Intervención de Lorenzo Córdova en la Inauguración del Evento Democracia con Inclusión

Escrito por: INE
Tema: Coberturas especiales

 

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL, LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN LA INAUGURACIÓN DEL EVENTO CONMEMORATIVO POR EL DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES “DEMOCRACIA CON INCLUSIÓN: BUENAS PRÁCTICAS HACIA LA IGUALDAD SUSTANTIVA EN AMÉRICA LATINA”, REALIZADO EN EL AUDITORIO HÉCTOR FIX ZAMUDIO, DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS DE LA UNAM

 

Gracias, muy buenos días tengan todas y todos ustedes.

 Es un verdadero gusto compartir esta mesa inaugural con la Diputada María Wendy Briceño Zuloaga, una aliada fundamental de, no solamente por el rol, sino además, por la trinchera que desde el propio órgano legislativo está jugando y jugará porque el tema de la agenda de género no es solamente un tema de la construcción de una democracia paritaria no solamente es un tema de llegada a los órganos legislativos, sino es un tema de traducción de esa agenda en los contenidos de las decisiones políticas, de las decisiones públicas.

 Un placer siempre compartir espacios y trincheras con Belén aquí en el país, pero también a nivel internacional, en algo que es un asunto que trasciende por supuesto nuestras fronteras, y que es un tema fundamental de la recreación de las democracias.

 Un placer, por supuesto, compartir causas con el Magistrado Presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el doctor Felipe Fuentes.

 Y por supuesto, un gusto siempre en temas que trascienden lo electoral pero que también toca lo electoral compartir y recibir el respaldo del doctor Pedro Salazar, con quien, debo decir, los estudios electorales, como área, incluso, comenzaron conjuntamente con un servidor. Sé que la agenda del doctor Salazar de protección de derechos a trascendido lo electoral, pero como siempre digo, lo electoral aún por más que lo reniegue el doctor Salazar siempre estará presente en, es una especie de llamado al origen, y para mí, por supuesto, es un placer.

 Saludo con muchísimo afecto y agradecimiento a la doctora Flavia Freidenberg, a la maestra Mónica Maccise, autoras de esta reunión.

 A las y los ponentes nacionales e internacionales que hoy reflexionarán sobre los temas en los distintos paneles.

 Por supuesto, una mención especial a las y los consejeros, presidentas, presidente, alcanzo a ver sólo un presidente hasta ahora, pero a las consejeras y consejeros de los Organismos Públicos Locales Electorales que están esta mañana aquí.

 En 2018 México dio un gran salto, un gran paso hacia la construcción de una democracia incluyente y paritaria en múltiples planos. En septiembre pasado iniciaron los trabajos de la primera legislatura prácticamente paritaria de la historia de nuestro país, y con ello, estoy seguro, que estamos inaugurando la era de la paridad en la representación política en México.

 Las alianzas estratégicas que conformamos con instituciones del Estado Mexicano, con organizaciones de la sociedad civil, con personas de la academia y con los partidos políticos han posibilitado que hoy por hoy el nuestro sea uno de los tres países con mayor porcentaje de legisladoras en el mundo.

 Somos el cuarto país en términos de legisladoras en el ámbito de la Cámara Baja, pero el tercero en el Senado; y a nivel global, en términos de porcentajes, tomando la representación de las mujeres en el legislativo estamos en el tercer lugar sólo después de Bolivia y Ruanda. Y esto no ha sido sencillo, por supuesto.

 Las medidas afirmativas, tanto en el plano administrativo como en el plano jurisdiccional que tomamos durante el pasado proceso electoral, y que son la última estación de una larga serie de decisiones que, en la última década, al menos, se han venido tomando, algunas de las cuales ha reseñado el Magistrado Fuentes, para lograr pasar de la paridad, como principio constitucional en las candidaturas, a una paridad efectiva en la representación. Acciones que, por cierto, en opinión de ONU Mujeres puede no solamente ser replicadas en otras naciones de la región, sino constituyen un caso de éxito el caso mexicano, como un caso de éxito, por un lado.

