VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN LA CONFERENCIA DE CLAUSURA “ELECCIONES 2021. RETOS Y RESULTADOS”, EN EL MARCO DEL XXXII CONGRESO INTERNACIONAL DE ESTUDIOS ELECTORALES: COALICIONES ELECTORALES EN AMÉRICA LATINA
Muchísimas gracias.
Muy buenos días tengan todas y todos ustedes. Buenas tardes ya.
Para mí es un verdadero privilegio poder participar una vez más en este XXXII Congreso Internacional de Estudios Electorales de nuestra querida y entrañable SOMEE.
Agradezco mucho, mucho de veras y reconozco y felicito el trabajo de nuestra presidenta saliente, de la doctora Angélica Casarín, y saludo también el nombramiento, me estaban, no sé si ya sea público, supongo que sí, el nombramiento de nuestra querida Nirvana como relevista de esta importante tarea.
Saludo a todas y todos mis queridas y queridos colegas, en particular al doctor Leonardo Valdés con quien, no solamente ayer lo recordaba, me une una larga amistad, sino, no recordaba lo de la larga amistad, esa se daba por sentado, sino recordaba que mi primera participación creo que en el ya lejano 2000 en la SOMEE se dio gracias a que me abrió un espacio en una mesa en la que no debía estar por el nivel de los nombres, pero bueno. En fin, es una oportunidad que en su momento Leonardo me dio y le agradezco mucho.
Yo quisiera centrar esta intervención, como ya lo anticipaba Angélica, no en el tema que se ha abordado a lo largo de estos días en este Congreso, es decir, sobre los partidos y cobre las coaliciones electorales, los desafíos que estas tienen, no por otra cosa, sino porque me parece que sería un abuso de mi parte, creo que la riqueza de las discusiones que hemos tenido que habrá que segur, sobre las que habrá de reflexionar, ameritan, insisto, un digerir, una buena digestión antes de pretender cerrar, porque le privilegio que me dan hoy de ser o de tener la última intervención en los trabajos de este Congreso con reflexiones sobre la misma.
Creo que esto amerita, insisto, una discusión como las que normalmente tenemos en la SOMEE, así que lo que voy a hacer es irme a un tema más, con villas neutral; es decir, sobre el que inevitablemente esta sociedad tendrá que ir reflexionando y sobre la que como sociedad tendremos que seguir pensando y valorando, aquilatando, fijando los puntos que se constituyan en desafíos futuros; es decir, el proceso electoral que acabamos de concluir, el de 2021, el de junio de 2021, que fue sin lugar a dudas inédito y que me parece un buen punto de partida, insisto, no tanto de cierre, sino de partida para una reflexión sobre lo que tendremos como sociedad que abordar en los meses, en los años por venir y, particularmente, en términos de los desafíos y de estos planteamientos refundacionales del sistema electoral mexicano que algunas voces han planteado.
Yo he preparado una presentación, espero-ahí está, y aquí, bueno, ustedes me dirán, perfecto- una presentación que si me permite Angélica pongo de inmediato a disposición para que quien quiera centrarse en cifras, muchas de las cuales serán revisadas de manera muy veloz para no abusar del tiempo que se me ha concedido, pero también, para ordenar, digámoslo así, las reflexiones de esta charla que hoy quiero tener con ustedes.
La de 2021 son elecciones distintas a las que habíamos, hasta ahora realizado, por un lado, por una situación normal y comprensible, pero, también, que es el crecimiento del Padrón; es decir, estas son las elecciones más grandes que hayamos realizado, como en su momento lo fueron las del 2018 y antes las del 15 y antes las del 2012 en el IFE presidido por Leonardo, en fin, esto es normal y de una vez lo digo, éstas son las más grandes de la historia y si esta narrativa que fue una narrativa interesante para poder posicionar en la opinión pública la idea de la elección y la relevancia de la elección en este año se mantiene más adelante, ya nos tocará a nosotros también ahí habrá un relevo para 2024, pues seguramente ya de una vez lo digo, las del 2024 van a ser las más grandes de la historia, en su momento.
También fueron las más complejas y creo que sobre esta complejidad hay que reflexionar porque en buena medida los buenos resultados que quiero compartir con ustedes de manera muy breve, los buenos juicios que sobre el sistema electoral mexicano se han realizado a partir de esta elección, pues hablar de una construcción que nos ha costado muchísimo tiempo, la democracia no se construyó en un día, edificar y que ha sentado las bases para poder enfrentar con suficiente solidez institucional, pero sobre todo, confianza pública los desafíos de esta inédita elección, además de la más grande, también la más compleja por una serie de razones, muchas de ellas obvias per queo quisiera brevemente abordar con ustedes de cara a digámoslo así a una reflexión de hacia dónde va dónde vamos.
Este es el mapa sobre el que quiero bordar esta mañana con ustedes. No sé si, tengo que encender, ahí está.
Parto de una premisa sobre la que voy muy rápido pero que vale la pena no olvidar, muchas veces las reflexiones sobre la coyuntura, sobre las circunstancias específicas nos pueden hacer perder de vista el contexto y creo que el contexto en el que ya, un contexto por cierto muy desafiante en el que ya desde antes de este proceso electoral se reflexionaba sobre los grandes retos que las democracias, en plural y trascendiendo regiones, enfrentaban en los tiempos que corren, suelen olvidarse, pero me parece que no debemos de perder de vista, porque son los grandes problemas de las democracias contemporáneas que ahí siguen.
Los tiempos en los que se hablaba de los retos de las democracias latinoamericanas o las democracias en vías de consolidación que sin duda eran distintos a los de las añejas democracias, quedaron atrás.
