VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LAS INTERVENCIONES DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN EL SEMINARIO REGIONAL “DEMOCRACIAS PARITARIAS E INCLUSIVAS: DESAFÍOS EN EL CONTEXTO ACTUAL”
Muchas gracias, María.
Es un verdadero privilegio estar aquí.
Saludo a todas y a todos los integrantes de este panel con mucho afecto y, además, con mucho agradecimiento.
En particular, quiero agradecer a las organizaciones que se han sumado, que han conformado este proyecto: Atenea, UNO Mujeres, PNUD, a IDEA Internacional. Por permitirnos como aliados estratégicos participar en los logros de estas batallas que son comunes.
Yo diría, María, por la estreches del tiempo que para poder entender dónde estamos hoy en México tendría que hacerse una mirada retrospectiva. Voy a obviarla.
En México a lo largo de 25 años pasamos desde meras recomendaciones que la legislación electoral hacía a los partidos políticos para promover la vida de las mujeres en el ámbito político, la participación política de las mujeres.
Pasando por cuotas, por algunas decisiones trascendentales en el ámbito administrativo a cargo del entonces IFE, y después del Tribunal Electoral, que fueron construyendo, digámoslo así, las bases para una participación cada vez mayor de las mujeres en las contiendas político-electorales.
Hasta llegar en 2014 a la paridad establecida como principio constitucional.
Pero creo que es importante señalar que la paridad que la Constitución establece es una paridad, digámoslo así, en las candidaturas, y el gran desafío que de entonces a la fecha en estos siete años hemos asumidos las autoridades electorales es cómo transformar esa paridad en las candidaturas en una efectiva representación paritaria, es una paridad en la representación política.
Y esto ha pasado por un sinnúmero de acciones afirmativas que tampoco detallo en concreto, desde establecer a los partidos políticos, no solamente verificar que la postulación fuera 50-50 entre hombres y mujeres, sino, establecer, por ejemplo, criterios para definir, digamos, en qué circunscripciones, distritos, demarcaciones, municipios, en donde se contiende políticamente-electoralmente, se tiene una mayor o menor competitividad. Porque lo que pasa históricamente es que, bueno, se pone la paridad y a las mujeres se les pone a competir en demarcaciones perdedoras, digamos.
Ha habido una larga evolución en ese sentido. Ahora, en 2018 logramos por primera vez un Congreso paritario, con prácticamente una integración igual entre hombres y mujeres.
Eran 247 mujeres en la Cámara de Diputados, 253 hombres, cosa que, para las elecciones de ese año, se presentaba como un desafío para plantear que la paridad no hubiera sido, digamos, una cuestión de relumbrón o temporal.
Es decir, ahora que se renovaba la Cámara de Diputados, el desafío era que esa paridad se mantuviera.
Bueno, a partir de una serie de medidas afirmativas adicionales que tomó la autoridad electoral administrativa y el Tribunal Electoral se lograron números que nos dejan muy satisfechos, aunque, por supuesto, representan una serie de desafíos a los cuales me referiré más hacia adelante en el futuro.
El primer gran resultado, es que hoy tenemos, luego de una gran decisión del Tribunal que por cierto ha abierto una polémica, porque es una decisión que se tomó después de que la votación se había emitido; es decir, después de que se habían votado listas, después de que se habían votado candidaturas.
Sin embargo, en la lógica de la paridad total establecida también en la propia Constitución, hace un par de años, se determinó que la Cámara de Diputados estaría integrada, y hoy ya lo está, por 250 mujeres y 250 hombres.
Adicionalmente a este punto, que implicó, digámoslo así, acciones de reforzamiento a las que se habían tomado previamente y que inevitablemente tiene polémicas, generar reticencias, impugnaciones por parte de partidos políticos y demás, se tomaron medidas adicionales para incorporar a otros grupos tradicionalmente discriminados en la representación política.
De esta manera se establecieron medidas para que los partidos políticos tuvieran que postular, un número ahora mayor de lo que había ocurrido en el pasado, de candidaturas de personas, digamos, hombres y mujeres pertenecientes a comunidades y pueblos indígenas, de manera tal de que pudiera incrementarse la presencia de estas comunidades.
