Intervención de Lorenzo Córdova, en el Foro Fake news y prosperidad

Escrito por: INE
Tema: Discursos

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN EL FORO «FAKE NEWS Y POSVERDAD: LAS EXPERIENCIAS INTERNACIONALES DE LUCHA CONTRA LA DESINFORMACIÓN EN AUTORIDADES ELECTORALES», ORGANIZADO POR LA FUNDACIÓN COLOMBIA 2050 

Muchas Gracias Juan Carlos, la verdad es un verdadero privilegio poder estar esta tarde con todas y todos ustedes, amigas, amigos, compañeros de batalla de la construcción de un compromiso colectivo de nuestra generación, de nuestras generaciones, que es la democratización de nuestros países, pero además el sostenimiento, perduración y consolidación del régimen democrático. 

La verdad es un verdadero placer, Juan Carlos, comienzo agradeciéndote a ti como director de la Fundación Colombia 2050, la posibilidad de charlar sobre uno de los muchos temas que forman parte de los desafíos que hoy enfrentan los sistemas democráticos, éstos son temas comunes, temas globales, así que mil gracias por permitirme estar esta tarde con ustedes. 

Gracias por permitirme compartir con Irene, a quien nos conocimos desde Verificado 2018, justamente, y desde entonces hemos estado en distintos espacios, foros, interactuando en la construcción, como ya lo decía Alfredo, una solución que no es única, ni definitiva, porque yo recuerdo con mis amigos del Supremo Tribunal Electoral de Panamá que de cara a sus elecciones presidenciales la experiencia mexicana se quedó corta. 

Esto solamente para evidenciar, y qué decir ahora de Piero, de lo que acaban de experimentar, es más déjenme comentar una anécdota, el caso mexicano sobre el que ahora me centraré es un caso, digámoslo así, que fue en muchos sentidos una especie de laboratorio en donde se comenzó a construir un modelo, me atrevo a decir, un modelo que ha sido el que ha orientado los trabajos fundamentalmente en América Latina, aunque no sólo en las elecciones del 1º de julio de 2018, al final resultó exitoso. 

Logramos una serie de alianzas entre muchas otras cosas, de estrategias que lograron, alianzas por redes sociales y demás, estrategias que lograron inhibir o por lo menos contener el fenómeno de la desinformación en términos de su efecto disruptivo. 

Bueno, en agosto, dos meses después de las elecciones, recuerdo que fui invitado por los colegas del Tribunal Superior Electoral del Brasil que estaban a punto de encarar sus elecciones presidenciales, compartimos experiencias y un mes después resultaba que había una nueva red social en la que no habíamos, no se nos había ocurrido poner suficiente atención que era WhatsApp, una red social que no abierta, no como las otras donde tradicionalmente proliferaban las noticias falsas, que acabó convirtiéndose en la plataforma en la cual la desinformación corrió como nunca habíamos imaginado y como nunca había esperado. 

Eso produjo, entre otras cosas, por ejemplo, que los grupos de WhatsApp hoy estén acotados, que haya una regulación mucho más estricta por parte de los propios gestores de la plataforma. 

En fin, sólo para agradecer a la Fundación 2050, a Ariana que nos hizo favor de preguntarnos ahí, y a que desde la Registraduría nos une amistad, con la posibilidad de discutir de un tema que llegó para quedarse, como decía Piero, esto nos va a seguir acompañando y es parte de las nuevas problemáticas de los sistemas democráticos. 

De nueva cuenta muchas gracias por permitirme este espacio, gracias a Irene, a Daniel que tuvo que dejarnos, a Piero y por supuesto a Alfredo y a ti Juan Carlos y gracias por la solidaridad, porque finalmente yo también creo que la construcción de la democracia depende sí de la responsabilidad de cada sociedad, pero también depende del acompañamiento en los contextos de exigencias que las sociedades democráticas nos demos unas a otras. 

