La participación de las mujeres en diversas esferas de la vida pública ha implicado una batalla de muchas generaciones, que aún no concluye. Una de las áreas en las que esa participación ha evolucionado para tratar de acercarse a estándares de igualdad y no discriminación es el Servicio Profesional Electoral Nacional (SPEN).
En un recuento histórico sobre el acceso de las mujeres al Servicio Profesional Electoral (antecedente del SPEN) hay que señalar que la participación de mujeres aumentó del 14 por ciento respecto del total de funcionarios públicos, en 1999, al 21 por ciento en el año 2012, lo que fue un paso significativo -aunque aún insuficiente para acotar la brecha de género en el servicio civil por medio de una serie de medidas afirmativas.
El entonces IFE organizó una disposición compensatoria con enfoque de género en 2013-2014, al celebrar un concurso público de acceso al Servicio Profesional Electoral sólo para mujeres, a partir de tres convocatorias, y con el registro total de 12 mil 650 aspirantes. Las plazas ocupadas por mujeres ascendieron a 27% del total. Es importante señalar que la reforma electoral aprobada en 2014 dispuso la creación del nuevo Servicio Profesional Electoral Nacional a cargo del ahora INE, organizado en dos sistemas: el del Instituto Nacional Electoral y el de los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE).
Para la organización del nuevo servicio civil, el INE celebró el Primer Concurso Público de Ingreso al SPEN en 2016 y 2017, en el que se aplicaron medidas afirmativas cuyo resultado fue que hoy día el número de mujeres en el Sistema INE del Servicio Profesional Electoral Nacional sea de 33% y de 37% en el sistema OPLE.
Si bien con esta convocatoria se logró un aumento en la incorporación de las mujeres en su servicio civil de carrera, el INE determinó que para el concurso público 2019-2020 se apliquen nuevamente medidas afirmativas para evitar que el porcentaje de mujeres en el Servicio Profesional Electoral Nacional descienda del 30 por ciento ya alcanzado.
Entre las medidas afirmativas que se aplicarán en este concurso, se encuentra la mejora en el procedimiento de asignación de plazas, mediante un mecanismo de lista de reserva; esto es que, ante la declinación de la mujer, se le ofrecerá la plaza a la siguiente mujer, hasta su aceptación, y lo mismo ocurrirá con los hombres. Se espera que esto fortalezca las medidas afirmativas para acortar las brechas de género en el SPEN.
Son avances importantes, pero hay que señalar que, al ritmo actual y con las mismas medidas, la paridad se alcanzaría hasta el año 2064, lo que nos lleva a confirmar que se deben seguir instrumentando medidas temporales a fin de hacer efectivo el principio de igualdad de oportunidades y no discriminación por motivos de género, para reducir la brecha de ocupación entre mujeres y hombres y evitar los llamados techos de cristal.
En la medida que se impulse la igualdad de las mujeres en el acceso a la educación, a un trabajo digno como lo establece la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y a una representación real, sustantiva en los procesos de participación política y económica, estaremos promoviendo una economía sostenible, una sociedad más justa y equilibrada y un trabajo decente, como lo establecen los propios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
A este reto, se suman otros desafíos que son de carácter transversal, como dar continuidad a la implementación de mecanismos de inclusión laboral de las personas con discapacidad, mujeres indígenas, entre otros colectivos, todo esto con el fin de lograr de manera efectiva la tan anhelada igualdad de género y contribuir con ello al fortalecimiento de nuestra democracia.
RESUMEN