Por: Dagoberto Santos Trigo, Vocal Ejecutivo del INE en Guerrero
Sólo cuando alguien se ausenta, el sentimiento de su presencia se pone de manifiesto con mayor frenesí.
Se fue un servidor del instituto, gran compañero Hugo García Cornejo, pero se quedó impregnado en mi alma. Su amistad es eterna, como su espíritu. Siento, ahora, un estremecimiento: tristeza.
La muerte no es el final ni el principio de otro ciclo. No es tal, cuando a la persona que se aparta se le detiene con las lágrimas. Lloro por ti, Hugo. Y, al mismo tiempo, me doy ánimo, porque sé que tu cuerpo está sereno, bajo un cielo inmenso y silencioso.
La partida de mi estimado Hugo me hizo cavilar en torno a lo efímero que somos.
Mis aspiraciones han cambiado. Me has hecho entender que las cosas del mundo son utensilios momentáneos.
En este instante, mis manos cóncavas buscan consuelo en las palabras que escriben… En las noches oscuras, en que la luz de tu recuerdo guía este orden sintáctico.
Incluso, amigo, el don del servicio público es un elemento transitorio; de ahí la importancia de hacerlo con cariño y responsabilidad, como tú lo ejerciste.
Fuiste una figura prototípica inigualable. Tu expediente habla por sí solo. Jamás te sumergiste en la cultura de la simulación.
Hablabas de frente, mirando a los ojos. Respetuoso y sincero. inteligente y animoso. Así te vi… De esa forma te sigo recordando en mi pensamiento.
El buque que has tomado navega en océanos despejados. No tiene timón, porque la omnipresencia de Dios lo capitanea.
Reconozco tu liderazgo auténtico. Disentías con razón. En situaciones de contingencia, salías avante. ¡Cómo olvidarte, amigo!
Dejas un legado de trabajo conjunto, solidario y cordial, como el que requiere una institución comicial de la que formamos parte.
El Instituto Nacional Electoral no es un cúmulo de infraestructura y arrebatos de soberbia. Los falsos dirigentes no tienen cabida; le hacen daño a una encomienda tan noble y superlativa: salvaguardar el voto.
Con eso me quedo, entrañable Hugo. Seguramente pronto seguiremos charlando, lamento que en este viaje te hayas adelantado, tu caballo le ganó al mío, en esta cabalgata por la vida, en la meta (destino) nos volveremos a encontrar.
Gracias Hugo.