En el año 2007, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aprobó la resolución A/RES/62/7, mediante la cual alienta a los gobiernos a fortalecer sus programas nacionales dedicados a promover y consolidar la democracia. En esta resolución, la Asamblea General estableció el 15 de septiembre como el Día Internacional de la Democracia, como una forma de exaltar la importancia universal de que los pueblos decidan, de manera libre, sus propios sistemas políticos, económicos, sociales y culturales, así como su plena participación en todos los aspectos de sus vidas [1] .
La Asamblea General de la ONU escogió esta fecha debido a que la Unión Interparlamentaria adoptó el 15 de septiembre de 1997 la “Declaración Universal sobre la Democracia”. En esta declaración, los estados miembros de la Unión reafirmaron su compromiso con los principios, los elementos y prácticas necesarios para un gobierno democrático.
En México, la transición a la democracia fue un largo proceso cuyos inicios se pueden rastrear hasta 1977, con la aprobación de la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE). Con la aprobación de esta Ley, el Estado Mexicano reconoció por primera vez la pluralidad de fuerzas políticas existentes en el país y la necesidad de que el país contara con un sistema de partidos que permitiera la competencia real por el poder político.
La reforma electoral de 1977 desencadenó una serie de reformas constitucionales y legales, cuyo resultado en los últimos 40 años, ha sido la construcción paulatina de un sistema electoral democrático, competitivo y plural. Este sistema, sustentado en el principio básico de “una persona, un voto” permite que todas y todos tengamos la misma capacidad de incidencia frente a la política y ejerzamos de esta forma un control sobre el poder del Estado.
En las democracias, el papel de la ciudadanía es el factor que materializa los cambios. El sello distintivo de las democracias exitosas y estables es la presencia de una ciudadanía fuerte y exigente, en la que el gobierno y la ciudadanía establezcan un diálogo para alcanzar objetivos comunes.
Actualmente, el Instituto Nacional Electoral desarrolla la Estrategia Nacional de Cultura Cívica (ENCCIVICA) 2017-2023, con el objetivo de fomentar la participación ciudadana en la vida democrática y fortalecer la cultura cívica del país. La ENCCÍVICA es una política pública sustentada en la idea de que las y los ciudadanos deben apropiarse del espacio público e interiorizar los principios y valores de la convivencia democrática, a fin de que puedan incidir de manera efectiva en las decisiones que afectan su vida cotidiana.
Para consultar una breve reseña histórica sobre el desarrollo de las elecciones y la democracia en México, te invitamos a consultar este vínculo:
https://www.ine.mx/sobre-el-ine/historia/
Si quieres saber más de la ENCCÍVICA, consulta esta dirección:
https://www.ine.mx/cultura-civica/