VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA FIRMA DE CONVENIO DE COLABORACIÓN ESPECÍFICO ENTRE EL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL Y EL INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE MONTERREY, REALIZADA EN EL AUDITORIO DEL INE
Presentadora: Presiden este acto, el Doctor Lorenzo Córdova Vianello, Presidente del Consejo General del Instituto Nacional Electoral.
El doctor Alejandro Poiré Romero, Decano de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey.
El licenciado Edmundo Jacobo Molina, Secretario Ejecutivo del Instituto Nacional Electoral.
Licenciada Mónica Isabel Páez Villa, encargada de Despacho de la Unidad Técnica de Igualdad de Género y No Discriminación del Instituto Nacional Electoral.
Y la licenciada Vania Ramírez Camacho, Directora del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey.
Para dar inicio a este acto, damos la palabra a la licenciada Mónica Isabel Páez Villa.
Lic. Mónica Páez Villa: Muchas gracias. Buenas tardes.
Saludo a la y los integrantes del Presídium, a las autoridades del Instituto Nacional Electoral y del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, que hoy nos acompañan y un especial saludo al estudiantado del Tec de Monterrey que está presente en este evento.
El Instituto Nacional Electoral en su calidad de máxima autoridad electoral administrativa del Estado Mexicano, tiene bajo su responsabilidad la promoción de la cultura democrática, siempre regida bajo los principios de igualdad y no discriminación.
El día de hoy con esta firma, refrendamos el compromiso institucional con la promoción de la participación política de los grupos que han sido históricamente excluidos.
En el marco de este convenio, que el Instituto Nacional Electoral y el Tec de Monterrey establecemos, las bases de coordinación para desarrollar proyectos de manera conjunta que permitan promover y organizar actividades académicas, capacitación, seminarios, proyectos de investigación y prácticas profesionales en materia de igualdad y no discriminación, con el propósito de coadyuvar en la construcción de una ciudadanía integral.
Este acto, representa un esfuerzo institucional relevante, convencidas y convencidos de que es necesario introducir y comprometer a las juventudes en esos temas tan relevantes, todavía dado el contexto actual que tenemos en este país.
En ese sentido, la Cátedra Igualdad de Género y No Discriminación cobra relevancia como mecanismo que pretende establecer canales de vinculación entre las juventudes, la academia y esta institución electoral, a efecto de incentivar la generación de conocimientos sobre los derechos político electorales de los grupos de atención prioritaria y generar sinergias para poder consolidar una política de estado incluyente.
La relación estratégica entre nuestras instituciones, beneficiará al Instituto Nacional Electoral porque le permitirá tener contacto con las y los jóvenes y una opinión fresca en este proceso de construcción de una cultura política de inclusión, que es indispensable impulsar en el país y para el avance de la agenda de los derechos humanos.
A su vez, permitirá a las y los estudiantes, tener una formación interdisciplinaria y practica en materia electoral que les proveerá de un amplio panorama respecto al ámbito de conocimiento de los derechos político electorales y la participación en igualdad de condiciones.
Estos esfuerzos de coordinación ente las instituciones públicas y educativas son indispensables para la consolidación de una democracia incluyente, que abandere los principios de igualdad y no discriminación, como ejes fundamentales de la participación política.
Agradezco a las autoridades del Tec de Monterrey, al doctor Alejandro Poiré, a la licenciada Vania Ramírez por impulsar este convenio específico de manera decidida.
Muchas gracias.
Presentadora: A continuación damos la palabra al doctor Alejandro Poiré Romero.
Dr. Alejandro Poiré Romero, Decano de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey: Muchas gracias, muy buenas tardes.
Me da mucho gusto poder estar aquí con ustedes y agradezco enormemente al doctor Lorenzo Córdova, al Secretario Ejecutivo también del Instituto, a todas las autoridades que se reúnen esta tarde acá, para hablar de un tema que es fundamental, no solamente para la firma de este convenio, sino, aprovechar para hacer una reflexión breve y un compromiso institucional.
