VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DE LA CONSEJERA DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), NORMA IRENE DE LA CRUZ MAGAÑA, EN LA SEGUNDA MESA DE DIÁLOGO: DERECHOS POLÍTICOS Y ELECTORALES DE LAS MUJERES JÓVENES
Muchas gracias.
Bueno, soy Norma Irene De la Cruz Magaña, ahora Consejera Electoral del INE. Feminista desde muy joven y participando en estos procesos políticos y de transformación al país. Y bueno, aquí estamos ¿no? Bien humilde, es que esa es la cosa, compañeras, tenemos que reivindicar nuestra historia en la participación y en lo que hemos ido construyendo.
Y bueno, muchísimas gracias, perdón por las dificultades técnicas.
Buenos días, Gloria.
Buenos días también, Berenice.
Me da mucho gusto participar aquí.
Y bueno, también espero que esta mesa de diálogo, que es parte de estas actividades conjuntas que estamos llevando, logremos incentivar a las juventudes, sobre todo a las mujeres, a participar en este primer concurso nacional.
Y que nos compartan, por el medio que ustedes decidan, ya sea ensayo, o cuento corto, crónica, compongan alguna, hagan alguna composición musical, canción, lo que sea, un TikTok, lo que sea, nos gustaría, queremos que participen, que nos compartan sus ideas, sus reflexiones, sus puntos de vista y, sobre todo, sus exigencias como parte del ejercicio de la ciudadanía.
Y bueno, para hablar sobre los derechos político-electorales de las mujeres jóvenes, quiero empezar con un recordatorio, es cierto, o sea, hace 68 años, en este país las mujeres no podíamos votar, no podíamos ser electas, no gozábamos de la misma calidad de ciudadanía que los hombres, no se nos reconocía ni como ciudadanos. ¿sí? O sea, esto.
Y qué fue logrando esto, que efecto tuvo esto. Pues se fue pensando que era natural que los espacios de decisiones solo son para los hombres, no para las mujeres, se naturalizó, se hace costumbre que solo viéramos hombres tomando decisiones de interés para toda la sociedad porque sólo los hombres podrían ocupar esos puestos de representación popular y poder político, no sólo se incluía a las mujeres, también se incluía a las mujeres jóvenes en estos espacios de política formal.
Algunas personas que nos están escuchando tal vez piensen que esto sucedió así hace mucho tiempo que, en la época de su abuelita, no bueno, pero no hace tanto tiempo, de nuestros papás.
Y esto no ha sido, y esto no es parte del pasado, o sea, aunque actualmente tenemos los mismos derechos para participar en los asuntos que nos interesen no siempre ha sido así y en términos formales, aunque en el 53 se reconocen el artículo 34 que mujeres y hombres somos ciudadanos de la República, o sea en el 53.
Sin embargo, en los hechos no ha sido fácil para las mujeres y, menos aún, para las jóvenes ejercer los derechos político-electorales porque persisten una serie de mecanismos que discriminan, violentan y obstaculizan sobre todo a las jóvenes su derecho a participar en la política en condiciones reales de igualdad. Porque una cosa es participar, pero también que tengamos condiciones de igualdad.
Y bueno, también entre esos mecanismos de discriminación destacan los que conocemos como estereotipos de género.
Los estereotipos de género siguen estando muy arraigados en nuestro lenguaje cotidiano y en nuestras interacciones sociales, por lo que suelen pasar desapercibidos.
Los estereotipos son generaciones que se hacen o que hacemos sobre las personas por el hecho de pertenecer a determinado grupo social, con lo cual se obstaculiza, o sea, conocer la diversidad que en realidad existe, por ejemplo, en las mujeres. O sea, no por ser mujeres a todas nos gustan las mismas cosas, tenemos las mismas habilidades, otras no sé cuáles.
Sin embargo, desde una mirada estereotipada, se piensa por ejemplo que las mujeres somos mejores cuidadoras o que a las mujeres no nos interesa participar en política o que, menos si se es joven y esto es un ejemplo estereotipado, de estereotipos de género, los cuales no pretenden detallar, eso es importante, no pretenden detallar un estado de cosas, sino definir qué roles debemos cumplir una persona por el hecho de ser mujer o ser hombre, además de ser parte de un grupo social determinado, por ejemplo ser joven, ser indígena, vivir en una comunidad rural, tener alguna discapacidad, ser migrante, o tener una orientación sexual e identidad de género distinta al cisgénero heterosexual. En fin, una diversidad.