Creo que si algo define la democracia es justamente que es el único medio, la única forma de gobierno que ha inventado la humanidad y que en eso tiene cifras de carácter civilizatorio para que podamos convivir en paz todas y todos porque en una sociedad democrática todas y todos tenemos cabida, nadie está, ni debe estar excluido por muy distinto que pensemos. 

Finalmente, la democracia es la única manera en la que el valor de la tolerancia en la política puede recrearse cotidianamente y sí, en efecto, la violencia es justamente la negación de la democracia y no hablo solamente de la violencia física, que es obvio, la lógica de la eliminación del contrario, sino también la violencia verbal, y eso tiene mucho que ver con lo que estamos aquí hablando. 

Ya lo decía Alfredo, no es un problema ya del fake news nada más, hoy el problema es un problema mucho más complejo, los anglosajones ahora ya, comenzaron a hablar de disinformation, pero ahora hablan de missinformation, hablan del fake news, en fin, es un fenómeno global, finalmente tiene que ver con la mentira.  

Quiero pedirles un favor, no sé si Adriana me podría ayudar, tengo preparada una presentación que me gustaría compartir con ustedes, al menos para poder tener un poco de orden en mi exposición, pero no sé si me habilitan para poder compartirla, sino me voy, listísimo mil gracias. 

Perfecto, si me dicen si la pueden ver, bueno. 

Yo arrancaría con hacer alguna reflexión más de tipo conceptual, si se me permite, y es un poco, frente a la breve temática que me han dejado Alfredo, Piero, Irene y antes Daniel, pues estoy tratando de recurrir digámoslo así a mi área de confort que es finalmente la dimensión académica, la dimensión teórica, para poder cumplir con el cometido que me han pedido Juan Carlos. 

Pero creo que es importante hacer una reflexión de tipo conceptual en ese sentido. A ver, creo que es importante partir de una premisa, la mentira no es algo nuevo, la mentira ha acompañado a la política desde sus orígenes, muy probablemente, digámoslo así, al mentiroso o al engañador en la política se le ha llamado de distintas maneras, ahí está la figura del demagogo de Platón pero creo que es un primer punto sobre el que vale la pena reflexionar, porque el fenómeno de la mentira que sustenta la desinformación no es un fenómeno nuevo, es un fenómeno, digámoslo así vinculadísimo a la política y este es un primer punto de partida para poder hacer las cuentas sobre esto que hoy sin lugar a dudas es un desafío. 

El problema pues no es que alguien mienta, es más hay un lugar común, digámoslo así, yo no me sumo a él porque creo en el valor de la política, pero hay quien, en un lugar común, el político es, de entrada equiparado con un mentiroso y no creo que sea así, pero hay que revalorar la acción y la actividad política, pero es el mejor ejemplo para sostener el punto de partida que estoy proponiendo. 

Ahora el problema no es pues que existe información falaz, que existe la mentira, el problema es el contexto en que estamos, como bien decía Alfredo y frente a ello creo que la alternativa que el mismo Alfredo descartaba, es decir, cerremos las redes digitales, cerramos los nuevos mecanismos de comunicación para salvar a la democracia, no solo es irreal, sino que también es absolutamente absurdo, es decir, contra tendencia, contracorriente. 

Pero hay que asumir que el problema que hoy tenemos es que la mentira se ve potencializada por el avance de la tecnología, la presencia cada vez mayor de la difusión del Internet, la presencia cada vez mayor de las redes sociales, el uso de éstas, claramente genera un contexto, una especie de medio ambiente digital en donde las mentiras hoy adquieren un potencial nocivo que no tenían en otro contexto. 

Dicho eso, también es cierto que hoy afortunadamente después de 10, 12 años de convivir y de utilizar, de conocer, digámoslo así, de apropiarnos de las propias redes sociales hoy sabemos que las redes sociales no hacen democracia per se, las redes sociales son simple y sencillamente instrumentos de comunicación que vuelven mucho más ágil la interacción entre las personas que están llenas, digámoslo así, de prejuicios y mitos que más vale discernir para poder enfrentar a cabalidad el problema.  

