VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL, LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, DURANTE LA INAUGURACIÓN DE LA VIGÉSIMA SESIÓN ORDINARIA DEL OBSERVATORIO DE PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES EN MÉXICO
Muchísimas gracias, Liselotte.
Saludo con mucho gusto afecto y agradecimiento por acudir a la convocatoria de esta sesión del Observatorio de Participación Política de las Mujeres a la y el titular de los órganos que lo integramos, a la doctora Nadine Gasman, Nadine, un gusto, aunque sea virtualmente saludarte, la siguiente, aunque será también semipresencial, aquí te esperamos con los brazos abiertos.
Por supuesto a mi querido y admirado Magistrado Presidente, el maestro Reyes Rodríguez Mondragón.
Saludo también a mis colegas, las consejeras Norma De la Cruz; Claudia Zavala; consejero Martín Faz; a la titular de la Unidad de Género y no Discriminación del Instituto, Liselotte Correa; a los integrantes de dicho órgano.
Y, por supuesto, a todas las integrantes, participantes, aliadas estratégicas que a través de este Observatorio han permitido ir mejorando, generando contextos de exigencias para las autoridades electorales e instrumentando, digámoslo así, políticas y decisiones que han tratado de concretar la ambición, la aspiración que nutre a este Observatorio y a sus orígenes, que es, precisamente, que la paridad se convierta en una lógica permanente de funcionamiento del sistema electoral.
Y, por supuesto, que la participación de las mujeres de manera igualitaria en el acceso a los espacios de poder público ocurra de un modo democrático, y, por ende, libre de violencia.
A lo largo de poco más de ocho años este Observatorio se ha logrado consolidar como un espacio de reflexión y estímulo para la instrumentación de decisiones institucionales, que han fortalecido el carácter incluyente y paritario de la democracia mexicana.
Desde su creación, como recordaba Norma, Norma Irene De la Cruz, allá en octubre de 2014, el Observatorio para la Participación Política de las Mujeres ha contribuido a materializar nuestros anhelos de que México sea una nación en el que las mujeres puedan participar en la vida pública y condiciones de igualdad con los hombres.
Asumimos como una causa, la creación de condiciones normativas para que las mujeres y grupos prioritarios, tradicionalmente marginados de las decisiones políticas, pudieran participar libre e igualitariamente en los comicios.
Con estos propósitos, en el centro de las discusiones del Observatorio, este espacio también ha contribuido a la instrumentación del sistema nacional de elecciones que constituye la expresión más compleja del entramado institucional de nuestra democracia, pero también la que más ha contribuido a la competitividad, a la paridad y al ejercicio universal del sufragio.
Creo que es importante recordar que este ejercicio, este esfuerzo es concomitante con la creación del propio sistema nacional de elecciones, es decir, ya no es solamente una política federal para las elecciones federales, sino se traduce o aspira ser una serie de la Constitución, una serie de políticas a nivel nacional, sin importar el nivel de gobierno que se recrea a través de los comicios.
Creo que vale la pena, en este sentido, recordar de dónde veníamos.
Cinco años antes de la creación de este Observatorio, en ese todavía no tan lejano año 2009, la Cámara de Diputados estaba integrada por 142 mujeres, el 28.4 por ciento, y 358 hombres, el 71.6 por ciento; mientras que en el Senado, había 22 Senadoras, 17.2 por ciento y 106 senadores, el 82.8 por ciento.
En ese entonces, nuestra historia electoral conoció uno de los casos, además, más vergonzosos de simulación y violencia política hacia las mujeres, con el caso tristemente célebre, conocido como el de Las Juanitas, con el cual un grupo de ocho mujeres electas, bajo la lógica del cumplimiento de las cuotas que entonces estaban establecidas en la legislación, fueron presionadas para renunciar a sus curules, para que sus suplentes, todos hombres, asumieran la titularidad del escaño.
