Desde septiembre del año pasado, el INE ha asumido un importante reto organizacional para llevar a buen puerto la elección más grande de la que tengamos registro en nuestro país; una elección que toma por contexto un escenario complejo, dado que nuestro sistema electoral se ha hecho cada vez más plural y competitivo, generando mayor tensión en las competencias, y exigiendo a esta autoridad el cumplimiento de una política de transparentar cada una de las etapas de los procesos electorales que se llevan a cabo, ante los ojos de la ciudadanía pero también ante el escrutinio internacional.
Antes de 1994 era impensable la aceptación general de presencia extranjera que observara, con la venia de las autoridades estatales, en la vida política del país; pero el contexto que se vivía en aquel tiempo obligó al gobierno, a las autoridades, a los partidos políticos y a la sociedad organizada, a considerar que el acompañamiento de la observación electoral internacional bajo la figura de “visitantes extranjeros”, podría contribuir a transparentar los procesos electorales y la actuación de las autoridades. Si bien no fue el único factor que contribuyó a generar confianza en aquel proceso presidencial, la presencia de visitantes extranjeros fue una de las piezas clave que en su conjunto hicieron de aquellas elecciones las más votadas desde la creación del entonces IFE, con un porcentaje de 77.16% de participación ciudadana.
Desde entonces, esta autoridad electoral en 9 ocasiones ha emitido convocatorias para reglamentar que se invite, atienda e informe a las y los visitantes extranjeros con respecto del desarrollo y de las modalidades de al menos 8 comicios federales (1994, 1997, 2000, 2003, 2006, 2009, 2012, 2015), y uno más para la elección de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México (2016).
No es casualidad que, con el paso de los años, la importancia de la observación electoral internacional siga permeando en las acciones que contribuyen a legitimar la realización de una elección, y esto no sólo en México, sino también en otros países de diversas regiones del mundo.
El cambio normativo y cultural ha sido notorio, y hablando del caso mexicano, hemos pasado de considerar la observación electoral extranjera como un atentado contra la soberanía nacional, a verla como una figura de peso, que no solo refiere una acción complementaria, sino un elemento más, obligatorio e indispensable, en beneficio de los ejercicios democráticos que vivimos las y los mexicanos.
Al respecto, en las elecciones de 2012, este Instituto acreditó a 696 visitantes, provenientes de 66 países, dentro de los que destacan, debido a la cantidad de visitantes acreditados, Estados Unidos, Venezuela y Argentina.
En el marco del Proceso Electoral 2017-2018, con corte al 24 de enero de 2018, ya contamos con 23 acreditaciones de visitantes extranjeros, una cifra récord en comparación de las acreditaciones realizadas en la misma fecha, pero en otros procesos electorales.
El INE valora e incentiva el interés de representantes de diversas instituciones y organizaciones del extranjero, para que conozcan con todo detalle y oportunidad de los trabajos relativos a la preparación y conducción de este proceso electoral, sobre todo porque, si bien su presencia se vuelve un eslabón más de nuestra cadena de confianza y otorga credibilidad a las elecciones también brinda a las autoridades electorales análisis integrales sobre aspectos del régimen electoral mexicano en busca de áreas de oportunidad.
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RESUMEN