El primer gran mito es que las redes sociales en general traen consigo aparejada, digámoslo así, un componente democrático y me parece que eso es hoy lo podemos decir con todas las letras es falso, es irreal.  

Quedaron atrás los tiempos y hoy aparecen incluso como posturas hasta naif aquellos que hace 10, 15 años decían ante el advenimiento, ante la proliferación del internet y el advenimiento de las redes sociales, que el futuro de la democracia era la e-democracy. 

En donde la dimensión representativa de nuestras democracias iba a desaparecer, los congresos iban a desaparecer, no iba a haber necesidad de ello y todo se iba a reducir, digámoslo así, a que a través de nuestros mecanismos, nuestros smartphones, nuestras tabletas, en fin, nuestros dispositivos móviles íbamos a poder participar en tiempo real para tomar las decisiones de manera directa y sin los intermediarios que supone, sin los espacios de intermediación que supone la democracia representativa. 

Hoy sabemos que eso es absolutamente falso y que ése era un mito absolutamente, pues digamos ingenuo frente a, sí la potencialidad que nos presentan las redes sociales, pero también los problemas que tienen aparejados, como los tiene cualquier otro mecanismo de comunicación. 

Porque vuelvo a insistir, las redes no es que sean buenas o malas, es muy curioso cómo en México pasamos de una afirmación, de algunos actores políticos que hablaban de benditas redes sociales, porque las usaban muy bien, ahora a condenar y a maldecir, a decir malditas redes sociales. ¿Por qué? Pues porque ya no son los únicos que las usan. 

Es decir, lo que quiero decir es que las redes sociales son mecanismos, viles y sencillos, meros mecanismos de comunicación, de interacción y como todo mecanismo de interacción puede ser utilizado de manera positiva, constructiva o de manera lesiva, es decir, no son más o menos democráticas.  

El mejor ejemplo y a mí me gusta citarlo es justamente lo que pasó en el norte de África, con la llamada Primavera Árabe, nadie puede negar el enorme potencial que tuvieron las redes sociales para poder, digámoslo así, permitir la concentración espontánea, masiva que burlaba los controles de los regímenes autoritarios de la región para poder, digámoslo así, expresar a partir de movilizaciones populares, de grandes concentraciones, de protesta en un sentido democrático, la posibilidad de que se erosionaran y cayeran una tras otra como fichas de dominó todos los regímenes autoritarios, todos los gobiernos autoritarios de esa región. 

Muy bien, ¿y qué ha pasado de entonces a ahora? Tal vez salvo el caso de Túnez y con muchísimos problemas, con un respaldo internacional muy fuerte está empezando a construir su sistema democrático.  

¿Qué quiero decir con esto? Que el ejemplo de la Primavera Árabe nos permite con mucha claridad identificar esto que estoy diciendo. Las redes sociales no democratizan per se.  

Las redes sociales hicieron caer los regímenes autocráticos, pero eso no volvió democráticos a ninguno de los regímenes del norte de África, de la llamada Primavera Árabe.  

Y creo que esto es importante para poder contextualizar lo que está sucediendo y es que aquí quisiera adelantar algo digamos solamente como una especie de ensayo para una discusión que conceptualmente tiene que seguirse dando y son simple y sencillamente algunos apuntes para avanzar en ese sentido.  

Las redes sociales, sin lugar a duda, generan una comunicación mucho más horizontal, como se dice, pero tampoco es cierto que las redes sociales permitan a todos los miembros de una comunidad política, al pueblo de un determinado estado, interactuar entre sí en una igualdad de condiciones. 

Hoy sabemos y hay muchísimos estudios al respecto que las redes sociales, que la interacción de las redes sociales normalmente se hace a partir de compartimientos muchas veces (inaudible) de grandes bolsones, digámoslo así, provocados, como suele ocurrir en toda comunidad, en este caso digital, por ciertas afinidades o ciertas creencias comunes o ciertos valores compartidos. 

