Señoras y señores consejeros y representantes
Estamos iniciando un día histórico para el futuro de la democracia mexicana.
La jornada electoral es el día en que la ciudadanía, en condiciones de absoluta igualdad, elige a quienes van a representarla y gobernarla, ejerce el poder del sufragio para evaluar el desempeño de sus gobiernos; es el único día en que la opinión de un campesino, de una maestra, de un profesionista, de un trabajador o de un empresario vale lo mismo y todas y todos somos iguales ante las urnas.
Este día, a través del voto las y los ciudadanos decidiremos qué rumbo debe tomar la vida pública, las prioridades legislativas e incluso la fisonomía institucional que en el futuro deberá tener la República.
Ésta será una jornada electoral histórica por los casi 20 mil 500 cargos que están en juego en las urnas, por las normas y criterios que garantizaron el carácter paritario e incluyente de la competencia electoral, porque la democracia no se convirtió en una víctima más de la pandemia y, especialmente, muy especialmente, porque la ciudadanía se apropió de la elección con un entusiasmo extraordinario.
En septiembre de 2020, cuando iniciamos formalmente el proceso electoral, aunque sabíamos que estábamos frente a un desafío técnico y logístico sin precedentes, realmente era el contexto el que nos preocupaba.
Teníamos claro que en estas elecciones ya no estaba a prueba el modelo electoral que hemos desarrollado a lo largo de 30 años; sino la madurez democrática de actores y partidos políticos, de las organizaciones de la sociedad civil e incluso de la ciudadanía, para participar en la recreación del proceso electoral más grande de la historia, y en uno de los momentos más desafiantes para la convivencia en clave democrática en México y el mundo, derivado de la pandemia.
La crisis económica y la incertidumbre social que provocó el COVID, así como la polarización e intolerancia que dominaron la conversación pública durante las campañas, se adicionaron a los problemas estructurales que empeñan el desarrollo nacional y complejizaron de manera inédita este proceso electoral.
Pero debemos reconocer algo que, para mí, es el dato más relevante de esta jornada electoral y es el que creo que marcará su carácter histórico: ni el COVID, ni la polarización ni los problemas estructurales han alejado a la ciudadanía de estas elecciones.
Por el contrario, lo que hemos visto en estos nueve meses de organizar la elección más grande de la historia, es una renovada convicción democrática de la ciudadanía y de sus organizaciones.
Desde mi perspectiva, el entusiasmo que hemos visto en las personas que fueron insaculadas y que en estos momentos ya están instalando las más de 162 mil casillas, se refleja también en el interés por participar en la jornada electoral, y en la creciente confianza de la ciudadanía a la labor del INE.
En efecto, desde hace varias semanas los estudios de opinión coinciden en dos cosas: 1) que es probable que México experimente hoy el porcentaje más alto de participación en las urnas en una elección intermedia, y 2) que el INE se ha convertido en la institución civil del Estado mexicano con mayores de nivel de confianza entre la población.
Por todo lo anterior, en el día que la voluntad de las y los votantes se convierte en el fundamento para el ejercicio del poder político, reitero lo que dije en septiembre: la democracia mexicana sintetiza la lucha de millones de mujeres y hombres que durante varias décadas dieron su vida, su talento y su trabajo para construir una patria plural, incluyente y cada vez más justa.
Lo mismo sucede con los resultados electorales: no es el INE quien hace ganar o perder a una fuerza política; son los millones de ciudadanos quienes, con su voto, determinan, en condiciones de igualdad y legalidad, los triunfos y las derrotas electorales.
En este sentido, permítanme hacer cuatro llamados indispensables para el buen desarrollo de esta jornada.
El primero es para que los 93.5 millones de electores inscritos en la lista nominal acudan a su casilla, a ejercer su voto; que vayan a votar con la confianza de que, en todas las casillas se usará el cubrebocas, y se seguirán estrictos protocolos de salubridad avalados por las autoridades sanitarias.