Hoy la democracia, las democracias en el mundo enfrentan una serie de retos comunes, en algunos casos más acentuados que en otros, pero no hay una democracia insisto, vieja, nueva, consolidad o no, que no vea en estos los desafíos digámoslo así que siguen estando presentes, vuelvo a insistir y que la coyuntura no debe hacernos obviar u olvidar.
Tenemos un momento que digámoslo así, citando a Cicerón, podríamos traducir en que mala tempora current para la democracia, son malos tiempos para las democracias, tengámoslo presente para que la segunda parte del aforismo sine peiora cut demture no se concrete, pero se vienen tiempos peores.
El contexto, el medio ambiente en el cual estamos recreando las democracias al menos en los últimos dos lustros son desafiantes y preocupantes. Por un lado, en todo el mundo estamos viendo una gradual erosión de la confianza pública en las instituciones, pero, sobre todo, en los resultados que las democracias que los gobiernos democráticamente están proporcionando.
Los grandes problemas de la democracia, parafraseando a Norberto Bobbio están presentes aún y se han agravado y esto ha generado un caldo de cultivo de desprecio o de falta de aprecio o de reducción por aprecio a la democracia sobre el que tenemos que seguir ocupándonos y preocupándonos.
Los grandes problemas estructurales de nuestro tiempo que en nuestro país están particularmente presentes, la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la impunidad, la inseguridad, en nuestro caso particular, son grandes temas, insisto, estructurales que afectan todos los ámbitos de la convivencia social y también afectan inevitablemente la integridad de los propios procesos electorales. Por cierto, problemas que con el COVID todos ellos se han visto agravados en muchos casos.
Este descontento además, paradójicamente, se ha venido centrando o concentrando en alguna de las instituciones que son fundamentales para el funcionamiento de un sistema democrático, partidos y parlamentos dentro del ámbito institucional probablemente son las dos instituciones en donde este descontento, esta desafección, este descrédito es más preocupante y para decirlo sin medias tintas, no nos olvidemos de aquello que desde las discusiones sobre la democracia en las primeras décadas del siglo pasado se venía afirmando Kelsen, entre otros, sin partidos, sin parlamento simple y sencillamente no hay democracia y esto va aparejado por cierto de un paulatino, gradual pero incontenible reforzamiento de los poderes Ejecutivos.
La pandemia no ayudó en esto, las acciones ejecutivas de emergencia, que todos sistema de democracia constitucional debe prever, pero que inevitablemente tienen que ir aparejadas de mecanismos de control y de contrapeso, de supervisión extraordinaria como esos poderes extraordinarios implican, no necesariamente han funcionado y esto ha provocado que países como Polonia, como Hungría, como Turquía, que no estaban, digámoslo así, en su mejor jauja democrática, hayan hecho que la pandemia haya acelerado esa marcha hacia, digámoslo así, una dimensión autoritaria de ejercicio del poder.
El tema de las fake news y la desinformación, un tema que no es nuevo, la mentira es tan vieja como la política misma, pero que evidentemente con la irrupción de las redes sociales y del Internet ha adquirido un potencial disruptivo y erosionador de las bases mismas sobre las que la discusión democrática debe darse.
Creo que hoy tenemos suficiente evidencia empírica y conceptual para poder tirar a la basura de una vez todas aquellas falsas promesas o falsos, así como el de “El Fin de la Historia” de hace mucho tiempo, que arrepentidota debe estar dándose Fukuyama y bueno, lo ha demostrado en las últimas publicaciones.
Pero lo mismo pasa con aquellos ilusos, déjeme decirlo así, que en la década de los 2000, en la segunda década de los 2000 planteaban que el advenimiento de la E-democracy sería incontenible y que nos permitiría que a partir de los dispositivos móviles prácticamente los ciudadanos se volvieron inútiles e innecesarios a los parlamentos y a los mecanismos de la democracia representativa.
Hoy sabemos que las redes sociales son mecanismos que pueden fortalecerse, sin lugar a dudas, y esa es la gran apuesta que debemos hacer, digámoslo, todos los impulsos, las vías, las modalidades de la participación ciudadana que se traduce en una democracia reforzada, pero también sabemos que, como todo instrumento, como todo mecanismo no trae democracia aparejada en sí, depende como se use estos mecanismos instrumentales y técnicos para reforzar o bien para erosionar la democracia.
Los países de la Primavera Árabes son el mejor ejemplo, son todos países autoritarios que cayeron uno tras otro, no solo, pero en buena medida por la potencialidad comunicacional que permitían las redes sociales y que permitieron manifestaciones cuasi espontáneas que burlaban los mecanismos represivos de esos regímenes autoritarios.
Todos los países celebraron, muchos, del Norte de África, todos ellos autoritarios fueron cayendo como fichas de dominó. Hoy, ninguno de esos países, tal vez, salvo, de manera tímida, Túnez, en donde se han centrado todos los esfuerzos, sobre todo de la Unión Europea para tratar de construir una democracia que pueda contagiar, digamos, a esa zona del mundo, pero ninguno de esos regímenes es un régimen democrático y ahí están las redes sociales.
Y, finalmente la polarización política que ya estaba allí, que hoy preocupa que no es nueva en la política, es más me atrevo a decir que consustancial a la política y particularmente de los procesos electorales. Las elecciones son los espacios institucionales concebidos para que los distintos puntos de vista que existen en una sociedad, en términos políticos se confronten, se contrapongan de cara a la petición del voto ciudadano.
El problema que tenemos hoy es que esa polarización, diría que es hasta consustancial de toda contienda por el poder en democracia, incluso en democracia está siendo aderezada de un peligrosísimo componente, de un peligrosísimo valor o antivalor, como se le quiera ver, un antivalor democrático, un valor antidemocrático que es la intolerancia.
