Conferencia Magistral de Lorenzo Córdova, en el Seminario Los Estados 2018. Contexto federal y desafíos en los procesos locales

Escrito por: INE
Tema: Consejero Presidente

 

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA CONFERENCIA MAGISTRAL DICTADA POR EL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL, LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN EL MARCO DEL SEMINARIO LOS ESTADOS EN 2018. CONTEXTO FEDERAL Y DESAFÍOS EN LOS PROCESOS LOCALES, REALIZADO EN EL LOBBY DEL AUDITORIO DEL INE

 

Ayer tuve sesión de Consejo General, en el Consejo General no puedo hablar más que ocho minutos en la primera ronda, cuatro minutos en la segunda y dos minutos en la tercera, así que para mí esto es un espacio de libertad que, espero no se traduzca de ninguna manera en un espacio, digámoslo así, de excesos de parte mía, sino todo lo contrario.

Yo agradezco de nueva cuenta, me obvio toda la parte ya protocolaria y voy al tema que me importa, digamos, comentar con ustedes.

Si bien este es un seminario que estuvo, que está pensado para analizar, digámoslo así, desde una perspectiva eminentemente local, lo que ocurrió en 2018.

También es cierto que la elección de 2018 al ser una elección, la elección más grande de nuestra historia, que implicó también la concurrencia de elecciones federales y locales más grande de nuestra historia, resulta inexplicable, digámoslo así, o incomprensible si solamente se ve desde el plano local. Por eso agradezco mucho, también, en la sesión digamos, en las sesiones del día de hoy, que se comience justamente desde una perspectiva, digamos, macro, desde una perspectiva nacional para después ir poco a poco en las distintas mesas aterrizando con las distintas experiencias, en las distintas experiencias locales.

Bajo esa premisa, asumo que mi rol en esta primera instancia es hacer una reflexión, eso, macro de las elecciones, en las que quisiera no solamente destacar, quisiera destacar dos cosas fundamentalmente: Primero, digámoslo así, el éxito de la propia elección, y creo que si no lo hacemos nosotros no lo va a hacer nadie.

Corremos el riesgo de que la elección del 2018 que significó un momento muy importante, estoy convencido, en la vida política de nuestra sociedad, corra el riesgo de convertirse solamente en una fecha más; es decir, en un dato para la anécdota, cuando me parece que la elección del 2018 tiene que ser entendida en muchos sentidos como un especie de parte aguas, en donde, por cierto, ocurrió una cosa que no venía ocurriendo desde hace mucho tiempo, es decir, un proceso de normalidad democrática en donde al cabo de la elección quien gana generosamente, digámoslo así, asume la victoria, y quien es derrotado, generosamente, como dice Felipe González, acepta la derrota en el sentido de que la aceptabilidad de la derrota es una condición de funcionamiento esencia de las democracias.

Y tenía un rato que no ocurría esto, pero eso no es lo único que cambió en 2018.

En 2018 logramos como sociedad enfrentar y superar exitosamente uno de los desafíos técnicos, operativos, pero también políticos y sociales más grandes de nuestra historia reciente.

La elección de 2018, ahora voy a ello, fue la elección más grande de nuestra historia, en muchos sentidos la más compleja y, es probablemente una de las más exitosas. Y a eso quiero dedicar la primera parte de mi reflexión justamente a reconstruir de manera muy breve a la elección del 2018, ejemplificar lo exitoso de la misma elección, analizar las primeras consecuencias, digámoslo así, para la vida política de la elección, y en una segunda parte, enumerar las que, desde mi punto de vista son las cuatro grandes lecciones que conviertan a la elección de 2018, no solamente en un punto, insisto, un hito en la historia política de nuestro país, que hay que reivindicar.

Vuelvo a insistir, si no lo hacemos, corremos el riesgo de olvidarnos de la elección del 2018, la vertiginosidad del discurso político de los tiempos que hoy corren, nos puede llevar a dejar de reflexionar como debemos hacerlo de la elección del 2018, asentar la elección del 2018 y asimilarla a cabalidad.

Y mi punto es justamente ese, es decir, que el éxito de esa elección ha convertido a este proceso electoral en un proceso paradigmático, incluso a nivel internacional.

Hoy en muchos países del mundo se habla ya del caso mexicano como un caso de éxito para enfrentar algunos de los desafíos que aquejan a las democracias contemporáneas, como, por ejemplo, el tema de romper con la desigualdad histórica de género, en términos de participación política de las mujeres; y, por otro lado, por ejemplo, en enfrentar este fenómeno, que es el gran desafío de las democracias en el mundo, que es el fenómeno de la desinformación o de las noticias falsas en tiempos de pos verdad. Y el caso mexicano está siendo un caso de referencia a nivel internacional.

Sobre ese eje.

Obvio, lo que a estas alturas pues todo mundo sabe. La elección del 2018 fue la elección más grande de nuestra historia en distintos planos. No solamente porque fue la elección en la que tuvimos el número más grande de potenciales electores, sino también porque fue la elección en la que estuvo en disputa el número más alto de cargos electivos, tanto a nivel federal como a nivel local; nunca había habido una disputa por el poder político tan grande en la historia de México como la que ocurrió en las urnas el 1 de julio de 2018.

Van algunos datos comparativos para ilustrar este fenómeno. Lo que he querido hacer en esta gráfica es comparar las dos últimas elecciones presidenciales, la del 12 y la del 18 en algunos de los rubros que me llevan justamente a sostener la afirmación que acabo de hacer.

Por un lado, tenemos, como decía, la lista nominal más grande de nuestra historia, más de 89 millones de potenciales electores lo que significa más de un 10 por ciento más de crecimiento en apenas seis años. Eso como consecuencia trajo un desafío histórico, un desafío técnicamente inédito: la instalación de un número de mesas, de centros receptores del voto, como nunca antes había ocurrido, fueron casi 157 mil casillas, frente a las 143 mil que se instalaron hace 10 años.

Estamos hablando de un crecimiento también de cerca del 10 por ciento; de 14 mil casillas más que se dice fácil. El problema es que de estas casillas, un 96 por ciento eran casillas, así llamadas, únicas; es decir, este nuevo modelo de casilla que introdujo la reforma electoral de 2014 que implica que en los estados en donde hay elecciones federales y locales concurrentes, el voto para una y otra elección se ocurre en la misma casilla, y esto implica que las casillas, las casillas únicas son más grandes en términos del número de funcionarios de casilla, de las que se instalan en aquellos estados, en aquellos lugares en donde no hay esta concurrencia, como ocurrió en 2018, en los estados de Baja California y de Nayarit que son las únicas dos entidades en donde solamente hubo una elección de funcionarios federales.