Para nadie es un misterio que en el mundo la democracia está aprueba, es decir, después de la ola de democratización de las décadas finales del siglo pasado y derivado de muchos retos, tanto de la evolución, de las economías, como de la evolución social en muchos entornos, en muchos ámbitos del mundo, en Bolivia, más recientemente, pero en muchos otros países vemos democracias con insuficiencias muy importantes, tanto en su capacidad para proveer bienes públicos, como en su capacidad para ampliar los derechos de los ciudadanos, como incluso en su resiliencia ante retos autoritarios de distinta naturaleza.
En México no debemos de estar nunca ausentes de esta perspectiva y debemos de comprometernos todo el tiempo a encontrar la manera de seguir construyendo, consolidando y fortaleciendo las instituciones que nos hemos dado, para ir ampliando los derechos cívicos y políticos de todos los mexicanos, para seguir ampliando nuestros horizontes democráticos.
Y no debemos suponer nunca que estamos exentos de estas pruebas antidemocráticas, autoritarias y de restricción de derechos de las ciudadanas y de los ciudadanos, como lo estamos viendo en nuestros países vecinos, en nuestro entorno regional, en el resto del mundo, en Europa Central, en distintos ámbitos en los cuales de una y otra forma, distintos liderazgos cuestionan el valor de la democracia, de las instituciones del pluralismo, de la inclusión, de la diversidad y del ejercicio pleno de los derechos para todas las personas.
En ese marco es que el Tecnológico de Monterrey, y además a mí en lo personal me da un gran gusto el podernos sumar el día de hoy a este esfuerzo de colaboración con el Instituto Nacional Electoral, la institución por excelencia, no solamente de la apertura y la consolidación de la democracia en México, sino que representa un ejemplo global respecto a cómo debemos de construir en todos los días y en todos los ámbito ese espacio de definición de nuestros liderazgos políticos y de ampliación de los derechos cívico-políticos y democráticos para las personas.
Nos da mucho gusto estar aquí, nos da mucho gusto hoy confirmar nuestro compromiso con la consolidación y la defensa de la democracia en México, y de manera muy particular a través de este Convenio Específico de Colaboración de la fundación, de la iniciación de esta cátedra INE-Tec de Monterrey en materia de igualdad de género y no discriminación.
Reconocer que en ese ámbito el INE y el ámbito electoral de nuestro país es ejemplo, desde hace mucho tiempo, con resoluciones del propio Consejo General del INE, con resoluciones y ratificaciones por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y eventualmente también con cambios constitucionales, de ir abriendo espacios para la igualdad de género, para el freno a la discriminación, para el freno a la violencia política en contra de las mujeres y para seguir construyendo ese entorno de goce y ampliación de derechos.
Para nosotros es, además, muy importante no solamente el abrir esta discusión, el que tengamos a expertas como tuvimos hoy a la doctora y que la tendremos también en la tarde ahí en nuestro campus Ciudad de México, y mantener este diálogo, estos seminarios y estos espacios de discusión académica en donde identifiquemos qué es lo que nos toca hacer y cómo tenemos que enfrentaros al reto de la igualdad y la ampliación de derechos.
Éste es un reto que no es exclusivo de la política, cuando vemos nosotros distintos ámbitos del desarrollo profesional de las personas, sistemáticamente vemos desigualdad de género, desigualdad de pago, desigualdad de oportunidades, desigualdad en la posibilidad de ejercicio de derechos laborales, y simple y sencillamente en los instrumentos y los mecanismos con los que contamos para garantizar que independientemente de la definición de género de una persona, hay oportunidades de desarrollo pleno, hay oportunidades de realización y de florecimiento.
Es por eso que nosotros desde la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno, no solamente nos hacemos responsables, corresponsables con esta discusión académica, sino también en la toma de decisiones.
Quiero aprovechar el foro del día de hoy para que, en el marco de la política de inclusión y diversidad de la Presidencia del Tecnológico de Monterrey y derivado de un acuerdo tomado en la Junta de Rectoría del Tecnológico de Monterrey, estamos anunciando que para todas las contrataciones académicas de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno, desde este momento y de una forma indefinida, tendremos una exigencia de igualdad de género en términos del número de hombres y el número de mujeres que estaremos contratando.
