VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN LA PRESENTACIÓN DE LA AGENDA 2020, PARIDAD EN TODO DE QUERÉTARO
Muchas gracias.
Saludo a todas las compañeras, las colegas de este panel, con afecto.
A mi colega, la compañera, consejera Carla Humphrey; Ana Lilia, nuestra delegada en el estado de Querétaro. Saludo con mucho afecto también a Yolanda, a todas las funcionarias y funcionarios del Instituto Electoral del Estado.
A la Magistrada Nieto, a las y los funcionarios del Tribunal.
A la señora Rectora.
En fin, a todas las colegas, a la Presidenta del Instituto Queretano de las Mujeres.
Saludos a todas, les agradezco mucho la posibilidad de participar esta mañana en este espacio en donde se presente justamente esta agenda “Paridad en Todo” en el estado de Querétaro.
Estamos a escasos 18 días de que inicie el proceso electoral que volverá a ser, una vez más, el más grande de nuestra historia. Será por mucho, el mayor desafío técnico y logístico que haya enfrentado el andamiaje institucional que nuestra nación se ha dado para la recreación de la democracia.
Más cargos que nunca serán elegidos y más elecciones concurrentes que nunca ocurrirán el mismo día, el próximo año.
Para dimensionar lo que estará en juego el próximo 6 de junio de 2021, basta decir que más de 95 millones de votantes podrán elegir más de 3 mil 526 cargos federales o 21 mil cargos, si se toma en cuenta todas aquellas posiciones al interior de los cabildos, de los organismos municipales que estarán en disputa.
Estamos hablando de 500 diputaciones federales, de 15 gubernaturas, de más de mil 60 diputaciones locales, de más de mil 900 ayuntamientos que se renovarán, entre otros.
Serán 10 meses de una organización, y más adelante, de una competencia democrática nunca antes vista, tanto, decía, por la cantidad de cargos que se definirán en las urnas, como por la complejidad del contexto en el que transcurrirá el proceso electoral.
Será, por un lado, la mayor movilización política de ciudadanas, ciudadanos y militantes que haya experimentado nuestro país, pero esa movilización transcurrirá, demás, en un contorno complejo, en medio de niveles de desempleo que no se habían visto en décadas, y en medio de una inédita incertidumbre, a propósito de la convivencia en espacio públicos generada por la pandemia y por el actual, aunque paulatinamente reducido confinamiento.
Además, por primera vez en el México moderno, se llevará a cabo la elección (inaudible) y será la primera ocasión en que la renovación de la Cámara de Diputados será concurrente con elecciones, como decía, en las 32 entidades federativas.
Una elección de ese tamaño tiene venturosamente un correlato de gran trascendencia para quienes aspiramos a la igualdad sustantiva y a concretar a un México 50-50 en todos sus niveles (inaudible) de menor posible.
Desde mi perspectiva, uno de los mayores logros de la reforma actual, fue haber aprobado la reforma constitucional del 13 de abril de 2020, que forma parte de una serie de disposiciones que se han venido acumulando y que serán aplicadas por primera vez en la elección del próximo año y que arrancará en breve, en apenas dos semanas y media, el próximo 7 de septiembre.
Así, desde el ángulo de la competencia electoral, el proceso del 2020-2021 será la contienda en la que más mujeres competirán en nuestra historia por cargos de elección popular.
Es una oportunidad inmejorable para que superemos la última frontera en materia de paridad que representan, como hemos dicho en otras ocasiones, las elecciones en los ayuntamientos, en donde la representación política todavía dista mucho de alcanzar lo que hemos visto en los ámbitos legislativos, tanto a nivel federal como a nivel local.
Se trata, desde este punto de vista, de pasar de la paridad en las candidaturas a la paridad en la representación que en el ámbito legislativo se ha conseguido, a la paridad en todo. Se trata, pues, de consolidar el porcentaje de mujeres legisladoras a nivel local, por un lado, y de alcanzar la paridad en los ayuntamientos.
Lo anterior en números significa lograr, al menos pues, como punto de referencia, el 48.2 de legisladoras en la Cámara de Diputados actualmente existente, que se refrende al menos el 49.7 en los legislativos locales hay algunos legislativos como el estado de Morelos que son particularmente emblemático con un 70 por ciento de legisladoras, y prácticamente, y este es el gran desafío, el multiplicar por dos el 27.2 porciento de mujeres que hoy encabezan los ayuntamientos y municipios.
Para decirlo en una nuez, creo que la gran apuesta es que, en septiembre de 2021 estemos celebrando que se logró la paridad total en la toma de legislaturas y en todos los cargos del país. Paridad en todo, pues.
Este propósito es, por sí mismo, representa un enorme reto para todos aquellos que estamos comprometidos con la igualdad.
