VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DE LA CONSEJERA DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), DANIA PAOLA RAVEL CUEVAS, DURANTE LA VIDEOCONFERENCIA: EL USO DE LAS REDES SOCIALES POR PARTE DE LAS JUVENTUDES Y LAS MUJERES CANDIDATAS EN PROCESOS ELECTORALES. ¿HERRAMIENTAS O ESPACIOS DE ATAQUE?
Muy buenas tardes a todas y todos los que nos acompañan en la segunda edición del ciclo de mesas #INE Incluyente, cuyo principal objetivo es generar reflexione sobre la inclusión y cómo garantizar los derechos político-electorales de sectores a los que históricamente se les ha relegado.
Dos de estos sectores son precisamente las mujeres y los jóvenes. Dos grupos que por el número de personas que representan el Padrón Electoral tienen poder, no sólo para cambiar el sentido de una elección, sino, incluso, el sentido político del país.
Las mujeres constituyen el 51.2 por ciento de la población en México con 64.5 millones de mujeres. Por otro lado, el INEGI define a las y los jóvenes como el segmento de la población que tiene entre 15 y 29 años de edad, conformado actualmente por 31.37 millones de personas según el Censo 2020, lo que representa el 24.9 por ciento del total de la población mexicana.
En cuanto a quienes están en edad para votar, con corte al 5 de febrero de este año, en la Lista Nominal se han registrado 25 millones 578 mil 220 jóvenes entre 18 y 29 años, lo que representa el 27.64 por ciento del total de la ciudadanía que se encuentra registrada en el Padrón y cuenta con su credencial para votar vigente.
Las mujeres, por otra parte, representamos el 51.76 por ciento de la Lista Nominal.
Por lo que hace a las y los jóvenes, tenemos que aproximadamente 1 de cada 3 votantes está en este grupo etario, lo cual hace evidente que se trata de un sector muy grande y de ahí la importancia de revisar qué expectativas tienen en cuanto a la política y a la participación ciudadana, pues a pesar de representar un alto porcentaje de la población con edad para votar, también es en ese grupo en donde se tienen registrados los menores niveles de participación.
En las elecciones de 2018 los segmentos que concentraron mayores niveles de abstención fueron los grupos entre 19 y 34 años, y las personas mayores de 80 años. Esta tendencia no aplica sólo para ese proceso electoral, sino que se ha repetido en los últimos años.
Aunque las cifras parecieran reflejar cierto desinterés o indiferencia al sector juvenil hacia la política debemos recordar que esta no sólo se limita al ejercicio de voto o a asumir cargos públicos, también es posible advertir ese interés en las nuevas formas de organización y expresión de las personas jóvenes, y podemos ver ahí que sí están buscando cambiar su entorno.
Las redes sociales han tenido un papel de suma importancia en estas nuevas formas de expresión y organización, las y los jóvenes han encontrado en ellas una forma de participar e incluso, constituyen una vía para comunicarse directamente con sus gobernantes y exigirles rendición de cuentas, así como presentar sus demandas para que sean atendidas.
La Encuesta Nacional Sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares estima que el 91.8 por ciento de las personas jóvenes tienen un teléfono celular, esto resulta particularmente importante porque el uso de los teléfonos celulares ha permitido un mayor acceso a internet y, por ende, a las redes sociales y una democratización de estos, sin olvidar, por supuesto, que todavía hay sectores y comunidades con poco o nulo acceso a internet y con una brecha tecnológica importante.
Y esto me lleva a una anécdota: hace un par de años estuve en Oaxaca hablando sobre violencia política contra las mujeres por razón de género, particularmente a nivel municipal y en zonas rurales donde no tienen acceso a internet. Y había ahí varias mujeres síndicas, regidoras, que me decían que sufrían acoso por internet, particularmente a través de Facebook.
Y yo me preguntaba ¿bueno, pero es que yo tengo aquí los datos y en esas comunidades no hay internet?, ¿cómo ocurre eso?
