, que la sociedad no decida por nosotras, que tuviéramos derecho a que valieran más nuestra decisión que nuestras posibles creencias, con condiciones paupérrimas, obligada a parirme.
Mi abuela Tere no terminó la primaria, creo que aprendió apenas, recientemente, a medio escribir y medio leer gracias a que mis tíos le enseñaron.
Me enteré hace no mucho, que mi abuela Olimpia murió a causa de un problema en su cuerpo y sin dinero para poder combatir esa enfermedad, encima de unos costales de carbón.
Ese era el contexto de mi familia, ¿qué esperaban que me dijera?, yo pensé que iban a golpear, que me iban a cachetear, que me iba a señalar mi mamá y que me iba a correr de la casa, y además, ¿saben qué es lo peor? Que yo creía que me lo merecía.
Pero a pesar de todas estas creencias, a pesar de vivir en el pueblo, del pueblo del pueblo, del pueblo, iglesia, parque, quiosco, ¿no?, todo pueblo chico infierno grande, a pesar de todas estas condiciones y contextos en que vivía mi familia, mi mami me pregunta llorando ella y llorando yo, mientras estaba ese teléfono celular en sus manos y toda mi familia viendo, desconcertados.
Me dice: “hija, ¿tú querías que este video lo vieran todos y lo vieran todas?”, me volteé a verla y le dije: “no, mami, claro que no”; me dijo: “mi amor, ¿tú querías que todos y que todas se burlaran de ti como se están burlando de ti?”; le dije: “no, mami, por supuesto que no”; y me voltea a ver y me dice: “entonces, mi amor, no es tu culpa”.
Qué vergüenza me daría ver de ti un video robando, qué vergüenza me daría ver de ti un video cometiendo un acto de corrupción, cuántas personas hacen actos de corrupción y andan ahí campantes en la calle, dijo: “hija, ver un video de ti teniendo sexo, eso no te hace una criminal”.
Y entonces se voltea y le dice a toda mi familia: “no es su culpa”, me dice: “mi amor, todas y todos”, y voy a decir la frase porque así me lo dijo mi mamá y ya saben cómo soy, entonces para qué me invitan, dijo: “mi vida, todas y todos cogemos” y empieza a señalar a mi familia, “tu hermana coge, tu prima coge, tu tío coge, tu primo coge, el policía que te juzgó, coge; el Ministerio Público que te dijo coge, todas y todos cogemos mi amor, hasta yo cojo”, me dijo mi mami: “la diferencia es que a ti te ven hacerlo y eso no te hace una delincuente ni te hace una mala mujer, lucha hija porque tienes derecho a la intimidad”.
Fue la primer persona en el mundo, en mi mundo, que me enseñó tres cosas:
Uno, la primer persona que no me culpó, que sin saber nada, sin entender nada, ni siquiera Facebook tenía nada, no me culpó, prefirió empoderar a todas las vecinas, a todos los chismes en la calle, a la propia iglesia, para salvar mi vida y decir “no es su culpa, aunque se enojen todos, si ella no quiso no es su culpa, si ella no quiere, está bien”.
Dos, fue la primer persona que me dio un ambiente de seguridad, desconectó teléfono y mandó indicaciones a todo mundo, dijo: “y si es necesario, salimos contigo a la calle encueradas, que se rían de nuestras estrías, de nuestras lonjas, de nuestros pelos, de nuestras chichis caídas, de todo mi amor, pero juntas, porque tú no estás sola”, y eso es lo que enseña el movimiento feminista en este país, y esto es lo que enseñan las mujeres que lucha y que salen, y que gritan, y lo peor es que también es lo que enseñamos como papás, como familias, cuando decimos: “mira, ahí van esas locas, ahí se van manifestando”.
Esa niña que vio a su papá que decía que esas locas se estaban manifestado será una niña que no le cuente a su papá que fue víctima de abuso sexual infantil, cuando 9 de cada 10 personas que abusan sexualmente de nosotras están cerca de nosotras y de nosotros como niños y niñas, es un tío, un primo, un trabajador, un algo.
Y me enseñaron también, mi mamá me enseñó algo que yo tampoco conocía, hasta que supe esta historia que fue la palabra sororidad, de soro, de hermanas, de vernos como aliadas y no como rivales, la sororidad no significa que no nos cuestionemos, la sororidad no significa que no tengamos debates ideológicos, teóricos, políticos entre mujeres.
La sororidad no significa que no nos cuestionemos, la sororidad no significa que no tengamos debates ideológicos, teóricos, políticos entre mujeres; la sororidad no significa que tengamos que caernos bien todas, “nos abrazamos, vamos a ser amigas”, no, no, porque pues somos seres humanas, podemos caernos gordas, podemos no estar de acuerdo, caramba.
