Muchísimas gracias, muy buenas tardes tengan todas y todos ustedes.
Mi querida señora ministra Margarita Luna Ramos.
Muchísimas gracias Magistrada Presidenta Janine Otálora por la invitaciónGracias también a la Magistrada Mónica Soto, artífice de este encuentro.
Gracias a mis queridos amigos magistrados, José Luis Vargas y Felipe de la Mata.
Un placer estimada y respetada Ana Güezmes, aliada, como bien decías desde tu llegada a nuestro país, en las causas que articulan la agenda de género.
Por supuesto, un placer Lorena una vez más coincidir en un evento en este que se ha vuelto un tema recurrente, pero además, una cruzada compartida.
Por supuesto, a mí estimado Santiago Nieto, un placer estar aquí.
Y qué decir de mi querida colega Adriana Margarita Favela.
Gracias por haber invitado todos ustedes al Instituto Nacional Electoral a participar en la organización, en la coorganización de este evento.
Con la aprobación de la Agenda de Desarrollo Sostenible 20-30, los países que formamos parte del circuito de Naciones Unidas hemos asumido un compromiso medible para la generación de un mundo más próspero, igualitario y sostenible.
Esta agenda que en muchos sentidos viene a dar continuidad a los trabajos impulsados y con los llamados objetivos del desarrollo del milenio, establece una hoja de ruta integral para el modelamiento del mundo mejor que anhelamos.
Se trata, para decirlo claramente, de una agenda que nos debe ayudar a debatir profundamente, y en su momento, reorientar los principios del modelo de desarrollo que ha generado tanta desigualdad y tanto daño le ha ocasionado al medio ambiente, aunque vemos reiteradamente que hay quienes siguen sosteniendo cotidianamente que esto es una charlatanería, con una irresponsabilidad de veras de (inaudible).
Se trata de una agenda para enfrentar con un enfoque renovado los efectos de la concentración excesiva de la riqueza como uno de los factores que explican la pobreza extrema en el mundo y que provocan que el uno por ciento de la población más rica del planeta, concentre más recursos que el resto de las personas en los cinco continentes.
Y esto no es un asunto menor, sé que estamos en un evento que pretende digamos seguir bordando en la construcción de una agenda y la construcción de una política pública multidimensional que acote las diferencias entre géneros, pero señalar que en este evento parte de la agenda haya tenido que ver con la reflexión de este tema en el ámbito de la agenda 20-30, no puede desvincularse con el tema de la desigualdad y el tema de la pobreza que finalmente es uno de los elementos que desafortunadamente convergen y retroalimentan las desigualdades, incluyendo las desigualdades de género.
En este sentido, creo que vale la pena recordar y subrayar el planteamiento de la CEPAL en el sentido de que esta agenda, la 20-30, pone en el centro a las personas y plantea una hora de ruta que considera la detención integral e indivisible de los tres pilares que posibilitan la construcción de un mundo democrático y sustentable: el desarrollo social, el desarrollo económico y el cuidado del medio ambiente.
Y que en el INE, con nuestras instituciones aliadas estratégicas hoy aquí reunidas reconozcamos la integralidad de esa agenda y estemos convencidos de las ventajas de construir alianzas estratégicas, que si bien en los ámbitos específicos que nos ocupan, el electoral en primera instancia, potencien los esfuerzos de nuestros países para avanzar hacia esa sustentabilidad más igualitaria.
Naturalmente desde el ámbito electoral, el Instituto Nacional Electoral se suma a los esfuerzos que regional y bilateralmente impulsan los organismos internacionales y las organizaciones de la sociedad civil para erradicar toda forma de discriminación, fomentar la paridad de género en todos los ámbitos, crear contextos de exigencia encaminados a elevar la eficiencia de las instituciones del Estado y propiciar que la ciudadanía se involucre en las decisiones públicas que les atañen, en suma, democratizar nuestros sistemas democráticos.
De ahí la importancia que le damos a estos espacios de deliberación, ya que favorecen el intercambio de experiencias, el reconocimiento de áreas de oportunidad y la identificación de nuevas y mejores prácticas que contribuyan a la No Discriminación y al logro de la igualdad, en el ámbito de lo que hoy llamamos democracias paritarias.
Sabemos y así nos lo han demostrado tres años de instrumentación de las reglas del juego democrático que surgieron de la Reforma 2014, que en la medida en que se configuró un andamiaje propicio para la paridad en las candidaturas, surgieron otras modalidades de violencia política y se manifestaron diversas pulsiones autoritarias que pretenden sostener, o bien, ocultar la discriminación.
