Muchas gracias, Andrea.
Muchas gracias a todas y todos por acudir a este importante seminario, un seminario de balance como suele ocurrir elección tras elección, un seminario también de prospectiva.
Someter al análisis de la academia un proceso electoral, la actuación de sus autoridades, de los actores políticos siempre es fundamental en esta lógica de mejora continua de nuestro propio sistema electoral.
Y muchas gracias, mi querido y admirado Salvador, por el trabajo realizado, por tus palabras ahora iniciales, pero, sobre todo, por tu compromiso democrático que como mexicano, pero también, como latinoamericano quiero aquí refrendar y reconocer.
Una de las fortalezas del sistema electoral mexicano que millones de ciudadanas y ciudadanos han convenido construyendo y respaldando con su voto cada elección durante los últimos 30 años es la posibilidad siempre abierta de que la ciudadanía participe activamente en el proceso electoral en diferentes etapas y bajo distintas modalidades, incluso más allá del voto.
En México, como sabemos las y los ciudadanos se involucran de forma activa en las elecciones, desde las etapas de preparación de la Jornada Electoral.
Meses antes del día de las elecciones, millones de personas se alistan para formar parte del ejército cívico-democrático de funcionarias y funcionarios de casilla recibiendo la capacitación correspondiente que el INE diseña y que miles de capacitadoras y capacitadores instrumentan a lo largo y ancho del país.
Durante la Jornada Electoral, de nueva cuenta, millones de ciudadanas y ciudadanos, ahora erigidos por las leyes como autoridades electorales, reciben el voto de sus vecinos y vecinas en las casillas y cuentan sus sufragios.
En una Jornada que suele ser extenuante, la ciudadanía expresa su compromiso cívico haciéndose cargo del momento culminante de la democracia, cuando se ejerce el derecho al voto libre y secreto y asumiendo la sensible responsabilidad de garantizar la máxima democrática de una “persona un voto” en el proceso de escrutinio y cómputo.
El ejercicio mismo del sufragio es una muestra más de la participación activa de la ciudadanía en las elecciones de nuestro país, y que en este 2021 alcanzo, por cierto, uno de los niveles más altos para una elección intermedia, casi el 53 por ciento, 52.6 por ciento de participación, sólo superada por la elección de 1997, pero, en pocas palabras, tuvimos la participación más alta en una elección intermedia en lo que va de este siglo.
Si por estas formas de participación e involucramiento cívico fueran menores o escasas, el sistema electoral mexicano también ha constituido la observación electoral como uno de sus pilares de organización y robustez institucional.
En efecto, en cada elección miles de personas en lo individual o por medio de organizaciones civiles, comunitarias o académicas, se organizan para dar seguimiento y vigilar aspectos puntuales en las elecciones.
Desde los albores del nacimiento de nuestro modelo electoral, la organización y vigilancia ciudadana de las elecciones ha sido parte de su basamento institucional e incluso condición de su legitimidad como mecanismo de renovación del poder público, especialmente en los primeros años de funcionamiento de nuestro sistema electoral. Pero todavía hoy lo siguen siendo.
Por ello, el seminario que hoy da inicio debe ser motivo de orgullo y satisfacción para todas las personas de instituciones que, desde el ámbito académico han participado como observadores en el proceso electoral de este año, aprovechando la oportunidad que ofrece el Fondo de Apoyo a la Observación Electoral.
El Fondo fue concebido como un punto de convergencia entre la finalidad del INE de fomentar la educación cívica y fortalecer a cultura democrática y, el derecho de las y los ciudadanos mexicanos a participar como observadores y observadores en los procesos electorales.
Por lo trabajos a los que se ha convocado este año, el Fondo cumple de nueva cuenta su mandato original, instrumentado de forma ininterrumpida desde 1994 como mecanismo institucional que brinda asistencia técnica y apoyo financiero a organizaciones de la sociedad civil y centros académicos nacionales para el despliegue de sus capacidades, vocación e interés en la observación de las elecciones en México.
En los comicios de este año, el fondo de apoyo a la observación electoral fue posible también gracias al trabajo profesional y dedicado del Instituto Interamericano de derechos humanos a través de CAPEL, en su centro de asistencia y promoción electoral, institución que cuenta con una sólida experiencia en materia de observación electoral en todo el continente americano y con la que el INE, ahora y antes el IFE, ha tenido una larga trayectoria de colaboración.
Agradezco a CAPEL y especialmente a José Thompson, Santiago C. Thompson, su director por los trabajos de instrumentación de este fondo. Los logros de este mecanismo de impulso a la observación electoral en México son posibles en gran medida gracias al profesionalismo de CAPEL y de su director. Muchas, muchas gracias a ellos.
Es necesario e incluso sería complejo por los límites de tiempo que me han sido asignados hacer un recuento de las conclusiones de investigación que esta mañana presentarán los seis centros académicos seleccionados por un comité de evaluación internacional para ser apoyados por el fondo.
Pero me gustaría mencionar algunos de los rasgos comunes que es posible identificar entre los estudios elaborados por dichos centros académicos a partir de una primera lectura de sus informes de observación electoral en los comicios de este año.
El primer dato a señalar es que existe una notable y estimulante pluralidad y diversidad, de aproximaciones teóricas conceptuales y metodológicas. Eso habla también de alguna manera de la pluralidad que algunos se pretenden negar que constituye, que caracteriza a la sociedad mexicana.