La sororidad no significa que tengamos que pelear con las mismas herramientas patriarcales que las que fuimos enseñadas y con las que se pelean entre hombres, la sororidad significa no que tengamos que ser amigas, sino que tengamos que ser aliadas, la sororidad significa que si la consejera acá me cae mal, que no es el caso consejera, y salieran a la calle, que yo estuviera en contra de ella y de sus posturas políticas, pero si ella sale a la calle y alguien la acosa o alguien la viola, aun esté en contra de sus posturas políticas, electorales, yo voy a salir con ella con digna rabia a luchar, porque lo que a ella le atraviesa me atraviesa a mí.
Porque en ese momento juntas ni difuntas dice el argot social mexicano, porque éramos encarceladas cinco mujeres en lugares públicos, después de la primer ola para que las mujeres tuviéramos derecho a poder votar y ser votadas.
Porque la única manera que nos dejaban socializar a las mujeres en el siglo XVI, XVII y a principios del XVIII fue en los lavaderos, para lavar ropa, es la única manera en que podemos estar juntas y que hoy que estemos juntas para luchar, que hoy que estemos juntas para reformar, que hoy que estemos juntas para defender, que hoy que estemos juntas para imponernos, es una gran revolución.
Yo entendí la sororidad sin saber que era sororidad, gracias justamente a mi familia.
¿Yo por qué les comparto esto? Porque hoy estoy viva gracias a eso, hoy yo no deseo ser heroína y que me aplaudan, decir: “oh, mira, yo”, no. Yo he aprendido y voy aprendiendo a lo largo del camino, ¿qué significa esto?, ojalá las mujeres nos hiciéramos feministas no a raíz de nuestras propias historias de dolor, sino que fuera algo que nos enseñaran desde nuestras propias existencias.
Yo lo único que quiero compartirles a todas y a todos ustedes, es que yo hablo de esto porque creo importante que lo que no fue para mí sea para sus hijas, sea para ustedes, sea para ellos, sea para todos y a todas las que nos ven y nos escuchan.
Lo que no tuve yo lo tuvieran otras personas y, sobre todo, otras mujeres.
Cuando me dijo “esto no es un delito, no es una violencia”, dije: “por qué rayos en este país no es una violencia”; y entonces, decidimos empezar una lucha legislativa, primero para el reconocimiento, hicimos ya lo urgente que fue una legislación, pero ahora estamos en lo importante que es que verdaderamente sirva esa legislación, que se cambie lo que se tenga que cambiar, hasta que aspiremos a que nos digan en un momento, no sé, espero que sea muy cercano “oye, sí es cierto que en tus tiempos, como dicen, oye, es cierto que en sus tiempos no podían votar porque decían que pues no, eso eran cosas de hombres”, “sí, sí, pero eso ya no pasa, eso ya es del pasado”, “ah, okey”.
Que también nos digan: “es cierto que en sus tiempos difundían contenidos íntimos sexuales sin su consentimiento y todos las culpaban a ustedes, y todavía las corrían de la candidatura a ustedes, y todavía eran ustedes las que tenían que callarse, y todavía eran ustedes las que tenían que esconderse”, y que nosotras volteemos, le digo: “sí, pero eso ya no pasa, eso ya es muy vintage, eso ya quedó en el pasado.
Luchamos porque justamente lo que no vivimos nosotras lo vivan otras mujeres, y eso no significa que el movimiento sea perfecto, es un movimiento político como muchos, y ojalá le hable a todos los partidos y a todas las posturas a todas las estructuras y que ponga en la toma de decisiones, no solamente a un cuerpo de mujer, sino una consciencia y una perspectiva feminista, empoderando que no somos agresoras porque así nacimos, también nos hicimos agresoras, y que haya una oportunidad para poderlo cambiar.
Y que en este sentido, señoras y señores, a mí la justicia no me la dio el Estado, a mí la justicia no me la dieron las instituciones. A mí la justicia primero me la dio mi mamá, mis hermanas, me la dio el movimiento feminista de este país cuando acompañaron esta lucha y esta causa, porque hoy en día ya tiene un nombre, se llama “violencia digital” y es un delito, y no lo digo yo, ya lo dice la ley.
Me salvé la vida también yo cuando luché y cuando seguimos luchando.
Hoy, cada vez que buscan en Internet, porque tampoco es la panacea, ni es la barita mágica, repito, la Ley Olimpia, cuando buscas en Internet mi nombre ya no aparece “Olimpia la gordibuena de Huauchinango”, “Olimpia video sexual”. Mi nombre está reivindicado como “Olimpia, la de la Ley Olimpia”, y eso para mí fue un tipo de justicia, incluso no penal ni jurídica, fue un tipo de justicia social que nos hicimos todas, y que me hicieron todas, y que hacemos todas.
Y espero que lo que yo tengo ahora de haber reivindicado mi propia existencia, y siguiendo reivindicando en espacios como éste, la tengan todas las mujeres, y que se abran las puertas para todas las mujeres.
