VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, DURANTE LA CONFERENCIA: BALANCE DEL SISTEMA NACIONAL DE ELECCIONES, UNA REFLEXIÓN A 5 AÑOS, DURANTE SU VISITA DE TRABAJO A ESTA ENTIDAD
Muy buenas tardes ahora a todas y todos ustedes, saludo con mucho afecto al presídium y a todas y cada uno de ustedes.
Quisiera retomar el hilo de la intervención previa, señalando, tengo una presentación que tal vez ayudará a ilustrar mi intervención.
Comenzando justo con aquello que hace unos momentos mencionaba y creo que es particularmente importante reflexionar sobre el punto.
Parto de una premisa, quien desconoce la historia reciente, difícilmente va a poder entender la lógica de lo que hoy tenemos, de las construcciones institucionales que hoy tenemos y, en consecuencia, difícilmente podrá tener claridad de hacia dónde debemos orientarnos.
Así pasa con la materia electoral, sobre todo, cuando no podemos nosotros hablar de un momento único en nuestra historia, en la que el proceso de democratización haya cuajado y defina, en este sentido, un antes y un después.
Nuestra transición a la democracia es una transición atípica, no tiene nada que ver, para decirlo de alguna manera, con otras transiciones que han servido de modelos para quienes han estudiado este tipo de fenómenos.
Pienso, por ejemplo, en la transición española o en la transición chilena que tienen claramente un momento fundacional; los pactos de la Moncloa y la emisión de una nueva constitución, en 78, como ocurrió en España, o bien el plebiscito del “No” que dio como origen a una transformación radical del sistema político chileno.
La transición mexicana es una transición, desde este punto de vista, atípica. Claro que se pueden encontrar momentos detonadores, digámoslo así, que comenzaron a abrir la puerta, digámoslo así, de esta ruta democratizadora que, poco a poco, paulatinamente, fue abriéndose.
Probablemente, desde este punto de vista, la reforma de 1977, empujada por don Jesús Reyes Heroles, pueda considerarse por muchos como el punto de partida de esta evolución institucional.
Hay quienes encuentran en los movimientos sociales, estudiantiles, sindicales de los años sesenta e incluso de las luchas guerrilleras, un momento de crisis, de agotamiento de un sistema político que constituye el inicio de una serie de cambios que se irían articulando en las décadas siguientes, pero más allá de discutir cuándo arranca este proceso, lo que sí es cierto y me parece absolutamente incuestionable, pero es lo que me parece, nuestra transición es el producto de una larga evolución histórica que ha venido atendiendo, a lo largo del tiempo, a una serie de necesidades particulares de apertura política, de maximización de libertades y derechos políticos, de creación institucional y de construcción de mecanismos de certeza que nos permitieran inocular una profunda, lastimosa, pero ahí siempre presente, base de desconfianza que, en buena media explica la razón de ser, o constituye la razón de ser del sistema político mexicano que hoy tenemos.
Desde este punto de vista y, de manera particular, en un contexto como el que hoy ocurre, en donde hay, digámoslo así, pretensiones de parte de algunos de reescribir la historia de nuestra democracia y asumirla o resumirla a un momento, digámoslo así, a un momento (inaudible) una especie de parteaguas que nos permite decir que antes no había democracia y después lo hay.
Me parece importante reivindicar, desde este punto de vista, una visión evolucionista de nuestra transición. Hay, en efecto, algunos –no sé- aspirantes a intelectuales orgánicos, no sé cómo llamarlos, que han venido pretendiendo, vendiendo la idea de que antes del 1 de julio de 2018 no había democracia y a partir de esa fecha trascendental, sin duda, en nuestra vida política, hoy tenemos un sistema democrático.
Me parece que hacer eso, asumir esta visión creacionista de la democracia en nuestro país, significa no solamente, digámoslo así, dejar de tomar en cuenta décadas de evolución, de luchas sociales, que han venido plasmándose, cristalizándose en distintas reformas electorales sino, además, faltarle al respeto a muchos de los protagonistas icónicos de esas luchas que, a lo largo, insisto, de muchas décadas se han venido, poco a poco, instrumentando.
Plantear eso implicaría, digámoslo así, faltarle al respeto a esa decisión histórica, sólo para poner un ejemplo, en septiembre de 1988, públicamente tomada por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, uno de los muchos nombres que se articulan como, digamos, protagonistas icónicos, decía, de estas generaciones de mexicanas y mexicanos, de actores políticos, de intelectuales, de miembros de la academia, de periodistas, de organizaciones de la sociedad civil y, por supuesto, de partidos políticos, que fueron conformando este gran pacto social que hoy nos tiene en donde estamos.
Sería faltarle al respeto a quien, como Cuauhtémoc Cárdenas, en aquella tarde, en el Zócalo, en medio de una grave protesta por las irregularidades del proceso electoral de 1988, frente a quienes llamaban a tomar Palacio Nacional, optó por la ruta institucional y democrática.
Esos son los momentos que han constituido esta historia y son los momentos que, si no partimos del análisis de nuestra democracia, desde una perspectiva evolucionista, simple y sencillamente serían borrados de un golpe, del análisis de dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos.
Aquí (inaudible) Arnaldo Córdova, permítanme citarlo, digamos como alumno, también como muchos que están en esta sala, que fui de él. Decía Arnaldo Córdova que la historia es maestra del pasado en el presente y que es indispensable para poder orientar nuestra dirección futura.
Creo que si no entendemos de dónde venimos, como para poder evaluar en dónde estamos y qué nos falta por recorrer en clave de fortalecimiento y consolidación democrática, corremos el riesgo de equivocarnos. Desde este punto de vista, creo que, para poder embocar un camino de fortalecimiento democrático, hay que ser refractarios a las posiciones creacionistas y asumir, ineludiblemente, una posición evolucionista de nuestra democracia y que nos permita entender el momento en el que hoy estamos, justamente como uno más de una larga historia que, en el futuro servirá, insisto, como una capa sedimental más para construir un futuro mejor.
No sé si el primero de julio comenzó una nueva etapa del país, ojalá y así lo sea, ojalá y esta nueva etapa sirva para resolver los grandes problemas nacionales que todavía aquejan y lastiman a nuestra sociedad.
La profunda desigualdad, la pobreza dilagante, la corrupción, la impunidad como elementos lacerantes y que han lastimado profundamente a la sociedad mexicana y, por supuesto, el tema de la inseguridad, pero esos son problemas que solamente vamos a resolver y debemos resolver en democracia.
