VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LAS INTERVENCIONES DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN EL PANEL 1 “REFORMAS ELECTORALES RECIENTES EN AMÉRICA LATINA: UNA VISIÓN COMPARADA DE LA REGIÓN”, DURANTE DE LA PRIMERA JORNADA DEL “FORO INTERNACIONAL: CONSTRUYENDO LA DEMOCRACIA DEL SIGLO XXI” ORGANIZADO POR LA REGISTRADURÍA NACIONAL DEL ESTADO DE COLOMBIA
Gracias magistrada.
Tampoco pierdo mucho tiempo en los saludos a Doris, Alexander, mil gracias por la invitación a la presentación que se ha hecho.
Y, por supuesto el privilegio de poder compartir la mesa con Alejandro y con Jaime, es para mí verdaderamente un honor.
Son cinco minutos, así que procuraré ser telegráfico, dividiré esta intervención en dos grandes puntos: El primero que tiene que ver con la reforma, su idoneidad y sus necesidades; y el segundo, una reflexión, eso no da para más, telegráfica, a propósito del uso de tecnologías.
Yo quisiera complementar lo que ha dicho Alejandro circunscribiendo esta respuesta en el panorama que nos ha presentado hace unos minutos nuestro querido y admirado Daniel Zovatto.
Y es que parto de una premisa, las reformas electorales siempre son pertinentes, Daniel no ha enseñado que como los alemanes dicen “la reforma electoral es una reforma permanente”. Siempre la dinámica política electoral nos presenta nuevos desafíos y nos impone, digamos, la adecuación del marco normativo e institucional en materia electoral para estar a la altura de los mismos y enfrentar los problemas que van surgiendo, cierto.
Sin embargo, si algo hemos hecho bien y hago una reflexión general que puede tener matices, por supuesto, es nuestra región, es que en los últimos 20-25 años y ahí están textos que ha coordinado el mismo Daniel en ese sentido, si en algo hemos puesto énfasis como países ha sido justamente en realizar reformas electorales y en ir construyendo sistemas electorales e instituciones electorales con procedimientos, criterios, etcétera, cada vez más robustos.
En términos generales, los grandes esfuerzos de transformación democrática no podían ser de otra manera en nuestra región, se han centrado en reformas electorales y, desde este punto de vista, me da la impresión de que seguimos inmersos en una especie de noria electoral.
Cuando nuestros problemas estructurales, los problemas estructurales de nuestras naciones y que están afectando también la viabilidad y la gobernabilidad democráticas, están en otro lado.
Así que la premisa fundamental es, bienvenidas las reformas electorales, sin que las reformas electorales pensemos que nos van a resolver los grandes problemas que enfrentamos, incluso en el ámbito electoral.
Los problemas de pobreza, desigualdad, corrupción, impunidad, inseguridad más o menos son problemas que atraviesan nuestras sociedades y que inciden en el mundo electoral y esos son problemas que no se van a resolver a través de reformas electorales y eso es lo primero que hay que tener claro.
Segundo, cuando se enfrenta una reforma electoral, me parece que hay cinco premisas fundamentales que no deben perderse de vista.
La primera, la idoneidad y necesidad de una reforma electoral, déjenme decirlo como lo dicen los anglosajones, con una célebre premisa “if ain´t broke, don´t fix it, because you can broke” funcionan nuestros sistemas electorales, no pensemos en reinventarlos, está bien mejorarlos, pero una reforma electoral abre la puerta a eventuales retrocesos y eventuales riesgos.
Así que una reforma electoral tiene que emprenderse sólo siempre y cuando sea absolutamente idónea e indispensable, necesaria, más en los tiempos y con los contextos con esas pulsiones autoritarias que estamos viendo en todas las regiones.
Segundo gran eje, la autonomía de la discusión. Las reformas electorales no pueden, ni deben y lo digo desde la experiencia mexicana, la reforma 2014 fue una reforma que se incluyó en un gran paquete de transformaciones, de cambios estructurales en materia energética, en materia económica, en fin, en materia fiscal y, en consecuencia, la reforma electoral fue una moneda de cambio.
Las reformas electorales deben tener autonomía en su discusión, tienen que ser discutidas en su pertinencia e idoneidad y no en el contexto de una agenda mucho más amplia porque se corre el riesgo inevitable de que desde distintas posiciones políticas, la reforma electoral no sea discutido, en sus méritos y no sea moneda de cambio.
