VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN LA FIRMA DE CONVENIO DE COLABORACIÓN BILATERAL CON EL TRIBUNAL SUPREMO ELECTORAL DE GUATEMALA
Muchas gracias, muy buenastardes a todas y todos.
Es un verdadero honor recibir a los representantes del Tribunal Supremo Electoral de la República de Guatemala y, en particular, a su Magistrado Presidente, el doctor Ranulfo Rafael Rojas, en esta que es la casa de la democracia en nuestro país.
Saludo con mucho afecto a mi colega la Consejera Norma De la Cruz, presente virtualmente en esta ceremonia, así como a las y los funcionarios del propio Instituto Nacional Electoral, en primera instancia los miembros de la Coordinación de Asuntos Internacionales encabezada por el licenciado Manuel Carrillo.
La renovación del Acuerdo de Cooperación Técnica Bilateral entre el INE y el Tribunal Supremo Electoral de Guatemala que concretamos el día de hoy es una oportunidad para ratificar que la cooperación técnica internacional, bilateral y multilateral, ha sido una herramienta muy útil para el desarrollo y fortalecimiento de las democracias en nuestra región, de todas las democracias.
De hecho, desde mi perspectiva ha sido virtuoso que la cooperación técnica internacional nos haya acompañado, como ya se mencionaba a lo largo de casi tres décadas para contribuir a materializar el anhelo democratizador de nuestras naciones.
En este periodo, han sido múltiples y cada vez más complejos los desafíos que hemos enfrentado para consolidar la vía electoral como el único mecanismo legítimo para disputar los poderes públicos y elegir a nuestros gobernantes y legisladores.
De hecho, si revisamos el mapa de la región podemos decir orgullosamente que en este lapso de tres décadas nuestras sociedades y las autoridades electorales del continente, con el respetuoso apoyo de los diferentes mecanismos de cooperación técnica internacional, logramos diseñar los procedimientos que permitieron prácticamente erradicar a los gobiernos autoritarios de América Latina y que el voto se convierta en la única vía legítima de acceso al poder en esta parte del mundo.
Pero, como todo vemos, la convivencia democrática es dinámica y las democracias mismas no sólo avanzan necesariamente en la ruta de su consolidación. Los desafíos democráticos de finales del siglo XX y los que enfrentamos en esta, segunda ya, tercera década del siglo XXI, no son los mismo.
Los desafíos de la ola democratizadora tenían por objeto instaurar sistemas democráticos y que nuestras autoridades y gobernantes surgieran de las urnas y nada más de ellas.
Ahora, después de más de tres décadas de vivir en democracia los retos son distintos, las crisis de los partidos políticos y de los parlamentos, instituciones básicas sin las cuales es impensable asumir una democracia, y los insuficientes resultados generados por los gobiernos elegidos democráticamente, las promesas incumplidas de la democracia, cuestionan a la democracia e incluso a sus instituciones.
La posverdad que se expande en la era digital, el uso de las redes sociales para difundir falsedades o desinformar, la polarización aderezada con la intolerancia que vemos caracteriza la conversación pública, claramente empañan la convivencia democrática y a todos estos nuevos retos debemos sumar que la pandemia de COVID-19 ha venido a agravar la percepción de promesas incumplidas de nuestros regímenes democráticos.
No es una casualidad que en el informe más reciente del Latinobarómetro la satisfacción con la democracia esté en su segundo peor momento desde que inició dicha medición. En efecto, mientras la satisfacción con la democracia en 1995 era del 58 por ciento en nuestra región, como promedio en nuestra región, en 2020 dicha satisfacción apenas alcanzó el 49 por ciento, un punto más del nivel más bajo experimentado en la región en 2018.
