Faltan poco más de tres meses para el inicio de campañas presidenciales y conforme pasan los días los partidos políticos abren sus cartas con la oferta que someterán a las urnas de en las elecciones que están formalmente en curso. Sube el tono del discurso político y paulatinamente se irán pronunciando las tensiones como es habitual en un entorno que ha normalizado la pluralidad y en el cual, al no haber ganadores predefinidos como ocurría décadas atrás, existe una competencia real que se define con la voluntad de las mayorías.
El modelo electoral mexicano tiene un complejo mecanismo para garantizar que el voto depositado en las urnas físicamente, se refleje puntualmente al momento de consolidar las sumas de cada boleta y sistematizarlas en actas, son cientos de miles de casillas las que se instalan con vigilancia ciudadana y de representantes partidistas, lo que hace imposible que los resultados estén automáticamente integrados una vez que cierran las urnas.
La población, los medios y los propios actores políticos lo saben, pero la noche de la elección nadie está dispuesto a irse a dormir sin tener al menos una proyección demoscópica confiable de quién se perfila ganador y con qué margen, el problema es que hay muchas y contradictorias. De ahí que existan referentes oficiales con resultados preliminares: PREP’s y Conteos rápidos, dos instrumentos fundamentales para aportar información objetiva y no dejar que sean los dichos de los propios competidores o casas encuestadoras privadas (contratadas por medios o partidos), la única fuente de referencia sobre cómo se votó.
Con el PREP no se puede perfilar una tendencia muy rápido, porque comienza a fluir, a llenarse de cifras, tal y como van siendo capturadas las actas de cada casilla, este programa de resultados electorales preliminares es confiable, prácticamente censal, casilla por casilla, pero hasta que tiene un porcentaje mayúsculo de registros puede perfilar ventajas o ganadores, su lógica de captura no es muestral o representativa y entonces, si se capturan primero varias casillas con más votos para una candidatura y después otras muchas con menos para esa misma la proyección de resultado se mueve. No es el caso del conteo rápido, que es una encuesta sobre actas, una muestra científica que sí es representativa y que puede perfilar rangos precisos del comportamiento del electorado en las urnas la misma noche de la elección. Sea cual sea su resultado o su rango, se dará a conocer para no abonar a incertidumbre y siempre explicando cómo funciona.
Esto es importante explicarlo antes de la jornada electoral para evitar que la tensión ante una votación competida abra zonas de confusión en donde todos digan por la noche que han ganado cuando nadie puede tener los resultados completos antes que el PREP mismo, nadie puede decir que tiene proyecciones muestrales más solventes científicamente que un conteo rápido de la autoridad nacional, o decir que ya sumó todas las actas antes de los cómputos oficiales.
El conteo rápido es una fuente de información fundamental para evitar incertidumbre no solo en el ámbito federal, también en el local, donde ha tenido problemas recientes por razones explicables técnicamente, pero que no pueden repetirse el año próximo, de ahí que al menos los cargos de gobernador, igual que se hace con la presidencia de la república tendrán un acompañamiento directo desde el INE, para que existan muestras construidas con criterios homogéneos, científicos y con medidas de aplicación y supervisión robustas.
Las horas finales de la jornada cívica y las primeras después del cierre de casillas, entre las 6 de la tarde y las 11 de la noche, son cruciales para dar certeza a los actores políticos y a la ciudadanía en su conjunto.
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