Versión Estenográfica de la Inauguración del Seminario: Retos para el logro de la igualdad sustantiva en tiempos de paridad de género

Escrito por: INE
Tema: Consejeras y Consejeros Electorales

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INAUGURACIÓN DEL SEMINARIO “RETOS PARA EL LOGRO DE LA IGUALDAD SUSTANTIVA EN TIEMPOS DE PARIDAD DE GÉNERO”, EN EL MARCO DE LA CONMEMORACIÓN DEL 66° ANIVERSARIO DEL VOTO DE LAS MUJERES EN MÉXICO, REALIZADO EN EL AUDITORIO DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE)

 

Presentadora: El Instituto Nacional Electoral les da la más cordial bienvenida a la Inauguración del Seminario: Retos para el Logro de la Igualdad Sustantiva en Tiempos de Paridad de Género, evento conmemorativo por el 66 Aniversario del Reconocimiento del Voto de las Mujeres en México.

Nos acompañan en el presídium el doctor Lorenzo Córdova Vianello, Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral.

La doctora Nadine Gasman Zylbermann, Presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres.

 

El doctor Felipe Fuentes Barrera, Magistrado Presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

La señora Belén Sánz Luque, Representante de ONU Mujeres en México.

Agradecemos la presencia en este evento de las y los consejeros electorales, la doctora Adriana Favela Herrera, el doctor José Roberto Ruiz Saldaña, la maestra Claudia Zavala Pérez, así como de integrantes de la Junta General Ejecutiva, del personal del Instituto Nacional Electoral, del Instituto Nacional de las Mujeres, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, de ONU Mujeres, de los órganos desconcentrados del INE, de los organismos públicos locales, estudiantes, académicos, investigadores, representantes de las organizaciones de la sociedad civil, de partidos políticos y medios de comunicación que nos acompañan.

Para dar inicio, damos la palabra a la doctora Nadine Gasman Zylbermann.

Presidenta del INMUJERES, Nadine Gasman Zylbermann: Muy buenos días.

Realmente es una gran emoción estar esta mañana para dar pie a la conmemoración de un día tan significativo en la lucha histórica de las mujeres.

Es un placer, además, hacerlo en el marco de la Primera Legislatura de la Paridad, y es una satisfacción adicional tener la posibilidad de celebrarlo en un evento mayoritariamente, iba a decir femenino, pero qué bueno que es paritario, ¿no?, o sea, si mis cálculos me dan, estamos más o menos en la paridad.

Si las mujeres del movimiento sufragista en todo el mundo pudieran ver este momento, sabrían que todo lo que hicieron en su tiempo valió la pena, por eso, por estar aquí, por honrar a las mujeres que nos antecedieron y que nos abrieron este espacio, esta oportunidad es un privilegio.

Saludo particularmente a quienes me acompañan en el presídium, al doctor Lorenzo Córdova Vianello, Consejero Presidente del Instituto Electoral, y aliado, cómplice en todo, igual que el doctor Felipe Fuentes Barrera, Magistrado Presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y a mi amiga Belén Sánz Luque, Representante de ONU Mujeres en México; a todas las consejeras y consejeros del Instituto Nacional Electoral.

Queridos y queridas, fue apenas hace 66 años que las mujeres mexicanas comenzamos a ser gobernadas mediante el consentimiento de nuestro voto depositado en las urnas.

Basta decir que de los 65 presidentes que México ha tenido como nación independiente, solo 11 han sido elegidos también por las mujeres.

Así estamos aquí para conmemorar que después de casi 40 años de lucha, el 17 de octubre de 1953, fueron finalmente promulgadas las reformas constitucionales que nos reconocieron como ciudadanas plenas.

Este tiempo suena lejano, pero no lo es si pensamos que en otras latitudes como en Finlandia, Suecia, Inglaterra, las mujeres celebran ya más de 100 años de este acontecimiento.

Desde entonces, nos reunimos cada año y lo hacemos para conmemorar, es decir, para no olvidar, para tener memoria, conmemoramos para inmortalizar los nombres e historias como las de Hermila Galindo, Eulalia Guzmán, Elvira Carrillo, Beatriz Peniche, María Lavalle o Griselda Álvarez.

Estamos aquí para externar nuestro agradecimiento a todas ellas y a todas las mujeres que lucharon en su tiempo, por transformar su realidad, y que al hacerlo transformaron también la nuestra.

Las conmemoraciones, pues, no solo son festejos, aunque tengamos, por supuesto, cosas qué festejar. Conmemorar implica converger para debatir y analizar las perspectivas de un hecho que ha trascendido.

Por eso, la celebración de este seminario se hace necesario, pues se convierte en un momento para plantearnos qué desafíos superamos, qué otros tenemos por delante, y qué necesitamos lograr para seguir fortaleciendo a las mujeres en su liderazgo, y a nuestra democracia que ahora, además es paritaria.

Y es eso precisamente lo que quiero hacer en los siguientes minutos. Empecemos por no olvidar lo que hemos superado, no olvidemos que fueron necesarios 36 años desde la promulgación de la Constitución del 17 para que los derechos políticos de las mujeres fueran reconocidos, y fueron necesarios 57 años para que las mujeres y los hombres de México se nos consideraran como iguales ante la ley.

 

¿Qué nos dice esto? Que el reconocimiento a la igualdad y de los derechos de las mujeres siempre ha tenido resistencias, y que la igualdad y los derechos pueden ser una utopía si no se sale a conquistarlos.

Afortunadamente, las mujeres llevamos tiempo organizadas, conocemos esas resistencias, y éstas solo nos impulsan a seguir adelante.

Somos insistencialistas, como dicen algunas.

Así fue cuando nuestra Constitución Política de 1917, tan aclamada por ser de las primeras en reconocer los derechos humanos y sociales en el mundo, fue interpretada hasta el cansancio para dejar fuera a las mujeres en sus derechos políticos, pese a que el texto constitucional no nos excluía de manera literal de su goce y ejercicio.

Es decir, nuestra Constitución era efectivamente garantista, pero las mentes de los hombres aún no lo eran.