 Así como las medidas que adoptamos para permitir que las personas transgénero o que las personas con algún tipo de discapacidad, participarán libremente en los comicios. Por cierto, en este sentido, creo que hay que estar orgullosos como sociedad que las políticas que en esta medida fueron impulsadas en el proceso electoral pasado han sido premiadas por el Ciro Projectcomo una de las mejores políticas públicas en términos de inclusión; la actitud vigilante de monitoreo que desplegaron las y los integrantes del Observatorio de Participación Política en México, así como el inicio de un sistema de cuotas, novedoso sistema de cuotas que hoy es acción afirmativa, y espero pronto pueda traducirse, las acciones afirmativas dependen mucho de las autoridades que las toman, pero no quiere decir que sean continuadas por quienes nos sucedan, ojalá y esto próximamente pueda, como ocurrió con las medidas de paridad de género ser incluidas en las normas que regulan la competencia política, decía, sistema de cuotas para indígenas, son todos ellos factores que perfilan un modelo de inclusión y de paridad en la esfera electoral.

 Los resultados en materia de paridad, como se ha sostenido aquí, y ya hemos venido replicando en varios espacios, es necesario recordarlos una y otra vez para que todas y todos sepan que la competencia y especialmente la representación política paritaria sí es posible.

 Van cuatro datos en ese sentido. Nunca tantas mujeres habían competido por tantas curules legislativas a nivel federal y a nivel local como ocurrió en 2018. Hablamos en el ámbito federal de 6 mil 968 candidaturas, entre propietarias y suplentes, de las cuales 3 mil 494, el 50.14 fueron mujeres, y 3 mil 474 hombres.

 En segundo lugar. Las candidatas mujeres ganaron 141 distritos federales de mayoría relativa de los 300, el 47 por ciento de los 300 en los que se divide el territorio nacional.

 En tercer lugar. Esta competencia reñida y numerosa propició que por primera vez en nuestra historia contemos, como se ha señalado, prácticamente con una legislatura paritaria en ambas cámaras del Congreso de la Unión, valga el recordatorio de los porcentajes precisos. En Cámara de Diputados 241 diputadas, el 48.2. Y en el Senado el 49.21 de las curules fueron obtenidas por mujeres.

 Además, contamos también por primera vez, como mencionaba, con una cuota paritaria, con una cuota, perdón, incluyente de 13 legisladores indígenas en la Cámara de Diputados.

 Y, cuarto, finalmente, para quienes piensan que el Sistema Nacional de Elecciones no ha contribuido lo suficiente al mejoramiento de las condiciones de la competencia democrática en el país va un último dato.

 De 32 entidades en las que se divide el territorio nacional, en nueve el porcentaje de diputadas locales es mayoritario, en esos ámbitos de decisión política. Y de éstas, en tres el porcentaje de legisladoras es superior, incluso, al 60 por ciento.

 En Morelos tenemos un 70 por ciento de la Cámara integrado por diputadas, el Chiapas un 62.5, y en Tlaxcala un 60 por ciento.

 Indudablemente, los datos anteriores son un logro colectivo, son un logro de la sociedad mexicana, de las instituciones, y de las personas comprometidas con la paridad, con la igualdad.

 Son datos que debemos de asumir como un punto de partida en la lucha por una democracia incluyente y paritaria, y a partir de ellos dar otros pasos hacia la igualdad sustantiva que todas y todos queremos.

 Son datos que de cara a la cuadragésima cuarta conmemoración del Día Internacional de las Mujeres elevan por mucho los estándares para definir las siguientes metas y los temas de la agenda pendiente en nuestro país para la igualdad entre hombres y mujeres, así como para la conformación de un país 50/50.

 Desde mi perspectiva, en la agenda que conjuntamente debemos impulsar podrían al menos, digo yo, estar los siguientes tres aspectos:

 Primero. Consolidar la instrumentación de medidas que han posibilitado garantizar la participación política de las mujeres que pertenecen a grupos históricamente discriminados. Mujeres indígenas, las que viven con alguna discapacidad, las que pertenecen a la comunidad LGBTI, entre otras.

 Dos. Avanzar en la regulación y atención efectiva de la violencia política contra las mujeres por razones de género. Partiendo, digo yo, y más en esta sede, y aquí va una, no solamente un llamado, sino una afectuosa provocación, con la doctora Freidenberg hemos avanzado mucho, hemos insistido mucho en este tema.

 La violencia política comienza por combatirse con definirse, y corremos el riesgo de abaratar la violencia política. Algún día en algún seminario podríamos analizar los casos que se han presentado ante el Instituto Nacional Electoral por presunta violencia política.

 Y déjenme decirlo así, que una mujer como una consejera electoral, por ejemplo, no integra una comisión no necesariamente es un asunto de violencia política, y creo que la mejor manera para combatir la violencia política, en eso he insistido una y otra vez, es partir de una adecuada, precisa, definición conceptual sobre la cual partamos, y que constituye el piso mínimo de entendimiento. De otra manera la vamos a abaratar, vamos a desnaturalizarla, y es el peor modo de combatir.

