Las campañas avanzan, se comieron su primer tercio y faltan apenas 61 días para que las urnas reciban millones de votos. Poco a poco el foco de discusión pública cobra alcance masivo y ha puesto atención en posturas, imposturas u ofertas de una u otra candidatura, no en las definiciones del árbitro que tiene una tarea fundamental para desplegar un esfuerzo operativo y técnico que garantice a la población votante salir el domingo 1 de julio y ejercer su derecho con un entramado de candados de confianza que le den seguridad de que su voto contará en el sentido que en libertad elija marcarlo.
El papel de las autoridades electorales está hoy en una labor compleja de organización y arbitraje oportuno, pero sin rol protagónico, no están en su agenda los reflectores que hoy apuntan por fortuna a las opciones en juego, a lo que ofrecen unos u otros en una intensa, pero al menos en este primer trimestre, razonablemente respetuosa contienda.
En esta campaña, poco a poco se trascienden los mensajes genéricos o ambiguos de antaño y son más frecuentes diálogos abiertos en universidades donde se exigen y obtienen posturas, debates abiertos con gran audiencia que abonan a esa deliberación colectiva que requiere elementos concretos sobre la mesa y no sólo frases o canciones pegajosas.
Este proceso electoral renovará 3,407 cargos electivos en todo el país: 629 federales y 2,778 locales. En dos meses, se elegirá Presidencia de la República; 500 diputaciones federales (300 de MR y 200 de RP); 128 senadurías (64 de MR, 32 de RP y 32 de primera minoría). En 30 entidades, hay simultáneamente elecciones locales que por primera vez compartirán la misma casilla para votar por cargos federales, en donde se elegirán: ocho gobernadores, la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, 972 diputados locales (585 de MR y 387 de RP), 1,597 ayuntamientos, 16 alcaldías y 160 concejales de la CDMX y 24 juntas municipales en el estado de Campeche.
Tenemos un universo que estima una base de 89.3 millones de ciudadanas y ciudadanos con derecho al voto, cifra que es casi 10 millones superior a la registrada en la elección del 2012, es decir, tenemos muchos más electores, para quienes se prevé instalar alrededor de 155,000 casillas en todo el país, de las cuales 96% serán casillas únicas que recibirán voto local y federal.
Esa tarea implica la participación de cerca de 1.4 millones de voluntarios que están siendo capacitados para ser funcionarios de casilla.
Todas esas personas que recibirán y contarán los votos fueron sorteadas, se insaculó a 11.8 millones (13% de la lista nominal) y han acudido a invitarlos y capacitarlos más de 45,000 supervisores y capacitadores asistentes electorales que recorren todas las colonias, en toda la República, para lograr que ninguna se quede sin casilla para votar.
Serán las y los electores quienes inclinen la balanza definitiva a través de su voto y falta un suspiro para el día de elección. El andamiaje institucional está en marcha para atender los retos de una jornada que renueva miles de cargos un mismo día. La decisión de acudir a votar es de la ciudadanía, la obligación de la autoridad electoral es facilitar que ese derecho se ejerza con todos los instrumentos que acompañan, vigilan, certifican y transparentan el voto efectivo.
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