¿Quiénes son realmente aquellos con quienes uno interactúa en las redes sociales? 

Más allá de que cuando uno sube un tuit, cree que le está hablando al mundo, en realidad hay un conjunto de seguidores que son los que te siguen, que son con los que interactúas a quienes tú sigues que son finalmente tu espacio de interacción y son muy pocos, muy pocos los que logran trascender esos bolsones. 

Los así llamados influencers, por un lado, o bien los que utilizando mecanismos tecnológicos, bots, tecnologías aplicadas, digamos, a la potencialización de los mensajes o incluso el pago, porque no hay que olvidar que también si pagas tienes un alcance mayor, los que te permiten trascender esos bolsones.  

Entonces, también es falso que en las redes sociales todos seamos iguales. Hay unos que son más iguales que otros y son los que logran trascender los bolsones de uno a otro. 

Es decir, volvemos ahora a pesar de esa primera imagen de igualdad, de horizontalidad, a caer finalmente en la triste realidad de que no todos en las redes sociales somos iguales y hay quien pesa más que otros. 

Dicho eso, yo apuntaría, incluso concediendo el hecho de que la primera condición de una discusión democrática ocurre en las redes sociales, es decir, participa un número muy grande de personas, incluso concediendo eso, con independencia de lo de los bolsones, hay dos características de la discusión democrática que es indispensable para poder hablar de una discusión democrática que no necesariamente se da en el ámbito de las redes sociodigitales. 

El primero de estos elementos adicionales, digamos al de la inclusión, es un piso con muto entendimiento. 

Es decir, el compartir un piso de información básica común y que implica justamente no sólo tener acceso a fuentes de información confiables ¿no? en la medida de lo posible que nos proporcionen datos verificados, reales y no mentiras, porque si no ya no tenemos ese piso común, sino que lo que podemos generalmente presenciar son monólogos y, por supuesto, se requiere también, digamos, un mismo plano de entendimiento, un plano mínimo de entendimiento. 

Si yo lo que hago es poner una opinión en mi red social, en cualquier plataforma de mi red social y enfrente me encuentro a alguien que lo único que te dice es “vamos a ir por ti a tu casa”. 

Pues evidentemente ahí no hay un debate democrático, ni de lejos o cuando tú tienes una agresión, una descalificación gratuita, lo digo en español, en mexicano, si tú dices algo, pones una opinión y enfrente tienes una mentada de madre, pues evidentemente ese piso de entendimiento común que es hoy en día la discusión democrática, no se puede dar. 

Pero hay un elemento adicional, la democracia siempre, desde la antigüedad clásica, implica sí el involucramiento de muchas personas en la discusión, pero implica la responsabilidad de cada una de las personas que participan en esa discusión, de hacerse cargo de lo que se dice.  

Y las redes sociales hoy en gran medida lo que hace es permitir una discusión que se asemeja más a esos murmullos, a veces muy estridentes, a los que se refería Canetti como el modo en el que las masas hablan, Elías Canetti. 

Es decir, lo único que acabas teniendo es mucha estridencia y muchas veces no sabes ni siquiera quien es tu interlocutor.  

Bueno, de entrada, cuando abres una cuenta de Twitter, a menos que la personalices, pues lo que tienes es un huevo. 

O abrir con Spears, porque alguien bajó la foto de Britney Spears y teniendo interacción contigo. Y eso, evidentemente, diluye esa otra característica indispensable del debate democrático que es la responsabilidad de los participantes.  

Dicho esto, ¿hay que tirar las redes sociales? Por supuesto que no. Las redes sociales llegaron para quedarse, pero las redes sociales hay que entender lo que pueden dar y lo que no necesariamente dan. 

Al final vamos a acabar terminando en una conclusión inevitable. Las redes sociales, el uso de las redes sociales depende de cómo se utilicen, depende de los usuarios de las propias redes sociales. 