Lo resultados en este sentido están a la vista: 36 de las 500 diputaciones hoy son hombres y mujeres que pertenecen a las comunidades y pueblos indígenas.
Se tomaron medidas por mandato del Tribunal para darle representación a las y los migrantes, como ustedes saben, el tema de la migración en México es un tema importantísimo, hay una enorme cantidad, una gran diáspora de mexicanos, sobre todo, en los Estados Unidos, y esto trajo como resultado que hoy haya 11 diputadas y diputados que representan digamos a la comunidad migrante o que pertenecen a la comunidad migrante.
Ocho de las diputaciones hoy pertenecen a personas que padecen algún tipo de discapacidad; seis pertenecen a las comunidades afromexicanas, igual hombres-mujeres; y cuatro pertenecen a los diversos colectivos de la diversidad sexual. Esos son los números, los resultados de las diversas medidas afirmativas que se tomaron.
Quisiera comentar otra que también fue particularmente polémica.
Las elecciones de este año fueron elecciones enormes. Son las más grandes que se han realizado en México hasta ahora, tanto por el número de potenciales votantes, como por el número de cargos en disputa.
Se renovaron 15 de las 32 gubernaturas, además de la Cámara de Diputados, 15 de las 32 gubernaturas, 30 Congresos de los 32 Congresos locales y municipios en 30 de las 32 entidades federativas.
Son las elecciones más grandes que se realizarán, que se habrán realizado y que se van a realizar este año en toda América Latina. Dejo del lado el tema de la pandemia que fue muy exitoso porque las elecciones no implicaron una alteración en las curvas de la pandemia, con lo cual estas prácticas ya recurrentes, ya conocidas, bien establecidas, conocidas y difundidas entre órganos electorales tuvieron resultados.
El punto que quiero comentar y que viene a cuento con la pregunta es que, por primera vez, ante el gran número de gubernaturas, 15 insisto, prácticamente la mitad, que se renovaron el mismo día, establecimos una acción afirmativa adicional.
Es decir, que los partidos políticos nacionales, es decir, esos que compiten en todo el país, por todos los cargos electivos en el país, tuvieran que postular al menos siete candidatas a las gubernaturas.
Es decir, la mitad prácticamente que trajo como resultado que hoy podamos decir con orgullo que seis de las 15 gubernaturas fueron ocupadas por mujeres, si se suma la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México que ocupa una mujer, hoy tenemos siete gobernadoras titulares de los poderes ejecutivos locales, cosa que no había nunca ocurrido en la historia de manera simultánea, sí había habido siete a lo largo de la historia, pero nunca en una ocasión.
Y esta medida la reforzamos para el próximo año, el próximo año habrá seis elecciones de gobernador y hemos establecido, de nueva cuenta, que tres de las candidaturas tengan que ser registradas por mujeres.
En suma, síntesis y perdón la extensión, haber abusado del tiempo, María, la construcción de la paridad no es tiene solamente una dimensión normativa, la construcción de la paridad requiere que en su instrumentación exista una serie de compromisos que tomen medidas afirmativas hasta que se rompa, y decía Elsy, que tenía una dimensión política, yo diría que es todavía peor, tiene una dimensión cultural este gran resabio que, justamente implica asimilar que una democracia o es paritaria o no es democracia, porque no se cumple el principio de igualdad.
Más adelante, si se me permite, hablaré de los desafíos que ha traído esto, porque estamos, solamente lo enuncio, ante una triste paradoja.
Nunca antes se habían multiplicado los espacios de participación política en las mujeres durante las elecciones, nunca antes habíamos tenido tantas mujeres electas, en algunos casos ha habido retrocesos, pero también esto ha traído, como una terrible paradoja, que la violencia política en contra de las mujeres también, por cuestiones de género, se haya incrementado.
(Segunda Intervención)
Gracias, María.
Antes que nada, quiero disculparme porque terminando tengo que salir corriendo, tenemos sesión de Consejo General y el Consejo no funciona sin quien lo preside.
Así que una disculpa anticipada y de nuevo mi agradecimiento profundo a todas y todos.