En el resto del país hubo elección, la elección de los tres cargos federales y de al menos un cargo local, pero en muchos casos dos y hasta tres cargos locales. Esto trae como consecuencia, digamos, la operación de campo más grande que haya realizado la autoridad electoral en su historia. En efecto, requeríamos para operar esas casi 157 mil casillas, a un millón, casi un millón 400 mil ciudadanas y ciudadanos que fungieran como funcionarios, tanto propietarios como suplentes y como propietarios solamente a más de 900 mil ciudadanos, lo que implica evidentemente, aquí sí ya no un crecimiento de 10 por ciento, como en los otros casos, sino de un 40 y hasta más de un 50 por ciento. Ahí está mal la segunda cifra es 39 por ciento, de lo que había ocurrido en la elección presidencial anterior.

Y lo que está detrás de esto, hablando de costos de elecciones y de cómo abaratar elecciones, si alguien sabe cómo pueden ser más baratos los procesos electorales en este país somos nosotros y hemos por eso reiterado nuestra disposición, en los tiempos que corren, de poder plantear, pero para eso se necesita un diálogo que nosotros estamos absolutamente dispuestos a ofrecer, detrás de estas cifras está el trabajo de campo, decía más grande que realiza el Estado mexicano, sólo después del censo de población que se hace cada 10 años.

Para poder llegar a ese millón 400 mil ciudadanos, reclutados para la función electoral, tuvimos que visitar más de 12 millones de personas en sus domicilios. Repito, lo que es el trabajo de campo más grande que haya realizado el órgano electoral. Alguien me puede decir y dónde está la posibilidad de ahorro; pregunta, si necesitamos un millón 400 mil, por qué tenemos que visitar a los 12 millones que insaculamos, basta insacular a los 12 millones y aleatoriamente irlos a buscar y cuando lleguemos al millón 400 que necesitamos, pues ahí nos paramos. El trabajo de campo es la dimensión más cara de la organización electoral, como saben ustedes.

Y el último dato tiene que ver con justamente con los cargos a elegir. Aquí estamos hablando, estos 3,406 cargos son el número de boletas, digamos, que estuvieron a disposición de los ciudadanos, porque aquí estamos tomando en cuenta el número de, perdón, a los cargos municipales como uno solamente. En el ámbito de las alcaldías, como ustedes saben, solamente votan por el candidato alcalde, por el partido que presenta el candidato a alcalde, pero ese voto tiene una consecuencia, no solemne para definir al munícipe, sino a todos los miembros del cabildo: regidores, síndicos, etcétera. Si tomamos en cuenta eso, estos 3 mil 406 cargos en disputa, en realidad se traducen a más de 18 mil cargos que se asignaron a través del voto popular.

Ésta es la dimensión de la propia concurrencia, justo lo que mencionaba, en el ámbito local, el primer cuadro nos, perdón, los dos cuadros nos permiten identificar, digámoslo así, el número, uno: de cargos en disputa son esos 17 mil 670, al final del primer cuadro, pero el cuadro de abajo nos habla de la dimensión de la competencia electoral, porque esos 17 mil 670 cargos que, estaban en disputa, en el plano local solamente, implicaron casi 85 mil candidatos que contendieron, y esto implica a su vez el número de informes que el Instituto Nacional Electoral tuvo que fiscalizar.

Si tomamos en cuenta los candidatos locales y los candidatos federales, estamos hablando de casi 100 mil informes que, en 40 días, el Instituto Nacional Electoral tuvo que resolver, pero sobre la fiscalización hablaré más adelante. Sigo y más rápido.

Datos que nos hablan de una elección exitosa. Tres datos solamente, aunque podríamos, me parecieron los más relevantes, podríamos ir mucho más allá. Primero, de las 156 mil, casi 157 mil casillas, se instaló el 99.9 por ciento, es decir, sólo 15 casillas dejaron de instalarse, y ninguna de ellas por cuestiones de seguridad, en todos los casos, ello se debió, estas 15 casillas no instaladas se debieron a conflictos sociales, particularmente, en comunidades que, siguiendo el ejemplo de Cherán, estaban clamando; impidieron la realización de la elección, para avanzar hacia en un sistema de votación en el plano municipal de usos y costumbres o de sistemas normativos internos.

Lo cual habla de una elección, repito, no se olviden que esta elección se realizó en un contexto en el que todo el mundo, los medios de comunicación, esa era la pregunta recurrente: “oiga hay candidatos muertos”, “hay políticos muertos”, “la inseguridad está allí”, “estamos frente a la elección más violenta de nuestra historia”; pues bueno, a pesar de ello, estuvimos en una elección con un índice, digámoslo así, de efectividad en la operación, altísimo, como lo demuestra ese dato.

Segundo dato y este es un dato muy relevante, porque implica, ejemplifica, la vocación de participación o, en otras palabras, la apropiación que, de la elección hicieron las y los ciudadanos.

De los 908 mil funcionarios propietarios o en todo caso que debían operar las casillas el día de la elección, casi el 98 por ciento del total, son funcionarios que, efectivamente, habían sido sorteados y capacitados, estamos hablando de que, solamente 20 mil funcionarios, en las casi 157 mil casillas que instalamos el primero de julio, fueron tomados de la fila, es un número inéditamente bajo y con lo cual, por cierto, se exorcizo aquel mito, que no es otra  cosa más que un mito, sobre todos si lo analizamos a la luz de datos ciertos y no de subjetividades, de que en México se podía hacer fraude, no sé qué sindicato o no sé qué fuerza oscura, colocando a funcionarios en la fila para que sustituyeran a los funcionarios de casilla.

En 2006 fue una de las acusaciones que incluso llevó a varios a escribir hasta libros, de que así se había se había operado algo indebido, en 2006 de las 133 mil casillas que se instalaron entonces, solamente en 60 los cuatro funcionarios fueron tomados de la fila. Entonces, en todas las demás casillas había al menos un funcionario que había sido sorteado y capacitado para tal efecto y en México, los principales garantes de la limpieza de la elección son precisamente los ciudadanos que, sin ser funcionarios más que por un día, vigilan, al recibir y contar los votos, que la elección transcurra adecuadamente.

