VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA CONFERENCIA MAGISTRAL DICTADA POR EL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, TITULADA “MÉXICO ESTÁ DONDE TÚ ESTÁS: LA CRECIENTE IMPORTANCIA DEL VOTO DE LOS MEXICANOS EN EL EXTRANJERO”, EN EL MARCO DE LA FERIA DEL LIBRO EN ESPAÑOL Y FESTIVAL LITERARIO LÉALA
Estar este día aquí en los Ángeles para poder hablar un tema que es de México, pero que es un tema también global y que alcanza a esa extensión de nuestra patria, que es el suelo que cada mexicana y mexicano acaba pisando esté o no dentro de las fronteras nacionales.
Para mí es un verdadero privilegio, insisto, poder estar aquí, reafirmando en esta feria-festival LéaLA o “léala”, que reafirma esta alianza estratégica que, con la Universidad de Guadalajara, con la Feria del Libro desde hace mucho tiempo y, con las emisiones previas de este festival, esta feria, ha tenido el Instituto Nacional Electoral.
Quiero agradecer de manera particular la generosísima y siempre solidaria invitación, cercanía del doctor Raúl Padilla, por supuesto, de Marisol Schulz, el responsable de este espacio, pero también, de todos aquellos esfuerzos colectivos que nos han permitido beneficiarnos e intentar beneficiar también desde el INE a estos espacios en Guadalajara y ahora acá.
Por supuesto, a Gustavo por la gentil presentación, y agradecer, muchísimo la presencia de quien es una de nuestras aliadas estratégicas fuera del país, Marcela, que además, justamente ahora platicábamos y algo mencionaré, no solamente hoy es responsable del primer Consulado que puso en el área de atención la entrega de matrículas consulares, pasaportes y credencial para votar, sino también, será uno de los lugares en donde ensayaremos en 2024 una nueva modalidad de voto. Pero no me adelanto, voy por partes.
Gracias de veras por la oportunidad de estar aquí y poder tener esta plática, ¡hombre!, lo de conferencia magistral me parece que es una generosidad indebida, una plática sobre los dilemas que tiene el ejercicio de los derechos políticos en México desde el extranjero.
Lo primero que quisiera hacer es una especie de justificación de por qué, más allá del espacio paralelo al contexto de esta feria implica la Feria de las Ideas que es un espacio de reflexión de muchos ámbitos vinculados con la cultura y con las letras. Pero me parece importante partir de esta premisa señalando este vínculo indisoluble, digo yo, entre cultura, lectura, por un lado, y democracia.
Y ese nexo indisoluble se deriva del hecho de que la libertad en democracia se desprende de que las y los ciudadanos tengan elementos efectivos para ejercer su autonomía.
Democracia no es nada más que los ciudadanos puedan participar en los derechos políticos, sino que lo hagan de manera informada y, por ende, de manera libre.
Nos gusta decir desde el INE que un voto libre no es solamente un voto secreto, sino también, un voto que cuenta con todos los elementos para que, quien lo ejerce, pueda discernir con claridad entre las mejores alternativas y, por supuesto, con ello contribuir hacia donde se orienta el futuro político de la sociedad.
La democracia solamente puede florecer en la ilustración, y la democracia se opaca ante la ignorancia, el dogmatismo o, peor aún, la superchería.
No es casual que, en una definición señera, nuestro artículo tercero constitucional, cuando habla de la educación, señala que nuestra educación no solamente debe ser democrática.
Por cierto, con una riquísima definición de democracia, pero también muy compleja, recordarán ustedes, la democracia entendida no solamente como una forma, un régimen político y jurídico, sino como una forma de vida fundada en el constante mejoramiento social, cultural y económico del pueblo, social del pueblo, sino también, la idea de que la democracia, perdón, que la educación se centra ante todo en la ciencia.
La educación es científica o no es democrática y, desde ese punto de vista, el mundo de las letras, el mundo de la cultura constituye una dimensión fundamental, sin la cual la democracia es solamente un cascaron vacío de contenido.
Por supuesto los cascarones al definir un huevo son tan importantes como el propio contenido, así que contenido sin cascaron tampoco nos permite hablar de democracia.