Cuando polarización e intolerancia se conjugan, al de enfrente no se le ve como alguien que piensa distinto, pero que tiene toda la legitimidad de contender, igual que uno, igual que la visión propia por el poder político, sino se le ve como un enemigo, como alguien que no solamente hay que combatir, sino eventualmente eliminar; justamente la misma lógica que subyació a todos los experimentos totalitarios del Siglo XX.
Perdón que me haya extendido, pero a veces vale la pena recordar lo evidente, porque la memoria a veces es breve y estamos pensando en cómo mejoramos el cómputo de los votos y qué sé yo, no hay que perder de vista el contexto. Ése era un contexto que estaba allí antes del 2021 y ese es un contexto que sigue allí después del 2021 y representa, digo yo, los grandes puntos de la agenda de defensa de la democracia hacia adelante.
En ese contexto nos topamos con la elección más grande de la historia. Como saben, esta fue la elección, la del 2021, más grande por dos razones fundamentales, ambas numéricas, ambas cuantitativas, la primera es por el crecimiento del Listado Nominal, es decir el número potencial de electores aumentó, como sigue aumentando o sigue marcando la dinámica demográfica de nuestro país.
Aquí he hecho un comparativo con las cifras, las grandes cifras de la elección de 2018, como pueden ver este punto básico del que se detonan todos los demás datos de una elección, es decir, el número de electores, del número de electores depende el número de mesas de votación, el número de ciudadanos que tienen que insacularse, ser visitados y capacitados para integrar las mesas de votación, el número de boletas, etcétera, etcétera, etcétera.
Bueno, todo esto, esta cifra aumentó, aumentó de manera importante, en tres años tuvimos un crecimiento del Listado Nominal de casi cuatro millones y medio de ciudadanas y ciudadanos.
Además, por primera vez en la historia, todas las entidades federativas tuvieron algún proceso para renovar algún órgano electivo local de manera concurrente con las elecciones federales, nunca había ocurrido esto. En el 2018 hubo 30 estados con elecciones locales junto con las federales, en el 2021 tuvimos elecciones en todas las entidades.
Y el segundo gran elemento, digamos, para poder sustentar esta afirmación de que ésta fue la elección más grande de la historia, hasta ahora, es el número, en consecuencia, de lo anteriormente dicho, el número de cargos en disputa, casi 20 mil 500 cargos de nivel federal, local y municipal estuvieron en juego el 6 de junio pasado, con lo cual hablamos de casi 2 mil 500 cargos, casi, más de los mil cargos, más de los que estuvieron en disputa en 2018.
En efecto, el mapa electoral del país, un mapa total, no solamente porque se renovaron las quinientas diputaciones de la Cámara Baja del Congreso de la Unión, si nada más porque se renovaron 15 de las 32 gubernaturas; hubo renovación de congresos en 30 de los 32 estados –congresos locales- y también se renovaron los municipios de 30 entidades federativas. Prácticamente una elección total.
Pero la del 2021, no solamente pasar a los anales de nuestra historia electoral como la más grande hasta ahora realizada, por lo antes mencionado, sino también como la más compleja.
Y aunque los elementos de complejidad pueden multiplicarse y pueden elencarse en un largo listado, yo quisiera centrarme en tres elementos, en tres circunstancias que por sí solas, bastan para hacer de esta elección la más compleja hasta ahora realizada.
Algunas de estas razones no son razones nuevas, pero en todo caso se trata de razones que siguen presentes y que merecen una atención particular por el potencial disruptivo que representaron, que representan y que lamentablemente seguirán representando.
En primer lugar, digo algo obvio, fuimos a las elecciones más grandes de América Latina a realizarse este año –a realizarse este año- en un contexto de pandemia, y para esto nadie estaba preparado. No había un solo país del mundo que hubiera desarrollado a priori protocolos sanitarios, buenas prácticas para desarrollar procesos electorales en un contexto de propagación de un virus como ha ocurrido este año. No es casual que hoy estemos viviendo una pandemia que no habíamos vivido, sino cien años atrás con la gripe española.
También hay que decir que esto, dado que no fue un problema, ni regional ni nacional, sino es un problema global, desde hace un año y medio ha traído como consecuencia que como nunca antes los órganos electorales nos estemos viendo los unos a los otros y las elecciones, así sean elecciones locales realizadas en este contexto, hayan merecido una atención comparada, inédita, -para decirlo en pocas palabras, aquí hay muchos de ustedes que han participado en seminarios sobre elecciones en tiempos de COVID y qué se yo-. Sobre esto hemos hablado muchísimo, y claro, en un primer momento nadie sabía cómo hacer elecciones en estos tiempos, y menos todavía cuando no sabías de qué dimensiones era el dicho; hoy sabemos que se transmite en un 85 por ciento por la vía de los aerosoles, pero cuántos litros y litros de Lysol no le echamos a los plátanos que comprábamos el año pasado porque tenemos miedo de solamente de que con la mirada nos contagiáramos. Y no menosprecio la gravedad del punto, lo que quiero decir, es que conforme se fue conociendo más de este dicho, conforme fueron surgiendo, avanzando -digámoslo así- la investigación de las vacunas, se fueron –digámoslo así- modulando, homogeneizando y perfeccionando los distintos protocolos sanitarios.
El gran desafío que enfrentamos fue, para decirlo en breve, que la democracia y que las elecciones no se convirtieran en una víctima más de la pandemia, por un lado, pero por otro lado que los derechos políticos no sucumbieran bajo la defensa y la protección del derecho, de la garantía del derecho a la salud. Se trata desde un punto de vista jurídico, también aquí, de un tema de ponderación de derechos.