Estoy diciendo una obviedad, pero llegar a este recorrido, para llegar a este punto me parece que es fundamental para enfrentar el problema desde el punto de vista conceptual de dónde estamos parados. 

Un último apunte y paso así, conocemos ya el caso mexicano, es un caso que hoy está replanteándose, para decirlo en términos socio digitales, ahora ya tenemos la versión 2.0, digamos, de lo que ensayamos en 2018, porque estamos de cara a la elección 2021, y haré un apunte sobre esto. 

Pero me parece que hay dos disyuntivas y que reflejan en buena medida los dilemas que han planteado Irene, Piero y Alfredo en esta charla. 

El primero es cómo enfrentamos el tema de las redes digitales. Y hay dos grandes modelos que podemos identificar a lo largo y ancho del mundo, con sus variantes evidentemente, pero dos grandes modelos. 

El primero es un modelo que plantea por tratar de regular algo que no estoy cierto todavía que pueda efectivamente regularse; porque si algo caracteriza las redes sociales es su dimensión global, digámoslo así, y la civilidad en términos territoriales. 

Y es el modelo regulatorio punitivo por el que han optado algunos países. Este es el que algunos coloquialmente conocen como el modelo francés, y que se deriva de aquella iniciativa que el Presidente Macron, si no me equivoco, en diciembre de 2018 planteó a la Asamblea Nacional, se aprobó de cara a las elecciones del parlamento europeo de 2019. 

Un modelo, lo sintetizo así, en el cuál quien emitía una noticia falsa durante temporada electoral cometía un delito, quien replicaba, consciente de que era una noticia falsa, la noticia falsa, cometía un delito; y la plataforma en la cual operaba esa red social si no bajaba la noticia falsa una vez señalado por la autoridad correspondiente dentro de 24 horas, cometía un delito. 

Es decir, un modelo evidentemente punitivo, hay varios países que han seguido este modelo, y hay que decirlo con toda claridad, con muy poca efectividad, a menos que se trate de un régimen autoritario en donde simple y sencillamente, como ocurre en algunos países, simple y sencillamente se baja el switch del Internet y se acabó. No hay redes sociales y, bueno, pues no tenemos el problema. 

Pero eso, me parece que es, como decimos en México, como resolver el problema tirando el agua sucia con todo y niño. Creo que no es la solución. 

El otro modelo es el modelo por el que hemos optado y del que hemos estado hablando aquí, que es un modelo, digámoslo así, que no apunta a la lógica de la regulación, de tratar de regular algo que es en muchos sentidos inasible, irregulable, sino, hay una discusión abierta, creo que algún grado ahí está la Merkel diciendo, por ejemplo, que algún lado de regulación sin lugar a dudas se tiene que tener, el problema es cuándo y hasta dónde,  

Tanto Alfredo como Piero, como la misma Irene han planteado el tema de la libertad de expresión en este tema. 

Bueno, el modelo en todo caso que se comenzó a ensayar en México en 2018 y que ha sido el que se ha ido modulando, mejorando, instrumentando en los países de América Latina fundamentalmente, ha sido un modelo que apuesta más bien por la lógica de combatir la desinformación con información. 

¿Cómo podemos combatir la desinformación? Bueno, aclaro ahí, hay ciertas informaciones, o ciertas noticias, o ciertos mensajes en las redes sociales que claramente son antidemocráticos e ilegales. 

El discurso del odio, bueno, lo vimos en Estados Unidos, el llamado a la toma de una institución pública, a quemar instituciones, o a matar instituciones, bueno, perdón, estoy haciendo para los amigos de América Latina un juego poco leal porque eso es lo que se dice ahora en México. 

Hay quien sostiene que a las instituciones deben, literal, hay instituciones que deben morir, bueno el INE concretamente, que el INE debe morir, que el INE debe ser erradicado, que el INE debe ser exterminado, bueno, no soy yo quién para decirlo, pero me da la impresión que discursos de esa naturaleza claramente están al límite de la ley y rayan en lo que se conoce como el discurso de odio, que está claramente penado en las distintas legislaciones democráticas. 