Y como lo dije hace un año lo digo hoy, y que se callen ellos, que se callen los señores, que se callen los violadores, los asesinos, los feminicidas, y que hablemos mucho y mucho, compañeras, porque el hablar, y cuando nosotras nos salvamos, salvamos a otras, y la lucha de las mujeres beneficia a una sociedad completa.
Con un hombre que salga de esa puerta diciendo “bueno, sí me puse unos moñitos y todo, pero voy a dejar de compartir packs”, basta más que el moñito, eh, es mucho más.
Con uno solo que diga, “bueno, sí es cierto, yo también he compartido, me han llegado videos sexuales, y mientras tú, mientas yo estoy masturbándome viendo ese video, del otro lado de la pantalla puede estar esa mujer como Julissa Jacqueline suicidándose con el cable de teléfono de su casa, mientras yo me estoy masturbando”.
Y si nos queda un poquitito, un poquitito, un poquititito de amor, de corazón, de vida, de sabiduría, de lucha, para darle justicia y hablar también por los animales, la neta estaría muy chido.
Si además de nuestras luchas, y lo encabezamos, empezáramos a ver que la tauromaquia, la pelea de gallos, las condiciones de carne y de consumo de los animales también son oprimir sus cuerpos, estaríamos haciendo un cambio bien chido, y para no pensar en individual sino pensar en colectivo.
Muchas gracias a todas y a todos por su atención.
Presentadora: Muchísimas gracias, Olimpia, por compartir con nosotros esta charla.
Para continuar, invitamos al Consejero Uuc-kib Espadas Ancona a subir al escenario, para que nos brinde los comentarios de la Conferencia.
Gracias.
Consejero Electoral del INE, Uuc-kib Espadas Ancona: Bueno, lo primero que voy a hacer es poner el cronómetro porque, dado que tengo solo 10 minutos, quiero aprovecharlos bien.
Lo segundo que quiero hacer, es decir que, a ver, neta yo no pedí estar acá ¿eh? Norma me invitó, nunca he tenido ningún interés protagónico en asuntos sobre derechos de las mujeres y bueno, me invitaron, ya haremos cuenta tú y yo luego.
Consejera Electoral del INE, norma Irene De la Cruz Magaña: Parte de la sensibilización compañeras.
Consejero Electoral del INE, Uuc-kib Espadas Ancona: A ver, es un poco difícil comentar una conferencia como la que acabamos de oír, porque por lo menos para mí momento a momento me hundía en reflexiones muy muy profundas sobre asuntos que tienen que ver con nuestra sociedad, pero también con mi vida, con cosas que todos hemos tenido cerca o lejos, a veces demasiado cerca, a veces demasiado lejos.
De unos años para acá, especialmente a partir del 7 de noviembre de 2019, el asunto de la violencia contra las mujeres me ha resultado cada vez más sensible, ese día, mi compañera de estudios, colega, y amiga personal, Raquel Padilla Ramos, fue asesinada a puñaladas por su pareja sentimental, delante de su pequeño hijo de 4 años.
Y más allá del shock mío y de una generación de personas formadas en la escuela de Antropología de la Universidad de Yucatán, esto llevó también a enormes cuestionamientos de toda naturaleza, sin duda éticos a tratar de resolver serios problemas intelectuales que este tipo de eventos presenta.
Raquel era una mujer independiente, hasta donde alcanzó a ver la gran historiadora de la nación Yaqui, al grado tal que fue sepultado en territorio Yaqui, y así todo, fue asesinada por quien había sido su compañero de vida, de quien ella no esperaba esto y de quienes de lejos o de cerca habíamos visto a la pareja, tampoco lo hubiéramos imaginado antes de ser asaltados por la brutal noticia.
Y una de estas reflexiones me ha llevado por entender que una de las vías necesarias para explicarse este tipo de cosas.
Efectivamente en nuestra sociedad, el cuerpo de la mujer ha sido reificado y con él la mujer toda ha sido reificada, para muchos efectos, no solo para lo sexual, también para lo económico, también para la maternidad.
Y este proceso, afecta, no me gustan los absolutos pero en alguna medida o por lo menos en lo que yo he tenido a la vista a todas las mujeres; las mujeres más cercanas a mi vida han padecido resultados de este omnipresente proceso.
Mi madre luchando por abrirse camino, como una profesional en las ciencias, cuando las mujeres no hacían ciencias porque no se les permitían las mismas condiciones de estudios, no que ahora tengan las mismas condiciones, pero ciertamente en 1950 las cosas eran todavía mucho más difíciles.
Mis maestras, hablaba yo hace algunas sesiones del Consejo de mi maestra Edna Caballero.
Edna Caballero fue la tercera abogada graduada en la Universidad de Yucatán, y en una época en que no había tantos abogados como hoy, hay cosas que quizá no eran tan malas en el pasado, la maestra, que era una gran figura en términos de la academia, se veía obligada a sus 59 años a soportar seis o siete grupos de chamacos de preparatoria para ganarse la vida con un sueldo de maestra, y en las universidades, créanme, no se ganaba lo mismo en 1979 de lo que se gana ahora.