 Insisto, desde el punto de vista conceptual, desde los procedimientos para homologar su identificación, su diagnóstico y medición, hasta el otorgamiento de una atención integral bajo los más altos estándares de protección de derechos y el adecuado seguimiento a los casos para una prevención efectiva.

 Tercero. Instrumentar políticas de corresponsabilidad y cuidado que redistribuyan las responsabilidades que socialmente han sido impuestas a las mujeres y que en la práctica les imponen una carga injustificada que en muchas ocasiones les impide participar con libertad e igualdad de condiciones en el ámbito político.

 De nueva cuenta, nunca olvidemos que éste no es solamente un asunto político, no es sólo un asunto jurídico, es ante todo un asunto de tipo cultural. Para concluir, permítanme mencionar dos aspectos adicionales: el cumplimiento de las reglas de paridad y el impulso a la representación paritaria han evidenciado otras conductas que obstaculizan que las mujeres ejerzan un cargo de elección popular, que participen en política en la toma de las decisiones.

 Las renuncias de presidentas municipales a las que se ha hecho ya aquí alguna referencia, así como sus suplentes, la renuncia de fórmulas de mujeres que integraban listas de representación proporcional en Oaxaca, en Chiapas, son ejemplos claros de esos desafíos y de las resistencias que todavía se enfrentan en estos temas.

 La convergencia de fenómenos como estos y su posible vinculación con problemáticas, como la ya mencionada violencia política contra las mujeres, violencia política por razones de género contra las mujeres y no sólo, diría, demandan acciones concretas y contundentes por parte de autoridades electorales, partidos políticos, organizaciones de la sociedad.

 Es por lo anterior que mi planteamiento en esta fecha, en la que conmemoramos anticipadamente, ni modo la agenda es cargada y el día de mañana no había modo de organizar esto. Desde su planeación dijimos, anticipémonos un día inauguremos estas celebraciones, es que más allá de la condena y los pronunciamientos que realicemos sobre los obstáculos que enfrentan las mujeres, reflexionemos en la construcción de los nuevos desafíos, de los objetivos que le siguen a la competencia paritaria y que nos acercarán más a la igualdad sustantiva y a la construcción de una democracia igualitaria.

 Bajo una premisa que no debemos olvidar. La democracia, en todos los sentidos, y en particular en su plano esencial, la democracia, ante todo, es la forma de gobierno que implica la inclusión del mayor número de personas en el proceso de toma de decisiones; es decir, la democracia, en ese plano esencial en primer lugar, pero no sólo el de la inclusión, pero no sólo, no ha seguido nunca en su evolución un plano lineal, ha sido un proceso difícil y no exento históricamente de eventuales regresiones.

 Llegar a la democracia no significa, de ninguna manera, un punto final. No sólo en términos de su mejora y solución de los desafíos que cotidianamente cambian; es decir, la democracia todos los días se enfrenta a nuevos retos, sino también bajo la premisa de que la democracia no es solamente un viaje de ida. Hay un eventual boleto de regreso, hay un eventual camino riesgoso, abierto como pocas veces en la historia de la democracia en los tiempos que corren de regresión.

 Ejemplos de regresiones autoritarias a lo largo de la historia, los ha habido muchos, de democracias que fracasan, incluso incubando desde su propio seno el germen autoritario, deben llamarnos a alerta. No solamente, insisto, en términos de la desnaturalización de la democracia o del agotamiento de la misma, sino también respecto a los temas específicos que ocupan estas reflexiones el día de hoy.

 El caso de lo que está ocurriendo en Brasil, en donde la discusión ya no es ni siquiera aumentar la cuota de género de 30 por ciento hacia arriba, sino eventualmente de eliminarla, es un caso de atención que viene a cuento en estas reflexiones de cierre que comparto con ustedes.

 A la democracia hay que entenderla, valorarla y, sobre todo, protegerla en todos sus planos; se trata de una actitud que como sociedad debemos tener en relación con, sobre y para con la democracia. La democracia, no hay que olvidarlo, es una construcción colectiva, su defensa, el ser refractarios a las pulsiones autoritarias que hoy recorren el mundo, también.

 Y termino, como le decía en corto a Belén, con una cita al contrario, no porque no esté de acuerdo en el fondo, sino porque justamente ejemplifica esto con lo que estoy cerrando. Decía Belén, la agenda no puede ir hacia atrás, yo diría, sí puede, no debe y eso es justo lo que no debemos permitir.

 Muchísimas gracias.

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