Ahí está claro, eso no se puede y utilizar las redes sociales para llamar a matar a alguien me parece que eso ya no es lícito en un contexto democrático. 

Pero, hombre, ya lo decía Alfredo, ¿cómo distinguimos una opinión de una noticia? ¿Cómo distinguimos una media verdad, o una verdad a medias, de una noticia falsa?  

Es decir, el problema no es menor, por eso este es un modelo mucho más compatible con la lógica democrática que el modelo restrictivo. 

Que además el modelo restrictivo tiene el pequeño problema, y como suele ocurrir en nuestros países que le cargamos la mano a los órganos electorales, de ponerlos a nosotros, a los órganos electorales a tener que decidir qué es cierto, qué es falso y qué no, en fin. 

Y qué tiene que bajarse y no de las redes, lo cual es un problema no menor, porque aquí lindamos, como se decía antes, en el terreno de la libertad de expresión y, eventualmente, en el de la posible censura. 

Creo que ese es el modelo a seguir, es el modelo que nuestros países han venido siguiendo y es un modelo que tiene, eso sí, múltiples componentes como los casos que ha contado Piero en el Perú, o bien Alfredo, en Panamá, y que se ha convertido en uno de los puntos de referencia, digámoslo así, a nivel continental, pues hablan de esta pluralidad de estrategias. 

Yo diría para tratar de sintetizar, acercarme a la conclusión y aprovechar y plantear cuáles son los tres grandes ejes, diríamos, cuatro grandes ejes que hemos seguido en México, apostando a este segundo modelo, es que el contexto no ayuda, ya se decía, es un contexto, vaya, muy complejo en el que estamos operando nuestras democracias, la inseguridad, la pobreza, la desigualdad, en fin. 

La falta de resultados de las instituciones democráticas, la crisis de la representación política, la crisis de los partidos, en fin, todos estos son fenómenos que abonan, digámoslo así, en ese contexto adverso para la recreación de la democracia y donde las noticias falsas vuelan. 

Creo que en este sentido también tenemos otro problema, explicar muchas veces lo que hacemos, cómo se hacen las elecciones, a veces en México además son particularmente vagas, y hay una regulación particularmente barroca y excesiva, nuestros países normalmente, a diferencia de los países de Europa o los anglosajones, hacer elecciones significa ir en contra de la desconfianza, remontar la desconfianza y eso implica legislaciones muy complejas que a veces son complicadas de explicar. 

Y bueno, el tema de que muchas veces la explicación si no la haces de manera oportuna y puntual acaba siendo un mero ejercicio de control de daños, de reparar problemas que ya te generaron una situación, digámoslo así, problemática de entrada, una situación de desventaja de entrada. 

Por eso el primer gran, la primera gran, digamos, estrategia en este seguro gran modelo que hemos seguido creo que es, como lo decía Alfredo, las instituciones electorales tenemos que volvernos agencias pedagógicas, agencias explicativas, tenemos que ser, de que aprender a tener una vocación de explicar cuestiones que muchas veces damos por sentado pero que afuera la gente no lo sabe y al no saberlo es presa de la desinformación y las noticias falsas. 

La información oportuna, puntual, anticipatoria de eventuales, y además ya sabemos muchas veces cuáles son las noticias falsas típicas en las elecciones: ¡ah! se decidió cambiar la fecha de la elección, no, no se ha cambiado la fecha de la elección.  

Entonces, ante esto creo que tener esta vocación de ir explicando, ir sentando, digámoslo así, las bases de información cierta es fundamental, pero esto implica un ejercicio muy importante que muchas veces, aquí lo digo yo así, para contrarrestar la idea de que las campañas electorales siempre tienen un war room, pues los órganos electorales tenemos que tener un this room como el que se estableció en el Tribunal Alfredo, en donde se tejen esas estrategias, se construyen estas lógicas de comunicación y se siembran entre la sociedad.  