Bien lo pronunció Hermila Galindo en su tiempo, y la cito: “la mujer mexicana, que no fue excluida de la parte activa de la Revolución, sí lo fue de sus frutos”, de hecho, si miramos un poco más atrás, veremos que lo que sucedió entre la Revolución Francesa y la Primera Guerra Mundial fue, precisamente, la expulsión de las mujeres del pacto político. No obstante, contrario a lo que puede pensarse, las mujeres no tardamos en darnos cuenta de esta sinrazón.

El feminismo, amigos y amigas, diría Amelia Varcárcel, es una realidad, la hija no querida del pensamiento ilustrado.

Fueron precisamente la exclusión y el rechazo lo que nos llevó a organizarnos, fueron la exclusión y el rechazo lo que dieron vida a nuestro movimiento; el feminismo fue la respuesta al pensamiento ilustrado que iluminó solo a la mitad de la población.

Así pues, estamos aquí para asegurarnos de no olvidar que históricamente los derechos de las mujeres han tratado de ser invisibilizados, pero los hemos conquistado mediante lucha.

Y estamos aquí para recordarnos que cada esfuerzo que hemos puesto en ella ha valido la pena.

Lo segundo es no olvidar que nuestro movimiento ha sido esencialmente pacífico; las mujeres hemos demostrado al mundo que es posible ser guerreras, ser militantes, ser combatientes sin armas y sin violencia; hemos demostrado que se puede conseguir el derecho a la educación, al trabajo, a la salud, al voto, y un largo etcétera sin herir a nadie en el camino.

Nuestro movimiento es y será históricamente recordado por ser persistente, tolerante y, además, triunfante; nuestro movimiento será recordado por luchar al lado de otros y otras para ayudar a visibilizar también otras causas y otras injusticias. Porque las mujeres sabemos luchar desde la paz, queremos la paz y actuamos conforme a los principios de la no violencia, y esto debe enorgullecernos.

Tardamos casi 100 años, pero sin violencia hemos logrado que la paridad sea un principio constitucional, y además que lo sea en todo; estamos viviendo los frutos de este esfuerzo, y quiero pedir un aplauso para esto, porque es histórico y es la esperanza.

Parece sencillo, pero esto hubiera sido un sueño para nuestras abuelas, sin embargo, hoy podemos decirles que somos el testimonio de un poder legislativo paritario liderado por mujeres en ambas cámaras, en donde además se discuten y se aprueban leyes que tienen que ver directamente con temas que nos preocupan, somos el testimonio de gabinetes presidenciales con un número importante de mujeres al frente, y estoy convencida que es cuestión de tiempo para que este principio lo veamos reflejado también en el Poder Judicial, en otros órganos autónomos y por qué no en el sector privado.

La paridad llegó y está en acción, llegamos a ella de la mano de acuerdos de más y más mujeres involucradas tomando el espacio púbico, mujeres revolucionarias, mujeres indígenas, mujeres trans y de la diversidad sexual, mujeres jóvenes, afromexicanas, mujeres con discapacidad, mujeres funcionarias, militantes, todas; todas las mujeres hemos abonado en la lucha por nuestros derechos, las mujeres somos paz, somos diversidad y somos movimiento.

En el INMUJERES, sabemos que nuestros esfuerzo deben concentrar en fortalecerse la legislación secundaria para que esta ola paritaria alcance todas las normativas y principalmente las municipales, en donde la representación de mujeres continua siendo baja y donde las mujeres siguen enfrentando los obstáculos más graves, culturales y sociales, por eso hoy tenemos los observatorios de participación política de las mujeres a nivel nacional y estatal, desde donde impulsaremos estos cambios de manera conjunta.

Por eso quiero reiterar, la paridad está en acción, y no descansará hasta que México tenga más legisladoras, más ministras, más presidentas municipales, más gobernadoras y más secretarias de Estado.

La paridad está en acción y no descansará hasta que alcancemos mejores presupuestos para nosotras. Sabemos que estar en este espacio nos compromete a impulsar una visión democrática en las entidades federativas y a garantizar que las mujeres ejerzan sus derechos de ciudadanía sin impedimentos.

Finalmente, quiero decirles que nuestro camino sigue teniendo desafíos, muchos y enormes desafíos, el machismo, la discriminación, los prejuicios, los estereotipos, y la violencia de género, persisten en el ámbito político, la presencia de las mujeres en la política, siguen siendo presa de burlas y comentarios ofensivos.

En el INMUJERES reiteramos nuestro absoluto rechazo por todas estas expresiones y especialmente por las recientes declaraciones hechas en el Congreso de Morelos y en otros espacios y seremos firmes en condenar todos y cada uno de los intentos por seguir frenando nuestro liderazgo. Las mujeres llegamos, somos la mitad de la población y así merecemos ser representante.

No importa cuántas veces intenten decirnos que nuestro lugar está en la cocina, ni cuántas veces intenten que no ocupemos los espacios que hemos conquistado, las mujeres estaremos ahí, hablando y decidiendo sobre lo que es público y, por lo tanto, el de todas y de todos, no daremos un paso atrás en nuestros logros.

La lucha continua porque aún hay quienes no están de acuerdo en que las mujeres decidamos, y no solo en el ámbito político, están en contra que decidamos sobre nuestro cuerpo, sobre nuestras profesiones o sobre nuestro futuro, pero es tarde para estos intentos, pues México vive tiempos de cambio, tiempos de trasformación y determinación para tener un país más justo e igualitario.

En el Gobierno de México, las mujeres importamos y estamos en el centro, nuestras luchas se escuchan, se reconocen y se impulsan; la consigna de la cuarta transformación es no dejar a ninguna mujer atrás, a ninguna mujer fuera, hoy es un día para no olvidar, pero también es un buen día para saber que somos todos y todas, afortunadas de poder seguir haciendo lo que nos toca, de poder ser parte de esta nueva mitrada, de construir nuevos liderazgos y, desde ahí, resignificar los espacios públicos.