Lo que quiero decir es que, en buena medida, lo que espacios como este generan, son los contenidos de ese cascaron que al final del día son las elecciones, y en una, en consecuencia, relación indisoluble.
La lectura, los libros son una expresión histórica de la cultura y el conocimiento y por ello, permite sentar las bases de la democracia.
Así que, para nosotros, poder participar en espacios como estos y, cuando hablo de nosotros hablo del INE, es una oportunidad no sólo privilegiada, sino, además, es una manera de cumplir con nuestra responsabilidad de construir democracia.
Por eso, aunque la Feria Internacional del Libro de Guadalajara nació un poquito antes del INE, del IFE en su momento, desde el nacimiento del IFE, hemos mantenido una relación indisoluble. Y aprovecho aquí para agradecer en esta nueva etapa, por cierto, de LéaLA, una de las 35 sellos editoriales que presenta sus publicaciones en, justamente, el Instituto Nacional Electoral.
Dejo esta reflexión conceptual que para mí era importante hacer en este espacio.
LéaLA, me parece que es el mejor espacio, dicho lo anterior, para en el extranjero hablar de los derechos políticos de las y los mexicanos y de las posibilidades de su ejercicio fuera del territorio nacional. Este es un espacio de encuentro de la cultura, pero consecuentemente, también es un espacio de encuentro en la lógica del ejercicio de los derechos de las y los mexicanos, se encuentren en donde sea.
Para entender dónde estamos en este tema y hacia dónde debemos ir, me parece que es importante hacer un esfuerzo de reconstrucción.
Hace unos días, en el contexto de la discusión de la reforma, de una eventual reforma electoral, en la Cámara de Diputados, señalaba que la historia es maestra de la política, y eso no lo dije yo, lo dijo Arnaldo Córdova, a quien si algunos se preguntan por qué vínculo me une, vean nada más el apellido.
Lo que quiero decir es, que si no entendemos de dónde venimos al analizar nuestros distintos, los dilemas que enfrentamos como sociedad y en el contexto democrático, difícilmente vamos a poner un balance, hacer un balance serio y objetivo de dónde estamos, y mucho menos, hacia dónde debemos avanzar…
Y en el tema, del que quiero hacer algunas reflexiones, compartir algunas reflexiones con ustedes esta tarde, me parece que ver de dónde venimos, saber y valorar dónde estamos, es indispensable para poder definir una ruta, una agenda que desde siempre y celebró aquí la presencia de muchos líderes de las comunidades de mexicanos, de este lado de la frontera, que ha sido una construcción colectiva.
Y de ahí quiero empezar, creo que no podemos entender históricamente los avances que se han tenido en materia del ejercicio de los derechos políticos de las y los mexicanos fuera del país, sin entender que éstos, como todos los derechos, por cierto, son el resultado no de una concesión graciosa de los gobiernos, del poder, si no una lucha que poco a poco arranca el reconocimiento de esos derechos, justamente al poder.
Si uno piensa en dónde estamos hoy, sobre todo, y de manera comparada, parecería que esta es una historia de larga data y en realidad es una historia de apenas tres lustros, apenas poco más de tres lustros.
Y, sin embargo, los logros, me parece, son evidentes, aunque los pendientes son todavía muchos.
Vuelvo a insistir, el punto de partida para analizar ese tema, en un mundo cada vez más pequeño, globalizado y con fronteras cada vez más porosas, aunque algunos neciamente se obstinen en lo contrario, es también, en ese sentido, es indispensable entender las diferencias de los fenómenos migratorios.
Son muchos los países que tienen el reconocimiento del voto de sus nacionales desde el extranjero.
Son muchas las modalidades que existen, pero cada país tiene que hacer las cuentas con su propia realidad migratoria y, desde este punto de vista, la migración mexicana es una migración disímbola, muy distinta de la del resto de los países y es indispensable tomarlo también en cuenta también como un contexto para poder entender, insisto, los desafíos que aquí enfrentamos.
La migración mexicana, es una migración con dimensiones poco alcanzadas.
