Pues muy buenos días. Gracias al Museo del Objeto, a MODO por haber (inaudible) “Ciudadanía, democracia y propaganda electoral en México 1910-2018”.
Hace seis años, como peatón de la Ciudad de México tuve la fortuna de llegar al museo y ver la exposición sobre la propaganda electoral en México y años después recibí en el Instituto Nacional Electoral a Paulina Newman, que tenía la iniciativa de retomar la idea de, a propósito del año electoral, plantear una nueva, imaginar una nueva exposición, pero que tuviera como protagonistas no sólo a los objetos de la propaganda electoral, sino a la ciudadanía misma y a los propios procesos políticos.
Para ello, pues con todo, una vez más con el trabajo y conocimiento de Juan Manuel Aurrecoechea y fue así como empezaron las conversaciones que finalmente aterrizaron en el convenio que nos permitió como institución desde el Instituto Nacional Electoral pues también ser parte de esta exposición.
Así que pues yo les agradezco mucho que la hayan concebido y que hayan contado con el Instituto Nacional Electoral para ella.
La exposición, como lo decía José Woldenberg es una suerte de experiencia única porque uno puede sentir que está al borde de un vehículo que todavía no existe y que quizá no existe a nunca como tal, pero que se le aproxima mucho aquí en frente, que es una máquina del tiempo para viajar a través de la historia. Y ése es uno de los mayores placeres que quizá pueda tener la experiencia humana, la inteligencia humana.
Ahí empezamos en el siglo pasado conociendo cómo pues distintos presidentes de la República no terminaron su mandato porque fueron asesinados y ése es prácticamente el inicio de la exposición en la segunda planta después de tener una entrada general.
Y me parece que en ese sentido la exposición es una recuperación de lo que mejor tuvo, con todos sus déficits, la historia de México del siglo XX y México como país en un siglo tan convulso, que fue la capacidad de extirpar la violencia como el expediente para definir quién gobernaba.
No teníamos elecciones realmente competidas, pero nunca dejó de haber elecciones y la disputa por el poder finalmente se dirimió a través de las urnas. No eran las elecciones que tenemos ahora y eso es un importante recordatorio porque nos permite conocer lo que tenemos, no como una aparición fortuita, sino como una construcción histórica protagonizada por ciudadanos, por instituciones, muy diversas y que, hoy pues nos permite reconocer lo que somos y también lo que tenemos por hacer, por supuesto.
Señalo algunas cosas que la exposición nos ofrece. Algunas tienen que ver con las garantías de la elección. Esto es, con las listas de votantes. Cómo se confeccionaba en el pasado.
Hay algunas cédulas de voto de 1919 en distintos municipios donde incluso no se respetaba la secrecía del voto. Está claro quién votó y por quién votó, cosa que hoy sería inaceptable, entonces teníamos sufragio directo, pero no voto secreto.
Y es, creo, interesante encontrar esas listas de electores, que aquí sí uso la palabra, por no querer caer en el lenguaje políticamente correcto de decir electores y electoras, porque no sería correcto hablar de electoras, porque el voto de la mujer pues no estaba permitido.
Y eso también lo recoge la exposición, la historia de la participación femenina de la mujer, las reivindicaciones de la mujer para empezar a votar y cómo las fuerzas políticas en su propaganda, a veces de manera un poco discreta, empezaron a simpatizar con el voto de la mujer, aunque luego no lo concretaran, incluso desde los años 30.
Y después tenemos a las mujeres ya como electoras y como primeras candidatas, y como cargos electos. Las primeras dos mujeres senadoras en la historia del país, en Campeche, la primera gobernadora en Colima. Y ustedes pueden ver una especie de mural con distintas gráficas acerca de la composición del Congreso mexicano a lo largo de prácticamente un siglo y cómo la representación de las mujeres durante décadas fue cero como legisladoras.
Y cómo ese arco se ha ido ampliando y hoy estamos en una situación, que no es de plena igualdad, pero que contrasta drásticamente con lo que pasaba hasta hace no mucho. Están los testimonios de las primeras mujeres que participaron como electoras en los años 50. Me parece que ese es un tema que valdría por sí misma la exposición.
Otro asunto es cómo han ido cambiando las maneras de financiar la política. Vemos desde los hermanos Flores Magón en la solicitud de apoyos, de cheques, de donativos a las campañas. Todas las campañas han necesitado dinero desde el principio de los tiempos, no es ninguna novedad.
También sirve la exposición para darnos cuenta que no estamos descubriendo el hilo negro, que hay asuntos que son parte de la vida política desde siempre y ahí seguirán y que más bien pues hay que ver cómo se están resolviendo.