Yo partiría.
Soy telegráfico: primera, partir de una premisa que lo alcanzado no necesariamente llegó para quedarse, es decir, regresiones puede haber igual que, y hay que cuidar y procurar esos avances porque, al igual que la democracia, si uno la da por sentada el día después puede despertarse habiéndola perdido y hay que cuidarla.
En ese mismo sentido pongo un ejemplo, he planteado buenas cifras, a propósito de las cifras y centrándome de nuevo sólo en lo electoral, respecto de estas medidas afirmativas; y, sin embargo, y eso lo vemos en el Congreso federal, lo vemos en los congresos locales donde, por cierto, el 53 por ciento hoy de las legisladoras que fueron electas el pasado 6 de junio son mujeres.
Pero, también es cierto que en el plano municipal en donde ya teníamos un vergonzoso 27 por ciento de alcaldesas, hoy esa cifra se ha reducido a penas poco más del 25 por ciento.
Es decir, regresiones las hay y esto hay que cuidarlo y eso pasa por que las acciones afirmativas eventualmente se lleven a las leyes.
Las acciones afirmativas dependen de instituciones y las instituciones cambian. Es decir, lo que hoy se tomó como una medida afirmativa, el día de mañana con una integración distinta podría revertirse.
Y creo que, claro, hay que poner las leyes con la premisa de que ojalá en el futuro las acciones afirmativas no sean necesarias, pero mientras existan estas condiciones de desigualdad estructural, van a tener que estar ahí.
Segunda gran reto, transformación necesaria, la ya mencionada, ya mencioné el tema de la violencia política contra las mujeres. Entre mayor participación tengan las mujeres, mayores índices de violencia estamos generando, lo cual evidentemente implica tomar una serie de medidas, sancionar ejemplarmente cuando ocurre este tipo de violencia, toda violencia es contraria a la democracia; la violencia que afecta la lógica de igualdad, es decir, el principio paritario es una violencia que no es aceptable en los contextos democráticos.
No es sencillo hacerlo, en México se hizo una, pongo este ejemplo, se hizo un tipo penal de violencia política, sancionar penalmente a quien cometa violencia política contra las mujeres por razón de género, pero el tipo es tan vago, tan genérico y es muy difícil de asirse que corre el riesgo de no traducirse en resultados efectivos.
Así que, cuidado con esto, hay que avanzar, hay una serie de medidas y creo que ahí está esta segunda transformación, este segundo desafío para poder avanzar en ese sentido.
Y, en tercer lugar, diría que, vuelvo al tema, me sumo y, en este sentido, hago música de acompañamiento a lo que Elsy planteaba, el problema es un problema estructural, el problema es un problema cultural, y creo que, desde este punto de vista, pues hay que hacer una gran apuesta y este tiene que ser un tema prioritario dentro de los esfuerzos de construcción de cultura cívica.
Es decir, y me gusta hablar de cultura cívica y no de educación porque la educación parecería que es algo que cae de lo alto, la cultura se construye desde abajo y creo que el gran desafío de nuestras sociedades es que los principio y valores de la democracia, incluido el valor de la paridad que es un valor estructural de los sistemas democráticos, porque al final, la democracia se distingue de los otros regímenes por su inclusión y la igualdad en la participación de las personas, mujeres hombres que pues tiene que ser una apuesta que es transversal.
No es una responsabilidad de un sólo órgano, no es responsabilidad de los órganos electorales, no es responsabilidad sólo de los partidos, es un tema integral.
Y así como Elsy planteaba, digamos, medidas de política pública que deberían, que pueden fortalecer y hablaba del tema económico, del acceso a los recursos, del manejo de los recursos, que pueden fortalecer el empoderamiento de las mujeres en los procesos políticos, es decir, de toma de decisiones.
Pues, evidentemente, ese es un aspecto, lo electoral es otro aspecto, pero esto tiene que ser visto como un tema integral.
Una cultura democrática es por definición una cultura paritaria, y esos valores se tienen que construir desde abajo, como se construyen, por cierto, todos los cambios culturales.
Muchísimas gracias de nueva cuenta, y las saludo y los saludo a todos.
-o0o-