Es decir, nuestra diáspora de mexicanas y mexicanos en el mundo, aunque las cifras oficiales son sólo aproximaciones, se dice ronda los 12.5 millones, si tomamos a los migrantes directos, no a los herederos, digamos, de esa migración, a los descendientes de la migración, porque entones las cifras se multiplican.
En segundo lugar, es una migración que, a diferencia de muchas otras, está profundamente concentrada. Solamente en la Unión Americana, se rebasa, se estima el 95 por ciento de la migración mexicana en el mundo.
Y, en tercer lugar, por las características históricas del trato a la migración, también hay que entender el estatus legal de gran parte de esa migración que, por las necesidades y las políticas migratorias de este lado de la frontera, en muchos casos, hacen que nuestros connacionales vivan en la ilegalidad migratoria.
Todas estas características son indispensables para poder, insisto, entender nuestra historia, parte de las demandas del voto de los mexicanos en el extranjero, pero, sobre todo, hacia dónde debemos encaminarnos.
Vuelvo al punto de la historia, es una historia particularmente reciente, no en su lucha, no es sus demandas.
¿Quién no recuerda que el proceso hacia la democracia en México estuvo acompañado de una serie de acciones, de demandas de las propias comunidades de migrantes desde los años ochenta, si no es que antes, pero concretamente de los ochentas?
Así que la lucha por el derecho al voto de los mexicanos en el extranjero es justamente parte de la lucha de nuestro proceso de democratización.
Si se viera que ha avanzado en momentos y en dinámicas diferenciadas, pero se ha centrado como parte del proceso de democratización del Estado mexicano.
Segundo punto que quiero plantear en esta lógica histórica. Así como nuestra transición, también el reconocimiento de los derechos políticos de las y los mexicanos fuera del país, ha sido gradual y paulatina.
Las conquistas no son, digámoslo así, refundacionales, sino que poco a poco han ido abriendo brecha en esa lógica de ir acumulando y expandiendo el ejercicio de los derechos. Y todavía falta mucho por insistir en el punto.
Hace apenas en el 2005. Hace apenas 17 años, insisto, poco más de tres lustros, arrancó esta historia ya en el plano legal.
La reforma a las normas electorales de 2005 estableció, por primera vez, la posibilidad de que el voto pudiera ser ejercicio de manera transnacional. Y fue 2006 la primera vez en la que esto ocurrió.
Sí, hoy vemos las condiciones de aquel reconocimiento a la luz de lo que hoy tenemos, ha transcurrido mucha agua, ha pasado mucha agua bajo el puente.
Entonces, las condiciones esenciales de ese reconocimiento implicaban que se podía votar desde el extranjero sólo para Presidente, sólo por el voto a través del mecanismo postal. Por cierto, en un primer momento teniendo que pagar por ejercer el derecho, porque el porte de la remisión del voto estaba originalmente a cargo de las y los ciudadanos.
Y, en tercer lugar, en una especie de lógica de la autoridad electoral que se movía en un terreno desconocido. El IFE en 2006, enfrentó el fenómeno, más allá de los estudios y de las buenas intenciones, en una lógica de tiro de escopeta.
Es decir, piensen ustedes, muchos de ustedes recordarán el tipo de publicidad que se hacía, claro no teníamos las redes y eso ha hecho una diferencia, pero entonces pagábamos publicidad o se pagaba publicidad en las cadenas en español de televisión, en un efecto que costaba mucho y me parece que impactaba poco.
Y, además, el gran problema que se tenía y que se identificó luego de ese primer ejercicio, fue el hecho de que, para votar desde el extranjero, se pedía una condición difícilmente cumplida: que se tuviera la credencial para votar que sólo se podía tramitar en México.
Y nos enfrentamos, por cierto, ante los dramas de la realidad de nuestra migración que implica que muchos de nuestros connacionales que atraviesan la frontera, lo primero que hacen es desprenderse de cualquier elemento de identidad, precisamente para tratar de salvar, digámoslo así, esa lógica, en muchos casos y en distintas épocas más o menos intensas, de persecución con la que se trata la migración de este lado de la frontera.