Pero no puede hablarse de una recuperación de esa confianza todavía, es por ello que en el INE hemos venido insistiendo en dos temas: en que malos vientos corren para la recreación de las democracias y que no perdamos de vista que toda democracia evoluciona en una ruta de doble sentido; es decir, de un lado se avanza hacia su perfeccionamiento y poco a poco hacia una democracia, podríamos decir sustantiva. Pero en el sentido inverso esa ruta puede ser regresiva y podría llevarnos de nuevo hacia regímenes con caracteres, con genes autoritarios que tanto hemos querido erradicar.
En ese sentido, es importante mencionar que, si se revisa lo vivido por las naciones latinoamericanas que han expresado retrocesos en materia democrática, un hecho es claro, que ese retroceso empieza con el debilitamiento y la cooptación y, al final, subordinación de las autoridades electorales.
Dicen algunos expertos que en el mundo actual las democracias están siendo vulneradas desde adentro. Personalmente yo creo que es la apatía, la inacción, el inmovilismo y, especialmente, el asumir que las democracias se defienden solas como los factores que más merman la fortaleza de nuestros sistemas democráticos, para decirlo en pocas palabras: la vía democrática se debe defender desde todos los ámbitos y en todo momento.
Por ello, la democracia también debe fortalecerse, defenderse desde las instituciones creadas para su recreación y en la conversación pública para evitar que la posverdad distorsione los hechos y las verdades jurídicas. Por ello celebro el encuentro de hoy y el acuerdo de colaboración bilateral, hoy renovado, que estamos refrendando con nuestros amigos, con nuestros socios estratégicos que representan el Tribunal Supremo Electoral de Guatemala.
Este convenio nos permitirá generar sinergias para realizar actividades conjuntas que favorezcan el cumplimiento de las actividades que tenemos asignadas por mandato de ley en nuestros respectivos países, y a través de ello podremos contribuir a la consolidación y fortalecimiento de las instituciones electorales que representamos y así de las democracias que nos toca garantizar.
Específicamente en el acuerdo que suscribimos estamos planteando la colaboración en materia de mecanismos de actualización del registro de electores, fiscalización del dinero invertido en las contiendas electorales, el voto desde el extranjero, y estrategias de fortalecimiento institucional que nos ayuden a enfrentar de mejor manera los nuevos retos, particularmente los retos que supone la comunicación pública de nuestras actividades y de combate a la desinformación a través de información de nuestros sistemas electorales.
Permítanme concluir señalando que los riesgos de involución de la democracia siempre están latentes, y que esos riesgos se agravan por dos fenómenos: la ya mencionada polarización; la ya mencionada post verdad que se difunde en distintos medios y particularmente en los nuevos mecanismos de comunicación que caracterizan la discusión pública en nuestros días.
Y, en segundo lugar, ante las consecuencias de una pandemia que está mermando, que ha mermado la convivencia pública, que ha debilitado el tejido social y la economía de nuestras naciones; hoy el desafío es que la reconstrucción de ese ámbito de convivencia traiga consigo el fortalecimiento de la democracia.
Ante ello, las autoridades lectorales tenemos la responsabilidad de seguir perfeccionando nuestros procedimientos para ser cada vez más eficientes, así como la obligación de comunicar, tanto como sea necesario, nuestras decisiones, nuestras actuaciones, para poder hacer pedagogía pública respecto de la vida democrática.
No sólo durante los procesos electorales, sin duda en ellos, y de cara a los mismos; sino en todo momento para evitar que los avances democráticos sean distorsionados, contribuyendo con ese propósito al desarrollo de una ciudadanía cada vez más informada y, por lo tanto, cada vez más comprometida con la defensa y recreación de la democracia.
Muchísimas gracias, Presidente, por favor, transmita los saludos de los integrantes del Consejo General del Instituto Nacional Electoral, de todo su cuerpo directivo, a los miembros del Tribunal Supremo Electoral de Guatemala, con la convicción de que el trabajo que hoy estamos suscribiendo será en beneficio recíproco; así siempre hemos asumido la cooperación internacional, y sin lugar a dudas en este caso concreto, para beneficio, tanto de la República de Guatemala como de nuestro país.
Muchísimas gracias por la confianza.
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