En conclusión, hoy es un buen día para recordar y para volver a nombrar a las mujeres que nos dieron el voto, es un buen día para no olvidar que la batalla no ha terminado, pero, así como Hermila, Griselda, Elvira, Beatriz y María, nos dieron el ejemplo y actuaron en su tiempo, hoy somos nosotras quienes estamos llamadas a actuar en el nuestro, a fin de mejorar el futuro de las mujeres que vendrán y que merecen vivir en tiempos cada vez más igualitarios.

Muchísimas gracias.

Presentadora: A continuación, escucharemos las palabras del doctor Felipe Fuentes Barrera.

Magistrado Presidente del TEPJF, Felipe Fuentes Barrera: Muy buenos días a todas y a todos.

Apreciada doctora Nadine Gasman, Presidenta de INMUJERES y luchadora incansable por la igualdad transversal, la saludo con afecto.

A mi querida y respetada Belén Sánz Luque, muchísimas gracias por acompañarnos siempre en estos eventos para darle fuerza al principio de paridad.

Y qué decir de mi estimado amigo Lorenzo Córdova Vianello, Consejero Presidente del INE y firme defensor de la paridad, igualdad política entre hombres y mujeres.

A mis queridas amigas, Claudia Zavala, Adriana Favela, a mi querido consejero Roberto Ruiz, a consejeras de los Organismos Públicos Locales Electorales, consejeros, y a los diversos funcionarios que hoy nos acompañan.

En diversos foros, el Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, ha afirmado que la lucha en favor de la paridad de género y la defensa de los derechos de las mujeres, son procesos irreversibles, que el principio de paridad que hoy permea la Constitución ya no es una acción afirmativa, sino precisamente es un principio constitucional que obliga a desdoblar políticas públicas permanentes, nada más cierto que esto.

Hoy aquí nos hemos citado aliados institucionales claves y un grupo destacado de lideresas y líderes, para sumar esfuerzos, voluntades y compromisos, hacia un objetivo común: facilitar y agilizar la implementación de la paridad total y la igualdad sustantiva entre géneros.

Ante las resistencias al cambio, considero que este seminario es idóneo para refrendar nuestro compromiso con los valores y principios de la democracia constitucional, sin sesgos de género y, por lo tanto, con igualdad real de oportunidades para todas y para todos.

Estimo que este ejercicio académico e institucional es muy oportuno, porque nos permitirá dialogar y precisar cómo debemos proceder para aterrizar la reforma constitucional sobre lo que hoy conocemos como la paridad en todo, tanto los ámbitos legislativos y administrativos, como en el ámbito judicial. Esto, considero yo, es la mejor manera de conmemorar ese 17 de octubre de 1953, que ya nos ha referido loa doctora Gasman.

En verdad, celebro que compartamos convicciones para concretar, primero, la paridad total y por esta vía la igualdad efectiva de género, que significa, además, el mismo trato en el reconocimiento, goce y ejercicio eficaz de los derechos humanos y las libertades fundamentales entre hombres y mujeres.

Para ello, debemos tener claridad de propósitos y consistencia en los métodos. Kofi Annan apuntó que, lo cito:

“…no existe estrategia de desarrollo más beneficiosa para la sociedad en su conjunto, tanto mujeres y hombres por igual, que la que involucra a las mujeres como protagonista, es la verdadera generación de un cambio…”. Fin de la cita.

En efecto, estoy convencido de que el desarrollo democrático dentro de un Estado constitucional, no podrá consolidarse en nuestro país si no es capaz de garantizar la inclusión de todas las expresiones que convergen en la sociedad.

En particular, considero que ello no es factible si quienes forman parte de grupos histórica y estructuralmente marginados, o discriminados del ámbito público, como lo son las mujeres, continúan siendo objeto de discriminación y de violencia.

De ahí, que las autoridades electorales debemos continuar removiendo los obstáculos que impiden el libre y efectivo ejercicio de los derechos políticos de una mayoría cuantitativa que es hoy, en realidad, una minoría cualitativa subordinada.

Deseo ser enfático, a 66 años de haber conquistado su derecho a votar, las mujeres aún son esa minoría cualitativo subordinada, cuya condición debemos superar juntos.

Más del 50 por ciento de la población y del Padrón Electoral está integrado por mujeres, quienes contradictoriamente, continúan subrepresentadas y desempoderadas en los hechos, pero afectadas por notorios niveles de pobreza, que, en el marco del Día Internacional para Erradicar la Pobreza, también deseo se generen bases firmes para combatir ese flagelo.

Esa realidad es más lacerante con las mujeres indígenas, jóvenes, de la tercera edad, migrantes o con alguna discapacidad. La discriminación las constriñe hasta cuando ocupan espacios de decisión.

No podemos negar los avances del país en los últimos 20 años en materia de representación legislativa federal, en la cual han jugado un papel fundamental las mujeres, han jugado un papel fundamental las cuotas, la equidad de género y la paridad formal o descriptiva.

Tampoco podemos ignorar los progresos comparativos internacionales del país, en representación legislativa, efectivamente, nos ubicamos entre los primeros cinco países, y hemos alcanzado en la actual integración del Congreso, índices de representación femenina de 49.2 por ciento en el Senado, y 48.2 por ciento en la Cámara de Diputados.

En los últimos 10 años, también, hemos escalado lugares hasta llegar al número 50, pero todavía estamos en el lugar 50 de 149 países en el Índice Global de la Brecha de Género del Foro Económico Mundial, el cual mide participación y oportunidad económica, nivel de educación, salud, supervivencia y empoderamiento político.

Creo, entonces sí, que hay mucho por avanzar.

Espero fervientemente, de verdad, que no nos tardemos 107 años en cerrar esta última brecha, como lo proyecta el Informe 2018 de dicho Foro, que es un proyecto bastante deprimente.

Reconozcamos que nuestros avances y progresos han concurrido esfuerzos de poderes y órganos del estado, pero sin duda, que ello ha sido como respuesta, en buena medida, a las luchas y empeños de ciudadanas y ciudadanos comprometidos que actúan en contextos con frecuencia adversos y riesgosos desde la sociedad civil amplia y diversa.