Mientras sus compañeros de estudio habían puesto despachos, algunos habían hecho mucho dinero, otros eran notarios en un estado en que una notaría era garantía de privilegio económico, y la maestra tenía que conducir su Datsun gris de 10 años atrás, y estar todas las mañanas soportando a un acto de mocosos que no teníamos mucha idea de a quién teníamos enfrente.
Mi hermana, mi esposa y compañera, no, no puedo mencionar a una mujer cercana a mí que no haya padecido sistemáticamente este oprobio.
Y no me refiero exclusivamente a la violencia sexual, sino una violencia que, repito, está presente en la sociedad como la humedad en el aire, y que toca de una manera u otra todos los aspectos de nuestra vida.
Esta reificación es una constante histórica, no es algo que se haya inventado ayer, es algo que hemos traído a través de los milenios, y no abriré un capítulo para tratar de explicar la historia de este proceso. Muchos y sobre todo muchas lo han hecho con mucha mayor pericia de lo que podría yo pretender en este momento.
Sin embargo, llegó a conclusiones, y aquí es donde cito a Olimpia por primera vez en esta intervención, diciéndoles “si ya saben cómo soy, para qué me invitan”.
Llego a conclusiones que no necesariamente son coincidentes con las aquéllas a las que aquí va Olimpia, y otra vez, soy muy imprudente, voy a entrar en contradicción con una figura emblemática, que es sin duda a su joven edad ya ha hecho historia.
Pero a mí sí me parece que desmantelar esta violencia contra las mujeres es una tarea social, y es una tarea muy honda.
En la materia especifica de esta mesa, la violencia digital, me parece que para empezar tenemos que entender que esa violencia digital va mucho más allá de la violación a la sexualidad y a la intimidad de las mujeres, difundiendo imágenes sexuales que no fueron autorizadas.
Cada vez que yo abro memes de WhatsApp, pequeños videos de WhatsApp, que a veces son muy divertidas, pero que a veces también pueden ser de una gran violencia de bajo perfil.
Cada pequeña caricatura que ilustra cómo las mujeres son extremadamente estúpidas para estacionar un vehículo, que no pueden con la tecnología, me parece que son cosas que deben revolvernos el estómago y que no lo hacen.
Y sí, es verdad que también hay mujeres que transmiten estos mensajes pero es innegable que sus principales reproductores como los de la violencia sexual, son hombres.
Es decir, el ejercicio de la violencia contra las mujeres, si bien no es un monopolio de los hombres, Lorenzo nos daba algunas cifras, sí es un terreno predilecto de la masculinidad, tal como la conocemos el día de hoy.
Y me parece que esto es un primer viso de que en este espacio, este espacio en el que decir es hacer, como decía Paul Ricoeur, que no podemos pensar que va a ser suprimido en condiciones específicas a las que me referiré más adelante, pero que son generales para nuestra sociedad, que va a poder ser disuelto solamente por la lucha pública de las mujeres por ganar espacios y normas en el Estado.
Hay espacios, ya me acabe el tiempo, así que abusaré un poco de su generosidad.
Sí creo que esta es una lucha que involucra a todas las personas y lo creo no nada más como un deseo moral, sino creo que hay razones estructurales que llevan a esto.
Y aquí es donde la visión del feminismo negro, y abro otro paréntesis, el feminismo negro, así bautizado por las feministas negras, una la palabra Black, y yo utilizó la misma palara traducida al castellano que ellas así mismas, así se denominan.
Y el feminismo negro, hace muchas décadas que se preocupa por estas cosas.
En mi joven militancia en el Partido Comunista, a ver, en 1979 hasta yo era joven. Y Ángela Davis, era una figura emblemática para nosotros, para nosotros todos, para las compañeras del partido, pero también para los jóvenes militantes del partido.
Y era una figura emblemática, porque era negra, era comunista y luchaba contra la opresión de clases, todo esto en los Estados Unidos. Es una mujer de un valor francamente inigualable, retaba el estatus quo norteamericano en cada uno de sus grandes frentes y eso requería un gran valor, un gran arrojo y a ello consagró la vida.
Pero, ¿qué nos dice el feminismo negro? El feminismo negro nos dice que el dominio patriarcal no puede desvincularse de la opresión de clases ni del racismo y creo que en el México de hoy, un México sí patriarcal, un México sin lugar a dudas racista, y vengo de uno de los estados donde este racismo es, me parece a mí, al mismo tiempo, más sordo y más duro que en otras regiones del país.
Es una visión de sentido común, no pretendo hacer esto una referencia técnica, quizá esté yo equivocado.
Pero en un país donde sin duda la desigualdad económica, recordemos que por un lado tenemos 16 integrantes de la revista FORBES, pero por otro lado tenemos 62 millones de personas en la miseria, me parece que es muy difícil desvincular lo que las feministas negras ya percibían en las huelgas.