Esto nos habla de una cifra inédita que habrá que valorar, porque lo que ocurrió en 2018 implicó, efectivamente, como decía, el mayor involucramiento ciudadano de nuestra historia en una elección.

Y el tercer dato, es un dato para la anécdota. A pesar de la distancia con la que se resolvieron las elecciones el año pasado, más del 30, alrededor del 30 por ciento de diferencia entre el primero y segundo lugar en la elección presidencial, a pesar de ello, el 74 por ciento de las casillas de la elección presidencial y de los paquetes fueron vueltos a abrir y a contar en lo que fue el recuento más grande de nuestra historia.

Dato curioso que ocurrió aquí tras las puertas pasadas.

En 2006, y lo digo porque además está registrado, es decir, no se trata de balconear a nadie, simple y sencillamente hacer un registro de la historia.

En 2006 el Representante del PRD era Horacio Duarte, hoy Subsecretario del Trabajo, uno de los más amplios conocedores funcionarios partidistas conocedores de la cuestión electoral.

En 2006 Horacio duarte en esa sala demando el “voto por voto, casilla por casilla”, es decir, la apertura total de los paquetes, aunque no se había pedido la apertura total legalmente, pero demandó que se abrieran todos los paquetes.

En 2018 Horacio Duarte, ahora Representante de MORENA en esta sala, a las 08:00 de la mañana del miércoles posterior a la elección, cuando iba a iniciar el recuento, dijo y está en registros, está en actas, en las versiones estenográficas: “Oigan, ya ganó Andrés Manuel, ya los perdedores reconocieron su triunfo, ganó con 30 puntos, no hay necesidad de abrir los paquetes electorales”.

Bueno, se abrieron 74 por ciento porque así lo mandatan las leyes, y qué cambió, nada, como no ha cambiado nada en todos los recuentos que se han hecho, tanto de las elecciones presidenciales como de las elecciones locales, perdón, de diputados y de senadores, en los últimos 10 años.

Y, sin embargo, el recuento más grande de nuestra historia es útil porque precisamente nos permite hoy decir eso. Habrá que ver, por cierto, hablando de abaratar costos, el gasto en esos tres días de recuento, es un gasto monumental, sobre todo por el esfuerzo humano, pero, además, digámoslo así, todo lo que implica en términos técnico detrás. ¿Vale la pena mantener estos recuentos? Lo dejo como una cuestión que tendrán que resolver los legisladores, peor ahí están los datos que podemos proveer para que se tome la mejor decisión en el futuro.

Tuvimos también los comicios más vigilados y, por ende, más transparentes de nuestra historia, ahí están las cifras comparadas de las tres últimas elecciones presidenciales, por lo que hace al número de representantes de partidos políticos en las mesas de casilla, por lo que hace a los observadores electorales y a los observadores internacionales.

Como pueden ver, en los tres rubros la participación, la vigilancia de la elección fue la más alta que hayamos tenido en los últimos 12 años.

Estos son los resultados electorales, la asignación que tuvo que hacer el Instituto Nacional, que le corresponde hacer al Instituto Nacional Electoral, como de diputados como senadores, esto se movió a partir del 1° de septiembre, esto es como salió la integración de la Cámara de Diputados y de Senadores, aquí de diputados, de las urnas.

Y digamos, aquí el INE cumplió a pie juntillas lo que dice la Constitución, siempre cumple a pie juntillas lo que dice la Constitución, incluso, por ejemplo, cuando se analizan el número de votos que tiene un partido político para determinar si alcanza o no el tres por ciento, como, por cierto, acaba de validar el Tribunal Electoral.

En tiempos recientes tuvimos digamos, voces, las entiendo, no las justifico, pero las entiendo, en donde acusaban una indebida actuación del Instituto Nacional Electoral. Hoy reivindico, como lo ha hecho el Tribunal Electoral, el trabajo pulcro en el cómputo de los votos que hizo el INE y, quien no alcanzó el tres por ciento pues no lo alcanzó y eso no es un problema del INE, sino un problema, en todo caso, pues del arraigo que puede tener una fuerza política entre las y los ciudadanos, porque en México el INE no es el que da ni quita registros, el que da y quita registros en México es la ciudadanía a través de su voto o a través de su afiliación.

En todo caso, insisto, hay una discusión para los constitucionalistas y los politólogos ahí abierta, porque esta no es la integración actual de la Cámara de Diputados, en esta integración se cuidó lo que dice la Constitución decía; es decir, que ningún partido tenga un número de diputados mayor al ocho por ciento respecto de la votación obtenida, y si ustedes ven en este caso, el Partido del Trabajo, y lo compara con datos, el Partido del Trabajo estuvo en ese supuesto.

 

Al Partido del Trabajo se le dejaron de entregar diputados plurinominales, porque ello habría implicado que hubiera tenido un ocho por ciento más de su votación. Aquí el Partido del Trabajo nos dijo que en realidad había sido fraudeado por MORENA porque muchos de sus diputados que fueron electos por su sigla, en realidad no eran del PT, sino de morena, pero eso es también un asunto que no tiene que ver con la autoridad electoral, sino que tiene que ver con los arreglos políticos entre los partidos, por lo tanto, no me pronunció, nada más cuento lo que ocurrió.

Dicho eso, al día después, pues muchos diputados que habían sido electos bajo ciertas siglas se cambiaron a otras y esto explica hoy, por cierto, que en la Cámara de Diputados, Morena con el 37 por ciento de los votos obtenidos en esta elección, tenga pues el 52 por ciento, casi el 52 por ciento de los diputados; lo cual es más del ocho por ciento, pero eso es algo que tendrá que revisarse, yo no sé si esté bien o esté mal. Creo que, yo soy un fiel creyente en la proporcionalidad de la representación, eso creo que la vuelve más democrática, pero es un asunto que tendrá que discutirse en la academia y eventualmente implicar reformas legales.

