Habrá debate entre candidaturas que se registren para disputar la gubernatura en Puebla. Será el domingo 19 de mayo a las 8 de la noche (horario que convoca más televidentes y radioescuchas) y tendrá una duración de entre 90 y 120 minutos, con características de formato muy similares a las que vimos en los presidenciales.
Otra vez, serán sede del encuentro instalaciones de una institución pública de educación superior, en este caso la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Los temas que se abordarán en bloques, donde habrá preguntas de moderadores y también interacción directa entre candidatas o candidatos, versarán en torno a empleo, desarrollo regional, federalismo, atención a comunidades indígenas, migración, seguridad y Estado de Derecho. Falta definir a las o los moderadores que tendrán la responsabilidad de conducir este ejercicio que va normalizando rutinas en nuestra democracia, tanto para el ámbito federal como para las entidades federativas.
El estado de Puebla vive un proceso electoral atípico porque debe someter nuevamente a las urnas la definición de la gubernatura que en julio pasado ya se había votado, luego de la tragedia que en diciembre acabó con la vida de la gobernadora Martha Erika Alonso, quien apenas iniciaba sus primeros días en la administración estatal.
La decisión de la autoridad electoral nacional fue asumir la organización completa de esta contienda que tiene un contexto complejo, con plazos cortos. La jornada de votación está cerca, será el domingo 2 de junio de este 2019 y las campañas arrancan ya este fin de mes. El reto del INE es garantizar condiciones favorables a la equidad de la nueva competencia y propiciar una deliberación colectiva informada para el ejercicio del voto libre.
En el 2018, los debates presidenciales (y varios locales) mostraron que es posible mejorar esas condiciones con formatos de debate menos acartonados, que estos ejercicios sí ayudan a contrastar propuestas y que sí hay mucha audiencia interesada en ese contraste que pone sobre la mesa las ofertas de gobierno.
Un primer dilema para la autoridad era el número de debates, ante tiempos apretados y medidas de racionalidad en el gasto decantaron que sería un solo debate, pero uno con todas las condiciones de calidad y candados para que la audiencia encuentre respuestas y valore posturas distintas sobre un mismo asunto de cada candidatura.
Los debates abonan a un entorno más democrático, con una deliberación política no confinada a spots controlados y guiones predefinidos. Ésa es otra vez la apuesta, abonar al voto razonado, acercar información de primera mano a las y los electores. Con esa convicción el INE aprobó reglas básicas y criterios para que en Puebla haya un buen debate en el marco de la elección extraordinaria en curso.
No se definen todavía nombres ni un número específico de moderadores (depende de cuántas candidaturas participen), pero se acordó que sean al menos dos y que nuevamente puedan hacer preguntas, pedir que se precisen respuestas o que no se ignore el tema concreto a discutir.