La tendencia hacia la nacionalización de las elecciones locales inició tiempo atrás, desde que mediante convenios con los institutos electorales de los estados, el IFE (hoy INE), se hacía cargo de elaborar la lista nominal de electores de cada entidad. En 2008, el IFE se convirtió en el administrador único de los tiempos oficiales de radio y TV destinados a fines político electorales. Así, la gestión de las campañas locales de comunicación para los procesos electorales locales empezó a hacerse desde la Ciudad de México y no desde las capitales de los estados.
La reforma político electoral de 2014, la que transformó al IFE en INE, fue mucho más allá. Transfirió de los institutos estatales al órgano electoral nacional la hechura de las bases sobre las que se realizan todas las elecciones locales en México. Al INE le corresponde, en la fase de preparación de la jornada electoral, el trabajo de reclutamiento y capacitación de ciudadanos que integraran las mesas directivas de casilla. Asimismo, tiene la responsabilidad de determinar la ubicación de las casillas y de preparar las listas de electores para cada una de ellas. En suma, si comparamos la organización de las elecciones locales con la construcción de un edificio, podría decirse que el INE quedó a cargo de casi toda la obra negra y gris.
En la preparación de las elecciones locales, la tarea más importante de los institutos electorales de los estados (también conocidos como Organismos Públicos Locales Electorales) consiste en la administración de las prerrogativas de partidos y candidatos independientes, el registro de candidatos y la producción de los materiales electorales (boletas, actas, manuales, etc.) Al INE le corresponde todo lo demás: garantizar que las casillas se instalen y que sus mesas directivas estén integradas por ciudadanos capacitados para recibir la votación, hacer el escrutinio y cómputos de los votos, así como llenar las actas, acreditar a los observadores electorales y fiscalizar los recursos utilizados en precampañas y campañas por partidos y candidatos.
A los Organismos Públicos Locales Electorales les corresponde, entre otras cosas, la instrumentación de los procedimientos diseñados desde el INE, el arbitraje y la resolución de quejas, el traslado y recolección de los paquetes electorales el día de la jornada electoral, el cómputo municipal, distrital o estatal y, en el Estado de México y Coahuila, el cómputo del voto de los mexicanos residentes en el extranjero para la elección de gobernador. En el caso de Veracruz y Nayarit, a petición de los propios OPLE, el INE asumió la operación de sus Programas de Resultados Electorales Preliminares (PREP). En el caso de Nayarit la presencia del INE es más notoria, pues además del PREP está a cargo del Conteo Rápido y 47 miembros del Servicio Profesional Electoral Nacional del Instituto apoyan a sus Consejos Municipales desde el inicio del proceso electoral local como Secretarios de Consejos o en tareas de asesoría y acompañamiento.
La reforma político electoral de 2014 tuvo como uno de sus propósitos crear un Sistema Nacional Electoral. Por ello, la administración electoral transitó de un modelo cooperativo con base en convenios específicos a uno de competencias compartidas entre el INE y los Organismos Públicos Locales Electorales. El Instituto Nacional Electoral está presente en las elecciones locales, directa o indirectamente: ejerciendo sus competencias o supervisando el permanente cumplimiento de lineamientos, reglas y criterios generales que garantizan la estandarización de los procesos electorales en cada rincón del país.
Este domingo 4 de junio, cuando poco más de 19.7 millones de mexicanos tengan la posibilidad de acudir a las urnas para ejercer su derecho al voto, la mejor garantía de certeza y transparencia será resultado de la debida coordinación entre autoridades electorales y los 238,525 ciudadanos designados como funcionarios que integrarán las poco más de 34 mil casillas en los cuatro estados con elecciones locales.
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