No voy a avanzar mucho más porque no quiero abusar del tiempo, por supuesto mi querido Juan Carlos esta presentación se las dejo y la trabajamos, la enriquecemos, en fin, pero quiero simple y sencillamente agregar los otros tres grandes ejes sobre los que hemos trabajado en México.  

Uno, es la alianza con las redes sociales, a ver son empresas, muchas veces tienen unos problemas de credibilidad enormes, piensan ustedes en todo el tema de Cambridge Analytica, por ejemplo, que ha, digamos, quebrado la confianza y muchas otras, la discusión sobre los tuits que se cancelaban o no se cancelaban en Estados Unidos o incluso en México, las cuentas de Twitter quiero decir, en fin, ahí hay una discusión abierta, pero es inevitable.  

Aquí no podemos jugar el juego de construir información sin utilizar y volver funcional el terreno donde la desinformación corre por las redes sociales y esto pasa por alianzas, por la construcción de convenios en donde se tejen estrategias comunes entre las autoridades electorales y los gestores de las propias redes sociales. 

En el INE estamos trabajando desde hace algunos años, por ejemplo, con Facebook en un proyecto interesante que tiene que ver más bien con la construcción de ciudadanía en el ámbito digital que se llama “Soy digital”. 

Es decir, tratar de construir, visto que esto es lo de hoy, ciudadanía en el ámbito digital, y que pasa precisamente por corresponsabilizar a los propios usuarios de las redes sociales de volverse, no quiero dejar a Irene sin trabajo, pero volverse cada uno un verificador en este sentido. 

Es decir, cuando tienes una información y tienes una duda primero infórmate, ve si es cierta, hay muchos mecanismos para saber y si lo es y después lo de las un retuit o un like ya será cuestión que harás conscientemente, pero no eres un replicador en automático de la desinformación y en todo caso cada quien será responsable del punto.  

Alianzas de esta naturaleza, estrategias de esta naturaleza son fundamentales y por supuesto, todavía algo no logrado, pero en lo que cada vez avanzamos más, es ese lugar ideal en donde cuando alguien tenga un post de Facebook en donde, por ejemplo, hay una noticia falsa, al haberse identificado que esa noticia es potencialmente dañina y está diseminándose, pueda aparecer una especie de ventana diciendo: oye cuidado esa información es falsa, pero quiere saber más más de esto da clic aquí y eso te re direcciona a plataformas verificadas, sean de la autoridad electoral, sea de fast checkers, etcétera, etcétera, que te permitan, que le permitan al ciudadano tener el contraste de la información.  

Segundo gran eje: ejercicios de verificación, como el que participó y ha venido participando Irene, justamente y ya mencionaba, aquí pongo el ejercicio de Verificado 2018. 

Lamentablemente en 2021, con el contexto de crisis, de astringencia económica en los distintos medios de comunicación no hemos logrado, no logramos que se constituyera una iniciativa de esta naturaleza, pero creo que como modelo prototípico ahí está y déjenme decirlo esto.  

Creo que la gran virtud, Irene no me vas a dejar mentir, de Verificado 2018 es que no estuvo anclado a un medio de comunicación, porque todos los medios de comunicación hacen fast checking, hay pequeño problema.  

¿Qué va a hacer un televidente norteamericano, demócrata, si escucha el fast checking que hace Fox News, pues seguramente no le va a creer, o un republicano si escucha el fast checking de CNN? La gran virtud de Verificado 2018 es que fue una iniciativa independiente, de la sociedad civil que contó con el respaldo de las autoridades electorales, pero que no dependía de las autoridades electorales. 

Y que incluso concitó que prácticamente todos los medios de comunicación mandaran a algún periodista a capacitarse y a trabajar para esta agencia social de verificación que generaba fast checking para todos y daba servicios a todos.  

A partidos como nos contaba Irene, a los medios de comunicación también, a las propias autoridades electorales y que incluso se convirtió en una especie como de testigo social.  