Ojalá y lo que hoy estamos viviendo sea una etapa que se traduzca en una situación social, económica, pero sobre todo, en términos de justicia, más equilibrada y mejor para todas y todos, pero lo que sí es cierto, es que 2018 no es el origen, en términos democráticos, de nada, sino una consecuencia de la evolución democrática que hemos apostado como sociedad y que no es patrimonio de nadie, ni de una persona, ni de un partido, ni de una ideología, sino una construcción colectiva y que, como decía hace unos momentos, colectivamente hoy debemos defender.
Ojalá sea el inicio de una etapa mejor para el país y que esto implique una consolidación y un fortalecimiento de la democracia, pero la democracia no nació el 1 de julio de 2018
No pretendo, aquí con ustedes, reconstruir algo que muchos otros como José Woldenberg podrían haber hecho y han hecho mucho mejor de lo que yo podría; es decir, no pretendo aquí reconstruir, a partir de las distintas reformas electorales la historia de nuestra transición, simple y sencillamente, permítanme, como un ejercicio de sistematización, tratar de reconstruir eso que muchos otros han estudiado y analizado; es decir, la historia de nuestro cambio político en clave democratizadora, a partir de una interpretación que, desde mi punto de vista, esta sí al menos es original y novedosa; es decir, cómo en estos últimos 40 años al menos, hemos cambiado a partir del enfrentar y resolver una serie de necesidades que se nos fueron planteando en el camino para convertirnos en una sociedad en donde las elecciones, como ocurre en democracia, sean la manera pacífica, incluyente y autónoma, en términos de libertad política, de recrear el poder.
Creo que, desde este punto de vista, si pensamos que venimos de un sistema político, el que emanó de la Revolución Mexicana, cerrado, vertical y excluyente, refractario a la pluralidad, si se quiere embrionaria, pero que poco a poco en los años sesenta y setenta, comenzó a multiplicarse, la primera gran necesidad y a eso se abocaron las primeras reformas electorales, era precisamente traducir o transformar el sistema político, en una lógica de inclusión y de representación del pluralismo político creciente en aquella época.
A eso se abocaron las primeras reformas, a permitir que fuerzas políticas que habían sido excluidas y marginadas, por cierto, Valentín Campa acaban de incluirlo en la Rotonda, los restos de Agustín Campa acaban de ser incorporados a la Rotonda de los Hombres Ilustres, creo que es un buen gesto para recordar esa lógica evolutiva a la que he hecho referencia.
Fuerzas políticas que estaban excluidas, que no podían competir electoralmente y que no tenían otra alternativa, eventualmente, más que optar por rutas ilegales, fueron en esta primera etapa, incluidas a la lucha política-electoral, a la arena electoral y, además, se construyeron los mecanismos para que esas fuerzas, si se quiere embrionarias, si se quiere germinales, pudieran tener presencia y participación en los espacios de decisión política; es decir, en el parlamento.
Y la clave para que ello ocurriera, uno de los mecanismos que hoy nos han traído donde estamos, es la tan vapuleada, tan vituperada y tan poco valorada, representación proporcional. Por cierto, llama la atención que siempre los partidos en el poder, siempre, sin importar ideología ni color, siempre se plantean en contra de la representación proporcional.
La reducción que hoy se está planteando por parte de un destacado senador de la República, de la representación proporcional en la Cámara de Diputados y del Senado, de la lista de senadores de representación proporcional, pues no es nueva, es exactamente igual a la que este senador, hoy morenista, es exactamente igual a la que presentó hace algunos años Enrique Ochoa, siendo presidente del PRI y que, unos años atrás el Presidente Calderón presentó en su famoso Decálogo, en 2009, en ese mismo sentido.
Por cierto, pasa lo mismo con la reducción del financiamiento público a los partidos y que, quiero poner las manos enfrente y creo, estoy convencido que el financiamiento público hay que defenderlo, pero también hay que racionalizarlo; la cantidad de dinero público que se invierte hoy en la contienda electoral, probablemente tiene que repensarse y racionalizarse, más en los tiempos que hoy corren, pero esa es una cosa y otra cosa es que la propuesta de reducir el financiamiento público a la mitad que hoy está planteándose, por cierto, discutiéndose en estos días en la Cámara de Diputados, es exactamente igual a la que se planteó hace unos años por parte del mismo presidente, entonces del PRI, y exactamente igual, de la que hace una década, presentó el entonces presidente del PAN en su momento.
Digamos, solamente lo dejo como un elemento del análisis y, por supuesto, como Presidente jamás voy a hacer un juicio al respecto, pero que casualidad que cuando eres del partido mayoritario siempre tienes esta tentación a erosionar las condiciones de la competencia, lo dejo como una mera anotación al margen, por supuesto muy respetuosa, como suele decirse, pero creo que en este momento, haciendo una revisión histórica, no hay que olvidarnos que uno de los elementos con los que arrancó esta historia, fue precisamente la introducción de la representación proporcional que, es el mejor mecanismos en democracias, para permitir la representación del pluralismo y el pluralismo, en una sociedad como la nuestra, sigue siendo una realidad cada vez más vigorosa.
Si ustedes piensan en los resultados electorales de las seis elecciones que tuvieron lugar el 2 de junio de este año, hace unos meses, pues podrán ver que claramente hay un partido mayoritario que además se hizo por la vía legitima y por las urnas, de las joyas de la corona en esta elección, las dos gubernaturas en disputa la de Puebla y la de Baja California. La de Puebla para concluir el periodo sexenal y la de Baja California por dos años; pero si uno observa la votación emitida a lo largo del país de las seis entidades, encontraremos que la fuerza mayoritaria obtuvo un millón 900 mil votos y la segunda fuerza, en términos de votación, un millón 700 mil.
Si eso no es un país plural, pues no sé qué sea. Y creo que todos los mecanismos de representación de la pluralidad son una manera de fortalecer la calidad democrática de nuestro sistema político.
En un segundo momento, la gran preocupación, la gran necesidad después de 1988, fue resolver las condiciones, digamos así, y los procedimientos que permitieran que los resultados electores fueran ciertos y creíbles, a eso se abocó una segunda generación de reformas, a que, como se decía a principios de la década de los 90, el voto pudiera ser realmente emitido y, además, contara. Que los votos contaran bien y que contaran en términos políticos.
