Intervención de Lorenzo Córdova, en la sesión extraordinaria del Comité Editorial en la que se dictaminó la aprobación de la publicación del libro Monitor Democrático 2020

Escrito por: INE
Tema: Consejero Presidente

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN LA SESIÓN EXTRAORDINARIA DEL COMITÉ EDITORIAL EN LA QUE SE DICTAMINÓ LA APROBACIÓN DE LA PUBLICACIÓN DEL LIBRO «MONITOR DEMOCRÁTICO 2020. LA FUNCIÓN DE LA DIVISIÓN DE PODERES Y LOS ORGANISMOS CONSTITUCIONALES AUTÓNOMOS EN EL PRESIDENCIALISMO CARISMÁTICO EN MÉXICO», ORGANIZADO POR EL COLEGIO DE PROFESORES-INVESTIGADORES CON ACTIVIDADES ACADÉMICAS FORMALES EN UNIVERSIDADES EXTRANJERAS DE EXCELENCIA, A. C. (COPUEX)

Lorenzo Córdova Vianello, Consejero Presidente del INE

Muchas gracias, mi estimado Luis.

Es un verdadero privilegio poder participar esta mañana con, no solamente distinguidos académicos, sino, también, protagonistas de la vida pública y, sobre todo, como se ha dicho, de amigos. 

Quiero saludar con mucho afecto a Santiago, agradecerle no sólo sus palabras, sino una trayectoria de lucha por causas comunes a lo largo de distintas trincheras y varias veces las mismas, por cierto, Santiago.

Desde ahora, bueno, ya lo hizo Santiago, así que de una vez, no estoy diciendo o adelantando nada, Santiago ya lo mencionó, en un ratito más nos vamos a ver para refrendar esa alianza que hemos establecido con la Unidad de inteligencia Financiera que ahora él dirige, y el Instituto Nacional Electoral, un poco en esta lógica de lo que muchos de los que estamos aquí nos gusta decir, los órganos constitucionales autónomos somos tales, somos celosos de nuestra autonomía, pero no somos autárquicos, somos órganos del Estado, y eso implica colaborar, contribuir con otras instancias públicas, con instancias gubernamentales para poder, con respeto de nuestras competencias, en el ejercicio de nuestras atribuciones constitucionales pues enfrentar los que ya mencionaba Santiago, son podríamos decir, los grandes problemas nacionales. 

Así que la verdad me da mucho gusto estar en este espacio, además espacio académico, con alguien que desde distintas trincheras ha acompañado el trabajo de los órganos autónomos, ha formado parte de los órganos autónomos y, además, es un amigo de larga data.

Me complace también muchísimo estar con Blanca Lilia, mi homóloga, Presidenta en el INAI, también pues defensora de ese otro de los pilares que sin los cuales la democracia no se entiende, las elecciones son el piso mínimo, pero sin transparencia no hay democracia, así que la garantía de ese derecho fundamental, de esa característica en los estados democráticos, bueno, está bien resguardada por el propio INAI y me complace mucho ahora compartirla esta mesa con Blanca Lilia.

Qué decir de mi estimado Fabián y Fernando, colegas en la Facultad de Derecho, esa es otra trinchera fundamental para la defensa de los principios, no sólo para la compresión de los fenómenos públicos sociales, sino también, para la defensa de los principios y de las instituciones que componen o absorben lo jurídico constitucional. Un gusto, Fernando y Fabián estar con ustedes y, por supuesto, con Paty que es diligente, puntual y la artífice de estos ya muchos cursos que hablan ya de una consolidación del propio COPUEX, brillantemente dirigido por nuestro querido amigo Luis a quien (inaudible) Piñeiro, maestro de muchos de los que estamos aquí a quien saludo con mucho afecto.

Hay eventos académicos que por la convicción y la tenacidad de sus organizadores y participantes con el tiempo se institucionaliza y se vuelven referentes naturales sobre la materia en torno a la cual se desarrollan, la UNAM ha logrado institucionalizar en varios foros a través de distintas dependencias, varios de esos esfuerzos, uno de los eventos que con el respaldo como ya se ha dicho aquí de la Facultad de Derecho se ha institucionalizado es el que encabeza el Colegio de Profesores e Investigadores con Actividades Académicas Formales en Universidades Extranjeras de Excelencia, COPUEX.