Entre los efectos por demás negativos que conlleva la vigencia de estereotipos de género en el ejercicio de los derechos políticos y electorales de las mujeres jóvenes, es que, en los hechos se limitan sus oportunidades sobre la base o en razón del género.
Es decir, sólo por el hecho de ser mujeres, no en atención a sus habilidades o capacidades personales o individuales y con ello se termina por relegar a las jóvenes a una mínima participación en los espacios de política formal.
Me refiero a los procesos electorales, a la militancia en los partidos políticos, a la aspiración legítima de ser candidata a un puesto de elección popular y no sólo acceder al cargo, sino también poderlo ejercer.
Como botón de muestra sobre la prevalencia de estereotipos de género en el ámbito político-electoral, podemos consultar algunos datos de la Encuesta Nacional de la Cultura Cívica (ENCUCI) del 2020. 2020, eh.
Ésta es realizada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, por el INEGI y el INE, y es para recabar información relevante sobre los valores y prácticas de los y las ciudadanas en los asuntos públicos, así como conocer las características de la cultura cívica y el ejercicio de la ciudadanía, de las y los mexicanos, a fin de diseñar estrategias para promover la participación política.
Esto fue en el 2020 ¿ok?, y uno de estos resultados, nos dicen que, del total de personas encuestadas, fíjense, 15.5, dijo estar muy de acuerdo y el 16.1 por ciento, algo de acuerdo, en que la familia de las mujeres debe decidir si ellas pueden participar en la política.
También, 5.1por ciento de las personas, dijo estar muy de acuerdo y 14.6 por ciento, algo de acuerdo en que los hombres están mejor calificados para ser líderes políticos que las mujeres.
Además 3.3 por ciento, dijo está muy de acuerdo y 7.9 por ciento, algo de acuerdo en que la mayoría de las mujeres no tienen educación o habilidades políticas, por los que un hombre debe decidir por ella.
Entonces, revisen estos datos y distinguiendo las respuestas de hombres y mujeres, por eso es importante segregar los datos, se observa que aumenta el porcentaje de hombres que están de acuerdo con esas ideas.
Y esto es un dato relevante, porque nos debe llevar no sólo a la reflexión sino a la acción, a impulsar acciones que contribuyan a la sensibilización social, a comprender y defender el sentido de la igualdad sustantiva.
El derecho que tenemos todas las personas, especialmente las jóvenes, a desarrollar sus proyectos de vida en libertad, sin violencias ni discriminación, desde una óptica de su presente, no la idea tradicional de pensar en las juventudes como si su sentido de vida sólo se entendiera a futuro.
“Construir el futuro”, se suele decir.
En este sentido, también hay datos positivos que vale la pena destacar. En esta misma encuesta se observa que el 91.7% de las y los jóvenes de 18 a 19 años a nivel nacional manifestaron estar muy de acuerdo en que los hombres y las mujeres deben tener las mismas oportunidades de participar en todas las áreas del gobierno y también un 81.2% de este mismo grupo de edad, dijeron estar de acuerdo en que en las elecciones debe haber el mismo número de mujeres y de hombres como candidatos.
De hecho, este grupo etario destaca por sus opiniones favorables en materia de igualdad de género, en comparación con grupos de mayor edad. Asimismo, con base en los datos disponibles se observa que contrario a la idea estereotipada de que las mujeres jóvenes no les interesa la política, la realidad es que las mujeres tienden a participar más que los hombres.
Por ejemplo, en el estudio muestral sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2018 del INE, se identificó que la participación de las mujeres fue superior a la de los hombres en casi todos los grupos de edad. La brecha más amplia se observó en los grupos de edad que van desde los 25 y hasta los 44 años, con alrededor de 12 puntos porcentuales de diferencia.
Y esta tendencia de participación parece ser consistente en los procesos electorales del presente milenio. También destaca la participación de las mujeres jóvenes como funcionarias de casilla el día de la elección y como observadoras electorales.
El déficit sigue estando en su participación como candidatas a cargos de elección popular, así como la designación de puestos de toma de decisiones y esta situación tiene que ver con múltiples resistencias y barreras institucionales, de los partidos políticos y diversos actores sociales que limitan y restringen no sólo su participación, sino también, el reconocimiento de sus liderazgos en la esfera política electoral.
Hablar sobre los derechos políticos electorales de las jóvenes es un tema muy amplio y por ello espero que este primer Concurso Nacional de Ensayo Vivencial, Cuento Corto, Crónica y Composición Musical, Por Juventudes Incluyentes y Ciudadanas, sea un espacio que las y los jóvenes lo vean como suyo y decidan compartirnos sus propuestas sobre éste y los demás temas que versan en tono a los derechos de las juventudes.