En un tercer momento y después del ominoso resultado arrojado por el primer ejercicio de fiscalización en nuestra historia, un ejercicio todavía embrionario, muy distante a la fiscalización que hoy se realiza, que fue la realiza en las elecciones de 1994 por el primer Consejo Ciudadano del IFE, entonces, evidenció que el candidato que había ganado la Presidencia de la República había gasto 85 de cada 100 pesos erogados, con lo cual, como lo dijo el propio doctor Ernesto Zedillo, al tomar posesión, venía de una elección libre, cierta, pero inequitativa.
El tema de la equidad en las condiciones de la competencia se convirtió como la nueva necesidad por atender en el proceso de cambio político y a ello se avocaron las reformas que siguieron, particularmente la de1996 y la reforma de 2007, que ya han sido mencionadas en esta sede.
Esas reformas se centraron en condiciones de equidad y, aquí vale la pena tal vez recordarlo, lo que se entendía por la equidad hace 25 años. Es decir, la existencia de un piso mínimo, igualitario de condiciones para que todos tuvieran posibilidades de competir, efectivamente, en las elecciones, no quiere decir igualdad total, hoy lamentablemente con una sobre interpretación las autoridades electorales, administrativas y jurisdiccionales, hemos reinterpretado a la equidad en muchas ocasiones como si fuera un techo por alcanzar, es decir, una meta por alcanzar, con lo cual la equidad acaba, digámoslo así, identificándose con condiciones de igualdad y nadie ha dicho que las competencias electorales deban ser igualitarias, deben ser equitativas, la equidad como piso, se introdujo por primera vez en 1996, por lo que hace al financiamiento público y en 2007 para lo que tiene que ver con el acceso a la radio y la televisión.
Una última etapa en esta evolución histórica, tiene que ver con lo que hemos mencionado acá, con la reforma de 2014 que dio origen al sistema nacional de elecciones que hoy gozamos. Una reforma que tuvo el propósito de recuperar y potenciar todos los planteamientos, las necesidades que se fueron resolviendo en las tres etapas previas, pero poder introducir una lógica de homogenización y de estandarización de normas, de criterios y de procedimientos en la organización de las elecciones locales y de las elecciones federales.
En síntesis, esto es lo que ha, digámoslo así, articulado la atención de estas distintas necesidades, el proceso de cambio político en el país.
Déjenme, por un momento, yo sé que estamos en el aniversario del IEEZ, pero ya le tocará al IEEZ presumir sus logros, permítanme por un momento, simple y sencillamente, para dar una idea de lo que ha significado en términos de la sobrecarga de actividades para las autoridades electorales, particularmente para la ahora autoridad nacional este último cambio, es decir, la atención de esta necesidad de estandarización y homogenización que supuso la reforma de 2014.
Miren ustedes, el Instituto Federal Electoral en 23 años de vida tuvo la encomienda de organizar 18 elecciones federales, aquí estoy tomando por supuesto, a las elecciones por tipo de elección, quiero decir que, en las elecciones sexenales, pues hay tres elecciones: la Presidencial, la de Diputados y la de Senadores, tal como por cierto en Zacatecas habrá tres elecciones locales en el año 2021.
Bueno si se toma este parámetro de cálculo, el IFE organizó 18 elecciones en 23 años. En seis años, en realidad en cinco años, porque 2014 las elecciones que se realizaron todavía fueron de transición, el IFE, perdón el INE, comenzó a actuar como autoridad nacional y en consecuencia como coorganizador de los institutos electorales de las elecciones locales hasta 2015, bueno en estos cinco años de la instrumentación de la reforma electoral, el INE ha participado en 198 procesos electorales, cuatro federales, los de diputados de 15 y de 18, de senador de 18, el presidencial de 2018, y 194 elecciones locales, con las elecciones de Coahuila y de Hidalgo, que se realizarán en el próximo año llegaremos a 200 procesos electorales en apenas seis años.
Este es, digámoslo así, el desglose por tipo de elección, de las elecciones en las que ha estado involucrado el órgano rector del sistema nacional de elecciones.
Permítanme ahora, hacer referencia en esta lógica de balance de estos cinco años del Sistema Nacional de Elecciones, hacer referencia a un dato que se suele hacer poca referencia y que me parece que es uno de los más importantes para valorar los efectos, digámoslo así, que esta decisión, no menor, de nacionalizar el Sistema, y de constituir un Sistema; nacionalizar las elecciones y constituir un Sistema Nacional, trajo consigo.
No sé si fue consecuencia de la nacionalización, no me atrevería a decirlo, pero evidentemente esto tiene que ver con las condiciones que en los últimos cinco años, tienen las y los electores para poder emitir libremente su voto, y de las condiciones de equidad en la competencia que tienen partidos y candidatos para poder disputarse el poder político en las urnas, es, me refiero, al índice de alternancia que me parece que ha sido, -y aquí tenemos a dos universidades fundamentales en el estado de Zacatecas-, que deberían ser elementos que propicien análisis incluso a nivel subregional, que todavía me parece están pendientes.
En los últimos cinco años, y este es el punto que quiero sostener con ustedes, hemos vivido el periodo de mayor alternancia en la historia política, en la historia democrática del País, nunca antes en un lustro había habido tantos cambios de ganador de entre un proceso electoral y el siguiente, evidentemente no quiero decir que esto nos haga más democráticos, porque al final no es la alternancia la condición de la existencia de la democracia, sino más bien la posibilidad de la alternancia.
Como lo dice Michelangelo Bovero y creo que nos dice bien y claro, lo que hace democrático un Sistema político es que existan condiciones que permitan la alternancia, pero que la alternancia ocurra o no, depende del sentido de los votos de las y los electores, esto es, las condiciones son las que determinan la democraticidad en un Sistema Político.
Claro el hecho de que ocurra alternancia es la prueba factible, fehaciente, de que estas condiciones existen.
Y del índice de alternancia en este lustro, en este último lustro, vuelvo a insistir es un índice inédito, que, en promedio oscila alrededor del 60 por ciento. Es decir, dicho de otra manera, la posibilidad en las elecciones federales, -bueno, Presidente, hemos tenido tres alternancias en las últimas cuatro elecciones, por cierto, en las elecciones que se han organizado desde que el órgano electoral es un órgano que goza de autonomía constitucional., tres elecciones de cuatro, el índice de alternancia ahí en los últimos 25 años, pues es del 75 por ciento.