Y lo que ha pasado durante este año y medio ha sido, digámoslo así, un gran proceso de aprendizaje colectivo. Hemos tenido elecciones que han sido un desastre desde el punto de vista sanitario; pienso en las elecciones de República Dominicana del año pasado, que está documentadísimo cómo detonaron de una manera brutal las curva de contagios, o bien elecciones que como las de Corea, las primeras grandes elecciones del año pasado, las elecciones Parlamentarias de Corea que nos demostraron también que sigue esta distinción entre países, no sé si del primer mundo o del segundo o tercer mundo, pero de que hay distinción entre países sigue existiendo.
No sé si alguien tiene clara o cómo se hacían las elecciones en Corea, pero los centros de votación eran como quirófanos de un hospital de alta especialidad, o sea, en pocas palabras.
Incluso, la gente que se le detectaba COVID, a prácticamente todos los votantes se le hicieron pruebas todavía incipientes, pero todo aquél que se le detectaba COVID no es que se le mandara a su casa, se le mandaba a votar a una casilla especial para COVID, es decir, a un centro, un espacio de los centros de votación especiales para COVID en donde, después de cada uso ¿no?, pues prácticamente entraban equipos de sanitización a reinventar a desinfectar el local, cosa que en un país como el nuestro con los ya de por sí costos agregados, pero, además con el descrédito de los costos de la democracia, o del costo de la realización de las elecciones resultaba imposible.
En suma, este desafío pudo enfrentarse en el 2021 a partir de tres grandes ejes. El primero, es el que ya mencionaba, es decir, esta experiencia comparada que además se tradujo en una serie manuales, la Guía para Organizar Elecciones de la OEA, el sitio web de IDEA Internacional que no permite prácticamente compilar en un mismo o que ha compilado todas las decisiones, todos los protocolos, en fin, que de cualquier tipo de elección que se haya hecho en el mundo, ahí están las guías para realizar elecciones que ha compilado UNIORE, y así sucesivamente.
En segundo lugar, el segundo gran eje para enfrentar este desafío pues fueron las elecciones locales de Coahuila y de Hidalgo en donde, entre otras cosas, el INE tomó una polémica, muy polémica decisión.
Por cierto, siguiendo todas las recomendaciones que internacionalmente se compilaron para aquellos casos en los que resultaba indispensable la posposición de las mismas, entiéndase encontrar una base jurídica y, sobre todo, un consenso político de todas las fueras para posponer las elecciones, en algo que literalmente se convirtió en un banco de pruebas en donde los primeros protocolos sanitarios se afinaron, se instrumentaron de cara a la elección del 2021.
Las elecciones de Hidalgo y de Coahuila, cierto, fueron elecciones locales, pero, digamos, las dimensiones del país creo que nos deben hacer reflexionar también sobre la relevancia que tuvieron las mismas.
Acabo de estar en Paraguay en las elecciones municipales donde se instrumentó el fin de semana pasado, por primera vez, el voto universal, digamos, a través de máquinas de votación electrónica.
Bueno, el padrón del Paraguay son cuatro millones 700 mil electores, los mismo que fueron a votar o que estuvieron convocados en Coahuila e Hidalgo el año pasado.
Dicho eso, el tercer gran eje fue algo que a mí me parece de sentido común pero que lamentablemente es algo que he venido a tomar en cuenta, es una decisión extraordinaria en el ámbito de las políticas públicas en general en el caso mexicano.
Pues digamos, aquí habemos muchos doctores, a todos les tengo un enorme aprecio, a la doctora a mi izquierda le tengo un enorme cariño, pero el día en que me duele la cabeza y Angélica me recomiende el tomarme una aspirina, primero voy a ver a un médico de verdad porque no sé qué pueda y no quiero responsabilizar a Angélica de que me pase algo.
Y lo mismo hicimos nosotros, es decir, cómo enfrentamos la pandemia, pues tiene que ser con protocolos sanitarios. Cómo se definen esos protocolos sanitarios, pues con un grupo de gobierno institucional de la pandemia, en donde, por cierto, se decidió, creo que para bien, que no estuviéramos los consejeros electorales, luego los consejeros electorales creeos que sabemos muchas cosas y más vale muchas veces no hay que pasar, obviar ciertos de nuestros consejos, los consejos siempre se gradecen, por supuesto, pero a la hora de las decisiones hay que basarnos no solamente en los consejos, sino en otro tipo de evidencia.
Bueno, este grupo ejecutivo es el que a lo largo de los meses emitió hasta 23 protocolos sanitarios para regir todas las actividades de la autoridad electoral, desde la apertura o reapertura de los módulos que ocurrió el año pasado o hasta el funcionamiento de cada una de las mesas de votación, pasando por el trabajo de campo, el protocolo sanitario del Programa de Resultados Electorales Preliminares etcétera.
Y todo esto con el consejo de quienes realmente saben de estos temas. El INE constituyó un Grupo Consultivo integrado por cinco especialistas en salud pública y en epidemiología, el director del Instituto Nacional de Nutrición, el mejor centro de salud pública del país; el Directo de la Facultad de Medicina; la Directora del Instituto de Biomédicas que formó parte del cluster de investigadores que descubrieron el DNA, que descifraron el DNA del bicho, al que se le confirió la responsabilidad de conducir, Leonardo te acordarás, en 2009, la epidemia del H1N1, me refiero al que llegó al relevo y no al que echaron y mejor no me pregunten quién fue al que echaron porque no quiero meterme en problemas hoy en día.
Si no entendieron, ahí está el internet.