La colaboración entre organizaciones de la sociedad e instituciones en el marco del Observatorio para la Participación Política de las Mujeres en México nos ha dejado algunas experiencias útiles, el observatorio nos heredó un catálogo de buenas prácticas para replicar en 2021 que han sido reflejadas también en los observatorios a nivel estatal.
También, ha generado un acervo que no ayudará a identifica áreas de oportunidad y contar con datos para evaluar los avances que logremos en el próximo proceso electoral.
Claramente, llegar a la paridad legislativa fue un logro colectivo y una lucha de varias generaciones de apuesta de decenas de miles de mexicanas y mexicanos, y, por supuesto, de organizaciones de la sociedad civil.
Y, como todos los logros democráticos, si no se defienden, si no se refrendan, se corre el riesgo de experimentar regresiones. Así es la democracia, una carretera de dos vías, nos guste o no, a todas y a todos nos corresponde no invocar un camino de regresión democrática, y menos, en un tema en el que México se ha colocado a la vanguardia a nivel mundial como el de la paridad.
Para consolidar lo que ya tenemos en materia de género, permítanme mencionar rápidamente algunas de las principales medidas que hemos incluido en el Reglamento Interior del INE y que tomaremos en las próximas semanas.
Por un lado, la Comisión de la Igualdad de Género y No Discriminación, que era temporal, una comisión temporal se convirtió en un órgano permanente y especializado para apoyar la toma de decisiones en esta materia del Consejo General.
Se estableció, como atribución del propio Consejo, garantizar el principio de paridad de género en la integración de las comisiones, así como la designación de los titulares de las unidades técnicas de las direcciones ejecutivas, así como en la designación, esa ya lograda, en las consejerías de los Organismos Públicos Locales Electorales.
Hay muchas medidas, no me extiendo demasiado, pero sí señalo una que en breve implicará un pronunciamiento del Consejo General, la expedición de los Lineamientos sobre la integración del registro nacional de violencia política en razón de género, en congruencia con la resolución de la Sala Superior del pasado 28 de julio, que instruye que dicho sistema esté listo para de cara al inicio del proceso electoral 2020-2021.
Claramente, todas estas medidas, muchas otras que no han sido mencionadas, en fin, favorecen a la transversalización de la perspectiva de género en todas las actividades a cargo del INE, no sólo hacia afuera de la institución, sino también, al interior de la propia autoridad electoral, con claras repercusiones en las condiciones en que las mujeres participarán en la competencia política federal y local.
Los retos no son sencillos, nunca lo han sido, las normas no han bastado en muchas ocasiones en materia de participación política de las mujeres, la historia del último cuarto de siglo nos revela una tendencia constante; se hacen normas que luego se busca no cumplirse, así pasó con las recomendaciones que, tímidamente se incorporaron en la legislación electoral en los años 90 para que los partidos promovieran a su interior la participación política de las mujeres.
En los estatutos de los partidos, sólo un partido lo recogió. Así ocurrió con la alternancia de género en segmentos, en las listas de candidatas a diputadas plurinominales, de candidaturas a diputaciones plurinominales en diciembre de 2002; los partidos qué hicieron, pusieron a las mujeres al final de esos segmentos, el INE tuvo que interpretar y forzar la lógica de cremallera.
Así pasó cuando se introdujeron las cuotas con el tristemente célebre caso de las “Juanitas”; el Tribunal Electoral tuvo que forzar a que las fórmulas, para cumplir con las cuotas entonces, fueran del mismo género.
Así pasó cuando la democracia interna se planteó como un impedimento para cumplir con las cuotas, el Tribunal Electoral tuvo que resolver de nueva cuenta ese falso dilema.
Así pasó cuando se estableció, a propósito de las cuotas, primero, y luego de la paridad, con la necesidad de identificar aquellos distritos o demarcaciones perdedoras y ganadoras para que los partidos políticos no definieran, no cumplieran con esas cuotas, primero, y con la paridad, teniendo un sesgo de género la posibilidad de acceder a los cargos de elección popular.
Así pasó también con la paridad en las candidaturas. No es una cuestión casual que los buenos resultados, sin lugar a dudas, de 2015, se mejoraron, se alcanzó la paridad en 2018, porque en el inter hubo una serie de medidas afirmativas introducidas por el Instituto Nacional Electoral, muchas de las cuales, por cierto, se constitucionalizaron con la reforma de 2019.
Hoy, nos enfrentamos a un nuevo falso dilema que el INE tendrá que resolver en breve. Como decía, el próximo año, por primera vez tendremos la reelección de las diputadas y los diputados, la posibilidad de la reelección de las diputadas y los diputados y, hoy ese falso dilema, es el que pretende confrontar a la paridad, por un lado, con la reelección legislativa.