Con esa maniobra, los partidos involucrados pretendían engañar a las autoridades electorales, fingiendo que habían cumplido con la cuota de género, y, de hecho, formalmente la habían cumplido, pero solamente para la elección, cuando en realidad fue una simulación para efectos de la representación, de la presencia, de la integración del órgano democrático de representación política.
Este caso, y las conductas similares, se encontraron en la célebre resolución SUB-JDC/12624, emitida por el Tribunal Electoral, las bases para ser resueltas y evitar que, en lo sucesivo, los partidos políticos incumplieran las cuotas de género, establecidas en la ley.
Es en ese contexto, el legislativo y de competencia electoral, que nutre y alimenta el surgimiento de este Observatorio, de entonces a la fecha, las elecciones han sido una herramienta de transformación política y no sólo el mecanismo universalmente aceptado para la renovación de los poderes públicos en las urnas.
En ocho años, México ha cambiado y ha avanzado hacia la igualdad política y hacía la inclusión, y lo hemos logrado, pese a las inercias culturales y pese al incremento en la violencia política por las razones de género y a las sofisticadas formas que ésta ha adquirido, mientras, a veces burdas y ominosas, siempre, a veces más sofisticadas y ominosas también.
Mientras que las mujeres ejercen crecientemente sus derechos políticos contra viento y marea y aumenta su participación en la vida pública.
Han sido años en los que con la colaboración activa y comprometida de las instituciones, las organizaciones de la sociedad civil, la academia y las personas expertas que acompañan las labores de este observatorio, hemos analizado los múltiples factores que afectan la participación de las mujeres en los asuntos públicos y especialmente en los procesos electorales, además, hemos construido herramientas para tipificar la violencia política contra las mujeres y data útil sobre los aspectos que favorecen y obstaculizan la participación de ellas en la vida pública a nivel federal, estatal y municipal.
Permítanme recordar algunos datos de los logros colectivos en materia de paridad e inclusión que hemos generado o impulsado con los trabajos de este Observatorio.
Las mujeres legisladoras en la Cámara de Diputados pasaron de 37 por ciento en 2012 a 46.6 en 2015, a 48.2 por ciento en 2018 y a la paridad perfecta en 2021. Se trata, insisto, de una lógica progresiva como, por cierto, la que ha nutrido todas las conquistas en clave democratizadora a lo largo en esta transición política.
En el Senado, por su parte, pasamos de 32.8 por ciento de mujeres senadoras en el 12, a 49.2 en 2018. Desde 2015, la paridad legislativa se ha impuesto en la totalidad de los congresos locales, e incluso en algunas entidades las mujeres legisladoras superan el número de los legisladores varones.
Con el apoyo de quienes integran este Observatorio, no solo hemos garantizado la paridad en todas las candidaturas, lo que está mandatado en la Constitución, sino que establecimos mecanismos para asegurar la paridad en la representación política, son dos cosas distintas, y acciones afirmativas para fortalecer la inclusión en la Cámara de Diputados.
Los trabajos realizados por las instituciones y organizaciones que integran este Observatorio permitieron que, de cara a las elecciones del 18, se conformara lo que ONU Mujeres ha denominado como la fórmula mexicana de impulso a la paridad, que ha sido un referente en América Latina, y que se ha ido perfeccionando con las decisiones tomadas para el registro de candidaturas en 2021 y en varias elecciones locales, como ya lo mencionaba tanto la consejera De la Cruz como el Magistrado Reyes Rodríguez.
Gracias a las acciones afirmativas impulsadas en las elecciones federales del año pasado se lograron 65 diputaciones federales, para que la diversidad y la inclusión se escuchara también en la Cámara de Diputadas y Diputados en los siguientes términos: 36 de personas pertenecientes a pueblos y comunidades indígenas, 11 de migrantes, ocho personas con discapacidad, seis personas afromexicanas, y cuatro de diversidad sexual.
Todos estos son logros que vale la pena celebrar, pero son logros eventualmente efímeros si no se consolidan y no se estabilizan.
Como dijimos en su momento, cuando se alcanzó la paridad, el primer, el desafío no era lograr la paridad, sino que en los ciclos electorales siguientes, o en los ciclos políticos siguientes, la misma se concretara y se consolidara.