Un dato que quisiera relevar de esta gráfica, perdón, tiene que ver con la representación proporcional. En los últimos tres sexenios, incluyo el actual, ha ocurrido una cosa muy curiosa, siempre, invariablemente, la fuerza gobernante ha planteado exactamente lo mismo: uno, reducir el número de representaciones de diputados o de senadores de representación proporcional, eso lo dijo el PAN, ahí está el decálogo del Presidente Calderón de 2010, diciembre de 2009. Ahí está la iniciativa que hizo pública el entonces presidente del PRI, Enrique Ochoa, y ahí está la iniciativa que ha presentado hoy la diputada de Morena, Tatiana Clouthier.

No es nuevo lo que hoy está presentando Tatiana Clouthier lo había presentado antes el PRI, lo había presentado antes el PAN. Y, por otro lado, la reducción del financiamiento público, por cierto, siempre es la misma cifra. Hoy Morena está sugiriendo como punto de partida de la discusión que se reduzca el 50 por ciento del financiamiento público a los partidos políticos.

Y ojo, eh, lo digo, yo siempre he sostenido que hoy se está entregando demasiado dinero a los partidos y que vale la pena una revisión a la baja de ese financiamiento, pero que sea una reducción bien pensada y bien analizada en términos de las consecuencias que puede implicar, porque los problemas del gasto en la política no se resuelven nada más reduciendo o cerrando la llave del financiamiento, al contrario, si cerramos la llave del financiamiento sin calcular cuáles van a ser las consecuencias, podemos tener, como dice el refrán popular: que el remedio sea más grave que la enfermedad.

Porque si le cerramos demasiado la llave del financiamiento a los partidos, probablemente lo que vamos a hacer, no es que los partidos dejen de gastar, sino probablemente que van a ir a buscar dinero a donde no queremos que lo busquen. Dicho lo cual, bienvenida una revisión a la baja del financiamiento, pero que sea bien hecho.

Dato curioso, no es la primera vez que se propone como hoy lo sugiere la bancada mayoritaria en el Congreso, la reducción al 50 por ciento del financiamiento público. Hace apenas un par de años, el PRI propuso exactamente lo mismo y el mismo porcentaje, en voz de Enrique Ochoa, entonces presidente del PRI.  Y hace casi 10 años, el PAN propuso –fuerza gobernante entonces-, propuso exactamente lo mismo en voz de César Nava, su entonces presidente nacional. Digo, lo demás lo dejo como una anécdota, la fuerza gobernante, con independencia del color y de la ideología, siempre propone lo mismo. Bueno, lo dejo para el análisis, no tengo una respuesta; será que esta propuesta siempre la ha presentado el partido con mayor presencia legislativa y con mayor financiamiento público, pero bueno, éste también es un buen ejemplo para cómo ha cambiado el país, porque en los últimos tres sexenios, hemos tenido tres fuerzas políticas gobernantes distintas.Y hemos tenido tres fuerzas políticas que en su momento tuvieron mayoría legislativa, y hemos tenido tres fuerzas políticas que en su momento han tenido la mayor asignación de recursos públicos.

Dato que quiero dejar aquí, lo que está en rosa o en fucsia, color INE, perdón eso no es rosa es fucsia, es el número de diputados en este caso de representación proporcional y lo que está en gris es el número de mayoría, de diputados de mayoría relativa. Fíjense ustedes, un dato curioso, en la primera columna, aquí están las cifras de 2015 y 2018; es decir, las dos últimas elecciones de diputados, fíjense ustedes la cantidad de diputados que tenía el PRI, 206; ahora pasó a tener 47, y menciono al PRI porque en ese momento, después de 2015, fue el PRI el que planteó la reducción del número de diputados de representación proporcional, cuando tenía sólo 49 frente a 157 diputados de mayoría relativa.

Imagínense ustedes qué habría pasado en las elecciones de 2018, para el PRI, si hubiera prosperado su iniciativa, si no hubiera habido diputados de representación proporcional, el PRI habría tenido solamente nueve, aquí creo que está mal, creo que son siete, perdón, siete o nueve diputados sobre 300 y no 47 sobre 500; lo cual nos debería llevar a una reflexión, valorar las construcciones institucionales que nos han permitido transitar hacia la democracia, y valorarlas siempre, ojalá y de preferencia, bajo lo que John Rawls definía como el velo de la ignorancia: “no pretendas cambiar la realidad cuando estas en una posición de ventaja, piensa en cómo quieres cambiar la realidad colocándote en la posición más desventajosa y que ello te resulte siempre aceptable” pero bueno, esos ya con consejos, no del Consejero Presidente, sino de un académico que está ejerciendo la función pública en un evento académico.

Esto es lo mismo que pasa con el Senado, ¿no? Y como ustedes pueden ver, si sólo nos quedáramos con mayoría relativa como es la propuesta o primera minoría como es justamente la propuesta de la Diputada Clouthier, pues la primera composición del Senado, sería una composición ligeramente distintas, en donde por supuesto, al quitar la representación proporcional, el partido más beneficiado, siempre, siempre es el partido mayoritario.

Vean aquí como sin la representación proporcional MORENA en 2018 sería el partido más aventajado en términos de presencia legislativa y vean como esto si hubiera ocurrido en 2012, el partido más aventajado habría sido el PRI. Pero esto dejo sólo como una reflexión que luego obviamos y las cifras de 2018 son, solamente, un pretexto.

El dato, los datos, no abundo más sobre el tema, lo mencioné en la introducción, lo que tiene que ver con el pluralismo y la alternancia, México es un país, profundamente plural, que se ha expresado en 2018 claramente con una posición, respecto de una posición mayoritaria, Andrés Manuel López Obrador gana las elecciones presidenciales con el 53 por ciento de la votación, su partido tuvo el 37 por ciento de los votos, sin duda hay una clara expresión mayoritaria de una fuerza política que supo, no solamente conducir la mejor campaña electoral, sino además, representar de mejor manera la inconformidad social que se volcó en las urnas.

Pero eso no quiere decir que México sea un país homogéneo, ni monocolor. México no es hoy el México de 2019, no es, ni de lejos el México del 2000, de hace 30 años, el México de 1989, a estas alturas en 1989 todavía no se habían realizado las elecciones en Baja California, esto quiere decir que este mapita en donde están representados las gubernaturas habría sido sólo, bueno entonces era verde, ahora sería sólo rojo, porque ya cambió el color, el PRI digamos ¿no? (inaudible).

