Palabras de Lorenzo Córdova en el tema «Aceptabilidad de la derrota» del VIII Foro de la Democracia Latinoamericana

Escrito por: INE
Tema: Consejero Presidente

Permítanme hacer unas reflexiones preliminares.

Mucho se ha dicho y se ha escrito, Bobbio es solamente uno con Dahl, en fin, de muchos teóricos de la democracia, que las formas de gobierno democrático se definen y se distinguen en buena medida a partir de las reglas del juego, de las reglas del juego democrático que pasan.

Cito a Bobbio, uno por la igualdad entendida como incorporación, es decir la universalización del sufragio y la posibilidad de los ciudadanos de decidir sus gobiernos; dos, por el principio del voto igual, del principio de una cabeza un voto, igualdad como igual capacidad de incidir en las decisiones públicas; tres, por la libertad de entender, en el sufragio entendida como la existencia de ciertas condiciones objetivas pero también subjetivas que permiten que el momento de manifestar el voto sea un momento de actuación de la libertad como autonomía; cuatro, la libertad entendida como la pluralidad de alternativas entre las cuales optar el sentido del sufragio; quinta, la regla de mayoría como regla para la toma de las decisiones.

Y finalmente, el respeto de los derechos de la minoría, que citando a Kelsen, en buena medida pueden reducirse a uno, la minoría tiene el derecho de existir en una democracia, dos, tiene el derecho de poder convertirse en mayoría a través de la participación en electorales, y en tercer lugar, la mayoría, a pesar de que las minoría, a pesar de que las mayorías deciden debe tener en democracia la posibilidad de ser tomada en cuenta y que su voz se escuche en el proceso decisional.

A partir de lo anterior, creo que es importante señalar que esto logra concretarse en democracias solamente a partir de un juego que no se da de una vez y para siempre, sino un juego periódico y permanente. Por eso las elecciones en los sistemas democráticos ocurren con una cadencia determina, sabida y consabida por todos los actores y que permite periódicamente, insisto, la redefinición de los equilibrios del poder.

En segundo lugar, creo que vale la pena señalar que la lógica de los sistemas democráticos es que, en consecuencia de lo anterior nadie gana todo y nadie pierde todo y mucho menos de una vez y para siempre.

La democracia desde ese punto de vista no es tanto definir ganadores y perdedores, aunque por supuesto hay algunos cargos, sobre todo los unipersonales, las presidencias de la república, las gubernaturas etcétera, en donde evidentemente hay ganadores y perdedores, pero nadie, a pesar de ello, gana todo y consecuentemente monopoliza la capacidad de decisión sin más, y nadie pierde todo y por lo tanto es excluido de los procesos decisionales.

En buena medida la democracia, de lo que se trata es de distribuir el poder.

Ahora, las democracias suponen, como decía, un juego a partir de reglas. La existencia de reglas particulares definidas, conocidas ex ante es la base del juego democrático, por eso es importantísimo que esas reglas sean construidas con el máximo consenso posible, de ahí parte la aceptación en buena medida de las mismas reglas, pero sobre todo que las reglas tengan una estabilidad, y a pesar de irse mejorando, a pesar de irse adecuando a las realidades que la dinámica política exige, las reglas deben tener una base, una lógica de estabilidad y de permanencia, y sobre todo, las reglas no deben moverse una vez que el juego ha iniciado.

De esto depende la certeza que al final del día implica la claridad, la confiabilidad de los resultados electorales y la legitimidad de los gobiernos electos. Esa es la dimensión, déjenme llamarla así, objetiva del funcionamiento de la democracia.

Pero también hay una dimensión subjetiva y tiene que ver con la aceptabilidad de las reglas por parte de los jugadores y, en consecuencia, con la aceptabilidad también  de los propios resultados.

En 1999 Felipe González luego de un largo periodo en el gobierno, como Jefe de Gobierno en España, y luego de las elecciones que dieron una alternancia, que propiciaron una alternancia en los años anteriores, vino aquí a México, al entonces Instituto Federal Electoral y pronunció una célebre conferencia que llamó “La aceptabilidad de la derrota como esencia de funcionamiento democrático”.

La democracia, decía entonces Felipe González, se define precisamente a partir de la aceptabilidad de la derrota, entendida como una garantía de condiciones equitativas, como la garantía de existencia de condiciones equitativas de competencia entre las distintas ofertas políticas.

Decía entonces Felipe González. La  democracia se define en gran medida por la incertidumbre de los resultados pero en la cual la única certeza es la seguridad en torno a las reglas.

Hablar de las reglas, hablar de la aceptabilidad de las mismas, hablar de la aceptabilidad de los resultados de elecciones que se juegan con esas reglas es precisamente el propósito de esta mesa, para lo cual, si no tienen inconveniente, arranco y le pido que haga el uso de la palabra al licenciado Eugenio Chicas.

Versión estenográfica del mensaje del Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova, durante su participación en la  Sesión IV Aceptabilidad de la derrota: esencia de la democracia, del VIII Foro de la Democracia Latinoamericana. Desafíos de las Elecciones en tiempos de cambio: Un panorama latinoamericano, realizado en las instalaciones del Palacio de Minería

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