Las noticias falsas (fake news) que circulan deliberadamente en el ecosistema digital, las que buscan viralizar mensajes para confundir, sembrar dudas o ensuciar a personajes de la vida pública a través de redes sociales o sitios de internet anónimos, son tema que cobra cada vez mayor relevancia en los procesos electorales del mundo.
Hace unas semanas corrió una publicación en Facebook y grupos de WhatsApp, con el rumor de una supuesta imposibilidad para que votaran el próximo 1 de julio todas las personas con credencial expedida por el desaparecido IFE. Era “Fake news” y así lo detectaron muchos usuarios, la propia autoridad aclaró el punto y manifestó interés de combatir este fenómeno, porque es posible que otros rumores anónimos sembrados logren desconcertar o generar dudas y ahí es donde es necesario implementar medidas de prevención de cara a los comicios en puerta. En el caso de la credencial para votar, cualquier mica está vigente, si tiene impreso el número 18 en el anverso, haya sido expedida por el IFE o por el INE es válida.
Empresas como Facebook han colaborado con el Instituto en temas sensibles como la fiscalización de los gastos de campaña y gracias a ello ha sido posible saber qué candidaturas o partidos contrataron publicidad para difundir o promover un contenido determinado. Esa coordinación, esa ruta de colaboración puede ser clave también para saber quién paga por difusión que trate de viralizar o sugerir publicaciones falsas en muros o tuits y no implica persecución a usuarios en lo individual por opiniones difundidas, ni por likes o retuits, sino un mecanismo para saber quién paga y en favor de qué contenido. Es una alternativa para detectar gasto propagandístico y su efecto concreto en redes.
Con esa misma lógica de colaboración que ya permite fiscalizar el costo de campañas en redes sociales, creo que deben perfilarse acuerdos novedosos que siendo respetuosos de los principios de libertad en la red, adopten medidas diversas que protejan o alerten a usuarios sobre el flujo de estrategias de propaganda digital que apuestan por las Fake News como arma de confusión, y esas medidas también pueden ayudar a sancionar operaciones coordinadas de propaganda cuando se involucre compra o publicidad en la red, cuando alguien no solo suba en una cuenta datos falsos, sino también pague por amplificar eso. Ahí podría investigarse y sancionarse un eventual vínculo directo entre partidos y candidaturas con un engaño.
En otras palabras, es importante visibilizar la problemática, buscar acuerdos con empresas relevantes del mundo digital, alertar a la ciudadanía sobre cuentas y perfiles dedicados al engaño deliberado y todo eso sin afectar la libertad de expresión, cerrando rutas a los timos coordinados y patrocinados pero no a la deliberación pública por dura que sea.
Las redes sociales generan un intercambio ilimitado de información y datos en todo el mundo, en tiempo real. Sus contenidos son tan dinámicos que es imposible imaginar una supervisión o regulación de todo lo que ahí se coloca y en México la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión reconoce el principio de neutralidad de la red, el acceso libre a contenidos y el respeto a la privacidad de los usuarios que consumen o ponen a circular contenido.
No se trata de apagar las redes, sino de prevenir que alguien trate de contaminarlas con mentiras sembradas. Ahí los propios usuarios han mostrado que es posible contrarrestar información falsa, por ejemplo, durante el doloroso sismo del pasado 19 de septiembre, era común que se compartieran peticiones de ayuda o datos con un HT que aludía a que estaba “verificado” el mensaje.
El barómetro de confianza 2018 de Edelman, consultora con más de 65 años de prestigio, revela que medios formales superan a “las redes sociales” en confianza, aunque aquéllos también pierden terreno en este rubro. A nivel mundial, señala, casi siete de cada 10 encuestados entre la población en general se preocupan por noticias o información falsas utilizadas como arma. Apunta que 59 por ciento “dice que cada vez es más difícil saber si una noticia fue producida por una respetada organización de medios”. Según el estudio, una parte importante de las personas cree que las plataformas pertenecen a los propios medios. La investigación encontró que la confianza en el periodismo “saltó cinco puntos”, mientras que para las plataformas digitales bajó dos.
Los medios de comunicación, incluidas las redes sociales, son una herramienta fundamental para la difusión de contenidos de toda índole, pero tenemos que estar preparados para alejar las Fake News de la normalidad electoral.
Hay maneras de fomentar esos espacios de auto protección en la red y también ubicar y sancionar a los actores políticos que se involucren en el uso de noticias falsas pagadas en Facebook u otras redes, otras, sin caer en una tentación de regular contenidos o inhibir debate público.
En todo caso es importante discutir los ángulos de este tema porque está presente hoy y estará presente en las campañas que vienen.
Consulta el artículo en El Sol de México.
RESUMEN