Y la discusión sobre estas medidas que hemos tomado está abierta, el propio Tribunal nos ha ordenado, por ejemplo, en términos de la auto adscripción calificada, término complejo de asir y de aterrizar, pero que es el término normativo que hoy tenemos, por ejemplo, para los pueblos y comunidades indígenas, el INE tenía que emitir una serie de lineamientos, que estamos en procesos justamente de cumplimiento de elaboración, para poder regular esta compleja figura hacia el futuro y evitar que la calificación que se pide a la auto adscripción pues no sea también un mecanismo para burlar el espíritu de la propia ley; como algunos casos lamentables nos lo han ilustrado.
Más aún, las decisiones tomadas por el INE y por el Tribunal Electoral para que la paridad en todo incluyera el conjunto de candidaturas en disputa, hoy tenemos siete mujeres que encabezan los ejecutivos locales, es decir, tenemos el mayor número de mujeres gobernadoras de nuestra historia, y ese número con las elecciones de este próximo 5 de junio tenderá a crecer.
Finalmente, de cara a las gubernaturas, insisto, que se disputarán el próximo junio, permítanme poner dos datos adicionales.
El primero, es que en estos momentos hay más mujeres que hombres registrados como candidatas en disputa de dichas gubernaturas, lo que muestra cómo los criterios que hemos asumido para impulsar la participación política de las mujeres están impactando en la forma en la que se recrean las elecciones, las decisiones que toman los partidos políticos y, en consecuencia, la convivencia en clave democrática.
El segundo dato es que llama la atención cómo las estrategias de los partidos se van planteando, mientras que en Aguascalientes todas las candidatas a la gubernatura son mujeres, en Tamaulipas todos los contendientes son hombres.
Concluyo, ciertamente el México que hoy tenemos, el que hemos ayudado a construir con las reflexiones de este Observatorio y las decisiones que hemos tomado las instituciones y organismos que lo integramos, permiten afirmar que nuestro país es, con cualquier indicador que se le mida, mucho más incluyente y paritario que el que teníamos en 2014, pero nos falta mucho camino por recorrer para consolidar la democracia sustantiva que queremos.
La violencia política por razones de género se incrementó a la par de la participación de las mujeres, las diferentes formas de violencia que experimentan ellas cuando acceden a los cargos públicos también, las dificultades que hemos afrontado para lograr la paridad en los municipios.
Que sigue siendo una asignatura pendiente, hoy en los municipios solamente el 27 por ciento son encabezados por mujeres, y la violencia cobarde e inaceptable hacia las mujeres que se replica en las redes sociales son sólo algunas de las asignaturas pendientes sobre las que tenemos que reflexionar en este Observatorio y proponer decisiones para su erradicación.
Estoy convencido de que las sesiones de este Observatorio, como la que hoy estamos iniciando, seguirán contribuyendo a resolver la problemática de discriminación y violencia que viven las mujeres y los distintos grupos en condiciones de vulnerabilidad.
La lógica del Observatorio es clara, generarnos a las autoridades electorales contextos de exigencia para seguir avanzando en los logros que hasta ahora hemos tenido y consolidarlos hacia el futuro.
Confío en que el compromiso con la causa de la igualdad y la inclusión seguirán siendo un motor para que las sesiones de este Observatorio sigan apuntalando la conformación de la democracia sustantiva, de sanación 50-50 que todas y todos queremos para este país.
Termino diciendo, y augurando los mejores deseos, estoy seguro de que los tendremos, y que de aquí, de cara a las fechas por venir, sin lugar a dudas, saldrán no solamente ideas, sino las rutas que iluminarán el trabajo, estoy seguro, que tendremos como autoridades electorales que seguir tomando hacia adelante.
Muchísimas gracias y sin más, sin ninguna formalidad adicional, pues, adelante con los trabajos, queda inaugurada esta sesión del Observatorio y, de nueva cuenta, muchas gracias a todas y todos por su presencia y sus contribuciones.
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