Ésta es una política que estamos anunciando aquí, que se está implementando a partir de esta semana, y que estaremos vigilando y estaremos coadyuvando a que su implementación además sea exitosa, porque sabemos que los retos que existen en el ámbito académico para la contratación de mujeres y la contratación de hombres, para el desempeño pleno de sus actividades, y para el desarrollo pleno también, de todo su potencial, requiere de adecuaciones no solamente en definiciones como ésta, sino en la forma en la que integramos los instrumentos de reclutamiento, de selección, de avance, y en la cultura y el cambio de prácticas que llevamos a cabo sistemáticamente para asegurar que no solamente se trata de buscar más mujeres en las contrataciones, sino de asegurar que todo el entorno de desarrollo académico de una persona dentro del Tecnológico de Monterrey es igualitario, promueve la igualdad y promueve plenamente el ejercicio pleno de todos los derechos de las personas independientemente de su género.
No me parece que hay un mejor momento para hacer este anuncio que en la firma de este convenio, porque tenemos con nosotros a una institución que se ha comprometido no solamente desde el ámbito normativo y de interpretación de la ley, sino también en la práctica contemporánea con el ejercicio pleno de estos derechos.
Es precisamente en ese marco y con ese compromiso, que me da mucho gusto poder firmar este convenio específico de colaboración, y comprometerme que ante esta comunidad y ante el Instituto Nacional Electoral iremos rindiendo cuenta de cómo está funcionando esta política de inclusión en igualdad de género en nuestras contrataciones académicas, y que los invito también como integrantes de la comunidad del Tecnológico de Monterrey, a participar de ella y a sentirnos como un espacio de oportunidad en el que podemos seguir avanzando como en muchos otros, para la consolidación de la democracia en nuestro país.
Muchas gracias.
Presentadora: En este momento se procederá a la firma del convenio.
(Firma de Convenio)
Presentadora: Finalmente, escucharemos el mensaje del doctor Lorenzo Córdova Vianello.
Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello: Muchas gracias.
Muy buenas tardes tengan todas y todos.
Saludo con mucho afecto y agradecimiento al doctor Alejandro Poiré.
Alejandro, bienvenido a ésta que es tu casa.
Dr. Alejandro Poiré: Muchas gracias.
Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello: Y no es una cuestión metafórica, Alejandro fue Director de Prerrogativas y Partidos Políticos y desde esa trinchera instrumentar también las políticas de género a lo largo de la década pasada en esta institución.
Bienvenido y muchas gracias de veras, Alejandro.
Saludo también con mucha estima a Vania Ramírez, a la licenciada Vania Ramírez, Directora del departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Escuela de Ciencias Sociales y de Gobierno del Tec.
Saludo también al Secretario Ejecutivo; a la titular de la Unidad de Género y No Discriminación; al Consejero Jaime Rivera, gracias por la moderación, por supuesto a la profesora Dahlerup gracias por la extraordinaria conferencia, profesora; y también a una de las, relativamente recientes adquisiciones de la Escuela de Ciencias Sociales y de Gobierno, ex consejero electoral dos veces de esta institución, al maestro Arturo Sánchez.
Gracias a todos ustedes por acompañarnos.
A casi siete décadas de las manifestaciones que propiciaron que en octubre de 1953 se reconociera el derecho de las mujeres a votar y ser votadas en México y a 30 años de que iniciáramos el largo proceso de transición a la democracia, en nuestro país hemos alcanzado la paridad legislativa tanto a nivel federal como en el ámbito de las entidades federativas.
Por primera vez en nuestra historia, la voz de las mujeres legisladoras tiene prácticamente la misma fuerza cuantitativa, el mismo peso, que la de los legisladores hombres, para poder contribuir, desde la arena de los congresos, al diseño de políticas públicas que favorezcan la inclusión y que ayuden a eliminar toda forma de discriminación que se padece en múltiples dimensiones de la vida cotidiana, por cuestiones de género.
Los datos de nuestra representación política son contundentes, en la Cámara de Diputados tenemos un 48.2 por ciento de diputadas y en el Senado de 49.21 por ciento de senadoras.
A nivel local tenemos, incluso, datos de representación legislativa aún mejores, en nueve congresos locales las mujeres legisladoras superan el 51 por ciento y en tres entidades, Morelos, Chiapas y Tlaxcala, el porcentaje de legisladoras es superior al 60 por ciento, en Morelos llega al 70 por ciento.