Estimadas amigas y amigos, advierto que debemos tener la alerta crítica sobre los escollos y retos que todavía habrá que superar para avanzar hacia el objetivo de la igualdad sustantiva, que es materia de este seminario.

Me permito señalar algunos retos: primero, si bien la paridad transversal total o en todo ya es norma o parámetro constitucional general vigente en virtud de la reforma publicada el 6 de junio, habrá que entenderla todavía, habrá que aplicarla, y tornarla eficaz en todos los ámbitos de gobierno y de la administración, lo cual, además, no es un asunto menor.

Invito a todos a tener presente que esta reforma reconoció en el artículo 35, fracción II, el derecho fundamental a la ciudadanía para ser votada en condiciones de paridad para todos los cargos de elección popular, que la observancia del principio de paridad de género que se refiere en el artículo 41 de la Constitución, será aplicable a quienes tomen posesión de su encargo a partir del proceso electoral federal o local siguiente a la entrada en vigor del decreto, según corresponde en términos del artículo 3° transitorio, y que las legislaturas locales en el ámbito de su competencia, deberán realizar las reformas correspondientes en su legislación para procurar observar el principio de paridad de género de conformidad con el artículo 41 que les he señalado.

Este elemento a observar nos indica que las entidades federativas deberán asumir y aplicar la Reforma Constitucional, tendrán que realizar un ejercicio histórico de actualización normativa y de políticas públicas, por ejemplo: en una investigación que ha realizado al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, se han revelado datos preocupantes; 29 estados no cuentan con una definición de paridad en sus ordenamientos, si bien sólo uno considera la paridad horizontal en legislaturas locales; 13 no incluyen la paridad vertical; 29 deberán incluir la paridad en el Poder Ejecutivo, 28 en el Poder judicial y, 24 en los órganos autónomos a través de sus respectivos ordenamientos locales. Hay mucha tarea que realizar en materia legislativa en las entidades federativas.

Celebro y creo que sí es motivo de celebración, que apenas el martes 15 de octubre, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en atención a la reforma constitucional en materia de paridad, modificó su jurisprudencia y estableció que los estados tienen la obligación de legislar para garantizar la paridad horizontal de género en la postulación de las candidaturas a presidencias municipales, con esta doctrina judicial, avanzamos de manera importante hacia el cumplimiento de los postulados constitucionales.

Advierto también otro compromiso, que es el compromiso de todos los actores institucionales, políticos y sociales de mujeres, pero también y especialmente de los hombres, para sumarnos a promover, garantizar y optimizar la Agenda de Paridad Transversal hacia la Igualdad Sustantiva. Estoy hablando de que si a la elecciones federales y locales por venir, sobre todo en 2021, podría firmarse un pacto por la paridad total que funcione inspirado en los planteamientos del jurista italiano Ferrajoli, como una garantía operativa para asegurar la mayor eficacia posible del nuevo parámetro constitucional vigente desde junio pasado.

Ese compromiso podría ser suscrito con la debida antelación para que cada parte que se obligue, según su mandato y todas en lo posible, desplieguen acciones en varias etapas y ámbitos. Me atrevo a sugerir algunas líneas de acción, hay mucho por hacer antes, durante y después de las elecciones, en la investigación, la docencia, la comunicación, la educación cívica y la capacitación, en la inversión de recursos humanos dentro y fuera de las instituciones, el liderazgo de partidos políticos y en materiales de campaña.

Mucho por hacer en la anulación de los estereotipos y prejuicios culturales; en la prevención y sanción de la discriminación; la inequidad, ahí donde se practique y en general, en las acciones afirmativas transversales, coordinadas entre organismos electorales, entidades públicas, privadas, sociales e instituciones especializadas.

Requerimos acompañamiento internacional, siempre bienvenido doctora Sánz, para contar con más insumos y conocimientos sobre las mejores prácticas a efecto de reducir y cerrar las brechas políticas y jurídicas que perpetúan la desigualdad de oportunidades, en particular doctora Sánz, como usted lo ha dicho, debemos encarar con urgencia la grave violación de derechos de las mujeres y de las niñas, es inaceptable que a nivel mundial una de cada tres haya sido víctima de alguna forma de violencia a lo largo de su vida.

Igualmente es inadmisible que en México se registren 10 feminicidios por día, por supuesto que ese contexto limita la participación de las mujeres en el proceso político y electoral, las coloca en un plano de aguda vulnerabilidad y eso debemos reconocerlo y atacarlo.

Amigas y amigos, hoy no solo vivimos en el tiempo del cambio acelerado de paradigmas, como el de la democracia con paridad total, sino también, como nos dijo Bobbio: “en el tiempo de los derechos”, en la lógica del estado de derecho constitucional, que defendemos y construimos día con día, mis compañeras magistrados y magistradas, seguiremos juzgando con perspectiva de género, lo hacemos, como lo ha dicho mi compañera Mónica Soto, para asegurar las condiciones más favorables a la igualdad de género y la igualdad sustantiva, que mujeres y hombres gocen a plenitud de los derechos fundamentales para acceder y ejercer el poder público.

Esa es una de las principales razones justificantes de la independencia e imparcialidad con que actúa la jurisdicción constitucional electoral que representamos el día de hoy.

Lo hacemos por el bien de las generaciones de hoy y por la viabilidad de una democracia pluralista y diversa, que incluya a todas las expresiones de un gran país como es el que heredamos y deseamos cada vez ver más libre, íntegro y justo. Me permito enfatizarlo.

En el Tribunal Electoral estamos listos para continuar cooperando entre instituciones y con todos los actores que se sumen para afrontar los nuevos retos de la paridad hacia la igualdad total.

 

Estamos listos para que, si hay más violencia política en razón de género, según nos ha alertado Nadine Gasman, también haya más y mejores mecanismos de prevención, remedio y reparación, de esas violaciones a la dignidad humana en cualquier momento del proceso electoral, y aún después de que las mujeres asuman los cargos que hayan ganado.