Muchas gracias.
(Primera ronda de preguntas)
Consejera Electoral del INE, Norma Irene De la Cruz Magaña: ¡Ah! Esa es una pregunta, es una pregunta filosófica, porque en serio, hablamos de qué es ser joven y dónde, qué es ser joven. O sea, cuando eres madre a los 13 años ¿eres todavía joven?
O sea, cuando, o sea, no sé, cuando tienes que trabajar desde los cinco años, cuando llegas a los 12 y llevas siete años trabajando ¿eres joven? Entonces, también esto de la transversalidad, ¿no? Porque efectivamente, hablabas de la diversidad y también incluso el mundo que vivimos nosotros los jóvenes.
Yo pienso también cómo muchas de estas cosas que no teníamos claro o que para mí no me quedaba claro cómo nombrarlas, cómo poder identificarlas. Yo recuerdo y aquí podría ser hasta contradictorio porque el señor era bien machín ¿no?
Leyendo a Octavio Paz a los 13 años, “El laberinto de la soledad”, sabes que para mí fue una cosa reveladora porque me permitió nombrar, o sea eso que no me gustaba se llamaba patriarcado. Que las respuesta, esa cosa de tenerlos, las herramientas que te permitan, primero, como explicarte dónde estás y que a dónde vas.
Ser joven en los años 90 cuando, bueno yo estoy en el CCH y había una diversidad, o sea, de venir de un sistema escolarizado que tienes prefectos y cada hora te están checando a un espacio donde era muy diverso, donde todo es posible ¿no?, y además te decían no, no, aquí tu organizas tu conocimiento; esto, chicos, es cuando había cuatro turnos en el CCH, ahora ya no se hace.
Eso de tener el espacio de poder lograr, de encontrar colectivos. A mí, por ejemplo, el hecho desde tener estos espacios de participación, de organización, los colectivos feministas, los colectivos estudiantiles fueron espacios, pero nosotras ya teníamos esta vena.
Y a veces era, o sea, yo recuerdo que era la autoorganización, la autogestión y esta necesidad de que las cosas tienen que cambiar; todavía, a veces, una no tiene claro hacia dónde, ¿no?, pero sabe. Yo recuerdo, bien, no sé, conmovedoras con mis vecinas, cuando tenía como seis, siete años, y recuerdo que una vez una vecina me pidió ayuda para que le fuera a comprar las tortillas, porque no podía salir porque estaba golpeada.
Entonces, la cosa, esto de a muy corta edad darte cuenta de que lo que tú quieres para ti, no es lo que están viviendo las mujeres que te rodean ¿no? Estas mujeres que trabajan mucho, que tienen que estar ahí, aguantar a los maridos y luego las golpean y resulta que eso no importa si le pasaba tanto a la vecina que tenía una casota, como a la vecina que vivía enfrente, en un cuartito.
Entonces, también esta cosa de estar y luego ser mujer, ser joven, andar en las calles y que te estén acosando, que asuman que porque tu forma, o sea, porque además hay este tipo, si las formas de tu cuerpo o el color de tu piel parece, en sus prejuicios y estereotipos, es que estás más disponible. O sea, todas estas cosas que, no es cierto, esto de acostumbrarnos a que en la calle te acosen, eso no es normal, no es natural, no es aceptable.
O sea, la idea, para nosotras cuando no había, viajar en el metro, o sea, también era exponerte a que te agarrara cualquier y, además, si le reclamabas. Yo recuerdo alguna vez respondiendo con un bolsazo y te decían pues si no te gusta vete en taxi. Y el taxi me lo van a hacer mejor o qué.
O sea, como si el hecho de ser mujer y estar en el espacio público, que permitía ser blanco de este tipo de violencias, que ni son tan sutiles, ni son tan soterradas.
Que también es lo mismo el ver que cuando vas en la calle y los tipos que te gritan no es porque les gustes mucho, lo están haciendo porque pueden, porque en su concepción de hombres, de lo que es ser hombre, también y ahí van los estereotipos, también les va a marcando un comportamiento que se supone que tienen que hacer, y parte de ser hombre es estar gritando, y esas cómo van cambiando.