O el epidemiólogo de más prestigio dentro del Instituto Nacional de Salud Pública, un grupo honorario que nos dijo qué hacer y qué no hacer y por cierto, nos ahorró un montón de plata, cuando estábamos disponiéndonos a contratar centenares de miles de tapetes sanitizantes y miles y miles de litros y hasta averiguamos cuál era el mejor y el más duradero líquido sanitizantes, el doctor Kershenobich nos dijo en la primer reunión en la que teníamos una marea de preguntas nos dijo oigan está muy bien pero tienen guarderías en el INE, pues no, se lo insistimos mucho a Leonardo, pero Leonardo no quiso poner guarderías, no, no es cierto.
No, no hay, pues hí está el ISSSTE. ¿Y cómo trabajan? Perdón doctor. Sí ¿cómo trabajan?, no sé cómo se hagan las elecciones, cómo trabajan los funcionarios electorales.
No le entiendo doctor. Sí ¿trabajan en el piso? No, no, en escritorios y entonces para qué carajo quieren los tapetes, gasten el dinero en lo que tiene que gastar, dicho eso, hay que preguntarle a los que saben.
Aquí lo dejo y paso muy rápido, son algunos de los 23 protocolos que emitimos. El protocolo de las casillas dice cosas bastante elementales y que, si se cumplen, funcionan.
Afortunadamente, el 6 de junio, todos los que fueron a votar responsablemente portaron cubrebocas al entrar y durante su permanencia en las casillas. Todos hasta los que por distintas razones no suelen usar el cubrebocas.
Luego les cuento, todo lo que estuvo detrás de una operación de Estado que fue justamente conseguir que todos los funcionarios del país, hasta los diputados que dicen que se sienten amordazados acudieran a las Mesas de Votación portando el cubrebocas.
Y eso no fue un tema, bueno, tan no fue un tema que los resultados están a la vista. Como pueden ver en esta gráfica están diagramados, está diagramada semana a semana la evolución de la pandemia desde que se decretó la situación de emergencia, en la que entiendo es hasta ahora, el único acuerdo que ha tomado el Consejo General de Salubridad que fue decretar la emergencia. No sé si se ha vuelto a reunir, será problema de desinformación mía. No tengo ni idea.
El caso es que ha habido tres curvas como todo mundo sabe. Llamo la atención a la parte ampliada, a la lupa respecto de la parte final de la gráfica, para señalar lo siguiente.
La tercera ola de la pandemia de SARS COV 2 se detonó tres semanas antes de la elección; es decir, el repunte de los contagios ocurrió en el corte del 16 de mayo, tres semanas justo antes de la elección, pero como pueden ver, espero que vean y si no ahí está, en las tres semanas posteriores al 6 de junio, si bien los contagios seguían aumentando porque la tendencia ya estaba iniciada desde antes de la elección, el índice con el que ese aumento de los contagios ocurría no se alteró.
Esta es la mejor prueba con datos duros, los conocidos, no sé si alguien tenga otros, de que la elección no alteró los índices de contagio y es la mejor prueba de que, siguiendo los protocolos sanitarios, este desafío este contexto pudo efectivamente superarse.
El segundo contexto, no me detengo mucho, es, decía un contexto que no es nuevo, es el contexto de la violencia. Aquí he querido comparar las dos cifras o las cifras de homicidios dolosos que como ustedes saben son el punto de medición más confiable para, o el más certero, en fin, dicen los especialistas para medir los índices de violencia, de 2018 con los de 2021.
Como pueden ver prácticamente estamos en una condición muy similar, justamente una condición muy similar de aquella elección, la del 18, en donde Kofi Annan que asistió como visitante extranjero señaló en su momento como su principal preocupación respecto a las elecciones en México el contexto de violencia en que las mismas estaban realizándose.
Aquí quisiera señalar una cosa, y creo que es importante para el análisis, no hay ninguna evidencia que nos permita decir que las elecciones detonaron la violencia, más bien y esto es algo que pasa con las elecciones y con cualquier otro ámbito de la vida social, nosotros tuvimos y hemos tenido que organizar elecciones en contextos de violencia que, si bien han ido variando, están presentes al menos desde hace 15 años.
De acuerdo con las cifras del INE, sé que hay muchas otras consultoras, en fin, que hacen una medición de los índices de violencia, pero el único que sabe, que tiene un registro a nivel nacional de quienes, por las tareas de Fiscalización, de quienes son aspirantes un cargo de elección popular o alguna candidatura, de acuerdo con ese registro en 2021, desde que arrancó el proceso electoral hasta que empezó la jornada electoral tenemos 30 aspirantes hombres o mujeres, sobre todo hombres como pueden ver, a algún cargo o alguna candidatura que fueron asesinadas con lo cual rebasamos la cifra de 27 aspirantes que perdieron la vida de manera violenta en 2018.
Como pueden ver no hay una tendencia clara o unívoca, digámoslo así, respecto de los partidos políticos cuyos aspirantes fallecieron por estas razones que nos permita decir o anticipar que la violencia, digámoslo así, se enderezó a tal o cual fuerza política en cuanto a tal. Lo mismo pasa con el mapa en donde estos homicidios fueron registrados, no hay tampoco una única zona en donde esta violencia ocurra.
Estoy lejos de pretender finiquitar este asunto, creo que es una tarea y una responsabilidad de Estado seguir bordando, entendiendo que ha ocurrido, muchas cosas se han dicho sobre la presencia del crimen organizado, no ya, digámoslo así, operando sus negocios ilegales por supuesto en los contextos electorales sino con la intención de, digamos, de entrometerse, de incidir en las elecciones en cuanto tales. Casos como aquel, el único, bueno, no el único, pero uno bastante documentado desde el punto de vista periodístico de Valle de Bravo, es decir, una candidata que parece fue secuestrada y que se le obligó a no hacer campaña con la finalidad de incidir en los resultados, deben ser aclarados y deben ser aclarados, porque solamente así puede definirse una política pública que nos permita que en México no ocurra una colombianización de las elecciones en el sentido de la irrupción y de la interferencia directa, con fines electorales, de la criminalidad organizada.