Tercer gran eje, que parta de diagnósticos reales, cuáles son los problemas que se quieren resolver, si no se tiene claro cuáles es el problema que se quiere resolver, que se quiere mejorar, pues no tiene sentido emprender una reforma porque se puede abrir la caja de Pandora.
Cuarto eje, que tenga como fundamento consensos amplios, ya nos los decía Norberto Bobbio, por supuesto que la regla de la mayoría es la regla de oro para tomar decisiones en democracias, pero las reformas electorales dado que implican las reglas del juego democrático, las reglas del acceso al poder político o son el resultado de amplísimos consensos y no de meras mayorías, incluso aunque sean mayorías suficientes o entonces vamos a estar ante un problema, porque en esa lógica de litigiosidad seguramente si no hay un consenso previo, un consenso en torno a las reglas del juego alguien después va a argumentar que perdió por culpa de las reglas. Reglas inequitativas, reglas que no fueron aceptadas, reglas que no fueron avaladas por el conjunto de los actores políticos.
Y quinto gran eje, que sean reformas para mejorar el sistema, o sea para decirlo en pocas palabras, miren, si hay un país que no ha tenido una reforma fundacional, sino que la transición se ha, digamos, instrumentado a lo largo de una casi decena de grandes reformas electorales en los últimos cuarenta años es México y las reformas electorales han implicado un cambio progresivo, gradual, paulatino de nuestro sistema democrático.
Bueno, todas esas reformas, aunque eventualmente hay algunos retrocesos, es inevitable que haya una especie de ensayo-error, todas esas reformas han sido reformas acumulativas.
Se mejoraron las condiciones de certeza en el sistema electoral, se instrumentaron condiciones de equidad, se mejoraron las reglas de fiscalización, se instrumentó un modelo de comunicación política y así sucesivamente, pero todas son reformas incrementales, cuidado, en los tiempos que corren, vuelvo a hacer referencia a los tiempos en los que Daniel hacía referencia en su primera intervención, son tiempos en los que una reforma electoral, abrir la puerta a una reforma electoral puede traducirse en una contrarreforma electoral.
Lo pongo con un ejemplo concreto y específico: Las elecciones del 6 de junio, que muchos de ustedes nos acompañaron como observadores internacionales son probablemente, desde el punto de vista técnico, desde el punto de vista de los desafíos que se enfrentaban, la pandemia, la violencia que ya mencionaba Daniel, y la inédita virulencia del discurso contras las autoridades electorales, incluso desde el poder, que es lo que lo volvía inédito, fueron elecciones que desde el punto de vista técnico y organizativo son impecables, lo digo sin medias tintas, son probablemente las mejores elecciones, desde el punto de vista de la organización por el contexto, sobre todo.
Y, desde el punto de vista técnico. Los sistemas de voto electrónico desde el extranjero, que ya mencionaba Daniel, que es la primera vez que se instrumenta, aunque de manera acotada, los sistemas de urna electrónica que poco a poco, digamos, yendo en contra de una disposición legal se instrumentaron, los sistemas de información de información de la Jornada Electoral, los conteos rápidos y los programas de resultados electorales preliminares, funcionaron de una manera nunca antes vista.
Es increíble, que a tres semanas después de una elección como esa se esté insistiendo en una reforma electoral desde la propia Presidencia de la República(inaudible).
Perdónenme, ¿no sé si me escuchen? Vuelvo a insistir en el punto. He abusado del tiempo, ya después habrá en la discusión posibilidad de hablar d ellos mecanismos tecnológicos.
¡Cuidado con las reformas electorales!, no hay que emprender esa ruta a menos que sea verdaderamente necesaria porque los tiempos que corremos son tiempos de gran riesgo, tiempos de una gran demagogia, tiempos, en consecuencia, en los que una reforma electoral no necesariamente nos puede llevar por la ruta de fortalecer lo que hoy tenemos, sino de eventualmente de perder lo que tan afanosamente hemos conseguido.
(Segunda Participación)
Gracias magistrada.
Esencialmente coincido con lo que ha dicho ahora Alejandro. Yo diría una cosa, las elecciones a pesar de que, en gran parte de nuestros países, por una cuestión de desconfianza endémica, la desconfianza parece ser parte del DNA de nuestros países.
