Intervención de Lorenzo Córdova, durante el 4º encuentro de Obsevatorios Locales de Participación Política de las Mujeres

Escrito por: INE
Tema: Consejero Presidente

 

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, DURANTE EL “CUARTO ENCUENTRO DE OBSERVATORIOS LOCALES DE PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES”, ORGANIZADO POR EL INSTITUTO NACIONAL DE LAS MUJERES (INMUJERES)

 

Muchísimas gracias, muy buenos días a todas y a los pocos todos que estamos aquí presente, pero creo que esos pocos todos, con nuestra presencia, además de la vocación y el compromiso reiteramos nuestra alianza y nuestra firme decisión de que los temas que dieron origen en su momento a los distintos observatorios, y que siguen teniendo lamentablemente una vigencia de primer orden, pues se reitera y se reiterará en los procesos que vienen.

Muchas gracias, Fabiola, por la presentación.

Saludo con muchísimo afecto y agradecimiento, tanto a la diputada Rocío Villarauz; a la Presidenta del INMUJERES, a la doctora Nadine Gasman; y, por supuesto, a mi admirada y estimada colega, compañera de batallas desde fronteras o trincheras distintas, a la Magistrada Mónica Soto, por acompañar este inédito y muy, en muchos sentidos venturoso.

Y digo inédito, y no porque no se haya realizado antes, sino porque la estructura de esta reunión, de esta reunión que convoca a los observatorios de participación política de las mujeres, esta cuarta reunión, me parece que le da una lógica y una motivación, y un empuje distinto.

Y creo que retoma una de las preocupaciones que, en distintas ocasiones, en el ámbito del Observatorio Nacional, tanto con la Magistrada Mónica Soto, como con la Presidenta de INMUJERES, con la doctora Gasman, habíamos planteado; es decir, la necesidad de que los trabajos de los 33 observatorios que existen en el país, los 32 estatales y el Observatorio Nacional, se coordinen como una manera, no solamente de evitar duplicidad de funciones, sino, puedan tener acciones coordinadas para llegar a mejor, llevar a mejor puerto la defensa de una democracia paritaria y libre de violencia contra las mujeres.

La verdad, celebro muchísimo que este cuarto encuentro en muchos sentidos represente un nuevo paradigma, insisto, de la coordinación que estamos obligados quienes integramos los distintos observatorios a llevar a cabo.

Si pensamos en los retos que tiene por delante la democracia en nuestro país, difícilmente la realización de este cuarto encuentro de los observatorios locales para la participación política de las mujeres podría haber sido más oportuno.

Las reflexiones que se harán en este espacio, sobre los criterios que contribuyen a garantizar la paridad en todo, o sobre los índices para medir los avances en materia de paridad, el destacado papel que han tenido y tendrán los observatorios -insisto- en esta lógica de coordinación que hoy se está planteando para la participación política de las mujeres, y las buenas prácticas que se llevaron a cabo en cada entidad y que han incidido en la edificación de la plataforma de paridad electoral, que ha hecho de México uno de los países con mayores porcentajes de mujeres legisladoras en el mundo, serán sin duda, de gran utilidad para enfrentar los que será el mayor desafío, desde el punto de vista logístico, técnico e institucional de la democracia mexicana, las elecciones que tendrán lugar en junio de 2021.

En efecto, estamos a poco menos de 2 meses que inicie el proceso electoral más grande de nuestra historia, por lo menos en el plano federal y en algunas entidades.

Sé que ha entrado una vorágine, en buena medida alimentada y ojalá solamente centrada en la armonización legislativa en torno a las reglas que la reciente Reforma para prevenir la violencia política contra las mujeres por razón de género, se adecúen en el ámbito local.