Y lo que me respondieron fue que, más o menos a dos kilómetros de su comunidad había una tiendita donde iban a abastecerse y ahí había acceso a internet, entonces llegaban, bajaban todo el contenido de Facebook y luego con calma lo revisaban en su casa y es cuando se daban cuenta que estaban difamándolas, inventándoles cosas respecto a su vida privada, por supuesto, para tratar de incidir en su vida política.
Ahora bien, es cierto que las redes sociales ya tenían un papel muy importante en la construcción de vínculos ciudadanos y en las formas de consumir información, pero el contexto de pandemia en el que vivimos desde hace casi un año ha provocado un auge aún mayor.
La pandemia por COVID-19 y las restricciones de movilidad que supuso para gran parte de la población también aumentaron el uso de redes sociales. Según informe de Hootsuite y We are social el número de usuarios de redes creció en un 13 por ciento durante 2020.
Plataformas como Twitter tiene un gran peso para la distribución de información sobre política. De acuerdo con sus cifras, de las personas que utilizan Twitter el 64 por ciento entra al menos una vez a la semana para informarse sobre lo que sucede en la política.
También destaca que el 76 por ciento de las personas usuarias de esta red ha interactuado con políticos y con partidos políticos, y el 67 por ciento lo ha hecho políticos o partidos políticos distintos a sus ideologías.
Redes como WhatsApp, Facebook, Twitter e Instagram han permitido la organización de comunidades afines e incluso han permitido la realización de protestas que han cobrado relevancia internacional. Sin duda internet ha jugado un papel fundamental en ciertos momentos de la historia reciente, uno de los primeros casos de éxito fue el uso de redes sociales por Barak Obama cuando fue candidato presidencial, él fue uno de los primeros que aprovechó las tecnologías para difundir su campaña política y para recaudar fondos para la misma.
En espacio como Facebook o MySpace inició una campaña política más focalizada hacia los intereses específicos de las juventudes y fuera de los medios tradicionales.
Pero el papel de las y los jóvenes en la llegada al poder del primer presidente afroamericano no estuvo únicamente en las redes, sino que se trasladó porque el voto joven fue trascendental para que Obama resultara ganador. Obtuvo el 66 por ciento de apoyo entre el electorado de menos de 30 años en las elecciones de 2008 y el 60 por ciento del mismo sector en las elecciones de 2012.
En su momento, a estrategia impulsada por el equipo de Obama constituyó una forma novedosa y diferente de acercase a las personas jóvenes, lo que además dio cuenta de que sí era un sector que estaba interesado en participar de forma activa en la forma activa en la política, pero buscaba hacerlo a través de sus propios canales.
Otro caso muy documentado e importante del papel de las redes sociales y de las personas jóvenes para modificar su entorno, es el de la llamada Primavera Árabe, un movimiento iniciado a través de redes sociales por las y los jóvenes que provocó cambios importantes en varias naciones de la región como Túnez, Egipto, Libia, Siria, incluso consiguió que cayeran los gobiernos dictatoriales que se habían perpetuado en el poder por décadas en algunos de estos territorios, bajo el lema: La cámara es mi arma.
Las y los jóvenes iniciaron un movimiento de periodismo ciudadano para documentar las revueltas y mostrar al resto del mundo lo que sucedía al interior de esos países.
En el caso mexicano desde luego tenemos el movimiento #Yo soy 132, pero también, más recientemente podemos hablar en la segunda campaña de Donald Trump para la reelección en la Presidencia de Estados Unidos, supimos también que varios jóvenes se organizaron a través de Tik Tok para que no asistieran a algunos de sus eventos de campaña.
O también supimos, más recientemente, del golpe que dieron algunos jóvenes a Wall Street cuando se unieron a través de la red Reddit y apoyaron a la empresa Game Stop.
Sin embargo, así como las redes pueden impactar de forma positiva también hay que reconocer que pueden ser utilizadas y manipuladas de forma negativa, pues es necesario tener en mente que tanto las redes como las tecnologías de información por sí mismas son terrenos neutrales y que dependen del uso de las personas que las utilizan.
Una de las principales desventajas que presentan es la divulgación de noticias falsas o fake news, las cuales también puede traer un riesgo informativo importante, por la rapidez en su difusión y la dificultad para desmentirlas una vez que se han esparcido, lo cual puede conducir hacia la desinformación.