Estamos listos para seguir coordinando nuestros esfuerzos y políticas públicas con los programas institucionales en marcha como son como el pro-igualdad a cargo de INMUEJERES.

Estoy seguro de que, con la participación de lideresas y líderes, como los congregados hoy en esta casa de la democracia, habremos de superarlos y seguir poniendo la justicia con perspectiva de género, al servicio de las mujeres y de los hombres.

Felicidades por este seminario.

No tengo duda de que cumplirá con sus objetivos.

Desde el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, estaremos atentos a su desarrollo, sus conclusiones y consecuencias.

Muchas gracias.

Presentadora: Para continuar, damos el uso de la voz a la señora Belén Sánz Luque.

Representante de ONU Mujeres en México, Belén Sánz Luque: Muy buenos días y muchísimas gracias.

En nombre de ONU Mujeres es un verdadero honor estar esta mañana aquí y que se cumplen estos 66 años del voto de las mujeres en México, y estar en una institución que es garante y espacio y escenario de la democracia en México.

Muchas gracias al INE, al Tribunal Electoral, al INMUJERES, por invitarnos a ser parte de esta conmemoración, pero también, de este análisis, para revisar gran parte de los temas que se han presentado aquí en torno a los retos y desafíos que tenemos para transformar esta paridad en igualdad sustantiva.

Muy buenos días a todos y a todas las personas de estas instituciones y de la sociedad civil y colegas que nos acompañan.

Como se ha dicho anteriormente, el sábado 17 de octubre de 1953, México amaneció con la confirmación de una ansiada noticia que fue publicada en el Diario Oficial, mediante el siguiente decreto:

“…artículo 1º: Se reforma el artículo 34 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para quedar en los siguientes términos: Artículo 34. Son ciudadanos de la República, los varones y las mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan además los siguientes requisitos: haber cumplido 18 años siendo casados o 21 si no lo son, y tener un modo honesto de vivir…”.

Antes el párrafo del texto solo rezaba: “…son ciudadanos de la República todos los que, teniendo la calidad de mexicanos…”.

El decreto que cambiaba una pequeña línea de la Constitución, era en realidad la culminación de una ardua lucha iniciada muchos años atrás.

Hoy expresamos nuestra gran admiración a las mujeres que ya Nadine Gasman ha citado. Sin ellas hubiera sido imposible llegar a esta reforma y, desde luego, tener hoy 66 años con la capacidad de las mujeres de votar por quien representa sus intereses y por la vida pública en el país.

Sabemos y se ha dicho ya que las mujeres mexicanas han tenido que recorrer un largo camino que inició, por supuesto, antes de que se les garantizara el voto, un camino de lucha, un camino de consciencia, un camino de incidencia política y un camino, además, como bien decía Nadine, pacífico.

El ganar el voto fue el resultado de ese camino largo, de una larga y sinuosa ruta que el país ha tenido que construir para garantizar el ejercicio pleno de los derechos políticos y electorales de las mujeres mexicanas.

Sabemos que poder votar, igual que en otros países, en México fue un avance histórico y fundamental, pero la construcción de la democracia mexicana, de la democracia paritaria, requiere, además, que las mujeres además de votar puedan ser votadas y puedan formar parte efectiva de los procesos de toma de decisiones.

El Estado Mexicano, y se ha reiterado en las palabras anteriores, ha logrado avances realmente significativos en las últimas décadas, pasando de un sistema de cuotas que todavía aquellos países que los tienen nos cuesta trabajo que se pongan de acuerdo para que exista una cuota de, al menos, por ejemplo, un 30 por ciento de representación hacia una histórica reforma constitucional para garantizar el principio de paridad de género como un principio de la democracia, en todos los niveles y órdenes de gobierno, con la reforma además presentada recientemente, la paridad en todo, posicionando así a México, como hemos reiterado desde ONU Mujeres en distintos escenarios, como un referente tanto regional como global de la participación y representación política de las mujeres.

Por ejemplo, en el ámbito regional, destacamos que México es el país que cuenta con el mayor puntaje del índice de paridad política, un instrumento que permite medir el ejercicio real de los derechos políticos de las mujeres y las condiciones mínimas necesarias para su ejercicio y desempeño, un índice que desarrollamos, como ustedes conocen, en el marco del Proyecto Regional de Democracia Paritaria Atenea.

Los avances que hoy México ha conseguido nos permiten concluir, entre muchas otras cosas, que las acciones afirmativas, las sentencias emitidas y la constante lucha de una amplia diversidad de mujeres, se han traducido en avances reales, en avances concretos, y en avances significativos para la construcción de una democracia paritaria.

Hoy sabemos que la paridad es posible, pero además de ello, como reitera muchas veces la Presidenta del INMUJERES, esta paridad debe convertirse en igualdad sustantiva.

Hace tan solo tres días, estábamos en la Cámara de Diputados y Diputadas haciendo la presentación de un análisis de la legislación discriminatoria en materia de derechos económicos de las mujeres, y allí uno de los elementos que analizábamos es justamente cómo esa paridad que hoy tenemos en números, tiene que traducirse en una forma de hacer política distinta, en una forma de legislar con paridad y con igualdad sustantiva.

En este sentido, es mi deber recordar algunas observaciones de la CEDAW que puedan también alimentar la reflexión del seminario del día de hoy en su reciente análisis del estado mexicano y su cumplimiento de esta Convención.

La CEDAW estableció tres recomendaciones al Estado Mexicano en materia de derechos político electorales de las mujeres: en primer lugar, establecer objetivos y plazos precisos para acelerar la participación de las mujeres en pie de igualdad en todos los planos de la vida pública y política, y crear las condiciones necesarias para la consecución de estos objetivos.

En segundo lugar, adoptar medidas para combatir las prácticas discriminatorias de iure y de facto de los partidos políticos, que desalientan a las mujeres, en particular a las mujeres indígenas y a las mujeres afromexicanas a presentarse como candidatas en las elecciones federales, estatales o municipales.