Uno va a un país europeo y ve cómo se hacen las elecciones, a Inglaterra. Si hiciéramos las elecciones como los ingleses esto habría estallado desde hace muchísimo tiempo; es decir, aquellos son sistemas electorales fundados en la confianza, ante todo.
Los nuestros son sistemas electorales fundados en la desconfianza, y esto es lo primero que hay que tener en presente.
Dicho eso, creo que la tecnología es hoy parte indispensable, sobre todo, con las exigencias de abaratamientos de costos y demás de los procesos electorales.
Y, a pesar de que hay países y hablo aquí, ahora sí que, en primera persona, en el caso mexicano, en primera nación, si se me permite, que es el caso mexicano, y miren que si hay un país en el que la desconfianza es profundamente endémica es el nuestro.
Yo sé que Jaime y Alejandro van a decir que Argentina y Paraguay no, como decimos en México, “no cantan malas rancheras”, y Colombia seguramente también, en fin. Pero miren que acá tenemos un problema endémico en ese sentido, el uso de tecnologías sigue intensivo.
La tecnología ha teorizado, a pesar de que la legislación es muy restrictiva en este sentido para mecanismos de votación, ya decía instrumentamos y los resultados son fenomenales, el hecho de que hoy no se esté discutiendo sobre ello habla de que funcionaron bien, mecanismos como anticipaba Daniel, de voto por internet para los mexicanos que viven en el extranjero y que utilizamos ahora solamente en 11 estados de los 32 que reconocían para elecciones locales, que reconocían esta modalidad porque en 2024 el INE lo tendrá que utilizar para las elecciones Presidenciales y del Senado, así que es importantísimo que se haya dado este primer paso.
El uso todavía, si se quiere, ya no en programa piloto, porque han tenido validez jurídica de urnas electrónicas en algunos estados, de manera muy gradual, paulatina.
La tecnología para los resultados electorales, el Conteo Rápido, los conteos rápidos y los mecanismos preliminares, llámese como se quiera, nosotros los llamamos PREP, el PREP en Bolivia etcétera, del PREP también en Perú. En fin, de programas de resultados electorales preliminares.
Lo que hace la Registraduría o el Tribunal Superior Electoral o el RENIEC en Perú, el Tribunal Superior Electoral de Brasil o el RENIEC, o México, digamos la tecnología aplicada en la protección de datos personales en el uso de la biometría, etcétera, etcétera, la tecnología aplicada en la fiscalización, como ocurre en México, el sistema de monitoreo de los medios de comunicación que en México estaba obligado a hacer el INE, es decir, la tecnología forma parte ya de la organización electoral.
Dicho eso, creo que hay ciertas reglas básicas que hay que seguir en este sentido. Primero, no olvidarnos de dónde venimos, no olvidarnos de esta lógica de desconfianza, vaya si hasta los alemanes por razones distintas si se quiere, han dado marcha atrás en el voto electrónico, creo que aquí hay una cuestión que se impone, ante todo, no en el divorcio, no en la refractariedad respecto al uso de la tecnología, sino más bien en cómo hay que avanzar para que la tecnología, digámoslo así, no tenga un papel o una lógica disruptiva con lo que hemos alcanzado.
Primero, gradualismo y progresividad, si pretendemos hacer un cambio radical de la noche a la mañana, vamos a estar en problemas.
Segundo, no olvidarnos que la tecnología nunca puede ser colocada, el uso de la tecnología, la que sea, nunca puede ser colocada en una lógica de mermar la confiabilidad y la credibilidad de los órganos electorales y de los procesos electorales, porque esas son las premisas básicas de gobernabilidad electoral, déjenme ponerlo así y perdón de nuevo la referencia en primera persona, o en primer país.
En México, el INE enfrentó condiciones inéditas de desconfianza, de ataques, acusaciones de fraude y claro que eso tiene que ver, digamos, el superar eso tiene que ver con cómo enfrentas la desinformación, cómo enfrentas el mito del fraude y esto implica una actitud sumamente proactiva en términos comunicacionales y ahí también la tecnología, por cierto, está metida, tiene que ver.
Pero ante todo creo que lo que no se puede permitir es que la tecnología, el uso de la tecnología, abra la puerta al discurso de erosión de la credibilidad y de la gobernabilidad, ¿por qué el INE salió bien librado de esto, de esta historia?
