Buenas tardes, es un verdadero placer, un honor poder compartir este evento conmemorativo el Día Internacional para Erradicar la Violencia (inaudible), yo siempre de la causa de las mujeres, una causa institucional, y no es la excepción un día tan relevante para (inaudible) una sociedad donde la violencia y, particularmente, la (inaudible) violencia en razón de género esté completamente erradicada.
Quiero agradecer mucho la iniciativa, la inventiva, debería decir también, de mi colega la Consejera Carla Humphrey, presidenta de la Comisión de Género y No Discriminación, así como de las y el integrante de dicha Comisión, y a todas las autoridades aliadas estratégicas que nos acompañan el día de hoy para poder celebrar este día que tiene una enorme relevancia, una enorme trascendencia y además, un significado particular ahora que estamos ya en pleno desarrollo de la elección más grande, seguramente la más compleja, pero, también, queremos la menos violenta y la más paritaria de la historia democrática del país.
Han pasado más de seis décadas desde que en México se reconoció el derecho de las mujeres a votar y ser votadas con lo que se dio un paso fundamental para eliminar esa ominosa condición de discriminación que impedía a millones de mujeres ser reconocidas como ciudadanas de pleno derecho.
Desde entonces a la fecha, el país ha dado pasos fundamentales en materia de paridad entre los géneros, ensanchando los espacios de participación política de las mujeres y creando condiciones para erradicar cualquier vestigio de discriminación hacia ellas.
La reforma constitucional y legal de 2014, con la que se creó el Instituto Nacional Electoral, en sustitución al anterior IFE, consolidó también el ciclo evolutivo de una serie de acciones afirmativas adoptadas en años anteriores y sustituyó el anterior sistema de cuotas por un sistema de paritario con base constitucional, otorgando a las autoridades electorales atribuciones para garantizar su aplicación.
En esa misma lógica la reforma constitucional de 2019 estableció la idea de paridad en todo, llevando a la Constitución muchas de las acciones afirmativas que desde los órganos electorales habíamos empujado el año previo, en 2018, para alcanzar la primera legislatura 50/50 de nuestra historia y creando un marco que, por cierto, hemos empezado a aterrizar en lineamientos específicos, diseñados y aprobados por el Consejo General, en un proceso no exento de resistencias.
En abril de este año una nueva reforma abrió la puerta para que todo el aparato del Estado, y de manera particular las autoridades electorales, nos volquemos para prevenir, inhibir, sancionar y erradicar las conductas que impliquen violencia política contra las mujeres por razón de género. Un fenómeno que, lamentablemente, de manera paradójica, pero explicable si entendemos que el tema patriarcal, que la cultura patriarcal es un problema ante todo cultural.
Decía, lamentablemente la violencia se ha incrementado a la par de las conquistas políticas de las mujeres en años recientes.
A pesar de los innegables pasos para alcanzar una democracia libre de discriminación, vivimos una grave y preocupante paradoja, como decía, a la par de los logros alcanzados, a la par del progresivo y constante avance en la participación política de las mujeres, en los años recientes también ha aumentado la violencia política y la violencia física y psicológica en contra de ellas.
Es decir, a mayor participación de las mujeres y a mayor protagonismo de ellas en la contienda política, mayor violencia se ejerce en su contra.
Los testimonios que escucharemos en este evento de cuatro valientes mujeres que denunciaron violencia política en su contra y hoy nos compartirán su experiencia, dejan constancia de esta circunstancia paradójica, ominosa que, sin lugar a dudas, no debemos ignorar ni mucho menos solapar.
Las elecciones de 2021 que, como hemos dicho serán las más grandes y complejas de la historia, también deben ser las más equitativas y paritarias y las que registren los menores casos de violencia en contra de candidatas, funcionarias y dirigentes políticas.
En unos comicios enormes en los que habrá de renovarse 500 diputaciones federales, 15 gubernaturas, mil 926 ayuntamientos y mil 63 diputaciones locales será ardua la labor de las autoridades electorales nacionales y locales para vigilar que las campañas sean espacios libres de discriminación y de violencia.
Nos estamos preparando para ello en el INE y en los Organismos Públicos Locales Electorales, recientemente aprobamos lineamientos para que los partidos tomen las medidas necesarias para ello y tenemos en marcha una serie de programas tanto de capacitación como de difusión y cultura cívica encaminados al cumplimiento de este objetivo.
La participación de la ciudadanía en la vigilancia de estas elecciones será también muy valiosa y nos permitirá construir un proceso electoral acorde con lo estipulado en las leyes y que cumpla con el anhelo ciudadano de igualdad, paridad, inclusión y erradicación de cualquier violencia en contra de las mujeres.
Termino dándoles la bienvenida a este evento, esperando que con la conmemoración de este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres tengamos también, al mismo tiempo, el punto de arranque, el punto de partida, para un 2021 sin violencia de género.
Muchísimas gracias.
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