Y finalmente, instó al Estado Mexicano a adoptar medidas para armonizar la legislación estatal a fin de reconocer como delito la violencia política contra las mujeres, estableciendo responsabilidades claras en materia de prevención, apoyo, enjuiciamiento y sanción para las autoridades federales, estatales y municipales.

Además de estas recomendaciones al Estado Mexicano, el estudio de Atenea que he referido anteriormente para la democracia paritaria en México, también identificó algunos retos y desafíos, y planteó una serie de recomendaciones que hemos externado ya en el ámbito del Observatorio de Participación Política que en este momento preside el INMUJERES.

Por un lado, conminar a las autoridades electorales a promover campañas dirigidas a la población femenina, para que ejerzan su derecho a votar en los procesos electorales de manera libre y voluntaria, asimismo, promover programas de liderazgo para las mujeres políticas, realizar diagnósticos que identifiquen cuáles son las principales razones detrás de los obstáculos para que las mujeres ingresen y se desarrollen dentro del Servicio Profesional de Carrera y de la Administración Pública Federal, y acompañar esta iniciativa de cursos de sensibilización para el personal involucrado en contrataciones y procesos de recursos humanos.

Y finalmente, reformar los documentos básicos de los partidos políticos para garantizar el principio de paridad y de igualdad sustantiva en su estructura orgánica o instancias de dirección.

Adicionalmente, y toda vez que estamos en la ruta para conmemorar el 25 aniversario de la declaración y plataforma de acción de Beijing, vale la pena recordar que ya desde el año 95, los estados parte adoptaron como una esfera de especial preocupación, el rol de la mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones, y asumieron varios compromisos a respeto, entre ellos reconocer que las responsabilidades compartidas entre las mujeres y los hombres en el ámbito laboral y en la familia, fomentan una mayor participación de la mujer en la vida pública.

Hoy hace 66 años, una generación de mujeres sufragistas logró que se les reconociera el derecho a participar en la vida política y pública de México, hoy esta generación que construyó la paridad mexicana, tiene una gran oportunidad de eliminar las barreras sistémicas que impiden la participación igualitaria de las mujeres en todas las esferas de la vida, incluida en la vida púbica, ésta puede ser la generación de la igualdad.

Por ello, necesitamos seguir creando y garantizando sistemas políticos que defiendan los derechos humanos y logren la igualdad de género sin dejar a nadie a atrás, un principio de la Agenda 20-30, pero también del Plan Nacional de Desarrollo de México.

Necesitamos redoblar esfuerzos para evitar que la violencia sexual que enfrentan las mujeres al interior de sus partidos políticos y sí, así lo manifiestan en los distintos estudios que hemos realizados, que esta forma de actuar limite su participación como candidatas, esto es inaceptable.

Necesitamos garantizar que las mujeres jóvenes y las mujeres indígenas accedan a más espacios de toma de decisiones en el país, necesitamos además que más hombres asuman su responsabilidad en las tareas de cuidados para facilitar que las mujeres tengan mayor tiempo para involucrarse en las actividades de la vida pública.

Necesitamos, pues, aprovechar la oportunidad histórica en la que nos encontramos para la transformación de nuestra sociedad en una más igualitaria y más incluyente.

No podemos permitirnos el lujo de perder el potencial de esta generación, a nombre de ONU Mujeres, agradezco la invitación, felicito a México por estos, sesenta y seisavo aniversario y conmemoración del voto de las mujeres mexicanas y deseamos que la jornada del día de hoy, sea una jornada que nos permita avanzar más rápidamente para garantizar que las acciones que habrán de emprenderse tras la Reforma Constitucional en materia de paridad de género, garantice que no dejemos a nadie atrás.

Muchas gracias.

 

Presentadora: A continuación, escucharemos las palabras del doctor Lorenzo Córdova Vianello.

 

Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello: Muy buenos días tengan todas y todos, es un gusto recibirlos esta mañana en la casa de la democracia, en el Instituto Nacional Electoral.

Doctora, Nadine Gasman, Presidenta de INMUJERES; señora Belén Sánz, colega, compañera de luchas, aleada estratégica, responsable de ONU Mujeres México; y, mi estimado doctor Felipe Fuentes, Magistrado Presidente del Tribunal Electoral, respetado jurista, admirado magistrado y amigo.

Muchas gracias y bienvenidos a esta, insisto, que es su casa.

Saludo con mucho afecto a mis colegas consejeras y consejeros a las consejeras y consejeros presidentes y no de los Organismos Públicos Locales Electorales, magistrada, ex consejera también, magistrada, amigas, amigos, todos.

Me dispongo a leer un documento y voy a leer para no improvisar, para que lo que van a acabar siendo variaciones sobre un mismo tema, y citas a los tres colegas que me han antecedido, digamos, no sean acusadas de plagio necesariamente, sino más bien, de coincidencias estructurales, pero más estratégicas en una construcción, que es una construcción, como me gusta decir, colectiva.

Nunca serán suficientes las celebraciones cuando se trata de felicitarnos por los derechos adquiridos, por eso, aunque han transcurrido 66 años, desde que en octubre de 1953 se reconoció el derecho de las mujeres para votar y ser votadas, cada año celebramos y seguiremos celebrando en eventos como éste, que las mujeres participen en las elecciones, en las decisiones políticas y que cada vez más se involucren y destaquen en el sector público privado.

La paridad legislativa en los ámbitos de representación política, que hoy podemos permitirle, presumirle al mundo, y que distingue a los congresos locales y federal de nuestro país, a buena parte de los municipios, aunque ahí tenemos todavía, no hemos hecho mal la tarea, pero todavía tenemos una frontera en término de objetivo lejana por alcanzar, éste es el resultado de largas luchas de mujeres y de hombres que, de organizaciones sociales, de algunos partidos políticos, de líderes, de lideresas que con su perseverancia, creatividad y crítico oportuna, han logrado que el tema de la paridad impregne las decisiones de diversos ámbitos de la vida pública.

En muchos sentidos, la paridad representa uno de los mejores ejemplos de lo que, en los tiempos que corre, me gusta llamar, el evolucionismo institucional de nuestra democracia.