Mucho me temo, lamentablemente, que esta modificación de inicios de fechas no tiene ese propósito, sólo, al menos, sólo ese propósito fundamental, sino esta, pues son sé si es la más pertinente, pero esta tradicional vocación de los actores políticos de estar moviendo las reglas del juego al cuarto para las 12. No sé si sea lo mejor, pero, en todo caso, el proceso electoral es inminente en términos de su arranque, y será un desafío inédito para todas y todos.

Serán meses de una competencia democrática, nunca antes vista, tanto por la cantidad de cargos que se definirán en las urnas, como por la complejidad del contexto en el que los partidos, candidatas, candidatos, buscarán el respaldo del sufragio, y en el que las autoridades electorales convocaremos a la ciudadanía a participar y a apropiarse de su elección.

Nunca, en la historia de nuestro país, se habrán elegido tantos cargos púbicos en un solo día como sucederá el 6 de junio de 2021, en un contexto en el que seguramente las prácticas políticas, las prácticas de las campañas, y los procesos organizativos tendrán que irse adecuando a los desafíos que nos impone el contexto de recrear la democracia en la post pandemia.

Para dimensionar lo que estará en juego ese día, basta decir que más de 95 millones de votantes podrán elegir 3 mil 526 cargos federales y locales de todo tipo. Y aquí estoy tomando a los cargos municipales como un sólo cargo, hay una sola elección, pero como ustedes saben, la elección de diputadas -perdón- de alcaldes y alcaldesas, trae como consecuencia la integración de todos los cabildos.

Si tomamos en cuenta todos los cargos, incluyendo los cargos al interior de cada uno de los órganos colegiados de los municipios, estamos hablando de más de 21 mil cargos de elección popular que estarán en disputa, lo que nos habla de un número inédito, tanto de espacios públicos que serán elegidos, como de, seguramente en consecuencia, de candidatas, candidatos, precandidatas, precandidatos.

Se trata, además, de la primera vez que en una contienda legislativa a nivel federal será concurrente con elecciones en las 32 entidades federativas. Nunca había habido una concurrencia total como la que vamos a enfrentar en 2021.

En 2018, como ustedes saben, hubo elecciones locales en 30 entidades, bueno, ahora habrá, las habrá en las 32 entidades federativas, además de las elecciones federales. Y será, también, la primera ocasión, en la que en una elección intermedia se voten más cargos que en la contienda presidencial previa.

En 2018 se eligieron 3 mil 406, y en 2021, se elegirán 3 mil 526, así que vamos a la que será la elección más grande de la historia -insisto- no solamente por sus dimensiones, en términos de los ciudadanas y ciudadanos que estarán convocados a las urnas, las y los potenciales votantes, sino también, por el número de cargos, la disputa por el poder político que se va a poner en juego en 2021.

Además, en 2021 será la primera vez que en el México moderno se lleve a cabo la posibilidad de aplicar la regla de la reelección legislativa a nivel federal. Aquí hay mucho que aprender en el plano legislativo, prácticamente en todos los estados la reelección tanto en diputaciones locales, como en municipios ya ha ocurrido, hay un marco normativo, lamentablemente no ocurre así a nivel federal y en las próximas semanas el Instituto Nacional Electoral tendrá que emitir las normas con las cuales operará esta figura en la elección del 2021.

Así de grande y compleja será la competencia electoral en 2021.

Déjenme solamente señalar para que nadie se llame a sorpresas con las decisiones que tomará en su momento el Instituto Nacional Electoral. Pienso en las reglas de la reelección, no le toca al Instituto Nacional hacerlas, pero las tiene que hacer, dado que el Congreso después de seis años fue omiso en regular esta figura.

Y, evidentemente, para poder llevarla a cabo tiene que haber reglas que van más allá de la mera enunciación o de su establecimiento en la Constitución.

Y decía, para que nadie se llame a sorpresa, la reelección no es, ni conceptualmente, ni lo será en los hechos, un impedimento para que se cumpla con la paridad.