Pero bueno, lo que quiero decir es que, en las elecciones de diputados federales, senadores, de diputados locales, de alcaldes y de gobernadores, la posibilidad de que un partido vuelva a ganar en el ciclo electoral siguiente, es de apenas cuatro de cada diez chances, apena un 40 por ciento.
Y si vemos desglosado por tipo de elección, podemos ver, digamos como se distribuye este índice medio del 60 por ciento. En las elecciones federales del legislativo, como pueden ver, si se comparan las dos elecciones que se ha realizado en este lustro, en diputados el índice de alternancia es de más del 57 por ciento.
En el caso del senado, el índice se eleva al 80, casi al 80, más del 82 por ciento, si se comparan, evidentemente, quienes ganaron en la elección de 2018, respecto de quienes habían ganado en la elección de 2012.
En el ámbito de las gubernaturas, de los Ejecutivos Locales, el índice de alternancia llega prácticamente al 64 por ciento. Dicho en otras palabras, de las 36 elecciones a Gobernador que se han disputado, y aquí estamos incluyendo, estoy incluyendo, las dos elecciones extraordinarias que el INE ha tenido que organizar para los Ejecutivos Locales, las de Puebla de este año, y la de Colima por mandato del Tribunal Electoral unos años atrás en 2016, en virtud de la anulación de la elección ordinaria, pero de 36 elecciones a Gobernador en 23 casos ha ganado un partido al que gobernaba cuando la elección se llevó a cabo.
Y si además vemos el cuadro de la derecha, podemos constatar lo que sostenía hace un momento, no hay un solo beneficiario de la alternancia, todos los partidos políticos, en mayor o en menos medida, se han beneficiado de las condiciones democráticas que permiten que las y los ciudadanos con su voto libre decidan si los gobernantes repiten o si los partidos en el gobierno repiten, o se van.
Como pocas veces en nuestra historia, en consecuencia, hemos tenido, un voto, no solamente libre al momento de su emisión, sino que también cumple con esto que los teóricos de la apolítica, Sartori, Dhal, y muchos otros, señala como una de las, digámoslo, así, de las consecuencias o de las derivaciones del empoderamiento del voto ciudadano, no solo sirve el voto para elegir a los representantes, sino también sirve para castigar o premiar las buenas o malas acciones de gobierno.
En el ámbito de las diputaciones locales y de las alcaldías, el índice de alternancia se mantiene, casi un poco más del 57 por ciento, en el caso del Poder Legislativo en el ámbito local, y más del 67 por ciento en el ámbito de los ayuntamientos.
¿Qué es lo que nos depara el futuro inmediato? Bueno en 2020 como decía, vamos a tener solo dos elecciones locales; las de diputados en el caso de Coahuila y las de Ayuntamientos, la renovación de Ayuntamientos en el caso de Hidalgo, pero tal vez vale la pena recordar, y a mí me llamaba mucho a la sorpresa como varios legisladores en la discusión presupuestal decían, pero si el próximo año no hay elecciones más que dos para que piden tanto dinero, bueno pues se les olvida que vamos al arranque de la organización del proceso electoral más grande de nuestra historia, como ya lo mencionaba el señor Secretario de Gobierno.
El próximo año en apenas nueve meses y tres días, estará arrancando el proceso electoral más grande que hayamos visto en nuestro país, tanto por el número de potenciales electores; las estimaciones del registro Federal de Electores nos proyectan que en 2021 tendremos un Padrón Electoral de 96 millones de electores, esto quiere decir, 6 millones más, que en 2018; la pirámide poblacional sigue todavía manteniendo, digamos, un crecimiento gradual de la propia población, pero también por el número de cargos en disputa, en virtud de la concurrencia inédita, los 32 estados , por primera vez tendrán algún tipo de elección local y son estas que, están aquí en este cuadro, implican que el número de cargos en disputa en las urnas, será de más de 3 mil 400, esto quiere decir, 250 cargos más de los que se resolvieron en las urnas en 2018.
Nunca habíamos visto unas elecciones tan grandes como la que vamos a tener en 2021, por cierto, déjenme ser aguafiestas para el siguiente Presidente del Instituto Nacional Electoral, cuando sea invitado para celebrar el 26 aniversario del IEEZ, porque el 25 igual y todavía me quedo, sino dispone otra cosa la soberanía nacional en estos días, es decir, de cara a la elección de 2024, que esa será la más grande de la historia.
Si alguien ya me dice oiga, pero eso ya lo oímos en 18, y lo oímos en su momento 2015, y así va a seguir siendo mientras la pirámide poblacional no se nos voltee. ¿Qué quiero decir con esto? Que el número de electores va a determinar el número de casillas, un número que estimamos va a acercarse a las 170 mil, que va a implicar el número de electores sorteados para ser visitados en sus domicilios mayor, o el más grande hasta ahora visto que va a implicar el número de funcionarios más alto de la historia electoral del país, y así sucesivamente, el número de boletas, el número de materiales electorales y síganle sumando ustedes.
Como pueden ver, insisto, el número de cargos en disputa es inédito, en el ámbito local, y permítanme regresarme, porque aquí, lamentablemente el caño están cortando el numero de 15 en la primera columna, me voy acá para que quede más claro, como pueden ver, habrá en 2021, 15 gubernaturas, siempre y cuando el orden constitucional y democrático del país no se vea alterado, pero eso no le corresponde al Instituto Nacional Electoral hoy decirlo, sino a la Suprema Corte, porque por supuesto estoy contemplando la elección de baja california, en donde las y los baja californianos deberán tener el derecho de acuerdo con el orden institucional que estaba vigente hasta que se realizó la elecciones el 2 de junio pasado, cuando los baja californianos eligieron un gobernador por dos años, de volver a decidir quién ocupará el Ejecutivo en ese estado, pero perdónenme quería hacer ese énfasis, sobre todo en las tiempo que corren. Confió en que tendremos 15 elecciones de Gobernador.
Déjenme plantear algo que ha estado y que está en el ambiente sobre todo a lo largo del último año, ok; los resultados son estos, el balance es un balance bueno, déjenme decir algo y no me dejarán mentir los colegas del IEEZ, este ha sido un proceso, y por otro lado los colegas del Instituto Nacional Electoral, el proceso de instrumentación de la reforma 2014 fue un proceso muy complicado, de hecho, muchos en 2014, ustedes podrán recordar, apostaron a que era una reforma impracticable.