Es decir, votar era realmente una hazaña y votar era mucho más caro y no me refiero al costo, sino al compromiso de este lado, fuera de las fronteras del país que dentro del país.
Creo que las cifras lo ilustran muy bien, 40 mil mexicanos, poco más de 40 mil mexicanos y mexicanas se inscribieron entonces para votar y apenas 32 mil ejercieron el sufragio.
Lo que evidenciaba una profunda diferencia, entre lo que era el discurso con el que se había abordado la lógica de la migración: es que se van a decidir el futuro, los destinos del país fuera de México, con lo que en realidad estaba ocurriendo.
2012 poco cambió, las reglas fueron las mismas, cierto, la autoridad electoral trató de flexibilizar los requisitos, facilitando los mecanismos de inscripción de quienes deseaban votar, pagando el porte postal desde México, es decir, enviando un paquete postal con un sobre prepagado para que poder, evitar, digámoslo así el que el voto fuera oneroso para quien lo ejercía, mejorando los tiros de precisión y ya no de escopeta en la comunicación; aliándonos, como pocas veces, con los clubes de, con los grupos de migrantes de este lado del país para difundir la posibilidad de este ejercicio, pero poco se tradujo en mejora de la participación.
Poco menos de 60 mil mexicanas y mexicanos se registraron para votar y apenas poco más de 40 mil votos fueron emitidos.
Algo teníamos que hacer como sociedad, en términos del diseño normativo para poder avanzar en esa materia tan importante para muchas y muchos, miles, millones de mexicanos.
La reforma de 2014 fue una reforma señera en dos sentidos, una porque abrió desde la Constitución las puertas y, dos, porque le impuso a la autoridad electoral una actitud mucho más proactiva y debo decirlo, con menos ataduras para poder maximizar el ejercicio del voto.
Las principales diferencias fueron, en primer lugar, ampliar la posibilidad del voto al Senado de la República y desde fuera del país ya se podía votar, no solamente para Presidente, sino también para senadores, ojo, ¿eh?, no para Cámara de Diputados, lo que representa todavía no solamente una deuda pendiente, sino además una contradicción en términos, porque nuestra Constitución es clara, por cierto, como ocurre con todas las constituciones democráticas, incluyendo la de Estados Unidos.
El pueblo no está representando en el Senado, el pueblo está representado, o la nación si se quiere en los términos mexicanos, en los términos de nuestra Constitución, en la Cámara de Diputados, sí, el espacio representativo, no es casual, que a la Cámara de Diputados se le llama Cámara de Representantes, es la Cámara baja, es la Cámara que decide, por cierto, con la vieja lógica del no taxation without representation, en dónde está la representación política.
La del Senado, incluso la del Presidente de la República, que son igualmente relevantes, tienen otra dimensión, otra lógica y, por cierto, aquí dejo uno de los grandes pendientes y de las grandes contradicciones que tenemos en la agenda futura, apenas enunciada.
Primero, se amplía, pues, la posibilidad de ejercer el derecho al voto; segundo, esto se reprodujo y se amplió rápidamente en el ámbito estatal: hoy en 23 de las 32 entidades se reconoce la posibilidad del voto de los mexicanos y mexicanas del extranjero en el ámbito local, para las gubernaturas y, en algunos caso, como en Jalisco y en la Ciudad de México y antes, ahora ya no, perdón, ahí hubo un pequeño problema del que no me detengo porque, Adriana se acordará, incluso nos llevó hasta y Claudia, a destituir a funcionarios en Chiapas, porque lo del voto de los chiapanecos en el extranjero nos llevó a identificar una serie de problemas como que no sabíamos que había una enorme comunidad de mexicanos en Georgia que habían prácticamente decidido la elección del Diputado Migrante.
No porque los haya, sino porque el sistema implicó, digámoslo así, unas grandes vulnerabilidades que, hombre, subrayaron la necesidad de avanzar, sí, pero con cuidado.