Es muy interesante ver los cheques que se vendían, las aportaciones, dice: esta aportación le será recompensada cuando, pues, lleguemos al gobierno y entonces se le devolverá su compensación. Al menos había toda la franqueza en esas estampas que hay ahí, ¿no?
Otro asunto que me llama la atención es cómo han nacido y muerto partidos políticos. No son eternos, ni el mapa de partidos es una fotografía estática de una vez y para siempre. Tienen su ciclo de vida y muerte. Hay algunos que han perdurado más, aquéllos que la gente ha respaldado con su voto.
Pero también pues nos habla esta experiencia, por ejemplo, puede uno ver los procesos de unificación de la izquierda, que después se volvió bifurcación, en fin. Esos procesos ahí están.
Quizá en el futuro cuando se vean las coaliciones de ahora pues llamen un poco la atención cómo trayectorias distintas después convergieron, pero ahí están las distintas ideologías que han participado en la arena político-electoral del país.
Las primeras candidatas. Candidatos de los que uno a lo mejor ya no guardaba memoria pero que al ver sus fotografías, sus carteles pues puede recordarlos como actores políticos, quizá más testimoniales, pero pues también son parte de la historia.
Algo muy elocuente, ya lo señalaba José Woldenberg, los resultados electorales. Cómo desde los años de consolidación del Partido de la Revolución Mexicana, el Nacional Revolucionario, votaciones cercanas al 100 por ciento, votaciones de arriba del 98, 99 por ciento.
Después, cierto, y cuando había alguna votación de cinco por ciento, cuatro, seis por ciento, era por escisiones de funcionarios miembros del partido, respetuoso partido y como, bueno, primero Acción Nacional y más tarde, después de los setenta, empezamos a tener elecciones realmente competidas que llegan en el 76 al extremo aquél, hoy inimaginable, de un solo candidato a la Presidencia.
Pero recordemos que no fue sino hasta la elección del 94 que el partido que estaba en el gobierno bajó del cincuenta por ciento de los votos. Era pues lo que se llamaba prácticamente el carro completo.
Hay una mesa, yo les recomiendo que la vean, con las 32 entidades de la República desde el siglo pasado hasta nuestros días, con un calendario y ver cómo se han ido dando las alternancias.
Hace apenas treinta años no había habido una sola alternancia en los gobiernos de los estados y hoy quedan sólo cinco estados en donde no ha habido alternancia. ¿Cómo ese México de un solo color se volvió, en unos cuantos años, un país de enormes cambios políticos?
Pues es algo que está a la vista de todos, claro, salvo de los que no quieren ver y que dicen que en este país no ha habido profundas transformaciones de su sistema político.
En fin, no me extiendo más. Quiero reconocer también a los funcionarios, en este caso funcionarios del INE, a María Guadalupe Tanco, a Maribel Hernández que han estado a cargo de esta colaboración que, por cierto, nos obligó a visitar nuestras bodegas, a darnos cuenta que hay mucho material ahí que debemos de cuidar, que debemos de rescatar.
Hicimos traer el rodillo con el que se produce el papel de las boletas electorales. Es muy grande, pesa mucho. Por razones estrictamente logísticas no puede estar aquí, pero gracias a la idea de esta exposición, ese rodillo donde se imprimieron, con el que se produjeron las boletas del cambio político en México, es el rodillo donde se produjeron todas las boletas de la transición, de la alternancia.
Se produjo el papel, va a estar expuesto en el Instituto Nacional Electoral ya de forma permanente. Entonces, pues también esta exposición nos dio la oportunidad de reconocer que hay que rescatar esa memoria.
Pues creo que esta exposición nos ayuda a entender lo que somos, de dónde venimos. Yo cuando escucho en estos tiempos turbulentos para las democracias en el mundo, que hay candidatos que aparecen y prometen cambiar todo el estado de cosas, prometiendo una incierta visión del futuro, creo que más que confiar en eso, lo que hay que buscar es conciencia de la historia.
Sin conciencia de la historia no hay comprensión del presente, ni visión de futuro que valga la pena recorrerse. Entonces, para valorar lo que tenemos y lo que no nos podemos dar el lujo de perder, vale la pena esta exposición del Museo del Objeto. Pues muchas gracias.
Versión estenográfica de la intervención del Consejero del INE, Ciro Murayama, en la Conferencia de Prensa sobre la exposición “Ciudadanía, Democracia y Propaganda Electoral en México: 1910-2018”, del Museo del Objeto del objeto (Modo)
-o0o-