Hombre, el ejemplo de las huelgas es muy malo porque aquí en México ya no hay de ésas, pero en los Estados Unidos de los 60 sí las había, y eran momentos de confrontación de las distintas versiones del feminismo.
Y en tanto el feminismo blanco planteaba que su lucha era totalmente ajena a la lucha de cualquier hombre, las feministas negras marchando hombro con hombro, con obreras y obreros, percibían que no era así, que la transformación de la sociedad y la eliminación de las violencia no puede hacerse segmentariamente.
La liberación, la gran liberación tiene que ser concurrente.
Esto me ha llevado a críticas que han hecho que como de costumbre no caiga yo bien en nuestras sesiones de Consejo, soy por ejemplo, sumamente crítico de la paridad. A mí me parece muy bien que… sé que estoy diciendo pecados Adriana, perdón, a mí me parece muy bien que las cámaras estén constituidas por un 50 por ciento de hombres y un 50 por ciento de mujeres, pero me parecería mejor todavía, que la lucha de las políticas tuviera que ver con los derechos fundamentales de 65 millones de mujeres mexicanas, la mayor parte de ellas cafés, y no nada más con los derechos de las mismas políticas.
Y aquí, por enésima vez desde que tengo estas discusiones, vuelvo a lanzarle dos retos a la paridad en las cámaras, desde 2002 la OIT estableció como mínimo para la licencia de maternidad, las 14 semanas, por cierto eso es algo de lo que se habla muy poco, del gravamen patriarcal a la maternidad.
Es decir, de la decisión de ser madre en esta sociedad, lleva un gravamen que puede ser tan duro como romper carreras profesionales, romper vidas personales y romper cualquier proyecto individual o colectivo, de mujeres de muy distintas condiciones sociales.
Bien, ahí está la decisión de la OIT desde 2002, ha habido al menos dos iniciativas para modificar esto y adecuar la Constitución a los estándares de la OIT y el día de hoy, en nuestra Constitución, a 20 años de la decisión de la OIT, a un año de concluir la legislatura de la paridad de género, la Constitución sigue diciendo que una trabajadora madre tiene derecho a solo 12 semanas de licencia de maternidad y lo que la OIT diga al respecto nos viene dando igual.
Mi otro reto es la seguridad social para las trabajadoras domésticas. Es verdad que en condiciones económicas de mucha desigualdad, la peor parte, invariablemente, la llevan las mujeres y en nuestra sociedad las condiciones de vida de las trabajadoras domésticas se encuentra en ese obscuro sótano en el que los derechos personales e individuales, materialmente no existen.
Y en estas condiciones, el Congreso todavía no en la paridad, pero sí con un amplísimo número de diputadas y senadoras, rechazó hacer obligatorio el pago de seguridad social a las trabajadoras domésticas. Ésas son las razones por las que entiendo que en pecado insalvable, cuestiono la efectividad de fondo de la paridad.
Y no, no acepto que esto deba ser un proceso gradual en el que primero y ya se alcance la paridad descriptiva con lo cual a las políticas les va muy bien, y ya después, pues ya veremos para cuándo alcanzamos, de verdad la igualdad sustantiva y hay que le toque a los 65 millones de mujeres, que por lo pronto ven sus derechos básicos, fundamentales, gravados por un orden legal en el que sus intereses no penetran o lo hacen muy mal.
¿Eso es que ya me calle?
Y bueno, finalmente y para terminar mis cuestionamientos, no voy a ser simpático, pero entiendo el razonamiento a través del cual se plantea que más allá de la creencia subjetiva en la seguridad del sexting el sexting seguro realmente no existe, pero esto me hace preguntarme, desde esta perspectiva, es decir, si asumimos que cualquier vínculo de esta naturaleza que pase por Internet, es un vínculo ontológicamente patriarcal, podemos decir otra cosa de los vínculos sexuales materiales, entre mujeres y hombres, creo que hay que expandir en algunos aspectos nuestro foco de análisis si lo que pretendemos es una sociedad igualitaria, si lo que pretendemos es una sociedad donde nacer mujer no traiga una carga de desigualdad desde el primer momento y una sociedad donde nacer mujer indígena y pobre es una condena de la que difícilmente se sale, no importa cuentas esfuerzos personales se hagan.
Muchas gracias, muchas gracias, Olimpia, gracias sin duda por esa conferencia, pero desde luego por lo que heredas a las próximas generaciones, muchas gracias al Instituto, es un poco raro darle al Instituto de cuya directiva formo parte, y gracias, Norma, y el que se lleva se aguanta ¿eh?
Gracias.
Consejero Electoral del INE, Norma Irene De La Cruz Magaña: Muchísimas gracias, al consejero Uuc-kib Espadas, por supuesto voy a tu evento tú me invitas, hablamos de nuevas masculinidades, yo voy.
Muchísimas gracias, como ven ha sido una conversación, una exposición bien interesante, vamos a leerte otras preguntas.