Recuerdo un caso, Irene probablemente lo sabe: ¡Ah, el marcador que el INE pone para que se crucen las boletas! Se borra, a ver ahí les va a Verificado, un marcador, un papel con el que se hace la boleta, hagan el ejercicio y ustedes digan si se borra o no, pues no se borraba.  

Pero creo que Verificado tuvo tres grandes virtudes, primera ésta, era un ejercicio de la sociedad, no un ejercicio de autoridad ni de un medio tradicional o convencional de comunicación.  

Segundo, fue un ejercicio temporal, es decir, fue un ejercicio que cuando terminó la elección se acabó, para evitar que pudiera asignársele alguna, digámoslo así, alguna lógica, alguna intencionalidad política. 

Y, tercero, es decir, se nutrió, fue un ejercicio colectivo, de la sociedad, pero colectivo, es decir se nutrió de múltiples medios digitales, medios nativos digitales, periodistas que decidieron, que fueron prestados para cumplir esta función. 

El tercer punto, el tercer eje y con esto concluyo, y perdóname, Juan Carlos, estoy abusando, envalentonado de la solidaridad de mis colegas en el panel.  

El tercer gran eje es el que llamamos Certeza 2018 y que hoy estamos replicando, hacer una elección implica un enorme despliegue territorial. Hoy con la tecnología prácticamente todos los órganos electorales, me dirán ustedes, Piero, Alfredo, en fin, Juan Carlos, lo hacía la registraduría, implica que el personal que se despliega en campo muchas veces está dotado de mecanismos, de dispositivos móviles a través de los cuales se genera la información de cómo se va avanzando, dónde hay problemas, qué soluciones se pueden dar, etcétera. 

Bueno, contar hoy con un dispositivo móvil es contar también con mecanismos para generar información cierta, real y que puede verificarse.  

¿Qué quiero decir con esto? Que los órganos electorales al tener el despliegue territorial que supone hacer una elección también pueden convertirse en un poderosísimo generador de información.  

Nosotros con este proyecto de Certeza lo que hemos hecho es poner a disposición la estructura del propio Instituto que obviamente está volcada por ejemplo hoy a 52 días de la elección a organizar la elección, también para poder validar, verificar aquella información que los medios de comunicación requieran que sea verificada.  

No estoy diciendo hacer fact-cheking estoy diciendo generar información para que eventualmente alguien más fact-cheking eventualmente los medios, pero los órganos electorales sabemos, como nadie, lo que está ocurriendo en todos los lados del país cuando hay una elección y creo que esta infraestructura que, sin duda, es una estructura pública del Estado tiene que estar a disposición de la sociedad para generar la información con todos los elementos que podamos. 

Y al contar con dispositivos como éste, hoy tenemos, por ejemplo, cerca de 70 mil funcionarios desplegados a lo largo y ancho del país, pues tenemos cerca de, un número equivalente de dispositivos que son cámaras, que pueden grabar breves videos, que pueden generar, digámoslo así, insumos para poder generar esa información. 

En suma, creo, termino como empecé creo que este ejercicio, Juan Carlos, es fundamental porque el tema de la desinformación llegó para quedarse, el de las noticias falsas es uno de los dilemas que están enfrentando los sistemas democráticos, no sólo de los países de América Latina, aquellas épocas en las que se hablaba de los problemas de las democracias consolidadas y de los problemas de las democracias emergentes pues se quedaron atrás, hoy los problemas son problemas globales, no hay soluciones únicas y, por lo tanto, espacios como éstos nos sirven para retroalimentarnos permanentemente en la construcción colectiva de la generación de mejores prácticas, de herramientas, de novedades de, digamos, de estrategias novedosas para combatir un fenómeno que nos aqueja a todos. 

Finalmente, la defensa de la democracia ya no es un asunto nacional, también es un asunto globalizado digo yo, así que mil gracias, Juan Carlos. 

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