Antes era completamente monocolor, hoy, a pesar de lo que ocurrió en las elecciones de 2018, corrijo, en consecuencia, de lo que ocurrió en 2018 es éste, es un país cruzado por la pluralidad, en donde las y los mexicanos tenemos múltiples espacios de expresión política y eso es lo que caracteriza a México y eso es lo que nos vuelve democráticos, vean ustedes los datos de la alternancia a los que ya hacía referencia.

Tomando en cuenta las elecciones de gobernador, estoy hablando de lo que ha pasado los últimos cuatro años; de 33 elecciones en 21, es decir, en el 73 por ciento hubo cambio de ganador, en más de la mitad, y por lo que hace a los ayuntamientos, aquí todavía no está actualizada la cifra a 2018, en la próxima, en el próximo ejercicio lo actualizaremos, pero vean lo que ocurrió en los últimos tres años aquí reportados, desde 2015 a 2017 en las elecciones de ayuntamientos.

De 1827 a elecciones o cambios de ayuntamientos que hubo, obviamente, elección en donde hay ayuntamientos electos, no los ayuntamientos de sistemas normativos internos, en mil 87, es decir, en el 58 por ciento hubo alternancia, hubo cambio de ganador, y no hay un sólo partido beneficiado de esta alternancia. Ese es nuestro país, y creo que el pluralismo hoy nos define.

Datos adicionales y, apuro el paso porque me importa tener un espacio para sí, no lo dispone de manera contraria Rosa María, un espacio para eventuales preguntas y respuestas; a ver, tuvimos una participación que mantiene desde el año 2000 en adelante una tasa de crecimiento permanente, tanto en las elecciones presidenciales, que son los picos de esta gráfica, como en las elecciones intermedias, que son los valles de esta gráfica.

Cierto, alguien me puede decir, todavía sigue siendo un punto de referencia la histórica participación de casi 78, de más de 77 por ciento del 94. Sí, pero con un dato que habría que analizar, y como no soy estadístico, y no sé si tengamos suficiente información, alguien debería hacerlo, lo dejo ahí como provocación para la academia.

En 1994, en toda esta gráfica tuvimos el mismo Padrón Electoral, es decir, el Padrón Electoral que se constituyó en 1991, que se reforzó en 93 y que es el que tenemos hoy vigente. Nada más que el grado de actualización del Padrón Electoral en 2018 es el más alto de nuestra historia, y lo vuelve uno de los Padrones más incluyentes de todo el mundo.

El Padrón Electoral que se utilizó en la elección del año pasado, el Listado nominal pues, tuvo una cobertura de 98.5 por ciento, esto quiere decir que 985 ciudadanas y ciudadanos de cada mil, mayores de 18 años, está inscrito en el Padrón Electoral.

Insisto, uno de los cinco padrones con mayor cobertura en el mundo, un dato comparativo en las elecciones de Estados Unidos del año pasado, en las elecciones federales, los padrones electorales, porque son 50, uno por entidad, tenían un promedio de cobertura del 70 por ciento.

Hoy tenemos uno de los padrones con mayor cobertura del mundo, decía, de los cinco con mayor cobertura en el mundo, nada más que los otros son el de Finlandia y el de Costa Rica, entre otros, son padrones muy, muy pequeños.

El Padrón que teníamos en 1994 era un padrón que dista muchísimo de la cobertura que hoy tenemos, entonces, en estricto sentido, el índice de participación de participación de 94 es un índice de participación inflado respecto del de 2018, lo que aparece en esta gráfica, porque no estamos hablado del mismo padrón, estamos hablando de un padrón entonces a penas recién nacido en fase de sus primeras etapas de construcción, y hoy tenemos un padrón mucho más amplio y con mucha mayor cobertura. Lo dejo ahí simple y sencillamente, aunque lo que vale la pena destacar es que la participación ciudadana paulatinamente, gradualmente tiene una tendencia al alza.

Uno de los últimos datos que quiero mencionar de la elección del 18. Los sistemas de información preliminar de los resultados funcionario a la perfección, constatando que una vez más, pese a quien todavía describió que en el PREP de 2018 se había manipulado para que hubiera u fraude. Hay un documento de u universitario en donde dice que el PREP de 2018 se manipuló para que hubiera un fraude, con lo cual, por cierto, está incluyendo o acusando al fraude a la misma Universidad Nacional Autónoma de México, porque el PREP lo hace el INE, pero lo audita en su código fuente y valida y certifica su pureza y transparencia, en términos técnicos, informáticos la UINAM.

Pero bueno, más allá de eso, en fin, en un país libre se acepta de todo, pero pues lo importante es atender a los datos, digamos, ¿no?, en una discusión seria, si es lo que queremos.

Pero bueno, lo que esta gráfica revela en las primeras dos barras para cada uno de los candidatos presidenciales son los rangos mínimos y máximos del conteo rápido. La tercera barra es lo que el PREP reflejó y la cuarta barra, son los resultados legales, es decir, lo que resultó de los cómputos distritales.

Como pueden ver, prácticamente en todos los casos el rango mínimo y el rango máximo del Conteo Rápido que anunciamos en la Jornada Electoral contiene los datos del PREP, o sea, el porcentaje del PREP y el porcentaje de la votación contada anualmente, es decir, el Cómputo Distrital con lo cual hablamos prácticamente de un asunto en donde la desconfianza, bueno, debería estar resuelta, pero bueno, la desconfianza es canija y sigue ahí.

También el voto de mexicanos en el extranjero, aunque aquí hay un dato para análisis, tuvimos de 600 mil ciudadanos que tenían la posibilidad de inscribirse para votar, solamente 190 mil se inscribieron y solamente 98 mil votaron. Votación más copiosa desde el extranjero, pero de todos modos ahí hay un dato.

Mucho me da la impresión, pero es solamente una impresión, que los mexicanos que están credencializando en el extranjero l están haciendo no para votar, sino para como ocurre en México, tener un mecanismo de identidad, por cierto, gratuito que les sirve para identificarse allá y acá.

Creo que la elección fue exitosa. Voy aquí más, voy a correr, hay elementos aquí que no quiero abusar del tiempo, solamente quiero plantear cuatro grandes temas con reflexiones telegráficas, a propósito, sí, pero me importa tener el día. Eventualmente podamos abundar en ellos, si quieren, en las preguntas y respuestas.

Pero que creo que, son los elementos que no podemos, no debemos dejar de vista, insisto, que ejemplifican el éxito de la elección en términos de sus consecuencias, pero sobre todo que colocan al sistema electoral mexicano, como ya decía, como un punto de referencia, como un punto paradigmático a nivel internacional.