Hoy lo que podemos decir, es que a pesar de si ser una reforma muy compleja, un sistema muy complejo, que implica una coordinación nunca antes vista, muy fina, que debe estar muy bien aceitada, entre las instancias nacionales y las instancias locales, y que no fue así desde el primer momento.
Déjenme decírselos así, para marcar un antes y un después, en las elecciones de 2015, las primeras elecciones bajo el nuevo modelo, digamos que privaron en el ámbito local, las posturas soberanistas, si los OPLES que se asumía a pesar de que los consejeros del INE los habíamos nombrado desde el Consejo General; muchos se asumían como los que defendían en la última trinchera, la soberanía estatal frente a la intromisión centralista del centro, representada por el INE.
Y también del otro lado, en mucho existía una postura supremacista de háganse a un lado porque les vamos a enseñar cómo se hacen las elecciones. Déjenme ponerlo así, pero cuatro años después en las elecciones de 2019, la historia es radicalmente distinta, o las de 2018, creo que lo que hemos logrado construir, a partir sí, de medidas, dirían los médicos de electro-shock en muchas ocasiones, como es la expedición de un reglamento nacional de elecciones, en el que tal vez se nos pasó un poquito la mano en el INE, y tendremos que ir aligerando hacia el futuro, lo digo aquí.
Pero que creo que era indispensable para poder concretar este principio de estandarización y homogeneización, hoy si podemos decir que la calidad de las elecciones, en todo el país siguen los mismos estándares y los mismos criterios, se ha traducido en una colaboración inédita.
Creo que todos entendimos en los órganos electorales, el nacional y en los locales, que estamos navegando en un mismo barco, y, o remamos de manera sincronizada y coordinada, o no hay manera de que ese barco llegue a buen puerto, al puerto democrático, que las elecciones lleguen al puerto de la democracia, si me permiten la metáfora.
Y es que no ha modo de que le vaya bien al INE si le va mal a un OPLE, y no hay modo de que le vaya bien a algún OPLE si le mal al INE, este es un sistema, y de todos depende que los engranajes que representamos, uno sí se quiere más grandes, otros con distintas atribuciones, pero todos finalmente parte de un mismo sistema, estemos lo suficientemente aceitados y coordinados para entregar buenas cuentas.
Un dato adicional al que he mencionado, el de la alternancia. Las elecciones de 2018 y de 2019, son elecciones prácticamente no contestadas. Bueno la presidenta me dirá, siempre ha litigiosidad y hemos construido un sistema que parece que hemos colocado los incentivos hacia la litigiosidad, ¿no?
No somos uruguayos, en donde quien pierda, aunque sea por menos de un punto porcentual, acepta de inmediato la derrota, siempre, todas las fuerzas políticas, todas sin excepción, cuando pierden intentan ganar en tribunales lo que en las urnas no necesariamente les dieron. Pero eso es parte de una litigiosidad, digámoslo así, que en el futuro yo creo, tenderá digamos, a disminuir, o al menos son buenos deseos para quienes tenemos que administrar los conflictos, sea en el ámbito jurisdiccional o en el ámbito administrativo, dicho lo cual, en unos cien años veremos, podemos hacer un índice de alternancia, perdón, no era alternancia, de litigiosidad y veremos cómo nos está yendo.
En este contexto, con estos resultados, ¿resulta necesaria una reforma electoral? En esto quiero ser claro y categórico. ¿necesaria? No. ¿Podemos ir a las elecciones de 2021, a las más grandes de nuestra historia con el sistema normativo e institucional que hoy tenemos? La respuesta es clara un contundente, si, sin duda, las condiciones tanto de la equidad en la contienda como de certidumbre en la organización de las elecciones, como de representación de la pluralidad política y de la autonomía e independencia de los órganos electorales hoy están dadas para que no tengamos un problema en las elecciones de 2021.
¿Es pertinente una reforma electoral? Miren déjenme decirlo desde una perspectiva estrictamente académica, como lo decía Dirten Nholen, refiriéndose a la reforma electoral a la que definía como una reforma interminable, siempre, siempre va a haber ámbitos de mejora para las reglas y las condiciones del juego democrático, más todavía porque la intensa dinámica de la vida político electoral en cada elección presenta nuevos desafíos para la que viene.
Hay un ejemplo en el que ustedes, pues ya tienen alguna experiencia en el ámbito local. Bueno, no sé, corríjanme, no sé si en Zacatecas que tiene que ver en la instrumentación de la reelección, ¿ya lo hicieron ustedes verdad? Bueno, nosotros tenemos mucho que aprender del ámbito local, porque en el ámbito federal; claro en 18, tienen toda la razón, a partir de las elecciones de 16, tienen toda la razón, bueno nosotros en el ámbito federal no. Nunca ha habido reelección en el ámbito legislativo, la del 21 va a ser, esta legislatura en la Cámara de Diputados es la primera cuyos miembros tienen posibilidad de reelegirse y no hay reglas.
Si me dejan darles un consejo a los legisladores, pero no soy quien, en lugar de andar pensando como modifican el Sistema Electoral, porque no ponen las reglas para que no sea el INE el que va a tener que decidir cuáles son esas reglas, no nos toca a nosotros poner esas reglas, pero en muchas ocasiones hemos tenido que hacerlo frente al vacía legislativo que, pues no dice nada.
Dicho eso, en este contexto ¿veo las mejores condiciones para que haya una reforma electoral? Lo digo con mucha franqueza, no. Porque creo que no hay claridad respecto a qué se quiere con una reforma electoral.
En el último año, desde el arranque de esta legislatura federal, hasta hoy, hay más de 120 iniciativas en materia de reforma electoral registradas, algunas de ellas son integrales, las menos, algunas son reformas que buscan atender temas específicos, hasta hay una reforma que dice que para ahorrar dinero no se nombren a los cuatro consejeros que abandonan el Consejo General en abril próximo, y que nos quedemos con siete. Bueno y si nos quedamos con siete con esos tendremos que ir, es más si deciden que haya uno, pues bueno. No. no, los colegiados son indispensables.
Dicho lo cual, el problema es que no veo claridad de hacia donde se quiere apuntar una reforma electoral. El único digamos, life motive de las iniciativas que se han presentado es el de la austeridad, y permítanme decir algo, nadie está, voy a abordar eso en unos minutos más, en contra de la austeridad, el problema es cómo se logra la austeridad, porque si uno se pone a ver lo que han sido las medidas de austeridad tomadas por los órganos electorales hablo de entrada por el INE, siempre, invariablemente, han sido mucho mayores, de la que los propios presupuestos han establecido.
