VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, DURANTE LA CONFERENCIA MAGISTRAL ESTACIONAL DE PRIMAVERA 2020, “DEMOCRACIA Y PODER JUDICIAL”, DICTADA POR EL DOCTOR JOSÉ RAMÓN COSSÍO
Muy buenas tardes tengan todas y todos.
Es un verdadero gusto continuar con nuestro ciclo de conferencias magistrales estacionales para dar paso a la Conferencia Magistral Estacional de Primavera, a cargo de uno de los más brillantes, lo digo de verdad, no por la amistad, sino por el respeto y por la convicción juristas que tiene nuestro país, el doctor José Ramón Cossío, uno de los juristas no solamente desde el punto de vista teórico, sino también desde el punto de vista práctico, como juez constitucional que tiene nuestro país, para reflexionar sobre democracia y poder judicial.
Es para el Instituto Nacional Electoral un verdadero honor poder contar con el ex ministro Cossío esta tarde para poder continuar este ciclo de conferencias.
Permítanme unas reflexiones introductorias para poder cederle a nuestra moderadora, también de lujo, la Consejera Claudia Zavala, la palabra.
La democracia en México y el mundo atraviesa por tiempos complejos, la crisis de credibilidad que ya ha enfrentaban muchas de las instituciones de la democracia, como los partidos políticos y los parlamentos, los bajos niveles de confianza que padecen las instituciones públicas y las expectativas incumplidas de los gobiernos democráticamente electos ahora se suma a todas ellas el surgimiento de la peor pandemia que ya hemos vivido en el mundo moderno.
Son momentos de tensión y de repensamiento, pero también de defensa de la propia democracia constitucional.
Las estrategias de confinamiento que parecen hasta ahora ser el único elemento en el que hay coincidencia para enfrentar el virus han paralizado muchas actividades públicas, y han puesto en crisis también a nuestras economías.
Ante esta incertidumbre y ante los niveles de desafección con la recreación de la democracia han surgido en el mundo peligrosas pulsiones autoritarias que, recubiertas de medidas extraordinarias para enfrentar la emergencia sanitaria, pretenden generar más atribuciones, concentrar más atribuciones en los poderes ejecutivos.
Por eso es importante volver a lo básico recordar el por qué los sistemas democráticos, los poderes públicos están claramente delimitados y distribuidos desde la Constitución y reglamentada en las leyes secundarias.
Es justo en los momentos de crisis en los que debemos apegarnos más al marco constitucional, con la finalidad de evitar arbitrariedades, abusos del poder y mantener la defensa de todos los derechos alcanzados después de siglos de evolución constitucional y normativa, una evolución que bien creo podríamos caracterizar, definir, como civilizatoria.
En estos momentos de crisis, defender el marco constitucional y la división de poderes es también una manera, una forma de defender a la democracia.
Y es que todas las democracias constitucionales prevén circunstancias de excepción, pero a la par de los mismos, también el reforzamiento de los mecanismos de control del poder y de garantía de los derechos para evitar que las crisis signifiquen el agotamiento de las democracias constitucionales.
En los meses recientes, el doctor Cossío ha sido muy insistente en subrayar la importancia de apegarnos a la Constitución, precisamente para enfrentar democráticamente los contextos, los desafíos, que la actual pandemia nos presenta.
Y en este contexto, el rol del Poder Judicial resulta central.
De hecho, si recordamos la evolución de nuestra transición a la democracia, es evidente que el fortalecimiento de la vida política incluyente y con respeto de los derechos de participación en las decisiones colectivas estuvo vinculado también a un proceso de consolidación del Poder Judicial, y de la independencia y autonomía de las autoridades de control del poder.
Hay que recordar que un momento clave, luego desde el ámbito electoral, solemos olvidar, pero un momento clave del proceso de construcción democrática en nuestro país fue, justamente, la transcendental reforma al poder judicial de 1994, que convirtió a la Suprema Corte de Justicia en un auténtico Tribunal Constitucional, es decir, en un órgano que concentró, a partir de entonces, esa facultad de control del poder, de garantía de la propia Constitución, que define a toda democracia constitucional digna de ese nombre.
Es por ello, que para el Instituto Nacional Electoral es un verdadero honor que uno de los estudiosos, que desde el ámbito académico acompañó ese proceso de transformación constitucional y, desde un asiento privilegiado en el máximo Tribunal Constitucional de nuestro país, nos acompaña.
Muchísimas gracias al doctor Cossío por estar con nosotros.
Antes de cederle la palabra a nuestra moderadora y, por supuesto, al doctor Cossío para su conferencia magistral, permítanme un último comentario sobre la importancia que, desde mi punto de vista tiene la recreación de la democracia y el poder y a la robustez, el vigor de un Poder Judicial consolidado.
Para desmontar el sistema autoritario que vivió nuestro país hasta principios de la década de los 90, fue necesario que cada una de las decisiones de las autoridades electorales estuvieran apegadas a procedimientos transparentes que los gobiernos dejaran de intervenir en la organización de las elecciones y que votantes, partidos y contendientes tuvieran una instancia jurisdiccional independiente para acudir, en caso de que sintieran que sus derechos políticos habían sido vulnerados.
Ese proceso de democratización no es ajeno en México al proceso que se ha denominado de judicialización de la política; es decir, el espacio o el tránsito de la resolución de las disputas políticas mediante órganos políticos y conforme, con componendas políticas, a la resolución de las diferencias en la vida democrática, por órganos jurisdiccionales a través de procedimientos jurisdiccionales a su vez.
Es por ello que nuestra división de poderes, el respeto del marco constitucional, la fortaleza del Poder Judicial, su independencia y autonomía, en pocas palabras, el respeto de aquellos principios que definen a las democracias constitucionales, resultan irrenunciables y para el buen funcionamiento de la democracia, más todavía en estos tiempos de incertidumbre para una nación como la nuestra, plural, diversa, rica, pero también comprometida en las últimas tres décadas con una clara transición hacia la democracia.
Es para nosotros, pues, un verdadero placer, José Ramón, como alumno tuyo en muchos sentidos, como un ciudadano orgulloso de un juez constitucional como lo fuiste, y de un jurista de primera talla, es verdaderamente un placer poder contar con tu presencia en este espacio virtual, ahora, del Instituto Nacional Electoral.
Gracias de nueva cuenta, le cedo sin más, la palabra a mi colega, la Consejera Claudia Zavala, para moderar la mesa y hacer los comentarios a la conferencia correspondiente.
Muchas gracias.
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