Y estos logros son producto, son resultados de la Jornada Electoral del 1° de julio de 2018. Se dan porque en esa elección existieron las condiciones para ello, sin duda, porque el diseño de la democracia mexicana reflejó la síntesis de un esfuerzo colectivo y transgeneracional de líderes y lideresas; de organizaciones sociales y de partidos de todo signo ideológico; de múltiples generaciones de legisladores, actores políticos, así como a personas de la academia y de especialistas comprometidos con los temas de género y de igualdad que nos llevaron en 2014 establecer el principio de paridad en la propia Constitución, pero que desde entonces nos han impulsado y han sostenido una serie de medidas afirmativas adicionales, que permitieron que la paridad en las candidaturas constitucionalizada se tradujera en los hechos, en una paridad en la representación, que no es lo mismo.
Probablemente, la paridad legislativa, decía, sea una de las facetas del prisma electoral que mejor refleja lo que he definido el evolucionismo institucional de nuestra democracia.
En efecto, difícilmente habríamos llegado a la paridad legislativa sin la serie de reformas que desde 1993, desde los años 90, sentaron las bases para la incorporación de las cuotas de género en los partidos, de las reformas que en la década pasada permitieron esos acuerdos de cremallera, en los que las candidaturas se alternaban en términos de género; que establecieron cuotas primero de un 30, un 70 por ciento, después cuotas de un 60, 40 por ciento, decisiones importantísimas del Tribunal Electoral y de la autoridad administrativa, que permitieron que la paridad no fuera contrapuesta como algunos pretendían con los principios de democracia interna de los partidos políticos primero, y después, con las obligaciones que los propios partidos políticos tienen en respetar la paridad horizontal en el ámbito de los municipios.
En suma, hay un largo recorrido que nos permite hoy presumir a nivel internacional las cifras, que en términos de participación política de las mujeres tenemos.
Por eso es importante y necesario difundir y explicar esa larga evolución de disposiciones constitucionales, legales, normativas y jurisdiccionales, así como las medidas que institucionalmente se han tomado producto de una convicción de la institucionalidad electoral para avanzar hacia un México paritario.
Y esto me importa subrayarlo, porque los tiempos que corren suelen cada vez con más frecuencia presentarse visiones, déjenme decirlo así, creacionistas de nuestra democracia, como si la democracia hubiera nacido instantáneamente, de la noche a la mañana, producto de una jornada electoral, como si antes del 1° de julio de 2018 no hubiera habido democracia y después de esa fecha, la democracia hubiera llegado a nuestro país.
Sin duda, el 1° de julio de 2018 presenciamos un profundo cambio político y ojalá ese cambio político traiga como consecuencia la solución de los grandes problemas nacionales de pobreza, desigualdad, corrupción, impunidad e inseguridad, ojalá, eso lo veremos.
Pero lo que sí queda claro es que el 1° de julio no es el punto de partida, tal vez de otra cosa, pero no de la democracia; el 1° de julio es el punto de llegada de una larga evolución que nos ha costado décadas construir.
Y esta historia hay que difundirla, me parece, con al menos tres fines, para que todas y todos los mexicanos, sobre todo chicas y chicos como ustedes que son, en el mejor de los sentidos, hijos de la transición, que no vivieron ese México de hace 30 años, en donde lo ordinario era que el mismo partido ganara una y otra vez las elecciones, y lo extraordinario y esporádico es que hubiera alguna alternancia pedida en el algún lugar del país, y que ustedes en consecuencia puedan identificar las múltiples medidas que pueden generar círculos virtuosos que inciden en la inclusión y en la paridad, para poder honrar las luchas históricas que movilizaron a millones de personas en México, para conformar una sociedad de derechos y libertades que hoy tenemos y disfrutamos y para que las nuevas generaciones identifiquen la forma en que poco a poco se modeló una de las causas más importantes y exitosas, hay que decir, de la democracia mexicana: la igualdad entre hombres y mujeres, y la equidad en la competencia electoral.