Lo dejó allí, hay mucho que reflexionar, pero no quise dejar de omitir el hecho de que esto ocurrió, el INE, al INE nos mataron dos capacitadores asistentes electorales durante estas elecciones, aunque tampoco hay ninguna evidencia que nos permita decir que esto es producto de un intento de interferir o de impedir la realización, la organización de los procesos electorales; el problema ahí está y lamentablemente, decía, seguirá estando.
El tercer elemento de complejidad es, digámoslo así, un elemento novedoso, no tanto en su esencia, sino más bien en la estridencia y, sobre todo, en la proveniencia de la descalificación de que fuimos objeto las autoridades electorales.
Vuelvo a decirlo, no es un fenómeno nuevo, que me diga Leonardo a toro pasado, en un año y medio yo se los diré también a toro pasado, si a las autoridades electorales no suelen agarrarnos como piñatas, bueno, tal vez esto se deba a muchos factores, entre otros, a que en México en términos de la cultura de los actores políticos, todavía estamos muy lejos de que se pueda concretar y que se aterrice aquello que, perdón, en 1998 vino a México al IFE en una conferencia magistral a subrayarnos Felipe González cuando había perdido las elecciones y dejó el gobierno de España, en el sentido de que una de las condiciones fundamentales de funcionamiento, de buen funcionamiento de la democracia es la aceptabilidad de la derrota.
En fin, aquí ya sabemos y podemos documentar cómo todos los actores políticos, unos más, unos menos, pero todos los actores políticos en la última década, después de haber perdido una elección dijeron, no me perdieron, me hicieron un fraude; todos lo han hecho, insisto, unos más, otros menos, pero no hay una patente registrada, digamos, de esta falta, digamos, de compromiso, de actitud que implica una falta de compromiso democrático.
Lo novedoso en este caso, en esta ocasión fueron, no solamente los niveles de la estridencia del discurso de descalificación de la autoridad electoral, sino también la proveniencia de estas descalificaciones. Aquí no se trató, como normalmente ocurre, de partidos que han perdido o de partidos que están en la oposición y que acusan a las autoridades electorales de complicidades con los circuitos gobernantes, sino más bien fueron acusaciones que provinieron desde los circuitos gobernantes.
En ocasiones, me temo, incluso en una clara intencionalidad de construir una narrativa de descalificación del proceso electoral en su conjunto, por si se utilizaba o se hiciera necesaria al cabo de la votación, un fenómeno que lamentablemente no es exclusivo de nosotros.
El mejor caso, un ejemplo que vale la pena recordar una y otra vez por las implicaciones y, sobre todo, por dónde ocurrió, en la democracia, no es la más añeja, porque esa es la británica, pero sí en unas de las cunas de la democracia en el mundo, justamente hace un año durante las plenas campañas electorales, cuando tres meses ante de las elecciones, el Presidente Donald Trump insistió una y otra y otra vez que estaba fraguándose un fraude electoral y, por supuesto, al día después de las elecciones, habiendo perdido en las mismas, dijo “se los dije, había habido un fraude”. Es decir, mucho me temo que este tipo de narrativas –por cierto, esos discursos, no son discursos patrimonio de los norteamericanos, o de la sociedad norte americana de hoy en día.
Recuerdo una senadora de Chihuahua, –no les digo qué partido; vayan a averiguar. Solamente una senadora en Chihuahua- que cuando el INE decidió utilizar cien urnas electrónicas para continuar esta lógica de instrumentación gradual y paulatina de estos mecanismos de votación tecnológicos, como votación definitiva, no como piloto, en Coahuila y en Jalisco, en esta elección, cuando se tomó esa decisión, 100 de 162 mil casillas votaron de manera electrónica, con gran estridencia salió a decir que el INE estaba preparando el peor fraude electoral de la historia a través del voto electrónico. Cuando además las casillas estaban completamente dispersadas, denotar que, si algo fallaba, no ponían en riesgo la elección del municipio del distrito, o del distrito federal del que se trataba.
Creo que se sorprendió la senadora, cuando conseguí el teléfono, la llamé por su celular, justo cuando estaba abordando un vuelo, y le dije “oiga senadora, alguien la está mal informando. ¿si sabe que son nada más 100 de 162 mil…? –Tengo prisa, estoy abordando el vuelo, gracias, adiós”. Pero ahí está justamente la narrativa.
Perdónenme que paso velozmente sobre esto, el problema, el contexto, este tercer contexto de adversidad está ya mencionado, pero bueno, ahí está el presidente del partido del gobierno, diciendo que el INE tenía que ser exterminado. O bien, un gran empresario cercano, muy cercano y muy favorecido, beneficiado económicamente –nomás ni menos gestiona, a través de sus bancos, todos los programas sociales del gobierno actual- diciendo que el INE debe morir, y con una bonita gráfica. Leonardo, ahí tienes tu… este diseño de las Juntas Locales se lo debemos a la gestión de Leonardo, bueno ahí están los buenos deseos que nos mandaron en esta elección.
Bueno, qué decir de un candidato, pues que nomás no cumplió las normas de fiscalización, y se aplicó lo que le dice la ley, es decir, se cancelan los registros. Por cierto, lo mismo que había hecho el INE hace un año, y que fue celebrado por muchos, que en este momento condenaban al INE, cuando una agrupación no cumplió con las normas de fiscalización y se le aplicó el mismo criterio, se le negó el registro como partido político nacional.
En fin, incitando a la gente irme a visitar a mi casa y a los de mis colegas Consejeros. Nosotros somos muy hospitalarios, muchos de ustedes lo saben, nos encanta recibir a la gente, pero no nos gusta que llegue gente a nuestra casa sin invitación, pero bueno, ahí está.