Hay quien desde ahora ha estado planteando con una pretendida sorpresa, en realidad me temó que simple y sencillamente, o un desconocimiento de las normas y de cómo funciona la reelección, y cómo funciona la paridad; o una alevosa construcción de un pretexto para incumplir con este principio que históricamente ha tenido que ir a contra corriente, y que venturosamente hasta ahora ha llegado a buen puerto.

Nos toca mantenerlo ahí, a resguardo de todas aquellas intenciones que buscan mermarlo en el futuro.

Vuelvo a insistir en algo que conceptualmente es el punto de partida de donde nosotros avanzaremos.

La reelección es un derecho de las y los funcionarios públicos electos. La posibilidad de que habiendo sido electo a un cargo en el siguiente ciclo electoral puedan volver a postularse al mismo, no es una obligación de los partidos políticos que los han postulado.

Lo que es una obligación de los partidos y que el INE vigilará con absoluto rigor y pulcritud es la paridad en las candidaturas.

Si la paridad, que es obligación de los partidos, se contrapone con el derecho individual del funcionario público electo de volver a postularse, pues quien prevalece es la paridad.

Es decir, la reelección no es un pretexto para vulnerar la paridad, como no lo fue en su momento el cumplir con la democracia interna de los partidos políticos.

Cualquier interpretación que se pretenda hacer al contrario es producto, vuelvo a insistir, o de la ignorancia, o de un dolo que el Instituto Nacional Electoral no va a permitir.

Esta es la prioridad que le estamos dando en el INE a las próximas elecciones. Paridad y reelección tienen naturalezas distintas y consecuencias completamente compatibles.

Pero no vamos a mermar los avances que hemos logrado en términos de una democracia paritaria por la introducción o el falso dilema que algunos pretenden construir respecto de la reelección.

Para interpretar el próximo proceso electoral permítanme poner sobre tres ángulos de análisis, entre los múltiples enfoques que pueden hacerse para interpretar las elecciones del próximo año.

El primer ángulo es que las elecciones del 21 pueden verse también como un examen de la ciudadanía al ejercicio de los poderes públicos.

Este ángulo representa el enfoque clásico de las motivaciones que están detrás del sufragio en una democracia. Esto implica que el voto no solamente debe ser entendido como el mecanismo mediante el cual las y los ciudadanos definen quienes los representan y quienes los gobiernan, sino, también, es un mecanismo que implica una evaluación de quienes votan respecto de quienes ostentan la representación y funciones de autoridad. El voto es en las democracias un auténtico mecanismo de rendición de cuentas.

Si coincidimos en esta perspectiva claramente los comisiones del 21 constituyen el examen más grande que haya hecho la sociedad mexicana en todos los niveles de gobierno a quienes ejercen la autoridad.

En 2021 las ciudadanas y ciudadanos incluidos en las listas nominales tendrán la posibilidad de evaluar, premiar, o castigar, como siempre sucede, insisto, en democracia; el desempeño de quienes han sido sus representantes federales y locales, así como el éxito de las políticas públicas impulsadas por un buen número de autoridades locales de todos los niveles, desde las gubernaturas hasta los ayuntamientos.

Y creo que, para quien dude de los logros alcanzados en términos democráticos por parte de nuestra sociedad, basta recordarles que los últimos cinco años, de 2015 a 2019, hemos vivido el periodo de mayor alternancia política en nuestra historia a través de las urnas.

Y eso significa que el voto en México ya también ha adquirido, por parte de las y los ciudadanos, esta lógica de exigir una rendición de cuentas.

El voto es una manera de premiar las buenas acciones de gobierno y castigar las acciones que no se consideran positivas.

El segundo ángulo tiene que ver con la importancia de las elecciones de 2021 para avanzar en la cultura cívica y en las buenas prácticas en materia de paridad.

En este encuadre parto de una premisa, practicar la democracia contribuye, sin lugar a dudas, a la cultura cívica. La mejor escuela de democracia es la práctica democrática cotidiana y es la participación en las elecciones.