A nosotros, obviamente desde esto que platicaba Berenice, de estar en reuniones donde eres la única mujer, y además te lo dicen en tu cara “tú chamaquita, ¿me vienes tú a mí a decir qué voy a hacer?” “pues sí, con la pena”, y de repente dices, bueno, nosotras que nos sentimos con la herramienta, porque leímos, leemos, discutimos participamos políticamente, nos enfrentamos con esas situaciones. Y muchas de ellas en el momento no las supimos identificar o gestionar, y también nos creímos este discurso de que nosotras éramos responsables.
Entonces ha sido, y la otra cosa que sí puedo decir en esta transición de la juventud a la edad adulta, suponiendo hasta los 29 ¿no?, pero, imagínense todo lo que hemos visto, desde el 90, hasta que tenía 15, hasta que llegué a los 29, cambiaron muchas cosas en esta ciudad, en nuestro país, hasta tener el derecho en la ciudad de poder decidir si tienes hijos o no, interrumpir.
O sea, hay una serie de proyectos y de peleas por derechos, también, para acceder, que llevamos atrás, ¿no? ¿Qué no ha sido fácil? Pues no; yo lo pienso, y de repente dices, cosas que hacíamos cuando yo iba al CCH, no sé si podría hacerlas ahora por la inseguridad, por ejemplo. Por el riesgo de ser mujer ¿no?
Gracias.
(Segunda ronda de preguntas)
Consejera Electoral del INE, Norma Irene De la Cruz Magaña: Pues mira, es que, yo creo que es bien interesante, yo creo que algo que sí estamos viendo es estas formas de activismo que las mujeres jóvenes en los últimos años han tomado.
No es que antes no lo hiciéramos, o sea, pero sí considero que hay algunas partes novedosas, ¿no?, y también tenemos, bueno, eso es, por un lado.
Pero yo creo que hay como este lugar del acceso a los espacios, en dónde, o sea que aquí hay participación política, porque efectivamente tu puedes, espacios de participación , de organización desde tu comunidad donde estas, desde tu escuela o si vas a participar en un partido político, o incluso, algo también que se están notando son estas causas que logran cohesionar jóvenes de diferentes estratos con diferentes condiciones pero tienen causas que los identifican, que las identifican y las motivan ¿no?
Entonces, decir, bueno, decir, yo creo que aquí tenemos que ir, yo creo que, lo que quiero elaborar en el sentido es de cómo, o sea es que la participación de las y los jóvenes no está limitado a un espacio, ¿no?, el espacio de los y las jóvenes son todos los espacios, ellos son parte de la vida pública y tiene que ser parte de las decisiones, porque, además, estamos en este, cuando pensamos.
Digo, en este país, ahorita el INEGI nos decía el año pasado que la esperanza de vida entre hombres y mujeres, o sea, para mujeres es 78 años, para hombres es 72.
78 años, o sea, que las mujeres que ahorita están, que acaban de cumplir 18 años, 20 años por lo menos van a votar, por otros, en seis elecciones Presidenciales, en seis elecciones para las cámaras de senadores, 12 congresos, súmenles las gubernaturas, los ayuntamientos.
O sea, si ven, todas las políticas que se están decidiendo en este momento tienen un efecto en los jóvenes y en su vida en los años que siguen y, sin embargo, no hay una integración. Entonces sí tendríamos que pensar, uno, todos los espacios son espacios propicios para la participación de los jóvenes y las jóvenes.
Es decir, tenemos que considerar si todas las juventudes, la diversidad tanto de las mujeres jóvenes, de las y los jóvenes, porque no todo, no es homogéneo y a veces algunas de estas políticas que parte de la idea de que los jóvenes o las jóvenes son un grupo homogéneo y entonces una política pública va a tener un efecto, pues tiene un efecto en algunos, porque no estamos tomando esta riqueza y esta diversidad.
¿Hacia dónde vamos?
Yo creo que es muy, a mí me entusiasma mucho cuando ves todas estas, por ejemplo, el activismo y las cosas tan interesantes que se van a venir en los próximos días porque están reinterpretando y están posicionando de esta lucha, no sólo es de ejercer sus derechos, sino de ampliar sus derechos ¿no?, o sea todos estos que ya tienen y todo lo que falta por concretar.
Entonces sí, yo creo que no nos toca a nosotros decirles cómo lo están haciendo, sino, más bien, adelante, ¿no?, sí hay que diversificarnos, sí hay que entrar en los debates, es importante porque van a buscar, porque ustedes son los que, ustedes son las que van a mantener y a sostener el país en los años venideros. Así que, sí considero que tendríamos que estar en todos los espacios y sí con una visión también integral para que pueda exactamente eso, incluir a todas estas juventudes que forman el país en su diversidad.
Gracias.