O bien, en pleno Proceso Electoral, el presidente de la bancada mayoritaria en el Senado, diciendo que “ah, si perdemos, hay reforma”. Bueno, o el propio Presidente de la República –por cierto, esto ya es después, al principio nada más éramos los Consejeros-, después de que el Tribunal Electoral nos validó la decisión de quitarle el registro a Félix Salgado y a Raúl Morón, y validó el acuerdo para evitar la sobre representación en la Cámara de Diputados, pues ya incluyó a los Magistrados y por supuesto –hombre- los magistrados y los Consejeros, somos “demócratas” y somos “conspiradores” contra la democracia.
O bien, diciendo que “hay que transferir la función electoral al poder judicial para que haya gente íntegra, autónoma, honesta, intachable” Una semana después, dijo que todos los Ministros eran un asco, pero bueno, esa es otra historia. O el hoy presidente de la Cámara de Diputados; representante del partido mayoritario, ante el Consejo General del INE, señalando que, como habían cambiado las cosas ya era tiempo de que las elecciones volvieran la Secretaría de Gobernación.
En fin, y mientras tanto, esto es parte de una narrativa y solamente he puesto algunos ejemplos que son del conocimiento público, no estoy inventando nada, ahí están notas periodísticas; y, sin embargo, en el inter el posicionamiento social, la confianza pública e el instituto nacional electoral gozaba de buena salud.
Estos son los datos de la Encuesta de Cultura Cívica que realizó e IEGI a finales del año pasado en diciembre del año pasado y que se presentaron en marzo de este año en donde ya entonces se evidenciaba que el INE era la institución civil que gozaba de mayor confianza entre la ciudadanía, solamente debajo de El Ejército y La Marina y La Guardia Nacional, casi un 60 por ciento.
Justo unos días antes de las elecciones un grupo de un consorcio periodístico señalaba o colocaba al INE con una confianza del 62 por ciento en términos de sus funciones.
Apuro el paso.
Llegamos a la Jornada del 6 de junio, los resultados son conocidos, tuvimos la mayor partición electoral para elecciones intermedias en las que van las elecciones de este año, a pesar de la pandemia, los mecanismos de información funcionaron de manera ejemplar, ahí está, por ejemplo, el cómputo, el sistema de cómputo de Conteo Rápido para la Cámara de Diputados que tuvo una precisión absoluta, ahí están los de los Conteos Rápidos de las elecciones de gobernador.
Y la consecuencia fue una Jornada Electoral, perdón, una integración de una Cámara de Diputados en donde, de nueva cuenta se reequilibra la presencia de los partidos políticos.
Dejo para el análisis esta gráfica señalando solamente que la primera de las tres barras de cada partido político corresponde al número de diputados que el INE le asignó hace tres años para integrarla a la anterior legislatura.
La segunda es cómo terminó esa legislatura después del chapulineo, como se le conoce, del cambio de bancada.
Y la tercera gráfica es cómo queda, quedó integrada esta Cámara a partir de las elecciones del 6 de junio.
Como pueden ver la pluralidad política es una realidad incontestable en nuestro país y la Cámara de Diputados representa esa pluralidad, sin lugar a dudas de una fuerza política mayoritaria, pero en donde, pero que representa o que fue votada solamente, entre comillas, por el 35 por ciento de las y los ciudadanos.
Hay muchos datos que hay que analizar, a propósito de la integración de la Cámara, una integración plenamente paritaria, en donde 152 diputaciones repitieron ¿no?, fueron reelectas y, en donde por primera vez tenemos una serie de acciones afirmativas que introdujeron datos como los siguientes: 36 legisladores son o perteneces a algún pueblo o comunidad indígena, 11 son personas migrantes, ocho personas tienen algún tipo de discapacidad, seis son afromexicanas y cuatro pertenecen a alguno de los colectivos de la diversidad sexual.
Sobre esto no me detengo porque me estoy excediendo demasiado, pero el juicio de las misiones de observación internacional sobre las elecciones en México es incontestable e irrefutable.
Debo decir que nunca tuvimos en una elección intermedia un número tan alto de visitantes extranjeros, de observadores internacionales, pero, sobre todo, en virtud de las preocupaciones derivadas de los tres elementos del contexto adverso que mencionaba: pandemia, violencia y los ataques inéditos a la autoridad electoral, el nivel de la observación electoral, el nivel técnico de estas misiones de observación fue también inédito.
Resumo lo que todos estos informes, en lo que todos estos informes coinciden.
Uno, la calidad técnica con la que la institución, el sistema electoral funciona, fue ampliamente reconocida.
Me quedo con una cita, por ejemplo, de ACEEO, de la Organización, de la Asociación de Organismos Electorales Europeos, en donde señalan que el INE continúa proveer, de brindar a la ciudadanía mexicana elecciones transparentes e independientes.
Dos, el manejo de la pandemia y la eficacia de los protocolos de seguridad y, tres, la amplísima responsabilidad del pueblo mexicano que se apropió y se volcó de sus elecciones.
En términos de credibilidad no nos fue tan mal y los resultados ahí están, en una exit poll sobre confianza, realizada el día de la Jornada Electoral, por supuesto por Consulta Mitofsky, el 80 por ciento de la ciudadanía señaló confiar en los resultados electorales, por cierto, la misma cifra de quienes dijeron haber votado por Morena, y en una encuesta –voy más adelante, me quedo aquí- en una encuesta realizada algunas semanas después de las elecciones, por Alejandro Moreno, en un track in de confianza en la autoridad electoral, en el Instituto Nacional Electoral, pasamos de un 61 por ciento de confianza, antes de las elecciones que era congruente con la ya mencionada, a un 71 por ciento de confianza; nunca antes en la historia de la autoridad electoral se habían alcanzado estos niveles de confianza.