Esto no es una novedad, ya que los cambios institucionales avanzan desafortunadamente, mucho más rápido que las transformaciones culturales y éste quiero subrayarlo, como cada vez que tenemos ocasión de reunirnos en eventos en torno a estas temáticas, el gran desafío que tenemos ante nosotros, es un desafío de tipo cultural y eso vale la pena recordarlo, sobre todo en un contexto en el que venturosamente está avanzando la discusión de una ley para prevenir, para combatir la violencia política contra las mujeres.
Entiendo la lógica de criminalizar todo tipo de violencia, pero me parece que una democracia tiene que apuntar -sobre todo sus esfuerzos-, en tratar de construir cambios culturales, y el problema que hoy vemos, los desafíos que hoy estamos viendo en materia de paridad nos evidencian cada vez más que el problemas es un problema ante todo cultural.
Bienvenida la criminalización, pero cuidado con la criminalización, porque suelen pagar los más desfavorecidos, los más pobres, los más desprotegidos y aquí el problema que tenemos no es un problema de combatir y sancionar, penalizar a los que más sufren digamos en las desigualdades que atañen, que aquejan a nuestra sociedad.
El problema es un problema cultural y en ese sentido, creo que tenemos que ir robusteciendo en nuestra agenda común, todo lo que tiene que ver por incidir, insisto, en la asimilación de lo que es una democracia de a deberás, es decir, una democracia paritaria.
Por eso es indispensable, promover la reflexión y la visibilización de los problemas estructurales y coyunturales que padecen las mujeres, las personas indígenas, las personas con discapacidad y la niñez en nuestro país con miras a repensar nuestras decisiones institucionales, ratificar nuestras convicciones y asimilar experiencias de otros contextos.
Sabemos que los cambios normativos deben ir acompañados de políticas públicas y acciones institucionales para poder concretarse como ya lo decía mi querida Ministra Margarita Luna Ramos, es el caso de la paridad de género establecida con la Reforma Constitucional de 2014 y de las modificaciones legislativas para incorporar la paridad en las Constituciones, las cuales habrían sido insuficientes sin la comprometida interpretación administrativa del INE y las resoluciones ya mencionadas, fundamentales en la construcción de la historia que hoy nos tiene donde estamos, del Tribunal Electoral para obligar a todos los partidos y en todos los niveles a garantizar la paridad de género en las candidaturas.
De la misma manera, la mera aplicación de los criterios constitucionales, por ejemplo para la re distritación federal habría sido insuficiente para garantizar que en el nuevo trazo recién aprobado por el Instituto Nacional Electoral y espero, pronto confirmado por la Sala Superior del Tribunal, perdón, aprovechar el espacio para hacer un alegato de oídas, se mantuviera a pesar de la dispersión geográfica de las comunidades indígenas el mismo número de 28 distritos electorales que desde hace 12 años se habían establecido.
Se trata, insisto, desde el ámbito de nuestras competencias y perdón que salga el tema, lo metí un poco con calzador, pero quise insistir en el punto de como la discriminación al final del día lo que requiere para su combate, es precisamente la definición de políticas públicas y de actitudes públicas y comprometidas de las autoridades encargadas de combatirlas.
En síntesis, me parece que es indispensable el compromiso de las autoridades electorales, de las instituciones del Estado, el empuje de la sociedad civil y de los organismos regionales y multilaterales para que disposiciones de vanguardia y acuerdos multilaterales como la agenda 20-30 y los objetivos de desarrollo sostenible, tengan un impacto en la vida real de nuestras sociedades.
Sabemos que es un logro el impulso del Instituto Nacional Electoral, del Tribunal Electoral, del Poder Legislativo en la conformación paritaria de los órganos de representación, o bien de los órganos colegiados locales y federales en materia electoral y la evolución hacia la igualdad que en el caso del INE, por ejemplo, estamos logrando en el Servicio Profesional Electoral.Sin embargo, debemos reconocer que los retos son grandes para el país y que mientras no modifiquemos nuestras concepciones estereotípicas sobre los roles de hombres y mujeres, de nuevo una dimensión cultural, un problema cultural, estaremos lejos de erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres, incluida por supuesto, la violencia política.
Sabemos que levantando la mirada y poniéndonos objetivos de largo aliento como la construcción de una nueva cultura cívica en el país que acompañe y consolide las transformaciones democráticas de las últimas décadas, los esfuerzos de nuestra generación y de las que nos antecedieron en el diseño del andamiaje electoral de la democracia mexicana, serán insuficientes para construir un país libre de discriminación, menos desigual, más democrático y más incluyente que implica justamente un México sustentable.
Celebro por ello este foro, agradezco una vez más el que al Instituto se le considere como un aliado para poder empujar esta agenda colectiva y auguro buenas discusiones y conclusiones para el logro de dicho fin en este evento.
Versión Estenográfica, Inauguración del Foro “Igualdad de Derechos y Paridad de Género en la Agenda Internacional. Avances y Retos del Sistema Mexicano de Justicia Electoral”, Realizado en la Sede del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
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