La nación, como lo dije el viernes cuando tuve el privilegio de ser invitado a dialogar con la Cámara de Diputados, la nación mexicana nos incorporar a todos en nuestra diversidad, pluralidad y riqueza de diferentes posturas políticas e ideológicas. Quien pretenda lo contrario, simple y sencillamente, hace un análisis desde perspectivas autoritarias y autocráticas.
Desde el análisis de big data realizado por Signa Lab del ITESO y el enfoque metodológico aplicado a las redes sociales por parte de CEIICH UNAM, pasando por el análisis econométrico aplicado por el ITAM, hasta la metodología mixta del estudio de la Universidad Autónoma de Chiapas y el enfoque participativo de una parte importante del PUEDJS, del Programa Universitario de Estudios de Democracia, Justicia y Sociedad, los trabajos que se presentarán en este seminario dan cuenta de una riqueza analítica y metodológica significativa.
Esta pluralidad metodológica ilustra además la enorme importancia que tiene para la generación de conocimiento del debate público, la diversidad analítica, la existencia de diferentes formas de aproximarse, entender y explicar la realidad sociopolítica de nuestro país y, en particular, de nuestros procesos electorales.
No hay ciencia única. La ciencia tiene distintos enfoques y por eso la ciencia es el fundamento de todo sistema democrático. Sin duda, esa pluralidad fortalece la deliberación pública en clave democrática y nutres nuestra comprensión compartida sobre los avances y desafíos que tenemos en materia electoral.
Por otro lado, es posible observar también que hay una diversidad temática en la que predomina en todo caso la atención a las redes sociales y sus efectos en el proceso electoral. En efecto, se puede observar una preocupación significativa por comprender mejor de qué forma las redes sociales y la conversación digital inciden en la deliberación democrática en general y cuáles son sus efectos en la confianza en la institucionalidad electoral del país en particular.
En esta línea de investigación se encuentran los trabajos del CEIICH, de Signa Lab, y del PUEDJS, los cuales serán presentados hasta mañana, además de la observación a las redes socio digitales. También destaca entre los trabajos de observación electoral, la atención a la violencia política, destacando particularmente la dirigida a las mujeres por razones de género, así como las dinámicas de la participación electoral en sectores sociales particulares y del cambio político en año reciente.
En este grupo temático se encuentran las investigaciones de El Colmex, de la Universidad Autónoma de Chiapas y del ITAM que serán abordadas el día de mañana.
Cabe destacar que el tema de la violencia política, y entre ellas, la violencia política de género es una preocupación que se presenta en varias de las investigaciones, analizada desde la perspectiva analítica de cada estudio que lo aborda. Sin duda se trata de un problema que atraviesa toda la realidad social del país, al menos desde hace más de una década, y que las elecciones y los partidos, las candidaturas, las autoridades electorales, y la ciudadanía, toda, han tenido que enfrentar y sortear.
Me parece que, a pesar de las difíciles circunstancias, hemos logrado generar condiciones para el ejercicio libre del voto en el país. En la gran mayoría del territorio nacional, la violencia no ha sido un obstáculo para que partidos, candidaturas y la ciudadanía, puedan participar en las elecciones; pero hay que cuidar que la violencia, antítesis por definición de la democracia, no extienda su influencia anti civilizatoria en la vida electoral, en la vida democrática, en la convivencia cotidiana de nuestro país.
Con este seminario refrendamos una práctica que siempre ha sido una tradición institucional en el INE: la rendición de cuentas. En efecto, estamos llevando a cabo un ejercicio de rendición de cuentas en un triple sentido. Primero, se trata de la presentación al público del producto del trabajo de investigación y observación electoral de las instituciones académicas cuyas propuestas fueron seleccionadas por un comité de evaluación internacional y apoyadas por el Fondo de Apoyo a la Observación Electoral.
En segundo lugar, es un ejercicio de rendición de cuentas del INE, en tanto institución que tiene la función constitucional de organizar las elecciones en México, y que como tal recibe las observaciones hechas por las instituciones académicas a algunas de las actividades y etapas que el Instituto tiene a su cargo. En pocas palabras es un ejercicio, el que ustedes han realizado, de acompañamiento, pero no de condescendencia con el propio Instituto Nacional Electoral, y eso lo agradecemos profundamente.
Y, en tercer lugar, es también un ejercicio de rendición de cuentas de CAPEL, como instancia implementadora del fondo, y que articuló y coordinó los trabajos que lo hicieron posible.
Quiero concluir reconociendo que la celebración de este seminario y el extenso trabajo previo que le da razón de ser, debe ser motivo de orgullo y satisfacción para todas y todos.
Lo es, porque se escribe en la lógica de fortalecimiento histórico y permanente de nuestra institucionalidad electoral, y de nuestra democracia por medio de la participación ciudadana en la observación de las elecciones. Este seminario es –además-, y así lo muestran los resultados de los estudios que hoy y mañana se presentarán, ejemplo del compromiso de todas las instituciones académicas participantes, con el perfeccionamiento de las reglas, procedimientos, y del conjunto de instituciones que integran nuestro sistema electoral.
Muchísimas gracias a todas y todos y éxitos en los trabajos de este seminario.
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