Todos los presupuestos de egresos establecen normas de austeridad que deben aplicarse en el ejercicio fiscal de que se trata, siempre, incluso las de este año aprobadas por la actual legislatura, siempre el INE ha instrumentado medidas de austeridad que van más allá de lo que los propios presupuestos plantean.
¿Qué significa austeridad? ¿Ahorro? Bueno si esos significa ahorro, planteémonos cuáles son las mejores maneras para poder hacia elecciones menos costosas. Nadie está en contra de elecciones menos costosas.
El problema aquí son los “cómos”, porque si uno revisa las iniciativas que se han planteado; hay una iniciativa, que es la más integral, y de donde tomo algunos de estos puntos, que se ha presentado por parte de algún legislador de la bancada mayoritaria, aunque tanto el coordinador de la bancada mayoritaria en la Cámara de Diputados, como la Presidenta de ese partido han dicho que no son iniciativas de ese partido. Bueno, tampoco han dicho que están en contra, por cierto.
Pero esas iniciativas, por ejemplo, la que plantea desaparecer a los OPLES, y que los órganos electorales del Instituto, los consejos locales, a partir de septiembre próximo el licenciado Matías Chiquito va a presidir, que esos consejos se vuelvan permanentes.
Pues ya no entendí, si los consejos que hoy son temporales se vuelven permanentes van a costar más. Hoy los consejeros locales, probablemente aquí hay algún consejero local del Instituto Nacional Electoral, consejero, consejera.
Bueno, ustedes saben que no son cargos ni profesionales ni permanentes. Se paga sí una dieta para quien cumple esta función, pero cada quien sigue ejerciendo su oficio de periodista, de empresario, de profesor universitario, o de lo que sea, de funcionario público no, porque hay incompatibilidad, como ustedes saben.
Pero si estos órganos van a ser permanentes dónde queda el ahorro. Ah, tal vez la clave está no tanto en el ahorro, sino lo que se pretende es que esos consejeros ya no los nombre el Consejo General del INE, sino que los nombre la Cámara de Diputados. O sea que sean designaciones políticas.
Y estos son los consejos que nombran a los consejeros distritales, que son los que nombran a los funcionarios de casilla, que son los que deciden dónde se ponen las casillas, que son los que hacen los cómputos de las elecciones. Qué se me hace que no se busca ahorro, sino control político.
Perdón, eh. Cómo dicen, no era arisca, ¿cómo era?
Hay una serie de propuestas que se han venido planteando y que me parece que son propuestas que van en contra de esa evolución que hemos señalado. La eliminación de los organismos públicos locales.
A ver, alguien puede decir en esta materia, y lo digo con mucha franqueza. Nosotros nos hemos pronunciado en contra de ello, no solamente porque creemos que el sistema funcione como recomiendan los anglosajones con un proverbio popular: si funciona no lo arregles.
Si no, además, como decía María Marván, pues a lo mejor idealmente un sistema donde hay un único órgano electoral que organiza las elecciones del país puede ser mejor, pero como decía María Marván, lo mejor es enemigo de lo bueno.
Y lo que hoy tenemos es suficientemente bueno, y los resultados están a la vista de todos. Hay elecciones pacíficas, libres, en donde hay una competencia auténtica, y el poder político se recrea y se reproduce de manera normal y sin mayores problemáticas.
Pero quien piense que el INE con su diseño puede suplir a los organismos públicos electorales, simple y sencillamente desconoce cómo se estructura el INE y cuáles son las funciones del INE.
Alguien podría decir, pero hicieron la elección de Puebla. Claro, nada más hicimos la elección de gobernador de Puebla por condiciones muy particulares. La excepcionalidad de la muerte de la gobernadora, la rijosidad de los partidos políticos que no logró disiparse ni con la elección, ni con los cómputos, ni con los recuentos, ni con el litigio ante los órganos electorales.
Y la casualidad, inédita, de que todas las fuerzas políticas del estado solicitaron que fuera el INE y no el OPLE quien organizara esa elección.
¿El INE pudo realizar la elección de Puebla? Sí, lo hicimos muy bien. Pero no hicimos nada más. Toda la estructura del INE se volcó a organizar una sola elección, y cinco de ayuntamientos, que el más grande de los cuales tenía 30 casillas. Ayuntamientos muy pequeños.
El INE tal como está diseñado, con su estructura, ¿podría organizar las elecciones del 2021, todas? La respuesta es clara y contundente. De ninguna manera.
El INE no tiene consejos distritales locales correspondientes a los distritos locales. El INE no tiene consejos municipales. El INE tendría que crecer hasta volverse una estructura mastodóntica para poder cumplir las funciones que hoy, de manera colaborativa, realiza el INE mismo y los propios institutos electorales en cada uno de sus ámbitos de competencia.
Entonces, perdón que lo diga. No es una reforma que busque ahorrar costos. Un primer estimado que hicimos de lo que tendríamos que hacer si esta reforma prosperara, nos llevaba a incrementar nuestro costo de operación electoral en casi 4 mil millones de pesos.
Todo el sistema OPLES cuesta poco más de 4 mil millones de pesos. Es decir, ¿dónde está el ahorro? A mí se me hace que lo que se quiere es reinventar el sistema electoral con una serie de mecanismos que implicarían, como decía, la subordinación, la captura política, yendo a contracorriente de todo que esa lucha democratizadora ha venido planteando en las últimas décadas.
No me detengo en los puntos, nada más quiero señalar, no es un asunto de paranoia mía. Mis colaboradores pusieron dos veces lo del periodo de la presidencia del INE, así que yo no estoy preocupado de lo que ocurra, eh.
Bueno, el mismo legislador acaba de plantear, e inscribir ya en el Pleno, y creo que se turnó a comisiones, la verdad no sé ni me preocupa. Una iniciativa que plantea reducir la duración de la presidencia del Instituto Nacional Electoral de nueve años, como ocurre hoy en día, a tres años, y que ésta sea rotativa, y que la Cámara de Diputados cada tres años nombre, de entre los consejeros presentes a quién va a ser el presidente en turno.
