VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DE LA CONSEJERA DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), CLAUDIA ZAVALA PÉREZ, EN LA PRESENTACIÓN EDITORIAL “LA CONFIANZA Y LA PARTICIPACIÓN DE LA JUVENTUD EN LA DEMOCRACIA”, REALIZADA EN EL MARCO DE LA XXXII CONGRESO INTERNACIONAL DE ESTUDIOS ELECTORALES: COALICIONES ELECTORALES EN AMÉRICA LATINA
Muchísimas gracias, Francisco.
Buenas tardes a todas y a todos. Me da gusto saludarlos.
Gracias por la invitación y principalmente gracias a Silvia y gracias a José Eduardo de verdad por este trabajo y esta investigación tan relevante.
Si ustedes me permiten, más que comentar esta importante y valiosa investigación de la que ya hablaron ampliamente la y el autor, lo que yo quisiera compartir con ustedes y con el público que nos ve y que nos escucha, es la reflexión a la que a mí me ha invitado esta investigación.
Me hago cargo en primer lugar, lo digo con absoluto respeto y agradecimiento, de la mención que hace esta obra sobre el alcance de nuestra comunicación. Me refiero a los mensajes del INE y a los de los OPLE, en el sentido de que sólo el 16 por ciento de las personas dicen recordar algo de sus contenidos.
Y, sin más, les digo que vamos a tomar en cuenta este dato porque en términos generales, creo que si algo nos aporta este trabajo es que todos los actores de la arena pública estamos obligados a revisar la forma en que nos comunicamos con la sociedad.
Ésa es para mí, repito, para mí, la mayor lección que me aporta esta investigación. Es claro que hay muchas más aportaciones. Ya lo vimos con las exposiciones de la doctora Silvia y el doctor Eduardo y ya cada quien hará su propia lectura.
Les invito a que lo leamos, a que lo revisemos porque son datos sustentados científicamente.
No puedo dejar de mencionar, sin embargo, que el INE, particularmente la Dirección Ejecutiva de Capacitación Electoral y Educación Cívica y nuestra Coordinación de Comunicación Social, han desplegado toda su capacidad, toda su creatividad y su talento, que es mucho, para dotar de información a la ciudadanía, pero es evidente que una empresa tan grande y tan ambiciosa como es el fomento, la promoción y el fortalecimiento de la cultura cívica, de la cultura democrática, de la cultura de la legalidad y de una auténtica pedagogía de los derechos, es una tarea que debe asumir, no una institución nada más, ni 10, sino todo el Estado mexicano.
En ese sentido, déjenme decirles que me llamó poderosamente la atención y eso es algo que quiero destacar de esta investigación, es ese muy oportuno llamado a hacer una seria reflexión sobre lo que hoy en día, en esta primera parte del Siglo XXI estamos entendiendo por democracia y, sobre todo, lo que las y los jóvenes están entendiendo por democracia.
Y es que estoy convencida de que a lo largo del tiempo y al calor de la lucha por el poder y de las campañas para hacerse de él, se ha sobrecargado, me parece que, de forma muy irresponsable, de funciones, atributos y de expectativas a la democracia, como si la democracia fuera un mecanismo todo poderoso que sirve para remediar prácticamente todo y, como consecuencia de ello, se ha elevado también el número de ataques, de maldiciones y de decepciones a esta forma de organización política.
La democracia es apenas una forma de gobierno, que busca que las cosas públicas se decidan con la mayor participación posible de ciudadanas y de ciudadanos e incluso de quienes todavía no lo son. Con la expectativa de que, con ese mismo ánimo e impulso, se induzca al mismo tiempo, el bienestar general.
Pero la democracia no es, no puede y no tiene ni las facultades, ni los instrumentos para resolver la desigualdad social, tampoco para resolver la pobreza ni la inseguridad, ni la infelicidad, ni muchas otras cosas que se le reclaman.
No obstante, lo que hemos podido constatar en este lapso en que se realizó este estudio y esto es muy importante mencionarlo, es que cada vez más personas, sobre todo las personas jóvenes, se interesan en los asuntos públicos, voten o no voten.
Ahí está por ejemplo la ciudadanía opinando, la ciudadanía protestando, la ciudadanía colaborando. Ahí están las feministas exigiendo los derechos de todas las mujeres, los colectivos luchando por sus causas, las y los ciudadanos integrando las mesas de casilla y, con ello, haciendo el trabajo medular de la democracia electoral que es contar y registrar los votos en frente de sus vecinas y sus vecinos, contribuyendo con ello a la construcción de confianza.
Así entonces, creo, coincidiendo con lo expuesto en esta investigación que más que con la democracia, la gente está más bien enojada, muy enojada con la forma en que la clase política, los políticos profesionales y los activistas tradicionales hacen política.
Y es que nuestro entorno cultural y en muchos otros países, la política tiene una connotación negativa y todos entendemos por qué; la corrupción, la impunidad, el cinismo, las falsas promesas, el dinero mal habido, los privilegios, etcétera, etcétera.
Sin embargo, debemos hacernos cargo, de que la única forma de tener, de construir, de concretar la sociedad justa, armónica y libre de violencia a la que todos aspiramos, es a través del arte de la política; de ese arte que solo puede realizarse ahí, donde existe pluralidad, libertad, tolerancia, paz y compromiso.
Lo que desde mi punto de vista está en el fondo de esta interesante investigación, no es solamente si los jóvenes distinguen bien a bien lo que hace y no hacen, el INE, los OPLE y los tribunales electorales, o cuánta confianza le tienen las y los jóvenes a estas instituciones. No es solamente si están más o menos dispuestos a participar en la vida pública, ni tampoco esa disponibilidad que tienen para confiar en ello.
Lo que está en el fondo, creo yo, y con esto voy agregando a concluir, es, qué cosas tenemos que hacer entre muchos y muchas para hacerle saber a la gente y a las y los jóvenes; que hacer política es ejercer su poder como ciudadanas y ciudadanos; que hacer política es construir comunidad, derechos y libertades; que la democracia sirve para resolver la disputa por el poder de manera pacífica; que la democracia implica la participación de muchas personas que piensan diferente y que tiene distintas aspiraciones, que la democracia no lo resuelve todo.
Que a los gobernantes y representantes se les elige, pero también se les exige y, finalmente, las instituciones no son las oficinas, sino el conjunto de instrumentos legales y de gestión que permiten el goce y la garantía de nuestros derechos.
Lo que nos ha mostrado esta interesante investigación es que tenemos mucho qué hacer en términos de comunicación, de pedagogía, de esa pedagogía de los derechos y de las obligaciones.
Y, en consecuencia, de la construcción de la confianza, los datos que nos presenta son interesantes y lo importante es que ya están recabados, así que lo que tenemos que seguir haciendo para construir la sociedad que queremos es seguir trabajando en esa construcción de confianza.
Muchas gracias doctora Silvia, doctor Eduardo, por dar este insumo tan relevante a las instituciones. Sin estos esfuerzos académicos-científicos nosotros no podemos mejorar nuestro trabajo y he tomado nota de todas las conclusiones a las que se arriba para mejorar el servicio al que estamos obligados a brindar con esos altos estándares de calidad.
Gracias a las y los jóvenes por interesarse, encontrarán ustedes datos, muchos datos que nos reflejan la realidad, pero lo que quiero decirles a quienes hoy nos están escuchando es que seguiremos trabajando, que tienen una aliada de este lado para mejorar y perfeccionar nuestros modelos y para que ustedes formen, se integren a esta sociedad como lo han hecho, con el modelo de sociedad que queremos formar en conjunto.
Muchísimas gracias.
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