A lo largo de dos décadas, los cursos realizados por el COPUEX se han consolidado como espacios de reflexión en los que confluyen especialistas, académicos y servidores públicos para ofrecer interpretaciones sobre el andar del Derecho, la vida democrática y las elecciones en nuestro país.

Desde 2001 a la fecha, el COPUEX ha publicado 20 libros, en los que se han recogido con rigor y desde diferentes enfoques teóricos, los principales desafíos que ha enfrentado la consolidación de la democracia mexicana en estos 20 años, a partir del 2006 como recordaba Santiago, como después lo señalaba Luis, esta colaboración se ha centrado digamos, en el seno de nuestra Facultad, la Facultad de Derecho.

Esto libros han dado cuenta de cómo ha evolucionado el sistema político mexicano; el sistema de partidos, las adecuaciones llevadas a cabo en las distintas reformas electorales y cómo estos cambios normativos han impactado el ejercicio de los derechos y la disputa por el poder con equidad, imparcialidad y legalidad y siempre desde una perspectiva cómo debe de ser, ya lo mencionaba Luis a propósito de nuestra sociedad, una de las características de las sociedades modernas de las sociedades democráticas, es su pluralidad, su diversidad política-ideológica y, también, eso se ha enfocado en los distintos textos, en los distintos eventos académicos del propio COPUEX; han sido espacios de crítica, de reflexiones confrontadas, siempre como debe ocurrir, respetuosas y con un profesionalismo y una visión académica de primera línea.

De hecho, podríamos decir que los libros de COPUEX se han convertido casi en una bitácora de las transformaciones institucionales, de cómo los diferentes actores y partidos políticos han asumido su responsabilidad con nuestra democracia.

Pongo un par de ejemplos; en estas publicaciones se han registrado diversas interpretaciones sobre la importancia del Derecho y la necesidad de actuar del marco constitucional para fortalecer el Estado democrático.

Se reflejó la polarización política y social que se generó con la reñida competencia electoral del 2006, así como los desafíos que ese contexto le impuso a las y los legisladores para actualizar el entramado institucional para la recreación de las elecciones.

Naturalmente, se realizó la reforma electoral del 2007-2008, así como los términos que dicha reforma le impuso a las instituciones electorales que no fueron menores. Esa reforma puso al entonces Instituto Federal Electoral, al hoy INE, a la Fiscalía Especializada Electoral y al Tribunal Electoral a hacer algo que ninguna otra autoridad electoral hace en el mundo, es decir, vigilar que en los medios de comunicación se respeten las reglas constitucionales y a monitorear, por cierto, el IFE, el INE, es el único órgano electoral del mundo, el único órgano en el país que monitorea la totalidad de los medios de comunicación, por supuesto, brindando servicio a otras instituciones como la Secretaría de Gobernación que se beneficia de este monitoreo.

También se analizó la complejidad, en estos textos, del modelo electoral que surgió de la reforma de 2014, compleja, controvertida, una reforma que abrió una gran e intensa discusión a propósito del federalismo electoral en nuestro país, así como de las innumerables transformaciones técnicas que supuso la instrumentación de un inédito sistema nacional de elecciones.

Y, por supuesto, en las páginas de COPUEX se registraron las múltiples implicaciones que trajeron consigo las históricas elecciones de 2018, incluyendo el profundo impacto que esas contiendas ocasionaron en el pluralismo, la división de poderes, el debate público y naturalmente, el impacto en la institucionalidad democrática que se configuró en nuestro país a lo largo de 30 años y que algunos, pues pretenden obviar, como si hoy no viviéramos los resultados de una larga, compleja, intensa evolución que supuso la apuesta de generaciones de mexicanas y mexicanos por democratizar nuestro sistema político, es decir, una visión evolucionista y no creacionista, como algunos han pretendido plantear.