Aunque la percepción de los usuarios es que en redes como Twitter estás más cerca de las fuentes confiables esto no sucede siempre así, pues también existe una gran difusión de información falsa, de hecho, un estudio publicado en la revista Science en 2018 reveló que las mentiras y noticias falsas se difunden normalmente entre más personas que las noticias que sí son ciertas.
Eh el estudio se destacó el hecho de que usualmente las noticias falsas reciben un 70 por ciento más de retweet que las ciertas, pues el hecho de que sean mentiras usualmente causa reacciones más fuertes de indignación, sorpresa o temor entre quienes las difunden, lo que las vuelve virales en menor tiempo.
Para contrarrestar este fenómeno en el contexto mexicano y específicamente electoral tuvimos iniciativas como Verificado 2018, surgida con motivo del proceso electoral 2017-2018 y la cual conjuntó el esfuerzo de 60 medios de comunicación, organizaciones de la sociedad civil y universidades que se unieron para detectar noticias falsas y reportarlas.
La iniciativa además tenía un nexo con la ciudadanía pues podía apoyar con la verificación de cadenas difundidas en WhatsApp o noticias específicas que las personas usuarias de internet señalaran para saber si eran ciertas, falsas o tendenciosas.
Además de las fake news, otro gran problema presente en las redes es la violencia en general y en particular la violencia de género que muchas veces se ejerce a través de éstas.
En 2018, Luchadoras publicó un informe en el que dio seguimiento a las denuncias de distintas candidatas a puestos de elección popular sobre lo que habían vivido durante las campañas.
El informe presentaba un panorama de la forma en la cual la tecnología también puede magnificar la violencia política en razón de género. De acuerdo con el informe, las agresiones más comunes eran expresiones discriminatorias, amenazas y campañas de desprestigio.
Entre las expresiones de violencia que se analizaron en el estudio se encontraban comentarios con intención sexual, la valoración del aspecto de las candidatas, agresiones contra sus familiares, enfatización de los roles de género, divulgación de videos íntimos de algunas candidatas, entre otras.
Otro riesgo es la presencia de bots, que no sólo modifican las tendencias orgánicas para desviar la atención o posicionar temas o hashtag determinados, sino que también puede generar acoso colectivo hacia una persona o esconderse en el anonimato para ejercer violencia política contras las mujeres.
Se calcula que más del 55 por ciento de los mensajes distribuidos en redes han sido difundidos o amplificados por algún bot.
Pero para hablarnos de todo esto hoy nos acompaña una experta en el tema, Lulú Barrera, quien es Directora y fundadora de la Colectiva Feminista Luchadoras.
Lulú Barrera es defensora de derechos humanos y activista feminista, además actualmente forma parte de la Junta Directiva Global de Amnistía Internacional.
También es integrante de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México y de la Red de Innovación Política en América Latina.
Luchadoras es una colectiva que ha empleado las redes sociales y la tecnología para luchar a favor de la igualdad de género, combatir al machismo en el espacio digital y generar las condiciones para que internet sea un espacio libre de violencia contra las mujeres.
Este espacio busca concentrar información y testimonios de mujeres que están revolucionando el mundo, al mismo tiempo se ha constituido como un espacio libre de violencia que busca transformar y erradicar actitudes y culturas machistas presentes en nuestra sociedad.
A través de este proyecto es posible conocer las historias de activistas y mujeres a lo largo del mundo, así como las acciones que han tomado para cambiar sus entornos.
Luchadoras ha sido reconocida con los premios de la Ciudad de México y la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México. Este proyecto también fue finalista para el premio EQUALS in Tech de Naciones Unidas y del Programa Frida Lacnic.
Al lado de un equipo conformado con varias mujeres, Luchadoras se ha constituido como un espacio en el que las narrativas sobre mujeres son escritas por otras mujeres con un enfoque feminista y con la intención de inspirar a más personas y divulgar las acciones que diversas mujeres alrededor del mundo toman para mejorar sus contextos, así es que, sin más preámbulos le cedo la palabra a Lulú Barrera.
-o0o-