El primer dato que creo hay que resaltar es que, a pesar del contexto, complejo contexto, de seguridad y también de crispación política, las elecciones de 2018 se reiteraron como lo que deben ser las elecciones en democracia; es decir, como un espacio, como un cauce para que esa pluralidad, esa conflictividad política, se procese de manera pacífica.

 

Quiero citar aquí al ya fallecido Kofi Annan que, como visitante extranjero en nuestro país, vino a advertirnos de los riesgos que, desde el exterior se estaban percibiendo en la elección mexicana respecto del tema de la seguridad y la violencia instalada en la política. Creo que lo que la elección nos refleja es que la violencia no es algo que detonaron las elecciones, sino más bien son parte del contexto en el cual las elecciones tuvieron que realizarse.

Para decirlo de otra manera, la violencia ya estaba allí antes de las elecciones; 2017, antes de que arrancaran los procesos electorales, antes de que comenzaran las precampañas, ya había sido lamentablemente el año con mayor número de asesinatos, de muertes violentas de nuestra historia. Es decir, la violencia ya estaba ahí; la violencia estuvo ahí durante las elecciones y lamentablemente la violencia sigue estando aquí.

Es decir, es uno de los grandes problemas estructurales que tienen que resolver. El problema no es si la elección y creo que no hay ningún elemento para subrayarlo, que la violencia la hubiera desatado o potenciado la elección, sí es cierto, un solo político que muere por causas violentas es ya un síntoma de alarma para una democracia y, sin embargo, las elecciones de 2018 pudieron llevarse a cabo, como decía, sin ninguna interferencia, déjenme decirlo así, que descarrilara el proceso electoral, producto del contexto de violencia que lamentablemente vive el país.

Segundo gran tema, lo que tiene que ver con la participación políticas de las mujeres. En este caso lo digo así, creo que es una buena manera de sintetizar el punto: ONU Mujeres habla ya a nivel internacional del caso México, como un caso de éxito, un caso de referencia y un caso exportable, un caso a seguir, digamos, de cómo lograr, no solamente incentivar, sino también garantizar una democracia mucho más incluyente en términos de género.

Después de la elección del año pasado y producto, sin lugar a dudas, de la decisión de incorporar en la Constitución la paridad en las candidaturas, pero no solamente fue el principio de paridad porque el principio de paridad, lo que puede garantizar en todo caso es que exista el mismo número de candidatos y de candidatas, pero no implica ninguna garantía de que el número de representantes mujeres- hombres que, efectivamente son electas, sea paritaria.

El principio de paridad tuvo que ser potenciado de una serie de medidas afirmativas que tomó el Instituto Nacional Electoral y, en algunos casos también el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que nos permitieron los resultados que tuvimos. Eso sí, tener el Congreso más paritario de nuestra historia y a nivel internacional, uno de los Congresos con mayor presencia de mujeres legisladoras

Esta es nuestra composición; la evolución, desde 91 a la fecha, de la integración por género de la Cámara de Diputados. Como ustedes pueden ver, bueno, estamos hoy prácticamente en una Cámara 50-50; 51.6 por ciento de varones y 48.4 por ciento de mujeres.

Y en el Senado la cosa está todavía más, digámoslo así, igualitaria: 50.8 por ciento de legisladores, de senadores y 49.2 por ciento de senadoras. Esta es la comparativa de acuerdo con la Unión Parlamentaria Internacional del estado en que se encuentra, en términos de paridad, el Congreso mexicano.

Tenemos el cuarto lugar en el ámbito de la Cámara de Diputados y somos el tercer lugar en la Cámara de Senadores. Si ustedes toman en cuenta que los tres primeros lugares en diputados no coinciden con los tres primeros lugares de senadoras, en términos globales, el IPU, la Unión Parlamentaria Internacional ha establecido que el Congreso mexicano, es el tercer Congreso con más presencia, en general, las dos cámaras, de legisladoras en el mundo.

No me detengo mucho en la fiscalización, pero el caso de fiscalización mexicano, creo que es un caso exitoso, sobre todo porque es un caso que en cuatro años ha evolucionado dramáticamente.

Y hoy estamos haciendo fiscalización, déjenme decirlo así, ya no, digámoslo así, haciendo una especie de búsqueda con escopetazos, sino con búsquedas cada vez más dirigidas.

El desafío que tenemos en esta materia y que pensamos, esperamos completar de aquí a un año, es que el sistema de fiscalización ya no dependa de lo que los partidos reporten, como ocurre hoy en día.

Y sabemos, por cierto, que el reporte extemporáneo es una de las causas de sanción a los partidos, los partidos se tardan en reportar, acortan la posibilidad de que el Instituto fiscalice y prefieren pagar en una lógica de costo-beneficio, las multas que implica el reporte extemporáneo o tardío a, digamos, lo que podría implicar una investigación mucho más exhaustiva por parte del INE.

Lo que estamos planteando en el futuro, hoy los partidos tienen que entregar todos los ingresos y todos los gastos con sus soportes documentales tres días después de que ocurran.

El próximo año, que es nuestra nueva frontera, lo que vamos a hacer es un poco lo que ocurre con el SAT, algo similar a lo que ocurre con el SAT y las declaraciones de impuestos -que tendremos que presentar el próximo mes las personas físicas-.

Es decir, que el informe lo haga el Instituto Nacional Electoral, dado que el propio INE tiene acceso a los datos del sistema fiscal, nosotros tenemos los elementos y acabamos de suscribir un convenio con la Secretaría de Hacienda, para que el sistema, automáticamente el Sistema Integral de Fiscalización genere todos los reportes de ingreso y gasto, se le entreguen a los partidos y los partidos ya solamente lo validen o corrijan.

Pero esto nos permite tener la información sin depender de lo que los partidos nos reportan y consecuentemente poder despegar, que ese es el segundo eje de la fiscalización, análisis mucho más puntuales, búsquedas mucho más miradas de lo que hay que buscar.

En otras palabras, para utilizar una metáfora: tiros de precisión y no escopetazos, operando a partir de modelos de riesgo, modelos de riesgo que ya se pusieron a funcionar y nos permitieron identificar, entre otros temas, varios casos que ya ha resuelto el Consejo General.