(Tercera ronda de preguntas)
Consejera Electoral del INE, Norma Irene De la Cruz Magaña: Gracias.
Es que son varias cosas. Yo creo que, es que me toca varias fibras, porque aquí de repente vemos que, por ejemplo, los estereotipos. O sea, todavía esta idea de que a las mujeres, el espacio, que si se les llega es porque su relación con un hombre o porque son la prima o porque…
Yo creo que ahí sí es algo que tenemos que revisar. Nosotros mismos, nosotras mismas. Hay esta idea y éste es un estereotipo de que las mujeres en política están menos calificadas.
Entonces, nada más ahí les recomiendo que se echen, si tienen oportunidad, revisen el reporte que hizo la red de candidatas el año pasado en este proceso electoral y ahí nos dice, por ejemplo, que, de las candidatas a diputadas, o sea las mujeres, tenían más altos grados académicos, están mejores educadas.
Pero esa información no sale. Aquí nos dicen: ¿cómo podemos hacer para que en aquellas comunidades lejanas y herméticas? Es que esta condición, esta situación, se presenta en todos los aspectos de la vida social. Los partidos políticos, las instituciones son fractales también de esta sociedad.
Entonces, me dicen: “ay, es que las comunidades allá lejanas”. Mira, aquí mismo, en la Ciudad de México cuando tienes a dirigentes de partidos políticos que te dicen que imagínate que llegaran gobernadoras, que no estén capacitadas, imagínate, ¿no?
¿Por qué? Porque lo que tenemos y aquí va la parte de la institución, porque efectivamente, o sea nos dicen “es que ya desde el 2014 tenían que hacerse nominaciones paritarias”.
Digo, para que llegáramos a eso ha sido una gran batalla y todo esto ha sido porque encontramos siempre maneras de darle la vuelta, porque, aunque dice que paridad en todo, ¿no?, ahí tenemos en la reforma del 2019, para el Senado no era claro que paridad en todo es en todo, en todas las instituciones de representación y de decisión del Estado Mexicano.
Porque además es un principio constitucional, pero no quedó claro. Tan no quedó claro y no es que las acciones afirmativas se tienen que hacer porque las mujeres no pueden, no.
Porque estamos enfrentándonos a condiciones estructurales históricas de desigualdad y el ejemplo de las candidaturas a gubernaturas el año pasado, ahí nos dice, claro que funcionan, porque miren, en 57 años de voto de la mujer, sólo siete mujeres fueron electas; al hacer esta medida donde tuvimos que, los partidos se vieron obligados a nominar mujeres, o sea, ya vimos que ahora ya en una elección logramos seis mujeres electas.
Entonces, no sólo es que la ley dice que tenemos los derechos, no, tenemos que aplicarlos.
Miren, el año pasado cuando en el Consejo General, por primera vez, tenemos cinco mujeres y hay una masa crítica y hay muchas cosas que no se habían podido materializar. O sea, sí necesitamos una masa crítica y entre ellos pues sacamos la Tres de Tres, los lineamientos para los partidos políticos.
¿Ustedes creen que en el 2020-2021 tendríamos que decirles a los partidos políticos que deben dar recursos a sus candidatas? Pues uno pensaría que no, pero sí lo tuvimos que hacer y tuvimos que decirles que por lo menos tenían que dar el 40 por ciento, por lo menos, era el piso, y aun así tuvimos, sobre todo, mujeres a nivel municipal que no les dieron los recursos económicos.
Entonces, no es sólo que ya dice la ley que somos iguales, no, necesitamos hacer estos mecanismos para evitar que sea una simulación al ejercicio de derechos.
Entonces, obviamente sí se necesita también, tenemos otra cosa, por qué ahora –eso que decía que, pues ganan las mujeres y se suben los suplentes-, pues eso lo tuvimos que cambiar porque pasaba.
Ahora, si vas como candidata tu suplente es una mujer. O sea, todas estas pequeñas medidas que dirían, ¡que exageradas! ¡No! Porque esto es histórico y nos lleva a un ejercicio constante de deconstrucción, de estar analizándonos, cómo usamos el lenguaje, cómo lo nombramos, cómo nos relacionamos, cómo hacemos que esto se aplique.
Igual, cuando hablamos de que esta idea de decir es que las mujeres que participan en política. El año pasado, aquí en México tenemos estas reformas que reconocen la violencia política contra las mujeres en razón de género como una modalidad de la violencia y que obviamente tenemos que (falla de transmisión)
Yo le quiero agradecer la oportunidad de escuchar y compartir (falla de transmisión).
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