Y, en este sentido, creo que hay que ser claros, es un falso dilema. La paridad es una obligación de los partidos políticos que el INE vigilará estrictamente su cumplimiento.
La reelección es un derecho de quien ocupa un cargo de representación popular; el dilema tiene una solución sencilla, los partidos políticos, respetando en la medida de lo posible el derecho de las representantes y de los representantes populares a reelegirse, tendrán que cumplir con la paridad, eso no es un dilema, es una cuestión constitucionalizada que el INE, insisto, vigilará puntualmente en su aplicación.
Además, hoy enfrentamos una nueva frontera, la que representa la violencia política contra las mujeres por razón de género.
Me acerco al final con una reflexión sobre el contexto en el que iniciará la elección que volverá, como decía, a ser la más grande de nuestra historia. En mi interpretación, en estos años se ha refrendado la perspectiva de que en México existen las condiciones básicas de la democracia; es decir, existen condiciones reales para que cualquier partido y coalición que sea favorecida con el voto de la ciudadanía, acceda al poder público.
En México, ya hoy, desde hace un tiempo, existen elecciones libres y justas. Es evidente que todas las fuerzas políticas a nivel nacional y subnacional, pueden ganar y perder, compitiendo bajo las reglas del juego democrático que hemos desarrollado a lo largo de 30 años.
La tercera alternancia en la Presidencia, el índice de alternancia a nivel nacional de más del 61 por ciento, en el lustro que nos antecede, es la mejor prueba de ello; mayorías y minorías han podido acceder a los poderes públicos mediante los procedimientos electorales vigentes, los cuales se han constituido en una verdadera avenida de acceso al poder que permite a cualquier partido que goce con los votos necesarios, acceder al mismo.
En ese sentido, en 2021 las y los ciudadanos tendremos la oportunidad de consolidar una vez más, de seguir ese proceso de consolidación, del andamiaje institucional que integra los peldaños de esa escalera, o la ruta, los carriles de esa avenida, como decía, de acceso a los poderes públicos.
Dicho de otra manera, el 6 de junio de 2021 se probará una vez más la madurez democrática de nuestro modelo electoral, la madurez democrática de quienes compitan por los cargos públicos y la madurez, en general, de nuestro andamiaje para lograr, también, la igualdad sustantiva.
Estoy convencido que la hoja de ruta que el día de hoy se presenta para avanzar a la paridad en todo, aunque sea en el estado de Querétaro, nos ofrece un rumbo claro, un buen ejemplo a imitar, en relación con la definición de estaciones que nos ayuden para darle seguimiento a ese propósito transversal e indispensable en una democracia, que es la igualdad en la toma de las decisiones y la equidad para competir y participar en ellas, pero también representa un enorme desafío en dos dimensiones:
Ante el incremento del número de feminicidios y la violencia que han experimentado las mujeres por razón de género, durante, incrementada como ya lo mencionaba la Rectora, durante este periodo de confinamiento y, debido a la incertidumbre que ha generado la pandemia sobre el futuro y, en especial la convivencia en los espacios públicos.
Dicho de otra manera, todas las instituciones de garantía, las organizaciones de la sociedad y las personas que estamos comprometidos con la igualdad de derechos, debemos estar particularmente atentas, atentos, a los efectos en los entornos familiares que puedan afectar la posibilidad de participación de las mujeres en la vida pública.
Así como de un entorno en el que la participación pública de las mujeres, también hay que decirlo, ha traído como una lamentable consecuencia, un incremento en la violencia política en contra de ellas.
En ese sentido, los temas sobre los que tenemos que estar reflexionando en los meses por venir, tienen que ver con las herramientas que podamos construir colectivamente, para impedir que el espacio público se convierta en un factor disuasorio de la convivencia democrática, por lo que hace a la pandemia y por lo que hace al empoderamiento de las mujeres.
Confío en que, en 2021, esa prueba de madurez a la que hacía referencia, en todos los ámbitos que señalaba, sea una prueba de madurez, ojalá, superada. Claramente los comicios del 21 constituyen el examen más grande que haya hecho la sociedad mexicana a sus autoridades, en todos los niveles de gobierno.
Por eso, participar en las próximas elecciones, consolidar los logros que en materia de paridad se han alcanzado, erradicar la violencia política en contra de las mujeres por razón de género, implica tener la posibilidad de evaluar, premiar o castigar a quienes se han comprometido con este tema y a quienes no lo han hecho.
Bienvenida, pues, ejercicios como éste. Bienvenida la Agenda de Paridad en Todo, tenemos mucho por hacer, pero tener clara la ruta de hacia dónde nos encaminamos, es la mejor manera de tener éxito en esta tarea.
Muchas gracias.
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