Miren, no es un asunto, yo soy un académico con licencia de la Universidad Nacional Autónoma de México, y tengo una carrera; y cuento con que después de ser presidente me seguirán invitando las autoridades administrativas y académicas de la Universidad de Zacatecas y de la Universidad Autónoma de Durango, a seguir impartiendo conferencias aquí en Zacatecas.
No me preocupa pues el futuro en este punto de vista. Lo que sí me preocupa es que detrás de esa iniciativa claramente hay una intención de romper, lo que, en su momento, incluso a Porfirio Muñoz Ledo negociando la reforma de 1996 como dirigente del PRD puso sobre la mesa.
Que la duración de los funcionarios de quienes son responsables de la conducción de los procesos electorales no esté igual, no sea igual a los ciclos políticos. Que no tengan una duración sexenal o una duración trianual, como una manera de garantizar la autonomía.
¿Por qué se nombra a ministros de la Corte por 15 años? ¿Por qué no son cada seis años? Pues precisamente para romper la lógica de un órgano que tiene una función de control político de los vaivenes de la propia política.
¿Qué es lo que está planteando esta iniciativa? Que cada legislatura designe a su presidente en el Consejo General.
Es decir, subordinar a los vientos de donde sopla la mayoría política detrás de cada elección quienes van a ser los que conducirán los destinos de la autoridad electoral.
De nuevo, claramente, y ya van dos, y esperamos la tercera. Son dos iniciativas al hilo que están claramente planteando un intento de subordinación política de la autoridad electoral, yendo a contracorriente de lo que ha sido la lógica de esta evolución a la que yo me refería.
Dicho lo anterior, si éstas son las iniciativas, lo digo con mucha franqueza, mejor nos vamos con las reglas que hoy tenemos, que son reglas funcionales y pertinentes.
No hablo aquí de la eliminación y la disminución de los legisladores de representación proporcional más de lo que ya dije, en fin; del tema del financiamiento, señalo, sí hay una iniciativa que plantea que el Padrón Electoral pase a manos de la Secretaría de Gobernación para cumplir esa vieja idea de la cédula de identidad.
Pues, digo, si es un pendiente que está en la ley, pero mi pregunta es ¡para qué queremos cédula de identidad si ya tenemos cédula de identidad? Se llama credencial para votar con fotografía.
Tenemos un problema con los menores de edad, sin duda. Y por eso hemos insistido en numerosas ocasiones que el INE tiene una infraestructura, más de 900 módulos en el país, que puede ser utilizada para poder credencializar a los menores de edad.
Aunque esa responsabilidad le corresponde a la Secretaría de Gobernación y al Registro Nacional de Población. Para eso están los convenios de colaboración, nada más que con el recorte presupuestal para eso tendremos que hacer el cálculo de que si vamos por esa ruta cuánto van a tener que poner.
Porque tampoco somos damas de la caridad, ni tenemos recursos como para poder cumplir esa función filantrópica. Dicho lo anterior, yo creo que, digamos, la postura que el INE asume en la relación con los gobiernos, con todos los gobiernos, con los gobiernos locales y con el gobierno federal, es la misma.
Somos un órgano autónomo, somos muy celosos de nuestra autonomía. Defendemos todos los días nuestra autonomía, pero somos un órgano del Estado mexicano, y como órgano del Estado mexicano sabemos que hay muchos ámbitos en los que hay que colaborar con los distintos gobiernos para enfrentar conjuntamente la solución de esos problemas a los que hacía referencia hace un momento.
No quiero abusar del tiempo, simple y sencillamente quiero sintetizar respecto de una reforma, cómo se coloca, una eventual reforma, cómo se coloca el Instituto Nacional Electoral.
Primer punto. Nadie está en contra de la austeridad y, al contrario, nosotros hemos puesto sobre la mesa cuáles podrían ser las rutas para poder tener elecciones menos onerosas, sin perder confiabilidad en el punto. Sin perder la credibilidad que tan costosamente hemos alcanzado durante los procesos electorales.
Por ejemplo, vamos al voto electrónico y, de entrada, aunque esta es la lámina siguiente y el cierre, pero de entrada lo menciono, porque involucra directamente a estados como Zacatecas que ha tenido una lógica de inclusión.
Tanto por lo que hace a sus migrantes, por las condiciones particulares de la sociedad zacatecana. Como también por los ejercicios de voto electrónico que en las elecciones en el estado han venido practicándose.
Y lo digo así, nosotros para las elecciones del 2021, por cierto, el viernes se otorgó la licitación de la empresa que construirá el sistema de voto por internet para que en las elecciones del 2021 en aquellos estados donde está reconocido el voto d ellos mexicanos desde el extranjero estos puedan votar, además de la vía ordinaria, la vía postal, puedan votar de manera electrónica, puedan votar por internet.
La ruta está trazada, y a pesar del recorte, lo digo con toda franqueza., esa sí es una de las funciones que no vamos a afectar.
No tenemos por qué, haremos, lo hemos dicho, todo lo humana e institucionalmente posible para que la decisión de las y los diputados de la semana pasada no sea transferida o afecte en la menor medida de lo posible, tanto los servicios que le brindamos a la ciudadanía, como la calidad de las propias elecciones.
El voto por internet para los mexicanos que viven en el extranjero va para 2021. Y en las elecciones del próximo año, Coahuila e Hidalgo, vamos, y aquí, bueno, tendremos que tener el acompañamiento de las autoridades jurisdiccionales, pero hay buena comunicación con ellas.
Vamos a introducir, no como programa piloto, sino en algunas secciones electorales la votación para los dos cargos, ayuntamientos en Hidalgo y diputaciones en Coahuila, votación de tipo electrónico.
Como una manera de ir metiendo esta cuña que nos permita ir remontando la desconfianza que respecto al voto electrónico hoy todavía se tiene, como una manera en el futuro de abaratar los costos de las elecciones.
Porque no es lo mismo hacer una inversión en tecnología que puede ser utilizada para múltiples propósitos, que estar gastando carretadas de dinero producto de la desconfianza en estar imprimiendo boletas en papel seguridad.
Por cierto, somos el único del país del mundo en donde se tiene que producir papel seguridad para que las y los ciudadanos voten. Pero yo no estoy cierto si estamos listos para quitarlo, ya me dirán los partidos políticos. Porque en esto hay que caminar con pies de plomo, porque si no, como se suele decir, lo barato nos puede salir caro.