La primera es de Camila, que nos pregunta… (Falla de transmisión) este sistema patriarcal somos siempre vulnerables a una cosificación de nuestros cuerpos para complacer a un mercado que no ve más allá de nuestro potencial, esa es la primera.
La segunda es de Vanesa, Olimpia, como mujer y teniendo tanto interés en la política de mi país, me he dado cuenta que la inmensa violencia que existe hacía la mujer como… y te quiere preguntar, cómo rompiste las barreras para hacer una ley Olimpia en el país.
Y tenemos una tercera pregunta por Michelle y dice que, consideras que la Ley Olimpia, podría tener un efecto contrario al inhibitorio cuando el sistema patriarcal en el Poder Judicial, provocan que muchos hombres que son denunciados, queden impunes al no probarse su delito.
Olimpia Coral Mero Cruz: Bueno voy a empezar de atrás para adelante. En la última, bueno a ver, lo dije hace ratito, me parece bien importante entender que ni siquiera yo romantizo el esfuerzo de la reforma en la Ley Olimpia, me parece importante también señalar los antecedentes.
Hoy en día he visto a muchas personas desde la gran desventaja y desde las pocas consciencias de las otras desventajas, es decir, “es que le falta esto, le falta el otro”, hermanito, pues pónganse a hacerlo, si hace falta pónganse a hacerlo, porque dejarle la lata y todo a quienes apenas estamos reconsiderando el reinsertando socialmente después de un episodio de violencia, me parece muy injusto.
Al escrutinio jurídico que se hace de las leyes, que además tienen las mujeres a hacer, porque ya hay una desventaja grande a mi punto de vista.
Y la ventaja grande tiene que ver incluso con la apertura de educación, con las condiciones y herramientas que se tienen, eso tampoco significa, y ahí yo coincido, no sé si no me escuché o no tuve la prudencia de poderlo dar a entender de una manera más clara, pero yo sí creo eso, o sea, cuerpo de mujer no garantiza una condición específica de apertura a vivir nuestros derechos sustantivos.
Pero también lo entiendo desde otra perspectiva más amorosa de entender, que las desventajas han sido grandes y no vivimos los mismos contextos, ¿no?
Entonces, en este sentido, cuando hablamos de que si la reforma tiene impunidad, el 89.9 por ciento de los delitos sexuales en este país tienen impunidad, y desgraciadamente, en éste último de la “UDLAP” en impunidad, desgraciadamente yo lo veo como en un ejemplo, en el ámbito del Código Penal Federal los delitos patrimoniales y los delitos sexuales, dos cambios:
Delito patrimonial, un robo. “Me robaron”, llegas a casa, tenemos incluso de manera ya automatizada un tipo de contención ante el robo, “no te preocupes, papá, fue sin violencia, al menos fue sin violencia”, -“¿y estás bien?
Nos damos el lujo en este país de decir, “¿y estás bien?, al menos fue sin violencia y solo fue material” apapachamos, damos contención, no le decimos al papá “pues es que para qué quieres coche, por eso te robaron”, jamás decimos, “es que mamá, también para qué saliste por ahí por la calle, si ya sabes que aquí hay inseguridad para qué sales”
Tratamos de apapachar, de no revictimizar.
Cuando es sexual, en la gran mayoría de veces, “me acosaron en la calle”, -“pues es que mira cómo vas vestida”, acoso. “me violaron”, pues es que te quedaste borracha en la fiesta y tú tuviste la culpa, para qué vas a así, para qué te quedas inconsciente”; “difundieron de mí contenidos íntimos sin mi consentimiento”, “para qué te dejas grabar, para qué haces sexting, tienes la culpa por hacerlo”.
A pesar de que en la ley y la interpretación de la ley diga que esos son delitos, la condición de la interpretación social de los mismos, la revictimización, condenada y agravada por los estereotipos y los prejuicios de los cuerpos, de la estigmatización de los mismos, de la hipersexualización y de la condición de culpa por la realidad de ser mujer, nos llevan a entender, aunque así diga la realidad jurídica, los delitos de una forma diferente y creo yo, que así se consuma mucho la revictimización.
Entonces, qué quiero decir con esto, que me llama mucho la atención, por ejemplo algunas lagunas que existen en estas interpretaciones y tiene que ver, no sé si acuerden ustedes del último caso de: Primer hombre beneficiado por la Ley Olimpia.
Que tendencia, o sea, me parece muy tendencioso porque y no porque la tendencia, me parece muy tendencioso, porque justamente cuando fue el beneficio a un hombre sin entender como esta historia de esta raíz de cuál fue la interpretación del juez.
Viene un tema de violencia vicaria, o de violencia de alienación parental en Coahuila.
Pone, Jessica “N” pone la denuncia y le dice al juez que, probablemente, el esposo pues tenía fotografías íntimas con otras mujeres, lo cual acreditaba algo que me parece que hay que reflexionar, lo cual acreditaba con otras mujeres, desgraciadamente, en explotación sexual, o para lo que entendemos, sin analizarlo a profundidad, con prostitutas.