Vuelvo a insistir, discúlpenme que hable del caso mexicano, porque el INE llegó a las elecciones con un trabajoso respaldo, trabajoso en términos de su construcción, respaldo del 60 por ciento de la credibilidad ciudadana.
Y salimos de las elecciones con el 71 por ciento de credibilidad, pero eso se pierde de la noche a la mañana, por lo tanto, el gradualismo y la progresividad son fundamentales porque la credibilidad y la confiabilidad son la base que no se puede perder ni erosionar.
Creo que el ejemplo brasileño a propósito del caso específico de las urnas electrónicas es un ejemplo digamos de estudio y, sin embargo, hoy en Brasil las urnas electrónicas después de 25 años, casi, casi, 23 años o 21, se elaboraron en 2000, de uso intensivo y eficaz, cierto, confiable, hoy están sujetas a discusión.
Y aquí cierro con lo que decía Alejandro, creo que el uso de la tecnología, inevitablemente, a partir de esta premisa, tiene que seguir una lógica de auditabilidad, perdónenme, como lo decía Alejandro y esto pasa evidentemente porque existan mecanismos de compulsa y de verificación.
Pongo sobre la mesa el caso mexicano que ha sido muy exitoso en ese sentido. No hay un solo sistema que no tenga un Comité Técnico externo a la autoridad electoral con profesionales, con científicos, que acompañen la construcción y que incluso que dirijan la construcción de esos sistemas.
Segundo, todos los sistemas tienen que pasar por esta lógica de auditoria y el recurrir a universidades de preferencia públicas es fundamental, porque se trata justamente de que órganos digamos que tienen una confianza construida, puedan digámoslo así, permear en la verificación de estos sistemas,
En México no hay un sólo sistema electrónico que no pase por un sistema de auditoría y por lo tanto de auditabilidad por parte de universidades o de organizaciones de la sociedad civil.
Y finalmente, lo que ya decía Alejandro de los partidos políticos, se trata de que todos los sistemas puedan ser revisados, auditados, que todos los resultados que se arrojan puedan ser reconstruidos paso a paso por cualquier persona interesada en hacerlo.
Esas son premisas básicas para que el uso de la tecnología no entre en crisis con la credibilidad que insisto, es lo primero tenemos nosotros que procurar.
(Tercera Participación)
Gracias.
Al contrario, gracias y dos apuntes finales: El primero, enfatizar esto que ya Daniel decía y que ahora que apuntó primer Alejandro y que ahora con lo que concluía Jaime.
Miren, hay muchas empresas que se dedican a esto, y está bien que haya empresas, eso en términos de costos muchas veces facilita digamos el acceso a la tecnología.
Pero la gran recomendación y de nuevo hablo por la experiencia mexicana, es que si una autoridad electoral le invierte y lo mismo hicieron los brasileños ¿eh?, le invierte a construir tecnología interna, sin; es decir, desarrollar sistemas in house, eso es fundamental y, sobre todo, si son los fundamentales, los de Resultados Preliminares.
Si se puede, claro que se puede recurrir a outsourcing para tecnologías biométricas, y qué sé yo, no pasa nada, pero en la medida en la que se puedan desarrollar capacidades institucionales no cualquier lo puede hacer, eso me queda claro, porque es un tema de dinero.
Eso garantiza buena parte digámoslo así, de enfrentar los problemas, porque permite el control a la autoridad electoral, que como ahora cerraba Jaime es a la que van a voltear a ver si o si hay un problema y la que va a pagar los platos rotos si hay algún problema.
Entonces no perder el control es fundamental, incluso si se recorre alguien que se generen los insumos, pero las plataformas se gestionan, se administran, se revisan y se auditan por la autoridad electoral.
Y finalmente, no nos olvidemos, creo que eso es, quiero terminar con este mensaje, no nos olvidemos que el sistema de construcción y de fortalecimiento de la democracia no es una ruta unidireccional: nos ha costado mucho llegar a donde estamos, nos ha costado muchísimo construir sistemas electorales que sin duda son mejorables, pero que en términos generales han dado un periodo de estabilidad política inédito en la historia de la región, pero no nos olvidemos que eso se puede perder y que como lo demuestran historias lamentables a lo largo del último siglo la deconstrucción institucional en clave democrática ocurre de manera mucho más rápida y muchas veces de manera insospechada e inadvertida.
Si a la democracia una vez que se le ha construido no se la defiende todos los días, cuando menos nos demos cuenta podemos haberla perdido.
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