Por ello considero que es muy relevante reconocer el espacio que genera COPUEX para la reflexión informada, rigurosa y multidisciplinaria sobre el andar de nuestro sistema democrático, esto es lo que se puede leer en los textos que se han incluido en el libro 2020 o bien 2020 de COPUEX y que tuvieron como tema central, ya sea mencionado, el amplio y, digamos, intenso debate público que se ha dado en relación con los órganos autónomos a partir de 2019.

Más allá de los énfasis y de los enfoques institucionales que cada autor le haya dado a sus textos, lo que es evidente e incuestionable es que en la conversación pública se ha alimentado una falsa narrativa sobre las funciones, el desempeño y las atribuciones, las contribuciones que han tenido los óranos constitucionales autónomos para la convivencia en clave democrática. Digo que es una falsa narrativa porque parte del desconocimiento de la función y del contexto en el que surgieron los organismos constitucionales en el México de la transición o se ha pretendido ignorar para aprovechar el desconocimiento generalizado de este concepto de una institución, un conjunto de instituciones complejas, no sencillas en muchas ocasiones de entender y sugerir que la función  de autonomía e independencia de los poderes implica una negación del cambio social y político del país.

En este sentido me parece que lo primero que debe aclararse es que los organismos constitucionales autónomos no son una invención mexicana, vienen de una modalidad, vienen de un contexto que los explica. Los organismos constitucionales surgen de la experiencia de las agencias autónomas del constitucionalismo norteamericano en el siglo XIX, es decir, hay 200 años de evolución en este sentido con la intensión de fortalecer, como ya lo decía Fernando, la división de poderes mediante el principio del checks and balances, entendidos como controles y contrapesos.

Los organismos constitucionales no surgen, desde este punto de vista, para enfrentarse a ningún poder, sino para actuar con independencia de todos los poderes, en beneficio del ejercicio de los derechos fundamentales y del equilibrio y de los controles democráticos que supone la democracia constitucional moderna.

En tal sentido, desde una óptica estructural es comprensible que los órganos constitucionales autónomos sean organismos incómodos para cualquier (inaudible) para cualquier gobierno de cualquier siglo. Lo han sido, lo son en el ámbito federal y en el ámbito local, en consecuencia, lo son aún más en un contexto del pluralismo intenso en donde acaban convirtiéndose en un elemento de equilibrio fundamental del orden constitucional.

Vuelvo a insistir, los organismos constitucionales autónomos han existido a lo largo de diversos sexenios, a lo largo de diversos gobiernos, emanados de distintas fuerzas políticas y siempre, por su propia naturaleza han sido órganos pues incómodos, porque son incómodos en su diseño, porque buscan ser incómodos, porque buscan, precisamente, los equilibrios constitucionales para evitar la desinformación en cuanto a los objetivos y el desempeño de dichos organismos, es conveniente insistir una y otra vez, como lo hemos mencionado aquí y en otros espacios que autonomía no significa autarquía. Todos los organismos constitucionales son instituciones del Estado mexicano diseñadas para evitar abusos sobre el ejercicio del poder y sus funciones de control del mismo y contrapeso, están estrechamente vinculadas con una división de poderes fuerte, típica de un Estado constitucional democrático.

Me atrevo a decir que la fortaleza del Estado mexicano, de la historia de la transición democrática, en buena medida se refleja en la coexistencia respetuosa, firme y, me atrevo a decir, también, indispensable que el entramado constitucional hoy tiene, en donde los tres poderes tradicionales del Estado, el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial coexiste con una mediada de órganos adicionales, los órganos constitucionales autónomos, que en conjunto integramos el Estado, y conjuntamente recreamos los equilibrios y los contrapesos que requiere toda democracia constitucional. 

No me extiendo más, concluyo agradeciendo al doctor Luis Molina Piñeiro, a los integrantes del COPUEX, así como a los autores del libro, y a mis compañeros del Comité Académico que en esta mesa virtual nos estamos reuniendo una vez más. 

Que hayan, digamos, que se haya concretado el pretexto de la presentación de este nuevo Monitor Democrático agradeciendo las reflexiones que se proponen sobre las contribuciones de los organismos constitucionales autónomos para el funcionamiento de la compleja y cambiante democracia mexicana. 

Muchísimas gracias. 

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