Esto explica que quienes se han desempeñado como funcionarios de casilla, por cierto, tienen una visión de la Jornada Electoral y de las elecciones muy distinta de quienes eventualmente no lo han hecho.

En tal sentido, en la medida en la que las elecciones del 21 provocarán la mayor movilización política y ciudadana, tanto para organizar los comicios, como para buscar el sufragio, el proceso electoral por venir se convertirá en la mayor escuela de democracia que hayamos experimentado las y los mexicanos.

Y en congruencia con este enfoque desde hoy quiero, me parece importante, posicionar que los comicios de 2021, por su magnitud, representan una oportunidad invaluable para hacer pedagogía sobre los temas de la agenda de género.

Es decir, para poder difundir las formas de identificar y combatir la violencia política hacia las mujeres, y para insistir con los medios de comunicación en la aplicación de los lineamientos para dar un tratamiento más igualitario y no estereotipado a las campañas electorales que realizan las mujeres candidatas.

El tercer ángulo consiste en ver a las elecciones del 21 como una oportunidad para avanzar en la paridad hacia los ayuntamientos.

Al respecto, ya hemos señalado en otros foros que después de los logros en materia de paridad legislativa, tanto a nivel federal como a nivel local, la última frontera en materia de paridad la tenemos todavía en los ayuntamientos.

Las cifras, ustedes las conocen bien, mientras en la Cámara de Diputados tenemos el 48.2 por ciento de legisladoras, y en el Senado el 49.2 de senadoras; y en promedio en los legislativos locales las mujeres ocupan el 49.7 de las curules, con algunos casos en los que la participación, la presencia de legisladoras es avasalladoramente superior a las de los varones, lo cual sirve, por cierto, para romper mitos, muchos de los mitos culturales que siempre se han antepuesto en el sentido de que, las mujeres en los órganos de decisión no permiten un trabajo igualmente eficaz que cuando hay varones; la mejor prueba son justamente esos espacios en donde hay una prevalencia, una preeminencia de mujeres, numérica de mujeres sobre varones.

La participación de las mujeres, a diferencia de ello, en las presidencias municipales representa escasamente el 27.2 por ciento, por ello confío que articulando el andamiaje institucional que hemos desarrollado para garantizar la paridad y con el respaldo que nos ofrece la reforma del pasado 13 de abril, que impulsa la paridad de hombres y mujeres en todos los espacios de decisión, podemos lograr que los logros alcanzados en materia electoral nos ayuden a avanzar hacia la paridad también en los municipios, o como lo señala la agenda de este encuentro, para llegar a la #ParidadEnTodo.

Sin embargo, con la misma convicción que hemos impulsado adecuaciones normativas que posibilitaron la paridad legislativa y las bases de un sistema de cuotas para pueblos y comunidades indígenas que, desde el INE tenemos que discutir de la mano del Tribunal Electoral, si es conveniente o no, dado que ya abrimos esa puerta, que todavía no está en la Constitución ni en las leyes, por cierto, que todavía es una medida afirmativa de parte de las autoridades electorales, será o no conveniente ir incrementando su número.

Hoy tenemos, como se sabe, 13 distritos electorales que están reservados para personas que pertenecen a los pueblos y comunidades originarias, a partir de que en aquellos distritos en donde hay un 60 por ciento más de poblaciones indígenas puedan, estén obligados los partidos a postular a candidatos y candidatas pertenecientes a los mismos.

Tal vez vale la pena ir avanzando hacia el 50 por ciento, pero eso ya lo discutiremos en ese diálogo entre instituciones que, hemos mantenido con el Tribunal, Mónica, ya tendremos ocasión de platicar si nos vamos hasta los 18 que, eso implicaría 50 por ciento más, pero bueno, esa es una discusión abierta. Lo que quiero decir es que, el reto que tenemos por delante no será fácil.