Algunos de ellos han sido validados por el Tribunal Electoral, otros no, como el Fideicomiso de Morena o casos que nos llevaron a sancionar, por ejemplo, al hoy gobernador de Nuevo León, por irregularidades en el financiamiento de su campaña de afiliación o de recolección de firmas para ser candidato a la Presidencia por la vía independiente.

En qué consisten estos modelos de riesgo. Es muy sencillo. Nuestro modelo de riesgo nos ha permitido identificar que el principal problema de financiamiento indebido o ilegal de la política no viene del crimen organizado como algunos suponen, sino que viene del desvió de recursos públicos.

Una vez más, el principal problema o uno de los principales problemas de México es la corrupción. ¿Cómo opera nuestro modelo de riesgo?

Nosotros tenemos identificadas todas las cuentas bancarias, los miles de cuentas bancarias en donde se depositan fondos públicos que son utilizados en el plano municipal, local y en el plano federal, tenemos también identificadas, lo ha hecho la Unidad de Inteligencia Financiera, está publicado en el Diario Oficial, las más de seis mil empresas fachada en donde normalmente ocurren mecanismos de lavado de dinero.

Lo que nosotros hacemos es pedirles a los bancos que, en los tres meses previos a las campañas electorales, identifiquen si alguna de estas cuentas de dinero público, implica alguna transferencia a alguna de las empresas fachada, el modelo es algo similar a lo que se conoce como estafa maestra.

Y si ello ocurre, ejercemos un monitoreo permanente durante las campañas electorales, porque tenemos un indicio de que ese dinero puede ser utilizado como hemos identificado en varios casos, para financiar indebidamente a la política.

El cuarto tema que es un caso de referencia, también aquí la elección mexicana y el Instituto Nacional Electoral están siendo utilizado y han sido identificados en el plano internacional como uno de los dos grandes modelos de combate a la desinformación en los contextos democráticos.

Un modelo es el que probablemente mejor encarna el sistema francés. En diciembre del año pasado se validó, se convirtió en ley, una iniciativa del Presidente Macron, mediante la cual se penalizaban, se criminalizaba la emisión de una noticia falsa. Es decir, el que cree una noticia falsa comete un delito

La difusión de una noticia falsa, el que lo difunde comete un delito. Y el ser el portador, es decir, la plataforma en la cual se transmite esa noticia falsa, redes sociales, etcétera.

Todo eso hoy está criminalizado. En el otro extremo tenemos el otro modelo en donde el punto de referencia somos nosotros. Es decir, una lógica en la que la desinformación, que fue nuestra apuesta el año pasado, se combate no criminalizando, no con censura, sino más bien con información.

Combatir desinformación con información. Y eso implica, digamos, una serie de medidas que se desplegaron en 2018 que son un punto de partida, que hoy están siendo objeto, no solamente de análisis, sino que es una de las razones fundamentales por las cuales el sábado pasado el Instituto Nacional Electoral se volvió el órgano técnico de asistencia electoral del Consejo de Europa.

Es el único órgano electoral que es el órgano de asistencia electoral del Consejo de Europa, y en donde lo que hicimos el año pasado hoy está siendo desplegado y recomendado como una buena práctica por la Comisión Europea de cara a las elecciones.

Que los 27-28, todavía no sabemos qué va a pasar con el Brexit, estados que integran la Unión Europea van a desplegar en las elecciones del Parlamento Europeo en mayo próximo.

Bueno, ¿cuáles son estos seis grandes ejes? Los menciono también telegráficamente. Yo diría cuatro ejes, aquí hay una corrección.

Primer eje. El asumir que una autoridad electoral que no explica una elección es una autoridad electoral que está dejando el terreno libre para que proliferen las noticias falsas.

Per explicar también, como nos lo enseña dolorosamente la historia, no significa aclarar públicamente, explicar públicamente los problemas. Asumimos, como nos lo enseñaron las elecciones locales de 2017, que cuando el INE explica un problema no está explicando, está haciendo control de daños.

Explicar significa tener una vocación pedagógica, pero, sobre todo, una vocación anticipatoria. Y la elección del 2018, la más grande, la más compleja, también procuramos que fuera la más explicada.

Como nunca antes se desplegaron por distintas herramientas y a través de distintas plataformas, digamos, explicaciones respecto de lo básico. Cuestiones en ocasiones muy técnicas que son poco valoradas pero que son la clave de la certeza en torno a las elecciones.

Como, por ejemplo, quién cuenta los votos y porqué existe la garantía de quien cuenta los votos que son emitidos por las y los ciudadanos no son objeto de manipulación. Porque los cuentan los vecinos, y nadie sabe a priori quién va a ser.

Hombre, bajo esta lógica de volver a lo básico y de explicar la elección de la manera más sencilla, se constituyó el primer eje para combatir las noticias falsas elevando el contexto de exigencia en este sentido.

O, por ejemplo, como cuando gracias a que el Instituto Nacional Electoral también tiene sus fuentes de información, nos enteramos justo en mayo del año pasado, cuando estábamos inaugurando con el Instituto Nacional Demócrata un foro justamente sobre desinformación, nos enteramos que un gran medio iba a lanzar una  campaña de desinformación ese mismo día, acusando que el INE había entregado, a través del convenio que recién había firmado con Facebook, a Facebook toda la base de datos personales de las y los ciudadanos del Padrón Electoral para que pudiera ser explotada por Cambridge Analytica.

Nos enteramos de eso y lo denunciamos antes de que se detonara como noticia falsa, y logramos inocular el efecto nocivo de esa noticia falsa.

Alguien me puede decir, bueno, ¿cómo sabían que efectivamente iba a ocurrir eso?

Pues teníamos nuestras informaciones, quién sabe si iba a ocurrir, pero por lo pronto lo inoculamos, y creo que eso tiene que ver con la capacidad anticipatoria de la autoridad electoral, que una autoridad electoral debe tener en los contextos de desinformación.

Segundo gran eje, los convenios que firmamos con los tres gestores globales de redes sociales. No hay ninguna autoridad electoral en el mundo que haya suscrito convenios tanto con Facebook, como con Google, como con Twitter, y esos convenios están vigentes, y hoy están sirviendo, como son públicos, todos los convenios que firma el INE son públicos.