No me detengo en la Consulta Popular. A veces se olvida, pero tuvimos que hacer sin dinero una Consulta Popular un par de meses después, antes de que acabara el proceso electoral, no me detengo en la pregunta, eso será objeto de seminarios, congresos, no sé, Nirvana si queremos descifrar lo que la Corte nos quiso decir, pero bueno, lo que nos dijo la Corte y, sin embargo, las acusaciones en contra del INE siguieron, por qué el INE no quiere instalar el mismo número de mesas de votación, no, sí queríamos, pero no nos dieron plata.
Que el INE no quiso promover la Consulta más que sólo 15 días, no, queríamos promoverla antes, solamente que el Congreso nos restringió la convocatoria a 15 días para no impedir la posibilidad de que la propaganda gubernamental siguiera haciéndose; el INE boicotea la Consulta, etcétera, etcétera.
En fin, no me detengo en esto, bueno, luego de una (inaudible) Consulta Popular, amanecerse con ocho columnas en este sentido, pues bueno, no sé, Leonardo, pero creo que te voy a ganar en el número de acusaciones o de intenciones de hacernos juicio político, pero eso es parte, de gajes del oficio.
En fin, no me detengo, quiero terminar solamente señalando cuál es la ruta por venir, ¿qué es lo que nos viene en materia electoral en delante? Insisto en esta lógica de repensarnos el próximo año en Colima, como sociedad, respecto de los temas, en fin, de los grandes, objetivos que tiene esta sociedad.
Bueno, lo primero es que probablemente tendremos que hacer una Revocación de Mandato, un inédito ejercicio de participación ciudadana que hoy no sabemos si se va a realizar o no, ya tenemos 800, alrededor, solicitudes de personas que quieren promover la captura de firmas o la recopilación de firmas para solicitar este ejercicio, recordemos que la revocación, iba decir ratificación, cayendo en el juego retorico que algunos están planteando.
No, la Revocación de Mandato que es aquel ejercicio constitucional mediante el cual ciudadanos que han perdido la confianza en el gobierno, en el Ejecutivo, piden su remoción anticipada a través de un pronunciamiento en las urnas, puede detonarse si en un mes y medio, del 1°de noviembre al 15 de diciembre se reúnen el tres por ciento del listado nominal, en términos de firmas, que equivalen algo así como dos millones 800 mil firmas aproximadamente.
La realización de este ejercicio tendría que ocurrir justo en la víspera de las elecciones, del inicio de las seis campañas electorales de los seis procesos electorales de donde se renovarán gubernaturas incluyendo, por supuesto, el estado que hoy nos alberga, Quintana Roo y, para realizarse tendrán que aprobarse los recursos necesarios.
He recibido una atentísima invitación para una respetuosa charla con el pleno de la Cámara de Diputados el 5 de noviembre así que el próximo año o después, si quieren, les cuento, bueno supongo que será una nota de interés público cómo nos fue.
Por el punto es que este es un ejercicio que implica y que requiere todas las garantías constitucionales que tiene una elección, es como una elección a la inversa, yo no me atrevo a organizar una Revocación de Mandato si no se tienen todas las garantías de que, digámoslo así, el proceso de Revocación de Mandato será equivalente, en términos de su blindaje, de su confección a una elección constitucional y el monto que hemos estimado oscila los 3 mil 800 millones de pesos.
Después de esto vendrán, ya decía, en julio del próximo año las elecciones en donde se renovarán las gubernaturas en los estados de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas.
En dos de sus estados además se renovará en un caso Ayuntamientos, en Durango, y en el otro caso el Congreso, éste Quintana Roo, después de ello, bueno aquí falta algo, pero a lo mejor me ganó el subconsciente y no lo puse, podríamos estar organizando Consultas Populares de nueva cuenta en agosto del próximo año, para eso hemos solicitado precautoriamente otros 2 mil millones de pesos por si hay que hacerla.
Si alguien se pregunta oye por qué lo hicieron con recursos propios la recién concluida bueno, porque traíamos el viento de cola de la elección y pudimos aprovecharnos de la generosidad de quienes fueron funcionarios de casilla para que repitieran los mismos digamos, gran parte de los costos ya habían sido absorbidos por la elección, pero esto no va a ocurrir si tenemos que hacer una consulta el próximo año.
Cuando vamos a saber si podemos hacerla bueno a finales de noviembre cuando sabremos si hay alguna una solicitud o no.
Después en enero, principios de 2023 vendrá una renovación parcial del Consejo General del Instituto Nacional Electoral, terminamos nuestro encargo la presidencia y tres consejerías, será esta Cámara de Diputados sin mayorías calificadas predefinidas la que tendrá que nombrar a quienes tendrán, digamos, que integrarse al colegiado del Consejo General y esa ya es otra historia.
Yo me quedo hasta donde me toca, lo demás ya será otros los encargados de escribirla, bueno todos colectivamente, pero otros los encargados de conducir los destinos de la autoridad electoral que tendrán que concretar las elecciones de gobernador del Estado de México y Coahuila en junio de 2023 y un par de meses después en septiembre de 2024 iniciar la que desde ahora, insisto, ya podemos afirmar por lo antes mencionado serán las elecciones más grandes de la historia por venir que serán las del 24.
Perdón si me he extendido, una disculpa señor Gobernador. Muchísimas gracias por su hospitalidad, yo aquí paro. Angélica, de nueva cuenta fue un verdadero privilegio, no sólo ser parte de esta sociedad, sino además haber podido participar con esta charla en los trabajos de este XXXII Congreso.
Muchas gracias.
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