A las inercias culturales y estereotipos y a la sofisticación cada vez mayor, lamentablemente en contra de la violencia política en contra de las mujeres que, se han experimentado en los últimos años, que creo que también eso es producto de su acceso a más espacios de decisión en la vida pública y privada, pero que es igualmente inaceptable, ahora debemos agregar la complejidad que agregan la pandemia y la polarización de la vida pública, al desarrollo del proceso electoral.

La complejidad del contexto con el que iremos a las elecciones del 2021, se relaciona con los niveles de desafección en los procedimientos de la democracia; la agudización de las promesas incumplidas en la democracia que, provocará la crisis económica, hay que tener cuidado con esto.

El desencanto con la democracia muy probablemente se verá agravado por la que ya es un fenómeno inevitable, la crisis económica que traerá consigo lo que la crisis sanitaria.

Tres, el discurso de polarización que tiende a simplificar la complejidad de la convivencia democrática, a fenómenos de amigo-enemigo y a suplantar la deliberación con la intolerancia.

Y, por último, una falsa narrativa que, además de negar los evidentes logros en 30 años de construcción democrática, busca confundir a la sociedad, haciéndole creer que las autoridades electorales forman parte de un grupo político.

Creo que mucho hemos avanzado. Lo que hemos hecho en términos de acciones afirmativas entre el INE y el Tribunal Electoral, estoy seguro que lo volveremos a reiterar y, eventualmente, a maximizar.

Algunas de esas decisiones que tomamos de cara a las elecciones de 2018, venturosamente se llevaron a la Constitución, por la actual Legislatura, en la reforma de 2019; sin embargo, hay todavía muchas áreas de oportunidad; la violencia política contra las mujeres, es una de ellas, es una vieja, nueva frontera en términos de la participación plena e igualitaria de las mujeres en la política.

Y, me perece que hoy, esos efectos nocivos tenemos que enfrentarlos con total y absoluta decisión. Hay una serie de datos que nos advierten que este no es un tema, no solamente ajeno a la realidad de las prácticas políticas en nuestro país, sino que, eventualmente, lo veremos agravado. Y a mí me preocupa mucho constatar cómo las cifras oficiales, no es un discurso político y mucho menos de parte, el INE no es parte de ninguna parte; el INE está por encima de la parte y de los actores políticos, como árbitro de la contienda, pero me preocupa que se construyan narrativas, como, por ejemplo, y que menosprecian los graves índices oficiales del crecimiento de la violencia contra las mujeres en el contexto de la pandemia.

Esos son datos reales, quien no los quiera ver, simple y sencillamente está cerrando los ojos frente a un problema que allí está. Si el paso de la violencia doméstica a la violencia política es muy breve, porque cuando la violencia, de cualquier tipo cobra carta de naturalización y aquí estamos en una etapa todavía con muchos pendientes de su erradicación, acaba generando un efecto de mostración.

Aquel hombre que violenta a una mujer en el ámbito doméstico es alguien que acepta y puede aceptar, como algo natural, la violencia en contra de una candidata o de una precandidata y esos son los desafíos que tenemos enfrente.

Revertir en el 2021 este fenómeno, sancionar todas las acciones que en este sentido se presenten, en un contexto que lamentablemente tiende a agravarse y, vuelvo a insistir, son datos oficiales.

En este sentido, si queremos consolidar los avances en materia de paridad, debemos seguir apuntalando los logros de la democracia mexicana como son la igualdad del sufragio, la pluralidad en la competencia y en la representación política, la autonomía de las autoridades electorales y, por supuesto, la convicción de que nuestro país aspira a convertirse en un ejemplo de democracia plural e incluyente, con igualdad sustantiva.

Muchísimas gracias y mucho éxito.

Nadine, gracias por haber, bajo la Presidencia del Observatorio, permitido que esto que habíamos venido discutiendo de tiempo atrás que, es esta coordinación, arranqué así y así termino, esté concretándose, porque es la mejor manera de conformar redes efectivas para concretar los objetivos que alimentan a todos los observatorios del país.

Muchas gracias.

 

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