Decía, 23 estados reconocen el voto en el extranjero. Segunda gran diferencia, se abrió la posibilidad para que el INE explorara, ahora ya, el IFE convertido en INE explorara la posibilidad ya no del voto postal únicamente, sino modalidades de voto electrónico que, hombre, venturosamente está reconocido legalmente, aunque en México no se puede o al menos no se podía, porque el INE también ha estado abriendo brecha, hombre de la mano del Tribunal aunque la Constitución y la ley todavía digan que el voto en México es en papel, pero bueno ya se puede votar de manera electrónica, pero aprovechando la experiencia y la posibilidad que nos abrió la legislación para introducir el voto desde el extranjero.
Y, tercera, que es una, un cambio fundamental: se permitió que la comunidad mexicana fuera del país pudiera obtener su credencial para votar a través de la red consular, de la potente red consular que tiene el país de 147 agencias consulares en todo el mundo, 50 en los Estados Unidos, solamente
Los efectos se notaron en la primera elección federal en donde esto, en donde estas reglas se aplicaron. En 2018, el monto de mexicanas y mexicanos que decidieron ejercer el voto aumentó a 181 mil, aunque realmente lo ejercieron, se inscribieron y aunque realmente lo ejercieron apenas la mitad, 100 mil.
Pocas, cifras muy bajas si se piensa en la dimensión de nuestra comunidad migrante. Y es que, aquí esto nos permitió también, porque esto es un ejercicio de ensayo error y de aprendizaje continuo, identificar una nueva realidad cuyas, que unas dimensiones todavía tenemos pendiente de diagnosticar en su totalidad.
Porque el número de mexicanas y mexicanos que han obtenido su Credencial rebasa ya el millón y medio, pero quienes deciden inscribirse para votar, habrá que ver en 2024 espero que sean muchísimos más, contrasta con los que tienen el derecho de hacerlo.
Y es que tal vez y esto lo dejo como una hipótesis para discutir más bien con ustedes, ya sé que maña anos vamos a ver con el Consulado, con varias de las organizaciones de migrantes y ahí tendremos entre otras cosas que respondernos esta pregunta, pero la pregunta es ¿para qué quieren los mexicanos en el extranjero la Credencial?
Les sirve para votar, pero mucho me temo que también, como ocurre en México, la Credencial es utilizada como un mecanismo de identidad en primera instancia. Es más, es de los pocos mecanismos, el único gratuito, por cierto, que te sirve para identificarte en muchos casos, de un lado y del otro y, en algunos casos como en el estado de Texas, incluso es una condición fundamental, por cierto, para poder registrar a los hijos de los mexicanos que nacen de este lado, ante las autoridades locales.
Es decir, la Credencial para Votar y esto es algo muy positivo está teniendo también un efecto social que va más allá para el que fue originalmente concebida que fue el del voto.
Pero insisto, tenemos un millón y medio, esperaría de mexicanas y mexicanos ya con la Credencial, uno esperaría que un millón y medio se registraran para votar.
¿Qué está fallando? Bueno, hay muchas hipótesis al respecto, que una de ellas es la responsabilidad de la autoridad electoral, tal vez no estamos logrando traducir a la comunidad migrante: uno, las posibilidades de los derechos políticos que tienen, y dos, a lo mejor nos estamos equivocando y no es sencillo, porque sabemos operar allá, pero es muy complicado operar fuera del país en la capacidad para vincularnos con la propia comunidad y luego aquí el vínculo con la red consular es fundamental.
¿Hacia dónde vamos? Porque aquí estamos.
Bueno, un dato adicional. En 2021, el INE sin que la ley nos lo autorizara, gracias a una sentencia del Tribunal, abrió una nueva frontera que me parece es muy relevante, pero que plantea una contradicción.
Decía hace un momento que la Cámara de representación de la Nación es la Cámara de Diputadas y Diputados. Bueno, la buena noticia es que gracias a una serie de acciones afirmativas que de la mano del Tribunal Electoral logramos introducir y echar a andar en 2021, por primera vez hoy en la Cámara de Diputados en México, tenemos a diputadas y diputados que representan a la comunidad migrante.
¿Cuál es el incentivo de esa acción? Bueno, que cada partido político tiene que presentar en cada una de las cinco circunscripciones plurinominales en donde se eligen diputadas y diputados, al menos a un candidato o candidata que, o pertenece a la comunidad migrante o esté vinculado, por sus nexos y por su trabajo, con la migración mexicana.