Es que había una cláusula de confidencialidad, claro, porque todas las empresas norteamericanas siempre en sus convenios ponen cláusulas de confidencialidad, pero esas cláusulas de confidencialidad no pueden ir más allá de lo que dicen las leyes mexicanas y el principio que, uno de los principios que rige la función del INE es el de máxima publicidad y, por lo tanto, todos los convenios son públicos.

Había mucha especulación y cuál es la cláusula oculta, no hay cláusula oculta, el INE no oculta nada.

Pero esos convenios que son públicos hoy son convenios que son un punto de referencia para todas las autoridades electorales en el mundo, y nosotros nos hemos convertido desde ese punto de vista en un modelo a seguir.

Sobre todo, porque estos convenios nos permitieron crear en cada plataforma herramientas específicas para que cuando un usuario estuviera en contacto con una noticia falsa, que nosotros determinábamos que era noticia falsa, nosotros INE, y que tenía que ver por supuesto con la función electoral. Con los partidos y con las electorales no nos metemos.

Poder eventualmente decirle al usuario: oye. Ante un video que decía, por ejemplo, que los marcadores del INE se podían borrar. Oye, vemos que estás interesado en esta información, si te interesa saber más haz clic aquí. Y eso lo re direccionaba a nuestras páginas, en donde estaban, entre otras cosas, videos realizados por nuestros amigos, en donde participaban nuestros amigos periodistas, en los que ellos fueron invitados a marcar las boletas, boletas de muestra, intentar borrar y ello no ocurría.

Es decir, combatir desinformación con información. Y esas plataformas lo que nos hacía era potencializar el mensaje correcto, el mensaje verificado. Y, me detengo con esto, porque no quiero abusar. La tercera, una tercera gran pata tiene que ver, de esta estrategia, tiene que ver con una iniciativa que se ha convertido también en una iniciativa paradigmática a nivel internacional.

Que es una iniciativa de fast check in, de chequeo de datos que, evidentemente, ni es la única, ni es la primera, pero que sí fue muy innovadora en muchos sentidos. Muchos medios de comunicación en el mundo, muchas organizaciones sociales, muchos grupos políticos en el mundo hacen chequeo de datos.

El New York Times ha tenido una sección, digamos, de chequeo de datos de noticias falsas. Pero ningún caso se había hecho una iniciativa como la que detonó el periodista Daniel Moreno, que contó con todo el respaldo de las autoridades electorales y que tuvo una enorme virtud. Verificado 2018, como se denominó a esta iniciativa no fue una propuesta de un medio, no fue un mecanismo de chequeo de datos de un medio.

Porque como todo mundo sabe, y pasa en todo el mundo, los medios de comunicación siempre tienen filias y fobias políticas, también en México, es normal. Eso ocurre en toda democracia. Entonces, Verificado 2018 lo que partió fue de convocar a periodistas de distintos medios de comunicación y de medios nativos digitales para que, durante las campañas electorales, y esto es otro dato importante, sólo durante las campañas electorales, Verificado 2018 terminó cuando terminó la elección, se dedicaran a hacer verificación de información durante ese periodo de lo que tenía que ver con el INE, pero también de lo que tenía que ver con lo que se decían los candidatos en las campañas.

¿Cuál es la virtud de este ejercicio? Primero, que fue un ejercicio que vino de la sociedad civil. Segundo, que no es un ejercicio al que se le puedan poner el membrete de un medio de comunicación, ni siquiera Animal Político, del que Daniel Moreno es fundador y director.

Verificado no fue Animal Político, Verificado fue una iniciativa de muchos periodistas de distintos medios que, precisamente por el hecho de venir de distintos medios generaban esa neutralidad con la que se tiene que hacer verificación de datos y, además, repito, con la intención de desaparecer, de desintegrarse una vez que la elección se hubiera realizado.

¿Por qué? Porque de no haber sido así habría existido el riesgo de que alguien le endilgara un sesgo político a Verificado. Por supuesto que Verificado y los órganos electorales tuvimos una comunicación permanente en lo que se convirtió en una herramienta importantísima para inyectar certeza en las elecciones y hacer, por cierto, de las elecciones 2018 probablemente las únicas elecciones, no digo exentas del riesgo de la desinformación y de la intervención perniciosa de hackers y demás.

Nota a pie, esto lo había comentado varias veces, el INE durante la elección sufrió el ataque cibernético de denegación de servicio más grande que haya tenido probablemente institución alguna del Estado mexicano en la historia, y aguantaron nuestros sistemas.

 

Pero dicho eso, y vuelvo a la desinformación. No es que la desinformación no estuviera presente en las elecciones mexicanas. Por cierto, Verificado en tiempo real durante los debates presidenciales validaba o desmentía lo que los propios candidatos se decían. Vayan a verlo, la base de datos de Verificado si les interesa el punto.

 

Lo que quiero decir, es que en México sí es un caso en el que nadie puede decir objetivamente que la desinformación en los tiempos que corren hubiera alterado, o hubiera lastimado, o hubiera sembrado dudas en la decisión de las y los ciudadanos en las urnas. Y eso es lo que convierte al caso mexicano en un caso de referencia a nivel internacional.

Hay un punto adicional sobre el que ya no entro, que es una especie de haber convertido al INE el día de la elección en una especie de agencia de información noticiosa, porque teníamos 45 mil capacitadores distribuidos a lo largo y ancho del país, responsables de las casillas dotados de un celular.

Y estar dotados de un celular no era solamente estar dotado de una herramienta móvil para nutrir de información a los sistemas de la elección del INE, sino también era tener eventualmente 45 mil cámaras que podían fotografiar o generar videos para combatir lo que siempre se dice durante las elecciones: hay violencia en tal lado, no vayan a votar, se quemaron casillas, ya se robaron tal urna, y demás.

Dicho eso, creo que la elección mexicana es una elección sobre la que debemos seguir reflexionando, no por otra cosa, sino porque creo que es un buen ejemplo de que en México la convergencia de autoridades electorales, la responsabilidad de gobiernos, la actuación de los medios de comunicación, la participación de los propios partidos políticos y de los candidatos, y la participación en general de la sociedad organizada, o de las y los ciudadanos en lo individual, cuando decide jugar las reglas del juego democrático en sus ejes esenciales puede recrear, incluso en los contextos más adversos, a las elecciones como la ruta civilizatoria mediante la cual, la pluralidad y la diversidad política se recrea de manera pacífica y se consolida hacia el futuro como sociedad democrática.

Muchísimas gracias Rosa María.

 

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