Hace unos meses, cuando presentamos en el Senado de la República los resultados de la Octava Consulta Infantil y Juvenil, uno de los datos que más llamaba la atención es que a menor edad, había una mayor percepción de igualdad entre niñas, niños y adolescentes, y creo que eso lo hemos hecho bien, porque la distribución de roles en la familia o en el trabajo y la consideración de que para los mismos no importaba ser hombre o mujer, madre o padre, mujer u hombre, es un buen síntoma de cómo las generaciones más jóvenes están interiorizando culturalmente una lucha que nos ha llevado mucho tiempo desplegar, llevar a cabo.
Esto nos habla de que, por complejas y arraigadas que parecen algunas prácticas culturales, claramente es posible generar cambios profundos, si esto es resultado de sinergias y nos imponemos objetivos compartidos de mediano y largo plazo.
Por ello, es importantísimo el convenio que hoy suscribimos entre el Instituto Nacional Electoral y el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Este convenio que complementa el que suscribimos en junio de 2018 para impulsar el desarrollo de la cultura democrática y una nueva cultura cívica, tiene por objeto instaurar, como se ha mencionado, la cátedra INE-Tec de Monterrey Sobre Igualdad de Género y No Discriminación, así como un conjunto de acciones académicas de divulgación que contribuyan a consolidar en la comunidad universitaria los conocimientos en materia de género y no discriminación.
Nuestro propósito, es establecer las bases que ayuden a fortalecer entre la comunidad Tec., mediante cursos, proyectos de investigación, conferencias, seminarios, programas de servicio social, entre otros, las decisiones y actos que nos han ayudado a convertir a México en una de las cinco naciones con mayor porcentaje de legisladoras en el mundo y que nos han permitido hacer de la democracia mexicana un buen ejemplo de inclusión, aunque en esto también nos falta mucho, hay que reconocerlo, tanto en la competencia electoral como en la integración de los órganos de representación del estado mexicano.
Estoy convencido de que el ángulo académico que le hemos dado a la colaboración institucional de este convenio, reúne las características para que en poco tiempo sea considerado como un referente en el circuito de las universidades públicas y privadas que quieran sumarse a las sinergias que estamos propiciando para que las comunidades académicas sean comunidades incluyentes, paritarias y libres de violencia de género, así como de cualquier forma de discriminación, no solamente en su concepción formal, por ejemplo, a partir de medidas como las que nos acaba de compartir el doctor Poiré al interior de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno en el Tec. sino también en su compromiso y consecuente práctica cotidiana.
Concluyo subrayando la importancia de que las y los universitarios conozcan los rasgos, contribuciones, desafíos y retos todavía pendientes que hemos enfrentado en el largo andar de nuestra transición a la democracia.
Conocer las demandas de cada etapa de nuestra historia democrática, los acuerdos políticos que se conformaron en cada una de ellas, y el papel que tanto los universitarios como los especialistas han tenido en estos momentos, es la mejor forma de vacunarnos de quienes quieren re-escribir la historia de nuestra democracia bajo supuestos creacionistas y dogmáticos.
Conocer nuestra historia electoral con rigor académico y el complejo proceso de desarrollo institucional que hemos experimentado en los últimos 30 años, es una forma de contribuir también al fortalecimiento de la democracia y de blindarnos, como decía el doctor Poiré, de interpretaciones místicas cuasi mágicas de acceso a la convivencia democrática en nuestro país.
Defender a la democracia no significa solamente practicarla, significa comprenderla, entender el complejo camino que nos trajo a donde estamos, y también asumir que en un mundo de retos, de riesgos para las democracias, como ya nos mencionaba el doctor Poiré, lo peor que podemos hacer es que esta construcción colectiva no tenga una defensa también colectiva.
Cada uno de nosotros desde nuestras distintas trincheras y responsabilidades, somos corresponsables de esa creación, pero también de la defensa que viene, porque si no lo hacemos, tarde o temprano, de manera eventualmente imperceptible, como ha ocurrido en otros países, sin darnos cuenta, pues la democracia se nos puede ir entre las manos.
Dicho en otras palabras, conocer la historia electoral y política de México, es una forma de aprender a cuidar la democracia que hoy tenemos para que la sigamos perfeccionando en los próximos años, teniendo a nuestra historia como la brújula principal para la construcción de nuestro futuro.
Muchísimas gracias.
Presentadora: Agradecemos a quienes integraron el Presídium, es así como concluye este acto. El Instituto Nacional Electoral, agradece su asistencia, que tengan muy buenas tardes.
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