Y no olvidemos una cosa, las enseñanzas nos vienen en estos momentos de otros lados del mundo, si las elecciones salen mal lo de menos es la estabilidad política.
Todos pagamos los platos rotos en términos de estabilidad social y de estabilidad económica.
Déjenme contar una anécdota, no me la aguanto, que es una anécdota que ilustra muy bien el punto. Hace algunos años, en 2015, eran elecciones muy complejas.
Acuérdense que había grupos sociales que planteaban el boicoteo de las elecciones. Acababan de pasar los ominosos hechos de Iguala en 2014, en fin; el entonces Gobernador del Banco de México, el Gobernador Agustín Cartens me invitó comer, y me dijo, oye yo te quiero proponer que nos veamos periódicamente para que me cuentes cómo van las elecciones, y se arrancó.
Oye, y cómo imprimen el papel para las boletas. Cómo lo distribuyen. Quién lo resguarda. Qué hacen. Cómo se recuentan los votos.
Y yo decía: bueno, pues le contaba. Y en un cierto punto le dije: oiga Gobernador, yo sabía que usted era un economista prestigiado, pero no sabía que le interesara tanto lo electoral.
Y me contesto. Lo electoral no me interesa nada, me interesa la economía. Si las elecciones a usted le salen mal el día después soy yo el que va a tener que lidiar, como Gobernador de Banco de México, con la inestabilidad económica, con la fuga de capitales, con la paridad alterada, etcétera, etcétera.
No nos olvidemos que en las democracias las elecciones dan mucho más que solamente definir quién va a ocupar los cargos públicos. las elecciones son también la fuente de estabilidad social, económica, y política, por supuesto, y son la base de la paz pública.
Por eso yo lo que digo, hagamos todo lo que tenemos que hacer, esfuerzos conjuntos para que las elecciones cuesten menos, sin perder un ápice en la confianza en torno a las elecciones y sus resultados.
Porque si no, por ahorrarnos unos pesos, que no está mal, hoy; mañana podemos perder muchísimo más.
Con esto no quiero justificar ningún tipo de despilfarro. Los órganos electorales tienen que estar auditados como lo están, incluso más. Tiene que observarse desde el punto de vista de la sociedad, de los propios partidos políticos, de los órganos de control presupuestario nuestro desempeño, pero no podemos jugar con las elecciones.
Porque veamos lo que pasa en otros lados del mundo. Es más, veamos nuestra propia historia. Hace 30 años las elecciones eran un problema, y nos costó muchísimo llegar a donde estamos.
Segundo. Bienvenida una reforma electoral, pero cuidemos cuatro temas, porque son cuatro temas que deben constituirse como irreductibles de todos aquellos que hemos apostado por construir y consolidar nuestra democracia.
Ni un paso atrás en la autonomía de las autoridades electorales. Ni un paso atrás en la certeza que hemos logrado conquistar en términos de los procedimientos que hoy dan resultados ciertos y confiables.
Ni un paso atrás en la equidad de las condiciones de la competencia. Y ni un paso atrás en la representación del pluralismo.
Si esto no se toca, sino se fortalece; bienvenidos los cambios electorales. Con una condición, no nos olvidemos que los cambios a las leyes electorales tienen que tener el propósito hacer más eficiente el modelo. Trabajemos en ese sentido, hay muchos ámbitos de oportunidad para ello.
Pero, dos. Las reformas electorales, como lo decía Norberto Bobbio, son de todas las reglas las únicas que requieren como base de su aprobación un consenso amplísimo, o si es posible la unanimidad.
Porque de lo que estamos hablando son de las reglas del juego democrático. Si las reglas del juego se imponen, siempre va a haber alguien después que habiendo perdido diga, perdí porque las reglas no eran justas.
Y de ahí venimos, esto ya nos pasó. No perdamos eso que hoy nos está permitiendo estabilidad política.
Termino, ahí están los que creo son los retos institucionales de las autoridades electorales hacia el futuro.
Ya hablaba del voto electrónico. En 2021 va a ser un año electoral particularmente intenso porque de acuerdo con las reformas constitucionales, que yo creo, ya hoy podrían publicarse, porque la última noticia, hace un par de semanas, o hace una semana y media es que la reforma constitucional para introducir la revocación de mandato y modificar las reglas de las consultas populares contaba ya con 20 aprobaciones de congresos locales. Es decir, en cualquier momento se podría publicar.
Y estas nuevas reglas van a hacer que el 2021 sea un año particularmente complejo desde el punto de vista electoral. Porque el 6 de junio iremos a la elección más grande de la historia.
Y, eventualmente, en la primera semana de agosto tendremos que realizar, la o las consultas populares que eventualmente cumplan con los requisitos.
Y en febrero del 22 iremos eventualmente al primer ejercicio de revocación de mandato para la Presidencia de la República. O sea, que si hay algún funcionario electoral aproveche bien las vacaciones de diciembre de este año, porque vienen años complejos para lo que siga.
Un dato que nada más, pero esto es una plañidera colectiva con ustedes, en la reforma laboral de hace algunos meses incluyeron en el órgano de gobierno, en la Junta de Gobierno del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral al Presidente del INE.
Es un órgano colegiado que tiene cinco funcionarios. El Secretario de Hacienda, la Secretaria del Trabajo, el Presidente del INAI, el Presidente del INEGI, y el Presidente del INE.
Así que estoy desempolvando mis libros de Derecho Laboral, aunque esos estaban en el momento previo. Y este órgano va a tener el pequeño desafío de establecer cuáles van a ser las reglas que van a tener que tener todos los sindicatos nacionales y locales, federales y locales, en materia, tan elemental como por ejemplo democracia interna. Como por ejemplo toma de nota. Como por ejemplo la definición de los contratos, bueno, la toma de nota que es la definición de los contratos colectivos, como también, ya se me olvidó cuál es el tercero; a lo mejor es el subconsciente que me engaña, no quiero estar… ¿perdón?
La huelga afortunadamente no, para eso estarán los tribunales laborales. Pero también el INE en un orden de prelación probablemente tenga que estar involucrado en la organización de las elecciones libres, secretas, y auténticas al interior de los sindicatos.
Y entre otras cosas, las urnas electrónicas nos servirán para eso. Pero como eso es hacer futurismo mejor me dejo aquí. Les agradezco a todos ustedes su presencia, y defendamos juntos lo que nos ha costado tanto tiempo construir conjuntamente. Nuestra democracia.
Muchísimas gracias.
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