Es decir, cada partido político estuvo obligado en 2021 a presentar a cinco candidatos y candidatas pertenecientes o vinculados a la comunidad migrante y los grandes resultados es que, por primera vez en la historia, haya 11 diputaciones de las 500 que, todavía es muy poco frente a lo que la realidad de la migración significa, que pueden, podemos decir representan esa migración.
Pero este gran avance nos trae implícito un pequeño dilema. Fuimos tan adelante que le reconocimos a los migrantes le derecho al voto pasivo. Es decir, a ocupar los espacios de representación, pero en la Cámara de Diputados las y los migrantes no tienen el derecho al voto activo.
Es decir, la paradoja que hoy tenemos y lo dejo como una gran paradoja, eh, avanzamos y qué bueno que ya tenemos diputadas y diputados migrantes, pero quién los eligió, pues los que vivimos en México, porque ustedes que viven de este lado no pudieron votar.
Pudieron ser votados y de hecho algunos que se registraron, algunos candidatos y candidatas que se registraron desde acá, es decir, viviendo fuera del país, pero quien los votó no fueron las comunidades a las que pertenecían, sino quienes estábamos en México.
Lo que quiero decir es que, no me arrepiento de esa medida afirmativa, pero lo que sí quiero subrayar al enfatizar esta paradoja, es que hay muchísimo por hacer en la materia.
¿Hacia dónde tenemos que caminar?, para acercarme al cierre y poder eventualmente tener, si el tiempo alcanza, una breve interacción con ustedes.
¿Hacia dónde tenemos que caminar? Bueno, creo que hay que caminar en la lógica en la que hemos venido transitando, a una lógica de ampliación progresiva de los derechos, eventualmente acelerando la marcha, sin perder algo que me parece es fundamental porque esto podría detonar en eventuales regresiones.
Que la ampliación de los derechos de las mexicanas y los mexicanos en el extranjero no implique una pérdida de la confianza y de la credibilidad del sistema electoral. Y esto es fundamental, porque la ampliación y potenciación de los derechos de los migrantes dependen de una condición básica, el consenso político.
Por cierto, es una condición de la que depende todo el funcionamiento de la democracia misma. Si lo partidos ven en el derecho de los migrantes, ampliado a participar, un riesgo en términos de la credibilidad, corremos el peligro de regresiones. Por eso hay que avanzar, sí, con pies de plomo, con pasos firmes, sin abrir la puerta a eventuales demandas de cerrarla de golpe.
La ruta está marcada con algunas novedades, y aquí de nueva cuenta los consulados se van a volver aliados fundamentales, y esto, debo decir, si me permite Marcela, esto es uno de los dilemas con los que hemos tenido que ir construyendo conjuntamente el INE y el Servicio Exterior.
Porque si algo caracteriza a nuestro Servicio Exterior es la prudencia de que no se le tache de intencionalidad política, por cierto, esto explica por qué en los consulados se puede tramitar, se debe tramitar la credencial, pero en los consulados no se entrega.
Y es que en los consulados muchas veces hay programas de apoyo a las comunidades de migrantes, que podrían eventualmente ser interpretadas como una manera de condicionar el voto, si en los mismos consulados se entrega la credencial.
Por eso, aunque es mucho más oneroso para el Instituto Nacional Electoral la credencial se entrega directamente.
Bueno, hoy damos un paso en adelante, que es un paso con cierta incertidumbre, que iremos en 2024 a explorar con una lógica de programa piloto, que es una tercera modalidad del voto de las mexicanas y mexicanos desde el extranjero.
Es decir, quien decida votar desde acá, podrá hacer, fuera del país, podrá hacerlo de tres maneras, optando por el voto postal, que uno podría decir, si se puede votar en internet por qué votar en papel. Bueno, el voto en papel tiene muchos significados y muchas implicaciones, incluso hasta psicológicas, ver el voto, marcar la boleta tiene también su importancia, y por eso creo que difícilmente podremos eliminar.
Segundo, el voto por internet, que ha demostrado no solamente su eficacia, sino su seguridad.