Y entonces, eso significaba que él, además, había videos borracho y decía esto, según la declaración de Jessica “N”, por lo tanto, no podían darle la custodia de sus hijos.
Y entonces, el juez y el abogado y las abogadas del doctor en Coahuila añadieron que eso era un tipo de apología de Ley Olimpia, y entonces a quien, del ámbito civil pasaron al ámbito penal, y a quien se llevaron vinculada a proceso fue a Jessica “N”. Y ésa es la gran condición mediática de primer hombre beneficiado por la Ley Olimpia.
¿A qué me refiero con entender las cosas, justamente, de raíz y entender, o tratar de hacerlo, porque yo creo ni siquiera vamos a entender, por tratar de reflexionar la raíz? Es el preguntarnos el por qué y cómo se llegó a esas resoluciones.
Y ahí, entonces, me habla mucho de esta interpretación que se tiene, basado en otra vez esos prejuicios.
Tal vez si hubiese perspectiva en ese momento para llevar a cabo el proceso jurídico, hubiésemos entendido que ése era un tema primero de posible violencia vicaria, y que esta laguna en el que creo que es importantísimo dividir las penas, cambiar muchas cosas. Vaya, yo quiero reformar la reforma, vaya.
Hay ahí un área de oportunidad importantísima.
Pero no creo que sea suficiente con lo que se hace. Yo aspiro, incluso, que no debía haber existido, ojalá que no, ojalá nada más por tradición, por nuestras acciones no tuviésemos que tener algo que diga “eso está bien, eso está mal y ya, listo, se acabó”, pero bueno.
En el otro sentido, me parece importante también generar esta corresponsabilidad de las empresas.
Una de las cosas o de las cifras que a mí me parecen preocupantes, al menos en la Ciudad de México, que es en donde la Fiscalía nos da un informe trimestral sobre la violación, la intimidación sexual, y es la única Fiscalía, además, que tiene una unidad especializada en delitos contra la intimidad sexual en el país.
Nos ha dado algunos datos que me parecen muy relevadores, que son que siete de cada 10 de las más de 500, de las más de 500 personas que han solicitado después de la aprobación de la Ley Olimpia una denuncia a un Ministerio Público, no se han podido vincular a proceso por el tema de las pruebas.
Cuando nosotros tenemos las medidas, digamos, precautorias, las medidas de protección que otorga la Ley de Acceso o el Código de Procedimientos Penales, son inspirados en violencia familiar, y no en violencia digital.
O sea, que se vaya el hombre de tu casa, y en el caso de la violencia digital, que se baje o que se quite la afectación, pero la afectación es en los espacios digitales.
Hay una medida de precaución que dice que la autoridad competente estará obligada a bajar los contenidos; cuando estamos y conocemos a nuestro agresor o a nuestra agresora, o al mercado de explotación sexual y quién lo administra, tenemos una prueba para la vinculación a proceso; pero cuando esa persona no tiene una identidad, tenemos que solicitar a la empresa y esta solicitud se merma porque, de nuevo, México no ha ratificado un tratado internacional como el Tratado de Budapest, para ser exigible esta concordancia internacional en casos de crimen en los espacios digitales, o de violencias en los espacios digitales.
Además, no contamos con un protocolo o un pacto internacional que nos pueda generar esto, sin contar los debates que se hablan de la libertad de expresión y el daño a la dignidad humana, confundiendo que es mi libertad de expresión, sí, olvidando esta condición inalienable de los derechos.
Y además, de la cuestión del capital, de la cuestión de la ganancia, claro que cuando bajas un mercado de explotación sexual que te genera millones y millones de ingresos, a pesar de la explotación sexual de esas mujeres, es más fácil hacernos vista gorda y ojo de hormiga ante esas condiciones.
Y por eso es que nosotras, junto con algunas compañeras, en algunos otros países y principalmente en una cruzada con compañeras de América Latina, nos parece importante levantar la agenda de Estados Unidos.
Estados Unidos ha sido uno de los países que justamente ha normalizado esta explotación y que es la tendencia mediática de la condición de no responsabilidad a las empresas cuando el primer mensaje de texto que se mandó fue justamente en California, que fue la out, porque no se logró poner el login y fue el out, ¿no?
Justo cuando ahí empieza este primer intercambio de mensajes digitales, otra vez la hegemonía de Silicon Valley, la hegemonía de esta condición estructural de decirnos cómo deben de ser las conversaciones en lo digital, abarca y está inspirada en una condición de producción de eso para la ganancia, se nuestros cuerpos para la ganancia.
Entonces, me parece importante señalar que una de las cosas de las que nos preocupan para las pruebas, es las no medidas de protección que se tienen para las víctimas y que tienen que ser impulsadas, justamente, con las empresas.
