De enero del 2015 a la fecha, siete partidos políticos incluyeron a sus dirigentes en miles, cientos de miles o millones de spots con cargo a la pauta oficial en Radio y Televisión a la que tiene derecho en cada emisora del país. Únicamente el Partido del Trabajo, Movimiento Ciudadano, y en su momento el Partido Humanista, no colocaron dirigentes en sus pautas y hay que decir que esa aparición no estaba prohibida, incluso es natural que un personaje reconocido o claramente identificado con alguna opción política la exponga directamente a la población.
El Tribunal Electoral había coincidido con esa idea, revisado varios casos en donde aseguró que no había falta en que un militante o líder partidista ocupara spots como vocero de posturas diversas; sin embargo, su criterio cambió con dos sentencias del año pasado en las que pidió al INE emitir reglas que limitaran esa participación en spots cuando pudiera implicar posicionamiento anticipado, fuera del periodo destinado a campañas, por parte de quienes aspiran a competir por cargos electivos.
La regla que acató ese mandato es sencilla: si hay dirigentes o voceros de partidos que sean al mismo tiempo aspirantes a competir en las próximas elecciones, ya no podrán salir en promocionales una vez iniciado el Proceso Electoral. Podrán hacerlo si no aspiran o cuando sean formalmente precandidatos o candidatos y ahí tendrán garantizado tiempo aire.
Esa norma habría sido injusta si no se completaba con restricciones similares para aspirantes que ocupan otras formas de comunicación que no son los spots oficiales, que contratan espectaculares, anuncios en redes sociales, promoción de sus libros o quienes usan sus cargos públicos para visibilizar su oferta de cara a las elecciones en las que pretenden competir.
Es legítima la aspiración de cualquiera, pero el modelo comicial vigente busca que todos arranquen lo más apegados al banderazo de salida, que las campañas se hagan en época de campaña y no antes, en una cancha lo más pareja posible y en un entorno lo más equitativo frente a sus adversarios.
Por eso la regulación ha sido integral, no limitada a spots de dirigentes. Las reglas que llamamos informalmente de “cancha pareja” o “piso parejo”, buscan eso, un trato igual a conductas similares, equilibrar el terreno de competencia y alejar del proceso electoral, de sus etapas de precampañas, intercampañas y campaña, dinero publicitario que incline la balanza, uso de recursos públicos orientados a proyectar a futuras candidaturas o elementos de proselitismo que representen ventajas indebidas para aspirantes a cargos electivos.
Se trata de generar medidas integrales para propiciar un terreno de competencia equitativo, en donde todas y todos quienes aspiran a competir arranquen al banderazo de salida sin adelantarse de forma determinante.
Así, en caso de difusión de propaganda gubernamental no se podrá beneficiar a un partido político, ni guardar identidad con la propaganda emitida por partidos, ni difundirse mensajes personalizados sobre informes de labores de servidores públicos aspirantes y caso contrario, se contabilizará esa publicidad para efectos de los topes de gasto correspondientes una vez que acudan a registrarse.
Se trata de reglas bastante amplias para acotar beneficios indebidos en la contienda para cualquier actor político, sea servidor público, dirigente, independiente o militante de algún partido.
Los partidos seguirán teniendo libertad de expresar cualquier idea, propuesta o crítica en sus spots, lo que no podrán hacer es promocionar a quienes aspiran a ser candidatos o candidatas de forma personalizada hasta que inicien precampañas. También será libre cualquier publicación en redes sociales, entrevistas o expresiones que no impliquen pagar por su difusión.
Cualquier aspirante puede subir videos a redes, pero no pagar por publicitarlo, cualquiera puede exponer sus ideas pero no pagar por colocarlas en espectaculares o en spots. No se busca asfixiar la libertad, sino cuidar la equidad y acotar el flujo de dinero y promoción anticipada.
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