Discurso de Ciro Murayama en la mesa 2 la experiencia internacional, en el foro internacional Debates electorales: El reto hacia 2018

Escrito por: INE
Tema: Consejeras y Consejeros Electorales


Y aprovechando pues justamente esta mesa yo quisiera decir, y por lo que nos han compartido nuestros distintos invitados desde el día de ayer, que los debates son una de las buenas noticias que llegaron para quedarse en las democracias contemporáneas.

Ayer veíamos imágenes de debates en Medio Oriente, en Asia, por supuesto en naciones desarrolladas, pero también en democracias emergentes, de tal manera que los debates ya son un ingrediente indispensable de toda contienda política democrática.

Y yo diría, como también se señaló en la mesa que  recién concluyó, que la deliberación es indispensable en la democracia, y que por lo mismo, cualquier debate entre distintos candidatos, aunque a veces pueda parecer aburrido, en términos democráticos es mucho más valioso, el peor debate es más valioso que el mejor soliloquio de un líder político hablando ante su grey, ante su público de seguidores, ante los ciudadanos que lo respaldan. Porque la democracia implica, necesariamente, la coexistencia de la pluralidad, la coexistencia pacífica de la pluralidad política y el reconocimiento de la legitimidad de la existencia del otro.

Esa es una de las diferencias básicas entre un sistema democrático y el autoritarismo. En el autoritarismo el líder no tiene rivales, el líder es la encarnación de los valores del pueblo, un pueblo que se pretende homogéneo, uniforme, sin fisuras. En cambio, la democracia reconoce la diversidad social, la pluralidad, la legitimidad de que existan distintos puntos de vista, incluso distintas concepciones de vida y que estas puedan coexistir de manera pacífica.

Por eso el ejercicio de un debate es propio de la democracia, porque cuando nosotros vemos a dos, tres, cuatro, cinco, seis candidatos de partidos políticos rivales, todos al asistir están reconociendo que no son los únicos, que hay otras fuerzas políticas contendientes, que la ciudadanía  tiene opciones por las cuales, efectivamente, optar.

Así que el mero hecho de que celebre un debate confirma que nadie puede pretender representar a la totalidad de la sociedad, a la totalidad del electorado y que, al contrario, van a ese debate para tratar de convencer, porque nadie está condenado a la victoria ni a la derrota electoral, eso es parte de la contribución sana que el ejercicio de los debates hace para la recreación de la democracia, porque apela al valor, a los principios básicos de la vida democrática; hay pluralidad, hay diversidad y se puede coexistir en esa diversidad. Y por lo mismo los distintos candidatos, cuando discuten, cuando se interpelan, cuando se critican, están reconociendo la existencia del otro.

Además los debates pues permiten el diálogo, y tengo para mí que en la democracia mexicana, que como hemos visto esta semana con los resultados del Latinobarómetro tiene cada vez mayor grado de insatisfacción de la ciudadanía, hay algunos nutrientes estructurales que explican la baja calidad de nuestra democracia, y tiene que ver con problemas ancestrales de México, que no ha resuelto la vida democrática, como es la pobreza de masas, la profunda desigualdad, problemas a los que en los últimos años se ha sumado la violencia y la inseguridad pública, además de la persistente corrupción, con su correlato de impunidad.

Pero además de esos problemas estructurales de la democracia mexicana, hay otro problema que yo identificaría, si quieren más en la súper estructura, usando términos de un filósofo clásico que, bueno, voy a decir su nombre, un filósofo llamado Carlos Marx, que señalaba, bueno, la existencia de una súper estructura en la sociedad.

Y creo que en la súper estructura de nuestra democracia hay un problema muy grave, hay un déficit que se suma a los déficits estructurales, que es la pobre deliberación pública que nuestra democratización padece.

Es decir, tenemos serios problemas en México, he enlistado algunos, pero hay muchos más, pero también tenemos un severo problema en la manera en cómo discutimos los problemas.

La situación educativa está mal, pero la discusión sobre la educación también es muy pobre; la situación de la pobreza está muy mal, pero también como discutimos la pobreza. Entonces la deliberación mexicana es una deliberación de baja calidad, es una deliberación en donde hay poca reflexión, hay pocos datos objetivos, hay mucha descalificación, hay mucho insulto, hay improperio, hay la pretensión de alinearse en bandos antes de diagnosticar y analizar los problemas.

Por eso todo lo que se haga para que las campañas electorales tenga cauce la reflexión, el diálogo, el contraste de opiniones debe ser bienvenido.

Y ya se señalaba hace un momento, en México tenemos, y desde ayer también se mencionaba la piel muy sensible para ciertas cosas, y nos incómoda mucho discutir que se critiquen nuestros puntos de vista, y también es cierto que hay la mala costumbre de que cuando se quiere debatir con alguien se le acusa a la persona, en vez de cuestionar su idea, hay argumentaciones ad hominem.

Bueno, ojalá que los debates sirvan para deconstruir ideas equivocadas, no para demoler personas ni trayectorias personales.

Dice el filósofo español Fernando Savater: “Que todas las personas son respetables, pero no todas las ideas son respetables”. Y ese es un principio de la deliberación democrática.

Tengo derecho a criticar tus ideas. Tengo derecho a cuestionarlas. Tengo derecho a demostrar, si puedo, que son falsas, que se construye sobre premisas falsas y eso no quiere decir que como individuo, que como persona te esté descalificando, estoy descalificando tu idea.

Si pudiéramos distinguir entre criticar una idea sin atacar a una persona, creo que tendríamos una deliberación de mayor calidad.

Y termino señalando que, en efecto, tenemos una sobrerregulación de la vida electoral en México, ya nos dirán nuestros panelistas cuál es la experiencia en sus países, pero la sobrerregulación y la sobre lectura de la regulación, que es peor; es decir, que se impida por sentencias judiciales, no porque la ley así determine, que algún medio de comunicación arme un debate e invite a dos, tres o cuatro candidatos, si no se invita a todos, ese debate desde el punto de vista del Poder Judicial, sería ilegal en México.

A mí me parece que esa lectura sobrelectura de la ley está permitiendo, a la vez, que los medios de comunicación puedan desentenderse de un asunto público tan trascendente, como son las campañas y son las elecciones; porque con ese pretexto entonces no voy a cubrir las campañas y no voy a hablar de política y eso alimenta el discurso antipolítico.

El regular de más, el coartar la libertad está sirviendo, a la vez, como coartada para que distintos medios de comunicación le den la espalda a la deliberación democrática al ejercicio ciudadano de estar informado y después de ir a votar bien informado.

Ojalá que en 2018 podamos tener un punto de infección y florezcan tantos debates como quieran los ciudadanos, los medios de comunicación y a los que decidan acudir los partidos.

Bueno, estamos interesados, esa es nuestra situación, vamos a tener al menos tres debates presidenciales, ya lo vieron ustedes, organizados por INE. Ojalá haya otros más, pero para los debates que organizaremos nosotros y para nutrir de ideas a quien quiera promover otros más, creo que es muy valioso contar con su experiencia.

Versión estenográfica de la participación del Consejero Electoral del INE, Ciro Murayama en la mesa 2 la experiencia internacional, en el foro internacional Debates electorales: El reto hacia 2018, realizado en el auditorio del INE 01 noviembre de 2017

-o0o-