Parar no será suficiente si hoy todas regresamos a nuestras actividades sin haber reparado en la importancia del papel de las mujeres en el país
La democracia es esa forma de vida en que es imprescindible ser persona.
María Zambrano
Hace algunas semanas, la Dra. Marcela Lagarde presentó en el INE la conferencia La violencia feminicida y el feminicidio. En este espacio dialogamos sobre las violencias y la discriminación que vivimos diariamente mujeres y niñas en nuestro país, con la finalidad de visibilizar su trascendencia, pues existen intentos por minimizar las razones de fondo que las motivan: los componentes de género.
La Dra. Lagarde desarrolló el concepto de feminicidio para resaltar que los asesinatos de las mujeres tienen una dimensión política, ya que están relacionados con la responsabilidad del Estado de no proteger o violar el derecho a la vida de las mujeres. No sólo se trata del asesinato de mujeres y niñas, es todo lo que estuvo antes y está después: diariamente las mujeres y niñas enfrentan actos de violencia en todos los espacios y una vez que ha ocurrido un feminicidio, la impunidad y la revictimización son una constante.
En este contexto, el 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de las Mujeres, por ello, durante todo el fin de semana se llevaron a cabo actividades y marchas con el fin de exigir nuestro derecho a existir libres de todo tipo de violencia. Debido al impacto de estas actividades, se les ha llegado a denominar “la primavera feminista”; por ejemplo, en México, Argentina y Chile los movimientos de mujeres se han convertido en estandartes en la región latinoamericana y este domingo las multitudinarias manifestaciones fueron muestra de ello. Mujeres de diversos contextos y con distintas características, nos unimos en un reclamo de justicia, en contra de las violencias que vivimos solo por ser mujeres y de su manifestación más extrema: el feminicidio.
Además, en el marco del 8M, por primera vez, celebramos un paro nacional de mujeres, para visibilizar la desigualdad estructural a la que nos enfrentamos en todos los ámbitos; por ejemplo, a pesar de que las mujeres representamos 40% de la fuerza laboral mexicana, aún existe 34% de brecha salarial.
Sabemos que parar no será suficiente si el día de hoy todos y todas regresamos a nuestras actividades sin haber reparado en la importancia del papel de las mujeres en el desarrollo del país.
Como referente de lo que buscamos lograr, tenemos a Islandia, que cuando las mujeres decidieron parar en 1975 se dio un cambio social y político que favoreció la participación de las mujeres y el respeto de sus derechos; y cinco años después fue electa su primera presidenta.
Espero que en México, todo lo que hemos vivido el fin de semana y el paro del lunes hagan eco en la sociedad y las autoridades, pues las mujeres y niñas demostramos que seguimos y seguiremos, cada una desde nuestras diversidades y nuestros ámbitos, trabajando por justicia para todas, hasta que nuestra existencia, autonomía y labor sean reconocidas y respetadas.
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