No están teniendo bajo, salvo algunas otras herramientas. Yo quiero denunciar por Ley Olimpia, pero no quiero tener un ámbito jurídico, lo puedes hacer, desindexando los documentos o generando con una estrategia que se llama Stop NC111, así lo pueden buscar, antes se llamaba “Nunca sin tu Consentimiento”, ustedes pueden solicitar que se bajen o que se bloqueen en sus contenidos.
Yo logré incluso bajar mi propio video sexual, a raíz de que, con la aprobación me fue a esta desindexación hasta abajo, mandé un correo electrónico y dije: “con base al artículo 190 del Código Penal Federal que a la letra dice, y este link, adjunto link, URL”, es importante que sea el link, una captura de pantalla no es suficiente, un link, un URL, está violando mi intimidad sexual y no lo digo yo, lo dice la ley.
No fue un proceso jurídico que hice, pero sí fue un proceso en la plataforma y así logré bajar mis documentos y contenidos.
¿Qué quiero decir con esto?, y para contestar esas preguntas, ¿no?, principalmente la última que me parece muy importante, que no necesariamente nos va a dar justicia el tema jurídico del estado, que no necesariamente tenemos que aspirar a una justicia punitiva y que tenemos que explorar otras condiciones de justicia como justicia restaurativas, y que tenemos que explorar, y ahí otra vez, ¿no?, otra forma y preguntando a este último cuestionamiento y entonces qué, pues si habitamos este mundo desde esta visión, parecía utópico, pero me gusta a mí aspirar a que tenga un sentido mi vida.
Pues hagamos otras formas, diseñemos otras formas de convivencia, hay otras formas de tener y dominar las tecnologías, hagamos un algoritmo nuevo, metamos a espacios digitalizados, seamos más ingenieras, más arquitectas digitales, más mujeres también que estemos adentro de las condiciones de la dominación de la tecnología.
Y con esto hago, aprovecho para hacer este comentario porque, otra vez repito, yo también creo en eso, yo también coincido el que tengan que ser hombres y mujeres, pero me parece muy importante y justo que en un día como hoy, la responsabilidad de las cifras, de las realidades, de las conciencias. Justamente esté enfocado en hacer responsable al más número grande de eso.
Y quien se sienta aludido por ello, tendría que entonces reflexionar mucho sobre la condición de masculinidad que se tiene y el por qué se sienten agravados cuando una mujer habla de estas violencias.
Entonces, no es que nos moleste o que queramos estar en contra, es que hay algo ahí adentro que no nos deja de dilucidar de una manera mucho menos imparcial, y creemos que hay una tendencia parcial de decir: solo los hombres, no, no, no, creo que ambas, mujeres y hombres podemos ser agresores, sí, hombres y mujeres podemos subsanar estas condiciones, digamos, que se han vivido a la violencia, pero me parece importante poner en la mesa, en la línea, en la visibilidad, y en el marco además de un día tan importante como este, la gran responsabilidad, y sobre todo, la deuda grande, la violencia a hombres y mujeres, sí, pero la deuda histórica está en contra de mujeres y en contra de niños.
Y cuando hablamos de mujeres y niñas, hablamos, justamente, de todas estas condiciones, de todas estas, desgraciadamente, desigualdades que ya se viven entre mujeres y entre niñas.
Y bueno, al final decirles que si ustedes quieren tener un pequeño protocolo, guía de qué hacer, en el Frente Nacional para la Sororidad ,en el primer link ahí viene estos links que les estoy hablando qué hacer, denuncias la primera cosa, no, la contención emocional es la primera cosa.
Con la denuncia ya voy a tener justicia, no necesariamente, tenemos que hacer otra serie de acciones y de actividades. La contención digital, la ciberseguridad, la contención de nuestros espacios digitales es el segundo paso.
La última, saber qué quieren hacer.
Y ahí está la guía con los likes,…le tienen que dar like y le tiene que dar descargar y ahí aparece todo para que ustedes tengan herramientas de prevención y de actuación ante este tipo de violencia.
Consejera Electoral del INE, Norma Irene De la Cruz Magaña: Muchísimas gracias, Olimpia.
Buenas tardes a todos.
Pues como ustedes saben, estamos un poquito…vamos a acelerar un poquito el programa porque tenemos la presentación, tenemos a nuestras consejeras y los consejeros ya con el siguiente evento.
Le vamos a entregar a Olimpia un reconocimiento por su participación en esta conferencia a nombre del Instituto Nacional Electoral.
Muchas gracias.
Y también vamos a tener aquí un pequeño presente, Instituto Nacional Electoral, les damos las gracias, por favor.
Necesitamos dos minutos solo para mover el nuevo escenario para nuestro siguiente evento,
Y muchísimas gracias, por favor.
Muchísimas gracias, Olimpia, ha sido un gran gusto, un agasajo escucharte.
Presentadora: Muchas gracias.
De esta manera concluye la primera parte de este evento conmemorativo.
Gracias a quienes están con nosotros y a quienes nos siguen a través de redes sociales oficiales del INE.
Les rogamos mantenerse en sus lugares, por favor.
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