El segundo llamado es para que la sociedad, contendientes y observadores electorales, denuncien cualquier delito electoral ante la FEDE, y que la nación entera se sume a la cadena de confianza que desde el INE hemos desplegado para evitar cualquier intento de fraude en las elecciones.
El tercer llamado es dirigido a los actores políticos, gobernantes, empresas demoscópicas y medios de comunicación, para que respeten los tiempos de la veda y los plazos establecidos en la ley.
A ellos les recuerdo que es ilegal difundir resultados de encuestas y sondeos electorales antes de las 18 horas, y les reitero que esta noche no habrá vacíos de información, y que hoy mismo, como ha sucedido desde la creación del INE, habrá conteos rápidos para cada una de las 15 gubernaturas (los cuales serán dados a conocer por los OPLES), así como un conteo rápido para la integración de la Cámara de Diputados, que en el INE daremos a conocer alrededor de las 11 de la noche.
El cuarto llamado es realmente un exhorto para honrar la confianza en las y los ciudadanos que hoy se han erigido en autoridades en las casillas, y que al cierre de la jornada harán el cómputo de los votos de sus vecinos. Confiemos en la ciudadanía, y respetemos su honorabilidad y compromiso con la democracia.
Recordemos que los procedimientos que se emplearon en las elecciones previas, tanto para seleccionar y capacitar a los funcionarios de casilla, como para imprimir las boletas y contar los votos, son los mismos que en esta elección serán utilizados. La legalidad de esta elección tiene la misma fuerza que las que la han antecedido.
Concluyo subrayando, a nombre de las y los consejeros del Instituto Nacional Electoral, lo que la sociedad mexicana sabe: que las boletas y las actas son infalsificables; que el padrón electoral y las listas nominales son absolutamente confiables; que el líquido indeleble asegura que las y los electores voten sólo una vez; que los PREPs han sido auditados por instituciones de educación superior, y que en el PREP, además, se pueden consultar las actas digitalizadas de cada casilla.
No obstante, para quienes tengan dudas sobre la legalidad de la jornada electoral, consideren que esta será una de las elecciones más vigilada de nuestra historia tanto por los 2.3 millones de representantes de los partidos políticos como por los casi 20 mil observadores electorales y visitantes extranjeros provenientes de 45 países.
Contribuyamos a la consolidación de una democracia plural, paritaria e incluyente, yendo a ejercer el irrenunciable derecho a votar.
Al INE no le importa quién gana ni quien pierde en las urnas; lo único que nos importa es la legalidad y la equidad de las contiendas.
Disfrutemos que en nuestro país contamos con una institucionalidad electoral que es garantía de legalidad y certeza, y que constituye la base del ejercicio de un voto libre e informado.
Todos vimos cómo en este proceso electoral se externaron profundas diferencias entre quienes compiten por los poderes públicos en las urnas, los medios de comunicación y diversas autoridades del país, por ello, veamos a la jornada electoral como lo que es: como el espacio privilegiado que se ha diseñado en un sistema democrático para que la ciudadanía y los actores políticos diriman sus diferencias políticas de manera civilizada.
Demos un paso hacia una etapa de civilidad republicana, respetando las reglas y los resultados electorales; que el día de mañana, con la autoridad moral que otorga haber respetado las reglas de la competencia electoral, podamos entre todos retomar la construcción de una nación plural, democrática e incluyente, en la que quepamos todas y todos.
Porque el día de mañana, la corrupción, la impunidad, el desempleo y la inseguridad, que tanto lastiman la convivencia pública y que dañan la tranquilidad en nuestros hogares, seguirán ahí; sólo con la colaboración honesta de partidos, autoridades, contendientes, ciudadanas y ciudadanos, podremos encontrar una salida que fortalezca la dignidad y la confianza de nuestra nación de cara a las próximas décadas. Muchas gracias