Para explicar la importancia de esa lógica evolutiva y de la cual el tema de la conquista, paulatino fortalecimiento, digamos, empoderamiento de las mujeres, es uno de los mejores ejemplos, 66 años nos ha llevado llegar a donde estamos; es que vale la pena recuperar los datos más relevantes de esta historia, precisamente para explicar cómo no llegamos a donde estamos de la noche a la mañana, sino por el contrario, luego de una serie de luchas, de conquistas paulatinas, de retrocesos, de conquistas siempre acompañadas de intentos de burlar la norma, que es parte de nuestra historia, una historia de claroscuros, más claros, mucho más claros que obscuros, y que nos han permitido transitar de un régimen que afortunadamente dejamos atrás, a un régimen que, aunque tiene todavía mucho por lograr, es plenamente democrático.

En esta materia, aunque cualquier tema de la vida pública del país podría ser explicado y debería ser explicado, con esta lógica de consecución sucesiva de logros, en esta materia.

En octubre del 53 se reconoció el derecho de ciudadanía a las mujeres, lo que posibilita que, en julio de 1955, por primera vez en nuestra historia las mujeres emitan su voto en comicios federales.

Por cierto, Belén nos recordaba el fraseo previo y posterior, del artículo 34 constitucional en donde se plasmó esta reforma, este gran logro.

No estaría mal, en los tiempos que corren, volver a revisarlo para quitar aquello de varones y mujeres porque, aunque es un fraseo histórico, creo que es un fraseo históricamente superado. Si habláramos de personas, creo que estaríamos acorde con los tiempos, pero, bueno, esto se nos fue en la reforma de paridad y perdimos una oportunidad para poder avanzar en este sentido.

Octubre de 1990, nace el IFE con el mandato de universalizar el sufragio y que el voto de todas las mujeres y de todos los hombres cuente igual.

En el mismo año nace el Tribunal Electoral Federal, Tribunal Federal Electoral, con el mandato equivalente de ser garante de los propios derechos.

En 1993 se reforma el entonces COFIPE, incluyendo una recomendación a los partidos políticos, sin efecto vinculante y sin sanciones, para que reformaran sus estatutos e incorporaran medidas para la participación de las mujeres en política.

En 1996, la reforma de aquel año reiteró la recomendación de tres años atrás, y precisó, además, que las candidaturas se distribuyeran siempre en un plano de recomendación en porcentaje 70/30 entre géneros.

En 2002 podríamos decir que inicia formalmente el sistema de cuotas, con la reforma legislativa que ese año estableció la obligación de alternar candidaturas entre hombres y mujeres, en las listas de Representación Proporcional.

En 2003, unos meses después, instrumentando esa norma y viendo cómo los partidos políticos intentaron burlarla colocando a las mujeres al final del segmento de cinco que mandataba la ley, emitió un acuerdo, el acuerdo de cremallera que dispuso alternar un hombre y una mujer en la lista de candidaturas y que, posteriormente, sería recuperado en la legislación.

La reforma 2007-2008, incorporó la lógica del acuerdo de cremallera, como decía, en la ley, elevó el porcentaje de distribución de candidaturas entre los distintos géneros a un 60/40. Etiquetó por primera vez, un porcentaje del presupuesto de los partidos para fomentar el liderazgo político de las mujeres, dos por ciento entonces, pero dejó una salvedad que a la postre se convirtió en un pretexto, un lamentable pretexto para intentar incumplir los porcentajes de distribución de las candidaturas entre géneros.

La decisión de los mecanismos de selección de los partidos, y el no contar con la astucia de algunos actores políticos de cumplir la cuota con propietarias que después serían relevadas por sus suplentes, el caso de las juanitas.

Aquí vale la pena resaltar la contribución que a partir de ese momento fue decisiva para orientar la ruta de esta evolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación al establecer en las famosas sentencias para evitar el caso de las juanitas, que los propietarios y los suplentes para cumplir la cuota, deberían ser del mismo género, me refiero a la Sentencia 3449 del 2009.

Más adelante, en 2011, ocurre, se emite la célebre resolución 12624 del propio Tribunal Electoral, que desechó la salvedad de la democracia interna, o más bien que obligó a que la democracia interna tuviera que hacerse respetando la paridad, y con ello, cumplir los porcentajes dispuestos en la propia legislación. Una sentencia que algunos consejeros electorales que tuvimos que aplicarla por primera ocasión, y que celebramos desde el punto de vista conceptual, padecimos al instrumentar en la sala de aquí al lado, porque estuvimos a unas horas de cancelar por primera vez en la historia del país candidaturas enlistadas por las dirigencias de los partidos políticos, y tener que entrar a la lógica de una eventual tómbola de las candidaturas.

Afortunadamente, los partidos cumplieron al final, y eso no fue necesario.

En 2014, la Reforma Constitucional y legal que dio origen al INE y al sistema nacional de elecciones, sustituyó, como sabemos, el sistema de cuotas por el sistema paritario en las candidaturas, y se otorgaron nuevas facultades al INE y al Tribunal para garantizar la paridad en todos los cargos de elección popular, o al menos sirvió de base.

Por supuesto, en la reciente reforma constitucional ya mencionada de julio de este año, que llevó la paridad a todos los espacios del Poder Judicial, de los órganos colegiados y autónomos, entre otros en el ámbito público.

Estos antecedentes, y perdón que me haya detenido, pero esto lo vuelvo a insistir, lo podríamos hacer en cada uno de los temas que hoy conforman nuestro sistema democrático, resumen desde mi perspectiva algunas de las decisiones, hay muchas otras que se han quedado en el tintero, más relevantes, legislativas, administrativas y jurisdiccionales, que se han gestado a lo largo de más de seis décadas de evolución democrática por la inclusión y la paridad de género.

Hay mucho trecho recorrido, pero hoy estamos gracias a que se ha recorrido un camino, no gracias a que de la noche a la mañana México se despertó siendo, en el ámbito de la representación política, un país paritario.