Dato importante, en los tres años que hemos ejercido el voto por internet en las elecciones locales, como una manera de probar esta modalidad, de cara a la gran elección de 2024, no ha habido una sola queja, no ha habido una sola denuncia de una manipulación, o de una alteración de la voluntad ciudadana. Y eso es muy importante, insisto, como este avanzar a paso firme hacia el futuro.
Y tercera modalidad, vamos a instalar en cuatro consulados casillas por primera vez. Es decir, ya no solamente se va a poder votar, ahí van a ser voto con urnas electrónicas, pero, digamos, no solamente se podrá votar desde el extranjero, ver el voto como se emite, sino, además, hacerlo en territorio nacional, que son las extensiones de los consulados.
Cuatro nada más, nos vamos con Los Ángeles, con Dallas, con Chicago, y con Montreal, perdón, que es fuera, que es en Canadá,
Por cierto, celebró que sean cuatro consulados dirigidos por miembros del Servicio Exterior.
Digo, no, porque es garantía, digamos, realmente ahí sus designaciones, como ustedes llaman, políticas, (inaudible) el artículo, Marcela, el ocho, ¿no? El de las designaciones políticas, ya ni me acuerdo, pero… el siete, bueno, no, ninguno son…
Exactamente, solamente funcionarios de carrera, en consulados dirigidos por funcionarios de carrera, vamos a instalar esa modalidad de votación.
Pero creo que esto son pequeños ensayos de hacia dónde debemos avanzar de manera mucho más firme y mucho más consistente.
Una de las iniciativas que hoy se está discutiendo en el Congreso, y ojalá se desasocié de estas iniciativas, se separé pues de estas iniciativas, que se han politizado, para bien o para mal, y no entro a juzgar de ellas, es la que está planteando ya no introducir la posibilidad de la representación como una medida afirmativa, sino como una determinación legal, a partir de lo que se conoce como una circunscripción de migrantes.
Claro, no tiene sentido avanzar hacia allá si no se reconoce también el voto de la migración en la Cámara de las y los Diputados.
En suma, creo que la ruta está trazada, y la ruta es muy sencilla, la palabra de orden, ni un paso atrás en esta materia.
Es decir, seguir avanzando conjuntamente, pero sobre todo hacerlo, insisto, con la base que hasta ahora ha seguido la lógica de este ejercicio, es decir, no abrir la puerta a eventuales suspicacias que hagan a los actores políticos decir hasta aquí y meter reversa. Porque eso sería lo peor que podemos hacer.
Y esto es algo que siempre ha sido complicado, porque el INE siempre ha querido dar la cara con la comunidad migrante, y siempre encontramos la legítima demanda de que, “oigan, vamos muy lento, necesitamos avanzar mucho más y hacerlo más rápido”.
El INE, quiero subrayarlo, siempre ha estado de este lado, aunque estamos con dos fuegos, porque dentro del INE están los partidos, y muchas veces ahí está la objeción, no voy a ser yo el que va a hablar mal de los partidos, pero quiero, simple y sencillamente, poner sobre la mesa, no el sentido de la ruta por la que tenemos que avanzar, sino sí lo delicado de equivocarnos en ese avance.
Porque perder confianza por maximizar derechos, que puede parecer justificado desde una lógica de justicia en términos de deuda histórica, en términos políticos, también puede significar en los hechos de la misma realidad política, un retroceso que no debemos arriesgarnos, al que no debemos arriesgarnos.
En suma, quiero solamente terminar diciendo que este es un espacio privilegiado para discutir un tema sobre el que mucho hemos hablado, pero sobre el que no podemos poner un punto final, porque hay mucho todavía por hacer, pero eso requiere que sigamos manteniendo, a partir de lo que hemos aprendido conjuntamente hacia el futuro, y eso es la alianza, lo digo de verdad, del INE con la sociedad a la que se debe, y la sociedad a la que se debe el INE no solamente está en México, sino también fuera de las fronteras.
Muchísimas gracias, y no sé si tenemos espacio para alguna de las (inaudible), en fin.
Muchas gracias.
-o0o-