Tales antecedentes demuestran que la democracia mexicana es una obra colectiva y transgeneracional, que sintetiza las aportaciones de múltiples generaciones de legisladores, líderes políticos, lideresas, de académicas y académicos, especialistas, instituciones, y organizaciones sociales, regionales, multilaterales, liderazgos sociales, para crear las condiciones que en 2018 permitieron que México lográramos nuestro anhelo en materia de paridad legislativa, traduciendo lo que la Constitución mandataba en términos de paridad de las candidaturas en una paridad efectiva en la representación política.

Por ello, es que hemos venido sosteniendo que cualquiera que pretenda reescribir la historia de la democracia mexicana con un enfoque creacionista o dogmático, está queriendo borrar esta historia, años y años de luchas y movilizaciones, está queriendo ocultar páginas y páginas de hechos, de decisiones, de compromisos, de pactos políticos, de jurisprudencia, de acuerdos de las autoridades electorales que nos llenan de orgullo, y nos deberían llenar de orgullo y dignidad.

Y que hoy 66 años después del gran paso que se dio en 1953, nos colocan como país a la vanguardia en materia de paridad.

El largo camino con todos los temas todavía pendientes por delante, el largo camino que como nación tuvimos que andar para llegar a la paridad en las candidaturas y en la representación, refleja que ese enfoque del creacionismo democrática, al final acaba siendo una afrenta para todas y todos aquellos que han dedicado su vida a luchar por una sociedad de derechos y para construir el México de libertades que hoy tenemos.

Ciertamente, 2018 fue un gran año para la igualdad política y la inclusión democrática de nuestro país, pero debemos trascender la frontera de lo electoral en materia de paridad, como ya se señalaba aquí.

Los logros alcanzados en esta materia, aunque hay que cuidarlos porque las conquistas en materia electoral, en materia democrática no son conquistas definitivas e irreversibles; la democracia, así como es una construcción colectiva, en su defensa tiene que ser también algo que conjuntamente protejamos, nos deben motivar a trazar nuevos horizontes para alcanzar la igualdad sustantiva.

En lo electoral no hemos hecho mal el trabajo, faltan cosas por hacer, nuevos dilemas se nos presentan, estamos ya discutiendo cómo potenciamos hacia el futuro, la paridad en el ámbito de la representación política, no es sencillo, pero estamos, tenemos que seguir empujando, pero creo que el gran punto y de ahí la importancia de la reforma de este año, es que los aprendizajes que nos dejó la lucha por la paridad, que se pueden sintetizar en dos herramientas de transformación que eventualmente hay que ver cómo extrapolamos a otros ámbitos en clave democrática, tendrían que o tienen que, insisto, repensarse, unas esas herramientas es lo que a pleno título podemos llamar la fórmula mexicana de impulso a la paridad y la segunda es el Observatorio de Participación Política de las Mujeres en cuya sesión previa, incluso empezamos a ver cómo trascendíamos el ámbito estrictamente electoral.

Ambas herramientas, en mi opinión, pueden ser replanteadas con bases en las disposiciones constitucionales aprobadas de este año, para impulsar la paridad en otros ámbitos de la vida institucional y social en nuestro país.

Para decirlo en una nuez, si queremos enfrentar los desafíos en materia de igualdad sustantiva, en los tiempos que corren, es necesario no abandonar, no descuidar, pero ir más allá de la noria electoral.

Necesitamos adecuar los diferentes componentes normativos, administrativos y jurisdiccionales que hemos construido, con la finalidad de generar sinergias que impulsen, respalden y protejan la participación de las mujeres en otros ámbitos de la vida pública y del desarrollo profesional económico y laboral, y permítanme poner un ejemplo sin pretender con ello hacer caravana con sombrero ajeno.

Lo que ha hecho el Tribunal Electoral en la construcción de criterios, de esta secuencia de criterios para empujar, digamos, la paridad en la representación política y el empoderamiento político de las mujeres, para prevenir la violencia política, desde el punto de vista jurisdiccional, debería ser un caso de estudio, digámoslo así, y de buenas prácticas en el ámbito de la jurisdicción en otras materias, en otros ámbitos, en donde no necesariamente, ni los enfoques, ni los logros se pueden medir o se pueden equiparar los que en materia electoral se han tomado.

Creo que tenemos mucha experiencia en esta materia y tenemos herramientas probadas para ello, lo importante hoy es lograr, vuelvo a insistir, sin perder una micra en lo alcanzado en esta materia, transcender lo electoral e ir por la paridad en la integración de las distintas instancias y organismos del sector público y del ámbito social; que los empresarios se sumen a la ola de la paridad que, como señala el ya mencionado, el ya citado documento Programa del World Economic Forum, contribuye a los rendimientos económicos de las empresas, es decir, ese solo reconocimiento ya es un logro en este sentido, y esto nos debe obligar a elevar significativamente el porcentaje de recurso etiquetado para el liderazgo político de las mujeres y seguir combatiendo estereotipos de género para erradicar expresiones discriminadoras y ofensivas como las que se han difundido, por cierto, en los últimos días, por si alguien pensaba que la dimensión cultural es algo que en automático se subsana con los logros obtenidos en materia, digamos de acciones afirmativas e incluso, de medidas legislativas.

A 66 años de que se reconoció el derecho al sufragio a las mujeres, necesitamos plantearnos nuevos horizontes, aprender de ese evolucionismo institucional que ha fortalecido nuestra democracia y empujar desde distintas trincheras para hacer de México esa nación 50-50, cada día más incluyente igualitaria para todas y todos, que creo que quienes estamos aquí reunidos anhelamos.

Muchísimas gracias.

 

Presentadora: Muchas gracias a quienes integraron el presídium.

En este momento se da por concluida la ceremonia de inauguración del Seminario Retos para el Logro de la Igualdad Sustantiva en Tiempos de Paridad de Género, les invitamos a permanecer en sus lugares, para dar paso a la primera mesa del día, Retos que las Mujeres Enfrentan en el Ejercicio Efectivo de Cargos Públicos a Nivel Local.

 Muchas gracias.

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